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CAPITULO IV Descripcion y noticias de los dos goviernos de Quixos y Macas y de Jaén de Bracamoros, con una breve razon de sus descubrimientos y conquistas 842 A el govierno de Popayán, de que se ha tratado en el capitulo antecedente, se sigue el de Quixos y Macas por la parte del oriente de la cordillera de los Andes y de aquel mismo lado. Este se debe considerar dividido en dos partidos, Quixos el uno, que comprehende la parte septentrional del govierno, y Macas el otro, que es la mas meridional, entre quienes media el país de los canelos; y porque la extension y circunstancias de ellos pide que se trate de cada uno con separacion, lo haré assi dando principio por Quixos. Confina, pues, este por la parte del norte, con el territorio correspondiente á la jurisdiccion de Popayán; por el oriente se estiende hasta el rio Aguarico y por el occidente parte terminos con los corregimientos de Quito, Latacunga y villa de San Miguel de Ibarra, siendo las cordilleras de Cotopacsi y Cayamburo quienes hacen la separacion. El primero que entró en aquel país de Quixos, haciendo su descubrimiento y reconociendolo, fue Gonzalo Diaz de Pineda en el año de 1536, el qual, con el motivo de haver embiado Sebastian de Belalcazar desde Popayán á investigar la salida del rio grande de la Magdalena y adquirir noticias de los paises confinantes á el que estaba conquistado, fue elegido para ir por aquella parte y, haviendolo examinado todo, satisfecho de ser abundante de oro y de haver en él arboles de canela, se retiró á el campo de los suyos dando los informes de lo que havia reconocido ó podido instruirse en su viage; de ello resultó la entrada que en el año de 1539 hizo Gonzalo Pizarro, governador entonces de Quito, con el fin de reconocerlo, poblarlo y descubrir lo estendido de su territorio. El mal sucesso de esta jornada no permitió que entonces se consiguiese, como se tenia premeditado, y, por esto, se mantuvo suspensa la conquista hasta el año de 1559, que, hallandose governando los reynos del Perú el virrey Don Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, dió comission á Gil Ramirez Davalos para que passasse á reducir los indios que habitaban allí y á poblar aquel territorio; este lo practicó fundando la poblacion de Baeza, capital del govierno en el año de 1559, á la qual siguieron las de otras ciudades y poblaciones pequeñas, que todavia existen aunque nada mejoradas de aquella primera reducida capacidad y disposicion que entonces se les dió. 843 El pueblo de Baeza, no obstante la circunstancia de haver sido el primero en antiguedad de aquel territorio y, por residir entonces allí los governadores, haver gozado la preeminencia sobre los demás, fue siempre muy reducido porque, haviendose planificado despues las dos ciudades que aún permanecen de Avila y Archidona, se llevaron estas la primera atencion de los pobladores y dexaron á Baeza sin poder aspirar á mayor aumento; pero ni aun de este modo consiguieron ellas acrecentarse á correspondencia del titulo de ciudades que entonces obtuvieron, pues quedaron igualmente ceñidas á aquel primer pie en que empezaron, proviniendo esto de la naturaleza del país, que, no siendo tan lisongero como el de Quito en su temple, fecundidad y delicias para la vida, es poco apetecida de los que pueden gozar de el otro y de sus comodidades. Baeza, muy al contrario de acrecentarse, se ha disminuido de tal suerte que en el tiempo presente se comprehende en lo que pueden extenderse ocho ó nueve casas de paja, á cuyo numero están reducidas las que contiene, y en ellas podrán habitar hasta 20 personas de todas edades y sexos, de forma que yá se ha convertido en anejo del pueblo de Papallacta, y en él reside el cura parroco, el qual tiene á su cargo, además de estos dos, otro pueblo nombrado Maspu. Del mismo modo, el governador mudó tambien su residencia passandose á vivir á Archidona. 844 La ciudad de Archidona es un lugar corto situado en un grado y corto numero mes de minutos al sur de la equinocial y como 1 grado 50 minutos al oriente del meridiano de Quito. Sus casas son de madera, cubiertas de paja; y su gentío está regulado ser de 650 á 700 personas de todas edades y sexos, entre las quales hay españoles, algunos indios, negros, mestizos y mulatos; solo tiene un cura y, dentro de la jurisdiccion de este, otros tres pueblos con los nombres de Misagualli, Tana y Napo. Este ultimo lo toma del rio assi llamado, por estar situado á sus orillas, y su inmediacion fue causa para que, repetida el dia 30 de noviembre de 1744 la rebentazón del páramo de Cotopacsi, de que se hará mencion en otra parte, y hinchadas las aguas de aquel rio con la cantidad que recibió de la mucha nieve y liquidada con las llamas corriendo rápidamente por el mismo rio Napo, destruyessen el pueblo llevando entre sus ondas las cosas que lo formaban. 845 La ciudad de Avila, que está en 0 grados 40 minutos de latitud austral y con corta diferencia 2 grados 20 minutos al oriente de Quito, aun es menos que la antecedente. Sus casas son en la misma conformidad, y la gente que habita en ella apenas llegará á 300 almas de todos sexos y edades: esta tiene assimismo un cura, cuya jurisdiccion eclesiastica se estiende á otros 6 pueblos, algunos de tanta capacidad y gentío como la ciudad, y sus nombres son La Concepcion, Loreto, San Salvador, Motte, Cota Piñí y Santa Rosa. 846 Las antecedentes poblaciones forman lo mas principal de este govierno de Quixos pero, además, le son pertenecientes los pueblos de las missiones de Sucumbios, entre quienes hace cabeza el que tiene el nombre de San Miguel, y, aunque á principios del siglo presente havia otros diez, se han reducido yá á solos cinco, que son San Diego de los Palmares, San Francisco de los Curiquaxes, San Joseph de los Albuccees, San Christoval de los Yaguages y San Pedro de Alcantara de la Coca ó Nariguera. 847 Los moradores que componen el vecindario de las dos ciudades y demás poblaciones de sus pertenencias y los de Baeza viven en un continuo sobresalto y cuidado defendiendo sus casas y chacaras de las frequentes invasiones que hacen en ellas los indios infieles. Estos rodean aquellos territorios por todas partes, de modo que cada poblacion está amenazada de los que habitan los campos y parages de su inmediacion, y son no menos que diversas crecidas las naciones que los pueblan. En las ocasiones que, hostigados aquellos vecindarios de las correrias de estos indios, toman las armas para ir contra ellos, solo han conseguido la ventaja de entrar en sus propias tierras y aprisionar á algunos, volviendo sin otro fruto porque, siendo toda gente de ninguna estabilidad, que vive aún separada de las costumbres racionales, ni tiene assiento determinado en parte alguna ni formalidad de poblacion; assi, reduciendo su mayor pérdida á retirarse alguna cosa quando los nuestros los persiguen, al verse fuera de este peligro, vuelven sobre sus passos y recuperan el país tan inculto como lo dexaron, acercanse con lentitud á los poblaciones de españoles haviendo dexado que medie algun tiempo y, quando consideran á sus vecindarios descuidados, los acometen repentinamente para robar en ellas lo que encuentran, que es á lo que se dirige su principal fin. Este peligro á que siempre han estado expuestas aquellas ciudades ha contribuido en gran parte, además del clima, para que la poblacion no se acreciente. 848 El temperamento de todo aquel país es cálido y muy humedo; las aguas son continuas; y assi solo se diferencia de el de Guayaquil, Portobelo y otros en no ser el verano tan grande, por tanto, sujeto á las mismas pensiones que en aquellos mortifican á la naturaleza. El país es de montañas, lleno todo de bosques espesos y corpulentos arboles, entre los quales se crian, acia la parte meridional y occidental de lo que se estiende la jurisdiccion de Quixos, los de la canela, que, descubiertos, como queda yá advertido, por Gonzalo Diaz de Pineda, fueron causa para que, á el parage donde están, le quedasse el nombre de canelos, que conservan. Sacase porcion de ella y se consume tanto en la misma provincia de Quito como en Valles. La calidad de esta canela no es tan buena como la de la India oriental pero no se diferencia mucho de los accidentes, pues el olor, gruesso del cañuto y la fibrazón es casi la misma; el color, algun tanto mas obscuro, y el gusto causan la mayor que hay entre las dos, teniendo el que dexa en el paladar la de Quixos mas fortaleza en el picante, y este, no con la delicadeza que es propia en la del Oriente. La hoja es la misma, y su color sobresale tanto como el de la corteza. La flor y semilla exceden en la calidad á la de la India; y en la fragrancia mucho mas la primera que no admite comparacion por la mayor abundacia de partes aromaticas que encierra. Por esto, se cree, y no sin algun fundamento, que, si se les diera cultivo á los arboles, podria mejorarse la calidad tanto que, á no exceder, no fuesse nada inferior á la celebrada de Ceylán. 849 Los frutos de otras especies que allí se producen son, sin diferencia, los mismos que en todos los paises cuyos temples se conforman con el de este govierno, y, á su correspondencia, las frutas, raices y semillas, siendo regular que el trigo, cebada y otras que requieren temples frios no prevalezcan en los que son opuestos. 850 A el otro partido de Macas pone terminos por el oriente la jurisdiccion del reyno de Maynas; por el sur, la de Bracamoros y Yaguarsongo; y por el occidente la divide de los corregimientos de Riobamba y Cuenca la oriental cordillera de los Andes. Su principal poblacion se condecora con el titulo de ciudad de Macas, derivado en la vulgar locucion del que se le dá á todo el país y por este es mas conocida que por el propio nombre antiguo suyo de Sevilla del Oro; su latitud es austral de 2 grados 30 minutos, y está al oriente del meridiano de Quito 40 minutos con corta diferencia; su recinto es tan corto que solo se cuentan en ella 130 casas, fabricadas de madera y cubiertas de paja, en las que se regula habitan 1200 almas, debiendose entender que, assi estos como todos los que viven en esta Jurisdiccion, por lo general son mestizos y gente de castas porque el numero de los españoles es corto. Además de esta, pertenecen á la jurisdiccion del govierno ocho pueblos, que son San Miguel de Narbaes, Barahonas, Yuquipa, Juan Lopez, Zuña, Payrá, Copueno y Aguayos. 851 El govierno espiritual de todos está en dos curas que residen, uno en la ciudad y tiene por anejos los quatro pueblos primeros, y otro en Zuña, á quien pertenecen este y los tres restantes. En aquellos primitivos tiempos, despues que se hizo la conquista de este país, estuvo todo él muy poblado y opulento y, siendo crecidas las riquezas que se sacaban, pudo grangear el nombre de Sevilla del Oro, que dieron á su capital, pero hoy solo lo mantiene como memoria de lo que fue, pues faltó enteramente el motivo que parece se lo facilitó entonces. Su descaecimiento nació de una sublevacion de los indios que tenian vassallage á los reyes de España, y eran naturales de aquel país; estos se apoderaron de la ciudad de Logroño y de una poblacion que nombraban Guamboya, ambas pertenecientes á la misma jurisdiccion y muy ricas, con cuyo sucesso, quedó el país tan arruinado y pobre que yá ni corre moneda en él ni se conoce otra mas que los efectos y generos que produce, los quales se permutan, comerciando de este modo aquellos habitadores para vivir y proveerse de lo que necessitan. 852 La mayor cercanía que Macas tiene á la cordillera de los Andes hace sensible en algun modo la diversidad de su temple á el de Quixos pues, no dexando de ser tambien país de montaña, se percibe bastantemente en él la diferencia entre las dos mas apartadas estaciones del año, y al mismo respeto quanto su territorio es distinto del que ocupan los corregimientos, tanta variedad se nota en el periodo de los tiempos. Assi, empieza allí el ibierno por el mes de abril y dura hasta septiembre, que es quando se experimenta verano entre las dos cordilleras, y desde septiembre en adelante logran en Macas el beneficio de esta segunda estacion, respirando ambiente mas fresco con los vientos que corren entonces de la parte del norte, los quales lo son tanto mas quanto llevan consigo la impression contraida de los yelos con que están revestidos los páramos por donde passan; y, hallandose la athmosphera serena, alegre la tierra y despejado el cielo, se ensancha el animo y se desahoga, viendose libre de las pensiones del ibierno, las quales no son ni menos sensibles ni menos molestas que las de Guayaquil. 853 El territorio es fértil para simientes y frutos que requieren temple cálido y húmedo, pero la cosecha principal en que se cultiva la tierra es de tabaco, el qual se coge con abundancia y, hecho rollos, se lleva á vender en todo el Perú, donde merece estimacion por su buena calidad. La caña de azucar prevalece bien, y el algodón, por lo consiguiente; de uno y otro solo siembran lo que necessitan para su consumo, no siendo el menor cuidado y pension que tienen aquellos habitadores la de defender los sembrados de las correrias que hacen los indios bravos para destruirlos porque, á imitacion de lo que sucede en Quixos, cada poblacion se halla rodeada de indios gentiles, y, quando se considera están mas retirados de ellas, las assaltan y sorprenden, de que se origina el ser preciso mantenerse continuamente con las armas en las manos para hacer oposicion á sus insultos. 854 Entre la variedad de arboles y plantas que reducen todo aquel país á espesos bosques, se encuentra el estoraque, arbol cuya resina sin otra alguna mixtura despide un olor sumamente fragrante. Esta es rara porque los sitios donde se cria están algo distantes de las poblaciones, y es arriesgado el ir á ellos á causa de los indios bravos, que, hechos fieras, se mantienen entre los troncos y espesura; lo mismo sucede con minerales de polvos azules, que tambien hay y de que, aunque en cortas cantidades, se sacan algunos, cuya calidad es muy sobresaliente. 855 Encuentranse, assimismo, en el territorio perteneciente á Macas arboles de canela, y estos, segun el informe y parecer que me subministró el cura de Zuña, Don Juan Joseph de Loza y Acuña, sugeto de grandes talentos y aplicacion á la historia natural, excede en la calidad y bondad á la canela de Ceylán, conocida allí por el distintivo de Castilla, conformandose en lo mismo los dictamenes de otros sugetos de igual credito en este particular. Esta canela se diferencia no poco de la de Quixos, siendo al parecer la causa de su tan sensible mejoria el que, segun lo advierten los mismos inteligentes, los arboles en Macas se hallan en descampado, libres de la sufocacion de otros copetes que les dificulten el sol y desembarazados de agenas raices que, quitandoles el nutrimento, los dexen sin el que necessitarian para dar sazón al fruto y perfeccionarlo en todas sus qualidades; con particularidad se nota esto, ayudando á confirmar la razon dada, en uno que ó la casualidad ó el cuidado depositó en el terreno de la misma ciudad de Macas, el qual dá una corteza tan delicada para el gusto y tan fragrante que excede ó bien por ser mejor en realidad ó por ser fresca y no haver tenido lugar de perder sus partes aromaticas á la del Oriente, y en su flor sobresale con mayor excesso esta particularidad. 856 Abunda, assimismo, Macas de minas de copal, y se saca á proporcion. Criase cera silvestre ó de palo mas no muy buena porque, á la falta de ser colorada, se le agrega la de no endurecerse y la de ser el olor que exhala, quando está encendida, muy penetrante y fuerte, lo que igualmente se nota en la de Guayaquil y Valles. Por esta razon, son inferiores todas aquellas ceras á las de Europa, siendo tambien de advertir que en la aveja se conoce assimismo alguna diferencia porque la de aquellos paises es mucho mayor y su color tirando á negro; pudiera ser, no obstante, que realzara la calidad si la supieran purgar y labrar con la propiedad que se hace esto en el norte y, aunque nunca competiria con ella, bastaria cogiese alguna dureza para que se mejorasse. 