Desde 1870 hasta la Primera Guerra Mundial
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1870 - 1914
Desarrollo
ÍNDICE DEL CAPÍTULO La Inglaterra victoriana . El Reino Unido entre 1830 y 1852 . El sistema político . La reforma electoral . El problema obrero . El Cartismo . El problema irlandés . La reina Victoria . El triunfo del liberalismo . Población y economía . El imperio colonial . Primera época victoriana en Gran Bretaña . Los Peelitas . La era Palmerston . Crisis de la reforma parlamentaria . La reforma electoral . Irlanda . Política exterior . La prosperidad económica . La situación hacia 1870 . Última etapa victoriana . La segunda revolución industrial . El despegue . La agricultura . Economías cerradas y abiertas . Industrializacion en los países desarrollados . Innovaciones técnicas . La organización empresarial . Comienzos de la industrialización en Rusia . La demografía .
Europa . Movimientos migratorios . Desarrollo urbano . Problemas de la sociedad industrial . Modelo inglés y socialismo de estado alemán . Marx y el marxismo . El anarquismo de Bakunin . Las Internacionales . Sindicalismo cristiano . Liberación de los siervos rusos . La servidumbre . Emancipación y sus efectos . Del liberalismo a la democracia . Alemania entre 1871 y 1900 . La III República francesa hasta 1900 . Medianas y pequeñas potencias . Vida política y acción del Estado . Las élites gobernantes . Partidos y elecciones . Inicios del Estado del bienestar . Imperios orientales y nacionalismo . Imperio austriaco y Reino de Hungría . El Imperio turco . La Rusia zarista . Colonialismo e imperios asiáticos . Africa negra hacia 1880 . Europeos en el Africa negra . Presencia europea en Asia y Oceanía . China .
Japón . Relaciones internacionales en Europa . La época de Bismarck . Primer sistema bismarckiano . Segundo sistema bismarckiano . Ampliación y apogeo del sistema . Fin del concierto europeo . Alianza franco-rusa . Acercamiento entre Italia y Francia . Cambio en la política exterior británica . Cultura de fin de siglo . Positivismo y ciencia . Desarrollo de las ciencias sociales . Debate intelectual en la historiografía . La edad de las masas . Industrialización y desarrollo . Crecimiento demográfico . Ciudades y vida urbana . La sociedad de masas . Estado y burocracia . La irrupción del modernismo . La revolución de la Física . Genes y neurosis . La conciencia histórica . Filosofía de la vida . Esteticismo y creación . Conflictos del arte moderno . La agonía del cristianismo . Desafío al liberalismo . Apogeo de los nacionalismos .
Derechización del nacionalismo . La cuestión de las nacionalidades . Nacionalismos en Austria-Hungría . Nacionalismos en Rusia y Turquía . La ilusión socialista . El dilema de los socialistas . El socialismo y la guerra . El fracaso del anarquismo . Declinar de la Europa liberal . Problemas de la República francesa . La Italia de Giolitti . El Imperio alemán . La Inglaterra eduardiana . Decadencia de la Rusia zarista . Negros presagios . América: problemas y desarrollo . Las economías iberoamericanas . Desarrollo del sector exportador . Consolidación de las economías exportadoras . Ganadería y agricultura templadas . La expansión del café . Otros cultivos tropicales . Las exportaciones mineras . Financiación de la actividad exportadora . El endeudamiento externo . Las inversiones directas . Papel de Gran Bretaña y E.
E.U.U. . Inicios de la industrialización . Sociedad y política iberoamericanas . La estructura social . Surgimiento de grupos urbanos . Desarrollo del movimiento obrero . El porfiriato . Guerras civiles en Colombia . Independentismo en el Caribe . La Guerra de Independencia y el 98 . Problemas fronterizos . El canal de Panamá . Expansión de los Estados Unidos . Inmigración e industrialización . La otra Norteamérica . El progresismo: de Roosevelt a Wilson . La nueva frontera . ÍNDICE POR REGIONES REINO UNIDO ·La Inglaterra victoriana . ·El Reino Unido entre 1830 y 1852 . ·Primera epoca victoriana en Gran Bretaña . ·Ultima etapa victoriana . ·La Inglaterra eduardiana . ALEMANIA ·Alemania entre 1871 y 1900 . ·La época de Bismark . ·El imperio alemán . FRANCIA ·La III república francesa hasta 1900 . ·Problemas de la república francesa . AUSTRIA-HUNGRIA ·Imperio austriaco y reino de Hungría .
·Nacionalismos en Austria-Hungría . TURQUIA ·El imperio turco . ·Nacionalismos en Rusia e imperio otomano . RUSIA ·Comienzos de la industrialización en Rusia . ·Liberación de los siervos rusos . ·La Rusia zarista . ·Decadencia de la Rusia zarista . AFRICA ·Africa negra hacia 1800 . ·Europeos en el Africa negra . CHINA ·China . JAPON ·Japón . ITALIA ·La Italia de Giolitti . IBEROAMERICA ·Las economías iberoamericanas . ·La sociedad y política iberoamericanas . E.E.U.U ·Expansión de los E.E.U.U. . ·Inmigración e industrialización . ·La otra Norteamérica . ·El Progresismo: de Roosevelt a Wilson . ·La nueva frontera . VIDA COTIDIANA Vida cotidiana Fin-de-Siècle . La familia burguesa . Sexo y familia . Padre y señor . Matrimonio y cohesión social . Mujer y espacios femeninos . El universo infantil . El rey de la casa . La difícil socialización . Arriba y abajo . Animales familiares . La sociedad victoriana . La educación . La divulgación cultural . Tiempos de ocio .
La Inglaterra victoriana
El largo reinado de Victoria de Inglaterra, entre 1837 y 1901, marca la época de apogeo de una determinada concepción política, económica y social en cuyo centro, a modo de foco irradiador, se sitúa la burguesía, grupo social que resultó vencedor de la confrontación con la aristocracia y la Iglesia sucedida en las turbulentas décadas pasadas.
Más información El Reino Unido entre 1830 y 1852
A la muerte del rey Jorge IV le sucedió su hermano, Guillermo IV.
Más información El sistema político
El sistema parlamentario estaba compuesto de dos cámaras. La cámara alta, o de los Lores, estaba compuesta por casi 400 pares, de los que muchos eran miembros de propio derecho (algunos obispos y nobles), otros eran nobles ingleses e irlandeses que el rey nombraba con carácter hereditario, mientras que los pares escoceses eran elegidos entre la alta nobleza de esa nación. La Cámara de los Lores actuaba también como Corte suprema de apelación. La cámara baja, o de los Comunes, estuvo compuesta durante aquellos años por 658 diputados que correspondían a circunscripciones de Inglaterra, Irlanda, Escocia y Gales. Los miembros del Parlamento eran elegidos por siete años en dos tipos de circunscripciones.
Más información La reforma electoral
Bajo la dirección del conde Grey, los liberales (whigs, que habían accedido al Gobierno en noviembre de 1830, se vieron obligados a promover una reforma del sistema electoral ya que, como la determinación de las circunscripciones electorales procedía de mucho tiempo atrás, apenas guardaba ya relación con la distribución de la población y los intereses económicos del momento. Por otra parte, las exigencias económicas para ser elector respondían a criterios muy heterogéneos. Había, por lo tanto, que extender el derecho de voto, para dar cabida a nuevos sectores sociales y redistribuir más racionalmente los escaños existentes.
Más información El problema obrero
Los elementos más radicales solicitaban profundas reformas en el sistema laboral y social para proteger a los obreros en general y a la población infantil en particular. Los niños menores de nueve años no podían ser empleados y, hasta los doce años, sólo podrían trabajar un máximo de nueve horas diarias y cuarenta y ocho semanales. Además, se establecían dos horas de educación diaria para los menores de doce años. Pero sólo se crearon cuatro puestos de inspectores para obligar al cumplimiento de estas medidas.
Más información El Cartismo
La demanda de reformas democráticas promovió el surgimiento de movimientos reivindicativos que agruparon a las clases medias y trabajadoras frente a los privilegiados. La corriente más activa fue el Cartismo, cuyas peticiones, redactadas por Lovett y Francis Place, se publicaron en mayo de 1838 y fijaban las condiciones para el establecimiento de la democracia política: sufragio universal masculino, voto secreto, abolición del test de propiedad para ser parlamentario, pago a los parlamentarios, igualdad de distritos electorales y elecciones anuales.
Más información El problema irlandés
A la pérdida de autonomía política, que tenía como antecedente remoto la permanente sospecha de que los irlandeses podían poner en peligro la seguridad de las islas británicas, como potenciales aliados de los católicos del continente, se unía un grave problema social y religioso. La gran hambruna de los años 1845 a 1848, como consecuencia de una enfermedad de la patata, provocaría 1.000.000 de muertos y llevaría a 1.500.000 de irlandeses a la emigración. El problema irlandés seguiría aún sin resolverse durante muchos años, pero su importancia política decreció sensiblemente.
Más información La reina Victoria
A la muerte de Guillermo IV en 1837 accedió al trono su sobrina Victoria, que reinará hasta 1901.
Más información El triunfo del liberalismo
En su conjunto, la vida política había avanzado en su institucionalización después de la reforma electoral de 1832. Las tradicionales denominaciones de whig y tory comenzaron a dar paso a las de liberal y conservador respectivamente, aunque los partidos distaron todavía mucho de estar consolidados. Las mayorías parlamentarias eran muy fluctuantes y los gobiernos se sostenían en función de medidas muy coyunturales. Ese será el caso del gobierno Peel, a partir de 1841.
Más información Población y economía
El Reino Unido había experimentado profundas transformaciones de carácter demográfico y económico. El crecimiento de la población se mantuvo hasta 1845, pero fue duramente afectado por la crisis irlandesa de la patata en los años siguientes. En 1831, las actividades industriales y mineras, junto con las de comercio y transporte, representaban ya más de la mitad del producto nacional total, mientras que la agricultura y las demás actividades primarias representaban menos de un cuarto del producto nacional. Estas alteraciones sugieren la aparición de una economía decididamente volcada a la industria como consecuencia de un proceso de maquinización que se tradujo en un notable aumento de la producción de manufacturas.
Más información El imperio colonial
Las bases del desarrollo colonial británico fueron las posesiones de Canadá e India y los objetivos fueron muchas veces la ocupación de puntos estratégicos que aseguraran las rutas de comunicación hacia los territorios principales.
Más información Primera época victoriana en Gran Bretaña
El periodo que va desde el final del primer gobierno Russell (febrero de 1852) hasta la reforma electoral de 1867 marca el punto de apogeo de lo que se ha denominado primera época victoriana. Durante esos años el Reino Unido vive en plenitud un sistema liberal en el que participa un número creciente de personas, a través de partidos cada vez más consolidados. La preponderancia política corresponde a los whigs, que vencen en todas las elecciones y gobiernan durante la mayor parte del periodo bajo la dirección de Palmerston y Russell.
Más información Los Peelitas
Los peelitas representaban una decidida voluntad reformista, pero sin poner en peligro los principios de paz y orden. Tenían profundas convicciones morales que les distanciaban de los líderes de los otros dos partidos y se sentían un grupo de calidad llamado a intervenir homogéneamente en la vida política.
Más información La era Palmerston
La falta de un líder sólido en el partido conservador permitió a Palmerston decidir medidas de reforma en las que, más que a la fuerza de la oposición, tuvo que estar atento a mantener la cohesión de su mayoría parlamentaria. Ese fue el caso con la política de reducción impositiva practicada por Gladstone. Su intento de recortar los derechos sobre el papel planteó, en 1860, una dura pugna con la Cámara de los Lores, que terminó con la derrota de ésta y la reafirmación de la primacía de los Comunes en materia presupuestaria.
Más información Crisis de la reforma parlamentaria
El Gobierno Russell se propuso desarrollar la reforma electoral de 1832, con la idea de aumentar el cuerpo electoral en unos 400.000 individuos, rebajando las exigencias económicas tanto en los distritos urbanos como en los rurales. También estaba prevista una pequeña redistribución de escaños que beneficiaría a los condados.
Más información La reforma electoral
La reforma electoral significó, antes que nada, un aumento del cuerpo electoral que superó el 100 por 100 para el conjunto del Reino Unido, ya que pasó de poco más de 1.000.000 de electores a más de 2.300.000. Ese electorado estaba cerca del 40 por 100 de la población adulta masculina.
