Se trata de las mayores termas jamás construidas con una superficie de 380 por 370 metros. Era un edificio destinado a la higiene corporal y contaba con los siguientes espacios: frigidarium (baños de agua fría), natatio (piscina), tepidarium (baños de temperatura tibia), laconicum (sauna), caldarium (piscinas de agua caliente), apodyterium (vestíbulo). De entre las termas imperiales las más destacadas además de estas son las de Trajano y las de Caracalla. Miguel Angel convirtió estos baños en la Basílica de Nuestra Señora de los Angeles.
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obra
Este baño de Jaén, ubicado en el actual Palacio de Villardompardo y recientemente restaurado, sirve como ejemplo de los que del resto de al-Andalus se conservan; su acceso se producía por la zona de la parte inferior y posteriormente fue utilizado como tenería.
lugar
Esta villa de historia milenaria está ubicada en las proximidades del pantano del río Rumblar, en plena Sierra Morena. En su término municipal se han hallado pinturas rupestres neolíticas. Los yacimientos de cobre y bronce serán el motor económico de la zona desde época fenicia. Durante la dominación romana de la Península se explotarán las minas de plata, decayendo de manera conjunta la explotación y el dominio romano. En época medieval se inicia el desarrollo de la agricultura, convirtiendo la zona en un auténtico vergel. Buri al-Hamma será una de las poblaciones más importantes de la región, destacando su castillo, que le da nombre. En 1147 Alfonso VII conquistó la villa temporalmente, cambiando de bando hasta que en 1225 Fernando III la ocupe de manera definitiva. En Plena Edad Media, Baños va a ser uno de los escenarios de las luchas entre la nobleza feudal y la Corona, reflejado en el enfrentamiento entre el condestable Iranzo y los maestres de las órdenes de Santiago y Calatrava. En los últimos años del siglo XVII se produce una nueva etapa de esplendor en la villa, gracias a la intensificación de la agricultura y de la ganadería. A finales de la siguiente centuria, el territorio de Baños es reducido al crearse las nuevas poblaciones de Sierra Morena -Guarromán, La Carolina, Santa Elena-. Las zonas comunales desparecerán con las desamortizaciones del siglo XIX. En 1931 el castillo fue declarado Monumento Nacional y en 1969 la población recibió la declaración de Conjunto Histórico Artístico.
obra
La isla de la Grenouillère, junto al Sena y cercana a Bougival, era uno de los lugares favoritos por la burguesía parisina para disfrutar de su ocio, dando paseos en barca, bañándose o comiendo en el restaurante. Monet y Renoir se dedicaron a pintar la zona, colocando su caballete en la isla y captando directamente del natural la luz y los colores. Los especialistas consideran estos trabajos como el principio del Impresionismo, especialmente al emplear una pincelada que descompone el objeto en manchas, motas y rayas -como si de un puzzle se tratara- que nuestra visión recompone. Monet renunciará a la descripción detallista de los objetos y personas, empleando toques rápidos de pincel, interesándose en los efectos de la luz y el color. Estas novedosas características se ponen de manifiesto en este trabajo donde las barcas de primer plano nos conducen a la zona del embarcadero y al soleado río, donde la luz arranca reflejos que diluyen contornos y resaltan tonalidades. Las figurillas y las hojas están tratadas a base de pequeños trazos, de la misma manera que el movimiento y los reflejos en el agua. El entorno natural será el principal protagonista de la composición, integrando a las figuras humanas mientras que su amigo Renoir se interesará por el efecto contrario. Una de estas escenas de la isla de La Grenouillère será enviada por Monet al Salón de marzo de 1870, siendo rechazados por lo que el maestro sufrió una gran decepción.
monumento
Las ciudades musulmanas han estado llenas de baños públicos (hamman), de los que sólo unos treinta se conservan de mala manera en la Península Ibérica; su uso vino dictado, además de las más obvias necesidades higiénicas y el contacto social en un medio relajado, por la obligación de la ablución mayor, imprescindible para la oración del viernes. Por falta absoluta de costumbre, en los primeros momentos se les consideró actividad ilícita, lo cierto es que desde el siglo VII (Basora, 665) se documentan y bien pronto se consideró que un edificio que permitía la purificación ritual debiera ser promovido como labor meritoria. Los primeros baños responden a las disposiciones normales en los privados de época cristiana; los baños, de los que hay varios ejemplos bastante bien conservados, están conformados por una sucesión de pequeñas cámaras abovedadas, que, por sistemas alojados en el subsuelo y las paredes, gozaban de temperaturas crecientes y en cuyas exedras laterales, absidadas casi siempre, existían alberquillas para la inmersión y las abluciones. Este esquema duró mucho tiempo; lo más chocante de los baños de esta primera época es su contigüidad con salas de recepción y no con las mezquitas, como hubiera sido lo lógico dada su excusa ritual. En el XI los baños sufrieron un cambio importante, consistente en la introducción de una sala mayor, cuya planta es la de un patio con tres o cuatro danzas de arcos, en el que tanto las galerías como el mismo patio se cubrieron con bóvedas esquifadas, que siempre muestran los típicos lucernarios estrellados; no parece, por tanto, que esta sala sea un espacio frío, para actividades previas o un espacio a modo de vestuario, sino un bayt al-wastani, el tepidarium romano. Otra alteración consistió en la adopción de plantas compactas, próximas al cuadrado, para conservar mejor el calor. Este baño de Jaén, ubicado en el actual Palacio de Villardompardo y recientemente restaurado, sirve como ejemplo de los que del resto de al-Andalus se conservan; su acceso se producía por la zona de la parte inferior y posteriormente fue utilizado como tenería.
obra
La ciudad de Ronda contó con un importante arrabal en época andalusí. En este arrabal viejo se encontraban unos importantes baños que fueron restaurados de manera acertada en los años cincuenta del siglo XX, apreciándose las diversas salas.
obra
Las ciudades musulmanas estuvieron llenas de baños públicos (hamman), de los que sólo unos treinta se conservan de mala manera en la Península Ibérica; su uso vino dictado, además de las más obvias necesidades higiénicas y el contacto social en un medio relajado, por la obligación de la ablución mayor, imprescindible para la oración del viernes. Estas ruinas que contemplamos corresponden a los baños del alcázar cordobés, decorados con importantes yeserías de épocas posteriores a su construcción, en tiempos de los califas.