857 El govierno que pone terminos á la jurisdiccion de la Audiencia de Quito por la tarde del sur y sigue á la de Macas es el de Jaén, el qual fue descubierto y conquistado por Pedro de Vergara, á quien en el año de 1538 confirió la conquista de él Hernando Pizarro; despues repitió la enntrada en el mismo país Juan de Salinas con titulo yá de governador de aquella tierra, y entonces se hizo el establecimiento con mayor formalidad porque, aplicado su cuidado y eficacia á pacificar los indios que andaban alborotados y á reducirlos á la obediencia, despues de haverlo conseguido, pudo con felicidad poner los cimientos de las principales poblaciones de él, las quales existen aunque tan deterioradas que, no teniendo mejoria á las de Macas ó Quixos, si conservan algunas el distintivo nombre de ciudad mas es por gozar los privilegios de tales que porque su capacidad, gentío ó formalidad les sea correspondiente. 858 En el primitivo tiempo en que se hicieron aquellas conquistas era conocido este govierno por los nombres de Igualsongo y Pacamoros, que, corrompidos, se llamaron despues Yaguarsongo y Bracamoros, los quales eran los que tenían la governacion de Juan de Salinas; con ellos permaneció algunos años hasta que, sublevados los indios de ambos territorios, destruyeron las principales poblaciones, y las que quedaron en el infeliz estado, en que todavia existen despues de haver passado casi un siglo desde entonces acá, se agregaron á la ciudad de Jaén, componiendo todo un govierno con el titulo de Jaén de Bracamoros y dandose á los corregidores de Loja el de governador de Yaguarsongo, segun queda yá advertido. 859 Jaén, á quien por haversele agregado las poblaciones de Pacamoros ó Bracamoros se le acomoda este sobrenombre, fue fundada en el año 1549 por Diego Palomino en jurisdiccion de Chaca Inga, perteneciente á la provincia de Chuquimayo, y en ella reside el governador. La situacion de esta ciudad es en la orilla boreal del rio Chinchipe y en el recodo ó angulo que forma este uniendose con el Marañón; su latitud es austral de 5 grados 25 minutos con corta diferencia, y, aunque en su longitud no hay seguridad, se puede congeturar ser muy poco lo que se aparta del meridiano de Quito ó que está debaxo de él. La capacidad, disposicion y formalidad de ella, siendo tan reducida y mala como la de las otras ciudades de Macas y Quixos, no necessita mas explicacion que la que queda dada en aquellas, debiendose entender que su vecindario está regulado de 3 á 4 mil almas de todos sexos y edades, compuesto por la mayor parte de mestizos, algunos indios y pocos españoles. 860 Las poblaciones que Juan de Salinas fundó en su govierno de Yaguarsongo y Bracamoros fueron tres ciudades, que subsisten tan cortas, desmanteladas y pobres como la de Jaén y conservan los nombres de Valladolid, Loyola y Santiago de las Montañas. Esta ultima confina yá con el govierno de Maynas y no está separada de su capital, la ciudad de Borja, mas que por el Pongo de Manceriche. Además de ellas, hay en aquel país perteneciente á Jaén de Bracamoros varias poblaciones pequeñas, cuyos nombres son San Joseph, Chito, Sánder, Charape, Pucará, Chinchipe, Chyrinos, Pomaca, Tomependa y Chuchunga, cuyos habitadores, á semejanza de los de las ciudades, son indios en la mayor parte y algunos mestizos, cortos en numero todos ellos. 861 Aunque Jaén está á la orilla del rio Chinchipe y tan cerca del Marañon, no es todavia este navegable desde allí, y assi los que intentan baxar por él hacen transito por tierra desde Jaén hasta Chuchunga, lugar pequeño á la orilla de otro rio que tiene este nombre, cuya latitud es de 5 grados 21 minutos, y, embarcandose allí, salen al Marañon. Este pueblo, que viene á ser el pueblo correspondiente á Jaén, dista de la ciudad quatro dias de camino, que es el modo de regular aquellas distancias porque las dificultades que se ofrecen en ellas las hacen mayores de lo que son en realidad y muchas veces suelen dilatarlas tanto que lo que en camino regular podria andarse en una ó dos horas requiere medio dia ó uno. 862 El temperamento de Jaén, no menos que el de todo aquello en donde se estiende la jurisdiccion del govierno, es semejante al de Quixos aunque no tan pensionado como aquel en la frequencia y constancia de las aguas, antes bien, á imitacion de el de Macas, goza algun intervalo de verano, y en él se modera el calor, y se aminoran las demás penalidades que son regulares de ibierno. 863 Todo el país, cuyo suelo es fértil para aquellas semillas y frutos que corresponden á su temperamento, está lleno de silvestres arboles, entre los quales crecen con vicio y dan fruto prodigamente los de cacao, cuya calidad no cede á el que se cultiva, pero allí sirve de poco por ser su consumo en aquellos paises inmediatos tan escaso que casi no tiene uso alguno, y, si se huviera de sacar para otras partes mas distantes ó para conducirlo á Europa, levantaria tanto el precio con el costo de los fletes que no sería soportable su valor, por lo qual se pierde en los arboles ó lo comen los monos y otros animales. 864 Desde los principios de la conquista y de su primer descubrimiento, tuvo tambien este país fama grande de riqueza, y esta se vio bastantemente acreditada en las crecidas porciones de oro que se sacaban de él, las quales cessaron luego con la sublevacion de los indios, y aun es comun opinion que la demasiada sujecion con que los primeros españoles los hacian trabajar en las minas indispuso de tal modo su animo que de ello resultó el sublevarse. En los presentes tiempos, es en cortas cantidades el que se saca y este no de labores formales de minas sino lavando los indios las arenas de los rios quando van crecidos, con cuya diligencia encuentran pepitas, polvo de oro y paxillas de este metal, el qual les sirve de moneda para pagar los tributos ó para proveerse de alguna cosa que necessiten, siendo tanto el desprecio con que lo miran que, aunque pudieran coger mucho si no cesassen de lavar, no lo hacen assi; y solo lo practican los indios reducidos y avecindados en aquellas poblaciones quando les insta la urgencia; los gentiles, empero, teniendolo por inutil, nunca procuran sacarlo ni se aprovechan de él. 865 La jurisdiccion de este govierno produce, abundantemente, tabaco, y la cosecha de él es tan quantiosa que su siembra y cultivo es la mas comun ocupacion de todos aquellos habitadores; disponenlo en mazos, hechos cada uno de á 100 hojas á manera de andullos, preparandolo para ello con cocimientos de agua miel y otras yerbas á fin de que se le conserve mejor la fortaleza; en esta forma, sale de allí y se conduce no solo á las demás provincias del Perú y á todo lo que se estiende la de Quito sino hasta el reyno de Chile, siendo el unico que se consume en ellas para fumar en cigarrillos de papel, segun lo acostumbran en todas aquellas partes. Esta comun aceptacion le proviene de que la preparacion que le hacen con la decoccion, en que humedecen sus hojas al tiempo de juntarlas para formar el andullo, le dá un particular gusto y fortaleza á su humo, propio para el que á la cuenta se requiere en aquel methodo de usarlos. Tambien se produce allí mucho algodón, y hay en las campañas crias de mulas muy quantiosas, en cuyos tres renglones se hace todo el comercio que aquel govierno mantiene con los corregimientos de la provincia y con las de otras del Perú. 866 En los paises tanto del govierno de Jaén de Bracamoros como de Quixos y Macas hay mucha abundancia de animales silvestres de las especies que quedan yá explicadas en otros sus semejantes por el temperamento, mas en estos hay, fuera de los tigres, leones bastardos, ossos y dantas ó grandes bestias. Estas tres distintas especies de animales feroces, que no son comunes en los demás de que se ha tratado, se ven allí, originandose de que la inmediacion á las cordilleras, en cuyos temples frios habitan como propios á sus naturalezas, dá ocasion á que alguna vez, alexandose de ellos, baxen á los montes que están cercanos y se encuentren en los que no serian regulares sin esta circunstancia. Entre los reptiles, se particulariza en Macas una culebra, á quien los indios dan el nombre de curi mullinvo por cubrirla una piel dorada y labrada, como la de los tigres, pues curí significa oro. Toda ella está llena de escamas, y su figura es horrorosa por ser la cabeza con extremo grande y, á proporcion, el cuerpo; su boca está poblada de dos andanas de dientes y colmillos tan grandes como los de los perros regulares, y mas agudos que los de estos. Los indios infieles, por modo de ostentacion, para dar á entender su valor y fiereza, pintan las rodelas de que usan en la guerra con labores que imitan á las de esta culebra, y su mordedura es tan nociva que quita la vida á el que llegan á ofender, no siendo facil el conseguir que suelte quando una vez ha hecho presa.
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CAPITULO IV Viaje que a pie hizo el V. Padre desde Veracruz hasta México. Luego que llegaraon a tierra nuestra Misión, y la de los RR. PP. Dominicos, se celebró por ambas una solemne fiesta a nuestra gloriosa Protectora Santa Bárbara, en prueba de nuestro reconocimiento, y para cumplir la promesa que en la mayor aflicción se le hizo. En esta función predicó nuestro V. Fr. Junípero, haciendo cumplida narración de las más leves circunstancias, y casuales accidentes ocurridos en el dilatado viaje de noventa y nueve días; pero con tanta perfección y elocuencia, que dejando asombrados a todos, adquirió sobre la fama de ejemplar (que ya tenía) la de muy docto y humilde, pues hasta entonces no se había conocido ni lo más mínimo de sus grandes talentos. Reconocido el temperamento de Veracruz tan achacoso (como yo experimenté prontamente, por haberme visto a la muerte) se trató luego de la salida para México, para cuyo viaje, que es de cien Leguas, costea el Rey a los Religiosos el carruaje y demás necesario, en atención a que la navegación tan dilatada, y repentina mudanza de clima, no dan lugar a hacerlo a pie, sino a caballo, y con alguna comodidad. Pero nuestro ejemplar Junípero, deseando hacerlo sin descanso alguno, pidió al R. P. Presidente le permitiese caminar a pie, supuesto que se hallaba con salud y fuerzas para ello; y conociendo éste el fervoso espíritu de aquél, le dio licencia, y juntamente a otro Misionero de la Provincia de Andalucía, que también la solicitaba: salieron ambos de este modo, sin más guía ni viático que el Breviario, y su firme confianza en la Divina Providencia; pero habiendo escogido la mejor Arca, lejos de faltarles nada en el camino, experimentaron visiblemente la singular asistencia del Todopoderoso. En una de las jornadas, que fue más larga de lo que pensaban (después de muy entrada ya la noche) llegaron a la orilla de un Río, que según les habían noticiado, tenían que pasar antes de llegar al Pueblo donde habían de parar: reconocieron luego lo crecido que era, y el peligro que amenazaba a quien intentase pasarlo sin conocimiento del único vado que tenía. Estos motivos, lo tenebroso de la noche, y la absoluta falta de quien les enseñase el vado, fueron la rémora que detuvo a nuestros caminantes para entrar en el agua, y esperando del Cielo el socorro de aquella necesidad, se pusieron a rezar la Benedicta a nuestra Señora; concluyéronla, y luego les pareció que miraban (al lado opuesto) un bulto que se movía; pero para cerciorarse Fr. Junípero, de si era cierto, o no, dijo en voz alta estas palabras: "Ave María Santísima: ¿Hay algún Cristiano a la otra banda del Río?" Respondiéronle que sí, y que qué se ofrecía. Dijeron que deseaban pasar el Río, y no sabían el vado; y diciéndoles que subiesen por la orilla, hasta que les avisase, caminaron un gran trecho, y luego, la guía (que no veían) les dijo: que ya podían pasar; hiciéronlo sin peligro alguno, y hallaron al que les hablaba, que era un hombre Español, bien vestido, muy atento, y de pocas palabras, el cual los llevó para su casa, sita a gran distancia del Río, les dio de cenar, y camas en que dormir; pero cuando por la mañana salieron de la casa para la iglesia a decir Misa, y en todo el camino no pisaron más que hielo, por el mucho que aquella noche había caído, desde luego conocieron el beneficio tan grande que Dios les había hecho de proporcionarles abrigo por medio de aquel bienhechor, pues sin él, hubieran perecido al inclemente rigor del frío. El haber hallado a este hombre en aquel lugar a una hora tan intempestiva, y en noche tan obscura, no pudo menos que causar admiración a ambos Padres; pero habiéndole preguntado el motivo de hallarse tan apartado de su casa a aquella hora, les respondió que había salido a diligencia, con lo cual no quisieron ser más curiosos. Todo esto pudo ser casualidad; pero no lo atribuyeron nuestros Peregrinos sino a singular beneficio de María Santísima, a quien en reconocimiento dieron las debidas gracias; y habiéndolo hecho asimismo a su bienhechor, y despedídose de él, siguieron su camino. Habían andado ya un gran trecho, y hallábanse sumamente fatigados del cansancio, y no menos molestados de los ardores del Sol, cuando un hombre que encontraron a caballo, después de saludarlos, y preguntarles donde iban a parar, les dijo: "VV. RR. vendrán cansados y sedientos, tomen una granada, y los refrescará algo." Dio a cada uno una granada, y habiéndose despedido siguió él su camino, y los Padres el suyo: Comieron éstos aquella pequeña fruta, la que no solamente los refrescó y apagó la sed que padecían, sino que les dió fuerzas para seguir su jornada sin demasiada fatiga hasta la Hacienda donde iban a parar, y habiendo sentido este efecto, hicieron reflexión sobre el sujeto que los había regalado, pues por su aspecto y modo de hablar, les pareció ser el mismo que la noche antecedente les había enseñado el vado del Río, y hospedado en su casa. Varias veces hizo mención de estos casos el V. P. Junípero para exhortar a la confianza en la Divina Providencia, y decía, que aquel bienhechor o fue el Patriarca Señor San José, o algún devoto hombre, a quien este Santo tocó el corazón para que les hiciera estas obras de caridad. Otro suceso semejante a los referidos les aconteció en la siguiente jornada: Habían hecho noche en una Hacienda, y por la mañana después de haber uno dicho Misa, se despidieron del dueño o Administrador, quien por si llegasen tarde a la posada les dió una torta de pan: pusiéronse en camino, y a poco rato encontraron un Pobre, que les pidió una limosna: diéronle lo único que tenían, que era aquel pan, confiados en que llegarían temprano al lugar donde habían de parar, y que en caso contrario, no les faltaría la Divina Providencia: así lo vieron cumplido, pues habiéndoseles hecho larga la jornada (por el mucho cansancio y necesidad que sentían) se sentaron a descansar un rato en el camino. Pasó por él un hombre a caballo, quien viendo a los Padres allí, después de saludarlos y preguntarles dónde iban a posar, sacó un pan, y partiéndolo dio la mitad de él a cada uno, considerando les faltaba mucho que andar: El se fue a su camino, y nuestros Peregrinos, habiendo recibido su limosna y visto aquel pan, no se atrevían a comerlo, porque (como me contaron) les pareció que era de sólo maíz, mal amasado, y crudo, por cuyo motivo les podría hacer daño; pero la flaqueza que padecían, y necesidad de tomar algún sustento para poder andar, les obligó a probarlo, y habiéndolo hecho, les pareció un pan sabrosísimo y de gusto extraordinario, como si estuviera amasado con queso: Comiéronlo, y se reforzaron para seguir su camino hasta completar la jornada de aquel día. Continuaron después su viaje, y con la fatiga de él, se hincharon los pies al V. P. Junípero, de suerte que llegó a una Hacienda sin poderse tener; atribuyéronlo a picadas de zancudos, por la mucha comezón que sentía, y habiendo descansado allí un día, cuando estaba durmiendo aquella noche sin sentirlo se estregó demasiadamente un pie, que a la mañana le amaneció ensangrentado todo, con cuyo motivo se le hizo una llaga que (como después veremos) le duró toda la vida. No obstante este accidente, después de haber descansado un día prosiguieron su camino, y la tarde del último día de Diciembre del año de 1749, llegaron al Santuario de Nra. Sra. de Guadalupe; allí pasaron la noche y habiendo la mañana siguiente dicho Misa de gracias a la gran Señora, se fueron para el Colegio de San Fernando, que dista una legua escasa.
