Desde 1789 hasta 1848
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Rango
1789 - 1848
Desarrollo
ÍNDICE DEL CAPÍTULO Nacimiento de los Estados Unidos . Las vísperas de la Independencia . Formación de la conciencia independentista . Rechazo a las leyes británicas . La rebeblión del té . Primer Congreso Continental . Bases doctrinales de los rebeldes . Lexington, Concord y Bunker Hill . La Declaración de Independencia . Factores de la derrota británica . Operaciones militares . Revolución o Guerra de Independencia . La Constitución de los Estados Unidos . Revolución Francesa . Crisis del Antiguo Régimen . Estudios recientes sobre la Revolución . La Monarquía en Francia . La sociedad . La economía y las finanzas . Revuelta de los privilegiados . Reunión de los Estados Generales . La Asamblea Constituyente . El deslizamiento de la Revolución . La guerra en el exterior . La Segunda Revolución Francesa . El Terror . Guerra en Europa y Primera Coalición . La Convención Montañesa .
Termidor . Europa ante la Revolución . La guerra durante el Directorio . Países contrarrevolucionarios . España y la Revolución Francesa . El Portugal de María I . Imperio Napoleónico . El Consulado . Del Consulado al Imperio . La expansión imperial . El bloqueo continental . Napoleón y España . La caída del Imperio . Batalla de Waterloo . La época de la Restauración . La Europa de los Congresos . La Revolución de 1830 . Asia y Africa . La revolución demográfica . Industrialización y desarrollo . El liberalismo . El Romanticismo . Los nacionalismos . La Europa de las Revoluciones . Grandes corrientes de pensamiento . El nacionalismo . El conflicto entre fe y razón . El Positivismo . Romanticismo y música romántica . El Realismo . La vida religiosa . Prosperidad material y capitalismo .
Aumento demográfico y urbanización . Una nueva sociedad industrial . Triunfo del librecambismo . Nuevas empresas capitalistas . La expansión económica . Hacia un mercado mundial . Revolución de los transportes . Inicios del movimiento obrero . Formulaciones socialistas . El Marxismo . Comienzos del movimiento obrero . La Primera Internacional . El Reino Unido entre 1830 y 1852 . El sistema político . La reforma electoral . El problema obrero . El Cartismo . El problema irlandés . La reina Victoria . El triunfo del liberalismo . Población y economía . El imperio colonial . Francia entre 1830 y 1848 . La reforma constitucional . El Orleanismo . La oposición política . Afianzamiento del régimen . El ministerio Guizot . La crisis final del régimen . La Confederación Germánica .
Austria . El sistema Metternich . Crecimiento económico . Rusia . Primera gran cultura rusa . Reformas educativas . Ejército y política exterior . La guerra de Crimea . Las Revoluciones de 1848 . Caracteres generales . Antecedentes: Italia . Francia: la Segunda República . Elecciones a la Asamblea Constituyente . La Revolución en Viena y Berlín . El Parlamento de Francfort . Nacionalismos en el Imperio Habsburgo . Tensiones en los revolucionarios italianos . El giro conservador francés . Fracaso en el proyecto nacionalista alemán . Reacción conservadora en Austria . Balance del proceso revolucionario . Imperios y unificaciones . Primera época victoriana en Gran Bretaña . Los Peelitas . La era Palmerston . Crisis de la reforma parlamentaria . La reforma electoral . Irlanda . Política exterior .
La prosperidad económica . La situación hacia 1870 . El Segundo Imperio Francés . El cesarismo de Luis Napoleón . Afianzamiento del poder imperial . De la dictadura al Imperio . Esplendor imperial . La aventura italiana . Giro a la izquierda . La derrota militar . La unificación italiana . Formación de la conciencia nacional . Papel central del Piamonte . El impulso de Cavour . La guerra contra Austria . Revueltas y plebiscitos . La expedición de Garibaldi . El reino de Italia . La cuestión romana . La anexión de Venecia . Final de la cuestión romana . La unificación alemana . Formación del espíritu unitario . El Zollverein . Problemas de la política prusiana . Política interior de Bismarck . Hacia la unidad . Guerra austro-prusiana . Confederación de Alemania del Norte .
La guerra franco-prusiana . Independencias latinoamericanas . La independencia de Haití . La expansión de la economía azucarera . La irrupción de los mulatos . La rebelión de los esclavos . El liderazgo de Toussaint Louverture . La independencia del Imperio Español . Causas de la independencia . Influencias ideológicas . Influencia napoleónica y primeros sucesos . Proceso emancipador . El Río de la Plata y Chile . San Martín y la empresa peruana . El libertador Bolivar . México . Consecuencias económicas de la emancipación . La nueva realidad regional . Mantenimiento de las rutas comerciales . Apertura exterior . Fuga de capitales . Exportaciones mineras . El imperialismo británico . Las relaciones con España . La independencia de Brasil . Precedentes de la emancipación . La corte portuguesa en Brasil .
Apertura de la economía . El grito de Ipiranga . El Imperio . El reinado de don Pedro . La regencia . Pedro II y el Imperio . La abolición de la esclavitud . Orden y progreso . El fin del Imperio . Formación de los estados latinoamericanos . Estancamiento y apertura económica . La construcción política . El debate constitucional . Surgimiento del caudillismo . Repercusiones de la expansión económica . Liberales y conservadores . La "reforma" mexicana . Gran Bretaña, E.E. U.U. y el imperialismo . La cultura del barroco . La renovación cristiana . Espiritualidad cristiana . Controversia doctrinal entre católicos . Decadencia protestante . La revolución científica . Condiciones del trabajo . Fundamentos de la nueva Filosofía . Las Matemáticas . La Mecánica .
Revolución astronómica . Óptica y Medicina . Pensamiento político absolutista . Teóricos del Derecho Natural . Absolutismo en Francia . Filosofía política inglesa . Baruch de Spinoza . Arte Barroco . Italia . España . El Barroco en Europa . Literatura Barroca . Siglo de Oro español . Teatro clásico francés . El teatro de Shakespeare . ÍNDICE POR REGIONES FRANCIA ·Revolución francesa . ·Imperio napoleónico . ·Francia entre 1830 y 1848 . ·El segundo imperio francés . ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMERICA ·Nacimiento de los EE.UU. . REINO UNIDO ·Reino Unido entre 1830 y 1852 . ·Primera época victoriana en Gran Bretaña . ALEMANIA ·La confederación germánica . ·Fracaso del proyecto nacional alemán . ·La unificación alemana . AUSTRIA ·Austria . ·El sistema Metternich . ·La guerra con Austria . ·Guerra austro-prusiana .
RUSIA ·Rusia . ·La guerra de Crimea . ITALIA ·Antecedentes: Italia . ·Tensiones en los revolucionarios italianos . ·La unificación italiana . HAITI ·La independencia de Haití . HISPANOAMERICA ·La idependencia del imperio español . ·El Río de la Plata y Chile . ·San Martín y la empresa peruana . ·El libertador Bolívar . ·México . ·Formación de los estados latinoamericanos . ·La "reforma" mexicana . BRASIL ·La independencia de Brasil . ·El Imperio . ESPAÑA ·España y la Revolución Francesa . ·Napoleón y España . ·Las relaciones con España . PORTUGAL ·El Portugal de Maria I . ·La corte portuguesa en Brasil . ASIA, AFRICA Y OCEANIA ·Asia y Africa . VIDA COTIDIANA Familia y matrimonio . El divorcio . Vestido y apariencia . La mujer revolucionaria . Objetos de uso cotidiano . Lenguaje y revolución . Religión y religiosidad . El control del tiempo .
Nacimiento de los Estados Unidos
Las ideas reformadoras propuestas por la Ilustración, en especial la búsqueda de la libertad, del individualismo y de la razón como principio rector de la sociedad y la política, tuvieron su plasmación gráfica en el proceso independentista de las Trece colonias inglesas en América del Norte.
Más información Las vísperas de la Independencia
Durante los dos primeros tercios del siglo XVIII la población creció espectacularmente en el territorio norteamericano. El incremento se debió a la aportación de enormes contingentes poblacionales procedentes de Europa. Existían además muy buenas condiciones para la supervivencia.
Más información Formación de la conciencia independentista
Fueron las decisiones de los ministros de Jorge III, y en particular de George Grenville, encargado de reorganizar el mundo colonial en la posguerra, las que provocaron el rechazo de los, hasta entonces, pacíficos colonos; al pretender recuperar desde Londres el control político y económico de ultramar, los americanos creyeron que peligraban sus libertades y su prosperidad.
Más información Rechazo a las leyes británicas
La violenta que suscitaron en América algunas leyes restrictivas de Grenville, ministro de Jorge III -absolutamente habituales en la mayoría de los países europeos desde hacía siglos pero inaceptables para un pueblo educado en la tradición británica- fue un claro aviso de lo que podía llegar a suceder si Londres no rectificaba: hubo tumultos, agresiones a soldados y, mucho más significativo, se celebraron juntas de representantes de varios territorios para aunar esfuerzos en la primera muestra de colaboración intercolonial, cosa inconcebible años antes.
Más información La rebelión del té
La Compañía de las Indias Orientales, acuciada por problemas de liquidez, solicitó y obtuvo del Gobierno británico el monopolio de la venta de té en las colonias de América y sus agentes desplazaron a los comerciantes autónomos. Para el espíritu de los colonos, la decisión de Londres era inaceptable y contra esa Ley del té actuaron de diferentes maneras, sobre todo boicoteando el producto inglés. Pero el radical Samuel Adams preparó, para el día 16 de diciembre de 1773, el famoso "incidente del té de Boston"; varios patriotas arrojaron al mar el cargamento de tres barcos de la compañía.
Más información Primer Congreso Continental
Con la asistencia de Washington, Jefferson o Adams, entre otros, representantes de las colonia se reunieron en un Congreso en el que se decidió que las colonias se negarían a importar, exportar o consumir ningún producto procedente o destinado a Gran Bretaña. Redactaron una Declaración de Derechos y Agravios destinada al pueblo británico y a los colonos, pero también enviaron una carta de peticiones al rey. Bastantes de los asistentes a este Congreso continental creían todavía posible continuar unidos a Inglaterra y sostenían que sus protestas iban contra un Gobierno y un Parlamento equivocados y que les inferían intolerables ofensas al dictarles leyes e imponerles injustos tributos.
Más información Bases doctrinales de los rebeldes
Según la doctrina ampliamente extendida entre los anglosajones cultos y popularizada en América gracias a figuras como James Otis, abogado de Massachusetts, y que enraizaba con las tesis roussonianas de "El Contrato social", con claros antecedentes en la filosofía de John Locke, y en sintonía con los postulados de Montesquieu, la humanidad posee determinados derechos fundamentales (a la vida, a la libertad, a la búsqueda de la felicidad, a la propiedad) y el gobierno, cuyo poder nace de un libre acuerdo reciproco con el pueblo, está obligado a protegerlos.
Más información Lexington, Concord y Bunker Hill
Las dos primeras acciones bélicas tuvieron lugar el 19 de abril (antes de la reunión en Filadelfia, el 10 de mayo, del segundo Congreso continental), y la sangría de Bunker Hill sucedió el 17 de junio de ese año 1775, dos días después de que los asistentes al Congreso nombrasen a George Washington comandante en jefe del Ejército continental (cargo que asumió a primeros de julio, por lo que no asistió, naturalmente, a ninguna de las primeras acciones de la guerra). Y doce meses antes de la Declaración de Independencia.
Más información La Declaración de Independencia
Redactada por Jefferson y con claras influencias de Locke y de Rousseau, la Declaración de independencia de los Estados Unidos de América del Norte fue firmada entre el 2 y el 4 de julio de 1776 por 56 miembros del Congreso continental reunido en Filadelfia desde el año anterior. En ella, aparte de las acusaciones vertidas contra el rey Jorge III y su Gobierno, que significan la mayor parte del documento, se consigna uno de los principios más revolucionarios jamás escrito anteriormente: "todos los hombres han sido creados iguales".
Más información Factores de la derrota británica
Factores estratégicos, económicos, militares y políticos contribuyeron a la victoria de los insurgentes. Sin embargo, no hay que desdeñar el factor ideológico: como en el resto de los ejércitos europeos, quienes nutrían las filas de los regimientos de Jorge III lo hacían por dinero o por vocación; nunca por defender un principio, una causa política; por el contrario, la mayoría de los soldados americanos acudían voluntariamente al ejército continental y creían en aquello por lo que se exponían a sufrir penalidades o a perder la vida.
Más información Operaciones militares
La guerra comenzó, de hecho, un año antes de ser rubricada por los miembros del segundo Congreso continental la Declaración de Independencia (Filadelfia, 4 de julio de 1776); como vimos, las batallas de Lexington, Concord y Bunker Hill tuvieron lugar durante la primavera de 1775. Y terminó, en lo que respecta al enfrentamiento militar entre norteamericanos y británicos, el 30 de noviembre de 1782, con un acuerdo por el que Jorge III reconocía la separación de quienes habían sido sus súbditos en las trece colonias. Aún habrían de pasar diez meses hasta llegar a la firma del Tratado de Versalles (3 de septiembre de 1783) por el cual Luis XVI, Carlos III y Gran Bretaña ponían fin a las hostilidades provocadas por la intervención de los Borbones en el conflicto colonial.
Más información Revolución o Guerra de Independencia
La base ideológica de los tratadistas norteamericanos está en Locke, Montesquieu y Rousseau. Sin embargo, ellos fueron los primeros en llevar a la práctica unos modelos teóricos que, por mucho que hubiesen sido leídos y aceptados intelectualmente en Europa, tardaron muchísimos años en descender al terreno de la realidad jurídica en la mayoría de los países del Viejo Mundo.
Más información La Constitución de los Estados Unidos
Cada uno de los Estados era soberano e independiente, tenía su propia Constitución y sus Asambleas eran la representación de la soberanía "de cada Estado". El Congreso continental era un remedo de gobierno central, y en la práctica carecía de todo poder. Se sucedieron desde 1783 gravísimos problemas de todo tipo a causa de la descoordinación entre cada uno de los Estados y en un clima de tensión social por la recesión económica posbélica que se plasmó en motines en varios Estados y alarmó a muchos políticos. Esta crítica situación hizo que comenzasen a levantarse voces en pro de la formulación de una nueva Constitución. Y así se llegó a la convocatoria de una Convención Constitucional que habría de reunirse en Filadelfia en mayo de 1787 para revisar los Artículos de la Confederación de 1781. Los 55 delegados acabaron por redactar y promulgar (el 17 de septiembre de 1787) la que, a partir de 1789, iba a ser la Constitución de los Estados Unidos de América.
Más información Revolución Francesa
Al siglo XIX se le ha denominado el siglo de las revoluciones liberales y burguesas, y, en efecto, se abre con ese fenómeno de capital importancia para la historia universal como es la Revolución Francesa, cuyas secuelas se dejan sentir en muchos países del mundo a lo largo de toda la centuria y que en definitiva terminan por consolidar una serie de cambios profundos en la organización de la sociedad, en los sistemas políticos y en la propia dinámica de la economía.
Más información Crisis del Antiguo Régimen
La revolución demográfica del siglo XVIII favoreció el rejuvenecimiento de la población europea, que imprimió un mayor dinamismo al proceso histórico y contribuyó, junto con otros factores económicos e ideológicos, al progresivo deterioro de las estructuras sociales que habían permanecido casi invariables en el curso de las últimas centurias. Estas estructuras estaban basadas originariamente en un sistema funcional mediante el cual cada grupo social cumplía con una misión determinada y, al mismo tiempo, se les reconocía jurídicamente unos privilegios determinados.
Más información Estudios recientes sobre la Revolución
La Revolución francesa ha sido tradicionalmente considerada como un mito, como un fenómeno histórico de repercusión extraordinaria en todo el mundo y que verdaderamente contribuyó de manera sustancial a cambiar la forma de vida del hombre sobre la tierra. La Historia quedó dividida, desde que se produjo aquel acontecimiento, en dos fases: lo que ocurrió antes y lo que ocurrió después de 1789. Ahora bien, la historiografía sobre la Revolución francesa no sólo destaca por su sobreabundancia sino por la controversia que su interpretación ha suscitado siempre por parte de los historiadores de las diferentes escuelas e ideologías.
Más información La Monarquía en Francia
La Monarquía del Antiguo Régimen en Francia era una Monarquía absoluta. Luis XV no debía dar cuenta a nadie de su actuación, excepto a Dios. En él residían el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial, aunque la complejidad de la tarea de gobierno había dado lugar a la creación de un complicado aparato burocrático y administrativo manejado por una pléyade de funcionarios de distinto niveles que también dependían en último término del monarca.
