PREHISTORIA Y CULTURAS ANTIGUAS
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Datos principales
Desarrollo
1.¿Qué es la Prehistoria? . El desarrollo de la Prehistoria . La Arqueología prehistórica . Las divisiones de la Prehistoria . 2.El Cuaternario . Paleocología cuaternaria . 3.Origen y evolución del hombre . La hominización . La evolución de los primates . El género australopithecus . El género Homo . El Homo sapiens . Los hombres fósiles de la Península Ibérica . 4.El Paleolítico . Los instrumentos paleolíticos . El Paleolítico Inferior . El Paleolítico Medio . El Paleolítico Superior . 5.Formas de vida durante el Pleistoceno . Los homínidos del Paleolítico Inferior . El mundo de los neandertales . La vida durante el Paleolítico Superior . El Arte Paleolítico . 6.Epipaleolítico y Mesolítico . Las industrias europeas . El Epipaleolítico de la Península Ibérica . 7.Neolítico: las primeras sociedades agrarias . Posibles causas de este proceso . El Neolítico en el Próximo Oriente .
El Neolítico en la Península Ibérica . Cataluña . El País Valenciano . Andalucía . El Arte Levantino . El Megalitismo . 8.El Calcolítico: los inicios de la metalurgia . Los datos más antiguos . El calcolítico en la Península Ibérica . El fenómeno del Vaso Campaniforme . 9.La Edad del Bronce . La P. Ibérica durante el Bronce Antiguo y Medio . El Bronce Final . Los Campos de Urnas en la Península . 10.Primera Edad del Hierro . 11.Bibliografía sobre Prehistoria en la Península Ibérica. 12.La cultura tartésica . El valor de las fuentes literarias . Las fuentes arqueológicas . Proceso histórico de Tartessos . El final del mundo tartésico . El problema de la escritura tartésica . Bibliografía sobre Tartessos. 13.Las colonizaciones fenicia, griega y púnica en la P. Ibérica . La colonización fenicia . Los asentamientos fenicios . La colonización griega . Establecimientos griegos y sus problemas .
Etapas de la colonización griega . La colonización cartaginesa . Asentamientos púnicos en la Península . Bibliografía sobre las colonizaciones fenicia, griega y púnica. 14.Áreas histórico-culturales de la P. Ibérica en época prerromana . Historia de las investigaciones . El problema de las fuentes . Delimitación actual de las áreas . Área ibera . Área indoeuropea . Bibliografía sobre las áreas culturales de la P. Ibérica prerromana. 15.Área ibera. Pueblos del sur y este de España . El proceso de formación histórica del mundo ibérico . El desarrollo urbano en el área ibera . Organización social . Organización política . Actividad económica de los pueblos iberos . Agricultura y minería de los pueblos iberos . Ganadería, caza, pesca y otras actividades . El comercio ibérico . La moneda ibérica . El arte de los iberos . La arquitectura ibérica . La escultura ibérica . El relieve ibérico . La cerámica pintada .
El traje ibérico . La escritura ibérica . La religiosidad entre los iberos . Bibliografía sobre los pueblos iberos. 16.Área indoeuropea. Pueblos del centro, oeste y norte de la P. Ibérica . Formación histórica de los pueblos del área indoeuropea . La cerámica excisa . El origen de la explotación del hierro y su difusión . Organización socio-política . Unidades organizativas indígenas fuera de Gallaecia . La organización social . Jerarquías . El pretendido matriarcado de los pueblos del Norte . El hospitium céltico . La actividad económica del área indoeuropea . La religiosidad de los pueblos del área indoeuropea . Bibliografía sobre los pueblos del área indoeuropea. 17.Las lenguas prerromanas de la península ibérica . Bibliografía sobre las lenguas peninsulares prerromanas.
¿Qué es la Prehistoria?
La Prehistoria ocupa desde la aparición del hombre sobre el planeta, hace unos 2,7 millones de años en África oriental, hasta el inicio de la escritura en el 3300 a. C. en Mesopotamia.
Más información El desarrollo de la Prehistoria
A pesar de que la parte más antigua de la Historia Humana había nacido en el seno de la Geología, su crecimiento hasta el siglo XX iba a estar marcado por el auge de las ideas de Ch. Darwin acerca de la evolución o, más exactamente, por su adaptación al desarrollo cultural bajo lo que se ha denominado Evolucionismo Unilineal, teoría antropológica que guió el pensamiento de los primeros prehistoriadores como J. Lubbock, G. de Mortillet o E. Cartailhac. El reconocimiento de la autenticidad del Arte Paleolítico, en 1902, y las posteriores sistematizaciones de H. Breuil, D. Peyrony o H. Obermaier, junto a los trabajos del gran teórico V. Gordon Childe, marcaron el panorama de la Prehistoria en la primera mitad de este siglo, en lo que podría considerarse su definitivo afianzamiento como ciencia independiente.
Más información La Arqueología prehistórica
La Arqueología contemporánea es una actividad altamente tecnificada que exige un poderoso despliegue de medios. Como los yacimientos arqueológicos son bienes relativamente escasos y muy valiosos a nivel cultural, porque se destruyen al excavarlos, su investigación exige una cuidadosa documentación de todas las evidencias encontradas y cuya omisión causaría una pérdida irrecuperable.
Más información Las divisiones de la Prehistoria
La periodización más aceptada para el Viejo Mundo divide la Prehistoria en tres partes: Edad de la Piedra, Edad del Bronce y Edad del Hierro. En 1865, John Lubbock dividió la primera Edad en dos términos distintos, el Paleolítico (Edad de la Piedra Antigua o de la piedra tallada) y Neolítico (Edad de la Piedra Nueva o de la piedra pulimentada). A estas divisiones se añadieron en épocas posteriores el Epipaleolítico/Mesolítico, que hace referencia a los cazadores-recolectores postglaciales, en vías o no de neolitización, y el Calcolítico o Edad del Cobre, que cubre la etapa postneolítica en la que comienza la metalurgia.
Más información El Cuaternario
El Cuaternario, denominado a mediados del siglo pasado Diluvial, es la última partición en la que se dividen los tiempos geológicos. En la actualidad esta unidad tiene rango de Periodo, dentro de la Era Cenozoica o de los mamíferos, y se subdivide en dos Épocas desiguales: Pleistoceno y Holoceno.
Más información Paleocología cuaternaria
Según los datos obtenidos de los análisis faunísticos, polínicos y sedimentológicos, la Europa de las glaciaciones estaba poblada por grandes conjuntos de animales dependientes de los distintos ecosistemas. En las llanuras herbáceas pastaban rebaños de grandes herbívoros como caballos, uros, rinocerontes o bisontes; en las zonas boscosas templadas abundaban los cérvidos; en los roquedos se encontraban cabras salvajes y rebecos; en las zonas frías, que apenas aparecen en la Península Ibérica, habitaban los mamuts, los rinocerontes lanudos y los renos. A estos conjuntos hay que añadir un considerable grupo de predadores, compuesto por leones, leopardos, hienas, lobos y osos. Las diferentes formas de explotar todos estos biotopos y sus diferentes recursos es uno de los mejores reflejos de la evolución cultural a lo largo de la Prehistoria.
