Compañera de El barreño y Mujer bañándose, en esta escena Degas muestra a una mujer madura saliendo de la cama y preparándose para el baño matutino. Al fondo de la estancia, su lecho todavía está sin hacer y en la zona baja de la izquierda se observa el barreño donde tomará su baño. La mujer está iluminada por un foco de luz procedente de la derecha - posiblemente las primeras luces de la mañana - que marca las líneas de su cuerpo. Muestra sin pudor su abultado estómago, sus poderosas piernas y su amplia espalda, como si quisiera contraponer la imagen de la juventud con la edad madura, sin eximir de belleza a ninguna de las figuras. Cuando el espectador observa estas imágenes no puede evitar la sensación de estar espiando a las mujeres, detrás de una cortina o por el ojo de una cerradura. Esta muestra de intimidad provocó críticas hacia la serie, tachándose al pintor de misógino por ofrecer a las mujeres "como objetos de desprecio y odio" según un crítico del momento. Más bien nos inclinamos a pensar todo lo contrario, que Degas admiraba a la mujer y todas las estampas de esta serie son un delicado homenaje a ella. Enfrentado con sus compañeros impresionistas por el empleo del dibujo, Degas hace una excelente muestra de su capacidad como dibujante, dejando en un segundo plano el color. Por eso le interesa más la silueta de la mujer que las tonalidades de alrededor, para las que recurre al contraste entre claros y oscuros que tanto empleaba su gran amigo Manet. El uso de las sombras coloreadas refleja la integración de Degas en el grupo impresionista, con los que discrepaba no obstante en algunos aspectos.
Busqueda de contenidos
obra
La estancia de Frederick Leighton en París e Italia motivaron su interés hacia el clasicismo y el Renacimiento. Tras su establecimiento en Londres en 1860 ejerció una influencia en el ambiente artístico oficial. Las clases aristocráticas de la Inglaterra victoriana adoptaron la grandeza de Roma como referencia, modelo de imperio y de grandeza cultural y económica. La literatura, la escultura, la arquitectura y la pintura recuperaron las formas romanas como bien podemos observar en este baño de Psyche. La diosa desnuda recuerda a las estatuas clásicas mientras que la estancia donde se desarrolla la acción es un baño romano, especialmente las columnas del fondo, para dotar de mayor autenticidad a la imagen. La sensualidad de la figura se intensifica con los paños caídos junto a la diosa y la postura que presenta, realzando su cuerpo gracias a la luz dorada que envuelve todo el conjunto. El exquisito dibujo es otra de las características que define la obra de Frederick Leighton.
obra
Las escenas de bañistas serán frecuentes en la pintura del norte de Europa, más interesados por los asuntos cotidianos que sus contemporáneos del sur. Bock el viejo nos presenta una típica escena de la vida cotidiana, abandonando la temática mitológica a la hora de mostrar figuras desnudas, tanto masculinas como femeninas. Desconocemos si tras este friso de cuerpos encontramos algún significado alegórico vinculado con los pecados capitales, relacionándose si así fuera con las pinturas de El Bosco. Las anatomías de los diferentes personajes muestran la dependencia de Cranach y Durero, los grandes creadores del Renacimiento alemán, incorporando en el fondo un atractivo paisaje lo que hace la composición más creible.
obra
En respuesta al sorprendente Baño masculino, Durero grabó sobre planchas de madera este Baño femenino. Con ambas xilografías Alberto Durero resumía lo aprendido en los novedosos círculos venecianos que acababa de visitar. Si en el Baño masculino predomina la línea y el cuerpo humano, en este caso es la construcción del espacio y la existencia de una atmósfera palpable lo que nos llama la atención. mejor construida que su homónimo masculino, este Baño representa una traducción de los logros de la pintura al grabado, que carece de colores y gradaciones.Durero hace gala del dominio de las dos estéticas, la italiana y la alemana, con su desnudo de espaldas, clasicista como el Desnudo femenino de espaldas que realizó en 1495; y el desnudo más realista, más humano, con defectos como la joven de pie que agita hierbas aromáticas o la impresionante mujer madura sentada de perfil que es la respuesta al bebedor de cerveza del baño masculino.
obra
Durero se había quedado impresionado durante su visita a Italia por los avances de los pintores venecianos, que basaban su concepción del mundo en la relación que existía entre el hombre y la naturaleza, básicamente a través de la proporción. Durero se impregnó de sus teorías y trató de llevar a la práctica lo que había conocido sobre perspectiva y canon anatómico. Cuando llegó a su ciudad, Nüremberg, quiso demostrar lo que había aprendido y la modernidad de su estilo, frente al flamenquismo imperante en su país. Así, hizo esta xilografía en la que mostraba el interior de unos baños masculinos. Esto le permitía aludir por un lado a la cultura clásica de los baños romanos y las termas, donde se hacía ejercicio, se hablaba de política y literatura y se escuchaba música. Por otro lado, le proporcionaba la excusa perfecta para representar diferentes desnudos masculinos, poco frecuentes en el arte de su país.Los personajes tienen diferentes posturas para poder realizar estudios variados de los músculos, las articulaciones, los escorzos, etc. De igual modo, pone en relación el cuerpo humano con el endeble porche de madera que forma el baño, relacionando al hombre con la columna que sostiene toda la arquitectura.Al fondo, un hermoso paisaje nórdico puede relacionarse con el mismo paisaje que contemplamos en un grabado muy diferente, el del San Juan del Apocalipsis, terminado el mismo año que este Baño masculino.
obra
Una de las vertientes más atractivas de la producción de Gérôme son sus obras inspiradas en las costumbres orientales, donde se impone lo sensual y lo exótico. Los baños turcos, los harenes y las esclavas son un recurso frecuente como aquí podemos observar. La influencia de Ingres es evidente en la figura de la bañista, recordando a la Bañista de Valpinçon o el Baño turco. Sin embargo, Gérôme aporta mayor detallismo en los elementos que acompañan a las figuras: los azulejos, las telas, la palangana que sostiene la esclava, la narguile del fondo, la piscina de primer plano cuya transparente agua permite contemplar la decoración del fondo, ... El preciosismo, por lo tanto, es la característica principal de esta escena de gran sensualidad que tendrá mucha aceptación en su tiempo.
obra
El tema eterno de Ingres, el cuerpo femenino desnudo, se nos muestra de nuevo en este cuadro como único motivo, repetido como eco en los cuerpos de las veinticuatro mujeres que aparecen en la escena. Parece ser que el artista tomó como fuente el relato de una dama del siglo XVIII, Lady Montagu, esposa del embajador inglés en Constantinopla, que visitó en dicha ciudad un baño femenino. Sus descripciones hablan de doscientas mujeres desnudas entregadas al placer ocioso de cuidar sus cuerpos. Ingres transcribió los pasajes más sensuales desde muy temprano y los mantuvo en sus cuadernos de notas.El tondo muestra una visión casi clandestina, como la de un espectador que penetra en la intimidad del baño a través de un agujero en la pared. Entre las mujeres encontramos a algunas viejas conocidas de la pintura de Ingres: la bañista de espaldas es la eterna Bañista de Valpinçon, la Bañista de medio cuerpo, la Pequeña Bañista, con su tocado rayado como la Fornarina de Rafael. La joven rubia echada a su derecha es la monstruosa Mujer de tres brazos, pero también la Mujer Dormida, la Odalisca con Esclava... Todas las figuras son la misma, repetida incansablemente por el anciano Ingres en su último cuadro dedicado al desnudo.