Busqueda de contenidos

obra
De los escasos datos que nos han llegado sobre la Batalla de Anghiari pintada por Leonardo conservamos algunos dibujos preparatorios, entre ellos este estudio para uno de los soldados. Leonardo estableció que las pasiones del ánimo transformaban la belleza del hombre y la convertían en diferentes expresiones, lejos del hieratismo ideal de las pinturas del Quattrocento.De esa idea nos da muestra esta cabeza que grita, crispado el ceño y la mirada fija, un verdadero ejemplo de cómo la pasión mueve al espíritu y transforma el aspecto del hombre.
obra
Los rasgos de este hombre están evidentemente deformados por el lápiz de Leonardo. Es difícil reconocer en él a un personaje concreto. La presencia del león y las arrugas del rostro podrían hacer pensar en San Jerónimo, pero la corona de hiedra que se confunde con el rizado cabello recuerda más bien a un personaje mitológico.En cualquier caso, lo que sí parece evidente es que se trata de un ejercicio más de Leonardo en la caricatura. El artista ha acentuado los rasgos de la boca y barbilla, marcados con profundos surcos simétricos que caen como las jambas de una puerta a ambos lados de unos labios firmes y apretados. La nariz está aplastada, curvada sobre la boca, dividida por un canal destacado en blanco. El ceño forma una perpendicular geométricamente perfecta con el eje delineado por la nariz. Es una construcción casi arquitectónica del rostro, ajustada a normas tan concretas que siguiéndolas cualquiera puede derivar un rostro normal en una máscara grotesca.
obra
De la cultura micénica es destacable la ausencia de escultura monumental -con la excepción de la Puerta de los Leones- y, por el contrario la abundancia de piezas menores en terracota o marfil con la representación de ídolos. Esta cabeza de grandes ojos avellanados y con una dura expresión en el rostro, procedente de Micenas, es uno de los pocos ejemplos escultóricos en piedra caliza que conservamos de esta cultura.
obra
Discípulo de Vázquez Díaz, se inicia imitando el estilo del cubismo de Picasso y de Braque y del surrealismo de Joan Miró, hasta evolucionar hacia la abstracción informalista. En el año 1957 se convierte en uno de los miembros del grupo El Paso junto a Manuel Millares, Antonio Saura, Luis Feito, Manuel Rivera, Pablo Serrano, Juana Francés y Antonio Suárez y en el año 1960 participó en la exposición de "New Spanish Painting and Sculpture" del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York junto a exponentes de las jóvenes vanguardias. Empezó combinando el óleo con diferentes tipos de temple hasta incorporar más tarde la fotografía. A comienzos de la década de 1960, abandona la corriente informalista para acercarse a la realidad y describirla, consciente de la fuerte influencia que ejerce en los medios de comunicación. Su paleta reduce el cromatismo a juegos de blancos y negros y retorna poco a poco a la abstracción que descubrió en París.
obra
Cuando el padre de familia fallecía, un escultor sacaba el vaciado del rostro del cadáver y el positivo en cera del mismo. Esta máscara se guardaba en un armario de la casa con el nombre, título y hazañas correspondientes al difunto y estaba destinada a estar presente en los funerales de todos los miembros de la familia. Esta tradición etrusca influyó de forma determinante en el retrato romano.
obra
Destacan los gruesos trazos negros que marcan las facciones de este rostro cuyo nombre desconocemos, aunque la forma de representación nos hace pensar que se trata de un alto dignatario.