Más información La sociedad
A finales del siglo XVIII la sociedad caminaba hacia una nueva estructura, aunque se hallaba constreñida en las formas del Antiguo Régimen: la burguesía poseía las riquezas, pero era la nobleza la que detentaba los privilegios; el campesinado era el grupo más numeroso de la sociedad, pero era el que, en su mayor parte, vivía en las peores condiciones de pobreza; el alto clero era poderoso y la Iglesia poseía una gran cantidad de tierras, pero muchos eclesiásticos se desenvolvían con dificultades. Estos contrastes provocaban grandes tensiones y elevaban la temperatura social a un grado que hacía prever el estallido.
Más información La economía y las finanzas
En vísperas de la Revolución, se quebró esa prosperidad industrial y comercial que había tenido una evolución favorable desde comienzos del siglo XVIII. Y lo mismo puede decirse de la situación de la agricultura, pues las condiciones meteorológicas de los años 1787 y 1788 fueron realmente malas y las cosechas lo acusaron. Las medidas tomadas por el gobierno en 1787 para liberar la exportación de granos, dejaron vacíos los graneros y produjeron una inmediata elevación de los precios; el drástico aumento del coste de la vida afectó, sobre todo, a las clases más desfavorecidas.
Más información Revuelta de los privilegiados
La crisis financiera, provocada en parte por las costosas campañas guerreras, obligaba a los sucesivos ministros de finanzas de Luis XVI -Turgot, Necker, Calonne, Brienne- a buscar fórmulas de financiación. Se intentó recurrir al establecimiento de impuestos sobre las clases privilegiadas, lo que provocó su descontento y reacción. La convocatoria de los Estados Generales se postulaba como la solución posible y el único medio para llegar a un acuerdo.
Más información Reunión de los Estados Generales
La Monarquía francesa, al borde de la bancarrota y arrinconada por la aristocracia, pensaba encontrar un medio de salvación en la convocatoria de los Estados Generales. Al mismo tiempo que los electores designaban a sus diputados, debían redactar unos cuadernos de quejas (cahiers de doléances) con el objeto de que cada comunidad expresase sus reivindicaciones y facilitase la tarea a cada diputado. Las diferencias entre los tres Estados en cuanto al sistema de votación dieron lugar a la constitución de una Asamblea Nacional, en la que se tomó la decisión de preparar una Constitución y una Declaración de Derechos. La idea de un complot aristocrático movilizó a la población parisina, que tomó las calles y asaltó el arsenal de Los Inválidos y la fortaleza-prisión de La Bastilla.
Más información La Asamblea Constituyente
Una comisión de la Asamblea Constituyente comenzó en julio de 1789 la preparación de un borrador sobre los principios fundamentales en los que debía basarse la Constitución. Esa comisión, después de amplios debates en los que se cuestionó su oportunidad, decidió encabezar la Constitución con una declaración de derechos. La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano se terminó el 26 de agosto y con ella se puede decir que quedaron codificadas las ideas fundamentales de la filosofía política del siglo XVIII. La influencia en ese texto del ejemplo americano es reconocida por todos los tratadistas.
Más información El deslizamiento de la Revolución
El regreso del rey a París el día 25 de junio fue presenciado por una multitud expectante y aquel mismo día la Asamblea decidió suspenderlo e iniciar una investigación sobre su huida. Los clubs populares convocaron a los parisienses para firmar una petición en favor de la proclamación de la República. Al final de la jornada, la Guardia Nacional mandada por La Fayette, que había sido hostigada por los manifestantes, abrió fuego contra la multitud sin previo aviso y provocó unas quince víctimas. Era la primera vez que la milicia revolucionaria disparaba contra el pueblo. La Asamblea Constituyente decidió restablecer al rey, que juró la Constitución el 14 de diciembre de 1791, y convocar una nueva Asamblea, según estaba previsto.
Más información La guerra en el exterior
El triunfo de la Revolución dio lugar a un proceso de expansión de sus principios por toda Europa.
Más información La Segunda Revolución Francesa
La jornada del 10 de agosto de 1792 señala una división clara en todo el proceso de la Revolución francesa, en la que coinciden todos los historiadores, sean de la tendencia que sean. Aquellos acontecimientos significaron el fracaso definitivo de la burguesía moderada liberal y el turno de la más modesta burguesía democrática. Los tres hombres clave de la nueva situación eran Maximilien Robespierre, Jean Paul Marat y Georges Jacques Danton.
Más información El Terror
Se temía de nuevo, como sucedió a raíz de la fuga de Varennes, un complot aristocrático y se creía que los sospechosos encerrados en las cárceles desde primeros de agosto podían aprovechar la ausencia de los patriotas y maniobrar para salir, cometer atrocidades y hacerse con el poder. Eso fue lo que provocó las masacres de septiembre. En las prisiones de París fueron ejecutados centenares de sospechosos por tribunales extraordinarios y sin juicio previo. En el resto del país se produjeron hechos similares y el 14 de agosto se decidió vender los bienes de los emigrados, que habían sido previamente confiscados.
Más información Guerra en Europa y Primera Coalición
La ejecución del rey, los planes de los girondinos que habían hecho aprobar en la Asamblea un decreto por el que se prometía socorrer a todos aquellos pueblos que deseasen recuperar su libertad, y el temor ante la expansión de la propaganda revolucionaria, contribuyeron a reavivar las aspiraciones de la Europa monárquica de acabar con la Revolución. Frente a los revolucionarios franceses, los países europeos formaron una gran coalición en la que además de Austria, Prusia y Rusia, entraron Cerdeña, España e Inglaterra.
Más información La Convención Montañesa
Tanto en la Convención como en los Comités no quedaban ya moderados, sólo había extremistas, pero entre éstos se dibujaban tres tendencias. En el centro se hallaba Robespierre, un roussoniano puro, con una fe indestructible en la libertad, en la soberanía popular, en los derechos humanos y en la felicidad futura, pero al mismo tiempo un perfecto organizador y un hombre pragmático. A su derecha se hallaba Danton, que había vuelto a la política a finales de 1793, y que sin dejar de ser un demagogo aparecía como un moderado al que comenzaban a repugnarle las atrocidades sistemáticas impuestas por el Terror. A la izquierda, Hébert, sucesor de Jacques Roux -que se había suicidado en prisión- como líder de los enragés.
Más información Termidor
Termidor
Termidor es otro de los momentos clave en el largo recorrido de la Revolución francesa y constituye también un punto de inflexión arquetípico de todo proceso revolucionario. Significa el cansancio de la Revolución, es decir, la toma de conciencia por parte de algunos de sus impulsores de que no puede mantenerse indefinidamente su corrimiento hacia la izquierda, sino que, llegado un momento, hace falta detenerse para consolidar y poner en marcha las conquistas revolucionarias. Al final del periodo, las convulsiones políticas allanan el camino para una toma de poder por parte del ejército, y en él sobresalía la figura de Napoleón Bonaparte, que se mostró dispuesto a encabezar el golpe. Fue el golpe del 18 de Brumario que daría paso a la Era Napoleónica.
Más información Europa ante la Revolución
No puede decirse que la Revolución fuese mal acogida desde el momento de su estallido en 1789, pues la aristocracia europea sólo vio en ella al principio una lucha contra el absolutismo centralizador, y en los ambientes intelectuales no se disimularon las simpatías por la plasmación de las ideas de los philosophes. Por su parte, los campesinos de otros países europeos acogieron con grandes expectativas la supresión de los derechos feudales. Los hombres de Estado de las principales potencias, por último, consideraban que lo que ocurría no era más que un signo de debilidad de Francia y eso, naturalmente, les complacía. Sin embargo, estas impresiones se modificaron rápidamente a medida que la revolución fue radicalizándose. Las sublevaciones populares y las presiones ejercidas sobre Luis XVI comenzaron a inquietar a los monarcas europeos. En consecuencia, a partir de 1792, Francia se mantuvo en un conflicto bélico ininterrumpido con las principales naciones del continente que no finalizaría hasta 1815.
Más información La guerra durante el Directorio
La presión de los aliados sobre las fronteras francesas obligó al Directorio a emprender un gran esfuerzo para contener los ataques. Napoleón se destacó como el general más eficaz, especialmente en las campañas de Italia y Egipto. Su prestigio y popularidad se acrecentaban por momentos, empezándose a postular como un serio competidor en el poder.
Más información Países contrarrevolucionarios
Las monarquías absolutas europeas temían un contagio de las ideas revolucionarias, que, de expandirse, podrían poner en serios problemas a sus respectivos regímenes y hacer estallar la mecha de la revolución. Además, Gran Bretaña se opone firmemente al gobierno revolucionario francés en defensa de sus intereses comerciales.
Más información España y la Revolución Francesa
Después de que el gobierno español de Carlos IV hubiese intervenido por medio de su representante para tratar inútilmente de salvar la vida de Luis XVI, la Convención declaró la guerra a España el 7 de marzo de 1793. Godoy había ocupado el poder en noviembre de 1792 ante el fracaso de la política de Floridablanca y de Aranda y fue él quien decidió dar el primer paso. Los acontecimientos negativos impulsaron a Godoy a dar un brusco giro a su política exterior y a buscar la paz con la Francia revolucionaria, lo que significa entrar en guerra contra Gran Bretaña.
Más información El Portugal de María I
La intensa actividad diplomática llevada a cabo durante el reinado de María I se plasmó en la firma de acuerdos con Francia (1778), Saboya (1787) y Holanda (1794), pero el estallido de la Revolución Francesa cortó esta acción exterior; la primera reacción portuguesa fue de expectación, y cuando se gestaron las coaliciones europeas (1792-1795) contra el gobierno revolucionario Portugal se alineó con ellas enviando un cuerpo expedicionario al condado del Rosellón.
Más información El Imperio Napoleónico
Hijo de la Revolución, Napoleón aprovechó la popularidad alcanzada durante las guerras en el exterior, fundamentalmente en las campañas de Italia y Egipto, para hacerse con el poder. El resultado fue la instauración de un régimen imperial que situará a Francia, durante algunos años, como la principal potencia europea.
Más información El Consulado
El 18 de Brumario del año VIII (9 de noviembre de 1799), fue convocado el Consejo de Ancianos a primera hora de la mañana y, bajo el pretexto de una posible conspiración jacobina, se realizó una rápida votación en la que se acordó trasladar los dos Consejos a Saint-Cloud y el nombramiento de Bonaparte como comandante de la fuerza pública.
Más información Del Consulado al Imperio
El nombramiento de Napoleón como Cónsul vitalicio se hizo mediante un plebiscito convocado por el Consejo de Estado, que fue abrumadoramente favorable al consulado vitalicio, aunque también son de notar las significativas abstenciones. No importaba: Napoleón se había convertido ya en un verdadero monarca.
Más información La expansión imperial
Conseguida la acumulación del poder en su persona, Napoleón intentó expandir la hegemonía francesa por el conjunto de Europa. Enfrente se situaron las potencias -Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia-, quienes no pudieron inicialmente hacer frente al expansionismo francés, excepto en el terreno naval (Trafalgar). La astucia militar y un ejército perfectamente organizado dieron a Napoleón el control sobre buena parte del territorio europeo.
Más información El bloqueo continental
El bloqueo continental era la lógica consecuencia del deseo de Napoleón de aislar a Inglaterra para vencerla en el terreno económico, dada la práctica imposibilidad de conseguir su derrota por la fuerza de las armas ante un ejército que dominaba esencialmente en el mar. El bloqueo no era solamente una medida contra las importaciones británicas sino una forma de abrir los mercados continentales a los productos franceses en unos momentos en los que Francia había perdido su mercado colonial. El control del bloqueo exigió un amplio despliegue de fuerzas para vigilar unas líneas aduaneras tan extensas, y eso dio pie a abusos y a la modificación arbitraria por parte de Napoleón de algunas fronteras territoriales.
Más información Napoleón y España
El emperador Napoleón consideraba que España era una pieza esencial para el dominio del Mediterráneo, pero además se veía apremiado por la petición de los pañeros franceses que deseaban que los ganaderos españoles le suministrasen toda su producción de lana merina y sus agricultores las variedades de algodón que necesitaban. El emperador Napoleón pensó que la debilidad de la Monarquía española, que estaba dando un espectáculo bochornoso con las disputas entre Carlos IV y su hijo, el futuro Fernando VII, por el trono y que acabaron con la sustitución del primero por el segundo a raíz del Motín de Aranjuez, en marzo de 1808, le facilitarían sus planes de invasión. Al frente del país colocó a su hermano José I, si bien la contestación popular acabó por eliminar la presencia francesa en suelo español.
Más información La caída del Imperio
Prusia, Austria, Rusia y Gran Bretaña se coaligaron para hacer frente al expansionismo de Napoleón. Como resultado, pese a cosechar algunas victorias, el ejército francés hubo de afrontar duras derrotas en suelo europeo. La insostenible situación económica, provocada por el continuo estado de guerra, inició una etapa de inestabilidad y contestación a la figura del Emperador en Francia. Las potencias vencedoras acordaron enviar a Napoleón a la isla de Elba, frente a la costa meridional de Italia, donde recibiría una dotación anual por parte del gobierno francés. A María Luisa y a su hijo se les concedía el ducado de Parma así como unas rentas a la familia Bonaparte. El Tratado de París, firmado el 30 de mayo de 1814, obligaba a Francia a volver a sus fronteras de 1792, aunque se le respetaban algunos pequeños territorios.
Más información Batalla de Waterloo
La batalla de Waterloo supuso el fin definitivo del Imperio napoléonico, tras un intento de restauración que sólo durará unas pocas semanas. Las tropas mandadas por Wellington lograron imponerse a las de Napoleón mediante un magnífico ejercicio de estartegia.
Más información La época de la Restauración
Tras la caída del imperio napoleónico, los aliados se propusieron impedir que se reprodujese un nuevo caso de dominio de Europa por parte de una sola potencia, asegurando su división política en Estados dinásticos y al mismo tiempo el de encontrar los medios para resolver los conflictos entre ellos y para concertar conjuntamente sus acciones. Junto a este doble objetivo se planteó también el reparto territorial del continente que tenía la finalidad de dar forma y perpetuar la idea del Concierto de Europa. Se trataba del intento más importante, desde la paz de Westfalia a mediados del siglo XVII, de llegar a un entendimiento entre las naciones para construir una organización que garantizase la paz. Figura clave en este proceso fue el canciller austriaco Metternich.
Más información La Europa de los Congresos
Tras el Congreso de Viena se fue desarrollando lo que más tarde se llamaría el sistema de Metternich. El canciller austriaco había inculcado a la alianza europea un carácter conservador y antiliberal, pero su sistema estaba destinado a servir, sobre todo, a los intereses de Austria. Estaba claro que era ya imposible conseguir que todos los territorios que estaban bajo su dominio formasen una unidad compacta, así pues, Metternich optó por un modelo de Estado austriaco más bien multinacional. Pero al mismo tiempo, grandemente influido por su colaborador Friedrich von Gentz, trató de conseguir en el interior de los Estados un equilibrio basado en el orden social. El objetivo era restaurar en los tronos nacionales a las antiguas dinastías absolutistas e impedir el surgimiento de nuevos procesos revolucionarios o giros liberales, como en la España de Fernando VII.
Más información La Revolución de 1830
En 1830 se produjo un nuevo ciclo revolucionario en Europa cuyo significado es el triunfo del liberalismo. A diferencia del ciclo anterior de 1820 que habían consistido en una serie de levantamientos esencialmente nacionalistas dirigidos por militares, en éste de 1830 hubo revueltas liberales encabezadas por un elenco más variado de elementos de las poderosas clases medias. Desde la ruptura con el Antiguo Régimen a raíz del estallido de la Revolución francesa, la burguesía formada por ricos industriales y comerciantes y en la que también se hallaban integrados los intelectuales, no cesaba de agitarse, buscando de una u otra forma su acceso definitivo al poder. A esta inquietud, se unía el afán nacionalista de independencia de los pueblos que estaban sometidos a otra potencia más poderosa.
Más información Asia y Africa
Mientras que en Europa y América se desarrollaba con intensidad un proceso de cambios profundos en el primer tercio del siglo XIX, en Asia y África las transformaciones seguían un ritmo más lento. En la mayor parte de este último continente se vivía aún en un estado de civilización tribal, muy cercano todavía a la edad de los metales. Sin duda, la sangría demográfica que produjo la exportación de millones de esclavos negros desde el siglo XV, incidió negativamente sobre cualquier tipo de evolución.
Más información La revolución demográfica
Los especialistas están de acuerdo en admitir que la revolución demográfica es uno de los aspectos fundamentales de la revolución económica que el mundo entero conoció en este periodo. Y eso fue especialmente notable en el continente europeo. A partir de 1800 tuvo lugar una auténtica revolución agrícola en Europa que produjo un notable incremento de la producción. Eso hizo posible alimentar el creciente número de personas que poblaba el continente.
Más información Industrialización y desarrollo
La Revolución industrial fue un fenómeno de industrialización acelerada que se inició en Gran Bretaña en la segunda mitad del siglo XVIII y cuya base radicó en la aplicación de una nueva fuerza mecánica a la producción y más tarde al transporte: la máquina de vapor inventada por Watt.
