Preguntas y respuestas entre Cortés y los potonchanos Al día siguiente por la mañana hizo Cortés venir ante sí a los indios heridos y presos, y les mandó por mediación de su faraute ir a donde estaba el señor con los demás vecinos del lugar, a decirles que del daño hecho, ellos tenían la culpa, y no los cristianos, que les habían rogado con la paz tantas veces; y que si querían volverse a sus casas y pueblo, que lo podían hacer seguramente; que él les prometía por su Dios que no les sería hecho el menor enojo de esta vida, sino todo placer y buen tratamiento; y al señor, que si no confiaba en la palabra y fe que le daba, que le daría rehenes, porque deseaba mucho hablarle y conocerle, e informarse por él de algunas cosas que le interesaba mucho saber, y hasta darle noticia de otras con las que mucho se alegrase y aprovechase; y que si no quería venir, que tuviese por cierto que él lo iría a buscar, y a proveerse de bastimentos por su dinero. Los despidió con esto y los mandó contentos y libres, cosa que ellos no pensaban. Los indios se fueron bien alegres, y dijeron a los otros vecinos lo que se les mandó. Pero no vino hombre alguno; antes bien, se juntaron para caer en los nuestros de sobresalto, creyendo tomarlos descuidados y encerrados, donde les pudieran pegar fuego, si de otra manera no pudiesen vengarse. Envió también, además de estos indios, a algunos españoles por tres caminos que se veían, y que todos iban a dar, según después se vio, a las labranzas y maizales del pueblo; y así, el camino los llevó a donde estaban muchos indios, con los cuales escaramuzaron, por llevar a alguno al capitán que lo examinase en el lugar, y ellos dijeron que todos los de aquella tierra y sus comarcas se andaban preparando para pelear con todo su poder y fuerzas, y dar batalla a aquellos pocos hombres forasteros y matarlos y comérselos, como a enemigos salteadores. Dijeron más: que tenían concertado entre sí que si fuesen vencidos, para desdicha suya, servir en adelante como esclavos a señores. Cortés los envió libres como a los otros, y a decir a la junta y capitanes que no se preparasen a aquello, que era una locura, y por demás pensar vencer ni matar a aquellos pocos hombres que allí veían; y que si no peleaban y dejaban las armas, él les prometía tenerlos y tratarlos como a hermanos y buenos amigos; y si perseveraban en la enemistad y guerra, que él los castigaría de tal manera, que de allí en adelante jamás tomasen armas para semejante gente que él y los españoles suyos. Con lo que estos mensajeros dijeron allí, o por espiar algo, llegaron al día siguiente veinte personas de autoridad y principales entre los suyos, al pueblo. Tocaron la tierra con los dedos, y los alzaron al cielo, que es la salva y reverencia que acostumbran hacer; y dijeron al capitán Cortés que el señor de aquel pueblo y otros señores vecinos y amigos suyos le enviaban a rogar que no quemase el lugar, y que le traerían mantenimientos. Cortés les dijo que no eran hombres los suyos que se enojaban con las paredes, ni aun tampoco con los demás hombres, si no con muy grande y justa razón, ni habían llegado allí para hacer mal, sino para hacer bien; y que si su señor venía, conocería pronto cuánta verdad le decía en todo aquello, y cuán en breve él y todos los suyos sabrían grandes misterios y secretos de cosas jamás llegadas a sus oídos, de lo que mucho se alegrarían. Con esto se volvieron aquellos veinte embajadores o espías, diciendo que volverían con la respuesta, y así lo hicieron, porque al día siguiente trajeron algunas vituallas, y se excusaron de no traer más a causa de estar la gente desparramada y emboscada de temor; por las cuales no quisieron la paga, sino algunos cascabeles y otras bujerías por el estilo. Dijeron asimismo que su señor de ninguna manera vendría, porque se había ido, de miedo y vergüenza, a un lugar fuerte y lejos de allí; mas que enviaría a personas de crédito y confianza con quien pudiera comunicar lo que quisiese; y que en cuanto a las cosas de comer, que él enviase