Más información Irlanda
La creación en USA, en 1858, de la Fenian Brotherhood para luchar por la independencia de la isla derivó, después de finalizada la guerra de Secesión americana, en actos terroristas, con ataques a prisiones y arsenales en 1867. El Gobierno había suspendido ya el Habeas Corpus en Irlanda en 1866, pero la agitación distaba de ser un peligro grave para el sistema político. Gladstone, retractándose de su anterior política sobre las cuestiones irlandesas, propondría durante los años sesenta un programa de reformas para mejorar las condiciones de vida y pacificar la isla.
Más información Política exterior
El Reino Unido comenzaba a rebasar, a comienzos de los años setenta, el punto cenital de su influencia como potencia económica y diplomática, pero eso quedó oculto a muchos de los contemporáneos, impresionados por la consolidación de un gran Imperio colonial. El Imperio parecía sólido, pero el motín de la India, que tuvo ecos en otras colonias, dañó profundamente la autoestima de los colonizadores, que veían que sus afanes civilizadores no eran correspondidos con el aprecio de los colonizados.
Más información La prosperidad económica
Los años de mediados de siglo, en el Reino Unido, contemplaron la consolidación de una sociedad urbana e industrial. El crecimiento demográfico se debió, fundamentalmente, a una elevada tasa de natalidad que fue posible porque la favorable evolución de los salarios hizo posible que se rebajara la edad de los matrimonios y aumentara el periodo de fertilidad de los mismos. El Reino Unido mantuvo durante aquellos años una situación hegemónica en cuanto a la producción minera e industrial, pero los avances fueron ya lentos, las innovaciones tecnológicas escasas y la competencia extranjera creciente.
Más información La situación hacia 1870
Con la excepción del problema irlandés, el Reino Unido había triunfado en la tarea de adaptar sus instituciones a la nueva situación de una sociedad transformada por la industrialización, en la que predominaban las ideas liberales e igualitarias. El temor de los años cuarenta, con su recelo permanente de un estallido revolucionario, había quedado atrás.
Más información Última etapa victoriana
Los últimos años del largo periodo de mandato de la reina Victoria se caracterizan por la estabilidad institucional y el desarrollo político. La corona cede terreno a favor del control parlamentario, pasando a protagonizar la vida política dirigentes como Gladstone, Disraeli o Chamberlain.
Más información La segunda revolución industrial
Además del crecimiento sostenido en los que ya habían alcanzado un estadio económico, el periodo 1870-1900 se caracteriza por la incorporación al desarrollo de una buena parte de la población que se integra en la sociedad de masas. Pero no es sólo eso, se trataba también de cambios cualitativos. Al capitalismo en sentido más estricto le sustituye desde la década de 1870 un capitalismo de concentración. Por decirlo de una manera simplificada, el anterior era concurrencial e individualista. El que va a surgir ahora no tendrá como ideal la libertad de mercado, sino la rentabilidad.
Más información El despegue
Entre 1870 y 1900 sólo un pequeño grupo de países estarían, pues, en pleno despegue económico o lo habrían pasado ya. Son los países que venimos denominando industrializados que, junto a los que estaban en proceso de desarrollo, hacen de motor del resto de la economía mundial aunque, como hemos visto, su crecimiento les distancia aún más del resto. Este conjunto económico, por primera vez en la historia, se constituía como una enorme masa productiva. Pero, lo que es más importante, se trataba de una masa de consumidores inimaginable sólo hace cincuenta años. Eran los habitantes de las ciudades, que se habían duplicado en pocas décadas.
Más información La agricultura
Se produjo, de manera generalizada, una mejora técnica y de formas de explotación. A la fase de mayor producción siguió una integración de mercados debido a una auténtica revolución de los transportes, que había comenzado en las décadas precedentes y que trajo consigo una bajada generalizada de los precios, una selección de las tierras cultivadas, la mayor mecanización y aplicación de abonado y la disminución de la mano de obra empleada en la agricultura. Como consecuencia, se produjo una mayor productividad por hectárea cultivada y por trabajador.
Más información Economías cerradas y abiertas
El proteccionismo, a través de la legislación del Estado y como una interferencia del mercado, fue una característica de la época, sobre todo durante la depresión agrícola. El gobierno de cada país, en mayor o menor medida, dependía de unos votantes que formaban grupos de intereses. Son estos intereses -en ocasiones contrapuestos- los que presionaron para que se protegieran sus respectivos beneficios de la competencia extranjera. Sin embargo, la economía capitalista mundial era también un fluido. El proteccionismo no fue general ni excesivamente riguroso, salvo excepciones. Además, no afectó a la mano de obra ni a las transacciones financieras.
Más información Industrializacion en los países desarrollados
En los países industrializados, y sólo en ellos, se darán las condiciones para los excepcionales descubrimientos científicos y la aplicación de los mismos a nuevas tecnologías industriales. Por esto, entre otros motivos, cabe utilizar la industria como un criterio de modernidad. En la década de 1880, no podía decirse que ningún país al margen del mundo desarrollado (incluido Japón) fuera industrial o estuviera en vías de ello.
Más información Innovaciones técnicas
Al vapor, motor energético de la Primera Revolución Industrial, se añadirán el petróleo y la electricidad, que poco a poco desplazarán al primero. La primera empresa mundial de electricidad fue fundada por Edison, que fabricó por primera vez en 1879 la lámpara incandescente. La aplicación industrial del petróleo se inició a partir de 1853. En el campo de la metalurgia, la Segunda Revolución Industrial fue la revolución del acero, desde entonces la industria pesada se convierte en el motor del desarrollo industrial. La Torre Eiffel (1889) es el monumento característico de una época.
Más información La organización empresarial
La tendencia más marcada en los países desarrollados será intentar evitar la competencia desmedida, a través de la concentración, lo que implicó una tendencia al oligopolio. La misma estructura empresarial empujaba en este sentido: equipos cada vez más costosos, organización técnica más complicada, desembolsos considerables en mano de obra y materias primas. Desde finales de los años setenta, los propios industriales se esfuerzan por integrarse como remedio contra la crisis. La tendencia era llegar a ser un monopolio. Triunfó, sobre todo, en metalurgia: Krupp, Schneider, Skoda, Thyssen, Ford.
Más información Comienzos de la industrialización en Rusia
Hasta 1870 el desarrollo de la industria rusa fue escaso y relativamente rápido desde esa fecha. Fue la intervención del Estado la que, en bastante medida, proporcionó el capital y el mercado, sobre todo en el sector de bienes productivos. El papel del ferrocarril, en el que la mayor parte del capital fue estatal, resultó decisivo. El hallazgo de petróleo fue otro factor. La entrada de capitales extranjeros fue fomentada por el ministro Witte.
Más información La demografía
La revolución demográfica -iniciada en algunos países en el siglo XVIII- supone el paso progresivo de un régimen con fuertes tasas de natalidad y mortalidad a otro de natalidad media y mortalidad baja. Este proceso es un elemento más de un conjunto de cambios económicos, sociales e ideológicos que configuran la sociedad contemporánea. A partir de entonces se opondrán corrientes de pensamiento malthusianas, favorables al control de la natalidad, y antimalthusianas. Sin embargo, el hecho esencial que explica el aumento de la población es el descenso de la mortalidad, especialmente infantil, que juega un papel decisivo en la revolución demográfica.
Más información Europa
Europa
Mejor dotada en recursos que la población de los demás continentes, Europa se beneficia de los ingresos procedentes de los intereses de los capitales invertidos en las colonias y en las zonas de influencia hacia donde dirigirá la emigración. Sin embargo, dentro de Europa, no todos los países presentan la misma evolución: existe una Europa del Norte demográficamente moderna, en crecimiento, y una del Sur, en recesión, con altos índices de mortalidad debido a las deficientes condiciones de vida y al escaso desarrollo económico. En estos últimos países, como España e Italia, la emigración supondrá una solución habitual para miles de personas.
Más información Movimientos migratorios
Europa y parte de Asia, enviaron sus emigrantes hacia cinco zonas fundamentales: América, Asia central y Siberia, África y Australia. La llegada de emigrantes a los países receptores contribuyó al desarrollo de su economía y palió en cierto modo los efectos del desempleo en determinados países de Europa. Los Estados Unidos de Norteamérica son un claro ejemplo de las alteraciones producidas por el movimiento migratorio. Regiones del continente australiano, casi vacías aún a mediados del siglo XIX son pobladas por británicos hasta 1914. De entre todos los países de América Latina dos son los más favorecidos por la emigración europea: Brasil y la República Argentina.
Más información Desarrollo urbano
El desarrollo urbano se debe a tres causas, a veces simultáneas. En primer lugar, la emigración del campo a la ciudad, dentro de los respectivos países, como efecto de la revolución industrial y la transformación de las estructuras agrarias. En segundo lugar, este aporte se debe a inmigrantes extranjeros. Por último, el propio crecimiento natural.
Más información Problemas de la sociedad industrial
Los problemas que plantea el capitalismo de la Segunda Revolución industrial van a ser respondidos por un amplio movimiento obrero que, especialmente, se articulará en torno al socialismo, que tendrá tres corrientes fundamentales: laborismo inglés, socialismo de Estado en Alemania y el marxismo, que, a su vez, adoptará diversas formas. Menor importancia tendrá, en la mayoría de los países, el anarquismo y el sindicalismo cristiano.
Más información Modelo inglés y socialismo de estado alemán
La introducción del socialismo en Inglaterra está ligada a la aparición de un nuevo sindicalismo. Los jefes de este nuevo sindicato -entre los que destaca Hardie- preconizan una acción basada en los intereses de toda la clase obrera, no sólo de los más cualificados. Se introduce también el socialismo en Gran Bretaña a través de la "Sociedad Fabiana", un grupo de intelectuales provenientes de variados horizontes políticos, cuyos miembros más notables eran Sidney Webb, Bernard Shaw y H. G. Wells. El mayor exponente del "Socialismo de Estado" fue F. Lasalle). Negaba la necesidad de la revolución y encomendaba al Estado el establecimiento del socialismo.
Más información Marx y el marxismo
Las ideas de Marx, influyentes como las de pocos pensadores del siglo XIX, marcaron con fuerza la segunda mitad del siglo y casi todo el siglo XX. Marx dio coherencia a la idea de que el proceso histórico forma parte del engranaje socio-económico e interpretó, con detalle, el sistema capitalista, lo que constituye la base de su teoría económica. Además de Engels, que dirige el movimiento marxista en su línea más purista hasta su muerte en 1895, representa esta tendencia, con alguna variante, la alemana Rosa Luxemburg, que señala la transición al leninismo. La figura más importante de la tendencia revisionista es Eduard Bernstein.
Más información El anarquismo de Bakunin
Dentro del anarquismo se pueden señalar tres tendencias: La "solidarista" (Proudhon y el príncipe Kropotkin), que sitúa la libertad por encima de todo, se niega el poder pero, al tiempo, se propugna la convivencia libre basada en la razón. La "revolucionaria", que es la plasmación de las ideas de Bakunin, y, por último, el "anarco-sindicalismo", para el que, aun aspirando a suprimir al Estado, los individuos se encuadrarían en una federación libre de sindicatos.
Más información Las Internacionales
La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) es la primera organización que unió, con carácter internacional, a una buena parte de los trabajadores. El enfrentamiento entre marxistas y anarquistas hizo imposible el funcionamiento normal de la AIT. Marx consideraba que antes de llegar al comunismo había que pasar por una etapa intermedia de Socialismo de Estado y la revolución debería ser obra de una minoría disciplinada. Bakunin, influído por Proudhon, pretendía llegar a una desaparición inmediata del Estado y una revolución masiva y espontánea. La II Internacional nace en 1889 para unir a los distintos partidos a escala internacional.
Más información Sindicalismo cristiano
En su encíclica "Rerum Novarum", León XIII considera la cuestión social como la que reclama mayor interés para los hombres de su tiempo; condena el socialismo por su raíz materialista; señala el derecho de los trabajadores a una propiedad estable, que debe ser defendida por los gobernantes, así como la institución familiar; la propiedad privada es un derecho, pero no omnímodo sino que debe estar subordinado al bien de la mayoría de la sociedad. El Estado debe intervenir para proteger, a través de una legislación social, a las clases sociales más numerosas y débiles. Por último, León XIII anima a los trabajadores a que formen sindicatos y asociaciones en defensa de sus intereses.