Más información Origen y evolución del hombre
Tal y como predijo Darwin la cuna de la Humanidad se encuentra en África. Allí, hace unos 5 millones de años, aparecieron los primeros homínidos y allí continuaron su evolución durante casi 4 millones de años más.
Más información La hominización
En general se entiende por hominización el proceso evolutivo mediante el cual cierto grupo de taxones (unidades de clasificación biológica) va adquiriendo progresivamente los rasgos anatómicos que son exclusivos de nuestra especie. El verdadero debate en los últimos años, sin embargo, se centra sobre los mismos orígenes de las pautas culturales y su supuesta exclusividad del género Homo.
Más información La evolución de los primates
Hoy en día se tiende a clasificar los primates en dos grandes grupos: Haplorrinos (con placa ósea tras las órbitas oculares), donde se incluyen todos los monos y los tarsiiformes, y Strepsirrinos (sin placa ósea), que corresponden a los antiguos prosimios. Dentro de los simios, la diferenciación principal se hace en función de la morfología nasal: Catarrinos (monos del Viejo Mundo) y Platirrinos (monos americanos). Los catarrinos siguen dividiéndose en dos superfamilias: Hominoidea (sin cola) y Cercopitecoidea (con cola, incluye a la mayor parte de los monos). Dentro de los hominoideos, las mayores novedades residen en la necesidad de señalar la mayor o menor proximidad genética (evolutiva) entre los cinco grupos principales (gibones, orangutanes, gorilas, chimpancés y hombres) determinada mediante pruebas bioquímicas (el denominado reloj bioquímico) que miden la cantidad de material genético común entre distintas especies; diferencias menores señalan fechas de divergencia específica más reciente.
Más información El género australopithecus
El primer homínido conocido con relativo detalle en estos momentos es el Australopithecus ramidus, especie definida en 1994 por T. White, G. Suwa y B. Asfaw, según una serie de fósiles procedentes del río Aramis, en Etiopía, y datados en 4,5-4,3 millones de años.
Más información El género Homo
Al igual que los australopitecos, el género Homo es completamente bípedo y carece de colmillos desarrollados, pero en cambio presenta una serie de caracteres propios que se van acrecentando con el tiempo: mayor encefalización, reducción en el tamaño de la cara, aumento de estatura y verdaderas capacidades simbólicas y culturales.
Más información El Homo sapiens
Tradicionalmente se considera que nuestra propia especie ha estado representada por dos variedades con rango de subespecie: Homo sapiens sapiens y Homo sapiens neandertalensis. El hombre de Neandertal es una variedad típicamente europea que apareció hace unos 100.000 años a partir de los erectus locales y llegó a expandirse hasta Próximo Oriente y Asia Central. A partir del 35.000 B.P. desaparece de todos estos territorios y es suplantado por los hombres anatómicamente modernos. Sus yacimientos, por tanto, sólo aparecen en Europa (Neandertal, La Ferrassie, La Quina, La Chapelle-aux-Saints, Gibraltar, Carihuela, Atapuerca, etc. Las evidencias bioquímicas, basadas en diferencias genéticas entre las poblaciones actuales, parecen demostrar que el hombre moderno apareció en África hace 200.000 o 150.000 años.
Más información Los hombres fósiles de la Península Ibérica
Los yacimientos con hallazgos neandertalenses más importantes son la cantera Forbes y Devil's Tower (Gibraltar), ambos con cráneos completos, la cuenca lacustre de Bañolas (Gerona), donde apareció una mandíbula completa, la cueva del Boquete de Zafarraya (Málaga) y los restos aparecidos en las estratigrafías de Cova Negra (Valencia) y la Cueva de la Carihuela (Píñar, Granada). Por lo que respecta al hombre moderno, los restos son mucho más escasos. Los principales son los procedentes de la Cueva de El Parpalló, de Barranc Blanc (Valencia) y los de la Cueva de El Castillo (Puente Viesgo, Cantabria), todos ellos de aspecto cromañoide.
Más información El Paleolítico
El Paleolítico o Edad de la Piedra antigua, es el periodo más largo de la historia humana, ya que ocupa el 99,7 % del desarrollo de nuestra especie. Cronológicamente corresponde al estudio de las culturas que hubo en el planeta desde la aparición del género Homo, hace unos 2,5 m.a., hasta el inicio del Holoceno en el 10.000 B.P., aproximadamente. En tan dilatado tiempo nuestra especie alcanzó sus rasgos físicos actuales, colonizó casi todo el planeta y desarrolló sus capacidades intelectuales, tal y como las conocemos hoy en día.
Más información Los instrumentos paleolíticos
Cada una de las etapas en las que se subdivide el Paleolítico está compuesta por un número variable de industrias o complejos industriales que son las verdaderas unidades sobre las que se efectúan las reconstrucciones culturales.
Más información El Paleolítico Inferior
Desde un punto de vista arqueológico, el Paleolítico Inferior europeo parece responder a pautas semejantes a las africanas en un comienzo para ir lentamente adquiriendo rasgos específicos. Su evolución parece responder a un gran tronco achelense, a veces sin bifaces a causa de condicionantes de la materia prima, que pasa hacia una diversificación clara a finales del Pleistoceno Medio.
Más información El Paleolítico Medio
En Europa occidental ha sido habitual hasta hace poco mantener una amplia identificación del Paleolítico Medio con el Complejo Musteriense. Hoy en día este paralelismo está en crisis, porque, como hemos visto, se piensa que el primero es un concepto tecnológico esencialmente. En el plano antropológico está asociado a Homo sapiens neandertalensis, pero hay que tener en cuenta que hay facies que no presentan tipos fósiles asociados hasta ahora (el MTA -sobre todo), que también existen niveles musterienses con restos de Homo sapiens sapiens, sobre todo en Próximo Oriente (Qafzeh) y ya han aparecido neandertales asociados a industrias del Paleolítico Superior (St. Césaire).
Más información El Paleolítico Superior
La transición del Paleolítico Medio al Superior supone una serie de importantes cambios y renovaciones en los terrenos tecnológico, instrumental, económico y social. Además, los aspectos nuevos en el caso europeo incluyen un decisivo cambio étnico, ya que los neandertales son sustituidos más o menos bruscamente por los hombres anatómicamente modernos (CroMagnon). Tampoco se debe olvidar que en la nueva etapa se desarrollan completamente las capacidades simbólicas (arte, religión, lenguajes, adornos personales...), comenzando el grafismo (inicios del almacenamiento de información codificada en soportes externos al propio organismo).
Más información Formas de vida durante el Pleistoceno
La reconstrucción de los patrones de conducta desarrollados por los hombres del Pleistoceno Inferior y Medio es extremadamente difícil debido tanto a la parquedad de restos conservados como a los problemas que conlleva su interpretación.
Más información Los homínidos del Paleolítico Inferior
La característica mejor conocida de los homínidos del Paleolítico Inferior es su capacidad de desarrollar una tecnología progresivamente más compleja. Aunque este despegue cultural está representado sobre todo por la talla de instrumentos de piedra, algunos yacimientos con condiciones especialmente favorables han permitido constatar que estaban acompañados de útiles de madera (lanzas endurecidas al fuego de Torralba, similares a las encontradas en Clacton-on-Sea, Bilzingsleben o Kärlích) y por fragmentos de huesos de animales que podrían haber servido como espátulas, cuchillos o punzones ocasionales sin necesidad de una transformación sistemática.
