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Las Galerías y Museos Nacionales de Liverpool (National Museums & Galleries on Merseyside, NMGM), en Liverpool (Gran Bretaña), integran un complejo museístico establecido como Museo Nacional británico en 1986, gracias a la gran calidad de las colecciones que allí se albergan. Hoy en día el NMGM se compone de ocho museos y galerías diversas: Museum of Liverpool, World Museum, the Walker Art Galery, Lady Lever Art Gallery, Sudley House, Merseyside Maritime Museum, Museum of Liverpool Life, HM Customs & Excise National Museum y The Conservation Centre. La primera de estas instituciones, el Museo de Liverpoool, fue fundado en 1851. Las colecciones que exhiben estos museos refieren representan más de un millón de objetos y trabajos de arte de todo el mundo, cubriendo temas tan diversos como el arte, la arqueología, la etnología, las ciencias naturales y físicas, la historia social e industrial o la marítima.
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Esta galería de arte, proyectada y construida entre los años 1962 y 1965 es la obra póstuma de Mies van der Rohe, que fallece en 1968 y constituye el cierre de su ciclo creativo, que el autor concluye significativamente en su patria. Teniendo como antecedente el Convention Hall de Chicago de la década de los 50, Mies van der Rohe trabaja aquí el tema de un gran espacio libre, sin columnas intermedias. Genera entonces una planta cuadrada de 4 x 4 módulos, cubierta por una estructura de entramado metálico que apoya sólo en 8 columnas perimetrales, a razón de 2 en la zona central de cada lado dejando libres los cuatro ángulos. La apoyatura tecnológica implica aquí, no solo la posibilidad de su uso expresivo, sino también el requisito para alcanzar la libertad total del espacio interior. El gigantesco prisma cuadrado está enteramente rodeado por vidrio, y se apoya sobre una terraza de esculturas que constituye el basamento de la composición. Mies van der Rohe ha llegado en esta su última obra a la culminación de un ciclo creativo que, comenzando con la experimentalidad dinámica y neoplástica de sus primeras obras en Berlín, va virando progresivamente a partir de su etapa estadounidense hacia un depurado neoclasicismo, en el cual el recurso tecnológico posibilitado por los avances de la industria estadounidense funciona como el soporte de un lenguaje abstracto y minimalista. Cuesta imaginar, como señalan algunos biógrafos del autor, un avance mayor en esta dirección más allá de esta su última obra. La colección incluye obras de Munch, Kirchner, Picasso, Klee, Feininger, Dix y Kokoschka.
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El tema de la Natividad es uno de los menos representados por Fra Angelico de la historia sagrada. La escena del Armario de la plata guarda cierta relación con el fresco del mismo tema figurado en la celda 5 del convento dominico de San Marcos de Florencia, que pudo servir de referente compositivo. Pero la realización final de ambas obras corresponde a ayudantes del fraile pintor, que dio el modelo. El pesebre se presenta frontal al espectador, muy bien construido en su estructura. El centro compositivo, sobre el suelo, es la figura del Niño Jesús, al que Fra Angelico confiere un aura luminosa de fuerte intensidad. María y José, arrodillados, adoran al Hijo de Dios. Destaca en sus figuras el tratamiento de los pliegues, que dan volumetría y corporeidad. Al igual que el colorido, muy contrastado en los ropajes de San José, entre el vivo amarillo y el negro de su gorra. Al fondo, sobre la estructura de madera del pesebre, otro foco luminoso, en donde figura la estrella de Belén rodeada de ángeles. Destaca también el tratamiento detallista de algunos elementos, como la anecdótica figura de la vaca, las formas de la vegetación, o la presencia casi oculta de los pastores, a la izquierda del establo. No es muy frecuente encontrar elementos superficiales en las composiciones del beato Angélico. Pero eso determina, precisamente, la autoría de la obra, que pudiera ser de la mano de Benozzo Gozzoli, el discípulo más importante de Fra Angelico.
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Los frescos del ala oriental del convento de San Marcos representaban episodios de la Pasión de Cristo. De manera muy sumaria, Fra Angelico figuraba unas escenas en las que apenas había elementos que remitieran a la espacialidad. En este caso, la escena de la Natividad, que se sale del ciclo de la Pasión, está mejor ambientada que cualquiera de las celdas de esta zona. Se sitúa la figura del Niño Jesús en el suelo del establo, flanqueado por María, José, San Pedro Mártir y la presencia poco habitual de Santa Catalina de Siena, todos ellos arrodillados, adorando al Redentor. La disposición de las figuras permite continuar el efecto en profundidad, que termina en el último término con la construcción de madera del pesebre., en cuyos lados se sitúan las formas rocosas que remiten a la entrada de la cueva. Coronando la composición, ángeles orantes recortados sobre un cielo despejado con algunas nubes. La Natividad de San Marcos presenta una composición muy parecida a la tabla que representa el mismo motivo en el Armario de la plata, al que sirvió de modelo. En la escena del relicario está más ampliamente desarrollado el tema del Nacimiento de Cristo, tanto en su concepción espacial como en el tratamiento de los elementos narrativos que informan la escena.