Más información Liberación de los siervos rusos
Una gran mayoría de la población campesina rusa permanece en régimen de servidumbre. La rígida estructura social establece la existencia de una minoría privilegiada y una amplia masa de siervos, sin apenas clase media. A la cabeza del conjunto se sitúa el zar, gobernando en esta época Nicolás I y Alejandro II. Finalmente, se producirá una abolición de la servidumbre.
Más información La servidumbre
Salvo un pequeño número de campesinos libres, los siervos constituyen la mayoría de la población rural. Entre los derechos de los señores está administrar castigos corporales y otros: envío a prisión hasta cuatro meses, exilio en Siberia con la familia; también podían romper la familia, ya que el señor tenía el derecho de retener a los hijos mayores de cinco años y las hijas mayores de diez; igualmente si lo deseaban (hasta principios de siglo, después se prohibió) tenían el derecho de hipotecar o vender sus siervos, anunciándoles en la Gaceta de Moscú. Pero había derechos más terribles: enviar al servicio militar, que duraba veinticinco años.
Más información Emancipación y sus efectos
El "Ukasse" liberalizador se firmó el 19 de febrero de 1861. Los siervos obtuvieron todos los derechos civiles de libres agricultores o de la ocupación que eligieran. Podían cambiar de residencia (previo pago de impuestos, cánones al "mir" y permiso de éste). Adquirían también libertad para contraer matrimonio, suscribir contratos y obligaciones. El siervo campesino, la mayoría, se benefició del disfrute perpetuo de su casa y recinto y recibió un lote de tierra equivalente muchas de las veces al que tradicionalmente explotaba y otros algo menos, o algo más, por un mecanismo corrector que el propio decreto fijaba.
Más información Del liberalismo a la democracia
El hecho más relevante de la historia política de los países europeos occidentales, durante las tres últimas décadas del siglo XIX, fue el progresivo reconocimiento de los principios democráticos en sus estructuras legales.
Más información Alemania entre 1871 y 1900
Otto von Bismarck que, a pesar de algunas diferencias con el emperador Guillermo I, contó con la plena confianza de éste, fue el canciller del imperio desde su fundación hasta 1890 -salvo un breve período en 1872-, y a él cabe atribuir la dirección general de la política alemana, tanto doméstica como internacional y colonial.
Más información La III República francesa hasta 1900
En París un movimiento insurreccional de carácter popular proclamó la "Commune" el 28 de marzo de 1871. El movimiento comunero parisino es de gran complejidad ya que en él participan republicanos y socialistas de diversas tendencias: viejos jacobinos del 48, blanquistas, proudhonianos, bakuninistas y marxistas. En la historia de la primera etapa de la III República destacan dos episodios: el protagonizado por el general Boulanger y el affaire Dreyfus.
Más información Medianas y pequeñas potencias
En Italia, la derecha -el antiguo partido de Cavour- fue sustituida en el poder por la izquierda. En la última década del siglo, el protagonismo, tanto en la política interior como en la exterior, y de la expansión colonial en África, correspondió a Francesco Crispi, héroe del "Risorgimento". En España, la estabilidad fue precisamente el principal objetivo perseguido por el hombre fuerte de la Restauración, Antonio Cánovas del Castillo. La paz política reinó en Portugal desde el movimiento conocido como "A Regeneraçao", en 1851, hasta 1890, con la breve excepción de la crisis de 1870. En Bélgica, católicos y liberales se alternaron pacíficamente en el poder.
Más información Vida política y acción del Estado
Entre 1870 y 1900 tienen lugar profundas transformaciones en los países que componen la Europa occidental. Fundamentalmente, se incrementa la intervención del Estado en la sociedad, rodeándose los sistemas políticos de un carácter social y pasando los partidos a desempeñar un papel central en la vida política.
Más información Las élites gobernantes
La crítica del concepto de revolución burguesa que, desde distintas perspectivas teóricas, se ha llevado a cabo en las últimas décadas, ha afectado no sólo a la consideración del papel de la burguesía en la fase inicial del proceso de disolución del Antiguo Régimen, sino también a la importancia dada a esta clase social en los nuevos sistemas que se construyeron a lo largo del siglo. La conclusión a que se ha llegado es que la sociedad política del siglo XIX fue más aristocrática, y su acción política más socialmente conservadora de lo que antes se suponía.
Más información Partidos y elecciones
La política dejó de ser efectivamente el ámbito reducido de actuación de unos pocos, para convertirse en algo en lo que toda la sociedad, al menos la masculina, estaba implicada. A lo largo del siglo, las masas habían intervenido en política de forma decisiva -baste recordar el componente popular de las revoluciones- pero esporádica; a partir de ahora, lo harán de forma constante y regular. Los atentados anarquistas alcanzaron a reyes, hombres políticos, jueces e instituciones: entre otros, fueron asesinados el zar Alejandro II, la emperatriz de Austria, el rey Humberto I de Italia, el presidente francés Sadi Carnot y el presidente del Gobierno de España, Cánovas del Castillo.
Más información Inicios del Estado del bienestar
Las estructuras relativamente democráticas recién puestas en práctica se encuentran en la raíz de del inicio del "estado del Bienestar": si se quería que el sistema funcionara correctamente y no se produjera una revolución, era necesario integrar mental y afectivamente a los ciudadanos, así como satisfacer sus demandas de bienestar más elementales. Los estímulos inmediatos para la reforma fueron, por una parte, el agravamiento de los problemas sociales como consecuencia de la aceleración del proceso industrializador; por otra, una mayor vivencia por parte de Bismarck y las fuerzas del orden, de la amenaza del movimiento obrero organizado.
Más información Imperios orientales y nacionalismo
En el último tercio del siglo pasado Rusia creció al extenderse por Asia central en un proceso que se verá más adelante. El Imperio austriaco había perdido ciertas regiones que formaron parte del Norte de Italia en el transcurso del proceso de unidad de ésta; sin embargo ocupó en 1878 la región turca de Bosnia-Herzegovina y su influencia en los Balcanes fue cada vez mayor. El Imperio otomano se estaba reduciendo cada vez más en Europa.
Más información Imperio austriaco y Reino de Hungría
El "compromiso austro-húngaro" de 1867 supuso que las posesiones de los Habsburgo, en este momento con Francisco José a la cabeza, formaran una Monarquía dual: por una parte, el imperio de Austria (Austria, Bohemia, Moravia, Eslovenia, Carniola, Istria y Galitzia); por otra, el Reino de Hungría (Hungría, Transilvania, Croacia-Eslavonia y Fiume). La realidad étnica era verdaderamente compleja. La parte austriaca ofrecía considerable variedad de poblaciones y entrecruzamiento entre ellas. Sólo les unía la historia y una amplia mayoría católica.
Más información El Imperio turco
En 1900 Turquía había perdido su poder efectivo. Los débiles lazos que le unían con el Norte de África ahora estaban pasando -si bien no de forma oficial- a los nuevos países imperialistas europeos, británicos y franceses. Los analistas europeos anunciaban que las mismas potencias se acabarían repartiendo la mayor parte asiática del Imperio. Sólo quedaría la zona más pobre de la Península Arábiga dado que en ella de momento no se había encontrado petróleo ni ninguna otra cosa de valor, y el Asia Menor, donde se concentraba la población turca y a partir de la cual se podría configurar una nueva nación-Estado según el modelo occidental.
Más información La Rusia zarista
Lo que caracteriza el régimen ruso es el deseo de mantener a todo trance el dominio personal y arbitrario del zar sobre todo el Imperio. Alejandro II va a iniciar una política de reformas, siendo la más importante la abolición de la servidumbre. Su asesinato provocó un retroceso en el proceso aperturista: Alejandro III se encerró en el castillo de Gachina, guardado militarmente día y noche. Aunque murió de muerte natural, vivió preso de pánico durante años y la involución política -pues otras reformas eran ya difíciles de modificar- en gran parte estuvo motivada por el temor al terrorismo. Este camino fue seguido por el sucesor Nicolás II.
Más información Colonialismo e imperios asiáticos
En África, los europeos hallaron sistemas de gobierno débiles y estos no resistieron. En Asia, los países occidentales se encontraron frecuentemente con antiguas culturas, que habían establecido un orden social con tradiciones de gran arraigo y capaces de organizarse. En mayor o menor medida, se resistieron a la colonización. Era evidente que, a pesar de su desmayo, hacer de China una colonia resultaba imposible. Japón no sólo no fue colonizado sino que pasó a ser una potencia más en el concierto internacional y sus aspiraciones de expansión, en competencia con los occidentales y China, se centraron en el propio continente asiático.
Más información Africa negra hacia 1880
A partir de 1880, en el momento en que el África negra se convierte en objeto de fundamental apetencia para las grandes potencias de Europa, sus tierras se hallan sumidas en una larga fase de decadencia. Las raíces son muy diversas: la trata de negros por turcos y europeos, desde el siglo XVI especialmente, que sería el factor principal del declive africano. La expansión del comercio europeo a partir del siglo XV a costa de los focos civilizadores de Arabia, Persia y Egipto. A las dos razones anteriores, de carácter exógeno al Continente, se unió una endógena: los movimientos bélicos internos, mal conocidos pero de evidente importancia cultural.
Más información Europeos en el Africa negra
El más célebre de los exploradores fue Livingstone que, de 1842 a 1872, atravesó el África Central de punta a punta. En la práctica, su expedición llevará directamente a la conquista, ya que poco después, Stanley, periodista y aventurero enviado en su busca, contribuiría, al atravesar de Este a Oeste la cuenca del Congo (1877), a provocar la reunión de la conferencia de Berlín, preludio del reparto definitivo.
Más información Presencia europea en Asia y Oceanía
La gran potencia europea limítrofe con Asia era Rusia. Había estado a la ofensiva durante toda la Edad Moderna y esta actitud siguió en el siglo XIX. Cuatro países europeos -Rusia, Gran Bretaña, Francia y Holanda- y Estados Unidos se disputan un continente frente a los dos grandes países asiáticos: China y Japón.
Más información China
El período que abarca las décadas de 1830 a 1880 es el que corresponde al impacto sobre China de los países occidentales europeos y de los occidentalizados, como Japón y Estados Unidos.
Más información Japón
Japón
Entre 1867 y 1912 tiene lugar la época Meijí en la que se desarrolla definitivamente un Japón nuevo que, abierto al mundo, sabe guardar sus tradiciones esenciales. A la muerte del emperador Komei, en 1867, el nuevo emperador Mutsu-hito eligió el nombre de Meijí (Gobierno de la luz) para designar su reinado.
Más información Relaciones internacionales en Europa
Hasta 1890, la escena europea aparece dominada por el canciller Bismarck y los distintos sistemas de alianzas internacionales que construyó, de acuerdo con un procedimiento que tiene un gran parecido con el juego de ajedrez: avances y cesiones controladas, con objetivos perfectamente definidos. Cuando Bismarck fue desalojado de la cancillería, el equilibrio que había creado -un equilibrio nada desinteresado, por otra parte- se rompió.
Más información La época de Bismarck
El conjunto de alianzas que se fraguaron en estos años suelen agruparse en dos sistemas consecutivos, un primero, de 1873 a 1878, y un segundo, entre esta última fecha y la dimisión de Bismarck en 1890.
Más información Primer sistema bismarckiano
El contenido del primer sistema bismarckiano fue el conjunto de acuerdos firmados por Guillermo I de Alemania, Francisco José de Austria-Hungría y Alejandro II de Rusia, que se conoce como "Dreikaiserbund", la "Entente de los Tres Emperadores". Tanto Austria-Hungría como Rusia estaban realmente interesadas en contar con el apoyo alemán, de cara a sus pretensiones de expansión territorial en los Balcanes a costa del Imperio turco, cuya desmembración parecía inevitable. Bismarck, por su parte, también buscaba algún tipo de alianza con estos países de forma que quedaran al margen de la órbita francesa.