Más información El mundo de los neandertales
Los neandertales europeos colonizaron una amplia gama de entornos geográficos, en los que desarrollaron modos de subsistencia que les permitieron sobrevivir hasta la aparición de los primeros hombres modernos. Estos entornos iban desde las costas mediterráneas, en las que el clima nunca fue mucho más frío que en la actualidad, hasta el borde de las regiones esteparias septentrionales. En todas las zonas parece demostrado que su comportamiento era muy semejante al de los grandes depredadores con los que convivía (león de las cavernas, pantera, lobo...), cazando presas muy diversas o carroñeando ocasionalmente algún animal muerto por causas naturales.
Más información La vida durante el Paleolítico Superior
La diversificación cultural que presenta la parte final del Paleolítico, precursora en muchos casos de algunos pueblos primitivos actuales, es por tanto enorme y va a generar una amplísima variedad de comportamientos. A nivel económico, los hombres de finales del Cuaternario dominaron la fabricación de una gran variedad de instrumentos. Respecto al mundo simbólico, hoy en día se acepta que prácticamente desde sus inicios los hombres del Paleolítico Superior demuestran tener las mismas inquietudes intelectuales que las sociedades históricas. Un aspecto importante a la hora de hacerse una idea de esta faceta es sin duda el Arte Paleolítico.
Más información El Arte Paleolítico
A la hora de sistematizar este amplio tema, todos los autores están de acuerdo en distinguir entre arte mueble, que son aquellas manifestaciones plásticas sobre piezas de pequeño formato, fácilmente transportables, y arte parietal o rupestre, que es el que tiene como soporte paredes y techos de cuevas o grandes bloques de piedra, estén en cuevas o al aire libre, que no han podido desplazarse de su entorno.
Más información Epipaleolítico y Mesolítico
El intervalo comprendido entre el 10.000 P. y la llegada del Neolítico está ocupado en Europa y zonas limítrofes por las industrias Epipaleolíticas/Mesolíticas. En principio, el término Mesolítico se creó en el siglo pasado, dentro del mundo anglosajón, para denominar esta etapa intermedia. Los investigadores franceses, sin embargo, prefirieron utilizar el concepto de Epipaleolítico, para hacer referencia a la inevitable continuidad cultural de un periodo en otro. En la actualidad no hay unanimidad en la terminología a utilizar y existen autores que usan cualquiera de ellos indistintamente. En Europa occidental es frecuente, sin embargo, que se considere mesolíticas a aquellas sociedades que, de algún modo, están en vías de neolitización, mientras que epipaleolíticos son aquellos grupos que mantienen una clara continuidad cultural con los últimos cazadores-recolectores paleolíticos.
Más información Las industrias europeas
Los grupos epipaleolíticos europeos se caracterizan a nivel industrial por el microlitismo y, la mayor parte, por la utilización de microlitos geométricos.
Más información El Epipaleolítico de la Península Ibérica
Al igual que sucediera con el Paleolítico Superior, el Epipaleolítico peninsular cuenta con mejores evidencias en la periferia que en el centro, zona vacía de yacimientos con la excepción de algún taller al aire libre de cronología y atribución dudosa.
Más información Neolítico: las primeras sociedades agrarias
El último período cultural de la Edad de la Piedra se ha denominado tradicionalmente Neolítico y representa una de las etapas históricas más interesantes por las transformaciones de toda índole que experimentaron las sociedades de aquellos momentos. Hoy día sabemos que los cambios operados en el campo socioeconómico fueron más importantes que los acaecidos en el campo tecnológico y presumiblemente causa de ellos. Sabemos también que dichas transformaciones no se produjeron de una manera súbita, sino que todas ellas fueron la culminación de un lento proceso de adaptación durante el cual el hombre fue estableciendo una nueva relación con el medio que le rodeaba; desde esta perspectiva, el término revolución neolítica empleado por Childe debe ser matizado en su sentido de súbita innovación o alteración.
Más información Posibles causas de este proceso
Una de las interpretaciones más aceptadas para explicar el surgimiento de unas formas de vida diferenciadas, conceptuadas bajo la denominación de neolíticas, ha sido la denominada teoría del oasis, mantenida y popularizada por Gordon Childe, quien defendió las causas ambientales como las impulsoras del cambio. Otros autores como Binford, Flannery o Cohen intentaron explicar de forma más satisfactoria porqué se abandonó el viejo sistema, determinando que la causa de la ruptura fue la presión demográfica.
Más información El Neolítico en el Próximo Oriente
Entre los numerosos yacimientos conocidos del Neolítico cabe destacar Jericó, importante "tell" con 18 niveles arqueológicos que muestra dos fases sucesivas del Neolítico Precerámico. En dichos niveles y con fechas comprendidas entre los años 8.000 y 6.000 a. C. se ha documentado una agricultura intensiva del trigo (Triticum monococcum y dicoccum), la cebada, lentejas, guisantes y pistachos y la ganadería con restos abundantes de ovicápridos. Este yacimiento destacó, además, por su gran tamaño ya que se calculó que podía albergar una población de más de 3.000 personas, algo inusual en los restantes asentamientos de la época y que mereció que los antiguos investigadores la denominaran la primera ciudad del mundo.
Más información El Neolítico en la Península Ibérica
El Neolítico en la Península Ibérica
En toda la cuenca occidental y asimismo en la Península Ibérica, se detecta un factor importante para la identificación de la primera cultura neolítica: la presencia de cerámica que, independientemente de algunas variaciones regionales, ofrece la característica común de una decoración impresa que acabó constituyéndose en el auténtico fósil-guía de esta fase cultural. Las regiones mediterráneas de la Península son las que mejor pueden documentar la presencia de este Neolítico Antiguo o de cerámicas impresas, conservándose un buen registro arqueológico en Cataluña, País Valenciano y Andalucía oriental.
Más información Cataluña
Esta zona ofrece un gran número de yacimientos, mayoritariamente en cuevas (Toll, Balma de l'Espluga, L'Espluga de Francolí, etcétera) pero también al aire libre (Los Guixeres, Cambrils, etcétera) que merecieron la atención de los investigadores desde principios de siglo.
Más información El País Valenciano
Es la región peninsular donde más se ha desarrollado la investigación sobre el Neolítico, dando como resultado el conocimiento de numerosos lugares arqueológicos y un importante volumen de datos, tanto a nivel material como a nivel económico y territorial. Yacimientos tan bien conocidos como la cueva de la Sarsa (Bocairente, Valencia), la de L'Or (Beniarrés, Alicante) o la de Cendres (Moraira, Valencia) muestran un primer nivel de ocupación con todos los elementos típicamente neolíticos ya presentes.
