Es una de las obras de Gauguin que cuentan con una anécdota ya que fue realizada como regalo de cumpleaños para Marie-Jeane Gloanec, la dueña de la pensión en donde se alojaba el pintor. Al ser una obra de gran atrevimiento decidió firmarla como Madeleine B., es decir, Madeleine Bernard, la hermana de su amigo Émile Bernard, de la que estaba enamorado. El motivo de este juego de atribuciones es que nadie se atrevería a criticar la obra de una muchacha de 17 años. El fondo rojo empleado en la escena recuerda a La visión tras el sermón, con una clara alusión a los colores planos de la estampa japonesa; sobre ese fondo, Gauguin ha colocado todos los objetos pintados de forma aislada unos de otros, marcando claramente los contornos para recordar el método del "cloisonnisme". El borde de color negro donde aparece el título - Fête Gloanec en referencia a la fiesta de cumpleaños - y la firma es el canto de una mesa sobre la que se apoya el bodegón.
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"Quisiera asombrar a París con una manzana" exclamó en una ocasión Cézanne. Esta frase nos indica la admiración que el maestro de Aix sentía hacia las naturalezas muertas, uno de sus laboratorios favoritos para conseguir sus objetivos: "No existe ninguna línea, no existe ningún modelado, sólo existen los contrastes. Cuando el color alcanza su mayor riqueza entonces la forma alcanza su plenitud". En esta obra podemos apreciar las teorías de Cézanne plasmadas en el lienzo. En efecto, las líneas y el modelado desaparecen para interesarse por el color, creando zonas de contraste para alcanzar la forma. Las pinceladas con las que aplica las diferentes tonalidades sirven para configurar los volúmenes. Las frutas reciben un potente foco de luz que proyecta sombras coloreadas, en sintonía con el impresionismo del que parte, pero él no se interesa por resaltar los cambios provocados por la luz en los objetos sino que gracias a ella resalta los volúmenes de cada pieza al tiempo que fija las relaciones entre las formas esféricas que conforman la composición.
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A partir de 1913, el pintor italiano Giorgio Morandi comienza a relacionarse con los futuristas por mediación de su compañero de estudios Osvaldo Licini, quien le pone en contacto con Marinetti, Russolo y Boccioni. Pese a estos contactos, mantiene la independencia frente al movimiento liderado por Marinetti y, sin perder la impronta cezanniana, se va aproximando al cubismo. Su carrera se vio bruscamente interrumpida por la Primera Guerra Mundial; llamado a filas en 1915, enferma gravemente y ha de ser internado en un hospital. Aunque de estos años se conservan escasas obras -pinta poco y destruye la mayor parte de su trabajo-, los problemas de salud no le impiden llevar a cabo un profundo proceso de reflexión que desemboca en 1918 en el denominado periodo metafísico.
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Continuando con la tradición del Barroco holandés, Vincent muestra un bodegón actualizado al ofrecer una visión de los zuecos sobre la mesa y omitir el preciosismo de aquellas imágenes del XVII. La cercanía a Rembrandt es muy marcada al emplear luces y tonos similares, aunque se aprecian las limitaciones dibujísticas de Van Gogh en la tela de la izquierda, cuyos pliegues se definen con manchas. El pintor consideraba que la pintura de bodegones era fundamental para un artista en formación y no debemos olvidar que él, a pesar de sus 32 años, estaba en ese primer periodo. Su máxima obsesión será dibujar correctamente. La pincelada, aunque es suelta como vemos en los reflejos de luz sobre el puchero o la botella, difiere de obras de este año como La Anciana.