enhorabuena a buscarlas y comprarlas. Cortés se alegró mucho con esta respuesta, por tener así ocasión y justa causa de entrar por la tierra y saber el secreto de ella. Los despidió, pues, y los avisó que al día siguiente iría con su gente por bastimentos para su ejército; por eso, que lo publicasen entre los naturales, para que tuviesen todo recaudo de comida, pues habían de ser bien pagados. Lo uno y lo otro era cautela; porque Cortés no lo hacía tanto por el comer cuanto por descubrir oro, que hasta entonces había visto poco; y los indios andaban contemporizando, hasta haberse juntado todos con muchas armas. Al día siguiente, pues, por la mañana, ordenó Cortés tres compañías, de ochenta españoles cada una, y les dio por capitanes a Pedro de Albarado, Alonso de Ávila y Gonzalo de Sandoval, y algunos indios de Cuba para servicio y carga, si hallasen maíz o aves que traer. Los envió por diferentes caminos, y mandó que no tomasen nada sin pagar ni por fuerza, y que no pasasen más allá de legua y media, o cuando mucho, dos, para que con tiempo pudiesen regresar al pueblo a dormir; y él se quedó con los restantes españoles a guardar el lugar y la artillería. Uno de aquellos capitanes acertó a ir con su bandera a una aldea donde había muchos tabascanos en armas, guardando sus maizales. Les rogó que le diesen o cambiasen a cosas de rescate, de aquel maíz. Ellos dijeron que no querían, pues lo necesitaban para sí. Tras esto echaron mano a las armas los unos y los otros, y comenzaron una brava cuestión; pero como los indios eran muchos más que los españoles, y descargaban en ellos innumerables saetas, con las que malamente los herían, los atrajeron a una casa. Allí los nuestros se defendieron muy bien, aunque con manifiesto temor y peligro de fuego. Y ciertamente hubieran perecido allí todos o la mayoría, si los otros caminos por donde echaron las otras dos compañías, no respondieran allí a aquellas rozas y labranzas. Pero quiso Dios que llegaran casi al mismo tiempo los otros dos capitanes a la misma aldea, cuando mayor era el hervor y gritería que los indios tenían en combatir la casa donde estaban cercados los ochenta españoles, y con su llegada dejaron los indios el combate y se arremolinaron en un sitio; y así, los sitiados salieron, se juntaron con los demás españoles, y echaron hacia el lugar, escaramuzando todavía con los enemigos, que los venían flechando. Cortés iba ya con cien compañeros y con la artillería a socorrerlos, porque los indios de Cuba vinieron a decirle el peligro en que quedaban aquellos ochenta españoles. Los encontró a una milla del pueblo, y como aún venían los enemigos, dañando en los traseros, les hizo tirar dos falconetes, con lo que se quedaron y no pasaron de allí, y él se metió con todos los suyos en el pueblo. Murieron en este día algunos indios, y fueron heridos gravemente muchos españoles.
Busqueda de contenidos
estilo
La aparición de los primeros restos del Homo Sapiens Sapiens hacia el 40.000 a.C. se asoció a la aparición de los primeros objetos de intención artística, y no a las meras herramientas, ya desarrolladas con el Homo Habilis. Estos objetos son pequeñas esculturas de cariz mágico-religioso, en su mayoría mujeres símbolo de fertilidad, que hoy conocemos como Venus. La pintura esperó algo más para hacer acto de presencia, puesto que requiere una elaboración conceptual superior a la de la escultura: se trata de recoger mentalmente la imagen de un objeto tridimensional para traducirlo a una representación bidimensional, en el caso de una imagen naturalista. En el caso de un símbolo, la elaboración alcanza complejos niveles de sofisticación, puesto que ha de concebirse como un elemento no existente en la Naturaleza. Las primeras pinturas aparecieron en el Paleolítico Superior, hacia el 25.000 a.C. Contra todo pronóstico, son extremadamente naturalistas, basadas en una observación minuciosa de la naturaleza, que se visualiza mentalmente, se conceptualiza para representar lo que el ojo ve y no lo que la mente sabe que en realidad