Más información Andalucía
Es la última de las regiones mediterráneas peninsulares donde pueden identificarse las fases iniciales del Neolítico. Los yacimientos más característicos, algunos conocidos desde finales del pasado siglo, son cuevas, lo que ha merecido que algunos autores, como Navarrete, hayan hablado de la cultura de las cuevas. Los sitios mejor estudiados se sitúan en las provincias costeras de Almería, Granada y Málaga, o inmediatamente interiores como Jaén, con evidentes afinidades geográficas con el sur de la zona levantina. Uno de los yacimientos más representativos es la cueva de la Carihuela (Píñar, Granada).
Más información El Arte Levantino
Es el segundo de los estilos o ciclos artísticos identificados en la Prehistoria española, de una gran originalidad que le hace prácticamente único en Europa, cuyo desarrollo puede situarse a comienzos del Neolítico o incluso en momentos inmediatamente anteriores.
Más información El Megalitismo
Podemos definir el fenómeno megalítico como la corriente cultural que se caracteriza por la construcción de enterramientos colectivos bajo grandes y variados monumentos de piedra, que tuvo una amplia dispersión geográfica por toda Europa durante el Neolítico y los primeros momentos de la Edad de los Metales.
Más información El Calcolítico: los inicios de la metalurgia
La Edad de la Piedra termina con el periodo Neolítico y a continuación se inicia la Edad de los Metales, llamada así porque el hombre inventó la metalurgia, a la que se consideró el avance tecnológico decisivo y definitorio de la nueva etapa cultural. La primera fase se denomina Calcolítico (calcós = cobre; litos = piedra) durante la que el hombre descubrió el cobre y comenzó a trabajarlo; la segunda etapa es la Edad del Bronce, momento en que empezaron a realizar aleaciones de cobre y estaño y, por último, se desarrolló la Edad del Hierro en la que ya se fabricaron objetos de dicho metal.
Más información Los datos más antiguos
La primera metalurgia del cobre se desarrolló en distintos lugares a la vez y de manera independiente, aunque las fechas más antiguas están documentadas en el Próximo Oriente durante el VI milenio a. C., e incluso antes.
Más información El calcolítico en la Península Ibérica
El segundo foco de metalurgia precoz en Europa aparte del área de los Balcanes se localiza en la Península Ibérica, concretamente en la región del Sudeste y en el sur de Portugal, durante el desarrollo del horizonte cultural de Los Millares donde a principios del III milenio aparecen las primeras producciones metalúrgicas.
Más información El fenómeno del Vaso Campaniforme
Bajo este nombre se engloban una serie de culturas calcolíticas que, a partir aproximadamente del 2200 a. C., tuvieron como rasgo común el uso de unos vasos cerámicos en forma de campana invertida, que se consideraron su fósil-guía más representativo. La característica más relevante de este fenómeno cultural es que se extendió prácticamente por toda Europa, desde el Atlántico hasta los Cárpatos.
Más información La Edad del Bronce
La Edad del Bronce se estudió y estructuró a partir del progresivo desarrollo de las industrias metalúrgicas a las que se suponía el motor de progreso de aquellas sociedades, olvidándose el análisis de otros aspectos culturales tanto o más importantes. Es cierto que la producción metalúrgica y el comercio cada vez más pujante desempeñaron un papel decisivo atestiguado por el nacimiento de numerosos centros de producción, pero no hay que olvidar que la agricultura y la ganadería intensivas siguieron siendo base fundamental de sus economías. Estudios recientes han demostrado la ocupación de nuevas tierras de alto rendimiento cuyo control sería importante o el desarrollo de la industria textil derivada del aprovechamiento de la lana que hace pensar, siguiendo a Champion, que existió una relación entre las actividades de subsistencia y la organización y el estatus social.
Más información La P. Ibérica durante el Bronce Antiguo y Medio
Durante estos dos primeros períodos de la Edad del Bronce, hay que destacar el pujante foco del Sureste donde floreció la cultura de El Argar, que toma su nombre del poblado epónimo de Almería, extendiéndose también por las provincias de Murcia, Granada y Jaén, a pesar de lo cual no constituyó un fenómeno unitario peninsular.
Más información El Bronce Final
El último período de la Edad del Bronce, cuyos límites cronológicos se sitúan entre 1250 y 750 a. C., se caracterizó por una serie de movimientos y cambios que afectaron a gran parte de Europa tras la relativa estabilidad alcanzada durante el Bronce Medio. En Europa Central se desarrolló la cultura de los Campos de Urnas, que acabó extendiéndose a la Península Ibérica.
Más información Los Campos de Urnas en la Península
El cuadrante Noreste de la Península recibió el influjo cultural de los Campos de Urnas centroeuropeos, que aproximadamente a partir del año 1100 a. C., incluso antes, comenzaron a llegar a través de los Pirineos e introdujeron una serie de innovaciones culturales y lingüísticas importantes, quizás sobrevaloradas en algunos momentos de la investigación.
Más información Primera Edad del Hierro
Al final de la Edad del Bronce no se detectan cambios bruscos ni discontinuidad cultural en casi ninguna región, pero tradicionalmente se estableció el límite de la Edad del Hierro en el 750 a. C., coincidiendo con la aparición de dicho metal en alguna de las regiones europeas.
Más información La cultura tartésica
En la actualidad el proceso histórico de las poblaciones del Suroeste, conocido como cultura tartésica, se pone en relación con el horizonte cultural "orientalizante" (M.E. Aubet), que afecta de forma desigual a Grecia, Italia y el Sur de España, representando, según esta autora, una transición entre las culturas protohistóricas y geométricas del Mediterráneo y la civilización histórica clásica.
Más información El valor de las fuentes literarias
Se conocen una serie de tradiciones de carácter histórico recogidas por Estesícoro (raíces argénteas del río Tartessos), Anacreonte (longevidad de su monarca Argantonio), Hecateo (habla de una tal Helibyrge, ciudad de Tartessos), Heródoto (Tartessos como emporio de gran riqueza más allá de las Columnas de Hércules, así como de relaciones con los focenses), Eforo, Aristófanes, Estrabón (Tartessos como ciudad, río, región y centro de contratación de metales) y Avieno, que ofrece la más abundante información de índole geográfica. En general podemos decir que las reconstrucciones históricas sobre Tartessos se han visto a menudo artificialmente enriquecidas debido a la utilización de una documentación literaria perteneciente con frecuencia a tradiciones tardías y en muchas ocasiones ajenas al mundo autóctono peninsular.
Más información Las fuentes arqueológicas
Los hallazgos arqueológicos realizados hasta el momento no permiten hablar de una ciudad concreta, sino de una zona geográfica, más o menos delimitada por las características que éstos presentan. El horizonte cultural tartésico arranca del Bronce Final y experimenta una evolución determinada por dos factores, su propio desarrollo interno y la influencia de los pueblos colonizadores del Mediterráneo.
Más información Proceso histórico de Tartessos
El proceso histórico de Tartessos está en relación con un proceso de transformaciones estructurales que dan como resultado una diferencia clara entre las comunidades autóctonas meridionales del denominado Bronce Final de la Península, en el que no existen todavía estímulos coloniales, y las poblaciones de época posterior en las que la influencia mediterránea conduce a una realidad cultural nueva.