Más información Segundo sistema bismarckiano
Desde el final del Congreso de Berlín hasta la dimisión de Bismarck, pueden distinguirse dos etapas, separadas por las crisis de los años 1885-1887. La primera se caracteriza por la alianza entre Alemania y Austria-Hungría, que impulsó a Rusia a promover un nuevo acuerdo entre los tres emperadores, y la "Triple Alianza" firmada por Alemania, Austria-Hungría e Italia. La segunda se desarrolló después de que una nueva crisis balcánica acabara con la alianza de los tres emperadores, y de un empeoramiento de las relaciones entre Alemania y Francia. Rusia quedó entonces vinculada exclusivamente a Alemania mediante lo que se conoce como "Tratado de Reaseguro".
Más información Ampliación y apogeo del sistema
La atracción del Reino Unido a su red de alianzas fue un indudable éxito de Bismarck, que culminó su sistema con una nueva alianza con el zar. La dimisión de Bismarck, causada en parte por la negativa del nuevo emperador Guillermo II a ratificar la renovación del Tratado de Reaseguro, habría de poner fin a todo este complejo entramado de relaciones. Alemania abandonó el papel de árbitro que había desempeñado desde la unificación -en favor, eso sí, de su hegemonía continental- para convertirse en un nuevo competidor por la hegemonía mundial.
Más información Fin del concierto europeo
El hecho de mayor importancia y trascendencia en las relaciones internacionales de las potencias europeas del fin de siglo, fue el final del aislamiento diplomático que Bismarck había impuesto a Francia, desde 1871, mediante el acuerdo alcanzado con Rusia en 1894 -quizá el ejemplo más claro de cómo los intereses nacionales estaban por encima de las consideraciones ideológicas en la política exterior-; a esta alianza habría de seguir una aproximación a Italia que reforzaría más la posición internacional de Francia. Por otra parte, Gran Bretaña cada vez más consciente de los inconvenientes de su aislamiento internacional, impulsó las negociaciones con otros países con objeto de salir del mismo.
Más información Alianza franco-rusa
En 1891se firmó una declaración de principios generales de amistad entre ambos países, por la que prometían consultarse en caso de que uno de ellos se sintiera amenazado. Las presiones económicas francesas, por una parte, y los desplantes alemanes, por otra, llevaron a Rusia a estrechar estos primeros lazos. Hasta diciembre de 1893, sin embargo, Alejandro III no ratificó la convención. El presidente francés lo hizo días más tarde, ya en 1894. La Alianza fue el primer gran éxito diplomático de la III República francesa, el acta de defunción de los sistemas bismarckianos y el comienzo de un nuevo orden internacional en Europa.
Más información Acercamiento entre Italia y Francia
En 1898, Francia e Italia firmaron un acuerdo comercial por el que pusieron fin a la guerra de tarifas aduaneras que habían mantenido durante más de una década. Nadie pensaba ya en serio, si es que lo habían hecho alguna vez, que la República fuera a intervenir para restituir al Papa su poder temporal. En diciembre de 1900, Italia y Francia firmaron un acuerdo secreto por el que se repartieron las zonas de influencia en el Mediterráneo.
Más información Cambio en la política exterior británica
Igual que en el caso de Rusia, diez años antes, también ahora los diplomáticos alemanes despreciaron la capacidad que tenía el Reino Unido de llegar a alianzas con sus contrincantes, y las consecuencias que, en un plazo no muy largo, esto podría tener. De hecho, lo que ocurrió es que, al poco tiempo, Gran Bretaña y Francia firmaron la "Entente Cordiale", lo que supuso que, en un plazo de quince años, en Europa se pasó del aislamiento de Francia al "Einkreisung", el cerco de Alemania.
Más información Cultura de fin de siglo
La cultura de finales del siglo XIX aparece marcada por el auge de una corriente ideológica: el positivismo, que se plasmará en campos como la ciencia, las ciencias sociales o la historiografía.
Más información Positivismo y ciencia
Los positivistas-más allá de la filosofía de Comte- pretendían hallar soluciones científicas a los principales problemas relativos al mundo, la sociedad y el hombre. Sus máximas expresiones fueron las versiones del darvinismo y del marxismo que expusieron, no tanto los fundadores, como los principales divulgadores de estas teorías: T. H. Huxley y F. Engels, respectivamente. H. Spencer generalizó el evolucionismo a todo el universo que, según él, estaba sometido a las mismas leyes; por otra, extrajo consecuencias de carácter ultraliberal y antiestatista. W. Bagehot, también sacó conclusiones de carácter liberal del darwinismo, aunque no tan extremas.
Más información Desarrollo de las ciencias sociales
En el ámbito del pensamiento, se pasó del estudio de lo evidente y objetivamente observable -cuya superficialidad e insuficiencia les parecían manifiestas- a otras esferas, íntimamente relacionadas con lo subjetivo, que requerían nuevos instrumentos de análisis. Es preciso, en este terreno, señalar a Nietzsche, Durkheim y Freud. La revisión critica del marxismo, llevada a cabo por Bernstein, es también profundamente representativa de la nueva orientación intelectual. La idea de decadencia alcanzó una amplia difusión y arraigo, especialmente en los países latinos, a fines de siglo. En este contexto, la generación del 98 en España -y en particular Miguel de Unamuno-, no son sino un reflejo, de extraordinaria calidad, de un fenómeno europeo.
Más información Debate intelectual en la historiografía
Las ideas socialdarwinistas, nacionalistas y democráticas afectaron también a la consideración del pasado. Lo más importante, sin embargo, fueron las consecuencias que el auge y la crisis del positivismo tuvieron para la metodología histórica. En este ambiente cobraron nueva actualidad las ideas de W. Dilthey, que se planteaba la forma como el historiador realiza su trabajo; éste, según Dilthey, consiste en una experiencia interna, en la recreación del pasado que el historiador lleva a cabo en función de su propia vida espiritual, y que se diferencia esencialmente del trabajo del científico, basado en la observación de materiales externos a él mismo. Por eso, concluía, explicamos la naturaleza, pero sólo entendemos la historia.
Más información La edad de las masas
El progreso científico parecía incontenible. La electricidad, gran protagonista de la Exposición de París, cuyo uso se extendía desde la década de 1880, estaba transformando el trabajo mecánico, los transportes, la industria, la iluminación pública y doméstica y -por sus aplicaciones al teléfono, fonógrafo, máquinas de coser, ventiladores, estufas y similares- la misma vida cotidiana. Nombres como Diesel, Lawson, Henry Ford, Peugeot, Renault, Agnelli, los hermanos Wright, Bell, Edison o Eastman revolucionan el mundo de la técnica y hacen llegar a las masas las aplicaciones de los avances científicos. En otros ámbitos, destacan personajes como Bertrand Russell, Ortega y Gasset, Wittgenstein, Klimt, Schiele, Kokoschka, Hugo von Hofmannsthal, Loos o Henry James.
Más información Industrialización y desarrollo
Fue la revolución del acero y de la electricidad, de las máquinas-herramientas, del sector químico, del automóvil y de los medios de comunicación. Fue, también, un extraordinario proceso de retroalimentación en el que cada avance tecnológico facultaba la aparición de otros nuevos y mayores, donde una multiplicidad de factores se conjugaban para hacer posible esta revolución. En otros casos, como el de Alemania, pudieron agregarse otros factores, cono el fuerte sentimiento nacional y el sentido de la disciplina laboral, que desde pronto mostraron empresarios, técnicos y trabajadores alemanes, perfectamente plasmado por Max Weber.
Más información Crecimiento demográfico
Los avances en la medicina y, sobre todo, en la vacunación preventiva, debida a los descubrimientos de Louis Pasteur, Robert Koch, Roux, Yersin, Behring, Bela Schick, Ronald Ross, Jaime Ferrán, Ehrlich, Calmette, etc. fueron decisivos para lograr el descenso de la mortandad. De parecida importancia fueron medidas como las tomadas para limitar el trabajo de mujeres y niños. Otro proceso vino, finalmente, a favorecer la salud de los europeos: la mejora que muy lentamente- y de nuevo, con enormes diferencias según países y regiones- fue experimentando la vivienda.
Más información Ciudades y vida urbana
El ferrocarril hizo posible el suministro a gran escala de todo tipo de abastecimientos y facilitó tanto la concentración fabril como el transporte de la población procedente de las zonas rurales. Europa fue testigo de un crecimiento verdaderamente excepcional del número y extensión de sus ciudades. París era, tras las reformas del barón Haussmann, la ciudad más monumental. El crecimiento y nuevas funciones de la gran ciudad peocuparon a los contemporáneos. Desde la década de 1890, se comenzó a hablar de la necesidad de construir "ciudades jardín", una idea de E. Howard. Arturo Soria ideó, con parecidos planteamientos, la Ciudad Lineal, una ciudad de viviendas unifamiliares alineadas en torno a un gran eje central de comunicaciones.
Más información La sociedad de masas
El cambio en los modelos de vida provocado por el surgimiento de las masas como fenómeno y entidad a tener en cuenta fue, desde el principio, motivo de estudio por parte de humanistas y científicos sociales. Desde Tocqueville, Kierkegaard, Burckhardt y Nietzsche, hasta sociólogos como Tönnies, Durkheim, Le Bon, Wallas, Mosca, Pareto o el alemán italianizado Robert Michels, se preocuparon por el papel que juegan las masas con respecto al conjunto de la sociedad y por cuestiones como el liderazgo y la generación de ideología y cultura.
Más información Estado y burocracia
El Estado fue asumiendo en toda Europa responsabilidades cada vez mayores en materias sociales y económicas. Además, el tamaño mismo de la maquinaria del Estado creció espectacularmente, como consecuencia de sus nuevas y crecientes funciones. El nuevo papel del Estado provocó, paralelamente, un desarrollo sin precedentes de las maquinarias administrativas públicas: la burocracia zarista, por ejemplo, era lo suficientemente relevante en la vida nacional como para que Gogol, Tolstoi y Chejov hicieran de ella un tema literario. Ello fue lo que llevó a Max Weber a ver en la racionalización burocrática una de las tendencias inevitables y necesarias de la sociedad moderna.
Más información La irrupción del modernismo
Parecería que, en efecto, Thomas Mann llevaba razón y que haber vivido en los últimos años del siglo XIX, en aquella atmósfera que llamó burguesa y liberal, fue una gran suerte. Pero no todos los escritores o artistas eran de aquella opinión. Al contrario, lo que parte del mundo de la cultura del fin del siglo XIX revelaba era, ante todo, un profundo malestar. Tal vez nadie acertó a plasmarlo con más patetismo y fuerza expresiva que el pintor noruego Edvard Munch en su obra maestra El grito, que quería ser una reflexión general sobre la condición humana y, pintado en 1893, era de alguna forma la contraimagen -llena de tenebrosas premoniciones- de la "belle époque".
Más información La revolución de la Física
Cuando Max Planck expuso su ensayo Sobre la distribución de la energía en un espectro normal, es como si hubiese querido hacer coincidir el cambio de siglo con el comienzo de una nueva era. Su tesis probaba que la energía irradiada por los cuerpos se emitía y absorbía en unidades o paquetes (quanta) y que era, por tanto, intermitente y discontinua. Al margen de la importancia práctica que el descubrimiento tendría, la tesis de la discontinuidad destruía el principio mismo de continuidad en toda relación causa-efecto, y ponía en entredicho, por tanto, la idea de causalidad y aun de certidumbre en la descripción de los hechos físicos. El camino abierto por Plank fue seguido por científicos contemporáneos como Einstein, los Curie o Rutherford, entre otros.
Más información Genes y neurosis
La profundización en el conocimiento de la propia naturaleza humana era un tema de extraordinario interés al que la sociedad prestaba creciente atención. Así ocurrió con la literatura de Zola, Maupassant, los Goncourt, Hardy, Verga, London, Fontane, Ibsen o Strindberg. Los científicos sociales mostraron un evidente interés por temas como la histeria, el suicidio (Durkheim), la criminalidad (Lombroso) y la psicopatología sexual (Krafft-Ebing y Havelock Ellis). A partir de ahí, Freud iba a llevar a cabo una revolución intelectual sólo comparable por su significación e influencia a la efectuada por Einstein en la física. Pero Freud logró también el apoyo incondicional de un puñado de médicos jóvenes, como Abraham, Adler, Ferenczi, Jones, Jung o Rank.