es el objeto (que es la forma de representación de la pintura egipcia). Además, a la vez que se pintan estas imágenes naturalistas, se complementan con símbolos y signos completamente abstractos, en la misma zona. Estas primeras pinturas no son más que grabados arañados en las paredes de cuevas del suroeste francés, entre el 25.000 y el 20.000 a.C. La aparición de pigmentos no se dio hasta el 18.000 a.C. La gama cromática es terrosa, con predominio de rojos, negros, amarillos y ocres, más algún tono violeta derivado del manganeso. Los colores provienen de minerales naturales que se molían hasta reducirlos a polvo, sin ningún aglutinante como el aceite (véase la técnica del óleo), sino aplicados directamente sobre una superficie caliza húmeda, la pared de una cueva. La forma de aplicarlos consiste en frotar los contornos con el dedo, con palitos masticados o con brochitas y esponjas de pluma, pelo o musgo. Para el interior de la figura, el polvo del pigmento se introducía en huesos horadados, como tubos, para soplarlo sobre la superficie rocosa. Esta técnica es la que se usa para las imprimaciones de manos: el artista apoyaba su mano, generalmente la izquierda, y con inquietante frecuencia mutilada de alguno de los dedos, sobre la pared, y soplaba encima el color; al retirar la mano quedaba el vaciado de la huella en la pared. Las pinturas rupestres como cultura aparece hacia el 15.000 a.C. y su máximo exponente lo representan las pinturas de Altamira y las Cuevas de Lascaux. Por su ubicación en el triángulo franco-cantábrico es fácil determinar que los asentamientos de humanos más poblados y evolucionados se encontraban en esta región, aunque al mismo tiempo se han encontrado restos en México, Oriente Próximo o los Urales. Las pinturas rupestres descubiertas más tempranamente fueron las de Altamira, que se creyeron una broma del propietario del terreno, dada su sorprendente calidad. Hasta 1940, año en que se descubrió Lascaux, no se apreciaron las de Altamira como auténticas. En esta región, la pintura rupestre sigue las mismas características. La primera es la técnica usada, que se describe más arriba. La segunda y más evidente es el tema: animales, por encima de cualquier otro elemento, que puede ser el hombre, muy raramente. El hombre aparece en escuetas escenas, pintado de una manera esquemática, que sorprende frente a la elaboración de los animales. La mujer nunca aparece pintada en el Paleolítico. Pero sí se pintan símbolos y signos, que se asocian a emblemas de fertilidad. Los animales representados son los habituales del ecosistema imperante, normalmente de especies de gran tamaño, plasmados con tal verosimilitud a pesar de hacerse de memoria, que parecen estar dotados de vida. El naturalismo, sin embargo, se halla encuadrado en ciertos convencionalismos, como es el hecho de mantener siempre el perfil para pintar caballos, mamuts y bisontes, y el frente para venados. El lugar para estas pinturas son cuevas de hasta varios centenares de metros de profundidad; y se localizan en los lugares más recónditos, tras laberintos, gateras, lagos interiores... para llegar a veces a un diminuto habitáculo donde se acumulan unas sobre otras cientos de siluetas. Obviamente, no estaban realizadas para la exhibición pública, sino para unos poquísimos iniciados en los secretos de la cueva y de la pintura. La propia cueva ofrece a veces protuberancias naturales que se aprovechan para sugerir formas de animales, pero no es una regla habitual. La forma de representación carece del enmarcamiento que ofrece un cuadro o una hoja de papel. Se distribuyen las figuras sobre un espacio libre e irregular, sin segundo plano, sin línea de suelo ni de horizonte. Los animales se confrontan, sin mantener las mismas proporciones de tamaño, e incluso con frecuencia se superponen en un mismo lugar. Este hecho ha llevado a pensar que el acto de pintar es un ritual mágico, que se lleva a cabo sobre un lugar de características sagradas, de ahí que se reutilice periódicamente. La regularidad