Los restos de los baños árabes han aparecido en época reciente, ocultos entre varias viviendas de la Plaza del Baño, en las cercanías de la iglesia parroquial de la Asunción. Los restos de los baños datan de los siglos XIII - XV, de época andalusí, siguiendo la tipología de naves paralelas de la época zirí. Hoy sólo se conservan la sala templada y la caliente, mientras que la fría y los vestuarios han desaparecido. Se trata de dos salas, de unos 5 m. de longitud por 3 m. de anchura, cuyas paredes están construidas con sillares de piedra procedentes de la propia localidad, destacando la bóveda de ladrillo de una de las salas. A través de un arco escarzano se da paso a la sala caliente, donde se conserva una bóveda de medio cañón. Frente a la sala caliente se pueden ver los restos de una pila de inmersión y, a su lado, restos de una chimenea para eliminar el humo procedente del horno. Los baños árabes se abastecían del agua procedente de la acequia de Aydanadamar.
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Los hábitos higiénicos propios del mundo romano generan en las ciudades hispanas la construcción de conjuntos termales públicos. Las termas se organizaban en torno a las clásicas tres piscinas: frigidarium, de agua fría, tepidarium, templada y caldarium, caliente. Los baños romanos eran populares centros de reunión. En ellos, los habitantes de las ciudades disponían de tiendas, bibliotecas, jardines y palestras, destinadas a los ejercicios gimnásticos. Los ciudadanos adinerados pasaban allí buena parte de su tiempo, que empleaban en charlar, entretenerse con juegos de mesa, o hacer ejercicios con pesas y balones medicinales. También los pobres asistían a los baños públicos, pues la entrada no resultaba cara, siendo incluso gratuita para los niños. Los ricos eran asistidos por esclavos o por empleados de los baños. En general, los bañistas eran gente ruidosa que cantaba, gritaba o gruñía con los golpes de los masajistas. El baño romano resultaba todo un ceremonial. Los bañistas pasaban por tres o cuatro clases de baños, según fuera con agua caliente, fría, se realizara en seco o se utilizara vapor. Pasadas estas fases, se volvía al frigidarium, la piscina de agua fría. En los baños no se utilizaba el jabón. En su lugar los bañistas se untaban la piel con aceite, siendo muy apreciado en todo el Imperio el procedente de Hispania. Pero los baños eran también el lugar favorito para las relaciones sexuales, ofreciendo sus servicios tanto hombres como mujeres.
lugar
Asentamiento neolítico ubicado cerca del río (Zhuan), en el N de China. Presenta una ocupación aproximada entre los años 4000 y 3000 a.C., siendo un yacimiento tipo de la cultura Yangshao del Neolítico Temprano. El poblado tiene una superficie de 5 ha. y está rodeado por un foso. Algunas estructuras son silos, mientras que fueron levantadas también viviendas de planta rectangular y circular. Varias casas fueron semiexcavadas, con suelos emplastecidos, hogares en el centro y postes para cubiertas de paja y barro. Fuera del foso se ubican una necrópolis y una zona de alfares. Los pobladores debieron practicar una agricultura basada en el cultivo del mijo, con fases de aclarado de bosque y cultivo. La cría del cerdo debió ser la base alimentaria principal. Actualmente existe en Banpo un museo sobre el sitio.
obra
Este dibujo, bastante deteriorado, nos muestra varios bocetos de yelmos de caballeros en los bordes superior y derecho, pero la verdadera escena está en el ángulo inferior izquierdo, donde se nos aparece un banquete. Los asistentes parecen monjas y frailes, de aspecto glotón y con diversos objetos sobre las cabezas. Escenas de este tipo son frecuentes en la obra del Bosco, como es el caso de la Nave de los Locos.
