Busqueda de contenidos

obra
Las figuras aisladas de apóstoles son muy habituales en la producción de Ribera, posiblemente como resultado de encargos particulares para devoción personal. San Simón aparece representado de más de medio cuerpo, portando el libro en la mano derecha y la sierra de su martirio en la izquierda, representado como un personaje absolutamente cotidiano, dentro del naturalismo que Ribera tomaría de Caravaggio a través de su contacto con los pintores nórdicos en la Via Margutta de Roma. Se trata de una figura noble, cuyo rostro aparece a contraluz ya que el potente foco de luz procedente de la izquierda deja en penumbra buena parte de sus facciones, que según Pérez Sánchez estarían tomadas de bustos clásicos. La figura se recorta ante un fondo neutro pero no tan oscuro como en ocasiones anteriores -véase el San Mateo-, creando un ligero halo alrededor de la cabeza. La técnica utilizada por Ribera es cada vez más suelta, empleando una pasta densa en la que se aprecian las muestras del pincel, consiguiendo traducir las calidades de las cosas de manera insuperable, como observamos en las manos o los puños ennegrecidos de la camisa.
obra
Cuando Ribera realizó su Apostolado en la década de 1630 buscó para sus figuras modelos populares, en los que reflejara la edad y el sufrimiento, sin perder por ello la dignidad y la espiritualidad. Será por lo tanto el naturalismo la nota que identifique a toda la serie de la que este San Simón forma parte. Como sus compañeros, aparece con su atributo -la sierra- y vestido con un amplio manto. Su figura se recorta ante un fondo neutro y recibe un fuerte impacto de luz con la que se moldea, resbalando por el potente cuerpo para crear un atractivo contraste de luz y sombra que recuerda a Caravaggio. Una vez más, manos y rostro se convierten en los centros de atención, detallando las arrugas con una minuciosidad que también será tratada por Zurbarán en la escuela sevillana. Entre sus compañeros destacan Santiago el Menor y San Judas Tadeo, siguiendo iconográficamente en todo el conjunto a El Greco y Rubens.
Personaje Religioso
Cursó sus estudios en Córdoba, en el siglo IX, ya que allí se encontraban los grandes maestros de la cristiandad. Sisenando ejerció como diácono. En una ocasión tuvo una visión que revelaba el sufrimiento de dos de sus compañeros que estaban siendo martirizados. Esta experiencia le animó a declararse públicamente cristiano en un tribunal de causa religiosas. Por esta confesión fue torturado y decapitado.
lugar
obra
El estilo de Jaume Huguet tendrá una amplia repercusión en la corona de Aragón. Entre los seguidores del pintor catalán destaca este maestro anónimo que algunos especialistas quieren identificar con Tomás Giner, pintor del altar mayor de la Seo de Zaragoza en 1459 y al servicio del futuro Fernando el Católico en 1473. Este bella tabla de San Vicente procede de una de las capillas de la catedral zaragozana. El santo aparece ocupando la mayor parte de la superficie pictórica, vistiendo una rica casulla y pisando el cuerpo de un musulmán, ataviado a la moda andalusí del momento. A los pies del santo encontramos, en una proporción mucho menor, al donante en actitud de oración, mientras que tras el santo se sitúan dos ángeles, uno de ellos tocando un instrumento musical. San Vicente lleva atada al cuello la piedra de molino con la que fue martirizado y en la derecha hallamos la cruz en la que murió, portando en su mano derecha la palma del martirio y un libro. Los fondos dorados son un elemento típicamente goticista pero el detallismo y el colorido más vivo son notas tomadas de la pintura flamenca.
obra
Fotografía cedida por el Servicio de Promoción e Imagen turística del Gobierno de Navarra.
obra
El retablo mayor de la iglesia de San Vicente de Sarriá en Barcelona parece que fue iniciado por Huguet en una fecha cercana a 1455 aunque permanecía sin concluir en 1492, momento del fallecimiento del pintor. De este conjunto se conocen nueve tablas, cinco atribuibles a la mano de Huguet y otras dos relacionadas con dos artistas anónimos. Desde el punto de vista figurativo, las cinco tablas atribuidas a Huguet han sido relacionadas con los Retablos de San Antonio Abad -contratado en 1454- y de San Abdón y San Senén -finalizado en 1460-. Esta escena que contemplamos posiblemente se trate de la mejor composición de las cinco que Huguet realizó para este retablo parroquial. En ella, la hábil creación de una densa estructura circular, en torno al eje vertical de la figura del santo, excluye el recurso al ilusionismo espacial utilizado en otras obras del pintor. Por si esto fuera poco se trata de una de las primeras obras conservadas, junto con los retablos de san Antonio y san Miguel, en las que se imponen los efectistas fondos dorados con relieves que presentan motivos vegetales. Huguet define pues una plástica basada en valores ornamentales y simbólicos, pero también en el extraordinario naturalismo e individualización de los diferentes tipos humanos que protagonizan la escena. El Exorcismo ante la tumba de san Vicente también forma parte de la serie.
Personaje Religioso
Nacido en Valencia, cursó estudios en Barcelona y Toulouse. Monje perteneciente a la Orden de los dominicos, participó en las disputas religiosas suscitadas por el Cisma de Occidente en apoyo de Benedicto XIII y votó a favor de la designación del candidato castellano Fernando de Antequera en el compromiso de Caspe. En un intento de solucionar el Cisma, sugirió en el Concilio de Constanza (1415) la destitución de los tres papas existentes en el momento, sugiriendo a Fernando I el no reconocimiento de Benedicto XIII. Posteriormente, se dedicó a la predicación del cristianismo por Europa, intentando combatir las herejías propuestas por valdenses y cátaros.
Personaje Religioso
Natural de Segny, Vitiliano destacó como obispo antes de ser designado papa en el año 657. Sus relaciones con Bizancio fueron muy estrechas a pesar de que el cisma de Ravena se hizo más intenso durante su pontificado, incluso a pesar de excomulgar al arzobispo Mauro. Vitiliano sería el responsable de la designación de Teodoro como arzobispo de Canterbury. Sus obras y la piedad demostrada le valieron la canonización.