CAPITULO II Continuanse las noticias de los dos ultimos corregimientos de la provincia de Quito 769 A la parte del sur de la jurisdiccion de Riobamba sigue la que pertenece al de Cuenca, cuya capital es la ciudad del mismo nombre, fundada en el año de 1557 por Gil Ramirez Davalos. Está dividida su jurisdiccion en dos partidos, uno, perteneciente á la capital, y otro, al assiento de Alausí, que parte terminos con la de Riobamba; govierna en él un theniente, puesto por el corregidor, y le pertenecen, además del assiento, quatro pueblos principales, Chumbe, Guasuntos, Cibambe y Ticsán. Y al de Cuenca, los siguientes, Azogues, Atuncañar, Girón, Cañary bamba, Espíritu Santo, Paccha, Gualaseo, Paute, Delec y Molleturo. 770 La ciudad de Cuenca, cuya latitud es en 2 grados 53 minutos 49 segundos austral y 29 minutos 25 segundos al occidente respeto al meridiano de Quito, tiene su fundacion en un llano muy dilatado, á el qual atraviessa un rio poco mas de media legua distante de ella por la parte del norte, que nombran Machangara; por la del sur, arrimado á la ciudad, passa otro, que es el de el Matadero; un tercero lleva su curso mas apartado que este, cosa de medio quarto de legua, con el nombre de Yanuncay; y, ultimamente, á la misma distancia que estos dos, el quarto, llamado de los Baños, nombre que toma de un pueblo por cuya inmediacion se dirige; y aunque todos se vadean quando llevan menos agua, son peligrosos luego que se hinchan con mayor caudal y entonces se passan por puentes. 771 El llano en que se halla la ciudad se estiende por la parte del norte mas de seis leguas, y por él siguen su curso los quatro rios, que, juntandose á poca distancia de ella, forman uno caudaloso. Por la parte del sur se estiende otro llano cerca de dos leguas, muy poblado en su capacidad de arboledas y chacaras, que en todos tiempos hermosean el país. 772 La ciudad se puede computar por una del quarto orden en extension; sus calles son derechas y con suficiente ancho. La materia de las casas es de adobes, texadas, y mucha parte de ellas con un alto; las de los barrios exteriores, algo desordenadas y rusticas porque son las que ocupan los indios. Por medio de la ciudad atraviessan varios arroyos, que son zequias tomadas de los caudales de aquellos rios. Pudiera esta ciudad, assi por la comodidad de llevarse el agua adonde lo imagina la idea como por su admirable situacion y fertilidad del terreno, ser el jardin y las delicias no tan solamente de aquella provincia sí tambien de todo el Perú, pues en él se verán muy pocas ciudades con tan buena planta y comodidades, pero la falta de aplicacion desvanece ventajas tan particulares. Contribuye á la hermosura de aquel sitio la pequeña altura de los cerros, que cansados al parecer de llevar tan elevados sus copetes en todo el vasto espacio del Perú, se disminuyen para volver á elevarse despues, como se nota en el páramo de Azuay, el qual divide la jurisdiccion de aquel corregimiento de la de Alausí; con que, la vista gozosa de hallar menos estorvos que limiten sus alcances tiene el desahogo de estenderse á largas distancias descubriendo dilatado campo á todas partes. 773 Se compone Cuenca de tres parroquias; la principal ó iglesia mayor tiene por feligresía al vecindario español y de mestizos que hay en la ciudad; á las otras dos, cuyos nombres son San Blas y San Sebastian, pertenecen todos los indios. Además de estas iglesias, hay las correspondientes en los conventos de San Francisco, Santo Domingo, San Agustin, la Merced, un colegio de padres de la Compañia y dos conventos de monjas, el uno de la Concepcion y el otro de Santa Teresa. Tambien hay un hospital aunque mal administrado y casi reducido á ruinas por falta de cuidado. 774 El cuerpo de ciudad consta de regidores y alcaldes ordinarios que se eligen, segun es regular, annualmente, á quienes preside el corregidor. Tiene allí su assiento un tribunal de Caxas rales, compuesto de contador y thesorero; en los tiempos passados, residian estas Caxas en la ciudad de Sevilla del Oro, jurisdiccion y cabeza del partido de Macas, pero, despues que se perdieron la ciudad de Logroño, poblacion de Guamboya y otros, se trasladaron á Loja y, de aqui, á Cuenca, donde hoy permanecen; los intereses que entran en ellas se reducen á los tributos de los indios de aquel partido, el de Alausí, corregimiento de Loja y govierno de Jaén de Bracamoros, á que se agregan los derechos de alcavalas y los de aduana en las bodegas del Naranjal. 775 En quanto al vecindario, no hay diferencia en sus especies al de Quito, si bien se nota alguna en el genio y costumbres distinguiendose este sensiblemente de los demás en la pereza, á la qual están tan connaturalizados que aborrecen toda suerte de trabajo. La gente ordinaria es ruidosa, vengativa y mal inclinada. Las mugeres son, al contrario, trabajadoras, muy dadas á la labor; hilan lanas y texen bayetas, las quales tienen fama assi en aquella provincia como en las demás del Perú por su buena calidad y finura de los tintes que les dan, y tambien hacen algunos tucuyos; ellas son quienes intervienen en los tratos con los mercaderes; compran, venden y conservan aquel pequeño comercio que dá para el sustento de sus familias, interin que los maridos, hermanos ó padres están entregados á la ociosidad y vicios que le son correlativos. Hacese juicio que el gentío de ella llegará al numero entre 25 á 30 mil almas, y tanto los habitadores de esta ciudad como los de su jurisdiccion están conocidos con el nombre vulgar de morlacos. 776 La benignidad de aquel temperamento realza las buenas calidades del país pues por lo regular se mantiene el licor en el thermometro desde 1013 hasta 1015 en todos tiempos del año; assi, el frio se siente muy poco, y el calor nunca llega á fatigar. Las aguas y tormentas de rayos y truenos son, sin diferencia, como en Quito; quando está el tiempo apacible, aparece el cielo sereno, y es el clima sano, no tan propenso á fiebres malignas y pleuresias como aquel, aunque estas dos son enfermedades que reynan en toda la provincia. Las campañas están pobladas de haciendas, muchas de ellas de cañas de azucar y otras de ganado lanar, sembradío y hatos; en estas ultimas se fabrican muchos quesos, estimados dentro y fuera de la provincia por su admirable calidad, que, sin duda, puede hacer competencia á los de Europa. 777 El pueblo de Atun Cañar, que significa cañar grande, es celebrado por la mucha siembra de granos que se hacen en él y sus crecidas cosechas y lo es tambien por el valor de los antiguos indios, por las riquezas que tuvo aquel territorio y por la lealtad que sus naturales guardaron al Inca Tupac Yupanqui á quien reconocieron señor quando llegó con el exercito imperial á sus fronteras conquistando aquellos paises, pues, viendo que no les era facil hacerle oposicton, le admitieron desde luego con resignada y prudente resolucion, sujetandose á las leyes de su imperio y esmerandose en ofrecerle el mas suntuoso cortejo que pudo prevenir la discrecion; con esto, se hicieron dignos de que, reconocido el Inca á sus demostraciones y agradado de su politica, enriqueciese aquel país con magnificos templos, mandados fabricar para tributar en ellos las adoraciones al Sol, suntuosos palacios, casas de escogidas y fortalezas, todos de piedra al modo de los del Cuzco y vestidos por dentro con chapas de oro, de cuyas obras se conservan todavia las memorias en una fortaleza y palacio que permanece en aquel territorio, no tan desfigurado que sus ruinas obscurezcan del todo la magnificencia de la obra, de que daré noticia en otra parte. Estos indios cañaris fueron victimas de la lealtad en el destrozo que hizo sobre ellos Atahuallpa, despues que quedó victorioso contra Huascar Inca, su hermano, porque, irritado de que huviessen seguido el partido de este, descargó todo el golpe de la crueldad en los que havian preferido el de la razon, usando en los cañaris la de tomar venganza en sus vidas de los esmeros de su fidelidad y regar los campos con la sangre de 60 mil indios varones, que con ella dexaron inmortalizada la fama de su nacion. 778 Con estos indios estaban unidos los de Guasuntos y Pomallacta, en cuyo distrito permanecen los vestigios de otra fortaleza de aquel tiempo; eran en todo compañeros y se denominaban cañarejos, formando una parcialidad. 779 El assiento de Alausí, que es, como vá dicho, la cabeza del segundo partido, se compone de una corta poblacion; no obstante, hay en el vecindario algunas familias de españolas de distinguida calidad, y todo lo restante se reduce á gente comun, mestizos y indios; no hay en él mas que la iglesia parroquial, bastantemente pobre. 780 El pueblo de Ticsán, perteneciente á este partido, fue arruinado por los temblores, y, assi, lo dexaron sus vecinos passandose á vivir y hacer nueva fundacion adonde hoy están, huyendo de la fragilidad del antiguo terreno y del peligro á que estaban expuestos, de lo que son testigos todos aquellos medianos cerros que le hacian cercanía, pues se ven desgajados á fuerza de derrumbos ocasionados por los terremotos, y por muchas partes se descubren grietas de dos á tres pies de ancho, verdaderos indicios de haverse abierto la tierra con la misma causa de su estremecimiento. El territorio de este partido no es menos fértil y abundante que el de Cuenca aunque su clima es algo mas frio. 781 Entre los muchos y diversos minerales de que se halla enriquecido el territorio de la jurisdiccion de Cuenca, sobre cuyo particular trataré mas adelante con la extension que pide el assumpto, no son los que menos penetran sus entrañas, segun el sentir comun, los de plata y oro. La fama se estiende tanto en su engrandecimiento que, para prueba de lo mucho que abundan allí estos minerales, se refiere un caso, de cuya verdad no pretendo yo quedar por fiador, pues, sacandolo su estrañeza del orden natural de las cosas, dexa bastante motivo en el juicio para que lo repugne la razon; me ha parecido, no obstante, hacer memoria de él, no tanto para persuadir á su credulidad quanto para que no se eche menos su falta, y pueda formarse concepto de la riqueza que baxo su disfraz se debe comprehender, siendo regular, aun quando el sucesso sea incierto, que la ficcion recayesse sobre algun principio que no lo sea, tomando su origen en la fama heredada de la gentilidad. 782 Median entre los valles de Chuqui pata, que corre desde el pueblo y jurisdiccion de los Azogues acia el sur, y el de Paute, que, dilatandose al oriente, acompaña al rio del mismo nombre, varios cerros que forman la division de los dos llanos, y entre ellos predomina en altura uno llamado de Supay Urco, cuyo nombre dicen haversele derivado del caso que refieren; y se reduce á que, hallandose en España un estremeño afligido mucho de miseria, se dexó abandonar á la desesperacion, y, estando en ella con el frenesí de una imaginacion perturbada, yá invocando al demonio ó ya apeteciendo la muerte, y en terminos de ser homicida de sí propio, se le apareció aquel en trage tan dissimulado que pudo ser por entonces desconocido y, viendole en tal estado despues de haverse informado de la causa que tanto le melancolizaba, le prometió, si le seguia, enseñarle un parage en donde sin limites podria sacar quanta riqueza apeteciesse; que, condescendiendo con la propuesta el estremeño, se previno aquella misma noche con unas hogazas de pan, poniendolas dentro de las alforjas, persuadido á que sería preciso caminar algunas jornadas para llegar al sitio. Pero quedandose amortecido, interin se hacía hora de ir á buscar á su conductor adonde se havia convenido para empezar el viage, se halló al despertar en un país tan desconocido quanto podia serlo el mismo llano de Chuquipata que registraba su vista y el monte de Supay Urco, en cuyas faldas se halló recostado; enmedio de tanta confusion como se apoderó de su idea al concebir mutacion de país tan no esperada, procuró encontrar arbitrio su discurso para salir de las dudas en que yá, sin saber si era ilusion ó realidad lo que veía, vacilaba su determinacion, encaminandose á una de las caserías que allí se descubrian, la qual acertó á ser perteneciente á un español, natural de la misma provincia de Estremadura; este, informado por los criados de haver llegado á sus puertas un forastero que se decia ser estremeño, con el deseo de ver vivas memorias de su país, lo hizo entrar y, siendo hora de desayunarse, lo sentó á su mesa para ir mezclando en ella la gustosa salsa de las noticias de su patria, parientes y amigos, pero, siendo la primera la del pan todavia tierno que el forastero sacó de las alforjas, quedó tan admirado á su vista y tan confuso que no pudo proseguir en el principiado desayuno hasta satisfacerse del caso y que por menor le instruyesse su aparecido paisano del modo en que pudo hacer viage tan dilatado en tiempo tan corto. Desde entonces, añaden, le quedó al cerro el nombre de Supay Urco, que significa cerro del diablo, nacido de la persuasion de que el demonio traspuso allí á aquel hombre para que enriqueciesse desentrañando parte de los tesoros que contiene en el recóndito de su seno. Este sucesso está tan vulgarizado entre aquellas gentes vecinas de Cuenca y dependientes de su jurisdiccion que no hay quien lo ignore. El padre Manuel Rodriguez, en su Historia del Marañón y Amazonas, lib. 2 cap.4, hace tambien mencion de él; y de todo se podrá inferir que su memoria es tan antigua como lo dan á entender los de Cuenca en los tiempos presentes y que, sin desfigurarse en el transcurso del que ha passado, permanece constante en aquel país, gozando por ello el cerro la fama de ser deposito de riqueza suma, aunque sin otra prueba en su abono que lo confirme. 783 Cierrense los corregimientos dependientes de la Audiencia de Quito con el de Loja, que es el ultimo por aquella parte. La capital de él es la ciudad del mismo nombre, fundada en el año de 1546 por el capitan Alonso de Mercadillo su capacidad, fabrica y disposicion no difiere mucho de la de Cuenca pero su temperamento y el de toda su jurisdiccion es mas cálido. Comprehende en su distrito 14 pueblos, como se siguen, Saraguro y Oña, San Juan del Valle, Zaruma, Yúluc, Guachanamá, Gonzanamá, Cariamanga, Zozoranga, Dominguillo, Catacocha, San Lucas de Amboca, El Siene, Malacatos y San Pedro del Valle. La ciudad tiene, además de la iglesia mayor, otra parroquia, conventos de religiones, y, entre ellos, uno de monjas, colegio de la Compañía y hospital. 784 En el territorio de este corregimiento se produce y saca el célebre especifico contra las calenturas intermitentes, conocida con el nombre de cascarilla de Loja ó quina quina hallase esta en diversas calidades, y, entre ellas, una que es mas perfecta en la eficacia de su virtud. Mr. de Jusieu, de quien en otras partes queda hecha mencion, siendo su principal encargo el examen de las plantas, hizo determinadamente viaje á Loja para reconocer el arbol que la produce; y en una dilatada descripcion que, con su acreditada experiencia, hace de ella, distingue las especies y relaciona las mas prolixas circunstancias para la satisfaccion de los botanicos y expectacion de los curiosos. Dispensó, al mismo tiempo, el grande beneficio de darla á conocer y distinguir al corregidor de allí y á los indios que se emplean en cortarla para que no la mezclassen y se logra en Europa la mas eficaz; enseñóles, asimismo, el methodo de sacar el extracto y, ultimamente, la puso en uso en aquel territorio, donde no lo estaba, siendo assi que el clima es propenso á este genero de fiebres, porque hasta entonces vivian sus naturales impressionados en que toda la que passaba á Europa solo servia para tintas; y aunque no ignoraba su virtud, no se sujetaban á valerse de ella, posseidos de la aprehension de que, siendo la naturaleza de este simple cálida en extremo, no podia serles provechoso; pero, dissuadidos yá de esto y haviendo experimentado sus efectos favorables, la han empezado á usar con tanta frequencia y fé que al presente, sin atender á la especie de fiebre, la toman en todas yu cada vez confirman mas su virtud con la repeticion de buenos sucessos, de que me dieron noticias en aquel reyno algunas personas fidedignas que acababan de hacer transito por Loja y otras de la misma ciudad. 785 El arbol de la cascarilla no es grande por lo regular, tiene de altura como dos tuessas y media desde el pie hasta el copete y, á proporcion, es lo gruesso de su tronco y ramas. Hay en esto alguna diferencia, y consiste en ser la calidad de la cascarilla segun la especie del arbol, no siendo los corpulentos los que la dan mas selecta. Además de distinguirse la planta, sucede lo mismo en la flor y simiente. Para sacarla, cortan el arbol, zanjan la corteza y la despegan de él, dexanla secar, y, aunque aquel arbol queda de menos, se producen otros con las mismas semillas que caen en la tierra, haviendo montes muy espesos y dilatados de ella; no obstante se reconoce mucha disminucion pues, faltando el cuidado de resembrarlos, no corresponde el numero de los que por sí nacen á el considerable de los que se cortan. 