Más información El liberalismo
El liberalismo como sistema político fue construido a partir de las doctrinas de los viejos maestros Montesquieu, Voltaire, Rousseau o Condorcet, que se consagran después de la caída de Napoleón y se extienden desde Francia e Inglaterra por el sur y por el este de Europa. El liberalismo político proponía una limitación del poder mediante la aplicación del principio de la separación entre el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Desde el punto de vista económico, el liberalismo defendía la libertad plena y total, la supresión de las corporaciones y de los gremios, y de todas las trabas que pudieran suponer un obstáculo para el libre desenvolvimiento de las empresas y de las asociaciones, como postulaba Bentham. Malthus o Ricardo se preocupan por la escasez de recursos frente al aumento poblacional.
Más información El Romanticismo
El Romanticismo representa un movimiento general en toda Europa que primaba el desarrollo de los sentimientos y del individualismo sobre la razón y la voluntad del autodominio. Buscaba en el pasado, y más concretamente en la Edad Media, su inspiración más alta y rompió con una imagen del mundo estática y ahistórica procedente de la Escolástica y del Renacimiento, introduciendo una concepción de la naturaleza del hombre y de la sociedad más evolucionista y dinámica. Scott, Byron, Friedrich, Hugo, Théophile Gauthier, George Sand, Leopardi, el duque de Rivas, Géricault, Delacroix, Constable, Turner, Goya, Valeriano Becquer, Haydn, Schubert, Mendelsshon, Rossini, Bellini, Donizetti, Gluck o Purcell son nombres destacados en todas las disciplinas artísticas.
Más información Los nacionalismos
El nacionalismo europeo, en su sentido moderno, es decir, el que se basa en el deseo de unos individuos de afirmar su unidad y su independencia frente a otras comunidades o grupos, nació fundamentalmente en el siglo XIX. En efecto, surgió en Europa como consecuencia de la Revolución francesa y del Imperio napoleónico. En Alemania tuvo especial resonancia: los filósofos Herder y Fichte habían mostrado a los alemanes la importancia del carácter nacional peculiar.
Más información La Europa de las Revoluciones
Las cuatro décadas centrales del siglo pasado, entre 1830 y 1870, constituyen un periodo en el que la prosperidad material se acentúa y, aunque persisten notables desigualdades, se experimenta una generalizada mejora de las condiciones de vida de las que se benefician casi todos los sectores de la sociedad. Sin embargo, las profundas desigualdades generaron movimientos revolucionarios que cuestionaron el orden social y político existente y sacudieron los cimientos del conjunto de las naciones europeas.
Más información Grandes corrientes de pensamiento
A partir del siglo XIX comienzan a surgir ideologías que, como el liberalismo, el nacionalismo, el positivismo o el marxismo, aportarán modelos teóricos diferentes en muy distintos ámbitos y extenderán su campo de influencia mucho más allá de los años inmediatos a su formulación.
Más información El nacionalismo
En los años centrales de siglo, el nacionalismo fue un componente destacado de los movimientos revolucionarios de 1830 y 1848. Sin embargo, los fracasos con que se saldaron ambos movimientos sirvieron para comprobar que los proyectos nacionalistas no saldrían adelante mientras no tuvieran un respaldo social homogéneo.
Más información El conflicto entre fe y razón
La experiencia del progreso material en la vida de cada día derivó en una crisis de la autoridad del cristianismo, que vio puestas en entredicho algunas convicciones fuertemente arraigadas en la sociedad. La publicación en 1859 de la obra de Charles Darwin, El origen de las especies, marcó un hito fundamental porque sirvió para poner en duda la narración bíblica del origen de la creación y, muy especialmente, el carácter único del origen del hombre.
Más información El Positivismo
Auguste Comte, se apoyó en la teoría sansimoniana de los tres estadios del desarrollo del conocimiento (el teológico, el metafísico y el positivo) para fundamentar una teoría que trataba de poner toda la realidad social bajo el dominio de la ciencia. El positivismo consistiría, según Biddis, en la creencia de que la metodología científica proporciona el principal, e incluso único, sistema para la consecución del verdadero conocimiento. La réplica del positivismo comtiano en Inglaterra la representa Spencer, empeñado en un intento de ordenar la totalidad del conocimiento humano y en fijar las leyes de la evolución social, de acuerdo con las exigencias de su entorno.
Más información Romanticismo y música romántica
Los años treinta estuvieron marcados por el triunfo definitivo de la estética romántica, especialmente a partir del estreno del Hernani de Victor Hugo en febrero de 1830. Ingres, Baudelaire, Berlioz, Listz, Wagner, Chopin, Schumann, Brahms, Mendelssohn, Stendhal, Michelet o las hermanas Brontë son figuras destacadas en diversos ámbitos artísticos.
Más información El Realismo
La corriente realista, que pretende reflejar las situaciones de la vida ordinaria, abandonando las pretensiones universalistas del clasicismo o las explosiones emocionales del romanticismo. Artistas destacados adscritos a esta corriente de pensamiento son, en ámbitos diferentes, Dostoievsky, Tolstoi, Dickens, Flaubert, Manet, Monet, Renoir, los hermanos Goncourt, Zola, Pérez Galdos, Pardo Bazán, Verdi o Manzoni.
Más información La vida religiosa
Los papas Gregorio XVI y Pío IX encabezaron pontificados en los que la Iglesia se reafirmo en su papel conservador. El desarrollo de los acontecimientos revolucionarios de 1848 sirvió para comprobar rápidamente que el Papa no estaba dispuesto a ponerse al frente del nacionalismo italiano, enfrentándose a una potencia católica como era el Imperio austriaco. En todo caso, y al margen del enfrentamiento con los círculos liberales, la Iglesia Católica experimentó una fuerte reactivación de la práctica religiosa, tal vez como respuesta a las dificultades experimentadas durante los ciclos revolucionarios.
Más información Prosperidad material y capitalismo
El progresivo desarrollo de las nuevas formas de actividad económica que caracterizan el proceso de industrialización hizo que, desde mediados de siglo, la economía europea entrara en una fase de clara prosperidad. Atrás habían quedado las dificultades experimentadas durante los primeros años de difusión del capitalismo industrial, que dieron lugar a lo que se conoció en Europa como los hambrientos años cuarenta.
Más información Aumento demográfico y urbanización
Aumento demográfico y urbanización
La prosperidad que se experimenta desde comienzos de los años cincuenta parece que tuvo un claro reflejo en el aspecto demográfico, que registró una consolidación del crecimiento. El factor decisivo de este crecimiento, sin embargo, no fue tanto la bajada de la tasa de mortalidad, ya apreciada desde comienzos de siglo y que continuaba descendiendo, como un efectivo aumento de la tasa de natalidad. El elevado número de personas que afluía hacia las ciudades hacía que éstas experimentasen fuertes remodelaciones urbanísticas en las que se trataba de combinar el ornato con las nuevas exigencias que planteaban estas aglomeraciones. Las obras públicas desarrolladas por el barón Haussman en el París del segundo Imperio, que han contado con el testimonio literario de Zola, sirvieron para ofrecer una imagen plástica de la grandeza del nuevo régimen, pero se hicieron también para permitir al Ejército controlar la situación en las espaciosas nuevas avenidas.
Más información Una nueva sociedad industrial
A la primera fase de la revolución industrial, especialmente orientada hacia la producción textil, sucedió una época en la que el interés se desplazó hacia la industria siderúrgica y los bienes de equipo, activada sobre todo por la construcción de ferrocarriles, que fue el motor del desarrollo industrial durante aquellos años.
Más información Triunfo del librecambismo
Como consecuencia de la revolución de los transportes, el comercio mundial incrementó su volumen en un 260 por 100 entre los años 1850 y 1870. También es ésta una época de triunfo de las teorías librecambistas, que parecen aceptarse con una fe casi religiosa, gracias al prestigio de los economistas británicos de la Escuela de Manchester (Richard Cobden, John Bright).
Más información Nuevas empresas capitalistas
Los beneficios obtenidos del comercio internacional, y los que se derivan del aumento de la productividad en la industria, proporcionarán los medios para la configuración de las nuevas sociedades capitalistas.
Más información La expansión económica
Fue una época de subida generalizada de precios agrícolas, quizás favorecida por la demanda creciente de las nuevas ciudades y por las posibilidades que la revolución de los transportes ofrecían al desarrollo del comercio internacional. Lo más característico de la producción industrial en aquellos años fue la construcción del ferrocarril y la estrecha relación que esa empresa estableció con la industria siderúrgica, que tenía que proporcionar el material para la construcción de locomotoras, raíles y material rodante, y con el carbón, necesario para la industria siderúrgica y que, a su vez, necesitaba de las nuevas líneas ferroviarias para ser transportado hasta los altos hornos.
Más información Hacia un mercado mundial
La revolución de los transportes y la generalización de las ideas librecambistas permitieron una expansión del comercio a la vez que una relativa universalización de los mercados. La especialización de la producción regional permitió también la diversificación de las exportaciones.
Más información Revolución de los transportes
Pieza básica en la articulación de este nuevo sistema económico mundial fue la revolución de los transportes, representada por la construcción del tendido ferroviario y las condiciones creadas por la navegación a vapor. La rebaja de los costos de transporte por ferrocarril haría posible que, en los países más avanzados de Europa occidental, el transporte por ferrocarril comenzara a superar al realizado por vías de navegación desde comienzos de los años sesenta, mientras que casi desaparecía el realizado por vías terrestres que apenas habían experimentado mejoras técnicas.
Más información Inicios del movimiento obrero
El paulatino cambio de sistema económico, con la pérdida de peso de algunas actividades económicas a favor de otras, produjo hondas repercusiones en el terreno de lo social, dando lugar a una transformación de las relaciones entre grupos. En este sentido, surgen ideologías que intentan comprender la raíz de las desigualdades y ofrecen fórmulas, como el socialismo o el marxismo, para reformar o cambiar radicalmente las estructuras sociales, políticas y económicas.
Más información Formulaciones socialistas
Una línea moderada dentro de la corriente de pensamiento socialista es la representada por los llamados "socialistas utópicos", como Owen, Saint-Simon o Fourier. Más radicales en su pensamiento son Marx, Proudhon o Bakunin, cuyos postulados, aunque muy diferentes, coinciden en la defensa de la clase obrera.
Más información El Marxismo
La doctrina marxista, que añadía a la dialéctica hegeliana y a los elementos del evolucionismo darwinista estimaciones económicas procedentes de la escuela librecambista de A. Smith y D. Ricardo, no dejaba de tener también un marcado carácter soteriológico (al igual que otras reflexiones de los socialistas utópicos) y dejaba sin resolver claramente la manera de combinar sus apelaciones revolucionarias con la idea de inevitabilidad del colapso de la sociedad capitalista. Su potencial revolucionario, en todo caso, aún tardaría en ponerse en práctica.
Más información Comienzos del movimiento obrero
El asociacionismo obrero era interpretado como una actividad criminal y, a medida que crecían las reivindicaciones de los proletarios, las clases trabajadoras pasaron a ser vistas como clases amenazadoras. En ese sentido, la revolución de 1848 marca el momento a partir del cual se rompió la armonía social que hasta entonces había existido entre la burguesía urbana y las clases populares de artesanos y obreros industriales.
Más información La Primera Internacional
Los pensadores socialistas pensaron en la posibilidad de una unión internacional de trabajadores que defendieran sus derechos y acabaran con las profundas desigualdades económicas y sociales mediante la conquista del Estado. Surge así la Primera Internacional socialista de la que Marx redactó el llamamiento inaugural.
Más información El Reino Unido entre 1830 y 1852
A la muerte del rey Jorge IV le sucedió su hermano, Guillermo IV.
Más información El sistema político
El sistema parlamentario estaba compuesto de dos cámaras. La cámara alta, o de los Lores, estaba compuesta por casi 400 pares, de los que muchos eran miembros de propio derecho (algunos obispos y nobles), otros eran nobles ingleses e irlandeses que el rey nombraba con carácter hereditario, mientras que los pares escoceses eran elegidos entre la alta nobleza de esa nación. La Cámara de los Lores actuaba también como Corte suprema de apelación. La cámara baja, o de los Comunes, estuvo compuesta durante aquellos años por 658 diputados que correspondían a circunscripciones de Inglaterra, Irlanda, Escocia y Gales. Los miembros del Parlamento eran elegidos por siete años en dos tipos de circunscripciones.
Más información La reforma electoral
Bajo la dirección del conde Grey, los liberales (whigs, que habían accedido al Gobierno en noviembre de 1830, se vieron obligados a promover una reforma del sistema electoral ya que, como la determinación de las circunscripciones electorales procedía de mucho tiempo atrás, apenas guardaba ya relación con la distribución de la población y los intereses económicos del momento. Por otra parte, las exigencias económicas para ser elector respondían a criterios muy heterogéneos. Había, por lo tanto, que extender el derecho de voto, para dar cabida a nuevos sectores sociales y redistribuir más racionalmente los escaños existentes.
Más información El problema obrero
Los elementos más radicales solicitaban profundas reformas en el sistema laboral y social para proteger a los obreros en general y a la población infantil en particular. Los niños menores de nueve años no podían ser empleados y, hasta los doce años, sólo podrían trabajar un máximo de nueve horas diarias y cuarenta y ocho semanales. Además, se establecían dos horas de educación diaria para los menores de doce años. Pero sólo se crearon cuatro puestos de inspectores para obligar al cumplimiento de estas medidas.
Más información El Cartismo
La demanda de reformas democráticas promovió el surgimiento de movimientos reivindicativos que agruparon a las clases medias y trabajadoras frente a los privilegiados. La corriente más activa fue el Cartismo, cuyas peticiones, redactadas por Lovett y Francis Place, se publicaron en mayo de 1838 y fijaban las condiciones para el establecimiento de la democracia política: sufragio universal masculino, voto secreto, abolición del test de propiedad para ser parlamentario, pago a los parlamentarios, igualdad de distritos electorales y elecciones anuales.
Más información El problema irlandés
A la pérdida de autonomía política, que tenía como antecedente remoto la permanente sospecha de que los irlandeses podían poner en peligro la seguridad de las islas británicas, como potenciales aliados de los católicos del continente, se unía un grave problema social y religioso. La gran hambruna de los años 1845 a 1848, como consecuencia de una enfermedad de la patata, provocaría 1.000.000 de muertos y llevaría a 1.500.000 de irlandeses a la emigración. El problema irlandés seguiría aún sin resolverse durante muchos años, pero su importancia política decreció sensiblemente.
Más información La reina Victoria
A la muerte de Guillermo IV en 1837 accedió al trono su sobrina Victoria, que reinará hasta 1901.
Más información El triunfo del liberalismo
En su conjunto, la vida política había avanzado en su institucionalización después de la reforma electoral de 1832. Las tradicionales denominaciones de whig y tory comenzaron a dar paso a las de liberal y conservador respectivamente, aunque los partidos distaron todavía mucho de estar consolidados. Las mayorías parlamentarias eran muy fluctuantes y los gobiernos se sostenían en función de medidas muy coyunturales. Ese será el caso del gobierno Peel, a partir de 1841.
Más información Población y economía
El Reino Unido había experimentado profundas transformaciones de carácter demográfico y económico. El crecimiento de la población se mantuvo hasta 1845, pero fue duramente afectado por la crisis irlandesa de la patata en los años siguientes. En 1831, las actividades industriales y mineras, junto con las de comercio y transporte, representaban ya más de la mitad del producto nacional total, mientras que la agricultura y las demás actividades primarias representaban menos de un cuarto del producto nacional. Estas alteraciones sugieren la aparición de una economía decididamente volcada a la industria como consecuencia de un proceso de maquinización que se tradujo en un notable aumento de la producción de manufacturas.
Más información El imperio colonial
Las bases del desarrollo colonial británico fueron las posesiones de Canadá e India y los objetivos fueron muchas veces la ocupación de puntos estratégicos que aseguraran las rutas de comunicación hacia los territorios principales.
Más información Francia entre 1830 y 1848
Las jornadas revolucionarias de julio de 1830 se habían saldado en París con el acceso al trono de Luis Felipe de Orleans y la reforma de la Carta constitucional, para satisfacer las aspiraciones que habían guiado la acción de los liberales en los últimos días del reinado de Carlos X.
Más información La reforma constitucional
La reforma constitucional, de acuerdo con una fórmula inspirada en la revolución inglesa de 1688 ("Enmendados por las Cámaras, aceptados y publicados por el Rey"), supuso el paso desde la simple carta otorgada, que había sido en sus inicios, a un verdadero texto constitucional, emanado de las Cámaras. La referencia al derecho divino del monarca desaparecía del preámbulo, a la vez que se restablecía la bandera tricolor. Por otra parte, la religión católica dejaba de ser la religión del Estado y se convertía en la de la mayoría de los franceses.
Más información El Orleanismo
El orleanismo que se había consolidado como resultado de las jornadas de julio significaba la aceptación del principio monárquico, como garantía del orden y la estabilidad, junto con la implantación de un principio censitario que asegurara el control político por parte de los más adinerados y capaces. Entre los nuevos cuadros dirigentes se encontraban elementos de la gran burguesía de negocios (J. Laffitte, C. Périer), de la industria, pero también abogados (Barrot), profesores universitarios (Guizot) y periodistas (Thiers).