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CAPITULO IV Del recebimiento que hace Lima á sus virreyes, fiestas y funciones con que se le obsequian, pompa y suntuosidad de esta ceremonia y otras annuales 104 Luego que llega el virrey á desembarcar en el puerto de Palta, que dista de Lima 204 leguas, despacha una persona de toda distincion ó yá de los de su comitiva ú otro particular para que passe á Lima con el caracter de su embaxador y, por medio de una carta politica, le participa al que está en possession su llegada y de haverle el rey conferido el govierno de aquel reyno; llegado este á Lima, corresponde con un chasqui ó correo el que concluye, dandole la bienvenida, y, al despedir al embaxador, le obsequia con una joya de valor y la gracia de uno ó dos corregimientos de los que á la sazon se hallan vacantes para que passe á servirlo, si no lleva ocupacion que se lo estorve, ó nombre theniente que lo execute por él. El corregidor de Piura recibe en el mismo puerto de Paita al virrey y, teniendo prevenidas literas correspondientes á su persona y familia, le subministra todas las que ha menester, vagages y lo demás necessario hasta que llegue á la jurisdiccion inmediata; hace formar ramadas en aquellos sitios despoblados donde han de hacer parada y lo comboya costeando los repuestos hasta que el corregidor inmediato le releva de la obligacion. Llega por ultimo á Lima y, sin detenerse, passa en derechura, atravessando la ciudad como de oculto, al puerto del Callao, que es el inmediato y distante de ella dos leguas y media; allí le reciben y reconocen uno de los alcaldes ordinarios de Lima, nombrado para este fin, y los oficiales militares hospedandolo en el palacio que tienen los virreyes, el qual se adorna para este caso con toda ostentacion. Al siguiente dia le van á cumplimentar todos los tribunales, seglares y eclesiasticos, á quienes recibe debaxo del dosel, dando principio á esta ceremonia la Audiencia, á la qual siguen el tribunal de Quentas, el cabildo eclesiastico, el secular y el consulado; despues continuan los inquisidores, tribunal de Cruzada, prelados de las religiones, colegios y personas de lustre. Este dia le acompañan en la ostentosa mesa que el alcalde le hace servir los oidores, y á su familia, todos los sugetos distinguidos que gustan de hacerles este cortejo. En la noche, se le representa una comedia, y hay franqueza para que todas las señoras y demás mugeres entren de tapadas, como lo acostumbran á ver al nuevo virrey. 105 El dia siguiente, que es el segundo de su llegada, sale en un coche que, como para tal personage, tiene prevenido la ciudad y llega hasta la capilla de la legua, assi llamada por estar en la mitad de la distancia que hay desde el Callao á Lima; allí se haya ya el virrey que acaba y, saliendo de sus coches uno y otro, hace este la ceremonia de entregarle un bastón en señal de que le passa el mando del reyno; concluido lo qual y hecho aquel regular cumplimiento que dicta la urbanidad, se separan, y sigue cada uno su camino. 106 Si el que llega tiene animo de hacer su entrada publica en Lima dentro de pocos dias, se vuelve al Callao, en donde permanece hasta el determinado; pero siendo mas regular el que media, algun tiempo interin se hacen las prevenciones necessarias para ella, passa á Lima y, desde luego, se aloja en su palacio, cuyo adorno está al cuidado del mas moderno oidor y del alcalde ordinario. 107 Señalado el dia para la entrada publica, limpias y colgadas las calles y adornadas en distancias con varios arcos de triunfo, en que no luce menor el arte que la riqueza, passa el virrey oculto á las dos de la tarde á la iglesia y monasterio de Monserrate, el qual queda separado de la calle por donde ha de empezar la estacion por medio de un arco y de una puerta; juntos los que han de componer el acompañamiento, monta el virrey y toda su familia en cavallos que para esta ceremonia les previene la ciudad y, abriendose las puertas, vá á incorporarse y cerrar la marcha del concurso, la qual sigue con este orden. Dan principio las compañias de milicias, despues los colegios, la Universidad, cuyos doctores van en el trage correspondiente de Universidad, el tribunal de Quentas, la Audiencia á cavallo con gualdrapas y el cabildo secular, vestido con ropones de terciopelo carmesí forrados en brocado del mismo color y gorras, trage que solo usa en esta funcion. Los individuos del ayuntamiento que van á pie llevan las varas de un palio, baxo del qual entra el virrey, y los dos alcaldes ordinarios, que tambien visten del mismo modo, sirven de palafreneros, llevando asida cada uno la brida del cavallo de su lado. Esta ceremonia, aunque está prohibida por las leyes de Indias, se observa no obstante con la puntualidad que queda descrita porque, siendo costumbre tan antigua, no se han conformado en innovarla aquellos regidores por no minorar el obsequio á los virreyes ni atreverse ninguno á ser el primero en abolirla. 108 El passeo que hace el virrey en esta forma es algo dilatado porque rodea varias calles hasta que ultimamente entra en la plaza, donde la tropa ocupa la fachada opuesta á la cathedral; apease en esta, y lo reciben á su puerta el arzobispo y cabildo eclesiastico, y, entrando en la iglesia, se canta el Te Deum solemnemente, para lo qual, assi el virrey como los tribunales ocupan los lugares que les corresponden; y concluida esta funcion, vuelve á montar á cavallo y se encamina á su palacio, desde el qual es conducido por la Audiencia al gavinete, donde se le sirve un magnifico refresco, que tambien es general á toda la nobleza que se halla en los salones. 109 Al siguiente dia vuelve á la cathedral por la mañana en su coche con el séquito y ostentacion que se acostumbra en todas las fiestas de tabla ó funciones publicas, y se reduce á marchar toda la compañia de guardias de cavalleria, los tribunales en sus coches y, ultimamente, el virrey y su familia seguido de la compañia de alabarderos. La iglesia se adorna para este acto con la mayor suntuosidad y grandeza que es possible; el arzobispo oficia de pontifical la missa de gracias, y uno de los mayores oradores de aquel coro predica. De allí se vuelve al palacio, donde le corteja toda la nobleza, y lucen con emulacion las galas y riquezas. En la noche de este dia y las de los dos siguientes se repite el refresco con la mayor abundancia y delicadeza que es imaginable, y los dulces y helados, siendo exquisitos, se sirven á las señoras y cavalleros con grande magnificencia en primorosas vagillas de plata. En ellos hay permisso para que concurran al palacio en sus salones, galerías y jardines todas las señoras y tapadas de la ciudad y puedan lucir entre mil agudezas los chistosos ofrecimientos, la prontitud de los dichos y los secretos discursos que, como parto de sus sutiles entendimientos, dexan confuso y admirado al mas advertido forastero. 110 A todo este obsequio y cortejo sigue el de la diversion de las corridas de toros que previene la ciudad; y determinado el tiempo en que se han de hacer, se empiezan y duran cinco dias, los tres primeros por el virrey, y los dos ultimos en obsequio del embaxador que embió dando el aviso de su llegada y del distinguido honor que el soberano le hizo en conferirlo aquel govierno. Este embaxador, que como queda yá advertido es persona de sobresaliente calidad, hace su entrada en Lima á cavallo el mismo dia que llega, y la nobleza, noticiosa yá de ello, le sale á recibir y acompañar hasta el palacio, de donde lo conduce despues al hospedage que le tiene preparado, á lo qual debian seguir inmediatas las fiestas de su recebimiento pero, por no embarazarse con ellas quando tiene aquella ciudad que assistir á las demás prevenciones del recebimiento del virrey, se difieren para hacerlas todas juntas. 111 Concluida la celebridad de los toros, siguen despues las ceremonias de reconocerlo por vice patron real la Universidad, los colegios de San Phelipe y San Martin y todas las comunidades de religiosos y monjas, donde no menos que lo antecedente brilla la ostentacion, se demuestra la riqueza, y llega á todo su auge la liberalidad en los costosos y exquisitos premios con que se recompensa á aquellos ingenios que mas se distinguen en los aplausos del virrey; y porque estas funciones elevan mas el explendor de esta ciudad en la pompa con que se practican y no están muy conocidas en Europa, creo que no será molesto el que me alargue en referirlas por su orden. 112 Empieza la ceremonia la Universidad, y para ella dispone su rector un certamen poético, obra que se distingue no menos por su idea que por su erudicion; despues de publicado con los assuntos y premios que se han de dar á los que mas bien desempeñaron el assunto á que se inclinaren, passa á ponerlo en noticia del virrey y á saber el dia en que gusta recibirse; y estando determinado y adornado todo con la mayor pompa que es possible, en el atrio principal, donde en suntuosos aparadores sobresale la riqueza de los premios por su orden y los bien sutilizados conceptos en los pilares ó columnas estampados en muy lucidas targetas y primorosas molduras, se hace el recebimiento en esta forma. 113 Llegado el virrey, entra en el atrio y toma assiento en la silla rectoral, que para este caso se procura adornar con la mayor magnificencia; enfrente de ella está la cathedra, desde la qual, bien sea el rector, á quien le corresponde, ó, en defecto suyo, otro sugeto de los mas distinguidos de aquel sabio cuerpo, le hace una bien dispuesta arenga, cuyo objeto es manifestar la complacencia de toda la Universidad en merecerle por protector; la qual concluida, se vuelve el virrey á su palacio, adonde en el siguiente dia le lleva el rector el libro del certamen poetico forrado en terciopelo, con cantoneras de oro, acompañado de una alhaja, cuyo precio nunca baxa de ochocientos á mil pesos. 114 Como el principal deseo de aquella Universidad es obsequiar al virrey y á su familia en esta funcion, dispone el rector que.las tarjetas principales ó poemas de los primeros premios se hagan en nombre de sugetos que componen lo mas lucido de la familia para que assi vayan á recaer en ellos los correspondientes que están en primer lugar y, consiguientemente, los de mayor estimacion y valor; y como siendo doce los assuntos del certamen, hay tres premios para cada uno; quedan los dos ultimos para los demás ingenios dependientes de la Universidad, que se distinguen entre los muchos que componen. Las alhajas que sirven de premio son todas de plata y sobresaliente valor, yá por el intrinseco de la materia y yá por el primor de sus hechuras, que se procura sean exquisitas. 115 Con el mismo orden que la Universidad, siguen su obsequio los colegios de San Phelipe y San Martin, diferenciandose solo en que no hay certamen poetico publico. 116 Despues continuan las religiones por el orden de antiguedad de su establecimiento en las Indias; estas dedican al virrey conclusiones publicas sustentadas por los lectores mas hábiles y que desean ser postulados para obtener el grado de maestros; assiste el virrey á todas, y cada replicante le hace, antes de arguir, un gran elogio. 117 Las superiores de los conventos de monjas le embian la enhorabuena y, quando vá á visitarlas en correspondencia, lo reciben con toda ostentacion cortejandole con un concierto de musica, en que lucen las mejores voces, y, al fin, le regalan las comunidades con aquellas cosas de mas curiosidad que se fabrican en ellas, segun lo permite el instituto de cada una. 118 A mas de estas solemnes funciones, que son las mayores que allí se hacen, hay otras annuales, las quales no menos acreditan la grandeza de la ciudad, como sucede por año nuevo en la eleccion de alcaldes, quienes, despues de confirmados por el virrey, salen en publico á cavallo la misma tarde acompañando á los lados de su carroza vestidos de golilla con mangas de tisu y joyas de mucho precio y, á su correspondencia, los jaeces de los cavallos. Esta salida, que es publica, lleva grande ostentacion pues concurren á ella las dos compañias de guardias de cavalleria y alabarderos, todos los tribunales en coches y, del mismo modo, el séquito del virrey, nobleza y señoras. 119 El dia de Reyes por la mañana y la vispera en la tarde sale el virrey á cavallo en publico, haciendo el passeo del estandarte real en memoria de la fundacion de la ciudad, que, segun queda advertido, se hizo en semejante dia. Las visperas solemnes se cantan en la cathedral, y se celebra la missa, terminandose la funcion con otro passeo publico semejante á el del dia de año nuevo. 120 Los alcaldes recien elegidos para el año hacen festejo publico en sus casas, cada uno por tres noches seguidas; y para que no se embaracen las funciones de ambos, se comparten tomando uno los tres dias inmediatos á la eleccion y el otro el de Reyes y los dos siguientes; con que, logran que el concurso sea mas numeroso y los gastos, mas crecidos y ruidosos, á cuyo respeto son todas las demás funciones que entre año celebra aquella ciudad, pues en ninguna es menor ni mas limitados los gastos, y de ellas se podrá conocer bastantemente el grado á que llega su magnificencia.
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Capítulo IV De la Coya Mama Huaco, mujer de Manco Capac, y de su gobierno Aunque de ordinario cuando se trata de los señores yngas de este reino se mudan algunas cosas y sucesos de las Coyas Reynas, sus mujeres, todavía por particularizar más y dar mayor claridad a esta historia he querido hacer de cada coya y reina su capítulo junto al de su marido, porque haciendo después particular tratado dellas, causaría en los lectores confusión, que es lo que más procuro huir, y lo que puedo certificar con verdad me cuesta y ha costado más trabajo y sudor, porque como los indios mezclan y confunden unas cosas con otras y unos sucesos con otros, es fuerza que los que los oyen y tratan y quieren sacar dellos alguna cosa a luz, sea con grandísima dificultad. Esta coya y señora Mama Huaco fue mujer de gran valor, entendimiento y discreción, y a ella atribuyeron algunos la muerte del indio Poques, que dijimos haber muerto a la entrada del Cuzco y sacádole los bofes y, habiéndolos soplado, entró dentro causando horror y espanto a los moradores de aquel asiento. Fue como dicho es mujer y hermana de Manco Capac, primer ynga y señor desta tierra, y pudo ser que entre ellos el matrimonio con sus hermanas carnales no se abominase ni huyese, pareciéndole cosa lícita y permitida, o fue que como reyes y poderosos les pareció que todo les era lícito y justo que como a tales nada les era prohibido. O fue que como sensuales y dados al vicio y deshonestidad de la carne, vencidos y atropellados della hiciesen ley para tapar y encubrir sus faltas y vicios, y así se estableció y ordenó entre ellos que la verdadera y legítima mujer que fuese del inga y señor había de ser su hermana, y el hijo o hijos desta eran los que le sucedían en el Reyno y señorío universal y así fue prosiguiendo esta costumbre y abuso. Y así Mama Huaco, legítima mujer de Manco Capac, de la cual sería nunca acabar querer decir aquí la grandeza y bárbara Magestad del servicio, riqueza y adorno de su casa, fue hermosísima aunque algo morena, lo cual en general sucedió a todas las Coyas y ñustas de esta casa. El vestido que usaban era de cumbi finísimo, que parecía de seda, labrado con diversidad de labores, pájaros y flores. Los topos eran de oro y plata y el tipqui, que también al presente se usa con sus cascabeles, que era el que con que prendían y enlazaban la liclla ante el pecho. Mudaba cada día tres vestidos por grandeza y ostentación sin ponerse segunda vez ropa ya puesta. Servían a esta coya con grandísimo aparato y música y tenía de ordinario cincuenta ñustas hijas de señores fuera de la gente común. Su comida ordinaria era comúnmente con maíz ansí en locros anca y mote mezclándolo de diversas maneras con las otras comidas, cocidas o de otra suerte, que aunque para nosotros son comidas groseras y toscas, para ellos tan subidas y sabrosas como los manjares más delicados y suaves que se ponen en las mesas de los monarcas y reyes de nuestra Europa. Su bebida era chicha muy regalada que entre ellos se estimaba en tanto como los vinos muy suaves y añejos de España. Esta chicha era de mil maneras hecha, que las ñustas y doncellas de su casa se esmeraban en ella. Fue mujer de gran autoridad y para hablalla los indios e indias se hincaban de rodillas ante ella y entraban haciendo infinitas ceremonias. Tuvo en ella Manco Capac, su hermano y marido, dos hijos: Sinchiroca y Chimpo Coya, como ya dijimos. Cuya figura y rostro al natural es la que va antecedente al pasado capítulo.