786 En la jurisdiccion de Cuenca se han descubierto muchos parages de montaña donde también se crian estos arboles. Y estando yo en aquella provincia, hizo sacar una porcion de cascarilla el cura mayor, que era entonces de Cuenca, y la remitió á Panamá, unico parage donde tiene salida; con este exemplar, y assegurando los que la cortaban ser de la misma especie que la de Loja, se dedicaron otros vecinos de Cuenca á descubrir mas y hallaron montes espesos y dilatados en toda la jurisdiccion que están llenos de estos arboles. 787 Goza aquel territorio la excelencia de que se cria en él la cochinilla ó grana; y es esta, segun el sentir de los inteligentes, de la misma especie y bondad que la que dá la provincia de Oaxaca en Nueva España, pero los habitadores de Loja no se dedican tanto como aquella á hacer cosechas crecidas para poder mantener con ella un comercio particular, reduciendose á solo criar la porcion que consideran necessaria para el consumo de lo que allí y en la jurisdiccion de Cuenca se tiñe. De aquí nace, segun parece, la mayor estimacion assi á las bayetas de Cuenca como á las alfombras hechas en Loja porque, empleando en sus tintes la grana fina que allí se coge, salen los colores mas delicados, vivos y permanentes; no obstante, siempre convendré en que también concurra á la finura de ellos el mejor methodo de usar las tintas, por estar en Loja y Cuenca mas diestros que los de Quito y otras partes de aquella provincia adonde se fabrican los mismos generos. En el partido de Hambato se cria también la cochinilla aunque no hay cosechas formales de ella, pero es, sin duda, que, si se pusiera mas cuidado, producirla también en cantidad, al modo que sucede con cortas porciones. 788 Haviendo tocado sobre este animal tan recomendable y estimado en todo el mundo por la excelencia del color rojo que se dá con él, tanto á las lanas quanto á las sedas, linos y algodón, no sería justo omitir aquellas breves noticias que le son correspondientes para que el público no eche menos las que puede apetecer tocantes á su conocimiento, á cuyo fin, y deseando hacerle capaz en ellas con la formalidad necessaria, no he querido fiarme de solo aquellas que pudiera franquear mi propia experiencia y las noticias de lo que sucede en Loja y Hambato sino que, siendo Oaxaca la fuente principal adonde se produce, he procurado consultar á las personas mas capaces é instruidas en esta materia, y de sus informes sin variedad he podido concluir lo que se sigue. 789 Se cria, se nutre y se perfecciona la grana en una planta conocida en Oaxaca y en todas aquellas partes donde prevalece por el nombre de nopal ó nopalera. Esta, aunque con alguna y no corta diferencia en la hechura de las pencas, tiene similitud á las de tunas, que en los reynos de Andalucia crece con abundancia, diverisificandose una de otra en que, assi como la penca de la tuna es ancha y chata y está llena de espinas por todas partes, unas grandes y otras pequeñas, la del nopal tira á redonda y prolongada formando diversas eminencias, y no la cubren espinas sino una membrana delgada y tersa que siempre mantiene el color verde alegre. 790 Siembrase el nopal haciendo en la tierra hoyos como de media vara de profundidad, apartados unos de otros cosa de dos varas y ordenados en hilera, como se plantan las viñas; dentro de cada hoyo se meten una ó dos pencas de el nopal tendidas y, despues, las cubren con tierra; empieza á brotar aquella penca y á assomar una por la tierra, la qual vá creciendo y formando tronco; al mismo tiempo, se divide en varias ramas ó brazos, y estos, por cada una de las pencas, producen sucessivamente otras distintas, siendo siempre las mayores las mas immediatas al nacimiento del tronco. Este se halla poblado de nudos, y, al mismo respeto, los otros menores que nacen de él, y por ellos hace los brotes de las pencas, crece el todo hasta la altura de tres varas con corta diferencia, siendo esta la mayor á que suelen llegar. 791 El tiempo en que el nopal manifiesta toda la lozanía, y en el que, nutrido con los sucos que, por medio de sus raíces adquiere, está en su mayor vigor, es á imitación de las otras plantas, desde la primavera en adelante cuya estación es en Oaxaca y en aquellas partes de la America septentrional por los mismos meses que en España. Entonces florece, y su flor es pequeña, haciendo la figura de un capullo encarnado, de cuyo centro sale la tun, nombre que también se le dá á su fruta, y, á proporción que crece, esta va amortiguandose y perdiendo el color la flor hasta que se cae y queda aquella sola. Quando el higo ó tuna está maduro, tiene la cascara exterior blanca; su carne coloreada encendida; y en ella concurre la propriedad de tinturar la orina de los que la comen con tanta fuerza que la vuelve de color de sangre, cuya novedad no dexa de poner en cuidado á los que se hallan ignorantes de esta particulariedad, pero es muy gustosa y saludable. 792 El terreno en donde se crian los nopales se cultiva cabandolo y linpiandolo de las otras yervas que crecen en él y les perjudican, aprovechando los sucos que les debían nutrir con mayor vigor; y los nopales se podan despues que han dado la grana, mantenidola y engrossadola, quitandole todas aquellas pencas superfluas para que en el siguiente año haga nuevos brotes de otras, siendo digno de que se advierta que, quando estas plantas son nuevas, la cochinilla ó grana que se sustenta con ellas es de mejor calidad y engorda mas que quando está envejecida de algunos años, por lo que entonces se vuelve á replantar con las mismas pencas de los que se cortan. 793 La grana ó cochinilla huvo tiempo en que se creyó ser fruto ó semilla de ciertos arboles ó plantas, originandose acaso esta opinion de la confusa idea de criarse en ellos y de carecerse de todas las luces tocantes al modo de su propagacion. Yá al presente nadie ignora ser viviente, descifrando su segundo nombre, la similitud que guarda con las cochinillas, que se suelen criar en los lugares humedos y, con mas abundancia, en los jardines, las quales, enroscandose, forman perfectamente una bolita poco menor que un garvanzo y en algunas partes se conocen por el nombre de baquillas de san Anton. Esta figura, pues, aunque sin la propiedad de enroscarse, es la de la cochinilla de grana, y su tamaño, estando en su mayor aumento, no excede á el de las garrapatas que suelen comunmente verse en los perros y otros animales quando estas se hallan mas crecidas. 794 El modo de criarse, crecer y engrossar en los nopales estos animalejos consiste en ir poniendo en sus pencas, con gran prolixidad y tiento, la simiente necessaria, y allí, chupando el jugo, lo vá insensiblemente convirtiendo en substancia propia y reduciendolo al color rojo ó carmin fino, quando antes era aguanoso y al parecer de poca ó ninguna entidad. Para esto, se pone a semilla en las pencas por el mes de mayo ó el de junio, guando la planta está en la fuerza de su nutrimiento, y en el corto termino de dos meses crece al tamaño yá dicho desde el de una pequeña liendre ó arador, que viene á ser el de la simiente; pero en él está expuesta á padecer la intercadencia de algunos accidentes, de donde resulte ó yá que se mueran las cochinillas ó yá que se destruyan, y quede perdida la cosecha. Esto se experimenta al correr los vientos del norte, que, siendo fuertes por naturaleza, derriban la semilla de las nopaleras, y se pierde. Los aguaceros, las nieves, las neblinas y las heladas hacen morir á estos animales y, al mismo tiempo, queman las pencas, no haviendo en tales ocasiones otro recurso sino el de hacer fogatas y humaredas en algunos trechos, con cuya prevencion suelen libertarse. 795 Las gallinas y algunos pajaros pequeños son tambien contrarios á la cria de la cochinilla porque se las comen, y lo mismo sucede con varios gusanos é insectos que se crian donde hay nopaleras; por cuya razon, es necessario precaberlas de unos y de otros, yá procurando que no entren pajaros en aquel terreno ó yá cuidando de linpiarlo bien destruyendo toda especie de animales que les puedan ser de perjuicio. 796 Crecida la cochinilla en todo su punto, van recogiendola en ollas de barro, con la advertencia de procurar no se salga de ellas y esparza,, en cuyo caso se perderia; no sucede assi quando, á su libertad, está sobre las pencas de la nopalera porque, siendole este lugar propio y connatural, aunque se mueven y andan de una penca á otra, nunca se apartan de ellas y, en llegando á ponerse en su mayor grandor, las cubren enteramente. Teniendolas, pues, recogidas, se matan para enzurronarlas, lo qual practican los indios con methodos distintos porque unos lo hacen con agua caliente, otros á fuego y otros al sol; de esto resulta el que una grana sea mas ó menos encendida, mas obscura ó mas clara y entre los dos extremos con variedad de grados en el color. Todos tres methodos requieren un cierto temple; y assi, los que usan el agua caliente atienden á la proporcion del calor que debe tener esta y, rociandola con ella, tambien á la cantidad; los que á fuego lo executan metiendola sobre palas en hornos, caldeados para el intento moderadamente porque el salir la grana de mejor calidad ó no tan buena consiste, además de otras necessarias precauciones, en que no se tueste ó recueza al tiempo de matarla; y por esto, es la mas sobresaliente la que se prepara poniendola solo al sol. 797 Además de la mejor eleccion en el modo de matar la cochinilla para lograr las ventajas de su calidad, es preciso el conocimiento de saber quando se halla en el correspondiente estado de quitarla de la nopalera; y, como en esto solo la práctica de beneficiar enseña á distinguir por la repeticion de las experiencias quando está en su punto, no se puede establecer regla fixa. Assi, se observa que, aun en aquellas provincias donde los indios se emplean en su cria y beneficio, hay diferencia de la que se coge en unos pueblos á la de otros, y aun entre ellos mismos igualmente respecto de la que beneficia cada indio, arreglandose á la práctica y methodo particular que tiene para ello. 798 Puede compararse la cochinilla en algunas de sus circunstancias á los gusanos de la seda, y con particularidad en el modo de hacer la semilla, pues, para ello, se toman las cochinillas que se destinan á este fin, quando han crecido lo bastante; metense en una cestilla bien cerrada y forrada con un poco de bramante crudo por de dentro, dados algunos dobleces á fin de que no se pierda ninguna, y allí la vá poniendo, despues de lo qual muere; mantienese, assi, bien cerrada la cesta hasta que es tiempo de llevarla á las nopaleras; entonces yá se la distingue algun movimiento, el bastante para inferir que tiene vida pero, siendo ella tan menuda, cuesta dificultad á la vista el percibirla con separacion. Esta semilla es la que se vá colocando sobre las pencas de las nopaleras, y con lo que cabe en un cascaron de huevo de gallina hay suficiente para llenar cada planta en toda su extension, siendo digno de notar que para alimentarse este animal no la roe ni ofende al parecer porque el modo que tiene de nutrirse es chupando el jugo mas sustancioso y abstrayendoselo insensiblemente por medio de los poros de aquella membrana que cubre las pencas. 799 Los paises conocidos adonde se cria la cochinilla son en Oaxaca, Tlaxola, Chulula, Nueva Galicia y Chiapa, en los reynos de Nueva España, y Hambato, Loja y Tucumán, del Perú. Y aunque en todos estos crecen las nopaleras con no menos vicio en unos que en otros, y la cochinilla abunda igualmente, solo en Oaxaca es donde se hacen cosechas crecidas y se comercia con ella, siendo exercicio de los indios el emplearse en su cultivo. En las otras solo se crian silvestres á causa de no dedicarse á él sus habitadores, y, por esto, llaman grana silvestre á la que se suele coger en ellas, no porque la cochinilla sea de otra casta ni las nopaleras tampoco, pues, aunque el color de la cochinilla en la que no ha sido cuidada sea diverso que el de la de Oaxaca, no proviene de la diferencia de especie sí solo de no estar beneficiada, y la diversidad cessaria si en todas fuesse igual su cultivo, pero no lo hacen los indios, ó por no estar puesto en practica este comercio entre ellos ó huyendo de la prolixidad y cuidado que se necessita para lograrla perfecta y que no se malogre el trabjo, perdiendose la cosecha con alguno de los accidentes á que está expuesta. 800 En quanto al temple acomodado á la produccion de este animal, no se puede con fixeza determinar qual lo sea mas á proposito, mediante que en Oaxaca hay, como en la provincia de Quito, parages de temperamento algo cálidos, otros templados y otros frios, y en todos se cria. No obstante, se puede assentar que el templado y seco es el mas propio para ella, atendiendo á que en estos dan las nopaleras muestras de mayor vicio; assi se observa en Hambato y en Loja, de la provincia de Quito, haver mas abundancia de ellas; y aunque no faltan en otros sitios, cuyo temperamento ó es algo mas cálido ó mas frio, no llegan á ser tan comunes. 801 Tanto por la naturaleza del clima quanto por producirse bien los tunares, sería, segun mi juicio, el de la Andalucia en España muy propio para la cria de la cochinilla y, aun allí, estarla exempta de los riesgos de heladas, neblinas y nieves porque no son regulares, con particularidad en el tiempo de la primavera, mediante ser en él tan igual aquel temple que ni el calor ni el frio sobresalen y el mismo en que, segun queda dicho, se hace la cria. 802 El vecindario de Loja, que no excederá de 10 mil almas, aunque en los tiempos passados fue mucho mas numeroso por haver sido una de las principales ciudades de aquella provincia, es conocida en toda ella por el nombre de Lojanos, y no son tan mal vistos como los de Cuenca; en su natural, costumbres y propiedades son parecidos á los de las otras poblaciones y, assimismo, no tan sujetos á la pereza. Contribuye este corregimiento á los otros de la provincia mucho numero de ganados bacuno y mular, y de este ultimo provee assimismo en parte al de Piura, en Valles, porque sus campos alimentan muy crecidas cantidades de una y otra especie. Tambien se fabrican en él alfombras tan sobresalientes que en todos los parages adonde se llevan merecen una grande estimacion. 803 Recaen siempre en los corregidores de Loja los dos titulos de governador de Yaguarsongo y alcalde mayor de las minas de Zaruma, por cuyos empleos goza el honor de que, en las funciones publicas de iglesia á que concurre, se le ponga silla y almohada, privilegio que solo es correspondiente á los presidentes ó governadores de aquellas provincias. El empleo de governador de Yaguarsongo consiste, yá en los presentes tiempos, en solo el caracter del titulo mediante no tener como tales sobre quienes exercer la jurisdiccion, pues las poblaciones que le pertenecian, unas se perdieron con la sublevacion de los indios y otras quedaron formando el govierno de Jaén; con que, los corregidores de Loja solo desfrutan como accessorios los honores, en que se conserva la memoria de aquel govierno. 804 La villa de Zaruma, en cuya jurisdiccion se hallan las minas de oro de que daré noticia en otra parte, reconoce al corregidor de Loja con el distintivo de su alcalde mayor; fue de las primeras villas que se fundaron en aquella provincia y de las mas ricas y opulentas, pero yá al presente está reducida á cortedad porque la mayor parte de familias españolas que formaban antes su vecindario se han retirado unas á Cuenca, y otras á Loja, á lo qual ha contribuido mucho la decadencia de las minas; y assi, se regula que no excederá el numero de sus habitadores de 6 mil almas. Del atrasso que estas minas experimentan, no tanto por la escasez de los metales quanto por el descuido que ha havido en el fomento de sus tareas, nace tambien el de todo el partido de Loja, y de ello se ha originado la disminucion de su vecindario, el qual á mucha diferencia no es tan crecido como lo fue en los passados tiempos. 805 Estas son las noticias que ofrecí dar al principio de aquellos nueve corregimientos, que forman lo mas opulento de la provincia de Quito; las correspondientes á los goviernos se comprehenderán en los capitulos siguientes, dexando aqui de passo advertido que la situacion de los primeros se podrá ver en la carta de la meridiana que se pondrá después.