Más información La oposición política
Los elementos radicales de la oposición fueron los republicanos, frustrados por el mantenimiento del régimen monárquico, y que trataban de aprovechar cualquier ocasión para exponer sus reivindicaciones. Las dificultades experimentadas por las clases trabajadoras les hizo especialmente receptivos a la propaganda republicana. El programa republicano se enriqueció con elementos socialistas, que le distanciaban de su origen liberal. Experimentaron también entonces alguna boga las ideas de Saint-Simon, o las de Pierre-Joseph-Benjamin Buchez, que trataba de impregnar el catolicismo con los principios de la democracia y el socialismo, y que defendía las condiciones de contratación de los obreros. Flora Tristán proponía que los trabajadores crearan palacios del trabajo en los que habría escuelas, centros para estudio de adultos, hospitales y residencias para ancianos. Louis Blanc sugería que el trabajo debería ser organizado a través de talleres sociales, impulsados por el Estado, y con beneficios distribuidos igualitariamente entre los trabajadores.
Más información Afianzamiento del régimen
El nuevo gobierno formado por Périer tuvo como meta la garantía del orden y la libertad, que eran valores supremos de lo que se denominó el sistema del 13 de marzo, fecha en la que se había constituido el nuevo gobierno. Posteriormente, la formación de un gobierno presidido por el mariscal Soult, en octubre de 1832, sirvió para la integración de las grandes personalidades del partido de la Resistencia. El duque de Broglie figuraba al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores; Guizot, en Instrucción Pública; y Thiers, que empezó en Interior, para pasar más adelante a Obras Públicas.
Más información El ministerio Guizot
El nuevo gobierno de Guizot trató de asegurar la paz internacional, el orden interior y la estabilidad financiera, a la vez que adaptaba su gestión de gobierno a las interpretaciones constitucionales de Luis Felipe. Para conseguirlo contó con el apoyo de cómodas mayorías parlamentarias en las que siempre había una considerable proporción de funcionarios.
Más información La crisis final del régimen
Aunque las elecciones de agosto de 1846 volvieron a dar una mayoría más que confortable al Gobierno, las críticas se hicieron generalizadas desde finales de ese mismo año. A la inquietud en los medios obreros, en los que empezaban a penetrar las propagandas socialistas, se unieron las denuncias específicas contra la corrupción reinante. La destitución de Guizot no servirá para calmar los ánimos. Luis Felipe abdicaba al día siguiente (24 de febrero) en su nieto, el conde de París, y abandonaba las Tullerías camino de Londres. Pero las masas parisinas habían ya proclamado la segunda República Francesa.
Más información La Confederación Germánica
En junio de 1815 se había formado la Confederación-Germánica que agrupaba 39 Estados bajo la presidencia del emperador de Austria y, aunque se trataba de una autoridad más moral que real, resultaba indudable la influencia austriaca como gran potencia. La Confederación no suponía ninguna concesión al naciente nacionalismo alemán y la actitud vigilante de Austria hizo difícil la consolidación de los focos nacionalistas, especialmente entre las asociaciones universitarias. industrialización y la desaparición de las corporaciones en las ciudades. La oleada revolucionaria de 1830 devolvió también la fortaleza al sentimiento nacionalista en Alemania y se tradujo en la proliferación de fiestas populares, especialmente entre los Estados del suroeste. La Unión Aduanera (Zollverein) que, bajo la inspiración prusiana, puso en pie un mercado en el que participaban 18 Estados alemanes y 23.000.000 de personas suponía un evidente logro económico y un precedente para la posterior unión.
Más información Austria
Austria
Los años que van desde el Congreso de Viena hasta los acontecimientos revolucionarios de 1848 son conocidos como la época del sistema Metternich en la vida del Imperio austriaco, para subrayar la preeminencia, tanto en el plano de la política interior como en el exterior, de Metternich, ministro de Asuntos Exteriores desde 1809 y canciller desde 1821. Austria era un Estado multinacional que trataba de adaptarse a las exigencias de un Imperio autoritario. Se presentaba así como una solución a los problemas planteados por las nacionalidades, aunque no han faltado historiadores que lo han caracterizado como un simple vehículo del poder territorial de los Habsburgo.
Más información El sistema Metternich
Los objetivos de la política de Metternich serían la consolidación de una Monarquía católica, de carácter absoluto y centralizado, que ejerciese un rotundo liderazgo sobre el mundo germánico y una tarea de vigilancia sobre la Europa balcánica y meridional. Para ello contaba con el apoyo de la Iglesia católica, de una burocracia imperial notablemente germanizada, y del Ejército imperial, que salvaguardaba los intereses austriacos, especialmente en Italia.
Más información Crecimiento económico
Los datos que se conocen sobre las condiciones materiales de vida sugieren un crecimiento sostenido que permite situar en los años treinta la consolidación del proceso de industrialización. Las transformaciones económicas (crecimiento de la minería y de la producción de tejidos de algodón y hierro fundido) contribuyeron a la disminución de la población agrícola, aunque no radicalmente, ya que el proceso de industrialización no derivó, como en otras zonas, en un intenso proceso de urbanización.
Más información Rusia
A Alejandro I le sucedió su hermano Nicolás I, un hombre de fuerte sentido práctico, inclinado a las reformas graduales y muy alejado del carácter visionario de su hermano. El zar trató, desde los comienzos de su reinado, de dar consistencia a su tarea de gobierno, tratando de institucionalizar el consejo de ministros y de regularizar sus reuniones. Nicolás, que quería tener un estrecho control de todos los asuntos de gobierno, gustaba de hacer visitas de inspección por diversos lugares del Imperio y, dada la ineficacia de las vías oficiales de gobierno, se inmiscuyó frecuentemente en lo que eran competencias de sus ministros. En cualquier caso, el verdadero problema estaba en la persistencia de la servidumbre, que afectaba a más del 90 por 100 del campesinado.
Más información Primera gran cultura rusa
Las medidas para controlar la difusión de las ideas no impidieron, o tal vez ayudan a entender, que estos años fueran los de floración de una cultura específicamente rusa. Son nombres destacados Pushkin, Pugachev, Lermontov, Gogol o Glinka.
Más información Reformas educativas
El gran debate en Rusia fue el que se libraba entre occidentalistas y eslavófilos, según insistiesen en la necesidad de adaptarse a los países occidentales o tratasen de encontrar una vía específicamente rusa para abordar los problemas existentes. El matemático Lobachevsky fue una destacada figura en geometría no euclidiana, y el cirujano Pirogov fue un innovador en técnicas de anestesia, utilizadas durante las campañas militares.
Más información Ejército y política exterior
A lo largo de todo el reinado de Nicolás I la política exterior fue quizás el objeto preferente de la atención del zar. Concurrían, en ese sentido, la misma formación militar del soberano y su fuerte sentido dinástico, que le llevaban a procurar el máximo prestigio de Rusia, a la vez que combatir toda amenaza a su concepto de autocracia, que se vería amenazado por cualquier peligro que se perfilase frente a su autoridad o la de cualquier soberano legítimo. De ahí su continuada voluntad de intervención en los asuntos de otros Estados. Para llevar a cabo esa activa política interior dispuso de un Ejército muy numeroso (en torno al millón de hombres), formado con soldados duramente adiestrados que tenían que cumplir veinticinco años de servicio.
Más información La guerra de Crimea
Las exigencias de Nicolás I para establecer una alianza con los turcos y que se le reconociera el protectorado de los Santos Lugares, derivó en un conflicto que provocaría la intervención de Francia y el Reino Unido.
Más información Las Revoluciones de 1848
Las revoluciones tuvieron lugar en una Europa en la que el liberalismo no había dejado de avanzar desde la oleada revolucionaria de 1830. El Reino Unido y Francia ejercían un indudable liderazgo en este aspecto, que había permitido la creación de Bélgica, bajo la forma de una monarquía liberal, y los procesos de implantación de regímenes liberales en Portugal y España, superando costosas guerras civiles en ambos casos. También eran varios los Estados alemanes que contaban con Constituciones liberales.
Más información Caracteres generales
Las revoluciones de 1848, por lo demás, fueron el colofón al cuarteamiento del entramado de relaciones internacionales existente desde 1815, al que se ha denominado sistema Metternich. Se trata de movimientos urbanos que parecen ser un reflejo de las transformaciones sociales que se venían produciendo en las ciudades europeas, en un proceso de crecimiento acelerado. Los protagonistas de los acontecimientos, en cualquier caso, no son muchos. A las clases dirigentes tradicionales (aristocracia y burguesía) se unen ahora elementos de las clases medias bajas (artesanos, obreros especializados) que habían sido marginados hasta entonces de la vida política. La unión de todos esos grupos no deja de ser coyuntural.
Más información Antecedentes: Italia
Las concesiones pontificias decretadas por Pío IX fueron secundadas por el duque Leopoldo II de Toscana y por Carlos Alberto, rey de Piamonte. Las concesiones liberales de ambos monarcas obligaron a Metternich a enviar un cuerpo expedicionario, que ocupó Ferrara (julio de 1847), pero no consiguió aplacar el clima de excitación política que alcanzó a Milán. Los primeros movimientos revolucionarios no tardaron en estallar.
Más información Francia: la Segunda República
La campaña de la oposición llevó a la abdicación de Luis Felipe (24 de febrero) y a la proclamación, el día siguiente, de la Segunda República como consecuencia de las exigencias de los sectores radicales, inspirados por F. Raspail. El nuevo régimen se estableció de acuerdo con principios netamente democráticos. Se había prometido una Asamblea Constituyente, que sería elegida mediante sufragio universal, a la vez que se concedía la más amplia libertad de expresión y reunión. La revolución había triunfado en un clima de exaltación popular, que refleja muy bien Flaubert en La educación sentimental.
Más información Elecciones a la Asamblea Constituyente
Las elecciones complementarias del 4 de junio permitieron la elección de algunas figuras destacadas, que habían resultado derrotadas en la primera consulta, y también presenciaron el triunfo de un personaje no muy conocido, aunque sí lo fuera su apellido: Luis Napoleón Bonaparte. Aunque su elección sería anulada, volvería a ser elegido el 17 de septiembre.
Más información La Revolución en Viena y Berlín
Los liberales de Baden son los primeros que reaccionan ante las noticias que llegan de París, y establecen la pauta del resto de los movimientos revolucionarios alemanes. En una manifestación realizada en Mannheim (27 de febrero) se reclama la libertad de prensa, la formación de una milicia cívica, el juicio por jurado, gobierno políticamente responsable y la convocatoria de un Parlamento alemán. El movimiento se propaga hacia el norte sin necesidad de recurrir a la violencia porque los príncipes, atemorizados, hacen concesiones en Hannover, Würtemberg, Hesse-Darmstadt, Nassau, Bonn y Sajonia. No hubo otro príncipe derrocado que Luis I de Baviera, que abdicó en su hijo, Maximiliano II, como consecuencia de los escándalos provocados por el ennoblecimiento de la bailarina Lola Montes. Los revolucionarios incorporaron pronto el elemento nacionalista a sus reivindicaciones.
Más información El Parlamento de Francfort
La atención se centró pronto en la tarea de organizar un Estado nacional alemán, que se realizaría a través de los parlamentos que se reunieron en Francfort. La nueva Asamblea, en cualquier caso, tenía ante sí la doble tarea de crear un poder político central y de establecer una Constitución nacional. En relación con la primera, el presidente Gagern tomó la iniciativa de nombrar regente al archiduque Juan de Habsburgo, hermano del emperador Fernando y simpatizante con las ideas liberales. Al frente del Gobierno se puso al príncipe K. von Leiningen-Westerburg, emparentado con la familia real británica. Alemania, sin embargo, distaba de tener un verdadero poder ejecutivo ya que carecía de burocracia y de recursos financieros. Por otra parte, la falta de un Ejército propio le hacía depender completamente de la colaboración de los Estados integrantes.
Más información Nacionalismos en el Imperio Habsburgo
La caída de Metternich tuvo lugar cuando ya se habían producido las primeras manifestaciones nacionalistas en Hungría y en Bohemia, pero sirvió para darles mayor intensidad. Los acontecimientos vieneses también sirvieron para activar los focos revolucionarios italianos. Se otorgaron Constituciones en Toscana, Piamonte y los Estados Pontificios, pero el verdadero objetivo de los revolucionarios fue la liberación de Lombardía y Venecia del dominio austriaco, aprovechando las dificultades que experimentaba el gobierno imperial. Italia se acerca hacia su unificación.
Más información Tensiones en los revolucionarios italianos
El triunfo inicial de los revolucionarios, al que correspondieron los Gobiernos con la concesión de Constituciones y otras libertades políticas, dio paso a una fase en la que los sectores más acomodados maniobraron para evitar el desbordamiento de socialistas y demócratas, aun a costa de pactar con los soberanos o con otros sectores interesados en el mantenimiento de la ley y el orden. Se había roto la unidad que los revolucionarios habían demostrado en los primeros momentos. Carlos Alberto, que había dudado ante la demanda de ayuda hecha por los revolucionarios milaneses, se inclinó por el consejo de C. Cavour y los sentimientos populares, que le animaban a tomar las armas contra los austriacos. El 24 de marzo anuncia su apoyo a un proyecto de unificación para el que no cuenta con el apoyo diplomático de las grandes potencias. A la inicial incapacidad de aprovecharse de las difíciles condiciones del ejército del mariscal Radetzky, se añadió la decepción de que Pío IX se manifestase (29 de abril) contrario a la guerra y a la idea de encabezar un Estado italiano unido.
Más información El giro conservador francés
Los resultados de las elecciones para la Asamblea Constituyente habían puesto de manifiesto la existencia de amplios sectores conservadores, deseosos de reconducir la trayectoria revolucionaria, a la vez que confirmaban los temores de republicanos avanzados y socialistas, que habían tratado de posponerlas. Una Comisión Ejecutiva de sólo cinco miembros (Arago, Garnier-Pagès, Lamartine, Marie y Ledru-Rollin) fue designada para sustituir al Gobierno provisional. Todos ellos eran moderados, con la excepción de Ledru-Rollin, y actuaron decididamente contra una democracia social que amenazaba con desbordarles.
Más información Fracaso en el proyecto nacionalista alemán
El Parlamento de Francfort ofreció la corona a Federico Guillermo IV de Prusia para que fuese la cabeza visible de la nueva nación alemana. Sin embargo, el monarca rechazó un ofrecimiento que le colocaría, de aceptarlo, en mal lugar frente a sus colegas europeos. Por ello, el proyecto nacional alemán fracasó momentáneamente.
Más información Reacción conservadora en Austria
En el Imperio Habsburgo también se produjo una profunda inversión conservadora en el otoño de 1848. El Ejército imperial, en todo caso, pudo recuperarse enseguida de la sacudida revolucionaria. El general Windischgraetz ocupó Praga el 12 de junio, mientras que el mariscal Radetzky recuperaba la iniciativa en Italia y, a finales de julio, derrotaba a las tropas piamontesas de Carlos Alberto y recuperaba Milán.
Más información Balance del proceso revolucionario
El fracaso de la revolución de 1848 ha sido achacado muchas veces al carácter esencialmente urbano del mismo y a la falta de apoyo que encontró en el mundo rural. De todas maneras, no todo fue fracaso. El sufragio universal quedó establecido en Francia, mientras que en buena parte de Europa se debilitaban aún más los restos del Antiguo Régimen y se fortalecía la tendencia al establecimiento de sistemas parlamentarios y democráticos. La primavera de los pueblos, por otra parte, había sido efímera, pero las exigencias nacionalistas no iban ya a dejar de estar presentes en la vida política europea. Los inmediatos acontecimientos de Italia y Alemania servirían para comprobarlo.
Más información Imperios y unificaciones
Los años centrales del siglo XIX ven asentarse a Gran Bretaña como la cabeza de una vasta configuración imperial extendida por la superficie terrestre. En Francia, Napoleón III impondrá su régimen imperial, no sin grandes convulsiones, si bien no tendrán continuidad. Italia y Alemania se configuran como unidades políticas y territoriales tras sus procesos de unificación.
Más información Primera época victoriana en Gran Bretaña
El periodo que va desde el final del primer gobierno Russell (febrero de 1852) hasta la reforma electoral de 1867 marca el punto de apogeo de lo que se ha denominado primera época victoriana. Durante esos años el Reino Unido vive en plenitud un sistema liberal en el que participa un número creciente de personas, a través de partidos cada vez más consolidados. La preponderancia política corresponde a los whigs, que vencen en todas las elecciones y gobiernan durante la mayor parte del periodo bajo la dirección de Palmerston y Russell.
Más información Los Peelitas
Los peelitas representaban una decidida voluntad reformista, pero sin poner en peligro los principios de paz y orden. Tenían profundas convicciones morales que les distanciaban de los líderes de los otros dos partidos y se sentían un grupo de calidad llamado a intervenir homogéneamente en la vida política.