de los repintes insinúa la posible regulación a través de rudimentarios calendarios (ciclos astronómicos, migraciones animales, etc.) El significado en cualquier caso se nos escapa. Es muy probable que se refiera a la representación de una cosmología mitológica, en la cual cada animal es el emblema de un poder sobrehumano. Pero también se han ligado con rituales de caza, en los cuales, pintar el animal favorece su caza. O con creencias funerarias, totémicas, y otras. En el Mesolítico, hacia el 8.000 a.C. aparece por primera vez la figura humana como protagonista de la representación, esta vez con mujeres incluidas. La zona en esta ocasión se circunscribe al Mediterráneo, con una preponderancia muy especial del Levante español. Las figuras humanas más antiguas se encontraron en Sicilia. Consisten en unas escenas en las cuales se agrupan unos personajes desnudos, plasmados con naturalidad, de cuerpos atléticos en ejercicios dinámicos que sugieren algún tipo de danza o acrobacia. Las pinturas levantinas se datan hacia el 5.000 a.C. y se descubrieron en la década de 1930. Se diferencian de las pinturas rupestres del Paleolítico en que no se realizan en lo más recóndito de una cueva, sino en abrigos naturales, casi expuestos a la vista. La conservación ha sido posible en primer lugar a lo benigno del clima mediterráneo, y en segundo a la formación de velos de estalagmitas sobre ellas, que las protegen y las hacen casi invisibles en muchos casos: es necesario mojarlas para apreciarlas; esto impide atentados de vandalismo, pero al mismo tiempo dificulta su reproducción mecánica (grabado, fotografía...). Las escenas más frecuentes en la pintura levantina están protagonizadas por grupos de seres humanos, hombres y mujeres, ocupados en diversas tareas agrícolas y ganaderas, como la recolección de miel o el pastoreo de rebaños. La última fase de la pintura prehistórica se desarrolla durante el Neolítico, un período revolucionario en el cual aparece la agricultura y el establecimiento de comunidades sedentarias en Oriente Próximo y Medio hacia el 8.000-6.000 a.C. La pintura plasma ya escenas correctamente construidas, aunque todavía carecen de marco o línea de suelo. La técnica se perfecciona notablemente: los pigmentos ya no se aplican directamente sobre la roca, sino sobre la roca preparada con yeso, lo que las hace más vívidas y precisas. Sin embargo, pese a los adelantos, durante el final del Neolítico, en las Edades de Piedra, Bronce y Hierro, el desarrollo de nuevos materiales condujo a cierto abandono de la pintura a favor de la escultura, la cerámica y las primeras construcciones arquitectónicos, como el famoso Stonehenge.
contexto
1.¿Qué es la Prehistoria?. El desarrollo de la Prehistoria. La Arqueología prehistórica. Las divisiones de la Prehistoria. 2.El Cuaternario. Paleocología cuaternaria. 3.Origen y evolución del hombre. La hominización. La evolución de los primates. El género australopithecus. El género Homo. El Homo sapiens. Los hombres fósiles de la Península Ibérica. 4.El Paleolítico. Los instrumentos paleolíticos. El Paleolítico Inferior. El Paleolítico Medio. El Paleolítico Superior. 5.Formas de vida durante el Pleistoceno. Los homínidos del Paleolítico Inferior. El mundo de los neandertales. La vida durante el Paleolítico Superior. El Arte Paleolítico. 6.Epipaleolítico y Mesolítico. Las industrias europeas. El Epipaleolítico de la Península Ibérica. 7.Neolítico: las primeras sociedades agrarias. Posibles causas de este proceso. El Neolítico en el Próximo Oriente. El Neolítico en la Península Ibérica. Cataluña. El País Valenciano. Andalucía. El Arte Levantino. El Megalitismo. 8.El Calcolítico: los inicios de la metalurgia. Los datos más antiguos. El calcolítico en la Península Ibérica. El fenómeno del Vaso Campaniforme. 9.La Edad del Bronce. La P. Ibérica durante el Bronce Antiguo y Medio. El Bronce Final. Los Campos de Urnas en la Península. 10.Primera Edad del Hierro. 11.Bibliografía sobre Prehistoria en la Península Ibérica. 