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CAPITULO II Llámalo Dios para Doctor de las Gentes, solicita Patente para Indias, y consíguela. Se embarca para Cádiz, y lo que sucedió en el camino En el tiempo en que el R. P. Lector Fr. Junípero se hallaba en las mayores estimaciones y aplausos, así en la Religión, como afuera, y que podía esperar los correspondientes honores a sus méritos, fue hecha sobre él la voz Divina llamándolo para Doctor de las Gentes, tocándole el corazón, para que dejando su Patria, Padres, y su santa Provincia, saliese a emplear sus talentos en la conversión de los Gentiles, que por falta de quien les enseñe el camino del Cielo se condenan. No se hizo sordo a esta voz interior del Señor, que encendió en su corazón el fuego vivo de la caridad del prójimo, y le nació de ello unos vivos deseos de derramar su sangre, si necesario fuera, para lograr la salvación de los miserables Gentiles, reviviendo en su corazón aquellos deseos que sentía cuando Novicio, amortiguados por la distracción de los estudios. Pero en cuanto sintió de nuevo la vocación, consultóla con Dios en la oración, poniendo por intercesores a su Purísima Madre, y a San Francisco Solano, Apóstol de las Indias, pidiéndoles, que si era de Dios dicha vocación, tocase el corazón a alguno que lo acompañase en la empresa y tan dilatado viaje. No obstante que S. R. guardaba en lo más secreto de su corazón esta vocación, quiso Dios que de una conversación que oyó el R. P. Lector Fr. Rafael Verger, Catedrático que era entonces de Filosofía, y ala presente Obispo del Nuevo Reino de León, entendiese que un Religioso de la Provincia intentaba salir para las indias a la conversión de los Gentiles. Luego me lo comunicó (por la estrechez que teníamos) aunque siempre me dijo que no lo sabía cierto, sino que lo infería de una proposición enigmática que oyó, y que no nombraban Sujeto; pero que desde que oyó dicha proposición se habían entrado en su corazón vivos deseos de practicar lo propio, y que si no estuviese amarrado con la Cátedra haría lo mismo: varias ocasiones hablamos los dos del asunto, por lo que se me pegaron los mismos deseos. Hacíamos ambos la diligencia de indagar si era verdad lo que había inferido, y quién fuese el Religioso, y nada pudimos rastrear; no obstante que esto bastaba para desvanecer la especie, sentíamos ambos más y más deseos de venir para las Indias. Yo que me hallaba más libre, para que no se me dificultase por parte de la Provincia, estaba para resolverme y poner la pretensión para la licencia. No quise deliberar sin primero consultarlo con mi amado Padre Maestro y Lector Fr. Junípero Serra. Logrando un día la ocasión de haber venido a la Celda de mi habitación, y que estábamos solos, le comunique lo que sentía en mi corazón, suplicándole me diese su parecer. Al oir mi propuesta se le saltaron las lágrimas, no de pena, como yo juzgué, sino de gozo, diciéndome: "Yo soy el que intento esta larga jornada, mi pena era el estar sin compañero para un viaje tan largo, no obstante que no por esta falta desistiría: acabo de hacer dos Novenas a la Purísima Concepción de María Santísima, y a S. Francisco Solano, pidiéndoles tocasen en el corazón a alguno para que fuese conmigo, si era la voluntad de Dios; y no menos que ahora venía resuelto a hablarle, y convidarle para el viaje; porque desde que me resolví, he sentido en mi corazón tal inclinación a hablarle, que ésta me hizo pensar que V. R. se animaría. Y supuesto que lo que con tanto secreto he guardado en mi corazón, ha llegado a noticia de V. R. por el conducto que me dice, sin saber quien era, al mismo tiempo que yo pedía a Dios tocase el corazón a alguno, y sentía mi total inclinación a V. R.; sin duda será la voluntad de Dios. No obstante encomendémoselo al Señor, y haga lo mismo que yo he practicado de las dos Novenas, y guardemos ambos el secreto." Así lo practicamos, y concluidas resolvimos seguir la vocación, y correr las diligencias para el efecto. Ingrato fuera si callara lo dicho, pues confieso deber a las oraciones de mi venerado Padre Lector Junípero el verme entre los Misioneros de Propaganda Fide; felicidad tan grande que en sentir de la Venerable Madre es envidiable de los Bienaventurados, como lo escribió dicha Sierva de Dios a los Misioneros de mi Seráfica Religión empleados en la conversión de los Gentiles de la Custodia del Nuevo México, cuya carta copiaré a lo último si tengo lugar, pues es bastantemente eficaz para animar a todos a que vengan al trabajo de la Viña del Señor, y confirma y aprueba el régimen que acostumbramos en estas Misiones. Y así mismo, a su ejemplo, deben todos los demás Religiosos que de dicha Provincia han venido para los Colegios, dicha felicidad, como también la Provincia le debe por el ejemplo de su esclarecido hijo, haber logrado otro tan fervoroso, que después de haber convertido muchísimos Gentiles a nuestra Santa Fe, derramó su sangre, y gustoso rindió la vida, para que se lograse la conversión de los demás; siendo este Martirio de tanta gloria y honor para su Santa Madre, como también el ver otro hijo suyo gobernando la Mitra del Nuevo Reino de León, honrando no sólo a su Provincia, sino a toda la Religión Seráfica; y puede gloriarse, que si se privó de un Junípero, por haberse trasplantado a la América, éste por su fecundidad ha reengendrado y dado a la Iglesia Santa una selva de Juníperos, todos hijos de su apostólico celo (como veremos a su tiempo) que todo redunda en honor de la Provincia, y del Apostólico Colegio de S. Fernando, jardín a donde lo trasplantó su ejemplar vocación, tan envidiada de aquella, como de toda su Patria admirada, para cuyo seguimiento practicó lo siguiente. Luego que se vió con Compañero escribió a los Rmôs. Comisarios Generales de la Familia y de Indias, pidiéndoles la licencia para pasar a la América a la conversión de los Gentiles: respondió el Rmô. de Indias dificultándolo, porque sólos dos Comisarios había en España de los Colegios de la Santa Cruz de Querétaro y San Fernando de México, y estos con las Misiones ya completas en la Andalucía en vísperas de embarcarse; pero que nos tendría presentes para la primera ocasión: añadiendo, que podría haber inconveniente, por no ser del continente de España. No por esto desistió de su intento el fervoroso Padre Junípero, ni se entibió en la vocación; antes sí repitió Carta a su Rmâ. suplicándole que si por ser de Isla había de haber dificultad, nos facilitase la licencia para incorporarnos a alguno de los Colegios del continente de España, para obviar todo impedimento. En este estado se hallaba la pretensión, cuando se acercaba la Cuaresma del año de 49, que tenía encomendada el R. P. Junípero para predicarla en la Parroquia de su Patria la Villa de Petra; y dejándome encomendado el asunto que estaba en secreto de los dos, se partió para su destino. No se olvidó N. Rmô. Padre Comisario General de Indias Fr. Matías Velasco, de nuestra pretensión, ni omitió diligencia alguna para darnos el consuelo a que aspirábamos; sino que luego que recibió la primera Carta, la despachó a los Comisarios de los citados Colegios, que se hallaban en Andalucía, encargándoles, que si se les desgraciase alguno nos tuviesen presentes. Llegó tan a buen tiempo la Carta, que de los 33 Religiosos alistados para la Misión de San Fernando, se habían arrepentido cinco, amedrentados de la mar, que jamás habían visto, con cuyo motivo hubo lugar para nosotros. Luego el R. P. Fr. Pedro Pérez de Mezquía, de la Provincia de Cantabria, y Comisario de la Misión, nos despachó por el Correo ordinario las dos Patentes; pero éstas no llegaron: y si hemos de creer al dicho de cierto Religioso grave del expresado Convento de Palma, se perdieron desde la portería hasta la celda de mi habitación. Viendo el P. Comisario de la Misión, que con dichas Patentes no parecíamos, nos remitió otras por conducto extraordinario, que no se pudieron perder. Recibílas el día 30 de Marzo, a tiempo que iba a la bendición de Palmas; y luego que salimos de refectorio (con la bendición y licencia de N. M. R. P. Provincial) caminé para la Villa de Petra; y entregando aquella misma noche la Patente al R. P. Junípero, fue para él de mayor gozo y alegría, que si le hubiera llevado Cédula para alguna Mitra. Tratamos luego el día siguiente de verificar cuanto antes nuestro viaje, y de que fuese con el mayor secreto; y supuesto que faltaban tan pocos días de la Cuaresma, resolvió concluirla: entretanto yo me regresé a la Ciudad en solicitud de embarcación, la que no habiendo hallado para Cádiz, y sí un Paquebotillo inglés, que después de Pascua se hacía a la vela para Málaga, ajusté con su Capitán el pasaporte y dí aviso al R. P. Junípero, quien después de haber predicado el último Sermón en la misma Parroquia en que había sido bautizado, y despedidose en él de sus Compatriotas (aunque sin expresar nada de su viaje) salió el día tercero de aquella Pascua para retirarse al Convento de la Ciudad, habiendo visitado a sus ancianos Padres, despedidose y tomado la bendición de ellos para volverse, respecto a haber concluido su tarea; a quienes dejó asimismo ignorantes de su determinación, quedando por eso más oculta. El 13 de Abril, que fue aquel año la Domínica in Albis, se despidió de la Comunidad del Convento principal saliendo al refectorio a decir las culpas, pedir perdón a todos los Religiosos, y la bendición al Prelado, que entonces era el mismo que había sido su Lector de Filosofía, siendo secular; y viendo ahora la extraordinaria vocación de su Discípulo, y el grande ejemplo que daba, no sólo al Convento, sino a toda la Provincia, se enterneció tanto, que embargada la voz, casi no pudo articular palabra, reduciéndose aquella despedida más a lágrimas que a voces; con cuyo espectáculo no pudo menos que moverse a ternura aquella gravísima Comunidad, y más cuando vió que el R. P. Junípero fue por último besando los pies de todos los Religiosos, hasta el menor Novicio. Despedidos ya de la Comunidad, caminamos luego para el muelle, y nos embarcamos en dicho Paquebot. Era el Capitán de este Barco un Hereje protervo, y tan provocativo, que en los quince días que duró la navegación hasta Málaga no nos dejó quietud, pues con trabajo podíamos rezar el Oficio Divino, por querer continuamente argüir o altercar sobre dogmas, que aunque no sabía más idioma que el Inglés, y algo del Portugués (en el que medio se explicaba) formaba en éste sus argumentos, y teniendo la Biblia en la mano traducida en su lengua nativa, leía algún texto de la Escritura, que interpretaba a su antojo. Pero como nuestro Fr. Junípero estaba tan instruído y versado en lo dogmático y sagrada Escritura, lo mismo era percibir su error, y la mala inteligencia del texto que citaba para sostenerlo, que luego le mencionaba otro con que plenamente la deshacía. Leía el Capitán en su mugrienta Biblia, y no hallando por donde evadirse, respondía que estaba rompida la hoja, y que no tenía aquel verso: citábale otro; y era la misma su respuesta: con lo que aunque bien se le conocía quedar confundido y avergonzado; pero nunca se redujo, y quedó obstinado. De esto se siguió el irritarse tan demasiado contra nosotros; y pricipalmente contra mi venerado Fr. Junípero, por ser el que lo confundía, que varias ocasiones nos amenazó con que nos echaría al mar, y se marcharía para Londres. No dudo lo hubiera hecho, a no temer la resulta, pues en una de éllas le dije, que no tenía miedo, pues veníamos seguros por el Pasaporte que había firmado; y que si no nos ponía en Málaga, nuestro Rey pediría al de Inglaterra por nosotros, y su cabeza lo pagaría. No obstante este amago, una noche enfurecido de la disputa que sobre dogmas había tenido con nuestro Padre Lector, llegó a ponerle un puñal a la garganta, con intenciones (al parecer) de quitarle la vida; y si no lo verificó, fue porque Dios tenía reservado a su Siervo para más dilatado martirio, y para la conversión de tantas almas, como después veremos. Tiróse el Capitán en su cama, para sosegar la ira que lo consumía, y por si pasase adelante con sus intentos, cuidó el V. Padre de despertarme, diciéndome como lleno de gozo: que no era tiempo de dormir, pues podía ser que antes de llegar a Málaga consiguiésemos el oro y plata, en cuya solicitud pasamos a las Indias: refirióme lo sucedido y se desahogó diciendo: "Me queda el consuelo de que jamás le he movido la conversación ni disputa, por ser tiempo perdido; pero me parece, que en conciencia debo responder por el crédito de nuestra Religión Católica." Pasamos la noche en vela, previniéndonos para lo que podía acontecer, animando mi tibieza y pusilanimidad el ardiente celo de mi venerado Padre Lector; pero se contuvo la ira de aquel perverso Hereje, y ni aún en el resto del camino fue tan molesto como antes. A los quince días de navegación, y en el que la Santa Iglesia celebra el Patrocinio del Sr. S. José, llegamos a Málaga: Fuimos luego a parar al Convento de nuestro Seráfico Padre San Francisco de la Provincia de Granada; y en este dio un buen ejemplo el V. P. Junípero, pues no habiendo pasado ni media hora de la llegada, ya fue a Completas y oración, siguiendo así todos los actos de Comunidad los cinco días que allí nos mantuvimos; y pasados éstos nos fuimos (en Javeque) para Cádiz, a cuyo Puerto llegamos el 7 de Mayo.
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Capítulo II Del principio y origen de los yngas y de dónde salieron Varias y diversas cosas y graciosas fábulas cuentan los indios del aparecimiento de los primeros yngas y de la manera con que entraron en la ciudad del Cuzco y la conquistaron y poblaron, sin que en este caso pueda haber cosa cierta ni determinada. La más general y común opinión y más recibida entre ellos es que el primer Inga se llamó Manco Capac, aunque también a éste algunos le hacen el último de los hermanos Ingas. Pero sea lo que fuere, yo seguiré en esta historia aquello que con más probabilidad he podido sacar y averiguar. Dicen los indios que cuando con el diluvio se acabó la gente y que del pueblo de Pacaritambo, cinco leguas del Cuzco, de una cueva por una ventana salieron y procedieron los Ingas y que eran cuatro hermanos, el mayor llamado Manco Capac, Ayarcache, Ayarauca, Ayarhuchu. Y cuatro. hermanas: Mamahuaco, ésta fue muy varonil, y peleó, y conquistó algunos indios; Mamacora. Mamaocllo, y Mamatabua. También cuentan algunos indios antiguos que de la gran laguna de Titicaca, que está en la provincia del Collao, vinieron hasta esta cueva de Pacaritambo, unos indios, e indias, todos hermanos, gentiles hombres y valerosos, y que traían las orejas moradas, y en los agujeros pedazos de oro. Uno de los cuales fue Manco Capac. Cualquiera de estas opiniones se puede seguir en el aparecimiento de los Ingas, pues no es razón para creer más la una que la otra, siendo todo fabuloso. Vinieron, pues, estos hermanos y hermanas desde Pacaritambo de noche, y, llegados al pueblo de Pachete, allí miraron de una parte a otra, por hallar buena tierra para poblar, y no satisfaciéndose, se volvieron por el mismo camino y llegaron a Guayna Cancha, y allí se juntó Manco Capac con su hermana Mama Ocllo, aunque otros dicen que con Mamahuaco, otra hermana. Y viniendo en el camino vieron que la hermana estaba preñada y entre ellos hicieron inquisición, diciendo ¿cuál de nosotros ha hecho esta maldad? Sabida la verdad, llegaron a Tambuqui, a do nació Cinchiroca, de lo cual se holgaron y dieron gracia al Hacedor y al Sol, y pasaron hasta Chasquito. Allí acordaron todos que Ayarauca, su hermano, que era el más atrevido dellos, volviese a Pacaritambo a la cueva donde habían salido y allí lo encerrasen. Llamándole, dijeron: ya sabéis, hermano, que dejamos ciertos vasos de oro, llamados topacusi, y cierta semilla en la cueva de donde salimos; es menester que vayáis allá por ello, para que juntemos con ellos gente y seamos señores. El Ayarauca lo rehusó y dijo que no quería, a lo cual le dijo Mamahuaco que tuviese vergüenza siendo mozo tan atrevido, no querer volver por aquellas reliquias, y así, avergonzado, dijo que sí, y fue con él un criado suyo llamado Tambo Chacai. Llegado a la cueva Ayarauca, entró a sacar los vasos que le habían dicho que trajese, y mientras él estaba buscando dentro de la cueva, el Tambo Chacai cerró la puerta con una piedra grande, porque así se lo habían mandado los hermanos. Y Ayarauca se quedó dentro, y empezó a dar grandes gritos, pretendiendo salir, y con las voces que daba y mucha fuerza que ponía, tembló aquel cerro y se abrió por muchas partes, y el Tambo Chacai se sentó encima de la piedra, con que había cerrado la puerta, y el Ayarauca le dijo desde lo interior de la cueva: vos, traidor, pensáis volver allá con estas nuevas: vos quedaréis ahí como yo aquí dentro, y así quedó el Tambo Chacai convertido en piedra, y hasta hoy está la señal allí. La causa porque hicieron los demás hermanos volver a este Ayarauca y encerrarlo en la cueva dicen una invención y fábula ridícula, porque al tiempo que caminaban venían tirando piedras y derribando los cerros, y por ser tan valiente no osaron llevarlo consigo, porque llegando a donde hubiese gente no se atreviese a hacer alguna demasía y por él los matasen a todos, y de allí se partieron y llegaron al cerro que ahora llaman Huanacauri. Y vieron un Arco del Cielo, que era tiempo de aguas, y el un pie estaba fijado en el cerro, y como lo viesen una mañana al alborear, de lejos, dijeron los unos a los otros: veis aquel Arco, y todos respondieron que sí, y dijo Manco Capac, el mayor: buena señal es aquélla, que ya no se acabará el mundo por agua; vamos allá y desde allí veremos a donde hemos de fundar nuestro pueblo, y echaron suertes qué harían, y en ellas supieron cómo era buena llegar a aquel cerro a ver lo que había y qué tierra se parecía de allí, y viniendo caminando hacia el cerro, de lejos vieron una huaca, bulto de persona, que estaba asentado, y el arco llegaba a los pies de la huaca. Era esta huaca de un poblezuelo llamado Sano, que estaba a una legua pequeña, de allí llamase la huaca Chimpo y Cahua, y entraron en consulta y trataron que sería bueno cogerlo y que si no lo tomaban, que no tenían ningún remedio, y yendo a ello, Ayarcache, así como llegó a la huaca se asentó sobre ella y le dijo: ¿qué hacéis, hermano? estemos juntos, y la huaca volvió la cabeza a conocer quién era, y como lo tenían oprimido, no lo pudo ver bien, y queriéndose desviar, no pudo, porque se le quedaron las plantas de los pies pegados a las espaldas de la huaca. Los hermanos, entendiendo que ya estaba preso, fueron corriendo a ayudarle, y des que así se vio les dijo, cuando llegaron: mala obra me habéis hecho, que ya no puedo ir con vosotros; ya quedo apartado de vuestra compañía y sé que habéis de ser grandes señores. Lo que os ruego es que en todas vuestras fiestas y sacrificios os acordéis de mí y que sea yo el primero que reciba vuestras ofrendas, pues me quedo aquí, y cuando hicieres Guarachico a vuestros hijos como a su padre que acá por todos queda, sea yo adorado dellos; y así quedó Ayarcache hecho piedra y le pusieron por nombre Guanacauri, y los hermanos, muy tristes, se volvieron la cuesta abajo y llegaron a un sitio que está a los pies del cerro Huanacauri, llamado Matahua, y allí horadaron las orejas a Sinchiroca, que es el Huarachico, y lloraron la dejada de su hermano y dijeron: Oh, si nuestros hermanos vieran este ynfante, cómo se holgaran con él, y comenzaron a llorar, y allí se inventó el llanto de los muertos y las ceremonias con que se lloran, tomando para ello el Phrasis y de las palomas, y allí inventaron las ceremonias de los raimis quico chico y rutu chico y la fiesta del ayuscai, que todo se declarara en su lugar.