Más información El final del mundo tartésico
Una serie de acontecimientos, entre los que posiblemente el principal sea la fundación de la colonia focense de Massalia (Marsella) influyen de manera clara en el debilitamiento del reino de Tartessos. Los fenicios ya no pudieron proporcionar a los indígenas el estaño necesario para la fabricación de bronces y la propia actividad económica de los fenicios, que actuaban como intermediarios, se vio afectada, lo que se refleja en una importante crisis en los asentamientos fenicios del círculo del Estrecho.
Más información El problema de la escritura tartésica
En opinión de De Hoz, la más antigua escritura hispánica surge en la zona del Suroeste con una relación directa con la escritura fenicia, por el contacto que desde el siglo VII a.C. mantienen los fenicios con los habitantes indígenas de las costas de la Península. Según él esta escritura, la única autóctona utilizada durante dos siglos en la Península, se extendió por todo el Sur hasta alcanzar las costas mediterráneas en el Este, donde el contacto con los griegos va a dar lugar a la escritura semisilábica ibera. También se extiende hacia el Occidente en el Algarve portugués.
Más información Las colonizaciones fenicia, griega y púnica en la P. Ibérica
El término colonización está cargado de herencias que tienen su origen en el romanticismo alemán y el empirismo anglosajón. Estas corrientes históricas utilizan el pasado para justificar ciertos modelos políticos, así como relaciones humanas y éticas e incluso normas presentes.
Más información La colonización fenicia
Hasta el reinado de Hiram I (970-936 a.C.) Tiro no se convierte en potencia política y naval, produciéndose en ese momento unas condiciones favorables para iniciar la empresa de expansión hacia el oeste: interrupción del comercio fenicio con el Mar Rojo hacia el 850 a.C. con la consiguiente dificultad de acceso a las fuentes de materias primas en el continente asiático y el cambio de orientación del mercado y de la demanda -plata, cobre, estaño y hierro en sustitución de oro, piedras preciosas y marfil. Junto a ello se detecta una importante escasez de tierra cultivable, unida a una creciente presión demográfica (siglos XII a VIII a.C.), todo lo cual encaja perfectamente con los datos de la arqueología: desde mediados del siglo IX a.C. las naves de Tiro frecuentan el Egeo y acaso también el Mediterráneo central, siendo la primera colonia de Tiro en ultramar Kition (Chipre) de mediados del siglo IX a.C., para controlar la producción y el comercio de cobre y servir de cabeza de puente en la expansión fenicia hacia Occidente.
Más información Los asentamientos fenicios
La máxima concentración de poblamiento fenicio se ha hallado en la zona costera de las provincias de Málaga y Granada, que es, además, la zona más explorada de la costa sur. Sin duda el asentamiento fenicio que más controversia ha levantado en cuanto a la fecha de su fundación ha sido Gadir. Aparte de Gadir conocemos por las fuentes literarias y la arqueología una serie de asentamientos fenicios en el Sur de la Península Ibérica: Malaka y Abdera-Adra (Almería) por Estrabón y, por datos de la arqueología, Guadalhorce (Málaga) de la segunda mitad del siglo VII a.C.; la necrópolis de Trayamar (Málaga), de fines del siglo VIII o principios del VII; el Castillo de Doña Blanca (Cádiz) de mediados del siglo VIII; Guadarranque (Cádiz); Adra (Almería) y el Cerro del Prado (Algeciras) del siglo VIII a.C.
Más información La colonización griega
Del mismo modo que en la colonización fenicia, las fechas de las fuentes literarias y las de la arqueología no coinciden. Heródoto nos transmite la noticia de que los focenses fueron los primeros entre los griegos que hicieron largos viajes y descubrieron Iberia y Tartessos y se hicieron amigos de Argantonio poco antes del 546 a.C. Según Estrabón, Rhode fue la primera fundación de los griegos en Iberia antes de la primera Olimpiada (776 a.C.) y también los rodios se establecieron en las Islas Gimnesias (Baleares); Ampurias fue fundada por colonos focenses, lo mismo que Hemeroskopeion y Akra Leuke. También Licofrón y Apolodoro sitúan colonos rodios en la Península ibérica y Baleares. Timeo, por su parte, sitúa la fundación de la Massalia focense 120 años antes de la batalla de Salamina, es decir, en el año 600 a.C.
Más información Establecimientos griegos y sus problemas
Las fundaciones realizadas por los colonizadores griegos en la P. Ibérica no están exentas de problemas. Así, es difícil determinar, siguiendo a las fuentes literarias, la fundación de Rhode, mientras que otros enclavez como Hemeroskopeion, Alonis y Akra Leuké tienen una localización confusa.
Más información Etapas de la colonización griega
Etapas de la colonización griega
La colonización griega de la P. Ibérica conoce dos etapas, una precolonial (siglo VIII a VI a.C.), de primeros contactos y primeras navegaciones sin asentamientos estables, y otra colonial (a partir del siglo VI a.C.) con asentamientos estables a partir de la fundación de Massalia (Marsella) ca. el año 600 a.C., primera colonia de los focenses en el Mediterráneo occidental.
Más información La colonización cartaginesa
Parece claro que los cartagineses desarrollaron un importante comercio administrativo ante las dificultades para consolidar su prestigio en una base agrícola-territorial en el norte de Africa, reglamentado por tratados políticos (con los etruscos, con Roma). Esta irradiación comercial no parece detectarse en el Mediterráneo Central (Sicilia, Cerdeña) y Occidental (Península Ibérica e islas) hasta el siglo VI a.C., aunque su florecimiento parece haber sido en cierta medida posterior. Con todo, las evidencias literarias y arqueológicas señalan la existencia de algunos asentamientos de origen cartaginés (Almuñécar, Ibiza) hacia mediados del siglo VII a.C.
Más información Asentamientos púnicos en la Península
De acuerdo con los datos de las fuentes literarias y la arqueología, se pueden distinguir los siguientes: Sexi, que aparece en la obra de Hecateo de Mileto y de Estrabón y acuña moneda de tipo púnico en época romana, siendo su necrópolis de Almuñécar (Granada) del siglo VII a.C.; Carthago Nova, actual Cartagena, fundada en el año 226 a.C.; Baria, con su necrópolis en Villaricos (Almería) del siglo VI a.C. y la Necrópolis de Jardín (Málaga), también del siglo VI.
Más información Áreas histórico-culturales de la P. Ibérica en época prerromana
En el año 218 a.C. en el transcurso de la Segunda Guerra Púnica desembarcaron por primera vez en la Península Ibérica al mando de Cneo Cornelio Escipión, utilizando como cabeza de playa a Ampurias, y durante prácticamente dos siglos de conquista (las Guerras Cántabras, realizadas contra los últimos pueblos sin conquistar de la Península Ibérica, cántabros y astures, terminaron oficialmente en el año 19 a.C.), los romanos en sus continuos avances y retrocesos en Hispania encontraron una gran variedad de pueblos con distintos orígenes y estructuras (sociales, económicas, políticas, religiosas, etc.).
Más información Historia de las investigaciones
En la actualidad la investigación tiende a valorar y estudiar concretamente las zonas ibera o ibérica e indoeuropea de la Península Ibérica, se realizan excavaciones con una metodología establecida y criterios científicos, tomando como base de información las fuentes escritas.