12.La cultura tartésica. El valor de las fuentes literarias. Las fuentes arqueológicas. Proceso histórico de Tartessos. El final del mundo tartésico. El problema de la escritura tartésica. Bibliografía sobre Tartessos. 13.Las colonizaciones fenicia, griega y púnica en la P. Ibérica. La colonización fenicia. Los asentamientos fenicios. La colonización griega. Establecimientos griegos y sus problemas. Etapas de la colonización griega. La colonización cartaginesa. Asentamientos púnicos en la Península. Bibliografía sobre las colonizaciones fenicia, griega y púnica. 14.Áreas histórico-culturales de la P. Ibérica en época prerromana. Historia de las investigaciones. El problema de las fuentes. Delimitación actual de las áreas. Área ibera. Área indoeuropea. Bibliografía sobre las áreas culturales de la P. Ibérica prerromana. 15.Área ibera. Pueblos del sur y este de España. El proceso de formación histórica del mundo ibérico. El desarrollo urbano en el área ibera. Organización social. Organización política. Actividad económica de los pueblos iberos. Agricultura y minería de los pueblos iberos. Ganadería, caza, pesca y otras actividades. El comercio ibérico. La moneda ibérica. El arte de los iberos. La arquitectura ibérica. La escultura ibérica. El relieve ibérico. La cerámica pintada. El traje ibérico. La escritura ibérica. La religiosidad entre los iberos. Bibliografía sobre los pueblos iberos. 16.Área indoeuropea. Pueblos del centro, oeste y norte de la P. Ibérica. Formación histórica de los pueblos del área indoeuropea. La cerámica excisa. El origen de la explotación del hierro y su difusión. Organización socio-política. Unidades organizativas indígenas fuera de Gallaecia. La organización social. Jerarquías. El pretendido matriarcado de los pueblos del Norte. El hospitium céltico. La actividad económica del área indoeuropea. La religiosidad de los pueblos del área indoeuropea. Bibliografía sobre los pueblos del área indoeuropea. 17.Las lenguas prerromanas de la península ibérica. Bibliografía sobre las lenguas peninsulares prerromanas.
video
La Historia de España y la de las gentes que poblaron su suelo se remonta muchos miles de años atrás. Los recientes hallazgos realizados en los yacimientos arqueológicos de la sierra de Atapuerca, en Burgos, han permitido localizar a los más antiguos pobladores de España y de Europa, determinando la existencia de una nueva especie, el Homo antecessor, y demostrando así que en Europa ya vivían seres humanos hace más de 800.000 años, mucho antes de lo que se pensaba. De paso se ha conseguido encontrar la deseada pieza clave de un complejo puzzle genealógico, el antepasado común que une a nuestra especie, homo sapiens sapiens, con otra con la que estuvimos coexistiendo durante mucho tiempo, el Hombre de Neanderthal. Pero la aportación española al conocimiento de la Prehistoria ha conocido otros capítulos de gran importancia. Uno de los más destacados corresponde a la Cueva de Altamira, pieza imprescindible para el estudio del Arte Paleolítico. Sus pobladores vivían de la caza, la pesca, la recolección y el marisqueo. Vestían prendas muy diversas confeccionadas con pieles de animales, que les protegían del clima frío. Su indumentaria no se diferenciaba sustancialmente de la actual: pantalones, casacas, capuchas, chubasqueros, botas... Estas gentes realizaron las pinturas en el Paleolítico Superior, hace entre 18.000 y 14.000 años. De todas las áreas de la cueva, la Sala de Polícromos es la más llamativa, por albergar una de las mejores colecciones de arte rupestre del mundo. Esta sala fue considerada por Breuil la Capilla Sixtina del Arte Paleolítico y es donde se localizan los famosos bisontes. En sus muros se conservan bisontes, caballos, ciervos, manos, antropomorfos y signos, pintados y grabados, de los periodos solutrense y magdaleniense. Entre el 6.000 y el 3.200 antes de Cristo se desarrolla en la cuenca mediterránea el periodo neolítico, caracterizado por la aparición de la cerámica, la domesticación de animales y plantas y el inicio de la