Más información La era Palmerston
La falta de un líder sólido en el partido conservador permitió a Palmerston decidir medidas de reforma en las que, más que a la fuerza de la oposición, tuvo que estar atento a mantener la cohesión de su mayoría parlamentaria. Ese fue el caso con la política de reducción impositiva practicada por Gladstone. Su intento de recortar los derechos sobre el papel planteó, en 1860, una dura pugna con la Cámara de los Lores, que terminó con la derrota de ésta y la reafirmación de la primacía de los Comunes en materia presupuestaria.
Más información Crisis de la reforma parlamentaria
El Gobierno Russell se propuso desarrollar la reforma electoral de 1832, con la idea de aumentar el cuerpo electoral en unos 400.000 individuos, rebajando las exigencias económicas tanto en los distritos urbanos como en los rurales. También estaba prevista una pequeña redistribución de escaños que beneficiaría a los condados.
Más información La reforma electoral
La reforma electoral significó, antes que nada, un aumento del cuerpo electoral que superó el 100 por 100 para el conjunto del Reino Unido, ya que pasó de poco más de 1.000.000 de electores a más de 2.300.000. Ese electorado estaba cerca del 40 por 100 de la población adulta masculina.
Más información Irlanda
La creación en USA, en 1858, de la Fenian Brotherhood para luchar por la independencia de la isla derivó, después de finalizada la guerra de Secesión americana, en actos terroristas, con ataques a prisiones y arsenales en 1867. El Gobierno había suspendido ya el Habeas Corpus en Irlanda en 1866, pero la agitación distaba de ser un peligro grave para el sistema político. Gladstone, retractándose de su anterior política sobre las cuestiones irlandesas, propondría durante los años sesenta un programa de reformas para mejorar las condiciones de vida y pacificar la isla.
Más información Política exterior
El Reino Unido comenzaba a rebasar, a comienzos de los años setenta, el punto cenital de su influencia como potencia económica y diplomática, pero eso quedó oculto a muchos de los contemporáneos, impresionados por la consolidación de un gran Imperio colonial. El Imperio parecía sólido, pero el motín de la India, que tuvo ecos en otras colonias, dañó profundamente la autoestima de los colonizadores, que veían que sus afanes civilizadores no eran correspondidos con el aprecio de los colonizados.
Más información La prosperidad económica
La prosperidad económica
Los años de mediados de siglo, en el Reino Unido, contemplaron la consolidación de una sociedad urbana e industrial. El crecimiento demográfico se debió, fundamentalmente, a una elevada tasa de natalidad que fue posible porque la favorable evolución de los salarios hizo posible que se rebajara la edad de los matrimonios y aumentara el periodo de fertilidad de los mismos. El Reino Unido mantuvo durante aquellos años una situación hegemónica en cuanto a la producción minera e industrial, pero los avances fueron ya lentos, las innovaciones tecnológicas escasas y la competencia extranjera creciente.
Más información La situación hacia 1870
Con la excepción del problema irlandés, el Reino Unido había triunfado en la tarea de adaptar sus instituciones a la nueva situación de una sociedad transformada por la industrialización, en la que predominaban las ideas liberales e igualitarias. El temor de los años cuarenta, con su recelo permanente de un estallido revolucionario, había quedado atrás.
Más información El Segundo Imperio Francés
La experiencia política que se vive en Francia desde 1852 a 1870 ha sido objeto de fuertes controversias historiográficas en las que se ha contrapuesto la presentación de un sistema puramente despótico con el énfasis puesto por otros historiadores en la orientación marcadamente populista del nuevo régimen y en su capacidad de conectar con amplias capas de la población, hasta entonces marginadas en la toma de decisiones políticas.
Más información El cesarismo de Luis Napoleón
El golpe de Estado de 2 de diciembre de 1851 significó la disolución de la Asamblea Nacional y el Consejo de Estado, a la vez que se restablecía el sufragio universal y se hacía la convocatoria de un plebiscito para aprobar la redacción de una nueva Constitución.
Más información Afianzamiento del poder imperial
Los principios que inspiraron el golpe de Estado de diciembre de 1851 fueron respaldados, el 21 de ese mismo mes, por un plebiscito en el que Napoleón obtuvo 7.200.000 votos favorables, frente a algo menos de 600.000 adversos y 2.000.000 de abstenciones. Se iniciaba así un procedimiento con el que Napoleón obtenía la legitimación política mediante una apelación directa a la población, sin necesidad de rendir cuentas a ningún otro cuerpo intermedio.
Más información De la dictadura al Imperio
El proceso de implantación del nuevo régimen se hizo a través de una dictadura, consecuencia de la declaración del estado de sitio, que duró hasta finales de marzo de 1852. Desde el primer momento el Gobierno se atribuyó la posibilidad de realizar deportaciones por vía administrativa y, desde comienzos de febrero, estableció unas comisiones mixtas (prefecto, autoridad militar, procurador de justicia) que desencadenaron un verdadero terror, especialmente entre la izquierda republicana y la población artesanal urbana. El fortalecimiento del poder del que se titulaba príncipe-presidente y las mismas características de la Constitución, de carácter imperial aunque formalmente republicana, hicieron fácil el tránsito hacia el régimen imperial.
Más información Esplendor imperial
Entre los apoyos del régimen imperial estaba, sin duda, una burguesía que se declaraba satisfecha con la paz social que prometía el régimen y que se beneficiaba de la política económica liberal de aquellos años. Por otra parte, en el desarrollo material de aquellos años correspondía un importante papel a los grandes empresarios de inspiración sansimoniana (Michel Chevalier, hermanos Isaac y Emile Pereire) que encontraban la oportunidad de poner en práctica sus ideas con regulaciones librecambistas de la vida económica y con la acometida de grandes empresas públicas, tanto en Francia como en el exterior. También fue un capítulo importante, en el fortalecimiento del nuevo régimen, el apoyo del sector eclesiástico.
Más información La aventura italiana
Tras el atentado del nacionalista italiano Felice Orsini, Napoleón III se decide a intervenir, como Napoleón Bonaparte, en la Península Italiana.
Más información Giro a la izquierda
El cambio de actitud hacia la causa italiana fue algo más que un simple giro oportunista ya que la opción por el nacionalismo era una decisión subversiva en la Europa de aquellos años, y no resulta extraño que Napoleón se creara poderosos enemigos. Por una parte estaban los católicos; otro sector alarmado era el de los hombres de negocios, descontentos por el tratado de libre comercio que habían firmado Francia y el Reino Unido. El impulso librecambista procedía de mismo emperador, que se había convencido de las ventajas de esa política económica durante sus años de exilio en Londres. Por otra parte, el emperador complementó su opción por el nacionalismo y el librecambismo, con la concesión de algunos derechos a los cuerpos legislativos y el apunte de medidas de apoyo a las clases trabajadoras.
Más información La derrota militar
La misma autonomía del emperador en cuestiones de política internacional iba a llevarle a provocar la caída del Imperio. Las negociaciones para presentar un candidato al trono de España, vacante desde el derrocamiento de Isabel II, llevaron a Napoleón a poner todo su interés en bloquear un posible candidato alemán de la casa de Hohenzollern, cosa que había conseguido a comienzos del mes de julio. Pero su afán de obtener mayores garantías para el futuro fue la ocasión de una respuesta despectiva de la cancillería alemana (telegrama de Ems) que hirió los sentimientos franceses y llevó a la declaración de guerra del 19 de julio. El conflicto fue tan corto como nefasto para las tropas francesas, comandadas por el mismo emperador. Tras un rotundo fracaso en Sedan fue hecho prisionero un ejército de 100.000 hombres, con el emperador al frente. Tres días después los republicanos de París invaden la Asamblea y se dirigen al Ayuntamiento para proclamar la República.
Más información La unificación italiana
La idea de la unificación de los diversos Estados de la península italiana en un solo Estado unitario tenía como referencia inmediata la creación, por parte de Napoleón, de las repúblicas italianas y, posteriormente, del Reino de Italia. Tras el congreso de Viena, la península quedó fragmentada en diversos Estados. Tras el fracaso de la revolución de 1830, el genovés Giuseppe Mazzini desecharía la vía de la conspiración y, bajo la inspiración de F. Buonarroti, pondría en el pueblo su confianza de alcanzar la unificación de Italia, bajo la forma de una República democrática unitaria.
Más información Formación de la conciencia nacional
Las posturas nacionalistas trataban de armonizar sus exigencias con las de los sectores liberales, empeñados en la transformación del Antiguo Régimen, y con las posiciones radicales de demócratas y socialistas. Representativa de estas actitudes radicales fue la figura de Giuseppe Garibaldi. En cuanto al movimiento propiamente liberal, tuvo un mayor desarrollo en el norte de Italia: en Piamonte, Camile Benso di Cavour, un aristócrata de ascendencia francesa, fundó en 1847, junto con Balbo, el periódico Il Risorgimento, desde el que defendían la independencia de Italia, una confederación de Estados italianos y la adopción de reformas económicas encaminadas a la mejora de la agricultura y la infraestructura de transportes.
Más información Papel central del Piamonte
Tras los fracasos revolucionarios de 1848, Piamonte, que había mantenido su Constitución, quedó como la única esperanza y hacia allí confluyeron líderes nacionalistas como Balbo, Gioberti, Mazzini, Garibaldi, Manin, Giuseppe La Farina, o Giorgio Pallavicino.
Más información El impulso de Cavour
El factor decisivo fue la labor de modernización en Piamonte desarrollada por los ministerios de D´Azeglio y Cavour, presidente del Consejo desde 1852. Esa tarea consistió en la adopción de un programa de reformas que convirtió a Piamonte en el Estado puntero de Italia, a la vez que le ganaba la consideración de las potencias extranjeras. El proyecto de unificación, aunque sensiblemente diferente al resultado final, contaba con el apoyo de Napoleón III, quien garantizaba su intervención en caso de una agresión austriaca.
Más información La guerra contra Austria
El apoyo francés a la guerra entre el Reino de Piamonte y Austria permitió la victoria de los italianos. Sin embargo, un brusco cambio de actitud de Napoleón III, motivado por la oposición de las demás potencias europeas y el recuerdo de la caída del Imperio napoleónico, le hizo firmar un armisticio con Francisco José de Austria, lo que provocó la indignación del Piamonte y la dimisión de Cavour.
Más información Revueltas y plebiscitos
A pesar del acuerdo entre Napoleón III y Francisco José, tras la guerra con Austria, el descontento del Piamonte se plasmó en revueltas y movimientos populares a lo largo de la Península italiana en pro de implantar una república unitaria, dirigidos fundamentalmente por Garibaldi. La gravedad de la situación obligó a la convocatoria de un congreso internacional, pues las potencias europeas veían con simpatía una Italia unida. El cambio de orientación favoreció el retorno de Cavour.
Más información La expedición de Garibaldi
La cesión acordada del Piamonte de los territorios de Niza y Saboya no fue bien acogida por Garibaldi, quien encabezó un levantamiento espontáneo en Sicilia con el fin de proclamar un régimen republicano en el sur de Italia que amenazaba directamente a Nápoles, los Estados Pontificios y la autoridad del rey Víctor Manuel. Finalmente, éste fue reconocido como rey de Italia, secundado por Garibaldi. El nuevo avance territorial supuso el abandono del proyecto noritaliano, que dirigió los primeros pasos de Cavour, para adentrarse en un plan de unificación peninsular, que habría de provocar graves problemas de integración entre el norte y el sur.
Más información El reino de Italia
El 17 de marzo de 1861 el Parlamento reconocía a Víctor Manuel como "Rey de Italia por la gracia de Dios y la voluntad de la Nación", aunque mantenía el ordinal correspondiente a los reyes de Piamonte. Quedaba pendiente la cuestión romana, siendo partidario Garibaldi de la anexión sin más. Cavour dejó claro que Roma habría de ser la capital del nuevo Estado, a la vez que acuñaba la frase que pretendía describir las condiciones deseables en las relaciones con la Iglesia: "Una Iglesia libre en un Estado libre".
Más información La cuestión romana
Una intentona de Garibaldi de anexionar los territorios del Papado ("Roma, o morte"), a finales de agosto de 1862, tuvo que ser abortada por las tropas italianas en Aspromonte. La indefinición en cuanto a la retirada de la guarnición francesa en Roma era una permanente demostración de la necesidad de contar con el beneplácito de las grandes potencias, mientras que la presencia de los austriacos en Venecia continuaba siendo un agravio para el nuevo Estado.
Más información La anexión de Venecia
La presencia austriaca en Venecia se veía como un obstáculo para el proceso unificador. La intervención de Francia y Prusia en favor de Italia garantizaba a ésta la anexión. Ya sólo quedaba pendiente la incorporación de Roma al Reino italiano, aunque la presencia de tropas francesas en la ciudad demostraba que Napoleón III era ya el principal obstáculo para que se completase la unificación.
Más información Final de la cuestión romana
La anexión de Roma fue nuevamente intentada por Garibaldi, con el apoyo encubierto del rey Víctor Manuel, siendo sin embargo derrotado por las tropas francesas. El estallido de la guerra franco-prusiana en 1870 dejó libre el camino hacia Roma. La presión italiana, y la entrada de las tropas en la ciudad obligó a Pío IX a refugiarse en el Vaticano, donde se consideró prisionero. A primeros de agosto de 1871 Roma fue declarada capital del Reino de Italia.
Más información La unificación alemana
Las convicciones liberales y los sentimientos nacionalistas no desaparecieron con la reacción absolutista que marcó el final de los procesos revolucionarios de 1848 y 1849. El propio Federico Guillermo IV, bajo la inspiración del ministro J. M. von Radowitz, había tratado de aprovechar su liderazgo de aquellos años para intentar que los príncipes alemanes le pusieran al frente de un proyecto de unificación, ofreciéndole la Corona imperial alemana.
Más información Formación del espíritu unitario
Fueron los historiadores los que desempeñaron el papel más decisivo en la configuración del futuro Estado alemán. Ya hablaran de romanos o de los tiempos medievales figuras como J. G. Droysen, H. Sybel o H. Treitschke, que eran discípulos de L. Ranke; hacían una historia de fuerte inspiración hegeliana, concebida como el desarrollo continuo de la libertad hasta alcanzar su plena realización en la unificación nacional, bajo el impulso prusiano. Este fortalecimiento de las corrientes nacionalistas, en el que participaban también poetas como H. Heine y G. Herweg, contó con el apoyo de una prensa que alcanzaba altas cotas de difusión y, lo que era más importante, de un ávido público lector.
Más información El Zollverein
El mundo alemán se estaba convirtiendo en una gran potencia que exigía medidas de articulación económica. El Zollverein, mecanismo de unión económica originado por las corrientes librecambistas generadas en una industria y una agricultura que habían incrementado también sensiblemente sus posibilidades de exportación, se había consolidado en torno a Prusia, y se completó en los años cincuenta con las anexiones de Hannover y Oldenburg.
Más información Problemas de la política prusiana
La caída de Federico Guillermo IV en la locura hizo que su hermano Guillermo accediera al poder en 1858, en calidad de príncipe regente. A los avances del liberalismo correspondió también una revitalización de las corrientes nacionalistas, en la medida en que las campañas napoleónicas en Italia acrecentaron el temor de que Napoleón III intentase también obtener ventajas territoriales en las orillas del Rin. La desorganización puesta de manifiesto por el ejército prusiano hizo surgir una grave crisis política que culminó con la designación de Otto von Bismarck para presidir el Consejo de ministros.
Más información Política interior de Bismarck
Los primeros pasos de Bismarck en el Gobierno estuvieron encaminados a afirmar el poder del monarca frente a la amenaza representada por el Parlamento, aunque evitó un choque directo con la Asamblea que le atara las manos para conseguir los objetivos de su política exterior. A la vez, quiso dejar claro que las posibilidades de la unificación alemana pasaban por un Ejército y por un Estado fuertes.
Más información Hacia la unidad
La figura de Bismarck resulta fundamental en el proceso unificador de Alemania. En cuanto a éste, surgen divergencias sobre si considerar a Prusia o a Austria como la base de la unificación.
Más información Guerra austro-prusiana
La entrevista de Napoleón III con Bismarck en Biarritz, en octubre de 1865, fue abordada por el canciller prusiano con la pretensión de que Francia se mantendría al margen de un previsible conflicto austro-prusiano, mientras que Prusia se comprometía a apoyar a Italia para conseguir la anexión de Venecia. La movilidad de tropas prusianas, como consecuencia del aprovechamiento de la red ferroviaria, resultó decisiva para la obtención de una victoria concluyente en Sadowa (Königgrätz).