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CAPITULO IV Que trata de las pláticas que obo entre Cortés y los señores de las cuatro cabeceras y de cómo recibieron el Santo Bautismo Aposentados, como tenemos referido, los nuestros en los palacios de Xicotencatl, con mucho cuidado fueron de él regalados y servidos, donde presentaron a Cortés muchas joyas de oro y pedrería de gran precio y valor, muchedumbre de ropa de algodón muy ricamente labrada de labor tejido y otras ropas de plumas de estima, y gran suma de bastimentos de aves, gallinas y codornices, liebres, conejos, venados y otros géneros de caza, que son y eran de las carnes que usaban comer los señores de esta tierra, sin el maíz y frijol y otras legumbres de la tierra. Finalmente, se le dio todo lo necesario para el sustento de los nuestros. Luego a los principios, en el lugar y pueblo de Tecohuatzinco, en la provincia de Tlaxcalla, entendieron los naturales que el caballo y el que iba encima era todo una cosa, como los centauros u otra causa monstruosa, y ansí daban ración a los caballos, como si fuesen hombres, de gallinas y cosas de carne y pan. El cual engaño duró muy poco, porque luego entendieron que eran animales irracionales que se sustentaban de yerbas y en el campo, aunque también estuvieron mucho tiempo en opinión de ser animales fieras que se comían a las gentes, y por esta causa decían que los hombres blancos les echaban frenos en las bocas atrailladas contra ellos. Cuando acaso algún caballo traía ensangrentada la boca, decían que se había comido algún hombre. Por manera que sospechaban que eran de tanto entendimiento que los mandaban los dioses para lo que habían de hacer, sin entender el secreto del gobierno del freno y espuelas. Y ansí, cuando relinchaba un caballo decían que pedía de comer y que se lo diesen luego, no se enojase. De esta manera procuraban de tener contentos a los caballos, en darles de comer y de beber muy cumplidamente. De estas novedades y casos no vistos, venían gentes forasteras y extrañas secretamente a saber lo que pasaba, y qué gentes eran éstas que habían venido, de dónde y de qué parte y qué cosas las que traían. Los de Tlaxcalla les decían muchas más cosas de las que pasaban para ponelles temor y espanto y que publicasen todas estas cosas en toda la tiera, como en efecto se puso, y se decía afirmativamente que los nuestros eran dioses, o que no había poder humano que pudiese pugnar contra ellos, ni quien los pudiese ofender en el mundo ni enojallos. Estando pues los nuestros en este buen alojamiento, prestaron a Cortés más de trescientas mujeres hermosas de muy buen parecer y muy bien ataviadas, las cuales le daban para su servicio, porque eran esclavas que estaban dedicadas para el sacrificio de sus ídolos y estaban presas y condenadas a muerte por excesos y delitos que habían cometido contra sus leyes y fueros. Y pareciendo a los caciques que no había mejor en qué emplearlas, las dieron en ofrenda y sacrificio a los nuestros, las cuales iban llorando su gran desventura al padecer crueles muertes, considerando el cruel sacrificio que habían de padecer y que después de muertas habíanlas de comérselas los dioses nuevamente venidos. Algunos han querido afirmar en este particular que estas mujeres eran hijas de señores y principales. Lo cual no pasó ansí porque de su antigüedad tenían esclavos y esclavas habidas en despojos de guerras y de gentes extranjeras venidas y traídas de otras naciones y esta esclavonía sucedía en los hijos e hijas de los esclavos y esclavas y pasaba muy adelante esta sucesión hasta los bisnietos. Finalmente, aquestas trescientas mujeres se dieron y ofrecieron al capitán Cortés para que le sirviesen a él y a sus compañeros. Y al tiempo que se las presentaron no las quiso recibir, sino que se las tornaron a llevar, respondiéndoles que se lo agradecía mucho y que no las quería recibir porque en su religión cristiana no se permitía aquello, porque si no fuesen cristianas bautizadas no se podía hacer, y cuando esto obiese de ser, sería para tomarlas por su única mujer y compañía por orden de la Santa Madre Iglesia, que no las podía tener porque su ley lo vedaba como adelante, mediante Nuestro Señor, lo verían. Mas con todo esto, viéndo los grandes ruegos y persuasiones, las recibió a título de que se recibían para que sirviesen a Malintzin, advirtiendo de que sienten mucho los indios cuando no les reciben los presentes que dan, aunque sea una flor, porque dicen que es sospecha de enemistad y de poco amor y poca confianza del dante y del que presenta la cosa, que ansí se usaba entre ellos. Cuando tenían una mujer principal, la acompañaban muchas mujeres para que las sirviesen; de manera que para el servicio de Marina se quedaron en servicio del capitán Cortés las trescientas esclavas, como dicho es. Hasta que adelante, viendo que algunas se hallaban bien con los españoles, los propios caciques y principales daban sus hijas propias con el propósito de que si acaso algunas se empreñasen, quedase entre ellos generación de hombres tan valientes y temidos. Y ansí fue que el buen Xicotencatl dio una hija suya hermosa y de buen parecer a D. Pedro de Alvarado por mujer, que se llamó Doña María Luisa Tecuelhuatzin, porque en su gentilidad no había más matrimonio que el que se contraía por voluntad de los padres, y ansí daban sus hijas a otros señores, que aunque se usaban muchas ceremonias de sus ritos y gentílicos, como atrás lo dejamos declarado, los señores absolutamente tomaban las mujeres que querían y se las daban como a los hombres poderosos; y por esta orden se dieron muchas hijas de señores a los españoles para que quedase de ellos casta y generación, por si fuesen de esta tierra. Llamaron los naturales a Hernando Cortés chalchiuh capitán que quiere decir tanto como si dijéramos "capitán de gran estima y valor", y este es el natural sentido que se le daba, porque el chachihuitl es de color de esmeralda, y las esperaldas son tenidas en mucho entre los naturales, son muy preciadas, y ansí compararon la persona de Cortés con estas piedras, llamándole chalchihuitl capitán, comparando al buen español con los chachihuites y esmeraldas, o como si agora dijésemos "esmeralda capitán o muy preciado caballero", llamándole ansí por excelencia chalchihuitl capitán. Por lo consiguiente llamaron a D. Pedro de Alvarado el Sol, porque decían que era hijo del sol por ser rubio y colorado, de muy lindo rostro, donaire y disposición y buen parecer, y ansí entre los naturales no le daban otro renombre, porque después del capitán Hernando Cortés no obo otro más querido ni amado de los naturales que D. Pedro de Alvarado, especialmente de los de Tlaxcalla. Como estuvieron los españoles en este buen acogimiento en las casas y palacios de gran Xicotencatl, procuró Maxixcatzin, con grandes ruegos, que Cortés y toda su gente se pasasen a su barrio y cabecera y a sus casas, y que allí le serviría y regalaría, que es en el barrio y cabecera de Ocotelulco. Lo cual Cortés le agradeció mucho y se pasó a su señorío y cabecera él y sus compañeros, ansí por dalle gusto y contentalle, como también porque ansí le convenía dar contento a todos y ganalles la voluntad, particularmente a Maxixcatzin. Tuvieron allí descanso algunos días con mucho regalo y regocijo, con buenos entretenimientos de fiestas a su usanza. Al cabo de todo esto y pasadas sus fiestas, habiéndose congregado los cuatro señores de las cuatro cabeceras y demás principales y caciques, procuraron de tratar con Cortés con palabras blandas, y le rogaron y suplicaron con mucho encarecimiento, diciendo de esta manera: "Pedímoste por mercer, Valeroso Capitán, único señor de los hombres blancos y barbudos, que ya que os tenemos por hermanos y muy verdaderos amigos, que os declaréis con nosotros en decirnos y declararnos sin doblez ninguno, sino sencillamente y con abierto pecho y claras entrañas ¿qué es lo que buscáis y lo que queréis? ¿cuál es vuestro disinio y principal propósito? y ¿a qué habéis venido a nuestras tierras? Porque ya nosotros aquí estamos y aquí nos tenéis en paz a vuestra voluntad y limpia y segura amistad, con fe y palabra inviolable de que os tenemos por amigos con presupuesto de jamás quebrantarla nosotros, ni los nuestros, ni nuestros hijos. Decidnos agora bajo de esto vuestra voluntad y de toda la realidad de la verdad, primeramente, si sois hijos de Dios y si sois hombres mortales como nosotros, o si tenéis alguna deidad, o si sois dioses y de qué partes del mundo sois venidos y si es cierto que habéis bajado del cielo como se ha imaginado. Desengañadnos de todo punto, porque queremos estar desengañados, seguros y satisfechos, porque sabido vuestro intento, aquí nos tenéis para todo lo que quisiereis hacer e intentar, y nos hallaréis muy prontos y aparejados para todo. Si habéis de pasar adelante, os daremos favor y todo lo necesario para el matalotaje; si traéis intención de vivir entre nosotros, mirad donde os parece buen sitio para hacer vuestro asiento y donde estaréis mejor acomodados, porque os daremos tierras y montes y aguas, y os ayudaremos a hacer vuestras casas para en las cuales podáis vivir a vuestro contento. Y cuando esto no sea de todo lo que os preguntamos, decidnos si nos traéis alguna embajada de los altos soberanos dioses a cuya deidad estamos sujetos. Decidnos y declaradnos la verdad, que cualquiera cosa que se nos dijese de parte de ellos estamos muy prestos para lo cumplir, ansí por guerras como por sacrificios o cualquiera otro modo y manera que lo tengan ordenado, según fuese su voluntad, que suyos somos y sus vasallos, por tanto, Valeroso Capitán, no nos tengáis ansí suspensos, declaradnos vuestra voluntad, pues la nuestra bien la sabéis y la habéis conocido, que de ilustres y nobles caballeros es declararse con los amigos, y aún con los enemigos". A las cuales razones que obieron hablado Maxixcatzin y Xicotencatl, respondió Cortés mediante y por lengua de Malintzin y Aguilar, diciendo a los cuatro señores de las cuatro cabeceras: "Yo os agradezco mucho, generosos y amigos míos, vuestra lealtad y amigable voluntad. Bien parece vuestro principado ser de mucha alteza y estima y gran valor, pues ansí es. Queréis saber particularmente de mí y de mis compañeros quiénes somos, y de dónde y de qué parte venimos. Justa razón pedís y es muy bien que se os diga, y estéis desengañados de las dudas en que estáis y de las cosas que ignoráis. Habéis de saber que mis compañeros y yo somos venidos de muy lejanas partes y de tierras muy remotas y apartadas de éstas; nos llamamos cristianos , porque lo somos por ser hijos del verdadero Dios, de aquel que crió el cielo y la tierra, y todas las demás cosas que en el mundo hay y se ven. Y somos venidos de parte del Emperador D. Carlos de Austria, que es muy gran señor, el cual nos ha enviado a visitaros, porque sabe y entiende la necesidad en que estáis, ansí de fuerzas temporales como de fe, para que os demos noticia, dándoos a entender cómo no hay más de un solo Dios verdadero, porque todos los demás que tenéis y adoráis por dioses son dioses falsos y de mentira, llenos de vanidad, obrados y hechos por mano de otros hombres bestiales y torpes, porque al fin son dioses mudos e insensibles que no se mueven, y ansí su ser es compuesto de ninguna fuerza, ni valor, ni de ningún efecto. Para lo cual soy venido para desengañaros del engaño en que vivís y habéis estado, y traeros y daros otra ley mejor que la vuestra, porque es la del verdadero Dios, limpia y clara sin ningún género de engaño ni duda, fuera de tanta barbarie de sacrificios crueles y abominables como son los que usáis en vuestros ritos. Y, ansimismo, vengo a declarar y decir cómo después de esta vida hay otra que es eterna y sin fin, cuya claridad os será mostrada y enseñada por los Ministros de Dios, para que estéis enterados de las cosas de nuestra Santa Fe Católica, que para ello el gran señor de cuya parte soy venido os enviará muy en breve tiempo. Y ansí os ruego y amonesto que tengáis por bien, sin recibir pesadumbre alguna, pues tanta amistad me tenéis, que quiero derribar estos vuestros ídolos, aquestos que tenéis y adoráis por dioses, que os tienen ciegos y engañados, que esta ha sido mi principal venida. Y, después de esto, vengo a ayudaros y a dar muy cruda guerra a Moctheuzoma vuestro capital enemigo, y vengar vuestras injurias, en cuya venganza y castigo veréis que mi amistad es firme y muy verdadera, para, después de vengaros de vuestros crueles enemigos y crueles adversarios, vivir con descanso entre vosotros, sin jamás desampararos. Quería sacar de esto, generosos señores, que os persuadiésedes a querer seguir ante todas cosas mi sacra religión, mi santísima ley y fe verdadera, que es la del verdadero Dios Jesucristo nuestro señor Unigénito, Hijo de Dios y Salvador del Mundo, y que os bautizáredes con el agua del Espíritu Santo para que quedaseis lavados y limpios de todas vuestras culpas, mancillas y pecados. Y con esto tendré por cierto que me queréis bien, y con este vínculo de amor quedará confirmada nuestra amistad para siempre jamás. Y llamaros cristianos, como yo me llamo y se llaman y apellidan todos mis compañeros, que es el más alto blasón, renombre y apellido que podemos tener, porque es derivado y tomado del Santísimo Nombre del Hijo de Dios verdadero, Jesucristo, Nuestro Señor y Redentor del género humano. Que, con esto, cesen los crueles y horrendos sacrificios y endemoniados ritos que tenéis y que, con esto, diésedes de mano al demonio, que os tiene ciegos y engañados, dando al través con todas estas cosas que el enemigo del género humano con sus malicias y astucias os ha incitado, que no viviereis más en el engaño en que vosotros y vuestros antepasados vivían y hasta agora habéis vivido. Olvidad y desarraigad de vuestros corazones tan gran engaño y torpeza y error, destruyendo totalmente el nombre que tenéis de idólatras sacrificadores y comedores de carne humana y de vuestras propias carnes y sangre, cuyos nefandos y aborrecibles pecados e infernales hechos son reprobados entre hombres de razón y de ley de naturaleza, porque un crimen tan atroz y uso tan cruelísimo y abominable entre todas las generaciones del mundo, pésimo, detestable y de tan horrenda abominación, jamás se ha visto, ni oído, ni hallado en todas las naciones del Universo, pues hasta los fieros animales aborrecen comerse unos a otros, siendo gobernados tan solamente por instinto natural, como más largamente os podría decir, y traer otros muchos más ejemplos con urgentísimas razones, las cuales omito hacer por dar fin a mi respuesta. Por tanto, señores y amigos míos generosos, pues me habéis pedido razón de mi venida y os he querido satisfacer, ya os la he dado muy por extenso sin haberos ocultado cosa alguna, sino que clara y abiertamente os he descubierto mi pecho. Y ansí, podréis decir e informar a todas vuestras gentes y a aquellos que quisiesen seguir mi amistad y venirse de paz y tornarse cristianos y ser del gremio de nuestra Santa Madre Iglesia de Roma y recibir el verdadero bautismo, que serán libres del demonio y que seremos todos unos, incorporados en un gremio. En lo que toca a decir que si somos dioses, somos hombres humanos y mortales como vosotros; pero la ventaja que tenemos sobre los otros hombres sólo está en ser cristianos, en servir, como servimos, a un solo Dios verdadero; y la diferencia que hay entre nosotros y vosotros es que vosotros servís a las estatuas e ídolos semejantes del demonio, y nosotros servimos a Dios, que crió el cielo y la tierra, como os lo tengo significado desde el principio de mi plática" y con esto acabó el Valeroso Capitán con semblante muy severo. Y ansí quedaron y estuvieron los cuatro señores de las cuatro cabeceras de la Señoría de Tlaxcalla absortos, admirados y suspensos de las cosas que el Buen Capitán les había dicho y respondido. Habiendo estado muy atentos a todo y habiendo oído tan blandas y amorosas palabras, tan vivas y de tan grande eficacia, que les penetraban los corazones, infundiendo en ellos milagrosamente la gracia del Espíritu Santo y estando llenos de esta plenitud, respondieron muy tiernamente y lagrimosos a estas profundas palabras, diciendo de esta manera: "¡Oh Valeroso Capitán y más que hombre!, verdaderamente no podemos creer sino que sois hijo de los dioses y el más valiente y esforzado príncipe de la tierra y gran señor de los hombres blancos y barbudos, y el más temido varón que hasta hoy hemos visto los nacidos, ni oído en el mundo. ¿Cómo deshaces y tienes en poco con tan gran atrevimiento la deidad de nuestros dioses y la suma alteza de aquellos que desde el cielo gobiernan la tierra? ¿Por ventura nos habláis por engaño y cautela para que ignoremos que sois vosotros los que habéis bajado del cielo para remedio de los hombres que vivimos en la tierra? Declaraos ya con nosotros y no queráis que con torpe engaño caigamos en otros mayores errores; porque si ansí es como decís, que no hay más de un solo Dios y que todos los demás son compuestos y fabricados por manos de hombres, que no hablan ni se mueven y que son estatuas sin sentido, ansí es verdad, te lo concedemos y confesamos; mas estos bultos y estatua a quienes servimos y adoramos son imágenes, figuras y modelos de los dioses que en la tierra fueron hombres y que por sus hechos heroicos y famosos subieron allá, donde viven en eterno descanso, como agora vosotros, que sois como dioses, que, quedando acá sus estatuas entre nosotros, se fueron a residir a sus lugares y moradas de gozo, donde viven con descanso, y desde allá nos envían a la tierra con sus divinas influencias, con su virtud y gran poder todo lo necesario, viendo que sus bultos y figuras son adoradas de las gentes. Y ansí, no sabemos, capitán, cuál sea la causa que traéis inclinado contra ellos, porque nos dices y amonestas que no hay más de un Dios, que éste es criador del cielo y de la tierra, que es el verdadero y que a éste servís y adoráis tú y tus compañeros, y a éste nos persuades que creamos, y dices que creyendo en él seremos todos unos, echándonos agua en las cabezas en nombre y virtud del mismo Dios, y que nos llamaremos cristianos, quedando con esto limpios y lavados de nuestras culpas y pecados, que seremos hijos suyos, y esto tenga efecto y sea válido, que ante todas cosas hemos de consentir que nos derribes y desbarates nuestros ídolos, que son semejanza de nuestros dioses, a los cuales adoramos y reverenciamos de tantos siglos atrás nosotros y nuestros antepasados, que con tanta religión observaron y guardaron en el culto dellos. ¿Cómo quieres tú que con tanta facilidad los dejemos y consintamos que con tus violentas y sacrílegas manos te dejemos profanar los dioses que en tanto tenemos y estimamos? ¡Valeroso Capitán! ¿Para qué queréis mover agora negocio tan intratable, alterando los corazones de los nuestros al querer intentar un caso tan duro y tan dudoso como éste, quebrantando un fuero tan inviolable? Si con tan denodado atrevimiento y tan temerario lo hicieses, los hombres, que vivimos en la tierra y tan sujetos a la voluntad de los dioses, no lo habrían comenzado a poner por obra cuando todos ellos se indignarían contra el mundo y lo destruirían y tornarían por su propia causa y deidad; cuando viesen que los hombres los menospreciábamos en la tierra, nos enviarían hambres, pestilencias y otros desastres, infortunios y calamidades, desechándonos y expeliéndonos como a hombres malditos y apartados de su amistad, y no nos hablarían más, ni nos responderían como nos responden; el sol y la luna y demás estrellas relumbrantes se enfadarían contra nosotros y ya no nos mostrarían más su luz ni claridad. Mira pues, señor y muy temido caballero de los dioses blancos y barbudos, lo que quieres emprender; mira que te queremos mucho y te rogamos que no lo hagas, no te suceda algún trabajo, porque tenemos por experiencia que cuando algunos