Más información El problema de las fuentes
Las obras de los autores greco-latinos de época clásica romana, como Estrabón, nos transmiten una serie de informaciones que son juicios y descripciones desde su propia óptica e ideología de una realidad histórica que, en muchos casos, se aleja bastante de la suya, por lo que se produce una "interpretación" de la misma realidad que intentan describir. Estos autores tienen su particular visión de la historia y, sobre todo, de la de otros pueblos, que sólo les interesan en la medida en que entran en relación con Roma, fijándose básicamente en lo que es extraño a ellos y acuñando una serie de clichés que luego aplican indiscriminadamente.
Más información Delimitación actual de las áreas
En la actualidad, a partir de la información que nos transmiten las fuentes escritas, la arqueología y la lingüística, podemos distinguir dentro de la Península Ibérica dos grandes áreas (ibera e indoeuropea), en cuyo interior se pueden diferenciar asimismo varias subáreas.
Más información Área ibera
El área ibera ocupa la franja mediterránea de la Península Ibérica y el suroeste y en ella se pueden distinguir dos zonas, una ibera propiamente dicha, que incluye Levante y Cataluña, y otra influencia ibera o zona meridional, que se corresponde con la Andalucía actual en casi toda su extensión, así como el Algarve portugués y parte de Extremadura.
Más información Área indoeuropea
A grandes rasgos comprende las dos Mesetas, el norte y el oeste de Hispania, extendiéndose desde el valle medio del Ebro (claramente establecido el límite en la actualidad tras el conocimiento del Bronce de Contrebia) y el Sistema Ibérico al este, hasta el río Guadiana por el sur, el Atlántico por el oeste y el Cantábrico por el norte. Muchos eran los pueblos que ocupaban este territorio durante la Antigüedad: celtíberos (citeriores y ulteriores), carpetanos, vacceos, vettones, lusitanos, tumodigos, astures, galaicos, etc., pero todos ellos presentan en el plano lingüístico una característica común que da cierta unidad a la zona, el carácter indoeuropeo de sus lenguas.
Más información Área ibera. Pueblos del sur y este de España
Este área se halla constituida? un mosaico de pueblos entre los que existen manifestaciones culturales similares, que nos permiten generalizar para todos ellos la denominación de civilización ibérica o pueblos del área ibera, aunque dentro de un área tan amplia haya una serie de matices y diferencias entre unas y otras regiones, debidos tanto a la diversidad del sustrato indígena, como a los contactos, directos o indirectos y más o menos intensos con los pueblos colonizadores, pues se trata precisamente de la zona de influencia directa de las colonizaciones fenicia, griega y púnica.
Más información El proceso de formación histórica del mundo ibérico
Para comprender el proceso de formación de la cultura ibérica es preciso atender al estudio de la propia dinámica interna de la Península Ibérica en las etapas anteriores a la primera mitad del primer milenio a. C. sobre todo. El principal cambio que se produce en esta época es la integración de las tierras de la Península Ibérica en las grandes culturas del Oriente mediterráneo, con lo que surge un proceso de evolución histórica que desborda y condiciona las líneas evolutivas anteriores.
Más información El desarrollo urbano en el área ibera
En el siglo V a. C. las poblaciones indígenas alcanzarán un estadio de desarrollo superior, que podemos calificar como plenamente urbano, con lo que el mundo ibérico se "homologa", aunque más tardíamente, con las demás culturas del mundo mediterráneo de los milenios segundo y primero a. C., con un tipo de organización más próximo al de las sociedades mediterráneas.
Más información Organización social
Del análisis de las tumbas deduce F. Presedo la existencia de un grupo de régulos, que debían formar la nobleza y cuyas tumbas denotan un nivel alto de riqueza; junto a ellos existiría una clase media con tumbas más pequeñas y un ajuar discreto, aunque con algún elemento de importación, distinguiendo entre ellos los que aparecen enterrados con falcata y aquellos que no la tienen dentro de su ajuar funerario, lo que diferencia a los guerreros del grupo de posibles comerciantes y artesanos cualificados (broncistas, herreros, escultores, etc.), y finalmente el grupo social más bajo dentro de la escala, que son los individuos enterrados en las numerosas tumbas pequeñas consistentes en un solo hoyo en el suelo, a veces sin ningún ajuar, y con la urna tapada únicamente con una piedra.
Más información Organización política
Para el conocimiento de los aspectos de la organización política del mundo ibérico contamos con los datos que aparecen en las fuentes literarias, en especial Polibio, Apiano y Tito Livio, sobre la existencia de reyezuelos o régulos en la zona sur de Hispania en el momento de cambio de la hegemonía cartaginesa a la romana.
Más información Actividad económica de los pueblos iberos
Dos son los sectores que hay que destacar de la actividad económica que debió desarrollarse en el área ibera: la agricultura y la minería; el primero por todo el área y el segundo con sus centros principales en Cástulo, Cartagena y el valle medio del Ebro. A ellas hay que añadir otras actividades en los sectores ganaderos y de la caza y la pesca, así como las actividades artesanales.
Más información Agricultura y minería de los pueblos iberos
A partir de la Edad del Bronce el nivel técnico de las explotaciones agrarias había dado un gran avance y la agricultura era la base de la economía en la España ibérica. Las zonas más ricas en general debían ser las vegas de los ríos Ebro, Segura y Guadalquivir. Ya en época de predominio de Tartessos la explotación de los minerales estaba bastante desarrollada en el sur de España. En época ibérica se acrecentó la importancia, al añadirse ahora el empleo masivo del hierro a los metales tradicionales.
Más información Ganadería, caza, pesca y otras actividades
A pesar de haber afirmado que la agricultura y la minería constituían los principales sectores de producción en el área ibera, no debemos olvidarnos de la importancia de la ganadería, que, en algunos casos, como el de los oretanos, constituye la principal fuente de riqueza, en contraste con otras zonas básicamente agrícolas. La gran abundancia de esculturas con el motivo del toro en zonas cercanas a ésta y relacionadas con ella son buena muestra de lo dicho.
Más información El comercio ibérico
Al igual que en la etapa anterior, llamada etapa orientalizante, el comercio de época ibérica no estaba dominado por los indígenas. Los iberos no fueron protagonistas de la actividad comercial en el Sur y Levante de la Península Ibérica, sino que fueron los pueblos comerciantes del Mediterráneo, fenicios y griegos sobre todo, quienes dominaron el comercio.
Más información La moneda ibérica
La moneda fue introducida en el mundo ibérico por los griegos, quienes la extendieron por todo el Mediterráneo. Las primeras acuñaciones conocidas son las de Ampurias. La colonia de Rhode emite en la segunda mitad del siglo IV unas dracmas que son consideradas como las más bellas acuñadas por los griegos en España; estas acuñaciones van desde el 320 al 237 a. C. Otro de los focos de acuñación, precisamente en la otra punta de la zona ibera, es Gadir (Cádiz).
Más información El arte de los iberos
La naturaleza del arte ibérico aparece bastante clara en la actualidad, pues, a partir del análisis de sus distintas manifestaciones artísticas, podemos decir que se trata de un arte funerario o religioso. Las estatuas y demás objetos de arte tenían como destinatarios al grupo dirigente de la sociedad ibérica, en cuyas tumbas o monumentos funerarios han aparecido. Las piezas más importantes que nos ha legado el arte ibérico son las Damas de Elche y Baza.