Más información Confederación de Alemania del Norte
Tras la guerra con Austria los esfuerzos de Bismarck se encaminaron a conseguir la redacción de una constitución. La nueva Constitución entró en vigor el primero de julio de 1867, después de ser aprobada por un amplio margen, y Bismarck se convirtió en canciller de la nueva Confederación. No había otra amenaza en el horizonte que los recelos franceses frente al súbito fortalecimiento prusiano y su afán de conseguir algún enriquecimiento territorial que fuese demostrativo de una hegemonía internacional que estaba en entredicho.
Más información La guerra franco-prusiana
La guerra franco-prusiana
El conflicto bélico entre Francia y Prusia tan solo necesitaba una chispa para encenderse. La excusa para el conflicto se produjo en los primeros meses de 1870, cuando el general Prim, enviado por las fuerzas revolucionarias que habían provocado el derrocamiento de Isabel II de España en septiembre del año anterior, visitó al príncipe Carlos Antonio de Hohenzollern-Sigmaringen, para explorar la posibilidad de que su hijo Leopoldo aceptase el trono de España.
Más información Independencias latinoamericanas
Entre 1804 y 1825 la mayoría de las colonias españolas y Brasil tomarán el camino de la independencia respecto a sus metrópolis, iniciando una nueva etapa de su historia.
Más información La independencia de Haití
A diferencia de lo ocurrido en las Trece Colonias y de lo que ocurriría en la América española, la independencia de Haití sería mucho más un acontecimiento de profundas repercusiones sociales que políticas.
Más información La expansión de la economía azucarera
La independencia de los Estados Unidos, y la quiebra del monopolio comercial británico, benefició enormemente a Saint-Domingue. Los comerciantes norteamericanos decidieron cambiar sus fuentes de aprovisionamiento de azúcar, abandonando a sus tradicionales proveedores.
Más información La irrupción de los mulatos
Al igual que los plantadores, algunos mulatos ricos solían pasar largas temporadas en París, y allí constituyeron la Sociedad de los Amigos de los Negros, que tuvo una excelente acogida entre los grupos franceses más radicales. Una vez estallada la revolución, los mulatos ofrecieron una importante cantidad de dinero para hacer frente al pago de la deuda pública. En realidad, su principal objetivo era obtener de la Asamblea Nacional la plenitud de sus derechos ciudadanos, un importante arma con la que enfrentarse a las leyes discriminatorias de los pequeños y los grandes blancos de Saint-Domingue.
Más información La rebelión de los esclavos
En marzo de 1792 los mulatos obtuvieron del gobierno francés la equiparación de sus derechos con los blancos, aunque esto no evitó que continuaran los conflictos interétnicos entre los dos grupos de propietarios.
Más información El liderazgo de Toussaint Louverture
Uno de los líderes revolucionarios más lúcidos e importantes, Toussaint Louverture, aceptó la llamada francesa y se incorporó a las filas galas con 4.000 hombres. Los mulatos también se dividieron. Mientras unos se plegaron a la posición francesa, los más ricos mantuvieron su unión con los blancos y apoyaron la intervención militar británica.
Más información La independencia del Imperio Español
Durante el primer cuarto del siglo XIX se produjo el desmoronamiento de los dos grandes Imperios ibéricos existentes en América.
Más información Causas de la independencia
La invasión por las tropas napoleónicas de la Península Ibérica y el vacío de poder creado en España propiciaron las condiciones institucionales necesarias para el estallido del proceso emancipador.
Más información Influencias ideológicas
El liberalismo fue una ideología que caló hondo en muchos líderes de la independencia, que también se vieron influidos por el pensamiento utilitarista de Jeremy Bentham, pero su incidencia aumentó una vez iniciados los procesos de emancipación. Con todo, el liberalismo carecía de todas las respuestas y José de San Martín y Simón Bolívar, dos de los más distinguidos libertadores, tenían ciertas reticencias frente a la noción de soberanía popular. Mientras San Martín no creyó nunca en la república (he ahí sus intentos de recrear la monarquía en el Perú), Bolívar era un firme defensor del republicanismo, pero con un componente autoritario muy desarrollado.
Más información Influencia napoleónica y primeros sucesos
La invasión napoleónica en la Península Ibérica fue el verdadero catalizador de los sucesos que ocurrieron en América entre 1808 y 1825. La defenestración de Carlos IV y Fernando VII dejó una sensación de vacío de poder que afectó profundamente a las colonias.
Más información Proceso emancipador
En 1810 el avance francés en la Península parecía imparable y sólo Cádiz permanecía bajo control español. La junta de Sevilla se disolvió y el autonominado Consejo de Regencia, establecido en Cádiz desde febrero, gozaba de escasa representatividad y legitimidad. Este hecho dejaba a las colonias americanas en una situación insólita, sumamente propicia para redefinir su vinculación colonial. En los últimos dos años, con un trono vacante, las autoridades coloniales, designadas desde la Península o autoimpuestas, habían gobernado en nombre de Fernando VII, pero contando con una gran autonomía. Pese a los esfuerzos de los gobernantes, especialmente los partidarios de mantener los vínculos coloniales, la caída de Sevilla abrió las puertas de la independencia. Esta situación de conflictividad se vio agravada por el Grito de Dolores, de Miguel Hidalgo, en México, el 16 de septiembre.
Más información El Río de la Plata y Chile
La campaña de la Banda Oriental se alzó bajo el liderazgo de José Artigas, que primero sería apoyado y luego combatido por Buenos Aires. La revolución artiguista contenía una serie de reivindicaciones populares que conmocionaron a Buenos Aires. En Chile, las tensiones entre los principales líderes de la emancipación (el más radical José Miguel Carrera y sus hermanos, el moderado Bernardo O'Higgins) habían impedido consolidar el movimiento fundacional de la Patria Vieja.
Más información San Martín y la empresa peruana
Una vez liberado Chile, la empresa de San Martín debía continuar con la marcha hacia Lima, pero para ello era necesario contar con una poderosa flota de guerra, que se conseguirá con ayuda exterior. Sin embargo, en 1822 la situación era de un estancamiento total, y sólo se podría salir del "impasse" con ayuda extranjera. San Martín finalmente se la pidió a Bolívar. El potencial militar de Bolívar le permitió dar un nuevo vuelco a la situación. La victoria de Junín, en agosto de 1824, posibilitó su acceso a la sierra. Por último, en diciembre de 1824 el general Antonio José de Sucre, al mando de un ejército de colombianos, chilenos, argentinos y peruanos derrotó y capturó al virrey La Serna en Ayacucho, que se convertiría en el símbolo del final de la epopeya emancipadora.
Más información El libertador Bolivar
Un año después de la tentativa fracasada de 1816, Bolívar, desde Haití, reinició el proceso emancipador en Venezuela. Si en 1816 Bolívar dio un fuerte impulso a la revolución al prometer la liberación de los esclavos, a los que quería atraer a sus filas, en 1817 forjó una importante alianza con José Antonio Páez, un jefe guerrillero partidario de la independencia surgido de los Llanos. La incorporación de los Llanos a la causa de Bolívar sería una de las claves de su triunfo.
Más información México
Un cura de Dolores, Miguel Hidalgo, proclamó su célebre grito en septiembre de 1810: por la independencia, por el rey, por la religión, por la virgen india de Guadalupe y contra los peninsulares. A las puertas de México, los 80.000 hombres de Hidalgo fueron derrotados por los 7.000 que componían el ejército del general Trujillo, que sin embargo sufrió serias pérdidas. Hidalgo fue capturado en Chihuahua y posteriormente ejecutado. Otro cura, José María Morelos, seguiría los pasos de Hidalgo, pero esta vez en el sur de la Nueva España, si bien sería ejecutado en 1815. Agustín Iturbide, un militar de origen criollo, se pronunció por la independencia. En unión con Vicente Guerrero, un viejo resistente de la época de Morelos, trazó el Plan de Iguala, que proclamaba la independencia de México, que sería gobernado por un infante español designado por Fernando VII.
Más información Consecuencias económicas de la emancipación
El telón de fondo que acompañó de un modo recurrente las primeras décadas de funcionamiento de los nuevos gobiernos independientes hispanoamericanos fue el de la guerra. Primero, las guerras de independencia contra el odiado enemigo español y luego, las guerras civiles para determinar el control del territorio y del poder entre las distintas elites regionales. Claro está que desde el punto de vista de las consecuencias económicas no se trata de un problema baladí, ya que una de las máximas preocupaciones de la política económica de los nuevos gobiernos era conseguir los fondos necesarios con los que poder financiar las guerras en las que se habían involucrado. Todo ello tuvo una gran importancia desde el punto de vista de la captación de recursos y de su reasignación, e inclusive de su distribución regional.
Más información La nueva realidad regional
En el momento de la independencia eran varias las identidades en pugna y por lo tanto varios los proyectos nacionales en juego, apoyados por distintos grupos oligárquicos, con intereses políticos y económicos claramente diferenciados. Por un lado nos encontramos con aquellos, como Bolívar, que partiendo de la identidad americana defendían la creación de una gran confederación, u otra forma asociativa, de ámbito continental. Junto con ellos había proyectos de alcance menor, impulsados por las distintas oligarquías regionales. Mientras algunos de ellos terminaron con la formación de un nuevo Estado, como en el caso de Uruguay, otras no tuvieron tanto éxito y tuvieron que conformarse integrando estructuras políticas más amplias, tal como ocurrió con la oligarquía arequipeña.
Más información Mantenimiento de las rutas comerciales
La primera mitad del siglo fue más un período de estancamiento, de adecuación a la nueva realidad, que de expansión de las actividades exportadoras, especialmente después de 1825, cuando la presencia comercial y financiera de los británicos se retrajo considerablemente. Este estancamiento permitió durante un tiempo el mantenimiento de las antiguas rutas comerciales interregionales de la época colonial, que no respetaban el trazado de las fronteras erigidas después de la independencia.
Más información Apertura exterior
Las necesidades de ingresos fiscales a través de las aduanas exteriores fueron un estímulo importante para potenciar las importaciones y en general las relaciones económicas de los jóvenes países americanos con el exterior.
Más información Fuga de capitales
Las guerras de emancipación y las posteriores guerras civiles provocaron la destrucción de una parte considerable de la riqueza nacional que necesariamente habría que cuantificar (molinos, haciendas, campos de labor, etc.) y el éxodo de españoles peninsulares, y también españoles americanos, con destino a la Península y otros puntos de Europa. Todo lo cual generó una importante salida de capitales que dificultó la actividad económica e impidió la financiación de un buen número de actividades productivas. Esta fuga de capitales fue alentada por importantes sectores de las oligarquías locales.
Más información Exportaciones mineras
Resulta corriente oír que tras la independencia el sector minero de estos tres países entró en quiebra. Las investigaciones más modernas sobre el tema tienden a relativizar los efectos destructivos que tanto las guerras de emancipación como las guerras civiles tuvieron sobre el propio aparato productivo, aunque lo cierto es que se asistió a una importante parálisis de la producción provocada, fundamentalmente, por la escasez de capitales para invertir en el sector.
Más información El imperialismo británico
Otro de los tópicos que sobre la independencia americana se manejan tradicionalmente es que de una forma inmediata, casi automática, tras la emancipación, la dominación española fue reemplazada por la británica, razón por la cual son numerosos los historiadores que inclusive agregan la pregunta de entonces para qué emanciparse. En realidad lo que se observa en el primer cuarto del siglo XIX es un aumento considerable de la presencia comercial y financiera británica en el continente, al abrigo de la protección que les prestaba su propio gobierno y al temor de represalias navales que sentían las autoridades latinoamericanas.
Más información Las relaciones con España
En España, en un primer momento la estrategia tanto de absolutistas como liberales consistió en intentar la reconquista armada de las antiguas colonias. Esa situación de enconamiento, más el nuevo papel reservado a Cuba y Puerto Rico, no sólo como productoras de café y azúcar sino también como intermediarias de productos coloniales provenientes de otras partes del continente, complicó enormemente las cosas. Se suele insistir en el hecho de que tras la emancipación las relaciones comerciales entre los españoles y los hispanoamericanos se interrumpieron totalmente. Sin embargo, hay algunos elementos que nos hacen pensar en una mayor importancia de ese comercio.
Más información La independencia de Brasil
Tras el traslado de la corte portuguesa a Brasil se comienzan a forjar las bases del posterior proceso emancipador.
Más información Precedentes de la emancipación
El clima intelectual existente en el Brasil de finales del siglo XVIII estaba caracterizado por la importante influencia de la Ilustración. El clima de debate intelectual que se vivía entre la elite brasileña propició la creación de la Academia Científica y de la Sociedade Litéraria y facilitó la discusión y difusión de las ideas renovadoras procedentes de los Estados Unidos y de la Revolución Francesa. El precedente inmediato del proceso secesionista hay que buscarlo en la asonada protagonizada por el famoso Tiradentes.
Más información La corte portuguesa en Brasil
En noviembre de 1807 los franceses invadieron Portugal para forzar a las autoridades lusas a secundar el bloqueo continental contra Gran Bretaña, obligando al regente, Don Juan, a elegir entre la fidelidad debida a sus tradicionales aliados británicos o la dominación del país por el ejército galo.
Más información Apertura de la economía
Apertura de la economía
El establecimiento de la corte portuguesa en Río de Janeiro facilitó la presencia de comerciantes británicos en el Brasil. La liberalización del comercio y la abolición del monopolio condujeron a una mayor apertura de la economía y estimularon los intercambios con el exterior.
Más información El grito de Ipiranga
El 7 de septiembre de 1822 se produjo el célebre grito de Ipiranga ("La independencia o la muerte"), que de hecho significaba la independencia del Brasil, y a partir de allí los acontecimientos se aceleraron a una velocidad vertiginosa. El 12 de octubre don Pedro fue proclamado emperador constitucional y el 1 de diciembre fue coronado.
Más información El Imperio
El emperador Pedro II apoyará el establecimiento de un régimen que, aunque imperial, se apoyará en el sistema parlamentario y el sufragio directo. La abolición de la esclavitud será uno de sus mayores logros. Un golpe de estado republicano significará el fin del Imperio.
Más información El reinado de don Pedro
En marzo de 1824 se promulgó una nueva Constitución que convirtió al Brasil en una monarquía parlamentaria, aunque unitaria y centralizada, que perduraría durante casi medio siglo. La Constitución era bastante liberal, tanto formalmente como por su espíritu y contenido, pese a los vastos poderes que concedía a la Corona. Se adoptó el modelo inglés, con una Cámara de Diputados renovada periódicamente, un Senado vitalicio y el monarca, don Pedro, que estaba al frente del ejecutivo, asistido por un Consejo de Estado.
Más información La regencia
El nuevo monarca, que reinaría con el nombre de Pedro II, había nacido el 12 de diciembre de 1825 en Río de Janeiro y era hijo de Amelia de Leuchtemberg, la segunda esposa de Pedro I. Dada su escasa edad, el gobierno se dejó en manos de una especie de consejo de regencia, integrado por tres personas.
Más información Pedro II y el Imperio
El paso del tiempo llevó a plantear el problema de la mayoría de edad del príncipe. Si bien éste no gobernaría de forma efectiva hasta 1847, en 1840 se lo declaró mayor de edad y al año siguiente se lo coronó como Pedro II. En 1840 se incorporó a la Constitución una cláusula adicional que permitía el funcionamiento de las asambleas legislativas provinciales, que ya funcionaban con anterioridad a 1834. Cuando Pedro II se hizo cargo de forma efectiva del gobierno, el país todavía no estaba totalmente pacificado.
Más información La abolición de la esclavitud
En los años 60, los abolicionistas comenzaron una importante campaña de agitación pública, que se incrementó después de que Abraham Lincoln declarara la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos, en 1863. En ese momento Brasil se había convertido en el único gran país del mundo que mantenía un sistema esclavista. En 1888 se declaró la libertad total para los casi 700.000 negros que aún permanecían esclavizados, sin que el gobierno fijara ningún tipo de compensación para los propietarios. No es de extrañar que la oligarquía plantadora decidiera retirar su apoyo al monarca en una coyuntura tan contraria a sus intereses. La Asamblea abolió la esclavitud por motivos estrictamente políticos y no por cuestiones económicas, ya que si el sistema se mantenía en funcionamiento era porque seguía siendo rentable para los plantadores.
Más información Orden y progreso
El período iniciado en 1870, y prolongado hasta la Primera Guerra Mundial o hasta la crisis de 1930, se puede sintetizar con el lema "Orde y progreso" que figura en el centro de la bandera del Brasil. Esos años se caracterizaron por el rápido crecimiento económico y por la importancia de las transformaciones estructurales que se realizaron.
Más información El fin del Imperio
La oposición al emperador había comenzado por la oligarquía terrateniente a consecuencia de la política antiesclavista del gobierno ("el Brasil era el café y el café era negro"), pero posteriormente se fue extendiendo a otros sectores sociales. Uno de éstos fue la Iglesia, que empezó a tener dificultades con el Estado, debido a la política liberal que se seguía en determinadas cuestiones y a la postura seguida por el papa Pío IX de reforzamiento de la institución eclesiástica. El 15 de noviembre de 1889 estalló un golpe militar incruento encabezado por el mariscal Manuel Deodoro da Fonseca, que terminaría con el Imperio y proclamaría la república federal, tras la abdicación de Pedro II y su partida al exilio.