de nosotros llegamos con insolencia a algunas de estas reliquias indignamente, caen sobre nosotros grandes relámpagos, rayos y truenos del cielo en castigo de tan grande osadía y atrevimiento. Dejando aparte este negocio que toca a los dioses, todas las demás cosas que nos has dicho, que es ir contra culhua a asolar y destruir por fuerza de armas con cruda y fuerte guerra todo nos parece poco ponello debajo de tu señorío y el mando no lo estimamos y tenemos en nada en comparación de lo que nos has dicho, ni el tenerte por amigo, ni el reconocer por tal al gran señor que te envía, que es el que nos dices que se llama Emperador monarca del mundo, aquel que de tan lejas partes nos envía a saludar y visitar. Para corresponder a tan gran merced como ésta, nos obliga a que le sirvamos y agradezcamos, ayudándole con todo lo que se le ofreciese, teniéndolo siempre por verdadero señor y amigo nuestro. Mira lo que ha menester de nosotros, dinos si quiere algo de las cosas de nuestra tierra que por la amistad que le tenemos y a ti te hemos cobrado, lo haremos muy de veras y cumplidamente, porque esta nuestra paz y amistad ha de ser para siempre eterna y perdurable hasta la fin de los siglos futuros y advenideros. Por tanto, mira lo que quieres, que aquí estamos muy prontos para todas las ocasiones que se te ofrecieren a ti y tus valerosos compañeros, ansí en la paz como en la guerra, como se lo puedes decir al gran señor que te ha enviado". Este razonamiento propuso en nombre de todos el poderoso gran Señor Maxixcatzin, que era muy discreto y el más mozo de los cuatro caciques. A las cuales palabras, nuestro animoso e invencible español Cortés respondió replicando con cristianísimo y católico pecho y con la mayor osadía que hombres pudieran tener, diciendo de esta manera, constreñido del celo cristiano de que estaba armado: "Breve e visto, leales amigos y muy estimados señores, el amor y amistad que me tenéis sin género de doblez alguno, a lo cual no puedo dejar de acudir de hacer vuestra voluntad, especialmente siendo cosa que conviene a vuestro propio remedio, porque destruir yo y asolar este mundo y todas cuantas naciones en él hay no lo estimaría yo en nada por cuanto deseo vuestra salvación y que salgáis del error en que vivís, porque teniéndoos de mi parte y bando todo se me facilita y allana. Pero es recio caso, amigos y señores míos, que no seáis cristianos y de la cristiana parcialidad, porque siendo yo cristiano e hijo del verdadero Dios, cuya ley y doctrina guardo, viva entre gentes que saben y adoran dioses de falsedad y mentira. En cuanto a esto que decís que han de destruir el mundo mostrando grande ira contra los hombres, que enviarán fuego del cielo, hambres y pestilencias y otras calamidades como habéis referido, es negocio de poco momento e imaginación vana. Lo cual tomo a mi cargo para avenirme con ellos, porque ni son dioses, ni son nada, ni tienen ningún poder. Finalmente, como amigo fiel, os ruego y aconsejo que no creáis en ellos, sino que los derribemos y volemos, despedazándolos y quebrantándolos de manera que no quede nombre ni memoria de ellos en el mundo, porque es muy gran lástima que señores principales, tan claros y generosos, sean sujetos a abominables figuras. Persuadíos por tanto, amigos míos, a ser cristianos y no seáis incrédulos, ni tan obstinados en vuestros errores. Mirad con los ojos del entendimiento lo que os he significado, porque es la pura verdad. Dejad la pertinacia endurecida de vuestros corazones, animaos a ser hijos de Dios, que os infundirá su divina gracia y os dará verdadera claridad y lumbre para que mejor entendáis lo que con palabras no os puedo explicar". Oído negocio tan duro y pesado para un tan arraigado uso y costumbre, quedaron por muy gran rato sin poder hablar ni responder cosa alguna; mas al cabo, habiendo bien considerado lo que con tanto espíritu el capitán Cortés les decía, le respondieron de común consentimiento que pues ellos le habían dado sus corazones y amistad, que era lo mejor de sus personas, ellos en este caso se rendían y no tenían que responder, sino que ejecutara su voluntad, y que hiciese lo que por bien tuviese, derribase los ídolos y los diese por ningunos. Pero que si algo sucediese, que no fuese a su cargo, y que fuese visto y entendido que ellos no querían enojar a los dioses, ni era tal su voluntad, ni menos los querían creer, sino al Dios verdadero de los cristianos, que era aquel que había criado los cielos y la tierra, y en aquel en quien creían, y que querían tornarse cristianos y echarse agua en las cabezas, como ellos tenían de costumbre al ser bautizados y guardar su ley y mandamientos, como ellos guardaban. Finalmente, prometieron seguir y guardar sus buenas y santas costumbres. Y porque sus gentes no se alborotasen, dijeron que ellos les querían hablar, dándoles a entender todas aquellas cosas de que habían sido informados, y que en el interín se estuviesen quietos y sosegados y que apaciguasen en sus corazones. Tomando, pues, la mano en esto los cuatro señores, hicieron grandes juntas en sus pueblos, barrios y cabeceras, donde dieron entera noticia de lo que el capitán quería y pretendía hacer en destruir y derribar sus dioses, y que no tan solamente venía a castigar a los injustos hombres, sino que también quería tomar venganza de los dioses inmortales, porque "nos ha dicho que nos quiere dar otra nueva ley, limpia y loable, y que para esto tengamos por bien que recibamos otro Dios". Este modo de hablar y decir, que les quería dar otro Dios, es, a saber, que cuando estas gentes tenían noticia de algún Dios de buenas propiedades y costumbres, le recibían, admitiéndole por tal, porque otras gentes advenedizas trujeron muchos ídolos que tuvieron por dioses, y a este fin y propósito decían que Cortés les traía otro Dios. Y ansí, decían "de manera que en este hemos de adorar y servir, porque él lo servía y adoraba en muy diferente modo y manera que nosotros servimos a nuestros dioses, pues no le sacrifican corazones de hombres humanos, ni menos con sangre viva, como nosotros lo hacemos con nuestros dioses, sino solamente con oraciones y bautismo de agua". Y decían que esto le habían prometido de seguir, y que ninguno se lo estorbase ni le fuese a la mano, sino que "le dejemos hacer lo que él quisiere, pues viene a ayudarnos y favorecernos, por lo cual no nos conviene que le seamos contumaces, ni rebeldes, ni traidores; haga lo que quisiere y por bien tuviere, que lo tome a su cargo, que es negocio de entre ellos; dioses son los unos y los otros, allá ellos se entenderán, cada uno volverá por sí y por lo que le tocare; mas a nosotros nos conviene su amistad para que nuestras gentes vivan seguras". Oído negocio tan duro por los de la República, volvieron los rostros al cielo en señal de gran dolor y sentimiento, y muy llorosos, que era vellos cosa de espanto y lástima, de tal manera decían algunos a sus señores: "Decid al capitán y respondedle que ¿por qué nos quiere quitar los dioses que tenemos y que tantos tiempos ha que servimos nosotros y nuestros antepasados? Que sin quitallos ni mudallos de sus lugares sagrados pueden poner a su Dios entre los nuestros, a quien también serviremos, le adoraremos, haremos casas y templos aparte y de por sí, y será también el Dios nuestro y le guardaremos el decoro y respeto que su deidad y santidad merece, guardando sus leyes y mandamientos, como lo hemos hecho con otros dioses que nos han traído de otras partes". A las cuales palabras, torpes y sin fundamento, respondieron sus señores y caciques que ya no había remedio a cosa ninguna de las que pedían, sino que precisamente había de hacerse lo que el capitán quería y que no se tratase más de ello. Y ansí fue que luego callaron y comenzaron a ocultar y esconder secretamente muchos ídolos y estatuas, como después adelante andando el tiempo se vio y ha visto, donde secretamente muchos de ellos los servían y adoraban como de antes, aconsejándoles el demonio que no desmayasen, ni los hombres advenedizos los engañasen, lo cual les decían en sueños y otras apariencias, mayormente cuando tomaban y bebían cosas provocativas a ver visiones, que para semejantes casos las tenían y tomaban, por cuya causa muchos de ellos estuvieron endurecidos, rebeldes y obstinados para su conversión. Y ansí, agora en nuestros tiempos, que fue el año de mil quinientos setenta y seis, muchos principales viejos pidieron agua del Bautismo, porque de vergüenza y empaño no se habían querido bautizar, los cuales habían quedado en aquellos que habían sido duros y pertinaces en dejar los ídolos; y como después vieron que toda la gente de la tierra venía a la conversión, quedáronse muy engañados y después, de pura vergüenza, como eran principales, no se atrevían a venir al Santo Bautismo, por que aunque eran casados en haz de la Santa Madre Iglesia, tenían nombres de cristianos y confesaban y comulgaban cada un año, no osaban decir que no estaban bautizados hasta este año 1576, habiendo sido Alcaldes y Regidores en este República. Pasó esto que vimos por vista de ojos; mas fue Nuestro Señor servido de que en los últimos días de su vida conocieran su error en que habían estado y vivido, y recibieron el Santo Bautismo y acabaron católicamente dentro de pocos días este año. Tornando a nuestro asunto y principal propósito, estas y otras muchas cosas torpes hacían y decían; y en resolución, Maxixcatzin y Xicotencatl y los demás principales caciques y señores dijeron a Cortés que no reparase en cosa alguna, sino que ejecutase su intento y que absolutamente hiciese lo que le pareciese y le estuviese bien, porque ellos estaban determinados de creer en un Dios y en Santa María, su Santísima Madre, y guardar sus mandamientos sagrados y divinos preceptos, y que, desde luego, daban por ninguna su ley de idolatría y engaño en que vivían y habían vivido, y que en esta ley nueva tan santísima, querían vivir para siempre jamás, y que, desde luego, pedían el agua del Bautismo y que querían ser bautizados, y que para que fuese notorio a todas sus gentes se pusiese luego por obra que en ello no obiese dilación, pues que el tiempo no daba lugar a ello. Visto por Cortés cuán bien se acudía a lo que él tanto deseaba, no podía estar de gozo, dando inmensas gracias a Nuestro Señor por tan grandes y señalados beneficios y mercedes como le hacía, porque este fue el principal fundamento de su venida y el camino y principio de todo su bien, como lo fue, en esta vida y para conseguir y alcanzar la gloria y dejar en esta vida eterna inmortal fama. Con extenso, solemne y celebrado regocijo fueron luego bautizados los cuatro señores de las cuatro cabeceras por mano de Juan Díaz, presbítero que venía por Capellán de la armada. Hecha esta general y pública conversión a honra y gloria de Nuestro Señor y de su benditísima Madre, la siempre Virgen María y Señora Nuestra, se comenzaron a bautizar luego otros muchos señores y caciques de esta República. Tras lo cual, se comenzaron a derribar por los suelos los ídolos y estatuas de los falsos dioses, y, en presencia de todos, a profanallos y tenellos en poco, como se hizo. Hasta que totalmente cada día se iban y fueron asolando y se ha venido a perder el nombre de ellos, y la pésima idolatría tuvo fin, que tantos siglos de años había que duraba en estas gentes. Fueron padrinos de los cuatro señores, D. Fernando Cortés, Pedro Alvarado, Andrés Tapia, Gonzalo de Sandoval y Cristóbal Olid. Tomó por nombre Xicotencatl llamarse Vicente y después se llamó D. Vicente, Maxixcatzin se llamó Lorenzo, Zitlalpopocatzin y Tlehuexolotzin. Este día de su bautismo y conversión se hicieron muchas fiestas, a modo castellano, con muchas luminarias de noche y carreras de caballos, aunque pocos cascabeles. Los naturales vieron y conocieron estas muestras de alegría y ellos, a su modo, hicieron grandes bailes y danzas, que llaman mitotes, según su antiguo uso y costumbre, con muchas comidas, dádivas y presentes de ropa y esclavos, joyas de oro y piedras de precio que dieron a los españoles aquel día. No nos pararemos a contar sus géneros y maneras de comidas, cómo y de qué manera las servían y daban, porque otros lo han escrito muy por extenso; y cierto que hay en ello mucho de contar, mas sólo diré una curiosidad y cuidado que se tuvo. Al tiempo de bautizarlos se tenía esta orden: un día en que se bautizaban los varones se llamaban Juanes; otro en que se bautizaban las mujeres se llamaban Anas; otro día, Pedros; otro, Marías. De suerte que venía por días los nombres de los varones. Dábaseles una cedulita en que se escribían, para que no se olvidasen, los nombres de los bautizados aquel día. Ansí se usó en esta provincia de Tlaxcalla muchos años, que llevaban por memoria los hombres, porque muchos nombres se ovidaban y venían a buscarlos en el Padrón del bautismo, y, ansimismo, vi yo en otras provincias de esta tierra hacer la misma diligencia.
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De los ejercicios en que se ocupó el Almirante antes de venir a España Teniendo el Almirante conocimiento de estas ciencias, empezó a atender al mar y hacer algunos viajes a Levante y a Poniente, de los cuales, y otras muchas cosas de sus primeros años, no tengo bastante noticia, porque murió cuando yo no tenía atrevimiento o práctica para preguntárselo, por el respeto de hijo, o para hablar con más brevedad, porque entonces, como muchacho, me hallaba yo muy lejos del pensamiento de escribirlo; pero en una carta que escribió a los Reyes Católicos el año de 1501, a los cuales no podría contar sino aquello que fuese verdad, dice las palabras siguientes: "Muy altos Reyes: De muy pequeña edad entré en la mar navegando, y lo he continuado hasta hoy; la misma arte inclina, a quien la prosigue, a desear saber los secretos deste mundo; ya pasan de cuarenta anos que yo soy en este uso. Todo lo que hasta hoy se navega he andado. Trato y conversación he tenido con gente sabia, eclesiásticos y seglares, latinos y griegos, judíos y moros, y con otros muchos de otras sectas; a este mi deseo hallé a Nuestro Señor muy propio, y hobe del para ello espíritu de inteligencia. En la marinería me hizo abundoso; de Astrología me dio lo que abastaba, y así de Geometría y Aritmética, e ingenio en el ánima y manos para debujar esta espera, y en ella las ciudades, ríos y montañas, islas y puertos, todo en su propio sitio. En este tiempo he yo visto y puesto estudio en ver todas escripturas, Cosmografía, historias, crónicas y Filosofía y de otras artes, de forma que me abrió Nuestro Señor el entendimiento con mano palpable, a que era hacedero navegar de aquí a las Indias, y me abrasó la voluntad para la ejecución dello, y con este fuego vine a Vuestras Altezas. Todos aquellos que supieron de mi empresa, con risa y burlando la negaban; todas las sciencias que dije no aprovecharon, ni las autoridades dellas; en solo Vuestras Altezas quedó la fe y constancia." En otra carta que escribió a los Reyes Católicos en el mes de enero del año 1495, desde la Española, contando las variedades y errores que suelen hallarse en las derrotas y los pilotajes, dice: "A mí acaeció, que el Rey Reynel, que Dios tiene, me envió a Túnez, para prender la galeaza Fernandina, y estando ya sobre la isla de Sant Pedro, en Cerdeña, me dijo una saetía que estaban con la dicha galeaza dos naos y una carraca; por lo cual se alteró la gente que iba conmigo, y determinaron de no seguir el viaje, salvo de se volver a Marsella por otra nao y más gente. Yo, visto que no podía sin algún arte forzar su voluntad, otorgué su demanda, y mudando el cebo del aguja, di la vela al tiempo que anochecía, y, otro día, al salir el sol, estábamos dentro del cabo de Cartagine, tenido todos ellos por cierto que íbamos a Marsella." Asimismo en una Memoria o anotación que hizo, mostrando ser habitables todas las cinco zonas, probándolo con la experiencia de las navegaciones, dice: "Yo navegué el año de cuatrocientos y setenta y siete, en el mes de Hebrero, ultra Tile, isla, cien leguas, cuya parte austral dista del equinoccial setenta y tres grados, y no sesenta y tres, como algunos dicen, y no está dentro de la línea que incluye el occidente, como dice Ptolomeo, sino mucho más occidental, y a esta isla, que es tan grande como Inglaterra, van los ingleses con mercadería, especialmente los de Bristol, y al tiempo que yo a ella fuí, no estaba congelado el mar, aunque había grandísimas mareas, tanto que en algunas partes dos veces al día subía veinte y cinco brazas, y descendía otras tantas en altura." Verdad es que Tile, de quien Ptolomeo hace mención, está en el sitio donde dice y hoy se llama Frislanda; y más adelante, probando que la Equinocial es habitable, también dice: "Yo estuve en el castillo de San Jorge de la "Mina del Rey de Portugal, que está debajo de la "Equinocial, y soy buen testigo de que no es inhabitable, "como quieren algunos"; y en el libro del primer viaje, dice "que vio algunas sirenas en la costa de la Manegue"ta, aunque no eran tan semejantes a las mujeres como las pintan"; y en otro lugar, dice: "Navegando muchas "veces desde Lisboa a Guinea, consideré diligentemente, "que el grado corresponde en la tierra a 56 millas y dos "tercios"; y más adelante dice que en Chios, isla del Archipiélago, vio sacar almástiga de algunos árboles; y en otra parte dice: "Veintitrés años he andado por el mar "sin salir de él por tiempo que deba descontarse; vi todo "el Levante, y todo el Poniente que se cree por navegar "hacia el Septentrión, esto es, Inglaterra, y he navegado "a Guinea. Pero en ninguna parte he visto tan buenos "puertos como estos de la tierra de las Indias"; y más adelante, afirma que empezó a navegar de catorce años, y que siempre siguió el mar. Y en el libro del segundo viaje, dice: "Yo me he hallado traer dos naos y dejar la una en "el Puerto Sancto a hacer un poco, en que se detuvo un "día, y yo llegue a Lisboa ocho días antes que ella, porque "yo llevé tormenta de viento de Sudueste, y ella no sintió "sino poco viento Nornordeste, que es contrario." De manera que de estas autoridades, o testimonios, podemos entender cuán experimentado fue el Almirante en las cosas del mar, y las muchas tierras y lugares por los que anduvo antes que se metiese en la empresa de su descubrimiento.