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CAPITULO II Llegada á la ciudad de Truxillo, descripcion abreviada de esta y continuacion del viage desde ella hasta la de Lima 39 Sin hacer mas detencion en Chocope que aquella regular para dar descenso á los vagages, continuamos nuestro viage passando de él á la ciudad de Truxillo, que dista 11 leguas, y está, segun las observaciones que allí hicimos, en 8 grados 6 minutos 3 segundos de latitud. Esta ciudad fue edificada el año de 1535 en el valle de Chimo por Don Francisco Pizarro. Su situacion es hermosa aunque el suelo, de arena muerta, defecto general en todas las demás poblaciones de aquellos valles; está cercada de murallas de adoves; y en quanto á su capacidad, se podrá computar por una de las del tercer orden. Dista de las playas marítimas como media legua, y á dos leguas al norte de ella está el puerto de Guancacho, por el qual hace el comercio ultramarino. Las casas muestran bastante aparato y hermosura; todas las principales de la ciudad son de adoves, con primorosas balconerías y vistosas portadas; las de los barrios se componen de baxareques; unas y otras son baxas por razon de los temblores, y muy pocas las que se hallan con un alto. 40 Reside en esta ciudad el corregidor, que govierna todo el partido, un obispo, cuya diocesis empieza desde Tumbez, con un cuerpo de cabildo que consta de tres dignidades, que son dean, arcediano y chantre, 4 canongias y 2 raciones. Hay Caxas reales con dos oficiales de la Real Hacienda, contador y tesorero, de quienes, como yá tengo dicho, el uno passa á Lambayeque á hacer allí su residencia interin que el otro está en Truxillo. Hay conventos de religiosos de varias ordenes, colegio de la Compañía, un hospital de nuestra Señora de Bethleem y dos conventos de monjas, uno de Santa Clara y otro de descalzas de Santa Teresa. 41 El vecindario se compone de españoles, indios y gente de todas castas; en los primeros hay muchas familias de lustre y de conveniencias. Son todos muy agradables, de buenas modales, cultos y bien instruidos. Las mugeres visten con muy corta diferencia á la moda de Lima, cuyo trage se describirá adelante, y convienen tambien en las mas de sus costumbres. Todas las familias de medianas conveniencias estilan allí calesas, sin cuyo auxilio fuera dificil andar las calles por su mucha arena, y assi es muy crecido su numero. 42 En el clima se reconoce mutacion y diferencia sensible del ibierno al verano desde esta ciudad en adelante, pues en la primera sazon se dexa sentir el frio y no menos el calor en la segunda. Las campañas de todo este valle son de suma fertilidad; cogese en ellas mucha caña de azucar, maiz, toda suerte de verduras y frutas. Parte de ellas se componen de plantío de viñas y otras de olivares. Las tierras que están mas cercanas á la serranía producen trigo, cebada y simientes de esta especie, y por ello no es solo abundante para sí de todo genero de mantenimientos pero surte con los que le sobran á Panamá, especialmente de harinas de trigo y azucares. La gran fertilidad de la tierra hace divertido el país y á la ciudad rodeada de frondosas arboledas, unas que, formando calles, ofrecen passeos divertidos, y otras en las huertas y jardines; y siendo el cielo muy alegre, goza de este beneficio, recrea á su vecindario y sirve de descanso y desahoga á los que trafican. 43 A distancia de una legua de la ciudad corre un rio que fertiliza con varias acequias sus campañas; y passandolo á vado el dia 4, que continuamos el viage, y despues el pueblo de Mocha, entramos el siguiente en el de Birú, distante de Truxillo 10 leguas. En el pueblo de Moche se entrega á los alcaldes el passaporte del corregidor de Truxillo, sin cuya circunstancia embarazan que se prosiga el viage, como sucede en Sechura. 44 Está Birú en 8 grados 24 minutos 59 segundos de latitud austral; componese de 50 casas de baxareques, en las que habitan 70 familias de españoles, indios y gente de castas; y á media legua al norte de él lleva su curso un arroyo de donde se sacan varias acequias para regar las tierras de su pertenencia, no menos fértiles que las de Truxillo, y assimismo las de otras poblaciones que tienen su assiento rio arriba. De aquí salimos el mismo dia y, caminando á ratos por las playas y á ratos algo apartados de ellas, aunque nunca mas de 1 á 2 leguas, hicimos alto el 6 en un parage desierto que nombran el tambo de Chao, del qual continuamos hasta las orillas del rio de Santa y, passandolo con la ayuda de dos chimbadores, entramos en la villa del mismo nombre, que dista de él como un quarto de legua y 15 de Birú, en cuyo transito hay arenales muy dilatados y dos cuestas que los interrumpen. 45 El rio de Santa se explaya en el parage por donde regularmente se vadea cosa de un quarto de legua, formando cinco madres ó brazos principales por las quales corre en todas las sazones del año con mucho caudal; passasse á vado, y hay para ello hombres destinados con cavallos muy altos y enseñados á resistir la violencia de su corriente, que siempre es grande. Danles el nombre de chimbadores, y tienen el cuidado de buscar y conocer el vado para guiar despues por él las cargas y passageros, sin cuya providencia no sería practicable porque es muy frequente el mudarlos con las avenidas y dificil el encontrarlos, experimentandose aún en los mismos chimbadores muy de continuo la desgracia de que, variandolos repentinamente en alguno de sus brazos, los arrastre la corriente y haga perecer entre sus ondas. Quando es ibierno en la sierra, que corre muy cargado, no admite vado en muchos dias, y entonces es forzoso que se detengan los passageros hasta que aminoren las aguas, particularmente si van acompañados con algunas cargas de mercaderias porque, hallandose escoteros, tienen el recurso de poderlo passar en balzas de calabazos, rodeando seis ó ocho leguas mas arriba del pueblo, donde tiene mas comodidad para ello, pero nunca sin peligro pues suele suceder que, cayendo en alguna violenta corriente, arrastre consigo la balza hasta meterla en el mar. Quando nosotros lo passamos, estaba baxo totalmente, y, no obstante por 3 experiencias que se hicieron en su orilla y convinieron todas entre sí, hallamos que en 29 segundos y medio de tiempo corria el agua 35 tuessas, esto es, en una hora de tiempo 4271 tuessas, que hacen una legua y media maritima. Esta violencia del agua es algo menor que la que Mr. de la Condamine señala en la relacion de su viage del rio Marañón á el Pongo ó estrecho de Manceriche, pero no hay duda que, quando el rio de Santa aumenta su caudal con el excesso que suele, sobrepujará su aceleracion á la de aquel Pongo, pues estaba en esta ocasion en la mayor menguante que acostumbra. 46 La latitud de la villa de Santa Marta de la Parrilla, que assi es su propio nombre, fue concluida por la observacion de algunas estrellas, respeto de no haverse logrado por el sol, de 8 grados 57 minutos 36 segundos. Tuvo su primitiva fundacion en la playa maritima, de la qual dista ahora poco mas de media legua; era entonces muy capaz y con crecido vecindario y conventos de todas religiones, residiendo en ella un corregidor, pero, haviendola destruido por los años de 1685 el pyrata inglés Eduardo David, abandonaron aquel sitio sus habitadores, y los que no tuvieron possibilidad para transferirse á lugar mas seguro poblaron donde hoy permanece. Componese esta villa de 25 á 30 casas, unas de baxaregue y otras de paja, las quales dan á entender bastantemente la pobreza de sus dueños; su vecindario llegará á 50 familias, todas de indios y gente de castas. 47 Al tiempo que estabamos observando, se vió en el ayre el lucido phenomeno de una grande exhalacion encendida ó globo de fuego, semejante al que se dixo en la primera parte haverse reconocido en Quito, aunque no de tanto volumen y claridad. Este corrió largo espacio acia el oeste y, al llegar á la marina, causó un estrépito semejante al de un cañonazo, con el qual terminó; los que no le havian visto empezaron á alborotarse, y, creyendolo aviso de alguna embarcacion que huviesse llegado al puerto, ocurrió todo el pueblo con sus armas y cavallos á la playa para disputar el passo si fuesse de enemigos, mas, no haviendo encontrado cosa alguna, se restituyeron al pueblo dexando allí sus guardas para que diessen noticia de qualquiera novedad. En todo aquel territorio de Valles son muy comunes estas inflamadas exhalaciones, tanto que á cada rato de la noche se están percibiendo, y entre ellas algunas de mucha duracion y de bastante claridad y magnitud. 48 Está sujeto este pueblo á una plaga intolerable de mosquitos, tal que su mismo vecindario, aunque acostumbrado á ellos, no puede soportarla; hay tiempos en que se disminuyen y algunos, aunque raros, en que no los hay, pero por lo comun abundan en todas estaciones. La mortificacion de este insecto cessa desde Piura en adelante, á excepcion de algunos pueblos donde por estar muy cercanos los rios los hay, pero en ninguno con el excesso que en el de Santa. Desde esta villa nos dirigimos el dia 8 á Guacatambo haciendo assi llamada que dista de Santa 8 leguas, y junto á ella está el tambo, el qual consiste en un cubierto para que hagan mansion los passageros, corriendo cerca de él un arroyo mediano. 49 El dia 9 llegamos á otra hacienda que llaman de Manchan, antes de la qual como una legua passamos por el pueblo nombrado Casma la Baxa, que se compone de 10 á 12 casas solamente con una iglesia, y en la distancia que media entre él y Manchán corre otro arroyo mediano; dista esta hacienda de la antecedente como 8 leguas. De Manchan continuamos el dia 10 por unas cuestas pedregosas y algo molestas, particularmente para las literas, á que dan el nombre de culebras, y en el siguiente 11 entramos en el pueblo de Guarmey, distante de Manchán 16 leguas, passando cosa de 3 mas adelante, donde se havia hecho la pascana assi llaman allí las paradas que se hacen en el camino por un tambo, que nombran tambien de culebras, y es la dormida ó parada regular. El pueblo de Guarmey es de pequeña extension pues en 40 casas, como las de los antecedentes, hay 70 vecinos, entre los quales son pocos los españoles que lo habitan, y los restantes, indios, mulatos y gente de todas castas. Su latitud es de 10 grados 3 minutos 53 segundos. Hace en él su continua residencia el corregidor, que antes la tenia en la villa de Santa. 50 De este pueblo proseguimos el dia 13 hasta un parage que nombran de los Callejones, distante de aquel 13 leguas de camino bien modesto, assi por la arena como por varias cuestas y cerros que median, entre los quales hay uno llamado el Salto del Frayle, de bastante peligro, pues, componiendose de peña viva y bien alta, está totalmente escarpado acia la mar, por cuya pendiente es forzoso passar, causando el riesgo de su precipicio no menos horror en los racionales que recelo en los vagages. El siguiente dia llegamos á Guamanmayo, casas situadas en la orilla del rio de la Barranca, aunque algo distantes de él, y pertenecientes al pueblo de Pativilca, que dista como 8 leguas de los Callejones. Este pueblo es el ultimo hasta donde se estiende por aquella parte la jurisdiccion del corregimiento de Santa ó Guarmey. 51 El pueblo de Pativilca es mediano pues solo consta de 50 á 60 casas. Su vecindario es proporcionado á la capacidad, y entre él hay algunas familias de españoles y la mayor parte gente de todas castas, pero muy pocos indios. Cerca de la marina, la qual dista de Guamanmayo como tres quartos de legua, se conservan unos paredones de adoves, ruinas de un antiguo edificio de los indios, cuya magnitud confirma el informe que dan aquellos naturales de haver sido uno de los palacios de los antiguos caziques de aquella tierra, y no hay duda que la situacion es adequada á este fin porque se goza en él la diversion de la campaña, que es muy fértil y amena, y el recreo de la mar. 52 De allí passamos el 15 á la orilla del rio de la Barranca, distante cosa de un quarto de legua, y lo vadeamos con el auxilio de chimbadores; en esta ocasion venia muy baxo y dividido en tres brazos; es muy pedregoso y, por esto, causa de peligro en todos tiempos. Como una legua mas adelante está el pueblo de la Barranca, en el qual empieza la jurisdiccion de Guaura; contiene de 60 á 70 casas; su vecindario es crecido, y en él hay mucha gente blanca ó españoles. Y el mismo dia llegamos á la villa de Guaura, haviendo andado desde Guamanmayo 9 leguas. 53 Toda esta villa se compone de una sola calle, larga como un quarto de legua, y de 150 á 200 casas, unas de adoves y otras de baxareques, y rancherías de indios. Además de la iglesia parroquial, tiene un convento de religiosos franciscos. Y antes de entrar, se passa por una hacienda que le está inmediata, tan quantiosa que se estiende por el camino mas de una legua, lo qual hace sumamente divertido este tránsito porque todo quanto la vista se puede estender por la parte del oriente son cañaverales de azucar y, por la del occidente, sementeras de trigo, maiz y otros granos, las quales no solamente ocupan aquellas inmediaciones de la villa sino quanto comprehende todo el valle, que es muy espacioso. 54 En donde se termina la calle de Guaura por la parte del sur, hay un gran torreon con una puerta, y sobre ella un especie de reducto. Este torreon dá entrada á un puente de piedra, baxo del qual corre el rio con bastante profundidad y tan cercano á la poblacion que toca el agua los fundamentos de ella sin perjudicarlos porque son de peña viva. Despues del rio, continúa en aquel terreno un barrio o arrabal de la misma villa, cuyas casas, aunque no unidas, acompañan el camino en la distancia de media legua, y lo hacen muy ameno las muchas arboledas y huertas que median entre ellas. La latitud de Guaura, determinada por una observacion de sol que en ella hicimos, es de 11 grados 3 minutos 36 segundos austral. Su cielo, alegre, y el temperamento, muy sano y regular pues, aunque se siente la diferencia de estaciones en el año, no tanto que moleste el frio en el ibierno ni fatigue en el verano el calor. 55 Desde Guarmey en adelante se encuentran muchos vestigios de antiguos edificios de los ingas; por unas partes, paredes de palacios ó habitaciones; por otras, cercas de adoves bien gruessas que formaban caminos reales de suficiente ancho ó yá lugares fuertes y especie de castillos que tenían en los sitios correspondientes para resistir á los insultos de sus enemigos y naciones con quienes mantenian guerras. Uno de estos ultimos monumentos se encuentra á cosa de dos leguas ó tres de la parte del norte del pueblo de Pativirca, no lexos de un arroyo, y son las ruinas de una fortaleza, que este nombre le dan, en lo alto de un cerro mediano, de que solo permanecen vestigios de los paredones que la formaban, cuyo parage está cercano á la marina. 56 De Guaura passamos á la villa de Chancay; y aunque no cuentan mas de 12 leguas de una á otra, por el tiempo que gastamos en el camino, hicimos juicio de que havria 14. Allí se observó la latitud y se determinó de 11 grados 33 minutos 47 segundos austral. Su capacidad es como de 300 casas de adoves, quinchas y rancherías. Su vecindario, que es crecido, contiene gran numero de familias españolas, muchas de distinguida calidad; lo restante es gente de todas castas, como en las villas anteriores. Además de la parroquia, tiene un convento del orden Seraphico y un hospital, cuya administracion está á cargo de los vecinos. En esta villa la principal del corregimiento de su nombre, y perteneciente á él la villa de Guaura; el corregidor, que hace en Chancay su ordinaria residencia, nombra un justicia mayor que exerce la jurisdiccion en Guaura. Sus campañas son muy fértiles, todas de riego por medio de muchas acequias del rio de Passamayo , que corre á la parte del sur de la villa y como legua y media distante de ella; produce mucho maiz, con el qual se engorda en las haciendas una gran cantidad de ganado de cerda, por cuya razon las ocupan todas con sementeras de este grano y, el ganado, lo conducen á Lima para el abasto de aquella ciudad. 57 El mismo dia 17, que llegamos á Chancay, salimos de él y, passando á vado el rio de Passamayo, no obstante estar algo crecido, á una legua despues encontramos con el tambo del mismo nombre, desde el qual empieza la cuesta de un cerro de arena, que es muy molesta assi por su piso y extension como por ser áspera la subida, lo que dá ocasion á que se procure passar siempre de noche para disminuirla fatiga. De allí, continuando el siguiente dia 18, llegamos á tambo de inga y entramos en Lima, haviendo caminado 12 leguas en esta ultima jornada desde la villa de Chancay. 58 Por las distancias que quedan apuntadas en el discurso del viage, se concluye que desde Tumbez á Piura hay 62 leguas, desde Piura á Truxillo 89 y de Truxillo á Lima 113, que todas componen 264; regularmente, se anda este camino de noche porque, siendo todo el país de arena muerta, hacen gran reberveracion en ella los rayos del sol, y no podrian resistir las mulas tales jornadas, juntándose á estas incomodidades la de no encontrarse agua, yerva ni otra cosa alguna. Assi, todo el camino se distingue mas bien por los huessos de las mulas que parecen en sus tránsitos desfallecidas que por la señal de su huella ó senda que forma el continuo tráfico, pues, aun siendo tan frecuente que no cesse en ningun tiempo, luego que acaba de passar alguna requa, borra el viento las huellas que quedaron estampadas. Es tan rara en todo él qualquiera yervecita ó rama que siempre que se encuentra es señal segura de estar yá poco distante la poblacion porque estas se hallan situadas donde hay rio, cuya humedad las produce y fecundiza aquellos campos; con que, todo lo que no está poblado dexa de serlo por la falta del agua, sin la qual ni puedan formarse ni subsistir los pueblos ni hacerse utiles las tierras. 59 En las poblaciones se hallan con abundancia los mantenimientos necessarios, assi de aves como de carnes, pan, frutas y vino, todos muy gustosos, delicados y á un precio regular; pero es necessario que el viagero sazone la vianda á su gusto por sí mismo ó por sus criados porque de otra manera no hallará en la mayor parte de los pueblos quien le haga la comida, á excepcion de aquellos grandes donde en los tambos lo executan los mismos á cuyo cargo están. En los pueblos pequeños se reducen los tambos ó possadas á un cubierto simple, donde solo se encuentran las paredes sin ninguna otra cosa; por lo qual, no solo tienen los que viajan la incomodidad y trabajo de llevar agua, leña y lo que han de comer de un pueblo á otro sino tambien vasijas propias y los demás adminiculos para aderezarlo. Fuera de las aves domesticas, pollos, gallinas, pichones, pabos y patos, que abundan aun en los pueblos mas reducidos, se encuentra gran cantidad de tortolas en todos los parages que se cultivan porque estas se mantienen con el maiz y semillas de los arboles y procrean mucho; los viageros se divierten con su cacería aquel tiempo que están de parada en cada pueblo hasta que vuelen á caminar. Pero fuera de estas aves y algunas especies de pajaros pequeños, no hay otras en todo aquel camino ni animales silvestres, dañosos ó reptiles. 60 La providencia de las acequias con que los rios alcanzan á fecundar mas terreno fue obra debida al cuidado é industria de los emperadores ingas y una de las primeras atenciones con que beneficiaban á sus vassallos, enseñandoles por este medio el de enriquecerse con frutos para su subsistencia y regalo. Entre estos rios hay muchos que totalmente quedan secos por la superficie quando cessan las aguas en la serranía, pero otros muchos, como el de Santa, la Barranca, Guaura, el Passamayo y otros, no solo tienen corriente de aguas en todo tiempo pero crecido caudal aun en la mayor esterilidad. 61 Por lo regular, empiezan á tomar agua aquellos rios por los meses de enero ó febrero hasta junio, que es el ibierno de la serranía y, por el contrario, se experimenta verano en Valles; allí llueve, y acá son picantes y vivos los soles y moderados los sures. Desde junio, les empieza á faltar el agua, tanto que por noviembre y diciembre suelen estar en su mayor menguante ó sequedad, y por este tiempo es el ibierno en Valles, en el qual se experimenta en la sierra el temperamento de verano, no alternandose, assi, en tan pequeña distancia tanta variedad de temple.