sedentarización. En la Península ibérica, las primeras comunidades a las que se puede adjudicar una forma de vida neolítica se hallan en la costa mediterránea, ocupando generalmente cuevas elevadas y abrigos naturales, como la Cueva de los Murciélagos de Albuñol, en Granada. Entre aproximadamente el 3200 y el 1800 a. C. se desarrolla el llamado periodo Calcolítico, caracterizado por el inicio de la actividad metalúrgica, gracias al uso del cobre, empleado para la fabricación de objetos suntuarios. En la península Ibérica, durante este periodo, los poblados más desarrollados pertenecen a la llamada Cultura de los Millares, en la que la existencia de tumbas colectivas junto a los poblados delata la existencia de fuertes lazos de parentesco. También característico de este periodo es el llamado fenómeno campaniforme, muy extendido dentro y fuera de España. Se trata en definitiva de un ritual de enterramiento en el que los individuos son rodeados de un rico ajuar con objetos cerámicos en forma de campana y decorados según un patrón. Entre el 1800 y el 1250 a.C. se desarrolla una larga y compleja etapa llamada Edad del Bronce, en la que el dominio progresivo de la metalurgia del bronce permite obtener herramientas más eficaces y variadas. La cultura de El Argar, focalizada en Almería, será el primer gran ámbito cultural del Bronce. Entre en el 1250 y el 750 a.C. se consolida el Bronce Final atlántico, una etapa en la que el Atlántico se consolida como vía de comunicación y la Península se convierte en un importante foco de atracción, explotación y comercio de metales. También al final de la Edad del Bronce, pequeños grupos procedentes de Centroeuropa empiezan a cruzar los pirineos, dando lugar a una cultura peculiar, llamada de los campos de urnas, debido a la práctica de incinerar a los difuntos y depositar sus cenizas en una urna, que será enterrada junto con el ajuar funerario. A partir del siglo VIII a.C., las colonizaciones fenicia, griega y púnica harán que las poblaciones del sur y del este peninsular entren en contacto con el mundo cultural mediterráneo, incorporándose a los circuitos comerciales de la época. La influencia fenicia será vital para el surgimiento de una de las culturas peninsulares más enigmáticas, la tartésica, cuyas gentes conocerán nuevas y más refinadas técnicas de alfarería, metalistería y orfebrería, asimilando además nuevas creencias y ritos y practicando la escritura. Hacia el siglo VI a.C. podemos apreciar cómo la península se halla dividida, a grandes rasgos, en dos áreas culturales. Los pueblos célticos ocuparon una ancha franja del interior de la península Ibérica, entre el valle del Ebro y Portugal. Los íberos vivieron en un extenso territorio abierto a la costa mediterránea. Los pueblos célticos heredaron su cultura de la traída por gentes centroeuropeas a finales de la Edad del Bronce. Los pueblos célticos solían habitar en poblados fortificados, que controlaban las vías de paso y los campos de cultivo o pastoreo. La demarcación del territorio controlado se hacía mediante la colocación de verracos, como los Toros de Guisando, en lugares visibles y estratégicos. La sociedad ibérica estuvo muy influida por el contacto con otros pueblos mediterráneos. Los pueblos ibéricos rindieron culto a diferentes dioses y pidieron su protección ofreciendo exvotos en lugares sagrados. De entre todas las divinidades destaca una diosa-madre a la que regresan los fieles al morir. En ocasiones, se la representa sentada en un trono, como la llamada Dama de Baza. La Dama de Elche, la pieza ibérica más conocida, fechada en el siglo V a.C., es más enigmática, discutiéndose si se trata de una divinidad femenina o de una mujer de alto rango, aunque el hueco de su espalda sugiere que pudo ser una urna funeraria. Los distintos pueblos de raíz cultural celta o ibérica conforman un complejo mapa, que será el que se encuentren las legiones romanas cuando penetren en la Península Ibérica, a finales del siglo III a.C., dando lugar a una nueva etapa de nuestra historia.