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CAPITULO IV Descripcion de las islas de Juan Fernandez y de su principal puerto, viage desde ella á la de Santa Maria y de este á la bahía de la Concepcion con noticia de la navegacion, vientos y mares en esta travesía 464 Las islas de Juan Fernandez, pertenecientes por razon de su situacion y adyacencia al reyno de Chile, enfrente de cuyas costas vienen á estar son dos en numero; la una que se halla mas á la mar ó al occidente, la distinguen con el additamento de afuera; y la otra, por mas inmediata á la costa ó al oriente, le dan el nombre de La de Tierra. La primera, que tendrá de largo poco mas de una legua y hace figura oval, es una tierra muy alta y forma un monte redondo, elevado y tan escarpado á la mar que es por todas partes inaccesible; de su cumbre se precipitan varios arroyos de agua crecidos, de uno de los quales se ven á distancia de tres leguas las plateadas espumas que caen por la parte del sudoeste de la isla, y desde su altura se despeña al mar haciendo en aquella escarpada pendiente saltos de mucha profundidad; segun la derrota que Don Jorge Juan hizo, concluyó por su cálculo, en suposicion que el curso de las aguas fue para el sudoeste, que esta isla se halla al occidente del meridiano del Callao 3 grados 20 minutos y, por el mio, lo está 3 grados 27 minutos. Por la derrota que se llevó desde el meridiano de esta de afuera hasta estar en el de la de Tierra y lo que se anduvo, se concluye ser de 34 leguas la distancia de la una á la otra. 465 La isla de Tierra, que dista en latitud del cabo de Hornos como 440 leguas maritimas, tendrá en su mayor largo, que es del este al oeste, 3 á 4 leguas; y aunque en la mayor parte es tierra alta, hace algunas llanuras que forman las pendientes de los mismos cerros. En sus cañadas, hay mucho monte y arboledas de maderas muy buenas, entre las quales se encuentran arboles de pimienta semejante á la de Chiapa en Nueva España. En los llanos y colinas crece mucho una paja parecida á la de avena, tanto que si entre una y otra hay alguna diferencia que haga distintas las especies es muy poca, y crece tanto que sobrepuja en altura con mucho á la de un hombre. El agua que en distintos arroyos corre desde las eminencias de esta isla hasta el mar es muy delgada y medicinal, deshace las indigestiones con facilidad y incita mucho el apetito. Los animales terrestres que se encuentran en ella son perros de varias castas, siendo la mayor porcion agalgados, y muchas cabras, tan dificiles de poderse cazar estas que casi se hace impossible el conseguirlo porque, siendo lo mas de la isla peñasquería peynada y escarpada acia la mar, donde otro animal que ellas no pudiera mantenerse, son estos los sitios en donde andan mas regularmente y donde con mas frequencia se dexan ver; los perros tuvieron allí su origen de haverlos puesto no muchos años ha de orden de los presidentes de Chile y virreyes del Perú, con el fin de exterminar las cabras y de que los navios pyratas ó de enemigos no hallassen este recurso para refrescarse y hacer su provision, pero no surtió la idea el efecto que se deseaba porque el arrojo de los perros no es tal que se atreva á perseguirlas en los parages tan peligrosos, donde ellas están de continuo saltando de unas peñas á otras con extrema ligereza, siendo esta causa para que no puedan servir de provecho á los navios que lleguen á aquella isla quando no es facil haver sino es tal ó qual por alguna particularidad. 466 Las aves se encuentran allí muy raras; y aunque en el suelo se registran varias plumas blancas y armazones enteras de algunas que parece haver sido comidas de los perros, no se ven volar de este color, y solo sí una ú otra con la pluma toda negra; es muy dable que en el ibierno se recojan en aquellas islas las que en el verano no parecen por apartarse de ellas á otros parages. 467 El territorio de esta isla se compone de montañas de mas que mediana altura, y sus faldas correspondientes acia la parte del norte son las que están pobladas de arboledas, cuyas maderas, como yá se advirtió, son propias para muchos usos; las que corren á la parte del sur no tienen arboles sino es en las quebradas que forman las colinas de los cerros, y es, sin duda, porque la fuerza de los vientos sures continuos no los dexa crecer, pero sí la avena ó paja semejante á ella, con la qual se cubren todos viciosamente. Entre los arboles, no hay ningunos de los frutales que son regulares en otros parages de la America. El temperamento de la isla es frio, contribuyendo á ella la altura de polo en que está y los vientos; assi, aun en el verano no se experimentan calores. 468 Tiene la isla en todo su circuito tres puertos, de los quales, el uno que es el mas occidental, y el otro, que cae al oriente, solo son practicables para embarcaciones pequeñas por ser reducidos; y el que pueden frequentar las grandes corresponde en medio de los dos á la parte del norte con alguna pequeña inclinacion acia el nordeste de toda la isla. Este, que legitimamente se llama de Juan Fernandez, consiste en una ensenada que forma la costa, abierta á los vientos del norte y de el nordeste, de donde nace que en ibierno no sea practicable y aun en verano solo puede serlo con bastante peligro por la mucha agua que hay en todo él, pues á la distancia de cable y medio ó dos de tierra se encuentran 50 brazas, y poco mas apartados de ella es mayor. A esto se agrega la mala calidad del fondo, que, siendo de arena y lama pegajosa mezclada con conchuela y cascajo, está sembrado de mucaras, con las quales y el cascajo padecen muchos los cables y no tienen seguridad los navios. Además de este inconveniente, hay el de las ráfagas continuas de viento que causan los sures y son tan violentas que levantan el agua del mar; el de las corrientes, tambien muy fuertes dentro del puerto, donde hacen varias rebesas; y, ultimamente, el de la brabeza de las playas, donde nunca se puede llegar sin peligro por la fuerte resaca que hay en ellas. Assi, solo entran en este puerto las embarcaciones de pyratas ó enemigos que passan á aquellos mares por ser el unico refugio que se puede encontrar en ellos, aventurandose á los peligros que en él les amenazan por la necessidad extrema de reponer la aguada, hacer leña y refrescar las tripulaciones con la abundancia de pescado que hay allí. 469 Estas embarcaciones estrañas, que con el fin de repararse de la navegacion tan dilatada y penosa de cabo de Hornos toman el puerto de Juan Fernandez para assegurarse en algun modo contra los peligros que quedan referidos, entran hasta lo mas interior de él y, poniendo en tierra una amarra en la playa que corresponde acia la parte del sudoeste, dexan en el agua la otra, pero ni esta diligencia es bastante para evadirse del peligro, como lo acreditan los fragmentos de tres que todavia existen en las playas, de los quales los dos son antiguos, y el otro, no tanto. 470 La isla de afuera de Juan Fernandez es toda muy alta y tan escarpada y escabrosa que no tiene parage comodo para desembarcar; y no haviendo puerto alguno, no llegan á ella ni las embarcaciones enemigas ni las propias de aquellos reynos. 471 Las playas y peñas del mar en esta isla de Tierra de que se vá tratando están por todas partes llenas de lobos marinos en tanta abundancia que no dexan lugar para poder andar ni transcender por entre ellos. Tres son las mas distinguidas castas que se observan; la una, pequeña, cuya extension será como de una vara de largo, y el color de todo el pelo, musco obscuro; la segunda tendrá como una tuessa y media de largo, esto es, tres varas y media con corta diferencia, y su pelo es pardo; la tercera y ultima, como dos tuessas de largo, que es poco mas de quatro varas y media, su pelo ceniciento, algo tirando á blanquizco. La cabeza de estos animales es pequeña respeto de lo restante de su cuerpo, algo puntiaguda y parecida á la de los lobos terrestres; la boca, proporcionada á la cabeza; y en esta, la lengua, gruessa y casi redonda, las quixadas, guarnecidas con una andana de colmillos todo al rededor, grandes, fuertes y agudos, de los quales las dos tercias partes están embutidos en las alveolas, ellas; una, que es lo mas duro y macizo, fuera de ellas; á los lados de la boca, tienen unas barbas que se apartan con semejanza á las de los tigres ó gatos; los ojos son muy pequeños; y las orejas, tanto que apenas tienen desde su raiz hasta la extremidad como 6 á 8 lineas de largo y lo correspondiente de ancho; las narices, tambien pequeñas, y solo en ellas es donde no tiene pelo sino un cutis glanduloso, como el que cubre las de los perros; tiene este animal dos aletas, como todos los pescados, que les sirven en el agua para nadar y para andar en tierra. La cola, de naturaleza igualmente cartilaginosa, es grande á proporcion del cuerpo y gruessa mucho mas que en los pescados; la positura de esta es horizontalmente, de modo que, doblando el espinazo por el extremo posterior ó ultima vertebra, donde tiene articulacion mas sensible que en las demás, hace con ella los dos pies, con los quales acompaña á las manos ó aletas para andar sin arrastrar el cuerpo; tanto en las aletas como en cada loba de la cola tiene la señal de dedos y cinco en cada una, los quales son formados de unos menudos huessos ó cartilagos duros que están embebidos en las membranas callosas que cubren las aletas y cola; estos dedos se apartan unos de otros entre sí ocupando todo lo ancho de la aleta, que es lo que les sirve de planta para sentar en el suelo, y terminan con una uña correspondiente á ellos, la qual tiene como dos lineas de largo y media de ancho. 472 Las articulaciones mas sensibles que tiene en las aletas son dos, la una, en su union con el omoplato, donde hace como hombro, y la otra, al fin de la misma aleta, donde tienen su nacimiento los dedos; lo mismo sucede en la cola, y por este medio se maneja en tierra pues, aunque no con la agilidad que los animales quadrupedos, trepa á unos peñascos tan altos y escarpados que parece impossible el que los pueda superar, respeto de serlo assi para los hombres, y baxa con la misma facilidad sin que les sirva de embarazo la mucha corpulencia, siendo tanta que por el parage de las aletas tendrán de diametro los de la casta mayor quatro pies, esto es, vara y media á corta diferencia, y los de las otras, á su correspondencia. 473 Las partes naturales de estos animales están en el extremo inferior del vientre; y quando quieren juntarse, se sientan sobre la cola y, puestos macho y hembra frente uno de otro, se abrazan con las aletas, que entonces les sirven de manos. La hembra pare y cria con leche sus hijos como los animales terrestres, pero nunca mas de uno ó dos en cada parto. 474 Los blanquizcos, que como queda dicho son los mayores, los llaman algunos leones marinos y, en aquel mar, lobos de aceyte por parecer siempre que se mueven á una odre llena de él, segun el tembleado que hace la mucha grassa ó manteca de que se compone su monstruoso cuerpo; y aunque de todos se saca aceyte, son estos mucho mas propios para ello por no constar de otra cosa. Una particularidad bien rara observé en ellos y fue que, haviendo sido herido por cierto marinero uno de estos, luego al punto se arrojó al agua; y no bien la havia teñido con su sangre quando acudieron sobre él todos los de las otras dos especies y, formado un numeroso hormiguero, se lo comieron en medio quarto de hora, lo que no sucedia con los demás, pues igualmente se echaban al agua assi que estaban heridos, y nunca acudian otros á comerlos ni se movian al ver la sangre. Son dañosos quando pueden alcanzar á morder porque, en haciendo presa, nunca largan, pero, torpes y pesados, y no pueden boltear mucho la cabeza; no les inquietaba la gente, y era menester andar á palos con ellos para apartarlos y hacerse passo. Los pequeños tienen un ahullido que se assimila mucho al valido de las ovejas, tanto que, ni viendose, se equivocan; y es tan continuo el ruido que forman entre todos que no se puede soportar. Los perros se mantienen con ellos y los desuellan despues de haverlos muerto con grande agilidad; lo primero que hacen para matarlos es degollarlos á bocados y luego van cortándoles el pellejo todo al rededor del pescuezo; assi que han concluido, los agarran de la cabeza y, metiendo las manos por entre el cuero y la carne, se lo van despegando hasta que totalmente lo está y lo pueden sacar de él. 475 Han dado los maritimos á los de la mayor especie el nombre de leones marinos porque, á distincion de los otros, hace á modo de crin el pelo de su cuello, bien que en su largo es corta la diferencia que hay de él á el que les cubre lo restante del cuerpo; pero siendo la estructura mas semejante á la de los lobos y en todo parecida á la de las otras especies, les puede convenir mejor el nombre de estos que el de aquellos. 476 Todas estas especies de lobos son tan sensibles en la extremidad de la nariz que el efecto que no hacen en su cuerpo muchas heridas se consigue con un ligero golpe que se les dé en esta parte, y esto solo es lo suficiente para que queden muertos. Assi, todo lo que ellos guardan y defienden de qualquier insulto es el hozico ó punta de la nariz, conociendo que en él tienen todo su peligro. 477 En los perros de aquella isla se notó tambien la particularidad de que nunca se les oyó ladrar; y aunque se cogieron algunos y se llevaron á bordo, no lo hicieron hasta que, juntos con otros domesticos, empezaron á imitarlos, pero por un termino impropio y como que aprendian á hacer lo que los otros, siendo estraño en ellos. 478 Son las islas de Juan Fernandez abundantissimas de pescados, y, entre sus muchas y varias especies, se crian dos, de que no se tiene noticia las haya en otra parte de todo aquel mar del sur; la una es el bacallao, el qual, aunque no es con toda precision como el de Terranova, se diferencia muy poco de él tanto en su estructura como en el color exterior y gusto, siendo la pequeñez de la escamilla que cubre su pellejo la misma; los hay de todos tamaños, y los mayores son de 3 á 4 pies de largo, esto es, de vara y media con corta diferencia. 479 La otra es un pescado parecido á el tollo en la hechura aunque su carne, mucho mas delicada; de cada una de las dos aletas que tiene sobre el lomo y por la parte anterior de ellas desde su raiz le sale un espolón algo corvo y en figura triangular, aunque redondo por el lomo, el qual termina en punta; es muy lustroso y tan duro como un huesso; interiormente, en todo lo que hace la raiz, se compone de una substancia algo mole y esponjosa; esta espina, huesso ó espolón, que todo lo parece, sirve de eficacissimo remedio contra el dolor de muelas, tal que metiendo la punta en la boca y arrimandola á la muela, á cosa de media hora lo quita totalmente. Un francés que yo llevaba de piloto me dió noticia de esta particular virtud; y no queriendo persuadirme á ello sin hacer la experiencia y examinarlo, lo practiqué allí distintas veces con los que padecian esta incomodidad, y en todas ellas surtió efecto la virtud; despues, la advertí á otras personas, y experimentaron lo mismo con la especialidad de que, á poco rato de aplicado, les empezaban á adormecer la parte afecta y suscitar sueño, logrando despertar yá buenos. Yo, en esto, hice el reparo de que aquella esponjosa materia que ocupaba el espacio de la raiz se iba hinchando poco á poco y se ablandaba algo mas de lo regular, lo que no se puede atribuir unicamente á la humedad de la boca porque la parte que puede entrar en ella es maciza, dura y tan tersa como el marfil; assi, infiero que tenga alguna virtud atractiva para aquel humor que causa la molestia, y, recibiendolo en sí poco á poco, lo comunica á la materia que se encierra en su raiz. El largo regular de estas espinas es de dos pulgadas y media, y lo que entra en la carne del animal, que es puramente raiz, como media, quedando afuera las dos pulgadas; su gruesso, por donde mas, es de quatro lineas en cada una de sus tres faces. Este pescado no abunda menos allí que el de las otras especies. 480 Es, pues, tanta la abundancia del pescado que hay en las costas de aquellas islas que con dos horas de pesca por la mañana y otras tantas por la tarde, y solos seis ú ocho aparejos para hacerla, se cogia lo bastante para el consumo de toda la tripulacion y quedaba mucho para salar. Las principales especies son bacallao, berrugates, los que daban las espinas, lenguados, rodaballos, jureles, langostas y otras varias especies del menudo en tanta cantidad que al rededor de los navios no se veía otra cosa sobrenadando, lo que es tanto mas de admirar quanto la innumerable multitud de lobos no se mantiene de otra cosa, y assi, aunque en aquellas islas no haya pesquería que lo consume, equivale á ella la que continuamente hacen estos animales. 481 A la cantidad se agrega el sabroso y delicado gusto de todos pues, á competencia unos de otros, no sería facil determinar á qual se le deberia dar la primacía. Las langostas suelen tener media vara de largo y se pescan con tanta ó mas facilidad que los otros; son muy gustosas aunque algo recia la carne. El berrugate es tambien pescado grande y de escama, y todos, exquisitos. 482 Hasta el día 22 de enero nos mantuvimos al ancla en aquella isla, reconociendola toda y registrando los parages en que havian tenido sus rancherías los ingleses para ver si se encontraba alguna señal oculta que huviessen dexado de prevencion á los que entrassen despues fuera de la que un navio marchante embiado por el presidente de Chile con este fin algunos meses antes de nuestra llegada havia hallado, y consistía en dos botellas con un papel escrito en cifra dentro de cada una; pero no descubriendose otra mas que las estacadas de las rancherías, puentecillos que havian fabricado de madera para passar las quebradas y otros vestigios de esta especie, reemplazada la agua á las fragatas y hecha la leña necessaria, nos hicimos á la vela á las 3 de la tarde y nos pussimos en derrota para la isla de Santa Maria, á la qual llegamos el dia 5 de febrero; practicóse al passo la diligencia de reconocerla por todas partes, y, continuando despues el viage, dimos fondo el mismo dia á las 7 y media de la noche en Puerto Tomé, que está en la costa oriental de la bahía de la Concepcion. 483 La derrota que se hizo desde la isla de Juan Fernandez fue primeramente una singladura al este quarta al sudeste, y, de bordo el dia 23 y continuó governando desde el oes sudoeste hasta el sur sudoeste; pero el dia 27, estando yá en 35 grados 33 minutos y medio de latitud y al occidente del meridiano de la isla de afuera de Juan Fernandez 1 grado, donde se empezaba á reconocer que los vientos se llamaban del sur acia el sudoeste, se cambió de derrota y governó desde el este al es sudeste hasta el dia 31, que nos hallabamos en 36 grados 23 minutos de latitud y como de 15 á 20 leguas al noroeste del puerto de la Concepcion. Lo cerrado de la neblina, en que desde el dia antecedente haviamos entrado, era tal que las dos fragatas no se podian percebir de una á otra; tal vez se descubrian las grimpolas, y se reconocia no distar mas entre sí que medio tiro de cañon sin verse los cascos ni arboladura; esto y el estar algo á sotavento del puerto obligó á que nos volviessemos á poner del bordo de afuera y á que permaneciessemos sobre la costa sin poder acercarnos á ella hasta el dia 5, que se dissipó á las 9 y media de la mañana, y demoraba entonces la punta del Carnero al sursueste como 10 á 12 leguas de distancia y la medianía de la isla de Santa Marta al nordeste quarta al norte; hizose fuerza de vela en demanda de esta ultima, y á las 11 del dia se atravesaron las fragatas demorando la punta de Rumena al sur quarta al sudeste como quatro leguas de distancia; la punta de Lavapies, al este quarta al nordeste dos leguas de distancia; á quatro leguas, la punta del Sur de la isla de Santa Maria, demorando al nordeste; la del Norte, al nornoreste; y un mogote, que parece por fuera de esta, al norte quarta al nordeste. En este parage, se echaron al agua las lanchas de las dos fragatas y se embiaron á que, passando por entre la isla y la tierra firme, la reconocieran toda y que, de allí, continuassen á encontrarnos en la bahía de la Concepcion; y puestas á la vela las fragatas á las 12 del dia con viento fresco por el sur sueste, llegaron á dar fondo en dicha bahía. 484 Don Jorge Juan concluyó por su derrota que la isla de Santa Maria cuya latitud es de 37 grados 3 minutos, está mas oriental que la de afuera de Juan Fernandez 7 grados y 10 minutos; por mi derrota, la encontré de 6 grados 56 minutos; con que, la diferencia de una á otra es de 14 minutos. 485 Por la parte del noroeste de esta isla y distante de ella como legua y media, hay un mogote alto y escarpado, y en las inmediaciones de su pie lo rodean varios peñascos, en quienes hace rebentazon la mar; y otra legua y media mas afuera de este y tambien acia el noroeste, hay un baxo, que, aunque no se vio rebentar en esta vez, se le hizo resguardo, y en mi segundo viage el año de 1744 lo reconocí distintamente porque, á mas de estar baxa la mar, havia entonces algun poco de marejada, y no solo se veía la rebentazon sino tambien la peña á flor del agua quando la lavaba el mar. Los pilotos del país asseguran que entre este baxo y el mogote hay buen passo, yendo por la medianía de los dos ó á medio fredo, que es el propio termino nautico, en cuyo canal dicen que se encuentran de 50 á 60 brazas de agua. 486 En el mismo segundo viage que llevo citado, hallandome embarcado en la fragata francesa la Deliberanza y estando esta en 36 grados 54 minutos de latitud por observacion del sol y 2 grados 24 minutos al occidente de la isla de Santa Marta, como media hora despues de haver observado, nos hallamos impensadamente en un manchon de agua amarilla y rebotada, tal que nos dió á todos gran susto y nos obligó á dexar la mesa donde estabamos comiendo y subir al alcazar llenos de turbacion, á tiempo que yá no lo era de hacer maniobra alguna por estar la fragata en el centro de todo él; corria este, que al parecer era banco, de norte á sur cerca de dos leguas y de este á oeste cosa de 600 á 800 tuessas; tan amarillo era el color del agua que, despues de haverlo passado y navegado larga distancia, se distinguia sensiblemente; no se pudo sondar por no haver estado pronta la sondaleza y, temiendo que evidentemente fuesse baxo, como lo daba á entender, y que por algunas partes tuviesse menos agua, no se pensó en atravesar la fragata para aprontarla; havia parages donde el agua estaba mas amarilla, como que por aquellos havia menos fondo, y otros donde el agua de golfo ó verdosa hacía entrada en la del baxo. Ninguna carta lo pinta ni los pilotos de aquel mar han tenido noticia de él, que es lo que mas estrañé haciendo por allí tan repetidos viages; por tanto, su advertencia podrá servir para navegar aquel transito con algun mas cuidado en adelante. 487 Los vientos generales que se experimentan desde las islas de Juan Fernandez acia adentro no tienen diferencia de los que reynan en el golfo y quedan yá explicados, pero sí las corrientes porque en este espacio llevan su curso para el noroeste, y este es tanto mas per-ceptible quanto se está mas proximos á la costa. Desde la isla de la Tierra de Juan Fernandez para el oriente, esto es, acia la costa el agua tiene un color verdoso como quebrado notado el occidente, azul de golfo; esto mismo he notado varias veces, aun estando apartado fuera de la vista de las islas, como tambien que por su meridiano se cambia el color del agua. Estando de las islas para adentro, se ven frequentemente los penachos que levantan los bufidos de las ballenas, de modo que en ocasiones suelen engañar persuadiendo que son baxos. 488 Quando se dista de 20 á 20 leguas de la costa, se empiezan á observar vandadas de chorlitos que llegan hasta esta distancia sin passar de ella; son medianos en el tamaño; blanca, la mayor parte de su pluma; y, en parages como el buche y parte superior de las alas, rosada; la cabeza, proporcionada; el pico, muy largo, delgado y corbo, no mas gruesso en su nacimiento que en la punta; su giro le hacen continuamente en vandadas grandes y con facilidad se conocen. 489 Son generalmente todas las costas del mar desde Guayaquil en adelante dificultosas de ser reconocidas á menos de lograr para ello la coyuntura del verano porque, tanto en el ibierno como en su salida ó entrada, continuamente están cubiertas de espesissima niebla, tal que á quarto de legua de distancia no se vé otra cosa que nubes; y alargándose á la mar hasta 15 ó 20 leguas y muchas veces mas, conservan en esta distancia la misma densidad pero sucede que, todo lo que dura la noche y hasta cosa de las 10 ó 11 del dia, la niebla está pegada contra la tierra; á esta hora, se retira acia el mar formando una muralla que sirve de estorvo á la vista del que está de la otra parte de ella, y no puede descubrirla ni arriesgarse á buscarla, no sabiendo si la encontrará clara ó no. 490 Toda esta niebla, que es el efecto del ibierno, parece que en las costas de Chile la ocasionan los vientos nortes porque, siempre que sopla, se densifica mas si es poca la que hay; y si está limpia la athmosphera, la llena de estos vapores con tanta brevedad que lo mismo es empezar el viento que obscurecerse toda ella, y no se disminuye hasta que los vientos sures se entablan y soplan constantes y, con vigor, dos ó tres dias. Pero como en el ibierno regularmente son interrumpidos de nortes, oestes y sudoestes, es dificil que totalmente las deshagan, y assi es regla comun en aquel mar y frasse expressiva de sus prácticas que los vientos nortes son sucios por la cantidad de vapores que acarrean, y los sures, limpios porque, quitándolos de las costas y tierras, las aclaran totalmente. Tengo sentado primero que estas nieblas son efecto del ibierno porque en todos aquellos parages desde los 20 grados hasta la equinocial, donde nunca se ven nortes, no son menos comunes; y como yá queda dicho en la descripcion de Lima, capitulo sexto del libro primero, todo el tiempo que el ibierno dura, se vive allí embueltos en una nube, y en la misma lo están perpetuamente aquellas costas. 491 Concluyo este capitulo con la tabla de las variaciones de la aguja que se observan en la derrota desde el Callao á la Concepcion, y es la que sigue, segun las observaciones hechas en mi segundo viage en la fragata la Deliberanza. 492 En el mismo viage, hallandose embarcado Don Jorge Juan en la fragata Lis, también francesa, y que junta con la Deliberanza salió del Callao, observó las siguientes. La sensible diferencia que hay entre unas y otras variaciones es nacida de las diferentes agujas con que se observaron, y la sazon de ello queda yá notado en otra parte. 493 La diferencia de meridianos entre la plaza del Callao y la Concepcion, concluida por la serie de las observaciones que hicimos en Lima y por las que el padre Fevilleé executó en esta, es de 3 grados 58 minutos, de cuya cantidad está la Concepcion al oriente del Callao; esto no obstante, las cartas de aquel país se suponen de 8 á 9 grados mas oriental, error nacido de que aquellos pilotos no hacen juicio ni ponen cuidado en averiguar acia qué parte van las corrientes; y como estas llevan á las embarcaciones para el sudoeste, luego que ellos han salido lo suficiente del bordo de la mar, empiezan á desandar lo que se apartaron de la costa; pero estandolo en realidad mucho mas de lo que se consideran por la derrota, necessitan después hacer á proporcion el camino para el este; con que, precisamente han de hallar mas oriental aquel puerto de la misma cantidad; y siendo unas veces las corrientes mas violentas que otras, nace de aqui que algunos pilotos quieran hacer mayor su diferencia de meridianos que otros y que sean raros los que acierten con el punto, aunque se valgan de la carta, en quien tienen mas confianza, porque todas están construidas sobre la vana seguridad de unas derrotas mal reducidas, en las quales ha faltado la atencion á el curso de las aguas y no se ha empleado la necessaria correccion que es tan indispensable y en que la diferencia en latitud dexa assegurada sin la menor duda la realidad de las corrientes y el que sean tan sensibles, como yá tengo advertido. 494 Hallabase fondeada en el puerto de Talcaguano desde el dia 26 de enero la fragata de guerra la Esperanza, que mandaba el capitan de navio Don Pedro de Mendinueta, la qual en 66 dias havia concluido su viage desde el puerto de Monte-Video, en el rio Buenos Ayres, por el cabo de Hornos; y con motivo de nuestra llegada á Puerto Tomé, passó á bordo del Belén un oficial la misma noche que fondeamos en él. En el siguiente, dia 6 de febrero, entraron las dos nuestras en Talcaguano y quedaron unidas con aquella y subordinadas á la orden del mismo Don Pedro de Mendinueta, segun lo disponia el virrey, que con anticipacion havia tenido aviso de hallarse la Esperanza pronta en Monte Video para passar en aquel verano al mar del sur como, assimismo, el gefe de esquadra, Don Joseph Pizarro, para hacerlo por tierra con otros oficiales á Santiago de Chile, y yá al tiempo de nuestra llegada se havia tenido la noticia de la suya á aquella ciudad.