Más información La conciencia histórica
Antropólogos, sociólogos e historiadores se plantearon por primera vez y a fondo el estudio de, en palabras de Max Weber, lo que el hombre era y cómo había llegado a ser lo que era. Tal vez fuese el antropólogo británico Edward B. Tylor (1832-1917) el primero en hacerlo. Otros nombres dedican su esfuerzo a comprender y explicar diferentes aspectos del hombre y la cultura, desde muy diversos ámbitos, como Durkheim, Frazer, Robertson Smith, Windelband, Mommsem, Simmel, lord Acton, Huxley, Dilthey, Dubois, Troeltsch, Renan, Tocqueville o Thiers.
Más información Filosofía de la vida
Frente a las corrientes positivistas y deterministas del siglo XIX, la concepción del hombre como un ser histórico obligaba a hacer del hombre mismo, y de la vida, por tanto, el fundamento de toda explicación. La vida, para Bergson -cuya influencia en Proust, Péguy, Sorel y en muchos otros escritores y filósofos fue extraordinaria- era espiritualidad y creación. En sentido parecido, Simmel fue un filósofo de la vida y sobre todo, de la vida como vida individual y como voluntad de vivir. La preocupación por la vida apareció en muchos otros filósofos de la época, como Scheler, Eucken, Klages y más tarde Ortega -o como, en Estados Unidos, en la filosofía pragmatista de James y Dewey.
Más información Esteticismo y creación
El pensamiento europeo, o parte del mismo, parecía ganado por una creciente incertidumbre moral, por una cada vez más evidente inseguridad. La literatura y el arte europeos fueron la conciencia de ese malestar. El Art Nouveau produjo realizaciones perdurables: la arquitectura de Mackintosh, Wagner, Horta, Van de Velde, Gaudí, Guimard, etc. Y además, algunas manifestaciones pictóricas tuvieron rasgos estilísticos, sensibilidad y planteamientos asimilables y próximos al Art Nouveau: así, los dibujos del británico Beardsley, ciertas obras de los pintores de la escuela de Pont-Aven (Gauguin, Bernard, Anquetin, Serusier, Denis) y del grupo de los Nabis, profetas, (Bonnard, Vuillard, Maillol). Sobre todo, destaca la figura del austriaco Klimt.
Más información Conflictos del arte moderno
La delicada y casi idílica pintura impresionista, que desde 1874 había impuesto, no sin vencer numerosas resistencias, un nuevo orden estético, no podía durar en una sociedad y una cultura en profunda convulsión. En 1910, el crítico inglés Roger Fry acuñó el término Post-impresionismo precisamente para definir una exposición de nueva pintura europea dominada por obras de Gauguin, Van Gogh y Cézanne. Nuevas tendencias plasman en la creación artística la búsqueda de una nueva identidad y significado de lo humano. Artistas como Munch, Toulouse-Lautrec, Seurat, Picasso, Matisse, Derain, Vlaminck, Braque, Gris, Ensor, Kandisky, Kokoschka, Boccioni, Carrà, Russolo, Balla o Severini, exploran y descubren nuevos caminos estéticos.
Más información La agonía del cristianismo
La revolución científica e intelectual y los cambio sociales que Europa conoció desde las últimas décadas del siglo XIX erosionaron seriamente la credibilidad del mensaje cristiano, y la autoridad moral y ascendencia espiritual de las distintas Iglesias. La respuesta de la Iglesia católica al desafío modernista fue muy distinta. León XIII promovió una cautelosa e inteligente adaptación del catolicismo a la sociedad moderna. La restauración de la ortodoxia se acentuó durante el pontificado de Pío X. Hostil a todo lo que fuese moderno en cultura y pensamiento, enfrentado a las ideas democráticas, centró su pontificado en la acentuación de las dimensiones litúrgicas del catolicismo.
Más información Desafío al liberalismo
Políticamente, la idea de progreso decimonónica quedó asociada a la creación de sistemas políticos liberales y parlamentarios. Con todo, la vida política distaba aún de ser plenamente democrática. El sufragio femenino tardó en ser aceptado; el mismo sufragio masculino tenía severas limitaciones de edad. En ese contexto, la aparición de las masas -electorados ampliados, opinión pública articulada, prensa moderna, partidos populares- en la vida pública en los últimos veinte años del siglo XIX y primeras décadas del XX cambió sustancialmente la política.
Más información Apogeo de los nacionalismos
El nacionalismo se había ido convirtiendo de forma lenta pero evidente en el principal sentimiento de cohesión de los países y sociedades europeas, y en el principio último de la legitimidad del orden político. Pero el proceso cristalizó fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XIX y conllevó cambios en la misma significación política del nacionalismo. Más aún, desde finales del siglo XIX, el nacionalismo de Estado o nacional fue asumiendo, como enseguida se verá, formas agresivas e intolerantes, identificándose con ideas de grandeza nacional, expansionismo militar y superioridad racial, y con políticas autoritarias, populistas y antiliberales.
Más información Derechización del nacionalismo
Derechización del nacionalismo
Ni en Alemania, ni en Francia, ni en Italia, hubo gobiernos nacionalistas antes de 1914. Pero en los tres países, el nacionalismo constituía ya, antes de esa fecha, un sentimiento emocional de masas que, de muchas formas, condicionaba decisivamente la vida política. En Alemania, el nacionalismo dio cobertura ideológica al giro que la política exterior alemana experimentó desde 1897 hacia una Weltpolitik (política mundial), hacia la reivindicación de un papel hegemónico para Alemania en el ámbito internacional, glorificó el Estado y la fuerza militar y, por sus connotaciones etnicistas y antisemitas, derivó hacia formas extremas de psicopatología colectiva.
Más información La cuestión de las nacionalidades
Entre los años 1880-1914, la cuestión de las nacionalidades había generado ya considerables tensiones, tanto domésticas como internacionales. Pero el problema se extendió y radicalizó en aquellos años, cuando se produjo la primera gran etapa de movilización étnico-secesionista de la historia europea que abarcó -aunque con muy desigual intensidad- a croatas, serbios, eslovenos, macedonios, checos, polacos, eslovacos, ucranianos, georgianos, bálticos, noruegos, finlandeses, irlandeses, albaneses, armenios, catalanes, vascos, gallegos, greco-chipriotas, flamencos y judíos. Ello se materializó en la aparición de movimientos que reivindicaban o la autonomía o la independencia para los pueblos mencionados.
Más información Nacionalismos en Austria-Hungría
El imperio austro-húngaro resultaba ser un conglomerado de etnias, lenguas y confesiones, gobernado por una misma corona. Austriacos, húngaros, eslavos y judíos llevarán a cabo movimientos reivindicativos de carácter nacionalista que pondrán en serios apuros la unidad del Imperio.
Más información Nacionalismos en Rusia y Turquía
Los nacionalismos polaco, lituano, estonio, letón, georgiano, armenio, ucraniano y finlandés se recrudecieron también, como en el caso húngaro, como reacción ante la política uniformizadora del zarismo, que se intensificó sobre todo a partir de la década de 1880. La rusificación fue, en parte, resultado de la afirmación del nacionalismo ruso, impulsado por los círculos tradicionalistas, burocráticos y militaristas de la Corte y de la Iglesia ortodoxa, y por sectores que veían en un Estado unitario y centralista la clave para la modernización de Rusia. Pero también en parte, fue expresión de las teorías paneslavistas. El nacionalismo fue, igualmente, factor determinante en la evolución del Imperio otomano.
Más información La ilusión socialista
Los años 1880-1914 vieron una movilización política y laboral de los trabajadores industriales de naturaleza distinta y muy superior en amplitud y extensión a todo lo que se había conocido previamente. Ello se tradujo, de una parte, en la generalización de huelgas y conflictos sociales en prácticamente toda Europa; y de otra, en la creación y crecimiento de partidos socialistas, sindicatos y otros tipos de organización obrera. El Partido Social-Democrático alemán (SPD) se creó en 1875 por fusión de dos partidos obreros anteriores (la Asociación General de Trabajadores Alemanes creada en 1863 por Lasalle, y el Partido Social-Demócrata de los Trabajadores creado en 1869 por Bebel y Liebknecht).
Más información El dilema de los socialistas
El problema de los partidos socialistas europeos fue optar o por la participación electoral dentro de los sistemas parlamentarios o por una política abiertamente revolucionaria. La vía terrorista, -que los anarquistas intentaron en las décadas de 1880 y 1890 con atentados como los "magnicidios" de Sadi-Carnot, al jefe del gobierno español Cánovas del Castillo, a la emperatriz austríaca Isabel, al rey de Italia Humberto I o McKinley - sólo trajo, además de muertes inútiles, una durísima represión y nuevos fracasos. Los socialistas optaron por la participación electoral y el gradualismo reformista, y por el abandono de posiciones estrictamente revolucionarias.
Más información El socialismo y la guerra
Dirigentes como Jaurès, Hardie, Vaillant y otros insistieron reiteradamente, en los distintos congresos de la II Internacional, en la necesidad de lograr alguna forma de cooperación obrera internacional que pudiera impedir la guerra. Y en efecto, en el congreso de Stuttgart (1907), los socialistas acordaron hacer todos los esfuerzos posibles para impedir la guerra, por los medios que considerasen adecuados. Los representantes de la izquierda (Lenin, R. Luxemburgo, Martov) sostuvieron que aquellos esfuerzos debían suponer, llegado el caso, la transformación de la guerra europea en guerras civiles revolucionarias.
Más información El fracaso del anarquismo
Pese a la espectacularidad de los atentados anarquistas de las décadas de 1880 y 1890, a pesar de que teóricos anarquistas como Kropotkin elaborarían una abundante y polémica producción teórica y panfletaria, el anarquismo era una fuerza declinante, salvo en España, Italia y Rusia. Por dos razones: porque la violencia terrorista aisló a los anarquistas (y así, en 1896 fueron expulsados de la II Internacional); y porque los anarquistas -que hacían de la abolición de todo poder instituido uno de los puntos centrales de su doctrina- no entendieron el papel del Estado en la sociedad moderna.
Más información Declinar de la Europa liberal
La capacidad de adaptación de los distintos sistemas políticos europeos a la irrupción de las masas en la vida política -encarnada en el auge del nacionalismo y del socialismo- fue muy distinta. Resultó mejor allí donde, como en Gran Bretaña, existían instituciones sólidas, flexibles y enraizadas en la vida social, y donde, por razones históricas, el parlamentarismo liberal constituía la esencia misma de la cultura política del país. Fue peor, o imposible, en países como Rusia, de tradición autocrática y carentes de un sistema de libertades constitucionales, en los que la política parecía anclada en un "impasse" sin salida, oscilando entre el autoritarismo gubernamental y la violencia revolucionaria.
Más información Problemas de la República francesa
El affaire Dreyfus fue providencial. Si bien propició la consolidación de un nacionalismo agresivo, antidemocrático, militarista, neomonárquico y católico: el nacionalismo de Acción Francesa, Maurras y los Camelots du Roi, el triunfo del dreyfusismo posibilitó el éxito del republicanismo radical y democrático y contribuyó así a estabilizar la República. Hubo, al menos, a continuación tres gobiernos largos: el presidido por Waldeck-Rousseau, gobierno de coalición y defensa republicana formado tras el aparente intento de golpe de Estado de la Liga de Patriotas del 23 de febrero de 1899; el gobierno de Combes, y el de Clemenceau, verdadera encarnación de la tradición radical francesa.
Más información La Italia de Giolitti
Giovanni Giolitti gobernó en octubre 1903-marzo 1905, mayo 1906-diciembre 1909 y marzo 1911-marzo 1914; dio, así, a la política italiana una estabilidad sólo comparable a la británica, que coincidió con, y en parte propició, el "primer milagro económico" italiano -electrificación, metalurgia, química, automóviles, industria de la seda-.
Más información El Imperio alemán
El formidable desarrollo económico y social, educativo y cultural de Alemania no conllevó la modernización política del país. La evolución hacia el constitucionalismo resultó inoperante, porque fueron los valores del nacionalismo y del militarismo, de la disciplina social, del orden, del conformismo colectivo y de la obediencia al poder los que impregnaron la vida civil, la cultura política, la mentalidad general, de la Alemania imperial. Lo cierto es que, pese a ello, el reinado de Guillermo II pareció nacer bajo los mejores auspicios para el futuro inmediato del liberalismo. El fulminante cese de Bismarck así lo dio a entender; sin embargo, los acontecimientos posteriores no evolucionaron en ese sentido.
