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Dentro de la serie de naturalezas muertas pintada por Van Gogh en septiembre de 1885 encontramos algunos ejemplos tremendamente oscuros como éste que contemplamos. El fondo neutro ocupa la mayor superficie del lienzo, engullendo los objetos de primer término. Una ligera luz resalta las cebollas y el tarro de jengibre elaborados con una pincelada suelta y abocetada, recordando a Rembrandt.
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La relación entre Van Gogh y Pissarro se estableció al poco de llegar el joven holandés a París. Aun siendo el más anciano del grupo impresionista, Pissarro intentó mantener siempre su unión, sin conseguirlo. También gustaba de proteger a los jóvenes artistas por lo que para Vincent fue el padre amable y cariñoso que no había tenido en la vida real. Esta composición está dedicada a Lucien, quien continuó el estilo de su padre, estableciéndose en Inglaterra en 1890 para fundar la Eragny Press influyendo poderosamente en la impresión e ilustración de libros. Vincent presenta un cesto de manzanas sobre una mesa contemplado desde una perspectiva alzada - muy admirada por Degas - contrastando la calidad casi minuciosa del cesto y las piezas de fruta con la rapidez y la soltura de la pincelada del mantel o la pared. Las manzanas están perfectamente delimitadas por una línea oscura, acercándose al estilo de Cèzanne, reaccionando contra la pérdida de forma en la que estaba cayendo el impresionismo. Los colores claros empleados son una característica del holandés, utilizando sombras coloreadas como hacían los impresionistas.
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A lo largo del mes de septiembre de 1885 Vincent trabajará especialmente en la ejecución de naturalezas muertas con los elementos más cercanos: peras, manzanas, patatas, cebollas, objetos metálicos o cerámicas. Así surge una amplia serie en la que hallamos evidentes referencias al Barroco al emplear una iluminación inspirada en Rembrandt al igual que la pincelada empastada utilizada. Los objetos se recortan sobre un fondo muy oscuro, creando un tremendo contraste con las zonas iluminadas. La modernidad la encontramos en la eliminación de elementos exóticos o alegóricos, siendo un bodegón tremendamente naturalista.
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En este curioso bodegón encontramos influencias de la pintura barroca así como cierta relación con la obra de Cèzanne al dotar de un volumen esquemático a las manzanas que conforman la composición. La perspectiva alzada empleada también es un signo de modernismo, conjugando Vincent en este trabajo la tradición con el modernidad.
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Las patatas serán uno de los hilos conductores de las pinturas elaboradas por Van Gogh en Nuenen. Encontramos a los campesinos sembrándolas, recogiéndolas y comiéndolas, formando parte de numerosos bodegones pintados en el mes de septiembre de 1885. En este caso contemplamos un cesto de patatas menudas y arrugadas junto a numerosos tubérculos sobre una mesa. Un fuerte foco de luz ilumina la superficie, creando acentuados contrastes de claroscuro. Un fondo neutro cierra el espacio por la parte posterior, recortándose los elementos sobre él. La cesta de mimbre está ejecutada con maestría, demostrando Vincent su vinculación con los maestros barrocos que le sirven de inspiración. La novedad la encontramos en el empleo de patatas, elementos que artísticamente no son objetos excesivamente bellos como encontramos en los clásicos bodegones.
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En septiembre de 1885 el sacerdote católico de Nuenen prohibe a los habitantes del pueblo posar para Vincent argumentando el embarazo de una joven campesina que le había servido como modelo. Suprimidos tajantemente los modelos humanos, Van Gogh empleará las patatas, los zuecos o las calderas de cobre como elementos para crear sus cuadros, dedicándose a las naturalezas muertas que tanto éxito habían tenido en el Barroco. Asi surge una importante serie en la que invertirá la mayor parte de su esfuerzo durante el otoño de 1885, compaginándola con paisajes de los alrededores de Nuenen. Los diferentes elementos - verduras en este caso - se recortan ante un fondo neutro, representándose sobre una mesa o alféizar, iluminados con un potente foco de luz que resalta su colorido. Las zonas del fondo quedan en penumbra para acentuar el contraste lumínico. Dichas verduras están trabajadas con detenimiento, captando ligeros detalles que suponen una interesante diferencia con la serie de campesinos trabajando o los retratos del invierno cuya pincelada es más rápida. Quizá Vincent quiera seguir fiel a la tradición y emplear una pincelada minuciosa donde el dibujo esté presente.
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Las relaciones entre los campesinos y Vincent van a sufrir un proceso de deterioro desde el intento de suicidio de una joven por no aceptar el joven su amor. En septiembre de 1885 el párroco católico de Nuenen prohibió posar a los miembros de la comunidad al acusar indirectamente a Vincent de embarazar a una joven. Estos varapalos supondrán el alejamiento del artista y la ejecución de una serie de naturalezas muertas en las que encontramos una estrecha relación con la pintura barroca por la manera de elaborarlas, mientras que la modernidad se aprecia en los elementos utilizados como los nidos de este caso.