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obra
El último de los maestros góticos franceses, cronológicamente, es el Maestro de Moulins, que se ha identificado con dudas con Jean Hey. La Natividad encargada por el cardenal Jean Rolin refleja su modo de pintar, donde es patente el uso de una paleta que conociendo la de van der Goes, la suaviza. Estamos ante gamas claras y gratas. El pintor posee una técnica comparable a la de los flamencos contemporáneos, con quien se relaciona.
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Adulto ya en 1394 y pintando hasta 1422 cuando menos, Conrado von Soest es uno de los mejores representantes del internacional centroeuropeo, tan rico en nombres notables. Esta Natividad combina la elegancia de la época, con una monumentalidad inusual y un cierto expresionismo tópicamente relacionado con lo germánico, llevado a cabo en formato bastante grande. El retablo completo se conserva in situ y fue realizado entre 1403 y 1404.
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Esta Natividad está llena de pequeños detalles que llaman la atención respecto del estilo habitual de Durero. Está fechada entre 1509-11, aunque los rasgos citados parecen corresponder son los trabajos de Durero alrededor de 1504. Forma parte de la "Pequeña Pasión", por el tamaño de los grabados. Sin embargo, las imágenes de la Pequeña Pasión son monumentales, demasiado grandes para el marco que las encierra. Por eso llama la atención esta Natividad, en las figuras son pequeñas, adecuadas al espacio que el artista les deja sobre el papel. El detallismo, por otro lado, es mayor y más minucioso que en otras estampas de la serie.Pero lo más llamativo es que la escena se desarrolla sobre una plataforma que el espectador contempla desde abajo hacia arriba. Además, la perspectiva del primer plano con los protagonistas de la Natividad es diferente a la perspectiva con que vemos el paisaje de fondo, donde el ángel anuncia a los pastores el nacimiento de Jesús.Por todas estas irregularidades, la Natividad es la pieza más interesante tal vez de la serie de la Pequeña Pasión.
termino
acepcion
Término que el Cristianismo emplea para referirse al nacimiento de Jesús o la Virgen.
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El aspecto de este Nacimiento en el portal de Belén es cualquier cosa menos un acontecimiento festivo. San Lorenzo y San Francisco asisten simbólicamente al hecho, pero toda la escena parece atravesada por una fina tristeza, un silencio recogido de tinte melancólico que parece anticipar no tanto la Redención del mundo sino el sufrimiento del Mesías. Toda la estructura agrupa a los personajes en una especie de círculo que parece rodear protectoramente a la madre y al niño, desnudo sobre unas pajas en el suelo, como testimonio de pobreza y humildad. El único elemento que introduce movimiento y celebración de la Natividad es el angelote que desciende. Se trata de un modelo tomado directamente de algún muchacho de la calle. En una mano porta una filacteria que anuncia la "Gloria en las alturas", mientras que la otra mano señala al cielo, indicando el origen divino del niño.
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Gilaberto Martí, obispo de Segorbe, encarga a Vicente Maçip el retablo mayor de la catedral, recibiendo pagos por este concepto entre 1529 y 1535. Fue retirado de su emplazamiento original, distribuyéndose las tablas por distintas dependencias de la catedral hasta que en 1971 se reunieron en el Museo Catedralicio. Esta tabla que contemplamos presenta una equilibrada composición, presidida por la figura de san Joaquín, limitándose la escena por el dosel del lecho de santa Ana. Alrededor de la santa encontramos a seis mujeres en frenética actividad, conjunto compuesto de manera armónica, destacando la figura de espaldas, de clara influencia italiana. Otro elemento digno de resaltar es el juego de las manos de las diferentes figuras, que nos conducen hacia la figura de la Virgen recién nacida. Algunos especialistas consideran influencias de Ghirlandaio en la composición.
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En el fresco de la Natividad de María Giotto utiliza la formulación espacial de algunos de los frescos para la basílica Superior de Asís, con la figuración de un escenario arquitectónico, abierto por el frente para que el espectador pueda asistir más fácilmente a la representación. El edificio es el mismo que se muestra en el Anuncio a Santa Ana, la casa. La santa se encuentra incorporada en la cama, con los brazos extendidos. En el centro compositivo se sitúa la partera que, sosteniendo a María, se la ofrece a su madre. El espacio resulta excesivamente estrecho para albergar a tantos personajes, más aún cuando una escena de alto grado sentimental, que tiene como protagonista de nuevo a la recién nacida, se presenta a los pies de la cama, sobre el suelo de la estancia. El personaje de la hilandera Judit vuelve a aparecer, esta vez mostrando curiosidad ante el evento que está teniendo lugar en la casa. Así se muestra, con curiosidad, intentando asomar la cabeza para ver lo que pasa dentro. La excusa es la entrega del manto de la Virgen. Con esta postura y esta actitud, que retiene una mujer en el umbral de la puerta, lo que consigue Giotto es unificar la escena en su totalidad, dar continuidad a las acciones en ese juego de interior-exterior, para configurar un todo.
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Perteneciente al ciclo decorativo de la capilla Peruzzi, que desarrolla episodios de la vida de San Juan Bautista en su lado izquierdo, la escena de la Natividad del Bautista destaca por la concepción espacial presentada por Giotto. Se muestra la obra dividida en dos espacios, ya que secuencia dos momentos de la vida del santo: el Nacimiento, a la derecha y, a la izquierda, el episodio del Nombre del Bautista. Zacarías había quedado mudo por la incredulidad de su futura paternidad. Cuando le preguntan por el nombre de su hijo recién nacido, el patriarca lo escribe en una tablilla, Juan, recuperando automáticamente el habla. Teniendo en cuenta el punto de vista del espectador, Giotto figura un marco arquitectónico frontalmente abierto de bastante amplitud aun la abundancia de figuras en esta parte. Destaca en esta zona la modulación de la corporeidad de las figuras, cuyos pliegues están muy desarrollados. El colorido se muestra bastante natural y realista, así como las posiciones que adoptan los personajes, absolutamente verosímiles. Este elemento y la puerta excavada en el muro del escenario, comunica las dos escenas. A la derecha, se presenta el paritorio de la madre del Bautista, en composición horizontal, dada por el lecho, que determina la disposición espacial de las figuras, a su alrededor, por delante y por detrás. Destaca también en esta parte la libertad de movimientos con que se muestran las figuras, que dan un tono acompasado y calmo a la representación en su conjunto. La escena del Festín de Herodes continúa el desarrollo narrativo.
termino