Más información La Inglaterra eduardiana
Fueron precisamente la solidez y prestigio de las instituciones y en primer lugar de la Monarquía y del Parlamento, y esa impregnación liberal de la conciencia colectiva, los factores que hicieron que la política británica se adaptara sin violencia, casi naturalmente, a la irrupción de las masas en la vida pública, y que la transición hacia la democracia moderna fuera allí tan ordenada como había sido la evolución liberal a lo largo del siglo XIX.
Más información Decadencia de la Rusia zarista
El asesinato del zar Alejandro II el 1 de marzo de 1881 (13 de marzo, según el calendario occidental), como consecuencia de un atentado con bomba perpetrado por la organización clandestina Narodnaia Volia (Voluntad del Pueblo), expresó de forma trágica el dilema de la política rusa. Parecía no existir más alternativa que la autocracia zarista o la violencia revolucionaria. Como consecuencia, el reinado de Alejandro III (1881-94) y los primeros años del de Nicolás II (1894-1917) supusieron una reafirmación del principio del gobierno autocrático y personal. La presión de los acontecimientos -desastre militar, reacción liberal, malestar popular- forzó a Nicolás II a realizar los cambios políticos que al menos una parte de la población demandaba.
Más información Negros presagios
Europa parecía instalada en sistemas monárquicos, parlamentarios y constitucionales (o estaba en vías de hacerlo). Otra cosa era, como hemos visto, que o nacionalismo o socialismo o ambos estuviesen ya reemplazando al liberalismo como gran emoción colectiva. O que, como parecía sugerir lo que estaba ocurriendo en Gran Bretaña, paradigma de la civilización moderna, el desarrollo y la industrialización pareciesen requerir formas de gobierno, instituciones y sistemas políticos mucho más democráticos que los vigentes. Parecía que las guerras eran cosa del pasado, pero pronto se iba a demostrar que la realidad iba por otros derroteros.
Más información América: problemas y desarrollo
La dependencia del sector exterior en el caso de las economías iberoamericanas provocará a su vez una subordinación a los intereses de las grandes potencias, principalmente Gran Bretaña y Estados Unidos. Este último experimentara desde finales del siglo XIX un desarrollo acelerado que le situará como principal potencia mundial.
Más información Las economías iberoamericanas
El sector exportador será el principal motor de las economías iberoamericanas, si bien las necesidades de financiación darán origen a un proceso de endeudamiento exterior que limitará su crecimiento.
Más información Desarrollo del sector exportador
En torno a 1880 la consolidación de las economías primario exportadoras ya era una realidad en la práctica totalidad de los países de América Latina y como resultado dé la misma se había producido una importante aceleración del crecimiento económico. La teoría de la dependencia, y otras explicaciones similares como la estructuralista, han introducido el factor externo, el "imperialismo", fundamentalmente a cargo de Gran Bretaña y los Estados Unidos, como el principal argumento interpretativo de cuanto pasa y ha pasado en la historia latinoamericana, si bien es precido contemplar muchos otros factores.
Más información Consolidación de las economías exportadoras
Los productos exportados por las economías latinoamericanas se pueden agrupar en tres grupos bien diferenciados: 1) productos agrícolas y ganaderos de clima templado, como los cereales (maíz, trigo), la carne ovina y vacuna, lanas y otros derivados del ganado; 2) productos agrícolas tropicales, producidos generalmente en régimen de plantación, aunque no de forma exclusiva; entre los más importantes se podrían citar el café, el azúcar, el algodón, el tabaco, el cacao, los plátanos, el caucho y el henequén y 3) metales y minerales, como la plata, el oro y las esmeraldas (en menor medida), el cobre, el estaño, el salitre o el petróleo.
Más información Ganadería y agricultura templadas
La producción agrícola y ganadera de clima templado conoció una rápida expansión desde mediados del siglo XIX. El epicentro de la misma estuvo en la pampa argentina, pero también se extendió a otras regiones de ese país, al Uruguay, al sur de Brasil y al centro de Chile.
Más información La expansión del café
El café fue el producto de la agricultura tropical que conoció una de las más rápidas y notables expansiones, a tal punto que el consumo mundial aumentó durante el siglo XIX a un ritmo superior al crecimiento de la renta de los países desarrollados. El café se convirtió en el motor del crecimiento económico brasileño, ya que su explotación mediante técnicas extensivas supuso un alto consumo de tierra y mano de obra. La abundante y barata oferta de tierras permitía que una vez agotadas las tierras en cultivo, éstas se pudieran abandonar fácilmente y trasladar las explotaciones a un nuevo emplazamiento.
Más información Otros cultivos tropicales
En lo que respecta a otros cultivos tropicales, el azúcar también ocupó un lugar destacado, especialmente en Cuba, Puerto Rico y Perú. A principios del siglo XX la compañía norteamericana United Fruit alcanzó una sólida posición en la región, adquiriendo en casi todos esos países importantes extensiones de tierras, no dedicadas únicamente al cultivo de especies tropicales. Fue el extraordinario poder de estas multinacionales el que llevó a hablar de repúblicas "bananeras". En contraposición con la prolongada prosperidad bananera encontramos la efímera explotación de caucho en el Amazonas, gracias al "sangrado" de árboles silvestres.
Más información Las exportaciones mineras
La plata continuó siendo durante todo el siglo XIX el principal mineral explotado en América Latina. En México y Perú los inversores más importantes fueron los norteamericanos y británicos. En Bolivia fueron los "patriarcas de la plata", prohombres locales sostenidos por financieros chilenos y británicos los que hicieron posible ese crecimiento. A lo largo del siglo XX, la extracción de otros metales, como el cobre y el estaño, reemplazarían en América del Sur a la producción de plata como la principal actividad minera.
Más información Financiación de la actividad exportadora
El destino que se le daba a los préstamos recibidos del exterior es una cuestión de bastante importancia y que tenía que ver directamente con decisiones políticas de los propios gobernantes latinoamericanos. Mientras algunos países los destinaban a financiar la construcción de obras de infraestructura, como ferrocarriles, puertos o caminos, otros los dedicaban a refinanciar las deudas contraídas anteriormente. El capital extranjero se captaba fundamentalmente a través de la contratación de empréstitos negociados por los gobiernos en los principales mercados europeos de capitales, siendo Londres el más importante, aunque París y Berlín jugaron un papel destacado.
Más información El endeudamiento externo
En 1914 los gobiernos latinoamericanos tenían deudas en los mercados internacionales por un valor superior a los 2.000 millones de dólares. La mitad correspondía a empréstitos contratados en el siglo pasado, que aún se seguían pagando, y el resto a nuevos empréstitos negociados durante el auge crediticio que se extendió de 1904 a 1914.
Más información Las inversiones directas
En la década de 1880 las inversiones directas provenientes de empresas británicas, pero también de compañías francesas, alemanas y norteamericanas, alcanzaron un nivel comparable al endeudamiento negociado en los mercados financieros.
Más información E.U.U.
Papel de Gran Bretaña y E.E.U.U.
Hasta fines de la década de 1880, el predominio de los bancos británicos en el mundo financiero relacionado con América Latina era claro y absoluto. Después de 1898, con la anexión de Puerto Rico y, de hecho, de Cuba, los capitales norteamericanos aumentaron su presencia en el Caribe.
Más información Inicios de la industrialización
Las razones de la tardía industrialización iberoamericana habría achacarlas a varios factores.Es preciso señalar que a los terratenientes les resultaba mucho más rentable invertir en actividades vinculadas con la exportación de productos primarios que en la producción de manufacturas. La falta de empresarios y de capitales era otra traba importante en el camino de la industrialización. Las distancias, el mal estado de los caminos y las comunicaciones, los accidentes geográficos, impedían la ampliación y la homogeneización del mercado interno, uno de los principales estímulos para la industrialización.
Más información Sociedad y política iberoamericanas
El período que ahora encaramos estuvo marcado por el comportamiento exitoso de las economías iberoamericanas y el incremento de las exportaciones. Esta situación permitió la consolidación de los sistemas políticos existentes, basados en el predominio oligárquico.
Más información La estructura social
El fuerte crecimiento económico está relacionado con el aumento en la demanda de mano de obra vinculada con la apertura y la exportación de productos agrícolas, ya que las exportaciones de productos minerales no requerían una elevada cantidad de trabajadores. Uno de los principales factores que impulsó este proceso fue la inmigración, que afectó especialmente a los países de la vertiente atlántica, como Argentina, Brasil, Cuba y Uruguay, o Chile en el Pacífico, que fueron los que recibieron un mayor flujo inmigratorio.
Más información Surgimiento de grupos urbanos
El crecimiento urbano fue muy importante, destacando por el porcentaje de su población urbana Argentina, Chile, Cuba y Venezuela. El crecimiento afectó especialmente a las ciudades más importantes de cada país, que solían ser una o dos. A fines de siglo se formaron los primeros movimientos políticos impulsados desde los sectores medios y que estaban decididos a disputar el poder a las oligarquías nacionales: el radicalismo argentino, el partido demócrata peruano y el partido colorado de Uruguay, en el último caso gracias al impulso de José Batlle y Ordóñez.
Más información Desarrollo del movimiento obrero
Dada la escasez relativa de trabajadores manuales en relación con los sectores medios, especialmente en los centros urbanos, las tempranas movilizaciones sociales del proletariado fueron mínimas. México, Buenos Aires y Santiago de Chile fueron algunas de las ciudades que conocieron el desarrollo de un sindicalismo temprano. Los sindicatos debían desarrollar sus actividades en un contexto bastante hostil, caracterizado por la intransigencia de los industriales a la hora de negociar en todo lo referente a las condiciones de trabajo y los salarios. La actitud del Estado en los enfrentamientos entre el capital y el trabajo era ambigua y contradictoria.
Más información El porfiriato
El general Porfirio Díaz, que comenzó su marcha hacia el poder como un genuino heredero de la Reforma liberal y anticlerical encabezada por Juárez, fue abandonando con el tiempo muchos de los principios que lo condujeron a la primera fila de la política mexicana y terminó adoptando una postura claramente ecléctica. Entre los principales logros económicos del porfiriato está la atracción de numerosas inversiones extranjeras (especialmente norteamericanas), con las que se financió el programa modernizador, así como la construcción ferroviaria y el relanzamiento de la minería de plata en el norte del país. El 20 de noviembre de 1910, Madero convocó a la revolución contra el porfiriato desde su refugio de San Antonio, Texas, al otro lado de la frontera.
Más información Guerras civiles en Colombia
El estallido de "la guerra de los 1.000 días", de 1899 a 1902, una de las más salvajes y sangrientas guerras civiles de toda América Latina, con miles de víctimas y enormes pérdidas económicas y financieras, agravadas por el descenso en los precios internacionales del café, evidenció las contradicciones y limitaciones del régimen. Finalizada la guerra se volvió a vivir un período de estabilidad, favorecido por la compartimentación regional, el peso de la población rural y la existencia de otras ciudades capaces de competir con Bogotá. La tragedia de la guerra se incrementó con la pérdida de Panamá, que se convirtió en un país independiente.
Más información Independentismo en el Caribe
Tras la intentona autonomista, el Partido Revolucionario Cubano, de José Martí, se convirtió en el motor de la rebelión y en el encargado de aglutinar a todos los partidarios de la emancipación. Frente al modelo cubano de enfrentamiento con la metrópoli, los hacendados de Puerto Rico, deseosos de obtener la autonomía, prefirieron una vía más moderada, basada en la presión política sobre las autoridades coloniales y metropolitanas.
Más información La Guerra de Independencia y el 98
La crisis azucarera que siguió al derrumbe de los precios internacionales del azúcar en 1884 y el descontento que se generalizó en la isla permitieron ampliar la base social del movimiento emancipador, al contrario de lo ocurrido en la Guerra de los Diez Años. Los generales Maceo y Máximo Gómez y José Martí se constituyeron en los principales líderes de la revolución. Pese a los esfuerzos del gobernador general de la isla, Martínez Campos, la rebelión se afianzó. Los efectivos españoles al mando del general Weyler habían aumentado y la represión se endureció, pero pese a ello no se pudo invertir el resultado de los enfrentamientos. La entrada en guerra de Estados Unidos acabó por decantar el resultado de la confrontación.