Más información Formación de los estados latinoamericanos
Tras el proceso de emancipación, las nuevas repúblicas hubieron de plantearse su propio proceso de construcción nacional. A los nuevos gobiernos se les plantearon con toda crudeza las principales tareas del momento: la pacificación y la construcción de los aparatos estatales que aseguraran la gobernabilidad de las flamantes repúblicas.
Más información Estancamiento y apertura económica
Las guerras de independencia habían arrasado buena parte de los recursos productivos, de modo que la reconstrucción económica fue una de las tareas prioritarias, en un contexto marcado por la falta de capitales con los que emprender una empresa de tal envergadura. Si algo caracterizó a este período desde una perspectiva económica fue el estancamiento.
Más información La construcción política
Tras la independencia se imponía la organización de los Estados, en un proceso que debía reemplazar la estructura colonial por nuevos organismos y para ello las oligarquías y los funcionarios afines a las mismas ocuparon los puestos vacantes ante el cambio de sistema político.
Más información El debate constitucional
El debate constitucional iba a estar dominado por las múltiples influencias recibidas, que básicamente eran cuatro: 1) la tradición consuetudinaria británica; 2) la experiencia constitucionalista y federal norteamericana; 3) las influencias igualitaristas de la Revolución Francesa y las posteriores revoluciones europeas de 1830 y 1848 y 4) la Constitución liberal de Cádiz de 1812, que tuvo una gran incidencia en el constitucionalismo latinoamericano.
Más información Surgimiento del caudillismo
Tras las guerras de independencia, la sociedad que emergía del mundo colonial sufrió, según señala correctamente Halperín, un proceso de ruralización y militarización que favorecería el surgimiento del caudillismo. En realidad, la figura del caudillo (cacique, en términos políticos) ya existía en la sociedad colonial y descansaba fundamentalmente en la existencia de relaciones patrón-cliente y en el establecimiento de lazos de fidelidad y lealtades personales a cambio de seguridad y determinadas prebendas. La principal diferencia con el pasado radicaba en que los caudillos coloniales se desarrollaron en una sociedad escasamente militarizada, lo contrario de lo ocurrido tras el estallido de las guerras de independencia y de las guerras civiles.
Más información Repercusiones de la expansión económica
La apertura de las economías latinoamericanas tuvo importantes repercusiones sociales, que afectaron especialmente a los estratos más bajos de la población, como eran los indios y los negros. Pero también los privilegios de algunas corporaciones fueron barridos por el principio de la igualdad de los individuos ante la ley, siendo éste el caso de los gremios de artesanos y de los mineros.
Más información Liberales y conservadores
Entre 1820 y 1845 buena parte de los políticos latinoamericanos seguían en materia económica al liberalismo manchesteriano. De ellos saldrían posteriormente los liberales y los conservadores. La participación política estaba restringida a un grupo limitado de los habitantes del país, que eran los que tomaban las principales decisiones. Los partidos políticos, como agrupaciones organizadas y burocratizadas prácticamente no existían, y con el tiempo las organizaciones políticas tendían a convertirse en maquinarias destinadas únicamente a ganar las elecciones.
Más información La "reforma" mexicana
La Reforma se estructuró en base a dos leyes fundamentales: la ley Juárez que abolió el fuero eclesiástico y la ley Lerdo que prohibía la propiedad comunal de la tierra, lo que afectaba tanto a la Iglesia y a las órdenes religiosas como a las comunidades indígenas. De este modo se llegó a la abolición de los fueros eclesiásticos, a la desamortización de las propiedades de la Iglesia y a la secularización del registro de nacimientos, defunciones y matrimonios. Los liberales contaban con un enemigo implacable, Porfirio Díaz, que se había levantado en 1871 contra la reelección de Juárez y en 1875 contra Lerdo, ocasión en la que tuvo éxito.
Más información Gran Bretaña, E.E. U.U. y el imperialismo
A mediados de siglo la posición de los Estados Unidos comenzó a hacerse más fuerte, especialmente en México, América Central y el Caribe. Desde la formulación de la doctrina Monroe el interés por los territorios vecinos fue en aumento y de esa época se puede señalar la guerra que sostuvo con México, sus deseos expansionistas sobre Cuba y el tratado de 1850 con Gran Bretaña para solucionar el contencioso que oponía a ambas potencias por la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua.
Más información La cultura del barroco
Surgido en principio como respuesta católica a la Reforma luterana y como medio de expresión de las monarquías absolutas, el Barroco será no sólo un movimiento artístico sino una época de renovación que afecta a todas las esferas de la vida social europea y extraeuropea.
Más información La renovación cristiana
Después del Concilio de Trento, de las guerras de religión en Francia, de la consolidación del protestantismo en el Imperio, se produjo en el orbe católico un dinámico clima de renovación que tuvo los efectos deseados, sobre todo en Francia. Los intentos de renovación católica no llegaron a tierras del Imperio hasta mediados del siglo XVII, con resultados desiguales y menos contundentes que en el país galo.
Más información Espiritualidad cristiana
La Iglesia católica conoció, desde los inicios del siglo XVII, un intenso florecimiento místico y espiritual. Esta espiritualidad vinculada a la mística no impidió el desarrollo de un Cristianismo activo, militante y eficaz, especialmente en el terreno de la caridad cristiana. Las instituciones católicas francesas se consagraron a la enseñanza como la mejor y más eficaz forma de apostolado. Los ejercicios de piedad se revitalizaron también durante el siglo XVII, propagados por teólogos de prestigio o por devotos y religiosos cultos.
Más información Controversia doctrinal entre católicos
En el seno de la Iglesia católica se produce un intenso debate alrededor de los planteamientos de Cornelius Jansen, dividiéndose el mundo católico entre jansenistas y antijansenistas.
Más información Decadencia protestante
Al igual que en el seno del catolicismo, en las comunidades reformadas -calvinistas, luteranos o anglicanos- vivieron a lo largo del siglo XVII diversos e intensos debates de carácter teológico.
Más información La revolución científica
La primera mitad del siglo XVII es de una importancia capital en la historia del pensamiento científico pues ve nacer una nueva ciencia, moderna, experimental y cuantitativa, que se desarrollará en los siglos siguientes. La nueva ciencia fue instaurada al margen de la enseñanza oficial.
Más información Condiciones del trabajo
Hasta mediados del siglo XVII la primacía científica la tuvieron las ciudades italianas; fuera de Italia, las universidades que más cultivaron las ciencias fueron las holandesas Leiden y Utrecht. Sin embargo, serán en las sociedades científicas donde se produzca un mayor desarrollo de la ciencia. El fin perseguido por las academias no era otro que la difusión de la ciencia y el fomento de los intercambios de puntos de vista entre científicos. Las revistas también serán un importante vehículo de trasmisión de las novedades científicas. El italiano y el latín eran consideradas las primeras lenguas científicas.
Más información Fundamentos de la nueva Filosofía
Uno de los cambios de actitud más característicos de la nueva investigación científica fue el de buscar la comprensión de la Naturaleza no por la observación inmediata, sino por las subyacentes estructuras matemáticas y mecánicas, tratando de descubrir, mediante análisis teóricos sistemáticos y cuantitativos, la auténtica estructura del mundo real. La novedad de la nueva filosofía radicaba en el intento de utilizar los éxitos del análisis experimental, matemático y cuantitativo, como el único criterio para decidir sobre las conclusiones acerca de la naturaleza de las cosas.
Más información Las Matemáticas
Las matemáticas se convirtieron durante el siglo XVII en el lenguaje de la ciencia moderna y sus progresos condicionaron los de ésta. Las líneas de actividad de las matemáticas durante el siglo XVII fueron dos: la primera fue la introducción de la geometría analítica; el segundo campo de actividad fue la invención de las cantidades infinitesimales.
Más información La Mecánica
La nueva ciencia que surge en el siglo XVI comporta esencialmente, junto con las leyes de la caída de los cuerpos, la solución del problema del movimiento de un proyectil sin resistencia alguna del medio. Galileo, Torricelli, Gassendi, Huygens y Descartes serán los principales científicos que se dediquen a estas cuestiones.
Más información Revolución astronómica
Revolución astronómica
El siglo XVII será la edad de oro de la astronomía. Las figuras más destacadas son Kepler, Galileo y Newton. Las supervivencias escolásticas serán eliminadas poco a poco. Por otra parte, se descubrirán instrumentos de observación nuevos. La geografía, el arte de la navegación, la geodesia, la física se beneficiarán de los progresos de la astronomía y de sus novedades instrumentales.
Más información Óptica y Medicina
El progreso técnico e instrumental en la fabricación de lentes, microscopios y anteojos astronómicos permitirá la renovación de la óptica. En medicina, mientras el siglo XVI fue la época de progreso de la anatomía, el XVII fue el de la fisiología.
Más información Pensamiento político absolutista
Desde el punto de vista político el absolutismo salió aparentemente reforzado de la crisis que se vive en el siglo XVII, de tal manera que esta centuria ha sido presentada como la del apogeo del absolutismo. Pero se trata, en realidad, de un absolutismo precario, híbrido y en vías de ser superado. Las principales obras políticas de la época provienen de Inglaterra y de los Países Bajos.
Más información Teóricos del Derecho Natural
Los teóricos del derecho natural durante el siglo XVII justificarán las ambiciones personales y nacionales, proporcionando a los soberanos instrumentos utilísimos en su lucha contra las pretensiones de la nobleza, que reivindicaba sus privilegios para oponerse a las tendencias centralizadoras de las Monarquías modernas. Los primeros teóricos iusnaturalistas modernos no escolásticos fueron Grocio y Pufendorf.
Más información Absolutismo en Francia
Los escritos políticos del cardenal Richelieu y Bossuet serán las bases teóricas del absolutismo en Francia durante el siglo XVII. Según este último los súbditos deben obediencia y respeto a la autoridad regia que es sagrada, paternal y absoluta, por lo que quien pretenda derribar un gobierno legítimo se convertirá en enemigo de Dios mismo, de quien emana toda autoridad.
Más información Filosofía política inglesa
Las reivindicaciones absolutistas de los monarcas Jacobo I y Carlos I tendrán su contestación por parte del parlamento y de una serie de teóricos adversarios de la teoría absolutista. Hobbes se constituirá en el máximo defensor del absolutismo y en el más firme enemigo de la revolución.
Más información Baruch de Spinoza
El pensamiento político de Spinoza deriva de su filosofía de su metafísica: en el preciso momento en que Spinoza descubre en su "Ética" la impotencia de la razón sobre las pasiones para conducir al hombre hacia la libertad, invoca la necesidad del Estado, de la organización social. Eso le condujo a escribir y a reflexionar sobre la política, sobre la pasión como punto de partida y sobre la libertad como meta. Opta en la política por un método realista y pragmático, que supone una continuación de Maquiavelo y que parece coincidir con Hobbes en su concepción del derecho natural.
Más información Arte Barroco
El arte nacido en Italia a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, y que durante todo este siglo se propagaría a toda Europa se denomina Barroco. Se trata de un arte creado por la renovación católica frente al protestantismo. Este arte austero y funcional, de combate y disciplina, pensado y reglamentado por Trento derivó en poco tiempo hacia la suntuosidad, la riqueza y el recargamiento. El Barroco era un arte religioso y teatral. Y también constituía el reflejo de una sociedad determinada: la sociedad monárquica, señorial y rural. En aquella sociedad el poder de los soberanos absolutos se manifiesta en la suntuosidad, en el lujo, en la decoración y en la pompa de la vida cortesana, aristocrática y palaciega.
Más información Italia
Roma será la cuna del arte barroco. A la ciudad acudían artistas desde todas las regiones de Italia buscando la protección y el mecenazgo papal. Italia se convirtió de nuevo en el lugar al que todo artista tenía que acudir para formarse. Caravaggio, Bernini y Borromini ocuparían un lugar preeminente en la gestación del nuevo estilo.
Más información España
Ningún país acogió tan bien el arte barroco, en todas sus manifestaciones artísticas, como España, el país defensor del catolicismo y de la Contrarreforma, de la exaltación religiosa. El Greco, Ribera, Zurbarán, Velázquez, Murillo, Valdés Leal o Martínez Montañés serán los artistas más importantes del estilo barroco en España.
Más información El Barroco en Europa
A través de las corrientes de intercambio entre Italia y el norte de Europa, el Barroco alcanzó un importante desarrollo, destacando las escuelas de los Países Bajos -con Rubens, Van Dyck, Brueghel el Viejo, Rembrandt o Vermeer- y Francia -con Poussin o De la Tour-.
Más información Literatura Barroca
La literatura de los siglos XVI y XVII se basa en la misma premisa, el clasicismo, que diferencia a ambas con respecto a lo medieval, pero no entre ellas, pues su meta es conseguir el ideal clásico, aunque la justificación y la práctica del clasicismo varíe.
Más información Siglo de Oro español
La literatura española del siglo XVI y XVII alcanzará altas cotas de calidad con literatos como Cervantes, Góngora, Quevedo, Lope de Vega o Calderón. El desarrollo del teatro será espectacular y las obras dramáticas, llamadas genéricamente comedias, eran de tres tipos: la tragedia, en el sentido de acción catastrófica, escasamente representada y escrita, el drama y la comedia propiamente dicha.
Más información Teatro clásico francés
Durante la segunda mitad del siglo XVI, se produjo un cambio temático en el género dramático francés, que abandonó la farsa y la sátira cómica, para orientarse hacia la tragedia de tipo histórico en el siglo XVII. Corneille, Racine y Moliere serán los máximos representantes de este nuevo estilo.
Más información El teatro de Shakespeare
El Barroco tiene en la historia inglesa un sentido muy moderado, aunque si se acepta su presencia, como oscilación entre la energía renacentista y la impresión de ruptura y desgarramiento en el orden de los valores, habrá que convenir que el género dramático alcanzó, en ese momento, con la obra de Shakespeare, las cumbres de la perfección.
Más información Revolución Francesa
Al siglo XIX se le ha denominado el siglo de las revoluciones liberales y burguesas, y, en efecto, se abre con ese fenómeno de capital importancia para la historia universal como es la Revolución Francesa, cuyas secuelas se dejan sentir en muchos países del mundo a lo largo de toda la centuria y que en definitiva terminan por consolidar una serie de cambios profundos en la organización de la sociedad, en los sistemas políticos y en la propia dinámica de la economía.
Más información El Imperio Napoleónico
Hijo de la Revolución, Napoleón aprovechó la popularidad alcanzada durante las guerras en el exterior, fundamentalmente en las campañas de Italia y Egipto, para hacerse con el poder. El resultado fue la instauración de un régimen imperial que situará a Francia, durante algunos años, como la principal potencia europea.
Más información Francia entre 1830 y 1848
Las jornadas revolucionarias de julio de 1830 se habían saldado en París con el acceso al trono de Luis Felipe de Orleans y la reforma de la Carta constitucional, para satisfacer las aspiraciones que habían guiado la acción de los liberales en los últimos días del reinado de Carlos X.
Más información El Segundo Imperio Francés
La experiencia política que se vive en Francia desde 1852 a 1870 ha sido objeto de fuertes controversias historiográficas en las que se ha contrapuesto la presentación de un sistema puramente despótico con el énfasis puesto por otros historiadores en la orientación marcadamente populista del nuevo régimen y en su capacidad de conectar con amplias capas de la población, hasta entonces marginadas en la toma de decisiones políticas.
Más información Nacimiento de los Estados Unidos
Las ideas reformadoras propuestas por la Ilustración, en especial la búsqueda de la libertad, del individualismo y de la razón como principio rector de la sociedad y la política, tuvieron su plasmación gráfica en el proceso independentista de las Trece colonias inglesas en América del Norte.
Más información El Reino Unido entre 1830 y 1852
A la muerte del rey Jorge IV le sucedió su hermano, Guillermo IV.
Más información Primera época victoriana en Gran Bretaña
El periodo que va desde el final del primer gobierno Russell (febrero de 1852) hasta la reforma electoral de 1867 marca el punto de apogeo de lo que se ha denominado primera época victoriana. Durante esos años el Reino Unido vive en plenitud un sistema liberal en el que participa un número creciente de personas, a través de partidos cada vez más consolidados. La preponderancia política corresponde a los whigs, que vencen en todas las elecciones y gobiernan durante la mayor parte del periodo bajo la dirección de Palmerston y Russell.
Más información La Confederación Germánica
En junio de 1815 se había formado la Confederación-Germánica que agrupaba 39 Estados bajo la presidencia del emperador de Austria y, aunque se trataba de una autoridad más moral que real, resultaba indudable la influencia austriaca como gran potencia. La Confederación no suponía ninguna concesión al naciente nacionalismo alemán y la actitud vigilante de Austria hizo difícil la consolidación de los focos nacionalistas, especialmente entre las asociaciones universitarias. industrialización y la desaparición de las corporaciones en las ciudades. La oleada revolucionaria de 1830 devolvió también la fortaleza al sentimiento nacionalista en Alemania y se tradujo en la proliferación de fiestas populares, especialmente entre los Estados del suroeste. La Unión Aduanera (Zollverein) que, bajo la inspiración prusiana, puso en pie un mercado en el que participaban 18 Estados alemanes y 23.000.000 de personas suponía un evidente logro económico y un precedente para la posterior unión.