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CAPITULO II Que trata de quién era Marina y de su matrimonio con Jerónimo de Aguilar Dejando Cortés gran recado de su gente en Cempohuallan, determinó de caminar y venir en demanda de la provincia de Tlaxcalla. Mas como por providencia divina Dios tenía ordenado que esta gentes se convirtiesen a nuestra Santa Fe Católica y que viniesen al verdadero conocimiento de El por instrumento y medio de Marina, será razón hagamos relación de este principio de Marina, que por los naturales fue llamada Malintzin y tenida por diosa en grado superlativo, que ansí se debe entender, por que todas las cosas que acaban en diminutivo es por vía reverencial, y entre los naturales tomado por grado superlativo, como si dijéramos agora "mi muy gran Señor" huelnohueytlatocatzin, y ansí llamaban a Marina de esta manera comúnmente Malintzin. En lo que toca al origen de Malintzin, hay más grandes variedades sobre su nacimiento y de qué tierra era, de lo cual no trataremos sino de algunos pasos y acontecimientos mediante ella, porque los que han escrito de las conquistas de esta tierra habrán tratado largamente de ello; especialmente, Bernal Díaz del Castillo, autor muy antiguo que hablará como testigo de vista copiosamente de esto, pues se halló en todo, como uno de los primeros conquistadores de este Nuevo Mundo, al cual me remito. Notoria cosa es y muy sabida, cómo Malintzin fue una india de mucho ser y valor y buen entendimiento y natural mexicana. La cual fue hurtada de entre sus padres, siendo de buena gracia y parecer, y entregada a unos mercaderes que trataban en toda la costa del Norte, la cual fue llevada de lance en lance hasta Tabasco y Potonchan y Acosamilco. Otros quieren decir que fue hija de un mercader y que éste la llevó consigo por aquellas tierras. Lo cual no satisface a un buen entendimiento, sino que siendo hermosa fue llevada para ser mujer de algún cacique de aquella costa y que fue presentada por algunos mercaderes para tener entrada y seguridad con los caciques de Acosamilco. Y ansí fue, porque, en efecto, la tenía un cacique de aquella tierra cuando la halló Cortés. Como quiera que sea, ello pasó ansí. Otros quieren decir que Marina fue natural de la provincia de Xalisco, de un lugar llamado Huilotla; que fue hija de ricos padres y muy notables y parientes del señor de aquella tierra. Contradícese el ser de aquella tierra de Xalisco, porque aquella nación es de chichimecas y la Marina era de la lengua mexicana, muy discreta y avisada y entre los naturales tenida por muy avisada y por cortesana, y aunque había lengua mexicana y se hablaba en aquella tierra, era tosca y grosera. Dicen, ansimismo, que Marina fue presentada antes en Potonchan con otras veinte mujeres que allí se dieron a Cortés que la trajeron a vender a unos mercaderes mexicanos a Xicalanco, provincia que cae encima de Cohuatzacoalco, apartada de Tabasco. Ella fue natural mexicana, porque sabía la lengua muy despiertamente, por do se arguye que, cuando pasó a aquellas tierras, era ya mujer capaz de dar razón de rey Moctheuzoma y de los enemigos y contrarios que tenía de su gran Imperio y monarquía, y de sus grandes riquezas y tesoros. Estando en este cautiverio, acaeció que por aquellas tierras había arribado a la costa un navío de los que habían venido a descubrir las tierras, que en otros tiempos llamaban de Yucatán, por mandado de Diego Velázquez, gobernador de la isla de Cuba, y de estas naves o de las de Francisco Hernández de Córdoba, quedaron cautivos entre los indios algunos de sus soldados, de los cuales fue uno que se llamó García del Pilar y otro Jerónimo de Aguilar, españoles, a los cuales conoció después. Habiendo pues, quedado cautivo Aguilar en aquella tierra, procuró de servir y agradar en gran manera a su amo ansí en pesquerías como en otros servicios, que los sabía bien hacer que vino a ganar tanto la voluntad, que le dio por mujer a Malintzin. Y como fuese Aguilar tan hábil, tomó la lengua de aquella tierra tan bien y en tan breve tiempo que los propios indios se admiraban al ver como la hablaba. Y fue en tanta manera convertido en indio que se horadó las orejas y narices y se labró y se rayó la cara y carnes como los propios indios. Compelido de la pura necesidad se puso a todo, aunque siempre y a la continua observó su cristiandad y fue cristiano y guardó el conocimiento y observancia de la ley de Dios. Malintzin, compelida de la misma necesidad, tomó la lengua de aquella tierra, tan bien y tan enteramente que marido y mujer se entendían y la hablaban como la suya propia. Y por este artificio el Jerónimo de Aguilar supo y entendió grandes secretos de toda esta tierra y del señorío del gran Moctheuzoma. Y ansí como Cortés llegó con su armada a esta costa, por voluntad divina fue hallado este Jerónimo de Aguilar, el cual salió con gran muchedumbre de canoas al armada de los cristianos, con acuerdo y mando de su amo y de los otros caciques de aquella tierra con una cruz de caña y una banderilla alta, dando grandes voces y diciendo al de la capitana: "¡Cruz! ¡Cruz! ¡Cristo! ¡Cristianos! ¡Sevilla, Sevilla!", a las cuales voces puso grande admiración a los de la armada; mas, llegados al fin de este negocio, se llegaron a las naos, tomando ante todas cosas la fe de Cortés de que no enojaría a los de aquella tierra, antes los tratraría como amigos, porque lo principal que aquellas gentes trataron con Aguilar fue que a sus hermanos no los enojasen, lo cual se hizo ansí y se cumplió. Tornando a nuestro fin y principal intento. Llamada Malintzin para ser instrumento de tanto bien, Hernando Cortés la recibió y trató como a cosa que tanto le importaba, la sirvió y regaló tanto cuanto humanamente se le pudo hacer; y, para que fuese bien tratada, la dio en guarda a Juan Pérez de Arteaga, soldado muy noble de la compañía, que después fue llamado Juan Pérez Malintzin, a diferencia de otros de este nombre de Juan Pérez: Y como la Malintzin no sabía más lengua que la mexicana y la de Vilotla y Cosumel, hablaba con Aguilar y el Aguilar la declaraba en la lengua castellana; de suerte que para interpretar la mexicana, se había de interpretar por la lengua de Vilotla y Cosumel con Aguilar y Aguilar la había de convertir en la nuestra, hasta que la Malintzin vino hablar la nuestra.
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Quiénes fueron el padre y la madre del Almirante, y sus cualidades, y la falsa relación que un cierto Justiniano hace de su ejercicio antes que adquiriese el título de Almirante Dejando ahora la etimología o derivación y significación del nombre del Almirante, y volviendo a las calidades y personas de sus padres, digo que, si bien ellos fueron buenos en virtud, habiendo sido por ocasión de las guerras y parcialidades y pobreza, no hallo qué forma vieron y moraron, aunque el dicho Almirante diga en una carta que su trato y el de sus mayores, fue siempre por mar, y para certificarme mejor, pasando yo por Cuguero, procuré tener información de dos hermanos Colombos que eran los más ricos de aquel lugar, y se decía que eran algo deudos suyos; pero porque el menos viejo pasaba de los cien años, no supieron darme noticia de esto; ni creo que por esta ocasión es de menos gloria a nosotros que procedemos de su sangre; y porque tengo yo por mejor que toda la gloria venga a nosotros de la persona del, que el ir buscando si su padre fue mercader, o si iba a caza con halcones, porque de los tales hubo siempre mil en todo lugar cuya memoria al tercero día entre sus mismos vecinos y deudos se fue de corrida y pereció, sin que se sepa si fueron vivos, y por esto estimo yo que menos me puede ilustrar su lustre y nobleza que la gloria que me viene de un tal padre; y pues por sus claros hechos no tuvo necesidad de riquezas de sus predecesores, las cuales, como también la pobreza, no son ruedas de la virtud, sino de la fortuna, a lo menos, por su alto nombre y valor debía ser, al tratar de su profesión los escritores, quitado fuera de mecánicos y de aquellos que ejercitan artes de manos. Lo cual, empero, queriendo alguno afirmar, fundado sobre lo que escribe un cierto Agustín Justiniano en una crónica suya, digo que yo no me pondré en otra manera a negar esto, pidiendo término y manera para probar con testigos lo contrario, porque así como para claridad y verificación de una cosa que hoy en día no es en memoria de hombres, no hace fe, ni es Evangelio, lo que dello escribe el Justiniano, así como tampoco haría fe que yo dijese haber entendido de mil personas lo contrario; no quiero mostrar su falsedad con las historias de los otros que de D. Cristóbal han escrito, sino con las escrituras y testimonio de este mismo autor, en quien se verifica aquel proverbio que dice que el mentiroso tiene necesidad de memoria, porque si le falta se contradirá a lo que antes dijo y afirmó, como en este caso hizo el Justiniano, diciendo en una su comparación de las cuatro lenguas, sobre el Psalterio, en aquel verso: En toda la tierra salió su sonido, estas palabras: "este Cristóbal Colombo, habiendo sido en sus tiernos años enseñado o aprendido los principios de las letras, después que fue de edad crecida se dio al arte de navegar y se fue a Lisboa en Portugal, donde enseñó la Cosmografía, y allí le fue enseñada de un hermano suyo que hacía cartas de marear; con lo cual y lo que trataba con los que iban a San Jorge de la Mina de Portugal en Africa, y con lo que él había leído en los cosmógrafos, pensó de poder ir a esas partes y tierras que descubrió"; por las cuales palabras es cosa manifiesta que no ejercitó el arte mecánica o de manos, pues dice que empleó la niñez o juventud en estudiar letras, y la mocedad en la navegación y Cosmografía, y su mayor edad en descubrir tierras; de manera que el mismo Justiniano se convence de falso historiador, y se hace conocer por inconsiderado o parcial y maligno compatriota, porque hablando él de una persona señalada y que dio tanta honra a la patria de quien el mismo Justiniano se hizo cronista y escritor de sus historias, aunque los padres del Almirante hubieran sido personas viles, era cosa más honesta que él hablase de su origen con aquellas palabras que otros autores en tal caso usan, diciendo nacido en lugar humilde, o de padres pobres, que poner palabras injuriosas, como él las puso en el dicho Psalterio, repitiéndolas después en su Crónica, llamándole falsamente artesano, que aunque no se hubiera contradicho, la misma razón manifestaba que un hombre el cual en algún arte manual o ministerio hubiese sido ocupado, había de nacer y ocuparse en él para enseñarlo perfectamente, y que no hubiera él andado peregrinando desde su mocedad por tantas tierras, como tampoco habría aprendido tantas letras ni tanta ciencia cuantas sus obras muestran que tuvo, especialmente en las cuatro ciencias más principales que se requieren para hacer lo que él hizo, que son Astrología, Cosmografía, Geometría y Navegación; pero no hay de qué maravillar que el Iustiniano, en este caso, que es culto, se atreva a no decir la verdad, pues en las cosas muy claras de su descubrimiento y navegación, en media hoja de papel que en el dicho Psalterio escribió, puso más de doce mentiras, las cuales tocaré con brevedad, no alargándome en darle respuesta, por no interrumpir el hilo de la historia, pues por el curso della y por lo que otros escriben desto se comprobará la falsedad de lo que él dijo. La primera, pues, es que el Almirante fue a Lisboa a aprender la Cosmografía de un hermano suyo que allí tenia, lo cual es al contrario, porque residía él en la dicha ciudad antes, y enseñó él al hermano lo que supo. La segunda falsedad es que como primero vino él a Castilla, aceptaron los Católicos Reyes Fernando e Isabel su propuesta, después de siete años que por él les fue hecha, huyéndola todos. La tercera falsedad es que él fue a descubrir con dos navíos, lo cual no es así, porque fueron tres carabelas las que él llevó. La cuarta, que la primera isla por él descubierta fue la Española, y no fue sino Guanahani, la cual llamó el Almirante San Salvador. La quinta falsedad es que la misma Isla Española era de canívales, hombres que comían carne humana, y la verdad es que los moradores que allí fueron hallados fue la mejor gente y más llana que en aquellas parte se hallase. La sexta falsedad es que tomó peleando la primera canoa o barca de los indios que vio, y en contrario se halla que no tuvo guerra en aquel primer viaje con indio ninguno, antes tuvo amistad y estuvo en paz con ellos hasta el día de su partida de la Española. La séptima falsedad es que volvió por las islas Canarias, el cual viaje no es propio de la vuelta de aquellos navíos. La octava cosa falsa es que desde aquella Isla despachó un mensajero a los sobredichos Serenísimos Reyes, y es verdad que él, como ya se ha dicho, no se llegó antes a ella, y fue él mismo mensajero. La nona cosa falsamente escrita es que en el segundo viaje volvió él con doce naos, y está claro que fueron 17. Y la décima mentira es que él llegó a la Española en 20 días, el cual espacio de tiempo es brevísimo para llegar a las primeras islas, y no fue a ellas en dos meses, y fue a las otras mucho antes. La undécima, que súbitamente arribó a la Española con dos navíos, cuando sabemos que fueron tres los que él llevó para ir a Cuba desde la Española. La duodécima falsedad escrita de Justiniano es que la Española se diferencia cuatro horas de España, y el Almirante cuenta más de cinco. Y demás desto, para añadir a las doce, la décimotercera dice que el fin occidental de Cuba dista seis horas de la Española, poniendo más camino de la Española a Cuba del que hay de España a la Española. De manera que de la poca diligencia y cuidado que usó en informarse y escribir la verdad de lo que pertenece a estas cosas tan claras, se puede conocer cómo también se haya informado de aquello que tan escondido estaba, y así él mismo se contradice, según se ha visto. Pero dejando esta diferencia aparte, con la cual pienso haber ya cansado a los lectores, diremos solamente que por los muchos errores y falsedad que en la dicha historia y en el Psalterio de Justiniano se hallan, la Señoría de Génova, considerada la falsedad de su escrito, ha puesto pena a aquellos que la tuvieren o leyeren, y con gran diligencia ha enviado a buscarla en todas partes donde se ha enviado, para que por público decreto sea cancelada y extincta; pero yo volveré a nuestro intento principal, concluyendo con decir que el Almirante fue hombre de letras y de grande experiencia, y que no gastó el tiempo en cosas manuales, ni en arte mecánica, como la grandeza y perpetuidad de sus maravillosos hechos lo requerían, y daré fin a este capítulo con lo que él escribió en una carta suya al ama del Príncipe don Juan de Castilla, con tales palabras: "Yo no soy el primer Almirante de mi familia; pónganme, pues, el nombre que quisieren, que al fin David, Rey sapientísimo, fue guarda de ovejas, y después fue hecho Rey de Jerusalem, y yo siervo soy de aquel mesmo Señor que le puso a él en tal estado."