video
Habitada desde tiempo inmemorial, la Península Ibérica ha sido tierra de acogida para multitud de pueblos y culturas y ha conocido una larga evolución histórica desde la llegada de los primeros pobladores. Asistimos en este primer volumen de la colección a un detallado viaje en el tiempo, desde los primeros seres humanos, documentados en la actualidad en el yacimiento de Atapuerca, hasta las culturas plenamente instaladas en la Edad del Hierro, como la Tartésica, la Ibera y la Celta. Entre medias, observamos una larga evolución de miles de años, en las que los habitantes peninsulares experimentan un desarrollo cultural que dejó un legado maravilloso, con manifestaciones extraordinarias como el Arte paleolítico de la Cueva de Altamira, las construcciones megalíticas de Baleares o los misteriosos Toros de Guisando. Pero esta evolución no se produce de manera aislada. La Península, intersección de los mundos mediterráneo y atlántico, recibe y acoge a nuevos pueblos, nuevas influencias que, en diferentes grados, modifican y enriquecen el paisaje cultural interior. Las colonizaciones fenicia, griega y cartaginesa, dibujan una superposición de culturas que, en adelante, será una de las principales características de la Historia de España.
contexto
ÍNDICE DEL CAPÍTULO Cuaternario. Desarrollo estudios geológicos. Criterios cronológicos. Fondos marinos. Causas de las glaciaciones. Huellas geomorfológicas. Sedimentos glaciares. Areas periglaciares. Cambios niveles marítimos. Evidencia geológica. Registro faunístico. Primates. Carnívoros. Proboscidios. Perisodáctila. Artiodáctila. Rodentia. Registro botánico. Holoceno. Hominización. Primates fósiles. Criterios morfológicos. Primeros homínidos. Género Australopithecus. Australopithecus Africanus. AustralopitheRobustus y Boisei. Género Homo. Homo Hábilis. Homo Erectus. Sapiens arcaico. Sapiens neandertalensis. Origen del hombre moderno. Paleolítico Inferior. Construcción de la Prehistoria. Primeras industrias humanas. Complejo achelense. Europa. Industrias más antiguas. Achelense europeo. Península Ibérica. Economía y sociedad. Paleolítico Medio. Interpretación industria lític. Dispersión conjuntos. Subsistencias y estructuras. Muerte y ritos. Medio ambiente. Paleolítico Superior. Secuencias europeas. Transición al Pal. Superior. Auriñaciense. Perigordiense y Gravetiense. Paleolítico Superior Medio. Solutrense. Paleolítico Superior Final. Magdaleniense. Hamburguiense. Península Ibérica. Epigravetiense. Europa Central. Economía y sociedad. Análisis del territorio. Epipaleolítico-Mesolítico. Europa. Dispersión en Europa. Península Ibérica. Africa y el valle del Nilo. Próximo Oriente. Neolítico. Origen y desarrollo. Teorías explicativas. Transformaciones. Poblados. Agricultura. Artesanía. Intercambios. Desarrollo de los poblados. Ganadería. Próximo Oriente. Marco natural. Primeros signos transición. Inicios agricultura. Eufrates. Jordán. Damasco. Desarrollo de los poblados. Siria. Palestina. Anatolia. PPNB reciente. Neolitización en el Zagros. VI Milenio Levante y Palestina. VI Milenio Anatolia. VI Milenio Siria-Cilicia. VI Milenio Alta Mesopotamia. Cultura Umm Dabaghiyah. Cultura Hassuna. Cultura Samarra. Cultura Halaf. VI Milenio Baja Mesopotamia. El Obeid Inicial. El Obeid Standard. Europa. Hipótesis neolitización. Inicio comunidades mediterráne. Egeo. Balcanes. Grecia. Dalmacia. Italia y Sicilia. Francia meridional. Consolidación Neolítico. Egeo y Balcanes. Mediterráneo central y occiden. Inicios Neolítico Europa centr. Agricultura. Ganadería. Primeros asentamientos. Consolidación sistema económic. Sociedades igualitarias. Transición hacia complejidad. Regionalización