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Tras trabajar unos años en Urbino como arquitecto - donde pudo contemplar las pinturas de Piero della Francesca - Francesco di Giorgio regresa a Siena realizando un nuevo retablo, esta vez destinado a la iglesia de San Domenico. En esta Natividad se nota perfectamente la evolución del estilo del maestro si se compara con la Coronación de la Virgen. Las monumentales figuras inspiradas en Botticelli ocupan la mayor parte del espacio, dispuestas de manera acertada. La preocupación por la perspectiva resulta evidente, solventada con acierto al colocar un arco de triunfo en ruinas en el centro y un maravilloso paisaje en el fondo, integrando arquitectura y paisaje con un sensacional resultado. La potente iluminación resalta las figuras y los colores, destacando los azules, rojos y amarillos, así como la segura y firme línea que define todos los contornos. La atracción hacia el mundo clásico de Francesco resulta apreciable en el arco triunfal, que se convierte en pieza fundamental de la composición.
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Petrus Christus utiliza dos planos de realidad para mostrarnos la escena de la Natividad. La escena principal está enmarcada en un arco fingido de mármol, que pretende pertenecer a la realidad del espectador. Está realizado en grisalla y para dar mayor sensación de verosimilitud, las columnillas laterales fingen ser de mármol de colores. Las estatuillas que pueblan el marco cuentan la caída del hombre y la aparición del pecado en el mundo. La técnica de grisalla fingiendo una escena esculpida la puso de moda Jan van Eyck, el que se considera maestro de Christus. Igualmente, las figuras de Adán y Eva están casi literalmente copiadas del Adán y Eva del Políptico de Gante. La aparición del pecado se refleja en las escenas de la arquivolta: expulsión del paraíso, el trabajo, la ofrenda de Abel y el asesinato de Caín, etc. En los óculos de las esquinas, dos guerreros se enfrentan, puesto que el pecado enemistó a la Humanidad. En contraposición, la escena principal aparece tras este arco, como si estuviera detrás de una ventana de la que podemos ver el alféizar en el lado inferior del cuadro. En un bello paisaje nórdico ha nacido Jesús. Asisten al nacimiento los ángeles, alguno de ellos copiado también de Van Eyck (típico peinado de cabellos alisados en el nacimiento y muy rizados en la melena). María y José adoran en silencio al Mesías. José se ha quitado los zuecos, neerlandeses, indicando que se encuentra en un lugar sagrado. Al fondo podemos ver a los pastores en dos parejas, conversando tranquilamente como paseante casuales en la escena.
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El poder de Girolamo Savonarola inició un claro declive en los años centrales de la década de 1490 debido a que su fanatismo casi tiránico encontraba una mayor oposición popular. Ese momento fue aprovechado por sus enemigos, entre los que se incluía el papa Alejandro VI, para darle el golpe definitivo; le acusaron de herejía debido a sus fuertes críticas a la Iglesia católica y le condenaron a muerte. La sentencia se cumplió el 23 de mayo de 1498, siendo colgado públicamente en la Piazza della Signoria de Florencia y posteriormente quemado su cuerpo. Botticelli estuvo muy afectado por estos acontecimientos como recoge en sus escritos, provocando un importante cambio en su pintura como se aprecia en esta Natividad, la única obra firmada y fechada por el artista, en una inscripción en griego que se aprecia en la parte superior de la tabla. La escena que protagoniza la composición se sitúa en el centro: la Virgen adora al Niño, que yace en un sudario blanco, junto a san José y diversos pastores acompañados de ángeles. La Sagrada Familia se encuentra bajo un tejado de paja, a la entrada de una cueva -elimina las referencias arquitectónicas típicas del Quattrocento- destacando el tamaño de la figura de María, la más importante, siguiendo la ley de la jerarquía típica del mundo gótico. Sobre el tejado, tres ángeles, y en la zona superior un Rompimiento de Gloria en el que observamos el cielo dorado que alude a una imagen celestial. Un coro de ángeles con ramas de olivo -símbolo de paz- y cintas de alabanza a María ocupa la parte más elevada del conjunto, alternando los colores de sus vestiduras de manera rítmica. En la zona inferior, sobre la hierba, tres parejas de ángeles y hombres portadores de ramas de olivo se abrazan, junto a varios demonios encadenados. Estas pequeñas figuras cierran el conjunto por el inferior. La interpretación que se hace de esta imagen es una simbología sobre la paz futura que seguirá a las plagas, según se describe en el Apocalipsis de san Juan, demostrando la capacidad de Botticelli para interpretar las exigencias de sus clientes o sus propias ideas. Savonarola había profetizado Su advenimiento, que el artista había calculado en 1503, suponiendo la llegada de la paz definitiva para la Humanidad, como un nuevo Cristo. Las figuras se han hecho más esquemáticas, interesándose más por el mensaje que por cuestiones artísticas, abandonando el interés por la arquitectura y la anatomía, resultando una evidente tendencia arcaica. Estas obras supondrán el declive de Botticelli en la Florencia del Cinquecento ante los jóvenes artistas que estaban iniciando su estilo como Leonardo o Miguel Ángel.