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CAPITULO II Dáse noticia de lo que ocurrió en Quito y tuvo suspensa la conclusion de las observaciones, motivo que repentinamente nos obligó á baxar á Guayaquil, segundo aviso del virrey y viage repetido á Lima 433 Quando llegamos á Quito, nos volvimos á incorporar allí con toda la compañia francesa. M. Godin havia finalizado, mientras estuvimos ausentes, la observacion astronomica por la parte del norte de la meridiana; y aunque M. M. Bouguer y de la Condamine la tenian igualmente concluida, intentaban no obstante repetirla porque estos academicos, celosos de la mayor perfeccion de la obra, cuyo caracter dieron á conocer bastantemente desde los principlos en todas las que se hicieron de otras especies, y lo tenian con particularidad acreditado en las de la maxima obliquidad de la ecliptica, á cuyas observaciones, aunque assistimos nosotros, no pudo dexar de ser con alguna interrupcion por varios accidentes que sobrevinieron, juzgaron por mas acertado el sacrificar algun tiempo á la seguridad de esta que el ausentarse del país, aun quando con razon se les hacia molesta la demora, y no dexar pendiente el escrupulo que causaba un cierto movimiento notado en las estrellas que se observaban y de que se habla en el libro de las Observaciones Astronomicas y Phisicas. A este fin, se dividieron en dos compañias para conocer y determinar mejor con observaciones correspondientes la amplitud del arco; M. Berguin, el qual, despues de concluida la medida geometrica, en la que continuó con un bien distinguido celo é inteligencia las ocupaciones de ir levantando el mapa del país y de reconocer los parages en donde convenia que se situassen los señales, ayudó á la medida de las dos bases que sirvieron de comprobacion, assistiendo para ello á una y otra compañia, y ultimamente se havia incorporado con estos academicos para hacer la observacion astronomica; pero antes que diessen principio á su repeticion, trabajaba N. de la Condamine en la ereccion de dos piramides que debian quedar en los extremos de la base de Yaruquí, sirviendo de monumentos á la posteridad assi por haver sido aquel sitio el fundamento de toda la obra como por las demás circunstancias que en ella ocurrieron, cuya direccion tomó sobre sí el celo y vigilancia de este academico. Proyectabanse con este motivo varias ideas para la inscripcion que se les havia de poner; y como en esto no dexaban de ofrecerse algunas dificultades, era necessario tiempo para allanarlas y quedar todos acordes, lo que por entonces no pudimos totalmente evacuar porque, ocurriendo otros assuntos que no admitian demora, fue forzoso dexarlo suspenso hasta que en España se dispusiesse lo que fuesse del real agrado, como en efecto, despues de nuestra llegada en el año de 1746, el acertado celo y conducta del señor marqués de la Ensenada, á cuya direccion está entre otros el ministerio de las Indias, expidió en nombre de S. M. la orden de la que se havia de poner y guardar, que es la siguiente. 434 Tres meses nos haviamos mantenido en Quito, precisados de la necessidad de dar lugar á que se desembarazasse Mr. Hugot, instrumentarlo de la compañia, de algunas ocupaciones que tenia á la sazon y pudiesse acompañarnos al sitio donde Mr. Godin havia dexado el instrumento, concluida su observacion, para aprontarlo y recorrerlo poniendolo en aptitud de que nos pudiesse servir á terminar la obra por nuestra parte, quando en el 5 de diciembre de 1741, que estabamos yá dispuestos para executarlo dentro de dos á tres dias, se recibió en Quito la sensible noticia de haver sido saqueado el puerto de Paita y convertidolo en cenizas una esquadra inglesa del comando del vice almirante Jorge Anson, la qual despues se confirmó con todos sus circunstancias por las cartas del corregidor y oficiales reales de Piura, que referian como el 24 de noviembre havia entrado en aquel puerto el navio el Centurion, que montaba aquel vice almirante, á las 2 de la mañana; que, haviendo embiado á tierra su lancha con 40 hombres y estando todo el vecindario y los passageros que se hallaban en aquel pueblo entregados á lo mas profundo del sueño, se vieron sorprehendidos con el sobresalto de una inesperada invasion; que, á la primera voz de un negro de que los enemigos tomaban el lugar, llenos de confusion todos y despavoridos con el improviso susto, no havian hecho otra cosa que á toda precipitada diligencia dexar las camas y, sin vestirse ni tomar otra ropa que la poca con que dormian, ponerse en huida para salvar las personas, ignorando si estaban yá ó no en el lugar los que lo sorprehendian, su numero y si era possible ó dificil hacerles resistencia porque á nada dió lugar el repentino pavor que se apoderó de ellos. 435 El contador de Piura, Don Nicolás de Salazar, que se hallaba allí de turno, con mas desahogo que los demás y menos confusion de animo, tomó inmediatamente el pequeño fuerte que guardaba aquella poblacion acompañado unicamente de un negro esclavo suyo, y entre los dos dispararon al parage donde por el ruido de los remos se dexaba comprehender que iba la lancha, dos ó tres cañonazos. Ella suspendió el curso que llevaba, y estos dexaron de continuar el fuego por faltar quien les ayudasse, teniendo yá todo el gentío abandonada la poblacion. Y assi, les fue preciso dexar desamparado el fuerte y ponerse tambien en salvo, lo qual, advertido por los ingleses, prosiguieron el rumbo que llevaban y desembarcaron en la playa, como media legua ó algo mas al norte de la poblacion, á la qual se encaminaron inmediatamente; y hallandola desamparada, tomaron el fuerte, en el qual se estuvieron todo el resto de la noche hasta el dia sin ossar salir de él, recelosos de que estuviessen los nuestros en emboscada, quando estos, para mas seguridad, havian subido á un cerro que está á la falda del de la Silla, mediando entre él y la poblacion; y allí se mantenian, á excepcion de los esclavos, que, auxiliados de la obscuridad y reconociendo que todos los enemigos se hallaban reducidos al fuerte, entraron ossadamente en las casas, sacaron las armas y ropa de sus amos con todo aquello á que les dió lugar el tiempo de la noche, y lo que no pudieron acarrear hasta lo alto del cerro por su peso lo dexaron enterrado entre la arena. 436 Hallabase entonces Paita muy proveida de harinas, frutos y aguardientes, almacenados allí unos para irlos llevando por Piura á la sierra y otros para conducirlos á Panamá, y, además de estos efectos, havia tambien no corta porcion de oro y plata. Salieron del fuerte los ingleses luego que fue muy de dia; y reconociendo el dessamparo, empezaron á entrarse por las casas, que todas son bodegas para almacenar los generos con que se trafica. A pocos passos se encontraron con el botijambre del aguardiente y vino; y como gente que en tanto tiempo no havia tocado el puerto donde rehacerse de lo que las faltaba y que padecia escasez de todo, se entregó a la abundancia con tanta imprudencia que llegaron á embriagarse los mas, y con este desorden dieron lugar á que los mulatos y negros esclavos, viendolos en aquella forma, les perdiessen totalmente el temor antes concebido, y, familiarizados con ellos, bebian juntos los unos interin que por otra parte sacaban otros las petacas de sus amos con crecidas porciones de dinero en oro y lo enterraban en la arena. No obstante, llevaron con la lancha algunos viveres al navio aunque no en gran cantidad porque los que baxaban en ella no se entretenían menos en la bahia que los que guardaban el fuerte y eran yá dueños del lugar. 437 El vecindario y demás gente que permanecia en el cerro, yá faltos de todo y en tal descampado, dirigieron un correo inmediatamente al corregidor de Piura, que lo era entonces Don Juan de Vinatea y Torres, natural de las Canarias, quien con la mayor actividad y celo juntó las milicias de aquella ciudad y, con las que estuvieron prontas, marchó luego acia Paita, distante cosa de 14 leguas de camino muy molesto por la arena y despoblado que lo compone; llegó á las cercanías de los enemigos al tercero á quarto día de haverse estos apoderado de aquel pueblo; y el punto que fueron sentidos y supieron los ingleses por los informes de los negros y mulatos ser las milicias de Piura y que iban á recuperar aquel lugar y disputarlo por las armas, enfurecidos de esta providencia y sin determinarse por entonces á medir las fuerzas para defender lo mismo que con tanta facilidad havian ganado ó, por mejor decir, sorprehendido, empezaron á toda diligencia á embarcar lo que pudieron y con precipitada fuga se volvieron á bordo de su navio, tomando, antes de executarlo, la torpe resolucion de poner fuego á aquellos míseros ranchos, como si en ello consiguiessen algun glorioso tymbre las armas del monarcha ó pudiesse tal accion ser justo espique contra los que marchaban, no yá para recuperar los humildes carrizos de que se componian sino para atacar á los que se havian apoderado del fuerte. Nadie se persuadió á que esta operacion fuesse acordada con su comandante, y despues se supo que sintió mucho el que se huviesse executado. 438 La noticia de este accidente la havia passado el corregidor de Piura al de Guayaquil, adelantandosela con prontitud para que se previniesse á recibir los enemigos si estos intentassen apoderarse de aquella ciudad, como parecia natural por haver sido siempre el blanco de los corsarios quando han pyrateado en aquellos mares. Pusose Guayaquil en el mejor estado de defensa que pudo; y para tenerla mas segura en caso que el armamento contrario fuesse fuerte, de lo qual no se sabia entonces particularidad alguna con fixeza por no haverse visto en Paita mas navio que el que entró, pidió auxilio el corregidor y la ciudad á la Audiencia y presidente, de Quito, los quales, entre otras providencias que dieron con acuerdo, fue la de que se nos advirtiesse en nombre de S.M. baxassemos inmediatamente á aquella ciudad en calidad de comandantes de la tropa con que todos los corregimientos havian de concurrir por compañias y que, reconociendo los parages y terrenos mas ventajosos y los que estaban mas expuestos, providenciassemos lo que fuesse conveniente para la mejor defensa y seguridad de ella. Como un assunto de tal naturaleza no sufria dilaciones y se hacia acreedor á la prontitud y á la diligencia, lo pusimos inmediatamente en execucion y, haviendo salido de Quito el 16 de diciembre, llegamos á Guayaquil el 24 en la noche, haciendo el transito de aquella montaña con imponderable trabajo porque, además de la molestia de los caminos, se aumentaba la maleza con los muchos derrumbos que la fuerza de las aguas, siendo principio del ibierno, havia ocasionado. 439 Reconocido todo lo necessario y dadas aquellas providencias que parecieron mas arregladas en las varias consultas que se presentaron á la junta de guerra de aquella ciudad, por la qual fueron aprobadas, no teniamos yá que hacer en ella, sabiendose con certidumbre que la esquadra enemiga havia passado á Manta, cuyas costas, aunque de la jurisdiccion de aquel corregimiento, están al norte de Guayaquil cosa de 28 leguas y, por consiguiente, á sotavento de este puerto, de donde continuarla acia la costa de Acapulco; y deseando no perder tiempo en nada, se resolvió por la misma junta de guerra, en virtud de una representacion nuestra, que uno de los dos quedasse allí para lo que en adelante se pudiesse ofrecer y el otro volviesse á Quito á concluir las observaciones que faltaban para estar mas desembarazados despues y poder acudir á lo que ocurriesse. Esto assi resuelto, determinamos entre nosotros que Don Jorge Juan se quedasse en Guayaquil y yo volviesse á Quito, en cuya forma se executó; pero antes de passar adelante, será bien dar noticia de los progresos de la esquadra enemiga en aquellos mares segun informaron los prisioneros que pusieron en tierra en Manta. 440 Esta esquadra entró en el mar del sur sumamente maltratada y dividida y, assi, tomó el puerto de la isla de Juan Fernandez, que llaman de Tierra, unos despues de otros hasta el numero de quatro embarcaciones de 50 y 60 cañones, que eran el Centurion y el Gloshister, una fragata de 26 á 30 y otra embarcacion menor. Amarraron todos los navios pegados á tierra, y la gente, que, sobre ser muy poca, estaba toda enferma, baxó á ella, y, formando rancherías, hicieron una poblacion muy capaz con enfermerías para curarse. Por el mes de junio fue su entrada en aquel puerto; y luego que se vieron con suficiente numero de gente sana para armar la fragata, la despacharon á que hiciesse el corso en aquellas cercanías, en donde, por ser la derrota comun de los navios que van del Callao á las costas de Chile, tomaron dos ó tres de ellos, y, entre estos, uno nombrado el Aranzazu, que era de los mayor buque que navegaban de marchantes en aquel mar, todos bien interessados. Aunque se murió mucha gente de la esquadra en aquella isla, luego que estuvo convalecida la que quedó y que havian carenado sus navios, echaron á pique la embarcacion menor y, despues de algun tiempo, la fragata; y armando con la artilleria y pertrechos de la primera el Aranzazu, determinaron hacerse á la vela para dar principio á las hostilidades que llevaban proyectadas y, poniendolas en practica, apresaron en todo hasta el numero de siete ó nueve embarcaciones y, cerca de Paita, entre las islas de Lobos, un barco costeño muy interessado; tomaron y quemaron este puerto y, con su estrago, pusieron fin á ellas en aquellas partes porque, haviendose instruido el comandante inglés el poco tiempo que se necessitaba para que llegasse á Guayaquil la noticia y que havia havido el suficiente para ello, no quiso proseguir la idea de entrar en él, persuadido á que no podria conseguir su intento, y efectivamente huviera encontrado mas resistencia de la que se prometia. 441 Luego que, saliendo de Paita, se pusieron por la latitud de la costa de Manta, dieron libertad á los prisioneros que havian cogido en las embarcaciones, poniendolos en una lancha para que se fuessen á tierra y quedandose con los navios como 10 á12 leguas mar afuera, pero no lo hicieron con los marineros, negros y mulatos porque, como tenian poca tripulacion propia, los llevaron á su bordo hasta que resolvieron continuar acia las Philipinas; con cuyo designio, continuaron la derrota para la costa de Nueva España con el animo de apresar la nao que vá de aquellas islas, la qual debia salir de Acapulco en todo enero. No lograron entonces su idea porque el virrey de Mexico, con los avisos que el del Perú dió á todos los puertos de aquellas costas y los que con anticipacion havian passado á Panamá de Guayaquil y Atacamas en embarcaciones despachadas para este fin, los tenia prevenidos y suspensa por aquel año la salida de la nao hasta otro tiempo; lo qual observado por los enemigos, pusieron fuego al Aranzazu, como lo havian hecho con las demás presas, y continuaron su viage á las Philipinas, en donde se mantuvieron hasta que, volviendose la nao de Acapulco, quando yá pareció que no tendria tanto riesgo, la encontraron cerca de Manila y lograron el apresarla. 442 Volviendo ahora á tomar el hilo de la narracion interrumpida, salí yo de Guayaquil el dia 5 de enero de 1742, que era yá la sazon mas cruda y contraria del año para hacer aquel camino, y con efecto lo experimentó assi en los varios accidentes que me sobrevinieron, pues, al vadear los rios, en uno, arrastrando la corriente, las primeras dos mulas que entraron las llevó rio abaxo hasta perderse la una, que conducía la petaca de mi ropa, y la otra, con un indio que servia de guia á aquella, pudo escapar á nado, y el indio salvar la vida asido á la cola de ella, en cuya forma fue á tomar tierra cosa de un quarto de legua mas abaxo de donde la arrebató la corriente. A correspondencia de esto, fue no menos penoso el camino por la cuesta pues, para andar una distancia de media legua con corta diferencia, fue preciso gastar un dia desde las 7 de la mañana hasta las 4 de la tarde porque cada passo que se daba, aunque iban á la ligera los vagages, venia á ser una caida, y, para hacerlas levantar, era necessario mucho rato, llegando al fin tan fatigados y faltos de fuerzas que se caian aun quando estaban parados. Vencidas las fragosidades de aquella montaña, llegué á Quito el 19 del mismo mes; y apenas huye entrado en la ciudad, quando su presidente me hizo sabidor de havernos despachado tres dias antes un pliego del virrey en que nos llamaba á Lima con toda celeridad y le encargaba en particular con el mayor encarecimiento diesse las providencias necessarias á fin de que nuestro viage á aquella capital no se retardase nada; con esta novedad, sin mas descanso ni detencion que la muy precisa para proveerme de lo necessario, volví á ponerme en camino el dia 22 del mismo mes y, transitando tercera vez por aquella molesta montaña, passé á Guayaquil, desde donde con Don Jorge Juan continuamos el viage y entramos en Lima el 26 de febrero, caminando dia y noche sin cessar porque en todos los pueblos havia la pronta prevencion de vagages á fin de que no huviera motivo que pudiesse detenernos. A este tiempo, havia salido yá del Callao una esquadra de 4 navios de guerra que despachó el virrey á Panamá con socorro para aquella plaza y havia llegado esta á tomar noticia de los navios enemigos al puerto de Paita el 12 de febrero porque llevaba orden de atacarlos caso de poderlos encontrar en su derrota, pero no se logró este intento porque, segun queda yá dicho, se havian dirigido á la costa de Acapulco. 443 El virrey, satisfecho de nuestra prontitud en el viage, continuó en confiarnos de nuevo otros encargos hasta que fue tiempo de emplearnos en el mando de dos fragatas que tenia dispuesto fuessen á Chile para guardar aquellas costas y las islas de Juan Fernandez por si acaso entraban otros navios de enemigos con el designio de aumentar el numero de los primeros y sus fuerzas, pues, aunque el vice almirante Anson descubrió sus intentos á los prisioneros y estos los havian divulgado, no se podia dar entero credito á noticias esparcidas por el mismo enemigo, que se hacen sospechosas en la facilidad de no haverlas recatado, á que se agregaba el recelo de que, faltando por entrar á aquel mar algunos de los que componian al principio su esquadra, podian lograrlo tal vez con nueva tentativa que hiciessen para ello. 444 El gefe de la esquadra, Don Joseph Pizarro, no pudo conseguir el passo al mar del sur tampoco en este año, aunque lo intentó con el navio el Asia, unico que estuvo pronto para poder navegar, estorvandosele el haver desarbolado de uno de sus palos principales, cuyo accidente le precisó á volver á arribar á Buenos Ayres, y casi yá á la entrada de aquel rio desarboló del otro, todos los quales contratiempos obligaban al virrey á no dexar desamparadas las costas de Chile como puerta que era por donde havian de passar los que entrassen á infestar los mares del Perú.
