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Ya que no tuvo tiempo suficiente de realizar el Desayuno sobre la hierba, Monet envió al Salón de 1866 dos cuadros: el Camino de Chailly y este retrato de Camille con traje verde. La modelo ya era una vieja conocida del pintor, a pesar de sus 19 años, -había posado para el Desayuno y también para otros retratos como Camille con un perrito- y entre ambos había algo más que amistad. La joven lleva un vestido de tafetán a rayas verdes y negras y una chaqueta de terciopelo hasta la cintura. La modelo está medio de espalda, girando la cabeza, sin dirigir su mirada hacia el espectador, estableciendo cierta sensación de coquetería en su gesto. Camille recorta su esbelta silueta ante un fondo neutro que aporta mayor volumetría y crea el efecto de movimiento con la larga cola del vestido, dando la impresión de que se escapa a nuestra vista. Las influencias de Courbet y Manet se dejan apreciar en este trabajo, tanto en el colorido claro-oscuro como en la forma de aplicar el óleo sobre el lienzo. A pesar de su nefasta ubicación en el Salón, contó con una buena crítica, especialmente por la calidad del vestido. Zola será uno de los más interesados en esta pintura, considerándola un ejemplo de la vida moderna. Gracias a este éxito en el Salón, Monet consiguió vender algunos cuadros pero no pudo sufragar sus deudas, huyendo de sus acreedores a un pueblecito cercano a París llamado Ville d´Abray.
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En 1865 Monet ya conocía a Camille Léonie Doncieux, protagonista del Desayuno sobre la hierba y de los Caminantes. Su relación se fue estrechando hasta convertirse en amantes y nacer dos hijos de esa relación que posteriormente se institucionalizó al contraer matrimonio en 1870. Las dos familias rechazaron desde el primer momento esta pareja por lo que cortaron las subvenciones económicas de ambos, pasando momentos de verdadera necesidad. Camille aparece en este intimista retrato con un perrillo en sus brazos, recortando su perfil ante un fondo neutro que resalta su gesto entristecido, posiblemente por el rechazo familiar ante el primer embarazo del que nacerá Jean. La figura recibe un potente foco de luz procedente de la derecha que resalta su atuendo, realizado con menor frescura que el perrillo donde se aprecia la factura rápida y deshecha. Esta manera de retratar recuerda al realismo de Courbet, siendo superado en el retrato de Camille con traje verde.
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La felicidad ha llegado a la familia Monet durante la estancia en Argenteuil y el pintor emplea en numerosas ocasiones a los miembros de su familia como protagonistas de sus lienzos. Así surgen obras tan atractivas como Lectora, La capa roja, Jean Monet en su caballo-triciclo o esta bella imagen protagonizada una vez más por Camille, la joven esposa de Monet. Ante la figura de la mujer encontramos tres tiestos con abundantes y coloridas flores, creando una sinfonía de color de gran belleza que contrasta con las paredes y el fondo de la casa, de tonalidades más austeras. La figura de Camille asomada a la ventana se envuelve en una atmósfera que diluye los contornos, creando esa sensación de aire gracias a la iluminación empleada, luz que apenas crea sombras pero resalta la variedad tonal del conjunto. Las pinceladas son tremendamente rápidas y empastadas, como si cada una de las hojas estuviera obtenida con un toque de pincel para que nuestra vista organice el puzzle de colores que el artista plasma en el lienzo. Siguiendo las teorías de Delacroix, Monet emplea los colores complementarios y las sombras coloreadas, poniendo claramente las bases del Impresionismo, movimiento del que Claude se convertirá en su máximo representante.
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Después de una larga convalecencia, Camille Monet fallece el 5 de septiembre de 1879 en Vétheuil. Su relación con el pintor se remonta a 1864, contrayendo matrimonio en 1870, aunque ya tenían un hijo llamado Jean. Monet no pudo evitar realizar un último retrato de su querida esposa y modelo en el lecho de muerte. La obra se convierte en un concierto de colores malvas en el que el rostro de Camille casi pasa desapercibido. De esta manera, se demuestra cómo el artista no se puede abstraer de su atracción hacia el color, siguiendo las pautas del Impresionismo, ni aun cuando el modelo es su esposa muerta.
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En este retrato observamos el aspecto travieso del pequeño que parecía ocultar cuando estaba vestido de escolar. Camille nos mira con un gesto de niño malo, ocultando su cabeza por una amplia gorra azul que contrasta con el amarillo del fondo. Sus inmensos ojos azules y la finura de su rostro son el centro de atención, eliminando detalles superfluos para no despistarnos del motivo principal: la expresión del modelo. La pincelada empleada por Vincent se aleja de la planitud de los trabajos influidos por Gauguin, mostrando ahora su textura como suele ser habitual en las obras de Arles: diversos toques de color organizando la composición, dejando al dibujo en un lugar secundario. La perspectiva ligeramente alzada empleada recuerda a Degas.
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Uno de los hijos de Joseph Roulin, el cartero con el que frecuentemente charlaba Van Gogh en las tardes estivales durante su estancia en Arles, será el protagonista de este retrato vestido de escolar, con su característica bata azul. Se apoya sobre una silla y evita la mirada del pintor, en un gesto de timidez. El fondo es plano, siguiendo a Gauguin y a la estampa japonesa, demostrando su fuerte influencia en algunos aspectos sobre la pintura de Vincent. Las vivas tonalidades empleadas son la nota característica del maestro, aplicando la pintura con una soltura digna de elogio.
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El contacto de Monet y Renoir en Argenteuil servirá para que el primero introduzca la figura en sus paisajes, dotando a las imágenes de mayor intimidad al tratarse generalmente de miembros de su familia. Serán numerosas las escenas protagonizadas por Camille y Jean en el jardín apreciándose variaciones cromáticas y lumínicas ya que Monet estaba interesado especialmente en captar los cambios experimentados por objeto al aplicarle diferentes iluminaciones como ocurre en la serie de la catedral de Rouen o los Nenúfares. En esta ocasión contemplamos un admirable contraste de luz-sombra entre las zonas derecha e izquierda, respectivamente, de la composición. Las dos figuras quedan en una amplia zona ensombrecida donde las tonalidades son resaltadas mientras que la potente luz solar se "come" el color de la hierba del jardín. Así en la zona de la derecha los contornos están mucho más diluidos y la sensación atmosférica es mayor, interesándose el maestro por representar la luz tomada directamente del natural. Las figuras están trabajadas con delicadeza, especialmente el rostro de Camille y su gesto -en contraste con Camille Monet en la ventana-, saliendo de la vegetación con fuerza mientras que Jean parece integrarse más adecuadamente en la naturaleza. La pincelada es tremendamente suelta, apreciándose los diferentes toques del pincel y contemplándose la materia pictórica sin dificultad. Atracción hacia el color, la luz y las atmósferas; pincelada rápida y empastada; sombras coloreadas; y colores complementarios -en sintonía con las teorías de Delacroix- serán las características que definen el Impresionismo y que este trabajo de Monet presenta en todo su esplendor.