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CAPÍTULO IV En que se responde a lo que se alega de la Escritura contra la redondez del cielo Mas volviendo a la figura del cielo, no sé de qué autoridades de la Escritura se haya podido colegir que no sea redondo, y su movimiento circular. Porque llamar San Pablo al cielo un tabernáculo o tienda que puso Dios y no el hombre, no veo que haga al caso, pues aunque nos digan que es tabernáculo puesto por Dios, no por eso hemos de entender que a manera de toldo cubre por una parte solamente la tierra, y que se está allí sin mudarse, como parece lo quisieron entender algunos. Trataba el Apóstol la semejanza del tabernáculo antiguo de la ley, y a ese propósito dijo que el tabernáculo de la ley nueva de gracia, es el Cielo, en el cual entró el sumo sacerdote Jesucristo de una vez por su sangre, y de aquí infiere que hay tanta ventaja del nuevo tabernáculo al viejo, cuanto hay de diferencia entre el autor del nuevo que es Dios, y el obrador del viejo, que fue hombre. Aunque es verdad que también el viejo tabernáculo se hizo por la sabiduría de Dios que enseñó a su maestro Beseleel. Ni hay para qué buscar en las semejanzas o parábolas, o alegorías que en todo y por todo cuadren a lo que se traen, como el bienaventurado Crisóstomo a otro propósito lo advierte escogidamente. La otra autoridad que refiere San Agustín, que alegan algunos para probar que el cielo no es redondo, diciendo: "Extiende el cielo como piel", de donde infieren que es redondo, sino llano en lo de arriba. Con facilidad y bien responde el mismo santo doctor, que en estas palabras del Salmo no se nos da a entender la figura del cielo sino la facilidad con que Dios obró un cielo tan grande, pues no le fue a Dios más difícil sacar una cubierta tan inmensa del cielo, que lo fuera a nosotros desplegar una piel doblada. O pretendió quizás, darnos a entender la gran majestad de Dios, al cual sirve el cielo, tan hermoso y tan grande, de lo que a nosotros nos sirve en el campo un toldo o tienda de pieles. Lo que un poeta galanamente declaró diciendo: "El toldo del claro cielo." Lo otro que dice Esaías: "El cielo me sirve de silla y la tierra de escabelo para mis pies." Si fuéramos del error de los antropomorfitas, que ponían miembros corporales en Dios según su divinidad, pudiera darnos en qué entender para declarar cómo era posible ser la tierra escabelo de los pies de Dios, estando en medio del mundo, si hinche Dios todo el mundo, por qué había de tener pies de una parte y de otra y muchas cabezas alderredor, que es cosa de risa y donaire. Basta pues, saber que en las Divinas Escrituras, no hemos de seguir la letra que mata, sino el espíritu que da vida, como dice San Pablo.
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CAPITULO IV Continúa el viage desde la isla de Fernando de Noroña para los puertos de España, combate de las fragatas con dos corsarias inglesas y sus resultas 682 Luego que llegamos á el puerto de la isla, se empezaron las diligencias para mejorar el estado de la Deliberanza, pero su situacion era tal que ni allí havia proporcion para componerla de el todo ni se podria sin una gran demora, y se reduxo la obra á embarazar que el agua no fuesse tanta, quedando siempre en la disposicion de no poder escusar el dar á la bomba cada hora, siendo todo lo que se consiguió por entonces el no tener que repetir esta faena cada media hora, como sucedia antes. 683 Reemplazada la aguada, hecha la leña necessaria y tomadas algunas terneras y puercos, se determinó continuar el viage, y el dia 10 de junio á las 10 se pusieron las fragatas á la vela, llevando la derrota á el norte y norte quarta al nordeste hasta el dia 18 de junio, que se hallaban en 8 grados 12 minutos de latitud boreal y 43 grados 27 minutos al oriente de la Concepcion, haviendo cortado la linea el dia 12 por los 42 grados 45 minutos á el oriente de aquella ciudad ó por 32 grados 47 minutos al occidente de París. Los vientos suestes nos acompañaron y estuvieron frescos hasta que se pusieron en los 6 grados de latitud norte, pero en este parage empezaron á calmar y ser muy variables y floxos, unas veces por el nor-noreste y noreste y otros por el este, es-sueste, sudeste y este nordeste, hasta el 8 de julio, que, haviendo hecho la derrota entre el noroeste y norte, nos hallamos en 34 grados 31 minutos de latitud y 31 grados 23 minutos al oriente del mismo meridiano de la Concepcion, donde volvieron á calmar, y se mudaron al sur sudoeste y sudoeste. Desde el dia 8 hasta el 21 de julio, se governó entre el nordeste y nordeste quarta al norte, á excepcion de tres singladuras que se hicieron al es nordeste y una al noroeste quarta al norte, obligados de los vientos que se llamaron con ventolinas al norte y nordeste, interrumpiendo con este motivo la verdadera derrota. 684 A1 segundo dia de haver dexado la isla, no se vieron yá pajaros pero sí muchos voladores y bonitos. El dia 13 de junio hacía una noche apacible y clara; estando el viento por el sueste, igual sin aparatos de malignidad, sobrevino repentinamente una turbonada de agua y viento que obligó á quedar con solo las mayores; duró cosa de una hora, y despues volvió á serenarse el tiempo. El 15 empezaron á verse atunes en grande abundancia; y el 16 fue todo de calmas y ventolinas, que continuaron el 17 acompañadas de lluvias á distintas horas, en cuya conformiad permaneció el tiempo los dos siguientes, 18 y 19, formandose á ratos varias turbonadas en el horizonte, que despues se convertian en recios aguaceros. 685 Estando el dia 20 de junio en la latitud de 9 grados 28 minutos, se vió un pajaro, que fue el unico despues que se havia dexado la isla; su tamaño, mayor que el de una pardela; el color de la pluma, pardo obscuro; el ala, larga, y algun blanco en el pecho y parte inferior del cuerpo. El 22 continuaron las turbonadas y aguaceros, y el 24 se vieron muchos atunes, voladores y cavallas y otro pajaro de la misma especie que el del dia 21. 686 El dia 27, estando en 17 grados y 57 minutos de latitud, se vió la mar cubierta de sargaso y continuó hasta el 7 de julio, que, en la latitud de 33 grados 31 minutos, era yá muy poco el que se veía, pero huvo dias en que su abundancia cubria toda la superficie del agua. Tambien se dexaron ver algunos pajaros pero en especial los dias 29 de junio, despues de medio dia, y el 30, de mañana; unos eran medianos, de color pardo obscuro, y otros rabiahorcados negros; y en el ultimo, de mañana, se descubrieron tambien rabijuncos blancos; el dia 1 de julio volvieron á dexarse ver los pajaros pardos pero ninguno de las otras dos especies, y el 3, estando en 27 grados 34 minutos de latitud y al oriente de la Concepcion 32 grados 27 minutos, yá no se veía ninguna casta de peces grandes aunque continuaban los voladores. 687 Estando el dia 8 en 34 grados 31 minutos de latitud, volvieron á verse dorados y un pajaro de mediano porte, todo negro, que reboloteó bastante tiempo al rededor de las fragatas; el 9 en la tarde, se dexó ver una pequeña ballena, y el 10 por la mañana, estando en 36 grados 57 minutos de latitud y al oriente de la Concepcion 32 grados 6 minutos, varios pajaros de mediano cuerpo, sus alas, largas y vestidas, como tambien el pescuezo, cabeza y cola, de pluma negra, y lo restante del cuerpo, blanco. 688 Hallandonos el dia 10 en 36 grados 57 minutos de latitud y al oriente de la Concepcion 32 grados 6 minutos, segun mi cálculo, por él y la conformidad en que sitúan las tierras tanto la carta holandesa como la francesa comun, demoraba la isla de Flores en los Azores al es nordeste 2 grados norte distancia de 112 leguas; en la francesa se expressan algunas islas que omite la holandesa por haver sido descubiertas modernamente, y, entre ellas, la de Santa Ana, que demoraba al oeste distancia de 5 leguas, pero por la carta francesa la isla de Flores, demoraba al es nordeste 5 grados este á la distancia de 167 leguas. Toda esta mañana se sintió mucha marejada que venia del noroeste y oeste, menuda y repetida, la qual se creyó que podia provenir de estar inmediata la isla de Santa Ana, como se inferia de la derrota. 689 El 17, estando en 41 grados 49 minutos de latitud y al oriente de la Concepcion 36 grados 48 minutos, se vio una gran copia de pajaros cuyo porte era mediano, su color, musco tirando á negro, y en todo, muy semejantes á cuervos marinos; el 18 continuaron assimismo en gran cantidad pero desde el 19, que yá estabamos en 42 grados 53 minutos de latitud y 39 grados 23 minutos al oriente de la Concepcion, disminuyeron y fueron muy pocos. 690 Desde que salimos de la isla de Fernando de Noroña hasta llegar á la equinocial, la latitud austral fue siempre diariamente mayor por la observacion que por la derrota de 10 á 11 minutos, esto es, que la fragata andaba en la realidad menos de lo que parecia por la corredera; despues que se passó la linea, la latitud observada era igualmente mayor que la inferida por la corredera, y, como siempre fue para el norte la derrota, se convence que la fragata andaba mas en realidad que lo que se regulaba deducido de la distancia que se medía, y, por consiguiente, que en el emispherio austral cerca de la equinocial las aguas tienen curso para el sur y en el boreal acia el norte, lo qual es conforme al dictamen de los que por varias ocasiones han cortado la linea en los viages á la India oriental. Hasta el 24 de junio permaneció el curso de las aguas, percibiendose para el norte de 10 á 11 minutos diarios, pero, hallandonos en este en 14 grados 22 minutos de latitud, empezaron á convenir las latitudes computadas con las observadas. 691 No se pueden atribuir estas diferencias á otra causa que á la del curso de las aguas porque, si se quisiera imputar á defecto en la medida de la corredera, no sevificaria la circunstancia de que, estando en el emisrherio austra, la embarcacion andaba menos en la realidad de lo que daba la corredera, y, haviendo passado al boreal, sucedia al contrario; tampoco se puede atribuir á defecto de los instrumentos porque, además de que en todos convenia diariamente la diferencia, quando cessó el curso de las aguas, no diferia la latitud observada de la que se concluia por la estima; ni menos se puede conceptuar falta en el que echaba la corredera por las mismas razones anteriores, y la de que si fuera esta la causa siempre subsistirla la diferencia respeto de que eran los mismos sugetos los que la manejaban en todas ocasiones. Convencese mas esto mismo con la uniformidad de la diferencia que siempre se encontraba, la qual no excedia ni disminuía de 10 hasta 12 minutos diarios, y en que, el dia que se dexaba de observar la latitud, el siguiente se encontraba doble la diferencia; con que, no solo es propio este exemplar para confirmar que allí las huvo sino tambien convincente para assegurar la realidad de las que se encontraron en la travesía desde la Concepcion hasta aquella isla, que quedan yá anotadas en el capitulo segundo y las que despues se irán advirtiendo. 692 Hallandonos en 33 grados 31 minutos de latitud y 31 grados 37 minutos al oriente del meridiano de la Concepcion el 7 de julio, se sintió repentinamente en el agua mucho escarceo de corrientes, no haviendose percebido en el dia antes nada por la latitud, lo que se confirmó en los dias siguientes hasta el 11, en los quales la de la observacion excedia de 13 hasta 15 minutos diarios á la de la estima, pero en este volvieron á convenir; el dia 12, estando en 39 grados 44 minutos de latitud, volvió á diferir esta de la observacion á la de la fantasía, siendo aquella menor que esta de 13 minutos; en la del dia 13 se confirmó, siendo otra tanta la diferencia y para la misma parte; assi continuaron las aguas, disminuyendo el camino que andaba la embarcacion con lo que ellos nos llevaban para el sur, hasta el dia 15 y el 16, que se halló la diferencia algo mayor y en contra, esto es, llevandonos para el norte, y el 17 en la misma conformidad. El 18, repentinamente, haviendo hallado 27 minutos de diferencia, fueron en contra, esto es, volviendo á llevarnos las aguas acia el sur. Si estas diferencias tan varias las huviesse encontrado uno solo, podrian atribuirse á yerro de observacion, pero, siendo 7 observadores y cada uno con distinto instrumento, uno de ellos de la invencion de Mr. Hadley, todos convenian entre sí en las mismas diferencias, y, assi, parece que no debe quedar duda en su realidad; desde el dia 18 al 20 huvo 40 minutos de diferencia entre la latitud observada y la computada, casi el doble de la que se havia encontrado en la singladura cumplida el dia 18, y en este ultimo, 20, nos hallabamos en 43 grados 8 minutos y apartados del meridiano de la Concepcion al oriente 38 grados 57 minutos. 693 Yá queda visto el mal estado en que salió la Deliberanza de la isla de Fernando de Noroña y en el mismo continuó hasta el dia 16, en que, ó yá fuesse por el movimiento de el andar ó por otra causa, se acrecentó tanto el agua que llegó á hacer la misma que antes de arribar á aquella isla; en esta conformiddad se mantuvo y el dia 20 fue con tal extremo que en todo el discurso de la noche no se pudo dexar de la mano la bomba, pero en el siguiente 21 se disminuyó repentinamente á casi la quarta parte de la que havia hecho el dia antes y prosiguió aminorandose desde que entramos en el sargaso tanto que el dia 27 apenas hacía la octava parte de la que recogia el 20; esta mutacion, sin duda, provino de haverse llenado de sargaso las costuras que estaban abiertas, como se verificó tanto por las ramillas de él que salian por la bomba quanto porque, reconocidas por la parte de afuera, se encontró mucho agarrado á ellas; el dia 29 volvió á acrecentarse el agua y, unas veces con mas excesso que otras, yá disminuyendo repentinamente ó ya aumentando, permaneció todo lo que duró el viage, y en nosotros el cuidado y sobresalto correspondiente el proximo peligro en que nos considerabamos. 694 El dia 21 de julio, al medio dia, nos hallamos en 43 grados 57 minutos de latitud y al oriente de la Concepcion 39 grados 4 minutos, á las 6 de la mañana se havian descubierto dos velas no á mas distancia que la de 3 leguas y, por demorar al este nordeste y confundirlas los rayos del sol, no se havian podido percebir antes; su derrota era para el sudoeste, y las tres nuestras llevaban la del nordeste; unidas y sin querer mudar de rumbo, continuaron assi hasta las 7 de la mañana, que, estando unas de otras á muy poca mas distancia que la del tiro del cañon, disparó la mayor de las dos un cañonazo con bala, y á un tiempo largaron ambas sus vanderas y gallardetes ingleses; las nuestras se pusieron en orden de combate aunque, para hacerlo, les faltaba toda providencia, pues, además de ser muy corto el numero de gente y, á correspondencia, las armas y municiones, no tenian alguna de aquellas prevenciones que son necessarias para tales casos, pues ni aun se hallaban con jaretas para empanetarse, y los alcazares y castillos eran descubiertos de bordas en todos. 695 Algun pequeño intervalo medió despues que los enemigos largaron sus vanderas sin hacer otro movimiento nuestras fragatas que continuar su derrota; pero, acercandose la mas pequeña de las inglesas, obligó á que largassen las vanderas francesas con algunos cañonazos, y se empezó á hacer fuego recíprocamente de una parte y otra á las 7 y media de la mañana tanto con el cañon como con la fusilería, y yá á las 8 estaban unas de otras á menos distancia que la del tiro de pistola. 