Más información Problemas fronterizos
Después de la independencia, los gobiernos de las jóvenes repúblicas se encontraron con que los límites fronterizos heredados de la colonia aparecían en algunas ocasiones trazados de forma defectuosa o que dado el desconocimiento de las zonas marginales los mapas que se utilizaban tenían bastantes incorrecciones. Estas situaciones conducirían a serias disputas entre países vecinos, que en algunos casos llegaron al enfrentamiento armado.
Más información El canal de Panamá
Con el aval del gobierno colombiano, Ferdinand de Lesseps planeó la construcción de un canal interoceánico que discurriera de forma paralela a las vías del ferrocarril. La construcción corrió a cargo de una Compañía, que con el tiempo pasará a ser controlada por Estados Unidos. El gobierno colombiano entregó en arriendo a la Compañía del Canal una franja de terreno durante nueve años y un alquiler anual. Sin embargo, el Congreso colombiano no ratificó el tratado por considerarlo una seria amenaza contra su soberanía y un alzamiento dirigido por las autoridades de la Compañía forzó la proclamación de la nueva república, que en sólo tres días fue reconocida por los Estados Unidos.
Más información Expansión de los Estados Unidos
Las premoniciones apocalípticas sobre el destino de Europa de Meidner y Beckmann -y de otros muchos intelectuales- se materializaron en la I Guerra Mundial, el conflicto que, en efecto, marcó el comienzo del declinar de la hegemonía europea en la historia. Significativamente, el nuevo orden mundial que saldría de aquella guerra fue diseñado en buena medida por un hombre de Estado no europeo, por el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson.
Más información Inmigración e industrialización
Además de a factores como población, agricultura, transportes, recursos naturales, etc, el dinamismo norteamericano debió mucho también a la capacidad de innovación tecnológica del país. La rotativa, armas (Colt, Remington, Winchester), la máquina de coser, destiladoras, desnatadoras, el ascensor, el coche-cama (Pullman), la máquina de escribir, el celuloide, la lavadora, la leche condensada, el tractor de gasolina, el teléfono (Bell), el fonógrafo, el micrófono, las bombillas incandescentes (los tres, patentados por Edison), el ventilador eléctrico, las cajas registradoras, las calculadoras, el papel carbón, la sacarina, el papel-película (Eastman,), la bakelita, el cristal pyrex, la linotipia (Mergenthaler) y la ametralladora fueron, entre otros muchos productos, invenciones norteamericanas de los años 1860-1914.
Más información La otra Norteamérica
Los desequilibrios económicos entre los distintos Estados fueron inmensos, especialmente por lo que hizo al viejo Sur. La abolición de la esclavitud no reportó beneficios tangibles a los negros. En total, unos 2 millones abandonaron el Sur entre 1890 y 1920, la mayoría a los nuevos "ghettos" aparecidos en las zonas pobres de las grandes ciudades. La movilización de los negros provocó nuevas reacciones racistas, en especial a cargo del Ku Klux Klan. Pero la cuestión racial era sólo una manifestación de un problema social más amplio. Las demandas laborales de los trabajadores industriales dieron lugar pronto a conflictos y huelgas, resultado de la dureza y competitividad de la sociedad americana y también de los sentimientos de frustración e injusticia.
Más información El progresismo: de Roosevelt a Wilson
Estados Unidos vivió entre 1900 y 1920 una verdadera "era progresiva", especialmente bajo las presidencias del republicano Theodore Roosevelt (1901-1909) y del demócrata Woodrow Wilson (1913-20), en la que a impulsos de un amplio movimiento social reformista se iría estableciendo un amplio cuerpo legislativo e institucional que, de una parte, se dirigió contra los abusos del desarrollo económico y contra la corrupción política y de otra, quiso regular de forma ordenada la vida social, tanto las relaciones laborales como sobre todo la vida urbana y sus problemas (higiene colectiva, seguridad ciudadana, viviendas, criminalidad, educación).
Más información La nueva frontera
Su formidable crecimiento industrial, económico y financiero hizo, luego, que Estados Unidos no pudiera permanecer aislado de la política mundial. Eso no lo convirtió en una potencia territorialmente imperialista. En comparación con el expansionismo europeo de los años 1880-1914, el anexionismo norteamericano fue insignificante. Pero su papel cada vez más hegemónico en la economía mundial hizo inevitable su creciente intervencionismo en la esfera internacional. La guerra del 98 hizo de Estados Unidos un poder mundial, posición que Roosevelt -ardiente nacionalista, si bien contrario a la adquisición de colonias y muy realista en cuestiones internacionales- consolidó y reforzó durante su mandato.
Más información La Inglaterra victoriana
El largo reinado de Victoria de Inglaterra, entre 1837 y 1901, marca la época de apogeo de una determinada concepción política, económica y social en cuyo centro, a modo de foco irradiador, se sitúa la burguesía, grupo social que resultó vencedor de la confrontación con la aristocracia y la Iglesia sucedida en las turbulentas décadas pasadas.
Más información El Reino Unido entre 1830 y 1852
A la muerte del rey Jorge IV le sucedió su hermano, Guillermo IV.
Más información Primera época victoriana en Gran Bretaña
El periodo que va desde el final del primer gobierno Russell (febrero de 1852) hasta la reforma electoral de 1867 marca el punto de apogeo de lo que se ha denominado primera época victoriana. Durante esos años el Reino Unido vive en plenitud un sistema liberal en el que participa un número creciente de personas, a través de partidos cada vez más consolidados. La preponderancia política corresponde a los whigs, que vencen en todas las elecciones y gobiernan durante la mayor parte del periodo bajo la dirección de Palmerston y Russell.
Más información Última etapa victoriana
Los últimos años del largo periodo de mandato de la reina Victoria se caracterizan por la estabilidad institucional y el desarrollo político. La corona cede terreno a favor del control parlamentario, pasando a protagonizar la vida política dirigentes como Gladstone, Disraeli o Chamberlain.
Más información La Inglaterra eduardiana
Fueron precisamente la solidez y prestigio de las instituciones y en primer lugar de la Monarquía y del Parlamento, y esa impregnación liberal de la conciencia colectiva, los factores que hicieron que la política británica se adaptara sin violencia, casi naturalmente, a la irrupción de las masas en la vida pública, y que la transición hacia la democracia moderna fuera allí tan ordenada como había sido la evolución liberal a lo largo del siglo XIX.
Más información Alemania entre 1871 y 1900
Otto von Bismarck que, a pesar de algunas diferencias con el emperador Guillermo I, contó con la plena confianza de éste, fue el canciller del imperio desde su fundación hasta 1890 -salvo un breve período en 1872-, y a él cabe atribuir la dirección general de la política alemana, tanto doméstica como internacional y colonial.
Más información La época de Bismarck
El conjunto de alianzas que se fraguaron en estos años suelen agruparse en dos sistemas consecutivos, un primero, de 1873 a 1878, y un segundo, entre esta última fecha y la dimisión de Bismarck en 1890.
Más información El Imperio alemán
El formidable desarrollo económico y social, educativo y cultural de Alemania no conllevó la modernización política del país. La evolución hacia el constitucionalismo resultó inoperante, porque fueron los valores del nacionalismo y del militarismo, de la disciplina social, del orden, del conformismo colectivo y de la obediencia al poder los que impregnaron la vida civil, la cultura política, la mentalidad general, de la Alemania imperial. Lo cierto es que, pese a ello, el reinado de Guillermo II pareció nacer bajo los mejores auspicios para el futuro inmediato del liberalismo. El fulminante cese de Bismarck así lo dio a entender; sin embargo, los acontecimientos posteriores no evolucionaron en ese sentido.
Más información La III República francesa hasta 1900
En París un movimiento insurreccional de carácter popular proclamó la "Commune" el 28 de marzo de 1871. El movimiento comunero parisino es de gran complejidad ya que en él participan republicanos y socialistas de diversas tendencias: viejos jacobinos del 48, blanquistas, proudhonianos, bakuninistas y marxistas. En la historia de la primera etapa de la III República destacan dos episodios: el protagonizado por el general Boulanger y el affaire Dreyfus.
Más información Problemas de la República francesa
El affaire Dreyfus fue providencial. Si bien propició la consolidación de un nacionalismo agresivo, antidemocrático, militarista, neomonárquico y católico: el nacionalismo de Acción Francesa, Maurras y los Camelots du Roi, el triunfo del dreyfusismo posibilitó el éxito del republicanismo radical y democrático y contribuyó así a estabilizar la República. Hubo, al menos, a continuación tres gobiernos largos: el presidido por Waldeck-Rousseau, gobierno de coalición y defensa republicana formado tras el aparente intento de golpe de Estado de la Liga de Patriotas del 23 de febrero de 1899; el gobierno de Combes, y el de Clemenceau, verdadera encarnación de la tradición radical francesa.
Más información Imperio austriaco y Reino de Hungría
El "compromiso austro-húngaro" de 1867 supuso que las posesiones de los Habsburgo, en este momento con Francisco José a la cabeza, formaran una Monarquía dual: por una parte, el imperio de Austria (Austria, Bohemia, Moravia, Eslovenia, Carniola, Istria y Galitzia); por otra, el Reino de Hungría (Hungría, Transilvania, Croacia-Eslavonia y Fiume). La realidad étnica era verdaderamente compleja. La parte austriaca ofrecía considerable variedad de poblaciones y entrecruzamiento entre ellas. Sólo les unía la historia y una amplia mayoría católica.
Más información ·Nacionalismos en Austria-Hungría
Nacionalismos en Austria-Hungría
El imperio austro-húngaro resultaba ser un conglomerado de etnias, lenguas y confesiones, gobernado por una misma corona. Austriacos, húngaros, eslavos y judíos llevarán a cabo movimientos reivindicativos de carácter nacionalista que pondrán en serios apuros la unidad del Imperio.
Más información El Imperio turco
En 1900 Turquía había perdido su poder efectivo. Los débiles lazos que le unían con el Norte de África ahora estaban pasando -si bien no de forma oficial- a los nuevos países imperialistas europeos, británicos y franceses. Los analistas europeos anunciaban que las mismas potencias se acabarían repartiendo la mayor parte asiática del Imperio. Sólo quedaría la zona más pobre de la Península Arábiga dado que en ella de momento no se había encontrado petróleo ni ninguna otra cosa de valor, y el Asia Menor, donde se concentraba la población turca y a partir de la cual se podría configurar una nueva nación-Estado según el modelo occidental.
Más información Nacionalismos en Rusia y Turquía
Los nacionalismos polaco, lituano, estonio, letón, georgiano, armenio, ucraniano y finlandés se recrudecieron también, como en el caso húngaro, como reacción ante la política uniformizadora del zarismo, que se intensificó sobre todo a partir de la década de 1880. La rusificación fue, en parte, resultado de la afirmación del nacionalismo ruso, impulsado por los círculos tradicionalistas, burocráticos y militaristas de la Corte y de la Iglesia ortodoxa, y por sectores que veían en un Estado unitario y centralista la clave para la modernización de Rusia. Pero también en parte, fue expresión de las teorías paneslavistas. El nacionalismo fue, igualmente, factor determinante en la evolución del Imperio otomano.
Más información Comienzos de la industrialización en Rusia
Hasta 1870 el desarrollo de la industria rusa fue escaso y relativamente rápido desde esa fecha. Fue la intervención del Estado la que, en bastante medida, proporcionó el capital y el mercado, sobre todo en el sector de bienes productivos. El papel del ferrocarril, en el que la mayor parte del capital fue estatal, resultó decisivo. El hallazgo de petróleo fue otro factor. La entrada de capitales extranjeros fue fomentada por el ministro Witte.
Más información Liberación de los siervos rusos
Una gran mayoría de la población campesina rusa permanece en régimen de servidumbre. La rígida estructura social establece la existencia de una minoría privilegiada y una amplia masa de siervos, sin apenas clase media. A la cabeza del conjunto se sitúa el zar, gobernando en esta época Nicolás I y Alejandro II. Finalmente, se producirá una abolición de la servidumbre.
