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monumento
Junto con la iglesia de la Anunciación, los baños andalusíes son el monumento más importante de la localidad granadina de Cogollos Vega. Declarados Bien de Interés Cultural, se trata de un conjunto enclavado dentro de dos viviendas, lo que ha favorecido su buena conservación. El conjunto se data entre los siglos XII y XIV. Los baños, realizados peculiarmente en piedra, presentan tres naves, de las cuales la de entrada es menor en altura y anchura. La tipología estructural responde a la que es típica de los baños andalusíes, tomada del mundo romano: tres salas dedicadas al agua fría (bayt al-barid), templada (bayt al-wastini) y caliente (bayt al-sajun). Además de la piedra, también se empleó el ladrillo como material constructivo, con el que se formaron las bóvedas. Las naves están cubiertas con bóvedas esquifadas con lumbreras octogonales, aunque en el vestíbulo de acceso (bayt al-maslaj) se empleó una bóveda de cañón.
obra
Estos baños de época árabe situados en el Campo Santo de los Mártires se sitúan junto al alcázar omeya desgraciadamente desaparecido. Construidos en época califal, fueron reutilizados por almorávides y almohades. El conjunto está constituido por un núcleo de cuatro estancias abovedadas alrededor de las cuales se hallan diversas salas abiertas.
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Las ciudades musulmanas han estado llenas de baños públicos (hamman), de los que sólo unos treinta se conservan de mala manera en la Península Ibérica; su uso vino dictado, además de las más obvias necesidades higiénicas y el contacto social en un medio relajado, por la obligación de la ablución mayor, imprescindible para la oración del viernes. Por falta absoluta de costumbre, en los primeros momentos se les consideró actividad ilícita, lo cierto es que desde el siglo VII (Basora, 665) se documentan y bien pronto se consideró que un edificio que permitía la purificación ritual debiera ser promovido como labor meritoria. Los primeros baños responden a las disposiciones normales en los privados de época cristiana; los baños, de los que hay varios ejemplos bastante bien conservados, están conformados por una sucesión de pequeñas cámaras abovedadas, que, por sistemas alojados en el subsuelo y las paredes, gozaban de temperaturas crecientes y en cuyas exedras laterales, absidadas casi siempre, existían alberquillas para la inmersión y las abluciones. Este esquema duró mucho tiempo; lo más chocante de los baños de esta primera época es su contigüidad con salas de recepción y no con las mezquitas, como hubiera sido lo lógico dada su excusa ritual. En el XI los baños sufrieron un cambio importante, consistente en la introducción de una sala mayor, cuya planta es la de un patio con tres o cuatro danzas de arcos, en el que tanto las galerías como el mismo patio se cubrieron con bóvedas esquifadas, que siempre muestran los típicos lucernarios estrellados; no parece, por tanto, que esta sala sea un espacio frío, para actividades previas o un espacio a modo de vestuario, sino un bayt al-wastani, el tepidarium romano. Otra alteración consistió en la adopción de plantas compactas, próximas al cuadrado, para conservar mejor el calor. Este baño de Jaén, ubicado en el actual Palacio de Villardompardo y recientemente restaurado, sirve como ejemplo de los que del resto de al-Andalus se conservan; su acceso se producía por la zona de la parte inferior y posteriormente fue utilizado como tenería.
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Junto al río Tajo se encuentran los restos de los baños de Tenerías, construidos en el siglo X. Presentan las características habituales de los baños musulmanes, con varias salas cubiertas con cúpulas.
monumento
Todos los barrios de las grandes urbes andalusíes poseían varios baños -hammam-. En la época de máximo esplendor de Córdoba, entre los siglos X y XI, existían novecientos baños dentro de la ciudad. La mayoría fueron abandonados poco a poco tras la Reconquista, la toma de Granada por los Reyes Católicos y la expulsión de los moriscos en 1492. Poco después, los cristianos, que siempre vieron en ellos lugares de perversión, acabaron prohibiéndolos para evitar la seducción de los cuerpos desnudos y las reuniones clandestinas en su interior, debido a su carácter político.
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Era un edificio destinado a la higiene corporal y contaba con los siguientes espacios: frigidarium (baños de agua fría), natatio (piscina), tepidarium (baños de temperatura tibia), laconicum (sauna), caldarium (piscinas de agua caliente), apodyterium (vestíbulo).