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CAPÍTULO II Que el cielo es redondo por todas partes, y se mueve en torno de sí mismo Mas viniendo a nuestro propósito, no hay duda sino que lo que el Aristóteles y los demás peripatéticos, juntamente con los estoicos sintieron cuanto a ser el cielo todo de figura redonda y moverse circularmente y en torno, es puntualmente tanta verdad, que la vemos con nuestros ojos los que vivimos en el Pirú, harto más manifiesta por la experiencia de lo que nos pudiera ser por cualquiera razón y demostración filosófica. Porque para saber que el cielo es todo redondo y que ciñe y rodea por todas partes la tierra, y no poner duda en ello, basta mirar desde este hemisferio aquella parte y región del cielo que da vuelta a la tierra, la cual los antiguos jamás vieron. Basta haber visto y notado ambos a dos polos, en que el cielo se revuelve como en sus quicios; digo el polo Ártico y Septentrional que ven los de Europa y este otro Antártico o Austral (del que duda Augustino) cuando pasada la Línea Equinocial trocamos el Norte con el Sur acá en el Pirú. Basta finalmente haber corrido navegando más de sesenta grados de Norte a Sur, cuarenta de la una banda de la Línea, y veinte y tres de la otra banda, dejando por agora el testimonio de otros que han navegado en mucha más altura y llegado a cuasi sesenta grados al Sur. ¿Quién dirá que la nao Victoria, digna cierto de perpetua memoria, no ganó la victoria y triunfo de la redondez del mundo, y no menos de aquel tan vano vacío y caos infinito que ponían los otros filósofos debajo de la tierra, pues dio vuelta al mundo y rodeó la inmensidad del gran Océano? ¿A quién no le parecerá que con este hecho mostró que toda la grandeza de la tierra por mayor que se pinte, está sujeta a los pies de un hombre, pues la pudo medir? Así que sin duda es el cielo de redonda y perfecta figura, y la tierra, abrazándose con el agua, hacen un globo o bola cabal, que resulta de los dos elementos, y tiene sus términos y límites, su redondez y grandeza, lo cual se puede bastantemente probar y demostrar por razones de filosofía y de astrología, y dejando aparte aquellas sutiles que se alegan comúnmente de que al cuerpo más perfecto (cual es el cielo) se le debe la más perfecta figura, que sin duda es la redonda; de que el movimiento circular no puede ser igual y firme si hace esquina en alguna parte, y se tuerce como es forzoso; si el sol y luna y estrellas no dan vuelta redonda al mundo. Mas dejando esto aparte, como digo, paréceme a mí que sola la Luna debe bastar en este caso como testigo fiel en el cielo, pues entonces solamente se escurece y padece eclipse cuando acaece ponérsele la redondez de la tierra ex diámetro entre ella y el sol, y así estorbar el paso a los rayos del sol; lo cual cierto no podría ser si no estuviese la tierra en medio del mundo rodeada de todas partes de los orbes celestes, aunque tampoco ha faltado quien ponga duda si el resplandor de la luna se le comunica de la luz del sol. Mas ya esto es demasiado dudar, pues no se puede hallar otra causa razonable de los eclipses y de los llenos y cuartos de luna, sino la comunicación del resplandor del sol. También si lo miramos, veremos que la noche ninguna otra cosa es sino la escuridad causada de la sombra de la tierra, por pasársele el sol a otra banda. Pues si el sol no pasa por la otra parte de la tierra sino que al tiempo de ponerse se torna haciendo esquina y torciendo, lo cual forzoso ha de conceder el que dice que el cielo no es redondo, sino que como un plato cubre la haz de la tierra, síguese claramente que no podrá hacer la diferencia que vemos de los días y noches que en unas regiones del mundo son luengos y breves a sus tiempos y en otras son perpetuamente iguales. Lo que el santo doctor Augustino escribe en los libros de Genesi ad litteram, que se pueden salvar bien todas las oposiciones y conversiones, y elevaciones y caimientos, y cualesquier otros aspectos y dispusiciones de los planetas y estrellas, con que entendamos que se mueven ellas estándose el cielo mismo quedo y sin moverse, bien fácil se me hace a mí de entenderlo y se le hará a cualquiera como haya licencia de fingir lo que se nos antojare. Porque si ponemos por caso, que cada estrella y planeta es un cuerpo por sí, y que la menea y lleva un ángel al modo que llevó a Abacuh a Babilonia, ¿quién será tan ciego que no vea que todas las diversidades que parecen de aspectos en los planetas y estrellas, podrán proceder de la diversidad del moviento que el que las mueve voluntariamente les da? Empero no da lugar la buena razón, a que el espacio y región por donde se fingen andar o volar las estrellas, deje de ser elemental y corruptible, pues se divide y aparta cuando ellas pasan, que cierto no pasan por vacuo; y si la región en que las estrellas y planetas se mueven es corruptible, también ciertamente lo han de ser ellas de su naturaleza, y por el consiguiente se han de mudar y alterar, y en fin acabar. Porque naturalmente lo contenido no es más durable que su continente. Decir pues, que aquellos cuerpos celestes son corruptibles, ni viene con lo que la Escritura dice en el Salmo, que los hizo Dios para siempre, ni aun tampoco dice bien con el orden y conservación de este universo. Digo más, que para confirmar esta verdad de que los mismos cielos son los que se mueven, y en ellos las estrellas andan en torno, podemos alegar con los ojos, pues vemos manifiestamente que no sólo se mueven las estrellas, sino partes y regiones enteras del cielo; no hablo sólo de las partes lúcidas y resplandecientes, como es la que llaman Vía Láctea, que nuestro vulgar dice Camino de Santiago, sino mucho más digo esto por otras partes oscuras y negras que hay en el cielo. Porque realmente vemos en él unas como manchas que son muy notables, las cuales jamás me acuerdo haber echado de ver en el cielo cuando estaba en Europa y acá en este otro hemisferio las he visto muy manifiestas. Son estas manchas de color y forma que la parte de la luna eclipsada, y parécensele en aquella negrura y sombrío. Andan pegadas a las mismas estrellas y siempre de un mismo tenor y tamaño, como con experiencia clarísima lo hemos advertido y mirado. A alguno por ventura le parecerá cosa nueva y preguntará de qué pueda proceder tal género de manchas en el cielo. Yo cierto no alcanzo hasta agora más de pensar que como la galaxia o Vía Láctea, dicen los filósofos que resulta de ser partes del cielo más densas y opacas, y que por eso reciben más luz, así también por el contrario hay otras partes muy raras y muy diáfanas o transparentes, y como reciben menos luz, parecen partes más negras. Sea esta o no sea esta la causa (que causa cierta no puedo afirmarla), a lo menos en el hecho que haya las dichas manchas en el cielo, y que sin discrepar se menean con el mismo compás que las estrellas, es experiencia certísima y de propósito muchas veces considerada. Infiérese de todo lo dicho, que sin duda ninguna los cielos encierran en sí de todas partes la tierra, moviéndose siempre alderredor de ella, sin que haya para qué poner esto más en cuestión.
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CAPITULO II Reflexiones sobre el viage por el cabo de Hornos, noticia de las corrientes y vientos que son regulares en esta travesía, de los tiempos que en ella se experimentan y de las variaciones de la aguja que se observan desde La Concepcion hasta la isla de Fernando de Noroña 649 Desde que se pusieron las fragatas á hacer camino al oeste por la latitud de la isla hasta que estuvieron norte sur con ella, se navegaron 5 grados 4 minutos y medio; no obstante, todos los mas que haviamos llevado cálculo de la derrota ó punto, segun llaman los pilotos, nos considerabamos al occidente de ella pero nos hacía creer no ser cierto la variacion que se observaba en la aguja, por la qual, conocimos que las embarcaciones estaban mucho mas al oriente que lo que nosotros las congeturabamos, siendo la causa lo mucho que las corrientes tiran para aquella parte, pues, segun los varios derroteros franceses que se hallaban á bordo de la Deliberanza, todos convenian en esto, y algunos referian que, al tiempo de aterrar, se havian hallado con el navio mas de 300 leguas al oriente de lo que lo consideraban por su cálculo; con todo, yo no quise en todo el viage hacer correccion á la derrota por este particular, llevado de dos motivos: el primero, de poder conocer á lo ultimo la cantidad de que las aguas nos llevaban para aquella parte, y el segundo, de no cometer un nuevo error haciendo una correccion de aquellos que las han encontrado tan violentas, otros no han halado ningunas; esto ultimo experimentaron las mismas tres fragatas á la ida, quando entraron en la mar del sur; y segun me informó el capitan de la Deliberanza, no haviendo hecho caso de las corrientes quando passó el cabo por los 62 grados de latitud, convino bien su punto con el aterrage y á otros varios franceses ha sucedido lo mismo; por el contrario, algunos han experimentado que, creyendose en el mar del sur, segun el parage donde por su punto consideraban la embarcacion, han governado al nordeste y, no encontrando la tierra dentro de aquellos terminos regulares, llegaron á conocer que no havian passado el cabo y, volviendo la derrota para el oeste, lo han confirmado con la costa del Brasil ó de Buenos Ayres. 650 la una de la tarde, el dia 21 de mayo estabamos norte sur con la isla de Fernando de Noroña y tres quartas de legua distantes de ella por la parte del norte, y allí, segun mi cálculo, se hallaba la fragata en 29 grados 56 minutos al oriente de la Concepcion pero, arreglandose á la moderna carta francesa, corregida y hecha segun las observaciones con que los academicos de las Ciencias han determinado las longitudes de todos los parages del mundo, se halla oriental esta isla respeto de la Concepcion 42 grados 32 minutos y medio; y siendo la diferencia entre lo concluido por mi derrota y la verdadera longitud de la isla 12 grados 36 minutos y medio, es esta la cantidad de que las aguas llevaron con su insensible curso la fragata al oriente mas de lo que el impulso del viento la hacía navegar para aquella parte. 651 El dia 15 de mayo, antes que se empezara á governar al oeste, se havia hablado con la fragata la Marquesa de Antin, y su capitan dixo que aquel dia se hallaba, por su cálculo, al oriente del meridiano de la Concepcion 45 grados 19 minutos; con que, aquel se hacía mas oriental de 10 grados 44 minutos y, assi, solo tendria de diferencia, cuando llegó á la isla, cosa de dos grados, de cuya cantidad se llevaron para el este las aguas mas de lo que él havia hecho juicio. El capitan de la Deliberanza estaba el mismo dia 15 al oriente del propio meridiano de la Concepcion 39 grados 15 minutos, esto es, 4 grados 56 minutos mas que yo, y, assi, quando llegó el meridiano de la isla, se hallaria por su punta 7 grados 40 minutos mas occidental que la fragata; los demás sugetos que llevaban diario en la Deliberanza experimentaron igual variedad en sus puntos porque los de unos se acercaban al mio, y estos eran los que aquellos que no emplearon equacion en los cálculos por el efecto de las corrientes, y otros se aproximaban á el de el capitan de la Marquesa de Antin, y fueron los que no omitieron la equacion, pero todos se hallaron á el occidente de la isla al tiempo de aterrar, unos mas que otros, á proporcion de lo que se estendieron en el juicio de lo que las aguas corrian acia el oriente. 652 La diferencia que hay entre el punto que dió el capitán de la Marquesa de Antin, que fue de los que dieron mas camino á las embarcaciones acia el oriente, y el mio procede de que, haviendo conocido por las observaciones de variacion hallarse las fragatas mucho mas adelantadas de lo que por la derrota se inferia, empezó á hacer correccion en ellas, aumentando el camino para aquella parte de la cantidad que consideraba que le podian llevar las aguas, segun lo relacionaban los diarios de otros viages que tenia; pero como corriessen mas que lo que él consideró, quedó siempre su embarcacion mas á el oriente que lo que determinaba por su cálculo. El capitán del Luis Erasmo tuvo casi la misma diferencia que el de la Marquesa de Antin porque empleó la propia equacion, uno y otro fundados, como yá dixe, en la diferencia de las variaciones, que era bien sensible entre la observada y la que establecian los derroteros. 653 La mucha variedad con que se experimentan las corrientes en la navegacion por el cabo de Hornos, siendo unas veces grandes, otras no tan violentas y, en ocasiones, casi ningunas, me hace ser del sentir que no es conveniente hacer caso de ellas para corregir la derrota porque, no haviendo certidumbre de su cantidad, es exponerse á cometer un yerro voluntario; y respecto de que por las variaciones se conoce á diferencia de dos ó tres grados lo que la embarcacion se halla mas al oriente que lo que se determine por el punto y que, aunque se emplee equacion en este, nunca se puede tener á menor diferencia el conocimiento del lugar en que se halla la embarcacion, es totalmente inutil la correccion y suficiente para la seguridad, lo que se infiere por la observacion de la variacion; digo que á dos ó tres grados de diferencia se puede saber el lugar del navio porque será contingencia y no acierto de la correccion el que á el tiempo de aterrar convenga el punto con mas exactitud, pues la diferencia de un grado ó de dos en las variaciones, que es un error inevitable en ellas, puede en las longitudes producir el de tres ó quatro grados y exceder de este, segun el parage en donde se está. Todos los que se hallaban en las tres fragatas quedaron occidentales respeto de ellas, no obstante haver empleado equacion por el efecto de las corrientes, y entre unos y otros fueron las diferencias tan sensibles como se ha visto; esto provino de la misma incertidumbre de los derroteros que cada uno tenia porque, haviendo experimentado los unos mas violencias en las aguas que los otros, los que siguieron á aquellos hicieron mayor la equacion que los que se atuvieron á estos ultimos, y, assi, no pudo haver conformidad en los puntos; siendo, pues, como se ha dicho, tanta la incertidumbre de las corrientes y variando igualmente los diarios de estos viages en su cantidad, no hay mayor seguridad siguiendo á unos que á otros ni menos desacierto sería el arrimarlos todos que el servirse con ciega confianza de aquel que se tiene por mejor; por esta razon, siempre son no solamente buenos sino importantes y necessarias sus noticias para que el que hiciera aquella navegacion no ignore el curso que en ocasiones se experimenta y está advertido de la variedad que hay en él. 654 Contribuye á la poca seguridad del conocimiento verdadero de estas corrientes el haver sido aquella navegacion poco frequentada y menos, que por todas las naciones maritimas, por la nuestra, pues, aunque por los años de 1716 de este siglo passaron muchos navios franceses á aquellos mares, no fueron bastantes todos sus viages para determinar este punto y establecer los tiempos en que las corrientes son mas vivos, los en que corren con mayor lentitud y, á correspondencia de esto, arreglarlas segun las alturas por donde se hace la derrota para montar aquel cabo, lo qual pende unicamente de a grande experiencia y repeticion de viages, que son los que enteramente deciden esta dificultad; por esto mismo, conviene que los que lo executan no hagan correccion á las corrientes en su derrota porque, llevando arreglada á la verdadera medida la corredera, como lo iba la nuestra á 47 pies y un tercio, y examinadas las ampolletas del medio minuto, será corto el yerro que tendrá toda la derrota por razon del cálculo, y á una pequeña diferencia se conocerá la cantidad que se ha navegado insensiblemente por el efecto de las corrientes, sacandolo de la diferencia que se hallare al tiempo de aterrar, la qual será un passo adelantado para su conocimiento. 655 Yá que no es possible determinar por ahora ni la cantidad de las corrientes ni los tiempos de ellas, podremos, á lo menos, dar por segura una de sus circunstancias, y es que siempre que se experimentan son para el este, y no hay exemplar de haver sucedido lo contrario en ninguna ocasion, esto es, que se dirijan para la parte del oeste, á menos que se vaya muy cerca de tierra porque en su inmediacion hace el mar varias rebesas; y componiendose la Tierra del Fuego de muchas islas que forman otros tantos canales, sucede que, segun su disposicion y positura, llevan el curso las aguas, y á pequeñas distancias se ven encontradas sus corrientes. 656 En el viage que hizo Don Jorge Juan y se insertará despues, se vé que, haviendo hecho la travesía del cabo á muy poca diferencia por la misma latitud que nosotros, aunque un mes posterior, no solo experimentó otros tiempos y vientos sino que no halló corrientes algunas, cuya annotacion confirma lo mismo que se ha dicho en este particular. 