Más información La Rusia zarista
Lo que caracteriza el régimen ruso es el deseo de mantener a todo trance el dominio personal y arbitrario del zar sobre todo el Imperio. Alejandro II va a iniciar una política de reformas, siendo la más importante la abolición de la servidumbre. Su asesinato provocó un retroceso en el proceso aperturista: Alejandro III se encerró en el castillo de Gachina, guardado militarmente día y noche. Aunque murió de muerte natural, vivió preso de pánico durante años y la involución política -pues otras reformas eran ya difíciles de modificar- en gran parte estuvo motivada por el temor al terrorismo. Este camino fue seguido por el sucesor Nicolás II.
Más información Decadencia de la Rusia zarista
El asesinato del zar Alejandro II el 1 de marzo de 1881 (13 de marzo, según el calendario occidental), como consecuencia de un atentado con bomba perpetrado por la organización clandestina Narodnaia Volia (Voluntad del Pueblo), expresó de forma trágica el dilema de la política rusa. Parecía no existir más alternativa que la autocracia zarista o la violencia revolucionaria. Como consecuencia, el reinado de Alejandro III (1881-94) y los primeros años del de Nicolás II (1894-1917) supusieron una reafirmación del principio del gobierno autocrático y personal. La presión de los acontecimientos -desastre militar, reacción liberal, malestar popular- forzó a Nicolás II a realizar los cambios políticos que al menos una parte de la población demandaba.
Más información Africa negra hacia 1880
A partir de 1880, en el momento en que el África negra se convierte en objeto de fundamental apetencia para las grandes potencias de Europa, sus tierras se hallan sumidas en una larga fase de decadencia. Las raíces son muy diversas: la trata de negros por turcos y europeos, desde el siglo XVI especialmente, que sería el factor principal del declive africano. La expansión del comercio europeo a partir del siglo XV a costa de los focos civilizadores de Arabia, Persia y Egipto. A las dos razones anteriores, de carácter exógeno al Continente, se unió una endógena: los movimientos bélicos internos, mal conocidos pero de evidente importancia cultural.
Más información Europeos en el Africa negra
El más célebre de los exploradores fue Livingstone que, de 1842 a 1872, atravesó el África Central de punta a punta. En la práctica, su expedición llevará directamente a la conquista, ya que poco después, Stanley, periodista y aventurero enviado en su busca, contribuiría, al atravesar de Este a Oeste la cuenca del Congo (1877), a provocar la reunión de la conferencia de Berlín, preludio del reparto definitivo.
Más información China
El período que abarca las décadas de 1830 a 1880 es el que corresponde al impacto sobre China de los países occidentales europeos y de los occidentalizados, como Japón y Estados Unidos.
Más información Japón
Entre 1867 y 1912 tiene lugar la época Meijí en la que se desarrolla definitivamente un Japón nuevo que, abierto al mundo, sabe guardar sus tradiciones esenciales. A la muerte del emperador Komei, en 1867, el nuevo emperador Mutsu-hito eligió el nombre de Meijí (Gobierno de la luz) para designar su reinado.
Más información La Italia de Giolitti
Giovanni Giolitti gobernó en octubre 1903-marzo 1905, mayo 1906-diciembre 1909 y marzo 1911-marzo 1914; dio, así, a la política italiana una estabilidad sólo comparable a la británica, que coincidió con, y en parte propició, el "primer milagro económico" italiano -electrificación, metalurgia, química, automóviles, industria de la seda-.
Más información Las economías iberoamericanas
El sector exportador será el principal motor de las economías iberoamericanas, si bien las necesidades de financiación darán origen a un proceso de endeudamiento exterior que limitará su crecimiento.
Más información Sociedad y política iberoamericanas
El período que ahora encaramos estuvo marcado por el comportamiento exitoso de las economías iberoamericanas y el incremento de las exportaciones. Esta situación permitió la consolidación de los sistemas políticos existentes, basados en el predominio oligárquico.
Más información Expansión de los Estados Unidos
Las premoniciones apocalípticas sobre el destino de Europa de Meidner y Beckmann -y de otros muchos intelectuales- se materializaron en la I Guerra Mundial, el conflicto que, en efecto, marcó el comienzo del declinar de la hegemonía europea en la historia. Significativamente, el nuevo orden mundial que saldría de aquella guerra fue diseñado en buena medida por un hombre de Estado no europeo, por el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson.
Más información Inmigración e industrialización
Además de a factores como población, agricultura, transportes, recursos naturales, etc, el dinamismo norteamericano debió mucho también a la capacidad de innovación tecnológica del país. La rotativa, armas (Colt, Remington, Winchester), la máquina de coser, destiladoras, desnatadoras, el ascensor, el coche-cama (Pullman), la máquina de escribir, el celuloide, la lavadora, la leche condensada, el tractor de gasolina, el teléfono (Bell), el fonógrafo, el micrófono, las bombillas incandescentes (los tres, patentados por Edison), el ventilador eléctrico, las cajas registradoras, las calculadoras, el papel carbón, la sacarina, el papel-película (Eastman,), la bakelita, el cristal pyrex, la linotipia (Mergenthaler) y la ametralladora fueron, entre otros muchos productos, invenciones norteamericanas de los años 1860-1914.
Más información La otra Norteamérica
Los desequilibrios económicos entre los distintos Estados fueron inmensos, especialmente por lo que hizo al viejo Sur. La abolición de la esclavitud no reportó beneficios tangibles a los negros. En total, unos 2 millones abandonaron el Sur entre 1890 y 1920, la mayoría a los nuevos "ghettos" aparecidos en las zonas pobres de las grandes ciudades. La movilización de los negros provocó nuevas reacciones racistas, en especial a cargo del Ku Klux Klan. Pero la cuestión racial era sólo una manifestación de un problema social más amplio. Las demandas laborales de los trabajadores industriales dieron lugar pronto a conflictos y huelgas, resultado de la dureza y competitividad de la sociedad americana y también de los sentimientos de frustración e injusticia.
Más información El progresismo: de Roosevelt a Wilson
Estados Unidos vivió entre 1900 y 1920 una verdadera "era progresiva", especialmente bajo las presidencias del republicano Theodore Roosevelt (1901-1909) y del demócrata Woodrow Wilson (1913-20), en la que a impulsos de un amplio movimiento social reformista se iría estableciendo un amplio cuerpo legislativo e institucional que, de una parte, se dirigió contra los abusos del desarrollo económico y contra la corrupción política y de otra, quiso regular de forma ordenada la vida social, tanto las relaciones laborales como sobre todo la vida urbana y sus problemas (higiene colectiva, seguridad ciudadana, viviendas, criminalidad, educación).
Más información La nueva frontera
Su formidable crecimiento industrial, económico y financiero hizo, luego, que Estados Unidos no pudiera permanecer aislado de la política mundial. Eso no lo convirtió en una potencia territorialmente imperialista. En comparación con el expansionismo europeo de los años 1880-1914, el anexionismo norteamericano fue insignificante. Pero su papel cada vez más hegemónico en la economía mundial hizo inevitable su creciente intervencionismo en la esfera internacional. La guerra del 98 hizo de Estados Unidos un poder mundial, posición que Roosevelt -ardiente nacionalista, si bien contrario a la adquisición de colonias y muy realista en cuestiones internacionales- consolidó y reforzó durante su mandato.
Más información Vida cotidiana Fin-de-Siècle
La burguesía se sitúa durante el siglo XIX como el grupo dominante. La Segunda Revolución industrial extiende a amplias capas de la población multitud de productos de consumo. Al mismo tiempo, las masas se sitúan como un elemento a tener en cuenta en la economía y la política.
Más información La familia burguesa
El encumbramiento de la burguesía como grupo privilegiado otorga a la familia un lugar central en el conjunto de las instituciones sociales. Familia y Estado son ahora ámbitos similares a los que el individuo es adscrito por nacimiento, siendo a la vez fuente de derechos y deberes.
Más información Sexo y familia
La familia habrá de encargarse de producir hijos en cantidad suficiente para asegurar el mantenimiento de la raza y la sociedad. Además, habrán de ser sanos, para lo que se exigirá la práctica de una sexualidad conforme a las "leyes de la naturaleza" y a las reglas de la moralidad.
Más información Padre y señor
El padre es la figura central de la familia, la pieza sobre la que se asienta todo el sistema institucional formado en torno al núcleo familiar. Entronizado por la ley, la religión, la economía y la moral, el padre ejerce simbólicamente la función de un rey en su castillo, delegado en su ámbito de autoridades más altas.
Más información Matrimonio y cohesión social
La concertación del matrimonio de los hijos es objeto de mimos y cuidados por parte de las familias. En un muy alto porcentaje, los matrimonios celebrados entre individuos pertenecientes al mismo círculo social es la norma, pues funciona una gran separación entre los grupos sociales.
Más información Mujer y espacios femeninos
La industrialización entra de lleno también en el ámbito doméstico. El trabajo industrial femenino ejercido en el domicilio, fundamentalmente debido a la invención de la máquina de coser, alarga la jornada de muchas mujeres hasta altas horas de la madrugada, dedicadas a coser vestimentas propias y ajenas.
Más información El universo infantil
En una familia impregnada de un alto sentido de la herencia y la transmisión, no sólo patrimonial sino también genética y social, el hijo se convierte en una especie de tesoro familiar. Es objeto de atenciones y mimos especiales. En él se invierte en su educación, en su salud, en su alimentación. El niño representa el futuro, la pervivencia familiar más allá de la propia existencia.
Más información El rey de la casa
El cuidado del bebe, auténtico tesoro de la reproducción individual, familiar y social, requiere, como novedad aportada en el siglo XIX, de agentes especializados cuya formación corre a cargo de instituciones profesionalizadas. Nace, con este objetivo, la puericultura.
Más información La difícil socialización
La ternura y los mimos que acompañan el universo infantil de los primeros años se vuelven recelo y distanciamiento. Los lazos familiares son ahora más difusos, siendo sustituidos por nuevas relaciones esta vez no heredadas o impuestas por la sangre sino ganadas por el adolescente. Los amigos, conocidos en el colegio o el cuartel, se convierten ahora en el ámbito de desarrollo individual.
Más información Arriba y abajo
La posesión de personal doméstico es un símbolo de distinción, ciertamente al alcance de pocos pero objetivo de todos. Sólo los que ostentan una encumbrada posición social tienen la posibilidad, también la obligación, de albergar en su casa a mayordomos, doncellas y criadas. Ser servido implica además el manejo de una mayor cantidad de tiempo libre, que puede ser empleado en gustosas actividades de representación, como visitas, fiestas o reuniones.
Más información Animales familiares
Los animales, siempre presentes en los círculos familiares, cambia ahora de consideración. Perros, pájaros, gatos algo más tarde... son objeto de atenciones y cuidados, siendo a veces considerados casi como un miembro familiar más.
Más información La sociedad victoriana
Consecuencia inmediata de la prosperidad económica fue que el crecimiento de la población no resultó un obstáculo para una mejora generalizada de las condiciones de vida. El paro se redujo a niveles no considerables mientras que la emigración descongestionaba el mercado de trabajo, lo que permitió que los salarios evolucionaran por encima del coste de la vida.
Más información La educación
La mejora generalizada de las condiciones de vida incidió en el aumento de personas que tuvieron acceso a la educación, especialmente en su nivel secundario. Las clases medias buscaron a través de la educación una posibilidad de promoción social, ya que les permitía el acceso a puestos de trabajo en la creciente burocracia, o en las nuevas empresas generadas por la economía capitalista. Por otra parte, el carácter pragmático de este interés hizo que se manifestase una cierta tendencia a dar un sentido más práctico a estas enseñanzas, tratando de despojarlas de contenidos humanísticos e insistiendo en la preparación científica.
Más información La divulgación cultural
El crecimiento de la enseñanza facilitó una mayor demanda de productos culturales, aunque los gustos fuesen un tanto superficiales y, en términos generales, predominase un cierto utilitarismo. En todo caso, un instrumento decisivo en esta tarea de difusión cultural resultó ser la prensa.
Más información Tiempos de ocio
El hecho de que cada vez fueran más las personas que gozaban de una cierta prosperidad material y dispusieran de tiempo libre, hizo que las diversiones perdieran el carácter elitista que habían tenido hasta entonces. La música ofreció amplias posibilidades en ese sentido, alcanzando un gran éxito compositores como Mendelssohn, Offenbach, G. Meyerbeer, Ch. Gounod, G. Bizet o G. Verdi.
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