Baños de Villardompardo en Jaén
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Datos principales
Fecha
Siglo XI
Autor
AUTOR ANONIMO,Anonymous artist
Lugar
Localización
Jaén
Localización
Desarrollo
Las ciudades musulmanas han estado llenas de baños públicos (hamman), de los que sólo unos treinta se conservan de mala manera en la Península Ibérica; su uso vino dictado, además de las más obvias necesidades higiénicas y el contacto social en un medio relajado, por la obligación de la ablución mayor, imprescindible para la oración del viernes. Por falta absoluta de costumbre, en los primeros momentos se les consideró actividad ilícita, lo cierto es que desde el siglo VII (Basora, 665) se documentan y bien pronto se consideró que un edificio que permitía la purificación ritual debiera ser promovido como labor meritoria. Los primeros baños responden a las disposiciones normales en los privados de época cristiana; los baños, de los que hay varios ejemplos bastante bien conservados, están conformados por una sucesión de pequeñas cámaras abovedadas, que, por sistemas alojados en el subsuelo y las paredes, gozaban de temperaturas crecientes y en cuyas exedras laterales, absidadas casi siempre, existían alberquillas para la inmersión y las abluciones. Este esquema duró mucho tiempo; lo más chocante de los baños de esta primera época es su contigüidad con salas de recepción y no con las mezquitas, como hubiera sido lo lógico dada su excusa ritual. En el XI los baños sufrieron un cambio importante, consistente en la introducción de una sala mayor, cuya planta es la de un patio con tres o cuatro danzas de arcos, en el que tanto las galerías como el mismo patio se cubrieron con bóvedas esquifadas, que siempre muestran los típicos lucernarios estrellados; no parece, por tanto, que esta sala sea un espacio frío, para actividades previas o un espacio a modo de vestuario, sino un bayt al-wastani, el tepidarium romano. Otra alteración consistió en la adopción de plantas compactas, próximas al cuadrado, para conservar mejor el calor. Este baño de Jaén, ubicado en el actual Palacio de Villardompardo y recientemente restaurado, sirve como ejemplo de los que del resto de al-Andalus se conservan; su acceso se producía por la zona de la parte inferior y posteriormente fue utilizado como tenería.