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Se identifica con la segunda exposición en las Galerías Dalmau de Barcelona y supone uno de los momentos de transición hacia la etapa Anna Maria así como el auge de la etapa lorquiana. Es una obra pintada después de su visita a París, recuerda las naturalezas muertas de formas ampulosas resueltas a base de planos, como los típicos de la pintura de Picasso en los años veinte. No se representa el interior de una habitación sino el exterior con el cielo abierto y un balcón, cuyos orígenes se encuentran de nuevo en la pintura de Picasso: la ventana al exterior, la guitarra o la botella aparecen en el cubismo analítico y sintético. Pero hay otros elementos que son típicos de Dalí como los tres peces aunque el motivo se encuentra ya en la pintura de Giorgio de Chirico siendo muy habitual en la pintura de Lorca y Dalí como interpretación erótica. Los peces no se ajustan al realismo mágico de los años 1924 y 1925 ni al cubismo; el pez azul alude a una textura de papeles de los objetos. El fundamento de esta sustitución, pese a la impronta surrealista, tiene su origen en la tradición metafísica de un texto de Savinio publicado en Valori Plastici en donde habla de cómo la naturaleza tiende a esconderse. Lo que se produce es la búsqueda de lo surreal en lo real, es como lo define Dalí la "ironía herachitanea". Los otros dos peces no tienen esa textura arrugada, sino que son blandos, materia flácida que será típica en los objetos comestibles de Dalí. La luna es un elemento lorquiano de primer orden en su obra poética y dibujística, igual que las cabezas y las manos cortadas. La cabeza cortada tiene casi un tratamiento clásico; es heroica y está relacionada con los vaciados de bustos que utilizan los estudiantes en sus clases de dibujo. Hay que destacar también en la cabeza la superposición del rostro de Dalí, de perfil fino y puntiagudo, con el de Lorca, de frente, aplanado, con orejas y cejas muy precisas.
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Durante la estancia de Gauguin en Bretaña realizará numerosas naturalezas muertas con diferentes elementos y tonalidades. En ellas se aprecia una significativa relación con Cézanne, tanto por la volumetría de los elementos como por el colorido empleado. El abanico del fondo indica la relación de Paul con la estampa japonesa, tan de moda entre los impresionistas. El soberbio dibujo de las frutas o el jarro de latón contrasta con la pincelada suelta del mantel o la pieza de cerámica del fondo, creando una ligera sensación de aire. Muy similar a esta obra sería la Naturaleza muerta con jamón.
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La absenta sería uno de los licores consumidos habitualmente en las tertulias de los artistas. Vincent nos presenta la mesa de un café haciendo esquina con una botella y una copa del licor; al fondo podemos contemplar unas xilografías japonesas que decoran las paredes. Las estampas japonesas serán admiradas por el pintor holandés desde su estancia en Amberes, adquiriendo una interesante colección que se amplió a su llegada a París, tras contactar con los jóvenes artistas. Père Tanguy proporcionó a estos pintores un buen número de ellas en su tienda de arte de Montmartre. Van Gogh exhibe en esta imagen un acentuado aclaramiento de su paleta gracias a su contacto con Pissarro, abundando las tonalidades alegres contrastando con el pardo de la pared de madera. El color es aplicado en un estilo casi puntillista, empleando ligeros y rápidos toques de pincel en forma de pequeñas comas. Ligeras sombras coloreadas recuerdan a los impresionistas mientras que la perspectiva utilizada resulta cercana a Degas.
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La muerte del padre de Vincent en marzo de 1885 motivará la ejecución de esta obra en la que el artista nos muestra la Biblia de su padre - predicador protestante - abierta por el Libro de Isaías junto a la novela "Joie de vivre" de Emile Zola y una vela apagada. El libro de Zola se considera la obra maestra del Realismo mientras que el padre de Vincent opinaba que era una de las obras más nefastas y peor escritas. La vela apagada une ambos escritos, en un afán de superar la relación paterna para abrirse nuevas metas. París será su próximo destino. Podríamos estar ante una representación de lo antiguo frente a lo nuevo, Vincent frente a Theodorus. Técnicamente observamos una ausencia total de detallismo a diferencia de los típicos bodegones barrocos, trabajando Van Gogh con rápidas pinceladas de tonalidades oscuras, aunque apreciamos ligeros toques de azul y rojo en el texto. El color amarillo del pequeño libro provoca que nuestra atención se centre en él. La perspectiva alzada utilizada será una de las favoritas de Degas, al que pronto conocerá Vincent en su estancia parisina.