Más información La arquitectura ibérica
La arquitectura de los iberos no responde a lo que sucede en otras sociedades similares de la cuenca del Mediterráneo, concretamente a las sociedades clásicas griega y romana. En el área ibera lo más sobresaliente en cuanto a arquitectura son las fortificaciones y murallas de los poblados. Las soluciones arquitectónicas de los iberos fueron de lo más normal, el dintel y el arquitrabe, aunque sabemos que hay algún intento de cerrar un espacio con piezas de pequeño tamaño, como sucede en la puerta de la tumba 75 de Galera.
Más información La escultura ibérica
Es ésta, sin duda, junto con la cerámica pintada, la más importante manifestación artística de los iberos. En el territorio de los iberos han aparecido, desgraciadamente no siempre en su contexto arqueológico, grandes esculturas de bulto redondo que se pueden comparar con la griega arcaica y la etrusca. Tradicionalmente siempre ha sido la Dama de Elche la figura más representativa de estas manifestaciones artísticas, pero se han producido nuevos hallazgos en las últimas décadas, algunos de ellos in situ como la Dama de Baza.
Más información El relieve ibérico
Se trata de una manifestación artística bastante menos abundante que las esculturas exentas, realizado también en piedra como aquellas, aunque de gran interés, sobre todo después de los descubrimientos de Pozo Moro estudiados por M. Almagro Gorbea. Los más importantes son los de Osuna (el relieve de la flautista y un hombre con capa y el de las dos damas oferentes, ambos en el Museo Arqueológico Nacional, así como otro sillar en ángulo en el que se representa a dos guerreros luchando, vestidos y tocados con los trajes y elementos defensivos que ya hemos visto en los bronces y en las esculturas en piedra, y otro fragmento de un guerrero a caballo sujetando las riendas, fechables hacia el siglo II a. C.).
Más información La cerámica pintada
Se trata de una de las manifestaciones mejor conocidas y más valoradas del arte ibérico, tanto las decoraciones con figuras geométricas, más tempranas y abundantes por más sencillas de realizar, como las de figuras humanas y animales. Las influencias externas encontraron en cada región sustratos distintos que derivaron en tendencias individualizadas en relación también con la época en que recibieron los influjos llegados de la otra parte del Mediterráneo.
Más información El traje ibérico
El traje ibérico
A partir del análisis de los bronces, esculturas en piedra y decoraciones de las cerámicas a que nos hemos referido en apartados anteriores podemos decir que hoy nos es bastante bien conocido el traje utilizado por los iberos, aunque debemos pensar que no era uniforme, debido a las variantes regionales. Velo, manto y túnica son los tres elementos del traje femenino ibero. El tocado de la cabeza de las damas iberas es muy complicado, como puede verse por la de Elche o la menos compleja de Baza.
Más información La escritura ibérica
Para el mundo ibérico la escritura está atestiguada desde fines del siglo V a. C. por una inscripción existente en la base de un kylix ático, aparecido en Ullastret, cerca de Ampurias, en una zona de clara influencia griega y que debe hacer referencia, sin duda, al propietario de la citada cerámica.
Más información La religiosidad entre los iberos
Es difícil hablar de un tema como el de la religiosidad de los iberos, cuando encontramos una gran carencia de noticias en las fuentes literarias greco-latinas de época clásica, las excavaciones arqueológicas nos ofrecen noticias escasas y fragmentarias y los datos se reducen prácticamente al análisis de las esculturas en piedra y metal, a los exvotos de los santuarios y a las representaciones en las pinturas de la cerámica, en espera de que algún día los textos hasta hoy incomprensibles de las estelas o de la misma cerámica nos ofrezcan datos sobre este aspecto tan importante de la vida de los pueblos.
Más información Área indoeuropea. Pueblos del centro, oeste y norte de la P. Ibérica
Este área se corresponde fundamentalmente con los territorios y poblaciones antiguas de los valles del Duero y Tajo, toda la cornisa cantábrica, utilizando palabras de Estrabón, "de los galaicos hasta los vascones y los Pirineos" (aunque no se pueda afirmar con él que todos tienen el mismo modo de vida y organización), parte del valle medio del Ebro (La Rioja) y los valles de los afluentes del Ebro por la derecha (Jalón y Jiloca) en la parte sur de este valle medio. Es decir, la parte peninsular al norte de una línea imaginaria trazada desde la cuenca baja del Tajo a la cuenca alta del Ebro.
Más información Formación histórica de los pueblos del área indoeuropea
En la formación histórica de los pueblos de la denominada área indoeuropea aparecen como elemento esencial las denominadas tradicionalmente invasiones indoeuropeas y que, en la actualidad, parece más correcto designar como "infiltraciones indoeuropeas". Actualmente se cree que el proceso parece haber sido más complejo y es difícil poder reducirlo a un esquema seguro y simple en el que se concede demasiada importancia en el desarrollo prerromano de esta zona a cuestiones de índole transpirenaica. Es preciso afirmar, una vez más, que, junto a factores que podríamos considerar externos, no deben dejarse de lado los propios elementos indígenas en su evolución durante las etapas anteriores.
Más información La cerámica excisa
En el estado actual de las investigaciones arqueológicas no se puede hacer depender a todos los grupos de cerámica excisa (citaremos como más importantes los de los valles del Ebro y del Duero) del fenómeno único de las oleadas indoeuropeas, pues existen en la Península varios grupos cerámicos decorados mediante la técnica excisa; todos ellos representan características tipológicas y estilísticas propias y pertenecen a entidades culturales diversas.
Más información El origen de la explotación del hierro y su difusión
Tenemos constancia de que hacia el año 1100 a. C. ya se conocía el hierro en el reino de Tartessos (lo que no quiere decir que se conociera el proceso de obtención), pero también que entre el 1000 y, más o menos, el 500 a. C. gran parte de la Península ibérica desconocía la metalurgia del hierro e incluso en algunas áreas no se utilizaba. Los objetos más antiguos aparecidos son dos instrumentos de hierro del Tesoro de Villena (Alicante), fechado hacia el 1000 a. C.; cuchillos de hoja curva de la necrópolis de La Joya (Huelva) con prototipos en la Grecia micénica; restos aparecidos en una tumba de Cástulo (cerca de Linares), que pueden situarse entre los siglos VII y VI a. C. y objetos de hierro que aparecen en Almuñecar de alrededor del 750 a. C.
Más información Organización socio-política
La casi totalidad de los datos utilizados para el análisis de la organización socio-política indígena prerromana no son de esta época, sino que han sido extraídos de las fuentes romanas, sobre todo de las epigráficas. Dentro del conjunto de pueblos que habitaban la amplia zona peninsular de dominio de las lenguas indoeuropeas hay un grupo de ellos, los denominados galaicos por los romanos, que presentan una organización sociopolítica diferente a la de los restantes pueblos del área indoeuropea, tanto en época prerromana, como en los primeros tiempos de la época romana.
