Otros cultivos tropicales
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América: problemas
Desarrollo
En lo que respecta a otros cultivos tropicales, el azúcar también ocupó un lugar destacado, especialmente en Cuba, Puerto Rico y Perú, orientándose la producción cubana y portorriqueña fundamentalmente hacia el mercado de los Estados Unidos. En algunos países se produjo una concentración de la propiedad en manos de las empresas industrializadoras azucareras, mientras que en las islas del Caribe, los ingenios controlaban la producción, gracias a las compras que realizaban a los productores. Se hizo bastante frecuente que los productores perdieran su autonomía y tuvieran que enfrentarse a ganancias decrecientes, ante su propia debilidad financiera. Otros cultivos tropicales que alcanzaron una relativa importancia en los mercados internacionales fueron el henequén (que en 1898 representaba el 15 por ciento de las exportaciones mexicanas) o el banano, cultivado en las zonas bajas y húmedas del litoral caribeño (Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Venezuela) y en el litoral pacífico de Ecuador y Costa Rica. A principios del siglo XX la compañía norteamericana United Fruit alcanzó una sólida posición en la región, adquiriendo en casi todos esos países importantes extensiones de tierras, no dedicadas únicamente al cultivo de especies tropicales. Fue el extraordinario poder de estas multinacionales el que llevó a hablar de repúblicas "bananeras". Las exportaciones bananeras se convirtieron en el mayor rubro de exportación en varios países centroamericanos, siendo otra vez el mercado estadounidense el principal comprador.
La cercanía a los mercados fue en este caso una importante ventaja comparativa de la producción centroamericana frente a la procedente de otros continentes. En contraposición con la prolongada prosperidad bananera encontramos la efímera explotación de caucho en el Amazonas, gracias al "sangrado" de árboles silvestres (hevea brasiliensis). Si bien esta explotación generó un "boom" inesperado y espectacular, no pudo mantener una situación prolongada de estabilidad. Pese a que la empresa se comportó de un modo depredador en la selva brasileña, fue mucho más destructiva en la región amazónica de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, ya que la explotación de la mano de obra y la eliminación de árboles eran mucho más intensivas. Las exportaciones crecieron a un ritmo rápido y espectacular a partir de la década de 1870, multiplicando su volumen varias veces en muy pocos años. El caucho pasó del 19 por ciento del valor total de las exportaciones brasileñas, en 1899 al 25 por ciento, en 1910. En 1912 se alcanzó el techo de las exportaciones, con más de 31.000 toneladas. La ciudad de Manaus, que llegó a contar con 100.000 habitantes y un teatro de ópera, se convirtió en el símbolo de esa rápida expansión, que benefició principalmente a los comerciantes. La acción de los "seringueiros" (recolectores de caucho) facilitó la rápida penetración de la frontera amazónica en el Brasil a través de los afluentes del río Amazonas, y en 1902 Brasil compró a Bolivia el inmenso territorio de Acre. El "boom" del caucho finalizó muy pronto, cuando en Malasia y las indias holandesas se desarrollaron plantaciones caucheras, que reemplazaron rápida y efectivamente la explotación de los árboles silvestres del Amazonas. En 1930 ya se había vuelto al nivel de exportaciones de la década de 1880 y después de la Segunda Guerra Mundial desaparecieron totalmente. A partir de 1951 el Brasil se convirtió en un importador neto de caucho natural, pese a que se produjo una importante ampliación de la producción nacional.
La cercanía a los mercados fue en este caso una importante ventaja comparativa de la producción centroamericana frente a la procedente de otros continentes. En contraposición con la prolongada prosperidad bananera encontramos la efímera explotación de caucho en el Amazonas, gracias al "sangrado" de árboles silvestres (hevea brasiliensis). Si bien esta explotación generó un "boom" inesperado y espectacular, no pudo mantener una situación prolongada de estabilidad. Pese a que la empresa se comportó de un modo depredador en la selva brasileña, fue mucho más destructiva en la región amazónica de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, ya que la explotación de la mano de obra y la eliminación de árboles eran mucho más intensivas. Las exportaciones crecieron a un ritmo rápido y espectacular a partir de la década de 1870, multiplicando su volumen varias veces en muy pocos años. El caucho pasó del 19 por ciento del valor total de las exportaciones brasileñas, en 1899 al 25 por ciento, en 1910. En 1912 se alcanzó el techo de las exportaciones, con más de 31.000 toneladas. La ciudad de Manaus, que llegó a contar con 100.000 habitantes y un teatro de ópera, se convirtió en el símbolo de esa rápida expansión, que benefició principalmente a los comerciantes. La acción de los "seringueiros" (recolectores de caucho) facilitó la rápida penetración de la frontera amazónica en el Brasil a través de los afluentes del río Amazonas, y en 1902 Brasil compró a Bolivia el inmenso territorio de Acre. El "boom" del caucho finalizó muy pronto, cuando en Malasia y las indias holandesas se desarrollaron plantaciones caucheras, que reemplazaron rápida y efectivamente la explotación de los árboles silvestres del Amazonas. En 1930 ya se había vuelto al nivel de exportaciones de la década de 1880 y después de la Segunda Guerra Mundial desaparecieron totalmente. A partir de 1951 el Brasil se convirtió en un importador neto de caucho natural, pese a que se produjo una importante ampliación de la producción nacional.