Más información Fracaso en el proyecto nacionalista alemán
El Parlamento de Francfort ofreció la corona a Federico Guillermo IV de Prusia para que fuese la cabeza visible de la nueva nación alemana. Sin embargo, el monarca rechazó un ofrecimiento que le colocaría, de aceptarlo, en mal lugar frente a sus colegas europeos. Por ello, el proyecto nacional alemán fracasó momentáneamente.
Más información La unificación alemana
Las convicciones liberales y los sentimientos nacionalistas no desaparecieron con la reacción absolutista que marcó el final de los procesos revolucionarios de 1848 y 1849. El propio Federico Guillermo IV, bajo la inspiración del ministro J. M. von Radowitz, había tratado de aprovechar su liderazgo de aquellos años para intentar que los príncipes alemanes le pusieran al frente de un proyecto de unificación, ofreciéndole la Corona imperial alemana.
Más información Austria
Los años que van desde el Congreso de Viena hasta los acontecimientos revolucionarios de 1848 son conocidos como la época del sistema Metternich en la vida del Imperio austriaco, para subrayar la preeminencia, tanto en el plano de la política interior como en el exterior, de Metternich, ministro de Asuntos Exteriores desde 1809 y canciller desde 1821. Austria era un Estado multinacional que trataba de adaptarse a las exigencias de un Imperio autoritario. Se presentaba así como una solución a los problemas planteados por las nacionalidades, aunque no han faltado historiadores que lo han caracterizado como un simple vehículo del poder territorial de los Habsburgo.
Más información El sistema Metternich
Los objetivos de la política de Metternich serían la consolidación de una Monarquía católica, de carácter absoluto y centralizado, que ejerciese un rotundo liderazgo sobre el mundo germánico y una tarea de vigilancia sobre la Europa balcánica y meridional. Para ello contaba con el apoyo de la Iglesia católica, de una burocracia imperial notablemente germanizada, y del Ejército imperial, que salvaguardaba los intereses austriacos, especialmente en Italia.
Más información La guerra contra Austria
El apoyo francés a la guerra entre el Reino de Piamonte y Austria permitió la victoria de los italianos. Sin embargo, un brusco cambio de actitud de Napoleón III, motivado por la oposición de las demás potencias europeas y el recuerdo de la caída del Imperio napoleónico, le hizo firmar un armisticio con Francisco José de Austria, lo que provocó la indignación del Piamonte y la dimisión de Cavour.
Más información Guerra austro-prusiana
La entrevista de Napoleón III con Bismarck en Biarritz, en octubre de 1865, fue abordada por el canciller prusiano con la pretensión de que Francia se mantendría al margen de un previsible conflicto austro-prusiano, mientras que Prusia se comprometía a apoyar a Italia para conseguir la anexión de Venecia. La movilidad de tropas prusianas, como consecuencia del aprovechamiento de la red ferroviaria, resultó decisiva para la obtención de una victoria concluyente en Sadowa (Königgrätz).
Más información RUSIA ·Rusia
Rusia
A Alejandro I le sucedió su hermano Nicolás I, un hombre de fuerte sentido práctico, inclinado a las reformas graduales y muy alejado del carácter visionario de su hermano. El zar trató, desde los comienzos de su reinado, de dar consistencia a su tarea de gobierno, tratando de institucionalizar el consejo de ministros y de regularizar sus reuniones. Nicolás, que quería tener un estrecho control de todos los asuntos de gobierno, gustaba de hacer visitas de inspección por diversos lugares del Imperio y, dada la ineficacia de las vías oficiales de gobierno, se inmiscuyó frecuentemente en lo que eran competencias de sus ministros. En cualquier caso, el verdadero problema estaba en la persistencia de la servidumbre, que afectaba a más del 90 por 100 del campesinado.
Más información La guerra de Crimea
Las exigencias de Nicolás I para establecer una alianza con los turcos y que se le reconociera el protectorado de los Santos Lugares, derivó en un conflicto que provocaría la intervención de Francia y el Reino Unido.
Más información Antecedentes: Italia
Las concesiones pontificias decretadas por Pío IX fueron secundadas por el duque Leopoldo II de Toscana y por Carlos Alberto, rey de Piamonte. Las concesiones liberales de ambos monarcas obligaron a Metternich a enviar un cuerpo expedicionario, que ocupó Ferrara (julio de 1847), pero no consiguió aplacar el clima de excitación política que alcanzó a Milán. Los primeros movimientos revolucionarios no tardaron en estallar.
Más información Tensiones en los revolucionarios italianos
El triunfo inicial de los revolucionarios, al que correspondieron los Gobiernos con la concesión de Constituciones y otras libertades políticas, dio paso a una fase en la que los sectores más acomodados maniobraron para evitar el desbordamiento de socialistas y demócratas, aun a costa de pactar con los soberanos o con otros sectores interesados en el mantenimiento de la ley y el orden. Se había roto la unidad que los revolucionarios habían demostrado en los primeros momentos. Carlos Alberto, que había dudado ante la demanda de ayuda hecha por los revolucionarios milaneses, se inclinó por el consejo de C. Cavour y los sentimientos populares, que le animaban a tomar las armas contra los austriacos. El 24 de marzo anuncia su apoyo a un proyecto de unificación para el que no cuenta con el apoyo diplomático de las grandes potencias. A la inicial incapacidad de aprovecharse de las difíciles condiciones del ejército del mariscal Radetzky, se añadió la decepción de que Pío IX se manifestase (29 de abril) contrario a la guerra y a la idea de encabezar un Estado italiano unido.
Más información La unificación italiana
La idea de la unificación de los diversos Estados de la península italiana en un solo Estado unitario tenía como referencia inmediata la creación, por parte de Napoleón, de las repúblicas italianas y, posteriormente, del Reino de Italia. Tras el congreso de Viena, la península quedó fragmentada en diversos Estados. Tras el fracaso de la revolución de 1830, el genovés Giuseppe Mazzini desecharía la vía de la conspiración y, bajo la inspiración de F. Buonarroti, pondría en el pueblo su confianza de alcanzar la unificación de Italia, bajo la forma de una República democrática unitaria.
Más información La independencia de Haití
A diferencia de lo ocurrido en las Trece Colonias y de lo que ocurriría en la América española, la independencia de Haití sería mucho más un acontecimiento de profundas repercusiones sociales que políticas.
Más información La independencia del Imperio Español
Durante el primer cuarto del siglo XIX se produjo el desmoronamiento de los dos grandes Imperios ibéricos existentes en América.
Más información El Río de la Plata y Chile
La campaña de la Banda Oriental se alzó bajo el liderazgo de José Artigas, que primero sería apoyado y luego combatido por Buenos Aires. La revolución artiguista contenía una serie de reivindicaciones populares que conmocionaron a Buenos Aires. En Chile, las tensiones entre los principales líderes de la emancipación (el más radical José Miguel Carrera y sus hermanos, el moderado Bernardo O'Higgins) habían impedido consolidar el movimiento fundacional de la Patria Vieja.
Más información San Martín y la empresa peruana
Una vez liberado Chile, la empresa de San Martín debía continuar con la marcha hacia Lima, pero para ello era necesario contar con una poderosa flota de guerra, que se conseguirá con ayuda exterior. Sin embargo, en 1822 la situación era de un estancamiento total, y sólo se podría salir del "impasse" con ayuda extranjera. San Martín finalmente se la pidió a Bolívar. El potencial militar de Bolívar le permitió dar un nuevo vuelco a la situación. La victoria de Junín, en agosto de 1824, posibilitó su acceso a la sierra. Por último, en diciembre de 1824 el general Antonio José de Sucre, al mando de un ejército de colombianos, chilenos, argentinos y peruanos derrotó y capturó al virrey La Serna en Ayacucho, que se convertiría en el símbolo del final de la epopeya emancipadora.
Más información El libertador Bolivar
Un año después de la tentativa fracasada de 1816, Bolívar, desde Haití, reinició el proceso emancipador en Venezuela. Si en 1816 Bolívar dio un fuerte impulso a la revolución al prometer la liberación de los esclavos, a los que quería atraer a sus filas, en 1817 forjó una importante alianza con José Antonio Páez, un jefe guerrillero partidario de la independencia surgido de los Llanos. La incorporación de los Llanos a la causa de Bolívar sería una de las claves de su triunfo.
Más información México
Un cura de Dolores, Miguel Hidalgo, proclamó su célebre grito en septiembre de 1810: por la independencia, por el rey, por la religión, por la virgen india de Guadalupe y contra los peninsulares. A las puertas de México, los 80.000 hombres de Hidalgo fueron derrotados por los 7.000 que componían el ejército del general Trujillo, que sin embargo sufrió serias pérdidas. Hidalgo fue capturado en Chihuahua y posteriormente ejecutado. Otro cura, José María Morelos, seguiría los pasos de Hidalgo, pero esta vez en el sur de la Nueva España, si bien sería ejecutado en 1815. Agustín Iturbide, un militar de origen criollo, se pronunció por la independencia. En unión con Vicente Guerrero, un viejo resistente de la época de Morelos, trazó el Plan de Iguala, que proclamaba la independencia de México, que sería gobernado por un infante español designado por Fernando VII.
Más información Formación de los estados latinoamericanos
Tras el proceso de emancipación, las nuevas repúblicas hubieron de plantearse su propio proceso de construcción nacional. A los nuevos gobiernos se les plantearon con toda crudeza las principales tareas del momento: la pacificación y la construcción de los aparatos estatales que aseguraran la gobernabilidad de las flamantes repúblicas.
Más información La "reforma" mexicana
La Reforma se estructuró en base a dos leyes fundamentales: la ley Juárez que abolió el fuero eclesiástico y la ley Lerdo que prohibía la propiedad comunal de la tierra, lo que afectaba tanto a la Iglesia y a las órdenes religiosas como a las comunidades indígenas. De este modo se llegó a la abolición de los fueros eclesiásticos, a la desamortización de las propiedades de la Iglesia y a la secularización del registro de nacimientos, defunciones y matrimonios. Los liberales contaban con un enemigo implacable, Porfirio Díaz, que se había levantado en 1871 contra la reelección de Juárez y en 1875 contra Lerdo, ocasión en la que tuvo éxito.
Más información La independencia de Brasil
Tras el traslado de la corte portuguesa a Brasil se comienzan a forjar las bases del posterior proceso emancipador.
Más información El Imperio
El emperador Pedro II apoyará el establecimiento de un régimen que, aunque imperial, se apoyará en el sistema parlamentario y el sufragio directo. La abolición de la esclavitud será uno de sus mayores logros. Un golpe de estado republicano significará el fin del Imperio.
Más información España y la Revolución Francesa
Después de que el gobierno español de Carlos IV hubiese intervenido por medio de su representante para tratar inútilmente de salvar la vida de Luis XVI, la Convención declaró la guerra a España el 7 de marzo de 1793. Godoy había ocupado el poder en noviembre de 1792 ante el fracaso de la política de Floridablanca y de Aranda y fue él quien decidió dar el primer paso. Los acontecimientos negativos impulsaron a Godoy a dar un brusco giro a su política exterior y a buscar la paz con la Francia revolucionaria, lo que significa entrar en guerra contra Gran Bretaña.
Más información Napoleón y España
El emperador Napoleón consideraba que España era una pieza esencial para el dominio del Mediterráneo, pero además se veía apremiado por la petición de los pañeros franceses que deseaban que los ganaderos españoles le suministrasen toda su producción de lana merina y sus agricultores las variedades de algodón que necesitaban. El emperador Napoleón pensó que la debilidad de la Monarquía española, que estaba dando un espectáculo bochornoso con las disputas entre Carlos IV y su hijo, el futuro Fernando VII, por el trono y que acabaron con la sustitución del primero por el segundo a raíz del Motín de Aranjuez, en marzo de 1808, le facilitarían sus planes de invasión. Al frente del país colocó a su hermano José I, si bien la contestación popular acabó por eliminar la presencia francesa en suelo español.
Más información Las relaciones con España
En España, en un primer momento la estrategia tanto de absolutistas como liberales consistió en intentar la reconquista armada de las antiguas colonias. Esa situación de enconamiento, más el nuevo papel reservado a Cuba y Puerto Rico, no sólo como productoras de café y azúcar sino también como intermediarias de productos coloniales provenientes de otras partes del continente, complicó enormemente las cosas. Se suele insistir en el hecho de que tras la emancipación las relaciones comerciales entre los españoles y los hispanoamericanos se interrumpieron totalmente. Sin embargo, hay algunos elementos que nos hacen pensar en una mayor importancia de ese comercio.
Más información El Portugal de María I
La intensa actividad diplomática llevada a cabo durante el reinado de María I se plasmó en la firma de acuerdos con Francia (1778), Saboya (1787) y Holanda (1794), pero el estallido de la Revolución Francesa cortó esta acción exterior; la primera reacción portuguesa fue de expectación, y cuando se gestaron las coaliciones europeas (1792-1795) contra el gobierno revolucionario Portugal se alineó con ellas enviando un cuerpo expedicionario al condado del Rosellón.
Más información La corte portuguesa en Brasil
En noviembre de 1807 los franceses invadieron Portugal para forzar a las autoridades lusas a secundar el bloqueo continental contra Gran Bretaña, obligando al regente, Don Juan, a elegir entre la fidelidad debida a sus tradicionales aliados británicos o la dominación del país por el ejército galo.
Más información Asia y Africa
Mientras que en Europa y América se desarrollaba con intensidad un proceso de cambios profundos en el primer tercio del siglo XIX, en Asia y África las transformaciones seguían un ritmo más lento. En la mayor parte de este último continente se vivía aún en un estado de civilización tribal, muy cercano todavía a la edad de los metales. Sin duda, la sangría demográfica que produjo la exportación de millones de esclavos negros desde el siglo XV, incidió negativamente sobre cualquier tipo de evolución.
Más información Familia y matrimonio
El matrimonio, institucionalización religiosa de la unidad familiar, se secularizó, siendo considerado un contrato civil. A partir de este momento, el Estado interviene en las uniones matrimoniales mediante un representante que garantiza la legalidad de la unión, sin cuya presencia la ceremonia carece de validez.
Más información El divorcio
Garante de la libertad individual, el Estado revolucionario francés instituyó el divorcio, consecuencia lógica de considerar el matrimonio un contrato civil. Con este movimiento, los republicanos lograban desplazar a la Iglesia de su control sobre la familia, haciendo del Estado la autoridad final que regulaba y se imponía sobre el ámbito familiar.
Más información Vestido y apariencia
Frente a los gustos ampulosos y desbordantes de la nobleza, más propios de épocas pasadas, se impone ahora la sobriedad y la sencillez. El vestido, en una sociedad igualitaria, ha de expresar patriotismo y compromiso político.
Más información La mujer revolucionaria
Las mujeres empezaban a formar asociaciones, a rebelarse contra el orden tradicional, a manifestarse. Los revolucionarios pensaban que el cambio sobre la familia, mucho más drástico de lo que ellos deseaban, podría minar las bases del Estado y la sociedad.
Más información Objetos de uso cotidiano
La nueva simbología revolucionaria se plasmó incluso en los objetos de uso más íntimo, ratificando la invasión del espacio privado por parte del Estado.
Más información Lenguaje y revolución
Si el nuevo Estado revolucionario pretende invadir la escena privada e íntima de los individuos para poder contrarrestar así las fuerzas contrarrevolucionarias, ancladas en la tradición, por el contrario del ámbito interior también salieron formas y modos que invadieron lo público. Dotado de un valor que trasciende lo meramente simbólico, el uso del "tu" se hizo extendido, reflejando así la igualdad que se quería presidiera las relaciones entre los individuos.
Más información Religión y religiosidad
Si en un principio los revolucionarios se atuvieron al principio liberal de respeto hacia las creencias, pronto vieron que el Antiguo Régimen que intentaban destruir tenía un poderoso aliado en la Iglesia. Así, surgieron iniciativas legales encaminadas a limitar el poder eclesiástico, como la elaboración de una Constitución civil del clero y la confiscación de las tierras de la Iglesia.
Más información El control del tiempo
El Estado revolucionario francés, consciente de la importancia de los símbolos en la vida y mentalidad de los individuos, intentó penetrar incluso en los resquicios más recónditos de la cultura francesa. Así, propuso nuevas maneras de concebir el tiempo, con lo que se lograría a su vez una forma distinta, revolucionaria, de conocer e identificar la realidad cotidiana. El nuevo calendario comenzaba el 22 de septiembre de 1792, con un primer mes llamado La Vendimia y terminaba en el mes de Fructidor.
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