657 Aunque los vientos que allí reynan sean por lo regular oestes, sudoestes y de aquellas partes, suele suceder tal vez que vienten de la del este; y assi lo experimentamos desde los 57 grados hasta los 58 y despues, volviendo á menos latitud, en tres ó quatro dias, pero no por esto dexa de ser raro, por lo que los navios que intentassen passar al mar del sur se han de atener á los noroestes, oes noroestes y á los otros intermedios hasta el sudoeste, que son en todas sazones allí los generales. A los primeros, sirviendose de su oportunidad para tomar la altura necessaria, que siempre es preciso sea de los 60 grados para arribar á fin de que, en virando de bordo con el viento sudoeste, haya mar suficiente donde llevarlo sin la contingencia de que, por escasear el viento, sea preciso al cabo de algunos dias tener que volver á aumentar la altura disminuida, faena poco ó nada agradable por lo penoso en todos tiempos de aquella nac3vegacion, assi á causa de los temporales que son comunes quanto de las mares con que hay que batallar y de lo rígido del clima, pues yá se ha visto que en lo mas fuerte del verano todo era nieve y granizo y, á correspondencia, el frio; y aunque quando estuvimos en los 58 y 58 grados huvo dias en que la mar estuvo bonancible, nunca faltó la mar de leva del sudoeste y oeste muy gruessa y levantada, lo que era de bastante incomodidad para la gente y de trabajo para las fragatas; assi, aunque no viente con excesso, siempre se alborota el mar mucho, rompe con elevadas olas, y se acrecienta el desasosiego de la embarcacion, tal vez lidiando con dos ó tres mares distintas. 658 Desde nuestra salida de la Concepcion hasta el dia 17 de febrero, que nos hallamos en 45 grados 17 minutos de latitud, convino siempre á unas diferencias muy cortas yá en defecto ó por excesso la latitud concluida por la derrota con la observada, pero desde este dia en adelante fue siempre mayor esta ultima que la primera, como se verá por la serie de las siguientes. Desde el dia 15 al 17, la latitud observada excedió á la de la derrota en 18 minutos; del 17 al 20, en 32 minutos; del 20 al 23, en 37 y medio; del 23 al 27, en 33 minutos; del 27 al 2 de marzo, en 43 minutos; del 2 de marzo al 6, en 20 minutos y medio; entonces, me consideraba al oriente de la Concepcion 12 grados 6 minutos, y era la latitud 56 grados 44 minutos; desde este parage volvieron á concordar con una pequeña diferencia, en la qual unas veces era mayor la latitud observada que la de la derrota y otras veces menor, pues del dia 6 al 7 de marzo huvo 4 minutos y medio y, á este respeto, sin exceder de 5 á 6 al cabo de 3 ó 4 dias que se passaban sin observar. Assi, parece sin duda que desde aquella altura de 45 grados y 17 minutos empezaron á correr las aguas para el sur; y, como despues que faltó la tierra, á quien seguian, se dirigieron al este, no era facil ni aun possible el poderlas conocer, pero parece no puede caber dificultad en que las huvo y que fueron violentas en esta ocasion porque todas aquellas aguas que corrian para el sur era natural que se encaminassen al este, luego que no hallaron tierras que se lo embarazassen, y mas propio esto que no el que tomassen curso acia la parte del oeste, que era por donde ventaba. 659 El dia 30 de marzo, estando en 34 grados 27 minutos de latitud austral y, por mi congetura, al oriente del meridiano de la Concepcion 32 grados 47 minutos, se volvieron á experimentar corrientes que, segun toda apariencia, se inclinaban al sueste porque siempre excedian las latitudes observadas á las que se concluian por la derrota en 10 y 11 minutos diariamente, pero desde el dia 21 de abril, que estuvimos en 25 grados 9 minutos de latitud y al oriente de la Concepcion, por mi cálculo, 36 grados 15 minutos, volvieron á estar acordes y assi permanecieron hasta que llegamos á la isla de Fernando de Noroña. 660 El conocimiento de las variaciones, como ya se apuntó, nos dió á entender desde que estabamos en el meridiano del cabo de Hornos que las aguas llevaban á las fragatas para el este por la diferencia que se encontraba entre las que se observaban y las que señalaban los derroteros de otros viages correspondientes al sitio donde nos congeturabamos, y estas mismas pueden servir de govierno para los que hicieren aquel viage; pero como no podrian ser tan utiles si las diesse arregladas á la longitud concluida por mi cálculo de la derrota, por no ser la verdadera en que se hacía la observacion, las he corregido en el modo que explicaré. 661 Assegurado yá por lo que antes queda dicho sobre las corrientes que desde los 45 grados de latitud austral empezaron á hacer efecto y que hasta la altura de 56 á 57 grados llevaron su curso para el sueste, que desde esta continuaron directamente al oeste hasta que estuvieron las embarcaciones en 34 grados 27 minutos de latitud y al oriente de la Concepcion 52 grados 47 minutos y que desde este parage volvieron al sueste y se mantuvieron assi hasta los 25 grados 9 minutos de latitud, en que me hallaba en 36 grados 15 minutos mas oriental que la Concepcion, desde cuyo sitio no huvo algunas, será necessario distribuir los 12 grados 36 minutos y medio que al fin del viage estuvo mas oriental la fragata que mi punto en todas las derrotas diarias con la proporcion que corresponde desde que se empezaron áconocer hasta que cessaron, atendiendo tambien á su cantidad en aquellos parages en que eran mas sensibles por la diferencia de latitud, y, asi, se tendrá el verdadero lugar adonde corresponde la variacion con una diferencia muy corta. 662 Como estas observaciones ó fueron hechas al tiempo de salir ó al de ponerse el sol, y la derrota diaria no se reducia hasta el medio dia, segun el methodo que se sigue regularmente en la navegacion, de aqui nace que entre la longitud determinada aquel dia y la en que estaba la embarcacion, quando se hizo la observacion para conocer la variacion, hay diferencia, y, tal vez, de un grado ó mas; por esto, he tenido cuidado, tanto en las que seguirán como en las que quedan dadas en otros libros, de determinar la longitud y la latitud para aquella hora en que se observó. 663 Para los nauticos que no ignoran las regulares precauciones de una poco frequentada navegacion, será suficiente advertir aqui que en aquella travesía se han de suponer expuestos á experimentar mares muy alborotados, golpes de viento continuos y cerrazones que es necessario velar mucho, tanto de noche como en los dias nebulosos, para evitar los yelos que, desatandose de tierra, forman unas corpulentas islas y, flotando sobre las aguas, van conducidos del viento hasta mas altura que la de 64 grados y suelen repentinamente encontrarse desde los 55 en adelante. Por lo regular, en la salida del ibierno se hallan mas cerca de tierra que en el verano; en esta sazon, empezando á desunirse de la tierra, se van poco á poco apartando de ella, y, como la continuacion del temperamento frio no les dá lugar á que se derritan totalmente, siempre existen en las latitudes de 60 grados adelante; el navio el Hector, que passó tambien con registro desde Cadiz al mar del sur, estuvo para perderse en uno de estos, y otros muchos han estado bien cerca de igual peligro. 664 Assi, por el riesgo de estos yelos como por la molestia de las rebesas que hacen las aguas, no conviene acercarse de la tierra al tiempo de montar el cabo viniendo de la mar del sur, y mucho mas porque hay algunas evientes islas que están apartadas de la costa y llegan hasta los 56 grados y mas adelante alguna cosa, las quales son en todo tiempo peligrosas, tanto por la dificultad de no poder determinar con certidumbre el parage en que se halla la embarcacion á causa de las corrientes quanto porque, siendo allí la neblina tan comun y espesa, todo el dia es noche, y esta de tanta obscuridad que no se perciben los que están á la proa por los que se hallan en la popa; para evitar, pues, tales riesgos, siempre es lo mas acertado hacer la derrota á la venida para Europa entre los 58 y 60 grados. 665 Para el viage de ida, es preciso tomar mas latitud, esto es, de los 60 á los 63 ó 64 grados, segun los vientos lo proporcionaren, y navegar al oeste 60 ó 80 leguas mas de aquello que pareciere necessario por el punto para que, en caso de haver havido corrientes, se compensen con esta distancia y no se dexe de montar el cabo y aprovechar el viage. Esta distancia, que se ha de navegar para el oeste, despues de considerarse por el cálculo de la derrota montado el cabo, se ha de proporcionar al tiempo que se huviere batallado para conseguirlo; y con respeto á los vientos que se experimentaren, haciendo un juicio prudente de uno y otro, pero en todo caso es mas acertado que el navio tenga que desandar 100 leguas al este para descubrir las costas del mar del sur, que el que le falte una para ponerse á barlovento de aquella tierra porque, para grangear esta lengua, tendrá que volver á emprender el viage tomando altura nuevamente y, para desandar aquellas, siempre encontrará vientos favorables con que hacerlo; en el capitulo donde se trata de la carta del mar del sur, me dilataré algo mas, especificando los parages de la costa en donde se han de hacer las recaladas passando el mar del sur y la precaucion que se debe tener en ello.
contexto
En que se cuenta quién fue el cacique de Guatavita y quién fue el de Bogotá, y cuál de los dos tenía la monarquía de este Reino, y quién tenía la de Tunja y su partido. Cuéntase asimismo el orden y estilo que tenían de nombrar caciques o reyes, y de dónde se originó este nombre engañoso del Dorado En todo lo descubierto de estas indias occidentales o Nuevo Mundo, ni entre sus naturales, naciones y moradores, no se ha hallado ninguno que supiese leer ni escribir, ni aun tuviese letras o caracteres con qué poderse entender, de donde podemos decir que donde faltan letras faltan cronistas; y faltando esto falta la memoria de lo pasado. Si no es que por relaciones pase de unos a otros, hace la conclusión a mi propósito para probar mi intento. Entre dos cabezas o príncipes estuvo la monarquía de este Reino, si se permite darle este nombre: Guatavita en la jurisdicción de Santa Fe, y Ramiriquí en la jurisdicción de Tunja. Llámolos príncipes, porque eran conocidos por estos nombres: porque en diciendo Guatavita era lo propio que decir el rey; aquello para los naturales, lo otro para los españoles; y la misma razón corría en el Ramiriquí de Tunja. Entendido este fundamento, primero hago la derivación por qué en estas dos cabezas principales había otras con títulos de caciques, que hoy conservan y es lo más común, unos con sobrenombres de ubzaques, a quien pertenece el nombre de duques; otros se llamaban guayques, que es lo propio que decimos condes o marqueses; y los unos y los otros muy respetados de sus vasallos, y con igual jurisdicción en administrar justicia, en cuanto con su entendimiento la alcanzaban, aunque el hurto fue siempre castigado por ellos y otros de éstos, que adelante trataré algo de ellos. Guatavita que, como tengo dicho, era el rey, no tenía más que una ley de justicia, y ésta escrita con sangre, como las de Dracón, porque el delito que se cometía se pagaba con la muerte, en tanto grado, que si dentro de su palacio o cercado algún indio ponía los ojos con afición a alguna de sus mujeres, que tenía muchas, al punto y sin más información, el indio y la india morían por ello. Tenían a sus vasallos tan sujetos, que si alguno quería cobijarse alguna manta diferente de las demás, no lo podía hacer sin licencia del señor pagándolo muy bien, y que el propio señor se la había de cobijar. Discurra el curioso en los trajes presentes, si se guardara esta ley, dónde fuéramos a parar. Pasaba más adelante esta sujeción, que ningún indio pudiese matar venado ni comerlo sin licencia del señor, y era esto con tan rigor, que aunque los venados que había en aquellos tiempos, que andaban en manadas como si fueran ovejas, y les comían sus labranzas y sustentos, no tenían ellos licencia de matarlos y comellos si no se la daban sus caciques. En ser viciosos y tener muchas mujeres y cometer grandes incestos, sin reservar hijas y madres, en conclusión bárbaros, sin ley ni conocimiento de Dios, porque sólo adoraban al demonio y a éste tenían por maestro, de donde se podía muy claro conocer qué tales serían sus discípulos. Y volviendo a Guatavita, en quien dejé el señorío, digo que tenía por su teniente y capitán general para lo tocante a la guerra a Bogotá, con título de Cacique Ubzaque, el cual siempre que se ofrecía alguna guerra con panches o culimas, sus vecinos, acudía a ella por razón de su oficio. Paréceme que algún curioso me apunta con el dedo y me pregunta que de dónde supe estas antigüedades; pues tengo dicho que entre estos naturales no hubo quien escribiese, ni cronistas. Respondo presto, por no detener en esto, que nací en esta ciudad de Santa Fe, y al tiempo que escribo esto me hallo en edad de setenta años, que los cumplo la noche que estoy escribiendo este capítulo, y que son los 25 de abril del día del señor de San Marcos, del dicho año de 1636. Mis padres fueron de los primeros conquistadores y pobladores de este Nuevo Reino. Fue mi padre soldado de Pedro Ursúa, aquel a quien Lope de Aguirre mató después en el Marañon, aunque no se halló con él en este Reino, sino mucho antes, en las jornadas de Tairona, Valle de Upar y Río del Hacha, Pamplona y otras partes. Yo en mi mocedad, pasé de este Reino a los de Castilla, a donde estuve seis años. Volví a él y he corrido mucha parte de él, y entre los muchos amigos que tuve, fue uno don Juan, Cacique y señor de Guatavita, sobrino de aquel que hallaron los conquistadores en la silla al tiempo que conquistaron este Reino; el cual sucedió luego a su tío y me contó estas antigüedades y las siguientes. Díjome que al tiempo que los españoles entraron por Vélez al descubrimiento de este Reino y su conquista, él estaba en el ayuno para la sucesión del señorío de su tío; porque entre ellos heredaban los sobrinos hijos de hermana, y se guarda esta costumbre hasta hoy día; y que cuando entró en este ayuno ya él conocía mujeres; el cual ayuno y ceremonias eran como se sigue. Era costumbre entre estos naturales, que el que había de ser sucesor y heredero del señorío o cacicazgo de su tío, a quien heredaba, había de ayunar seis años, metido en una cueva que tenían dedicada y señalada para esto, y que en todo ese tiempo no había de tener parte con mujeres, no comer carne, sal, ni ají, y otras cosas que les vedaban; y entre ellas que durante el ayuno no habían de ver el sol; sólo de noche tenían licencia para salir de la cueva y ver la luna y estrellas y recogerse antes que el sol los viese; y cumplido este ayuno y ceremonias se metían en posesión del cacicazgo o señorío, y la primera jornada que habían de hacer era ir a la gran laguna de Guatavita a ofrecer y sacrificar al demonio, que tenían por su dios y señor. La ceremonia que en esto había era que en aquella laguna se hacía una gran balsa de juncos, aderezábanla y adornábanla todo lo más vistoso que podían; metían en ella cuatro braseros encendidos en que desde luego quemaban mucho moque, que es el sahumerio de estos naturales, y trementina con otros muchos y diversos perfumes. Estaba a este tiempo toda la laguna en redondo, con ser muy grande y hondable de tal manera que puede navegar en ella un navío de alto bordo; la cual estaba toda coronada de infinidad de indios e indias, con mucha plumería, chagualas y coronas de oro, con infinitos fuegos a la redonda, y luego que en la balsa comenzaba el sahumerio, lo encedían en tierra, en tal manera, que el humo impedía la luz del día. A este tiempo desnudaban al heredero en carnes vivas y lo untaban con una tierra pegajosa y lo espolvoreaban con oro en polvo y molido de tal manera que iba cubierto todo de este metal. Metíanle en la balsa, en la cual iba parado, y a los pies le ponían un gran montón de oro y esmeraldas para que ofreciese a su dios. Entraban con él en la balsa cuatro caciques, los más principales, sus sujetos muy aderezados de plumería, coronas de oro, brazales y chagualas y orejeras de oro, también desnudos, y cada cual llevaba su ofrecimiento. En partiendo la balsa de tierra comenzaban los instrumentos, cornetas, fotutos y otros instrumentos, y con esto una gran vocería que atronaba montes y valles, y duraba hasta que la balsa llegaba a el medio de la láguna, de donde, con una bandera, se hacía señal para el silencio. Hacía el indio dorado su ofrecimiento echando todo el oro que llevaba a los pies en el medio de la laguna, y los demás caciques que iban con él y le acompañaban, hacían lo propio; lo cual acabado, abatían la bandera, que en todo el tiempo que gastaban en el ofrecimiento la tenían levantada, y partiendo la balsa a tierra comenzaba la grita, gaitas y fotutos con muy largos corros de bailes y danzas a su modo; con la cual ceremonia recibían al nuevo electo y quedaba reconocido por señor príncipe. De esta ceremonia se tomó aquel nombre tan celebrado del Dorado, que tantas vidas ha costado, y haciendas. En el Pirú fue donde sonó primero este nombre Dorado, y fue el caso que habiendo ganado a Quito, donde Sebastián de Benalcázar andando en aquellas guerras o conquistas tocó con un indio de este reino de los de Bogotá, el cual le dijo que cuando querían en su tierra hacer su rey, lo llevaba a una laguna muy grande, y allí lo doraban todo, o le cubrían de oro, y con muchas fiestas lo hacían rey. De aquí vino a decir el don Sebastián: "vamos a buscar este indio dorado". De aquí corrió la voz a Castilla y a las demás partes de Indias, y a Benalcázar le movió venirlo a buscar, como vino, y se halló en esta conquista y fundación de esta ciudad, como más largo lo cuenta el padre fray Pedro Simón en la quinta parte de sus Noticias Historiales, donde se podrá ver; y con esto vamos a las guerras civiles de este Reino, que habían entre sus naturales, y de dónde se originaron, lo cual diré con la brevedad posible porque me dan voces los conquistadores de él, en ver que los dejé en las lomas de Vélez, guiados por el indio que llevaba los dos panes de sal, adonde podrán descansar un poco mientras cuento la guerra que hubo entre Guatavita y Bogotá, que pasó como se verá en el siguiente capítulo.