Más información Unidades organizativas indígenas fuera de Gallaecia
Tradicionalmente se ha definido a la España prerromana indoeuropea por el carácter "tribal" o "gentilicio" que se atribuye a su organización social, carácter que estaría ausente en la zona ibérica. Bajo este apelativo se trataba de remarcar la inexistencia o precariedad de formas estatales y el predominio de las relaciones de parentesco como elemento de articulación social. Pero el área indoeuropea no es homogénea y, aunque hay zonas en las que percibir la existencia de una organización "estatal" es muy dificil, en otras no lo es tanto, y las relaciones de parentesco debieron jugar un papel importante, de forma que en la epigrafia se mencionan unidades organizativas cuya denominación alude al vocabulario del parentesco. Sin embargo, cuando se habla de organización gentilicia, lo que se quiere expresar claramente es algo más que esto, es decir, aludir a una sociedad organizada según el modelo teórico elaborado por Morgan, un tipo de comunidad basada en el parentesco, sobre el que girarían todos los actos de la comunidad.
Más información La organización social
Las inscripciones halladas muestran que los genitivos de plural deben aludir a grupos parentales cercanos a la idea de una familia extensa o amplia, sin poder precisar con total exactitud hasta qué grado de parentesco abarcaban, posiblemente no pasarían del tercer grado, tanto en línea ascendente como descendente y colateral. Estos grupos parentales básicos, a los que se refieren de forma inmediata los individuos en algunas zonas, en casos muy concretos adquieren una amplitud mayor junto con alguna característica nueva que era prácticamente ajena a las unidades expresadas mediante genitivos de plural. Ello da lugar a que estas unidades aparezcan expresadas bajo el término de gentilitas. Y, yendo aún más allá en el grado de evolución y desarrollo de estas unidades parentales, algunas, incluso, preferentemente en zonas que podemos considerar como marginales dentro de la propia área indoeuropea, en las que está ausente el fenómeno urbano y son las más tardías en ser conquistadas por los romanos, pueden en algunos casos alcanzar un grado de desarrollo y evolución mayor, lo cual permite que estas unidades parentales sean denominadas con el término de gens.
Más información Jerarquías
En las sociedades primitivas actuales estudiadas por Morgan y los antropólogos en general se ha descubierto siempre algún tipo de jerarquía, tanto de índole política, como militar o religiosa. Referido a la zona indoeuropea de Hispania también se aprecia cierta jerarquización, que se pone de manifiesto en los banquetes, como narra Estrabón en su libro 3, 3, 7, refiriéndose a las poblaciones montañesas, desde los galaicos hasta los vascones y el Pirineo. "Comen sentados sobre bancos construidos alrededor de las paredes, alineándose en ellos según su edad y dignidad". Se trataba, según Estrabón, de jerarquías basadas en la edad y la dignidad, pero no en la capacidad económica.
Más información El pretendido matriarcado de los pueblos del Norte
La idea de la existencia de un régimen de tipo matriarcal entre los cántabros y, por extensión, entre todos los pueblos del Norte en época prerromana se fundamenta, por una parte, en el conocido texto de Estrabón (3, 4, 18): "Por ejemplo entre los cántabros los hombres dan la dote a las mujeres, las hijas son las que heredan y buscan mujer para sus hermanos; esto parece ser una especie de ginecocracia (dominio de las mujeres), régimen que no es ciertamente civilizado"; y, por otra, en la asunción de la teoría evolucionista del siglo XIX, que sostenía la anterioridad de las sociedades de tipo matriarcal con respecto a las patriarcales. En la actualidad, debido a la justa valoración de la información que proporciona el geógrafo griego, a la comparación con lo que sucede en otras sociedades antiguas del Mediterráneo occidental, al abandono de las tesis evolucionistas del siglo XIX, que defendían la existencia de una fase general de las sociedades humanas que había precedido a la sociedad patriarcal (Bachofen, Morgan, Engels), y a una más adecuada interpretación de los datos que proporcionan las inscripciones cántabras, la tesis "matriarcal" tiene cada vez menos argumentos.
Más información El hospitium céltico
Al menos desde Ramos Loscertales (1948) se ha considerado al hospitium como una de las instituciones hispanoceltas más peculiares y características. Conocemos por un texto de Diodoro (5, 34) la existencia entre los celtíberos de una "benévola acogida a los extranjeros que acuden a sus comunidades", lo cual se ha entendido como un tipo de relación indígena a la que los romanos denominaron bajo el término de hospitium, probablemente por reconocer en ella una serie de rasgos similares a la práctica romana.
Más información La actividad económica del área indoeuropea
Según los datos de las fuentes literarias y la arqueología, no cultivaban ningún cereal para la elaboración del pan (Plinio, NH 16, 15 y Estrabón 3, 3, 7 y 3, 4, 18, donde afirma que el ejército romano se vio obligado en las Guerras Cántabras a traer trigo de Aquitania). En contra tenemos, no obstante, el texto de Dión Casio (53, 29) en el que se nos dice que, cuando Augusto abandonó Hispania y dejó como legado a Lucio Emilio, envió a decir al legado que pensaban regalarle trigo y otros aprovisonamientos para el ejército. Es frecuente entre ellos, según Estrabón y Plinio, el empleo de las bellotas para hacer pan, bellotas que han sido halladas en distintos castros del Noroeste en los niveles arqueológicos de esta época (Castro de Coaña, castros bíbalos del valle del Búbal, castro de Vixil en Lugo, etc.). Otros productos de los que tenemos noticias en las fuentes literarias y arqueológicas son: un grano para hacer el zythos, bebida fermentada que utilizan en lugar del vino; el mijo y la escanda (la escanda aparece ya en el s. VIII a. C. en el Norte de España) y el vino, pero únicamente en algunos lugares de Galicia.
Más información La religiosidad de los pueblos del área indoeuropea
Sabemos también por las fuentes literarias que existían, entre estos pueblos, montes y árboles sagrados. Marcial y Plinio nos dan noticia de encinares sagrados, mientras el primero nos transmite la noticia de que los montes más elevados recibían también culto: un monte entre los berones y el Mons Caius (Moncayo). Para realizar sus cultos no parece que estos pueblos hayan buscado construir grandes templos llenos de imágenes, siendo las rocas, las montañas, las fuentes y los ríos los lugares elegidos para tributar culto a los dioses. Hay dos aspectos especiales a resaltar, por un lado los sacrificios colectivos que se celebraban entre estas poblaciones y, por otro, los ritos de adivinación.
Más información Las lenguas prerromanas de la península ibérica
En primer lugar hay que decir que puede mantenerse, aunque con matizaciones, la antigua división, que reflejan los modernos mapas de Tovar y Untermann, entre Hispania indoeuropea (con topónimos en -briga) opuesta a la no indoeuropea (con topónimos en uli-, ili-). Dentro de la zona indoeuropea hay dos lenguas claramente diferenciadas, el lusitano y el celtibérico, mientras que en la zona no indoeuropea encontramos la lengua del Suroeste de la Península, donde se realizó la más primitiva escritura hispánica; y el ibero, con testimonios por todo el Levante, el valle medio del Ebro, Cataluña y hasta el norte de Narbona en territorio francés.
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