contexto
Las fiestas primitivas celebradas en torno a determinados cultos experimentaron las transformaciones correspondientes a los cambios producidos a lo largo del período oscuro. Algunas se transformaron en motivo de reunión de diferentes comunidades, en el momento de institucionalizarse las fiestas panhelénicas, como manifestación de la conciencia común creada al tiempo que se producían las migraciones. Otras tendieron más bien a identificarse con la nueva comunidad política, integradora de elementos sociales diversos que aceptan como guía y factor de cohesión la existencia de un sacerdocio, normalmente dominante, pero controlado por la comunidad. Finalmente, otras fiestas quedaron monopolizadas por grupos aristocráticos específicos. Entre los aspectos más sobresalientes de la fiesta primitiva se hallaba el canto y la danza, con el recitado de creaciones tradicionales portadoras de las claves ideológicas en que se apoyaba la comunidad, momento fundamental de la transmisión del saber, coincidente con el reconocimiento de los jóvenes como miembros de pleno derecho de la colectividad productora, reproductora y protectora de sí misma. Las festividades heredan algunos de los aspectos de épocas aún más primitivas, propios de los pueblos cazadores, entre quienes el motivo de reunión era el reparto del alimento y el consumo inmediato, colectivo, acompañado de la ofrenda y el sacrificio en honor de las fuerzas sobrenaturales, con cuya ayuda se había llegado al éxito en la labor emprendida. Los grupos gentilicios tienden a considerarse depositarios de las tradiciones más sagradas en ese sentido. Cuando la basileia acapara el poder, también acapara la capacidad de reunir a los miembros de la comunidad para las celebraciones religiosas, donde se simboliza su capacidad para repartir dones y recibir muestras de adhesión en un sistema de clientelas en que naturalmente quien más da es también quien más poder acumula. Así considerado, el banquete resulta un fenómeno paralelo al de la formación de la polis, en el momento en que los basileis se enterraban en grandes tumbas principescas, destacadas del resto de la comunidad. Del mismo modo que, desde el siglo VII, por lo menos, como ocurre en el yacimiento de Lefkandi, en la isla de Eubea, uno de los ejemplos más primitivos de la constatación arqueológica de la existencia de la polis, el sistema deja paso a otro en que el poder queda formalmente diluido, también la práctica simposíaca se difumina. Los grupos gentilicios se recluyen en prácticas privadas, donde se transmiten los fundamentos ideológicos del grupo y se bebe en común para fortalecer una solidaridad minoritaria, índice del aislamiento mismo de la minoría aristocrática en la formación de la polis, coincidente con su búsqueda, por ese mismo camino, de nuevos modos de intervención. El simposio representa la herencia del pasado, desde el grupo cazador hasta su proyección en el presente, en que, dentro de la polis, los grupos aristocráticos relegados lo conservan con ánimo de transformar las nuevas condiciones de la vida social o, al menos, intervenir en ella en favor de sus propios intereses.
obra
En 1435 Masolino es elegido por el cardenal Branda Castiglione para decorar al fresco las paredes de la colegiata y el baptisterio de Castiglione Olona; años atrás ya había realizado para el mismo cliente la decoración de una capilla en la iglesia de san Clemente en Roma por lo que la relación entre el cardenal y el pintor debía ser muy fluida. En esta escena del Banquete de Herodes está Masolino dentro del estilo quattrocentista aunque aún mantiene elementos tardogóticos como la atracción hacia lo narrativo que le lleva a plasmar tres escenas diferentes en el mismo conjunto. La muerte de san Juan Bautista se narra en el Evangelio según san Mateo (14; 1-12): Herodes el Tetrarca, conocedor de la fama de Jesús y de sus discípulos, decidió encarcelar a san Juan por culpa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo "pues Juan le decía: 'No te es permitido tenerla'. Quiso matarlo pero temió al pueblo que lo tenía por profeta". Durante el cumpleaños de Herodes bailó en su presencia Salomé, la hija de Herodias, gustando tanto al Tetrarca que prometió darle cuanto pidiese. La joven, instigada por la madre, solicitó la cabeza del Bautista. El santo fue sacado de la cárcel y decapitado, entregándose a Salomé su cabeza, que llevó a su madre. Los discípulos de Juan fueron al palacio, tomaron el cadáver y lo sepultaron, diciéndoselo después a Jesús. Masolino presenta la primera parte de la historia en la zona de la izquierda, la entrega de la cabeza en la derecha y la sepultura del cadáver en el fondo. La preocupación por la perspectiva del maestro queda claramente de manifiesto al disponer las escenas en la galería o en la estancia de un palacio renacentista, que recuerda la arquitectura de Brunelleschi. Al fondo, unas montañas cierran la composición, en sintonía con Masaccio. Una luz delicada y cálida inunda el conjunto, resaltando los colores y la monumentalidad de las figuras, sabiamente integradas en el espacio a excepción de la escena final, que parece flotar.
obra
La singerie es un género típico del Barroco Centroeuropeo que denomina un tipo de sátira sobre conductas humanas protagonizadas por monos. El hecho de elegir monos se debe a lo parecido de esta especie con el ser humano. La necedad de los hombres es puesta de manifiesto por esos imitadores natos que pueblan este Banquete. En él queda puesto de relieve el pecado de la gula, alentado por multiplicidad de sirvientes y lacayos. Los comensales llevan gorros de plumas y espadas. En la sala del ágape cuelga un papel que sirve de alegoría sobre lo que ocurre: lleva la fecha en que se pintó el cuadro, 1660, y la ilustración de un viejo refrán holandés: ¿De qué sirven los anteojos y la vela si el búho no quiere ver?.