cult.cerámicas. Variaciones práctica agrícola. Producción y circulación. Hacia la jerarquización social. Península Ibérica. Marco paleoecológico. Neolítico Antiguo. Primeras huellas. Nordeste y Aragón. Sur peninsular y Portugal. Resto peninsular. Explotación de recursos. Antropización del medio. Mundo funerario. Neolítico Medio. Aspectos cronológicos. Hábitat, economía y sociedad. Espacios y rituales funerarios. Manifestaciones artísticas. De la aldea al Estado. Paisajes, gentes, lenguas y es. Fuentes. Tránsito del Neolítico al Esta. Estatalización en Mesopotamia. Estatalización en Egipto. Tercer Milenio. Súmer. Ebla. Acad. Tercera Dinastía de Ur. Elam. Reino Antiguo Egipto. Unidad territorial y religión. Epoca Tinita. Dinastía grandes pirámides. Estructuras Antiguo Reino. Primer Periodo Intermedio. Primera mitad II Milenio. Isin y Larsa. Antiguo Reino Asirio. Mari y Yamhad. Imperio Paleobabilónico. Antiguo Reino Hitita. Elam. Palestina. Reino Medio Egipto. Restauración poder central. XII Dinastía. Estructuras Reino Medio. Segundo Periodo Intermedio. Tebas y expulsión de hicsos. Segunda Mitad II Milenio. Imperio Medio Babilónico. Imperio de Mitanni. Imperio Hitita. Imperio Medio Asirio. Región Sirio-Palestina. Elam. Imperio Nuevo Egipto. Dinastía XVIII. Epoca de el-Amarna. Los Ramésidas. Batalla de Qadesh. Estructuras Imperio Nuevo. Primera Mitad I Milenio. Urartu. Reinos Neohititas y Arameos. Fenicia. Israel. Elam. Imperio Neoasirio. Imperio Neobabilónico. Imperio Persa. Creación culturas iranias. Reino Medo. Dinastía Aqueménida. Estructuras Imperio Persa. Baja Epoca Egipto. Tercer Periodo Intermedio. Hegemonía libia. Etíopes y asirios. Renacimiento saíta. Kushitas y saítas. Dominio persa. ÍNDICE POR REGIONES AKKAD ·Akkad en el III milenio. ASIRIA ·Antiguo Reino Asirio. ·Imperio Nuevo Asirio. ·Imperio Neoasirio. BABILONIA ·Imperio Paleobabilónico. ·Imperio Medio Babilónico. ·Imperio Neobabilónico. EGIPTO ·Proceso de estatalizacion en Egipto. ·Reino Antiguo. · Unidad territorial y sistema religioso. · Epoca trinita. · Dinastía grandes pirámides. · Estructuras Antiguo Reino. · Primer Periodo Intermedio. ·Reino Medio. · Restauración poder central. · XII Dinastía. · Estructuras Reino Medio. · Segundo Periodo Intermedio. · Tebas y la expulsión de los hicsos. ·Imperio Nuevo. · Dinastía XVIII. · Epoca de el-Amarna. · Los Ramésidas. · Estructuras Imperio Nuevo. ·Baja Epoca. · Tercer Periodo Intermedio. · Hegemonía Libia. · Dinastía etíope e intervención asiria. · Renacimiento saíta. · Dominio Persa. ELAM ·Elam en el III milenio. ·Elam en la primera mitad del II milenio. ·Elam en la segunda mitad del II milenio. ·Elam en la primera mitad del I milenio. FENICIA ·Fenicia en la primera mitad del I milenio. HATTI ·Antiguo Reino Hitita. ·Esplendor Imperio Hitita. ·Reinos Neohititas y Arameos. ISRAEL ·Israel en la primera mitad del I milenio. MITANNI ·Imperio de Mitanni. PALESTINA ·Palestina en la primera mitad del II milenio. ·Palestina en la segunda mitad del II milenio. PERSIA ·Formacion culturas iranias. ·Reino medo. ·Dinastía aqueménida. ·Estructuras del Imperio Persa. SUMMER ·Súmer en el III milenio. VIDA COTIDIANA Las ciudades y las casas. La familia. La sociedad. El faraón. Los campesinos. Los artesanos. La administración. Los trabajadores del faraón. El ejército. El clero de Amón. Alimentación. Medios de transporte. Cómo vestían. Cómo se divertían. La religión. El arte egipcio. El arte en Mesopotamia. La literatura egipcia. La escritura egipcia. La ciencia egipcia.
acepcion
En la península arábiga, época anterior a la predicación del profeta Mahoma. Para muchos musulmanes era un periodo de bárbaros.