696 Las fuerzas de las tres fragatas francesas consistian en el Luis Erasmo, que era la mayor, en una batería corrida de 10 cañones por banda, los 4 de popa de calidad de á 8 y los 6 restantes de proa de á 6; toda su tripulacion, passageros y muchachos, de 70 á 80 personas; la Marquesa de Antin, otra batería corrida de 10 cañones por banda, los 5 de popa de calibre de á 6 y los 5 de proa de á quatro; su tripulacion, passageros y criados, se componía de 50 á 55 personas; la Deliberanza, menor que las dos antecedentes, 7 cañones de á 4 por banda y 51 personas, comprehendidos todos los que estaban á su bordo. 697 Las dos fragatas enemigas, que despues se verificó ser corsarias, excedian á las tres considerablemente en fuerzas porque la mayor, nombrada Principe Federico y comandada por el capitan Diego Talbot, montaba 30 cañones que formaban una batería corrida los 24 de ellos con el calibre de á 12, reforzado, segun parecia, por las palanquetas que quedaron clavadas en la arboladura y costado, y seis sobre el alcazar de á 6; la menor, nombrada el Duque, comandada por el capitan Juan Marecok, tenia una batería corrida de 10 cañones por banda con calibre tambien de á 12. Las cofas de una y otra estaban guarnecidas de baterias de organos y, con la metralla que despedian de estas, hacian en nuestra jarcia un horrible destrozo; la tripulacion de la fragata grande, segun pudo congeturarse por la mucha gente que la guarnecía y hacía fuego continuo, assi con la artillería como con la fusilería, sería de 200 á 250 hombres, y la pequeña, de 150 á 200. 698 Empezado el combate, siguió con grande ardimiento de una parte y de otra aunque con la desigualdad de que, interin hacian una descarga las francesas, recibian doble daño de las enemigas y de que en las de fusileria no havia comparacion porque, á las grandes que los ingleses hacian, no podia corresponderseles mas que con 12 ó 14 fusiles de cada una de las otras, respeto de que ni havia sugetos que manejassen mas ni armas aunque sobrassen personas. Por ultimo, á las 10 y media se rindió la Marquesa de Antin, que estaba detrás de todas, á la mayor de las dos enemigas, con quien se combatía, muriendo su capitan á poco rato despues de las heridas que recibió en la refriega; fuele preciso entregarse no porque faltasse el animo en los que todavia estaban sanos, aunque yá muy disminuidos por los que havian muerto y quedado heridos, sino porque, haviendo recibido muchos balazos á la lumbre del agua, se iba á pique la embarcacion, y en este extremo no quedaba otro recurso ni lo ofrecia la desigualdad, no obstante repugnarlo su valor á el que la mandaba, que yá á los ultimos alientos de su vida se defendia con la misma animosidad que quando empezó el combate. 699 La fragata la Deliberanza estaba delante de todas y, viendo su capitan que yá faltaba una de las compañeras y que quedaban sumamente disminuidas las fuerzas para poder esperar sucesso favorable, determinó hacer todo lo possible para forzar de vela y ver si, en el interin que las de los enemigos se entretenian en reglar la presa, podia escapar del peligro porque, luego que aquella arrió su vandera, dexó la pequeña enemiga el combate que tenia alternativamente con las otras dos; empezóse, pues, á forzar de vela á las 11 y media del dia, lo que practicó igualmente el Luis Erasmo, aunque dentro de corto tiempo fue alcanzado de la fragata grande enemiga, y, atacandolo de nuevo, le obligó á que se rindiesse; su capitan quedó tan mal herido que murió en el siguiente dia, y, yá empleadas las dos corsarias, cada una con su presa, dieron lugar para que, siguiendo la Deliberanza la derrota del nordeste que havia tomado y refrescando lo bastante el viento sueste, que, mientras duró el combate, estuvo endeble, perdiesse de vista todas quatro embarcaciones á las quatro de la tarde. 700 Los interesses que tenian en su bordo las dos fragatas apresadas se evaluaban en tres millones de pesos fuertes de principal del Perú, los dos en plata y oro sellado, barretones de ambos metales y caxones de plata labrada, y el uno restante en cacao, que era su principal carga, algun poco de cascarilla y lana de vicuña.
contexto
En que se cuenta lo que Guatavita hizo en la tierra, digo en la retirada, y las gentes que juntó, y cómo pidió favor a Ramiraquí de Tunja; y se prosigue la guerra hasta que se acabó Como el Cacique Guatavita se vio fuera de riesgo en que le había puesto su teniente Bogotá, y ya algo sosegado, puso luego la mira a la satisfacción y venganza, y con toda dilegencia hizo llamamiento de gentes, y en poco más tiempo de cuatro meses juntó un poderoso campo, que no le fue muy dificultoso por haber en aquellos tiempos muchas gentes en aquellos valles, porque hasta la última cordillera de los Chíos, que da vista a los llanos, que son más de tres días de camino, todas aquellas gentes obedecían al Guatavita, y hasta los mismos Chíos, que hasta el día de hoy reconocen por señor al que legítimamente es Cacique de Guatavita. Esta nación le dio mucho número de gente, sacándola de aquellos llanos de sus amigos y confederados; también envió el Guatavita sus mensajeros al Ramiriquí de Tunja, pidiéndole le ayudase contra el tirano, lo cual hizo Ramiriquí muy de buena gana por vengarse del Bogotá, con quien estaba atrasado por ciertas correrías que había hecho por sus tierras, con color que peleaba con panches y con otros caribes que estaban en los fuertes segundos que confinan con el Río Grande de la Magadalena, que aunque hoy duran algunas de estas naciones, como son verequíes y carares, que infestan y saltean los que navegan el dicho río, por lo cual razón hay de ordinario presidio en él, puesto por la Real Audiencia para asegurar aquel paso. El Ramiriquí de Tunja juntó muchas gentes, y salió de sus tierras a dar ayuda a Guatavita contra Bogotá. Corría el año de 1538 cuando se hacían estas prevenciones, de las cuales era sabedor el Bogotá, porque de la frontera que había dejado en el asiento de Sieche, y de las espaldas y corredores que traía, tenía muy ordinarios avisos, con los cuales no se descuidaba y tenía prevenido un poderoso ejército diestro y con valientes capitanes. Llególe en el mismo año la nueva de cómo salía Guatavita del valle de Gachetá con poderoso campo, y también tenía aviso de cómo el Ramiriquí de Tunja venía contra él; no desmayó punto por eso, antes, previniendo al enemigo, partió luego con sus gentes a donde tenía sus capitanes en frontera, que como tengo dicho, era en los llanos y asiento de Sieche a donde por momentos le llegaban nuevas del enemigo y cuán cerca venía. El fin, llegó el día que se pusieron los dos campos frente a frente: el Guatavita en el asiento de Guasca, que es hoy de la Real Corona, tenía ese tiempo por delante un río pequeño que le había tomado por raya: el Bogotá en el su asiento de Sieche con todas sus gentes tenía asimismo otro pequeño río que le tenía por raya, y en medio de estos dos ríos se hace una llanada espaciosa y cómoda para darse la batalla. Afrontados los dos campos, dieron luego muestras de venir al rompimiento de la batalla: la noche antes del día que pretendían darse la batalla se juntaron sus sacerdotes, jeques y mohanes, y trataron con los señores y cabezas principales de sus ejércitos, diciendo cómo era llegado el tiempo en que debían sacrificar a sus dioses, ofreciéndoles oro e inciensos, y particularmente correr la tierra y visitar las lagunas de los santuarios, y hacer otros ritos y ceremonias; y para que se entienda mejor, los persuadieron que era llegado el año del jubileo, y que sería justo cumpliesen con sus dioses primero que se diese la batalla, y que para podello hacer, sería bueno asentasen treguas por veinte días o más. Propuesto lo dicho, no fue muy dificultoso acabarlo con los dos campos, que, consultados, asentaron las treguas. La primera ceremonia que hicieron fue salir de ambos campos muy largos corros de hombres y mujeres bailando, con sus instrumentos músicos, y como si entre ellos no hubiese habido rencores ni rastro de guerra, en aquella llanada que había en suelos dos ríos que dividían los campos; con mucho gusto y regocijo se mostraban los unos y los otros, convidándose, comiendo y bebiendo juntos en grandes borracheras que hicieron, que duraban de día y de noche, a donde el que más incestos y fornicaciones cometía era más santo (vicio que hasta hoy les dura). Por tres días continuos duró esta fiesta y borracheras, y al cuarto día se juntaron los jeques y mohanes y acordaron que al siguiente día se comenzase a correr la tierra, que era la mayor ceremonia y sacrificio que hacían a su dios. Ponga aquí el dedo el lector y espéreme adelante, porque quiero acabar esta guerra. Aquella noche se echó el bando en ambos campos cómo el día siguiente se había de salir a correr la tierra, con lo cual todos alistaron sus prevenciones . Sabido por el Bogotá el bando, y que era fuerza que sus gentes se derramasen, porque se habían de correr más de catorce leguas de tierras, como adelante diré, y como siempre la mala conciencia no tiene seguridad porque siempre vela sobre su pecado, con esta congoja y sospecha, aquella misma noche llamó a sus capitanes, y díjoles: "Mañana salís a correr las tierras y es fuerza que andéis entre vuestros enemigos distintos y apartados; y ¿sabemos los designios de Guatavita ni lo que ordenará a los suyos? Soy de parecer que os llevéis las armas encubiertas para que, si os acometieren, os defendáis; y si viéredes al enemigo descuidado, dad en ellos, y venceremos a menos costa, porque acabada esta fiesta es fuerza que hemos de venir a las manos. Y ¿sabemos a qué parte cabrá la victoria, ni el suceso de ella? Hubieron todos los capitanes por muy acertado el parecer de su señor, y la misma noche pasó la palabra y dieron a los soldados el orden que habían de guardar, encargándoles el secreto, que fue mucho el guardado entre tantos millares de gentes; mas el demonio para lo que le importa sabe ser mudo, y a esto ayudó, que a romper el alba se oyeron grandes vocería en las cordilleras altas, con muchas trompetillas, gaitas y fotutos, que demostraban cómo el campo de Guatavita era el primero que había salido a la fiesta, con lo cual en el de Bogotá no quedó hombre con hombre, porque salieron con gran ligereza a ganar los puestos que les tocaba y estaban repartidos por los jeques y mohanes. Cubrían las gentes los montes y valles, corriendo todos como quien pretende ganar el palio; andaban todos revueltos, y pasando más del mediodía, los bogotaes reconocieron el descuido de la gente de Guatavita y cuán desapercibidos iban de armas y con el orden y aviso que tenían de sus capitanes, los cuales los seguían en retaguardia, y vista la ocasión, les hicieron señal de acometer al contrario bando; lo cual hicieron con tanto valor, que en breve espacio se vio la gran traición con los muchos que morían; reconoció el campo contrario el daño y comenzóse a retirar poniéndose en huida; favoreciólos la noche, que sobrevino, aunque con pérdida, según fue fama, de más de diez mil indios, y éstos fueron de los extranjeros que habían venido a dar ayuda al Cacique Guatavita, porque el Bogotá previno a sus capitanes que se excusase el daño de los naturales porque sabía bien cuán forzados seguían el bando de Guatavita. (Fue ésta buena cosecha para el demonio, que la tomara yo este año de 1636 de fanegas de trigo, y en el que viene también.) Llegó la triste y lamentable nueva a los oídos del Cacique Guatavita y sus capitanes, los cuales con el gran temor y nuevas de las muchas muertes que por momentos se les ponía delante, levantando con el gran temor gigantes de miedo, sin aguardar a ver el enemigo se pusieron en huida, retirándose otra vez al valle de Gachetá, favoreciéndolos la noche y el cansancio del campo contrario, llevando siempre el Guatavita lo más que pudo de sus gentes en retaguardia, dejando el campo y despojos a su contrario; y pues la noche dio lugar a esta retirada y excusó tantas muertes, excúseme a mí por un rato este trabajo hasta el día, que pues todos los animales descansan, descansaré yo. * * * Noche trabajosa, que mucho riesgo fue ésta para el Cacique de Bogotá, porque tuvo los gustos mezclados con muchos disgustos: el primero recibió aquella misma tarde que salieron sus gentes a correr la tierra sin gente de guerra, y habían robado todos los pueblos cercanos a la cordillera que linda con ellos, llevándose los niños y mujeres con sus haciendas, matando toda la gente que se había puesto en defensa. Turbó mucho este caso al Bogotá, y mucho más las nuevas de sus corredores y escuadrón volante que tenía en el camino de Tunja, los cuales le dieron aviso cómo el Ramiriquí con poderoso campo venía a dar ayuda a Guatavita, y que estaba ya en el camino más acá de Tunja. Estas nuevas y el no saber lo que les había sucedido a los suyos con la gente de Guatavita, lo tenían tan angustiado y afligido, que no sabía ni hallaba lugar dónde hacer pie; y lo que más le afligía era haberse quedado sin gente para su guardia, aunque él había mandado que un escuadrón fuerte y bien armado no subiese a la laguna de Sieche, que era el uno de los santuarios que había de visitar, sino que se quedase en aquellas laderas hasta que él diese otra orden. Anochecido, llegó la nueva cómo los suyos habían acometido a las gentes de Guatavita y hecho en ellas gran matanza; esto le acrecentó el temor por haber cerrado la noche y hallarse sin la guardia de su persona, recelando no le acometiese el Guatavita con algún escuadrón que tuviese para su defensa. Todos éstos eran gigantes del miedo. Con los pocos que tenía, partió luego en busca del escuadrón que había mandado esperase en las laderas de la Iguna; allegó a él, y allí sosegó un tanto, a donde supo de la gran matanza y de la retirada de su competidor Guatavita; pasó toda la noche siempre armado, hasta que llegó el día de todos tan deseado, con el cual se acabó de informar de todo lo acontecido, y con la luz perdió todos los temores. Habíase recogido todo su campo, y con él partió luego al pueblo de Guatavita, pasó por el alojamiento de su contrario, de donde llevó los despojos que había dejado. Su designio era salirle al encuentro al Ramiriquí de Tunja. Habiendo entrado en el pueblo de Guatavita, hallólo todo sin gente, por haberse huido o retirado toda, así mujeres con niños, viejos y gente inútil; aquí le llegó su escuadrón volante y corredores con dos mensajeros del Ramiriquí, en que por ellos avisaba al Guatavita cómo tenía aviso que por la parte de Vélez habían entrado unas gentes nunca vistas ni conocidas, que tenían muchos pelos en la cara, y que algunos de ellos venían encima de unos animales muy grandes, que sabían hablar y daban grandes voces; pero que no entendían lo que decían, y que se iba a poner cobro en sus tierras, que lo pusiese él en las suyas. Con esta nueva acabó el Bogotá de perder el miedo y temor, enterado de la retirada del Ramiriquí, y que los suyos habían visto volverse; y para enterarse de estas nuevas gentes envió su escuadrón y corredores a la parte de Vélez por donde decían había entrado; y con esto mandó echar un bando por toda la tierra, de perdón general, y que todos los naturales se volviesen a sus pueblos, que él los ampararía y defendería. Hecho esto y habiendo descansado en el pueblo de Guatavita sólo tres días, partió de él llevando un campo de más de cincuenta mil indios de pelea, habiendo despachado más de otros cinco mil con sus capitanes al reparto de la sabana grande y pueblos de ella, a reparar el daño de los panches, que por entonces no tuvo efecto, aunque adelante se vengaron con ayuda de los españoles, como lo diremos en su lugar. Bogotá con todo su campo salió a los llanos de Nemocón, a donde tuvo noticia enderezaban su viaje las nuevas gentes que habían entrado. A donde le dejaremos por agora con los capitanes españoles que también me esperan; pero descansen los unos y los otros, que bien lo han menester, mientras trato de los ritos y ceremonias de esta gentilidad, y a quién tenían por dios. Lo cual se verá en el siguiente capítulo.