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La Bruja, die Hexe, llaman los arqueólogos clásicos del Museo de Berlín a este famoso busto de Nefertiti, esposa de Akhenaton. Son especialmente destacables por su modernidad las facciones del rostro: el cuello de cisne, los pómulos y el mentón provocativos. No menos actuales son el maquillaje de los ojos, el carmín de los labios y la tersura del cutis. Modelo que hizo el escultor Tutmés para otros retratos de la reina, realizados en su taller de Amarna y tal vez por ser ese su único fin, no tuvo nunca puesto el ojo izquierdo, ni nadie se preocupó de llevarla consigo cuando Amarna y el taller de Tutmés quedaron abandonados para siempre. La caída sobre ella del edificio en que se encontraba apenas le produjo unas rozaduras, y en cambio protegió y conservó intactos sus colores. Además de sus collares de hojas de sauce, luce la reina un modelo de corona azul expresamente diseñado para ella, que llevaba el prótomo del uraeus resaltado sobre la frente y una banda policroma alrededor.
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La obsesión por las cabezas cortadas es compartida por varios artistas simbolistas. La referencia suele ser siempre Herodes, pero Redon confiesa haber preferido un título vago, indeterminado, que pretende la confusión y el equívoco. Su adhesión a la realidad sentida, a los ojos de la mente, su reivindicación del sueño y el inconsciente le lleva a sucesivas imágenes de cabezas sin cuerpo, de ojos cerrados; como si la presencia no fuera necesaria y sólo en la oscuridad se produjera el hallazgo de la propia lógica irracional. Comparable a algunas realizaciones de la pintura metafísica, esta Cabeza de mártir está inmersa dentro del mundo alusivo en el que el poder evocador de las imágenes habita en invenciones plásticas.
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"Esa fiera Gorgona, y cruel a la que horriblemente colúmenes viperinos dan escuálida pompa, y espantosa tiene la crin". Estos versos le fueron inspirados al poeta italiano Giovanni Battista Marino en 1613 por el terrible autorretrato que Caravaggio hizo de la mítica Gorgona o Medusa. Según la mitología clásica, Medusa era un monstruo con cuerpo femenino y cabellera compuesta por serpientes venenosas. Su mirada petrificaba a los que osaban acercarse a ella. El héroe Perseo se enfrentó a ella, utilizando el reflejo de su escudo para localizarla sin mirarla. La decapitó y empleó su cabeza petrificadora como escudo, al tiempo que de la sangre del monstruo nacía Pegaso, el caballo alado. Esta explicación mitológica nos conduce al tema iconográfico de la cabeza de Medusa, frecuentemente empleada para adornar escudos. Y esto es lo que constituye el cuadro de Caravaggio, que no es sino una rodela, un tipo de escudo circular, empleado para torneos. Esta rodela no fue nunca empleada en batalla, sino que funcionaba como un emblema para el cliente que la encargó. Caravaggio recurre nuevamente a un rostro distorsionado por el dramatismo, con el cuello chorreante de sangre y las serpientes erizadas alrededor de un rostro que, como la poesía del inicio nos mostraba, todavía petrificaba la sensibilidad de aquéllos que se acercaban a contemplar la obra.
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Inspirándose en Lisipo, Escopas realiza esta dramática obra en la que resuelve de forma magistral el problema de representar la expresión psíquica en el rostro emotivo y dolorido del cazador. Atalanta y Meleagro habían cazado juntos el jabalí de Calcedonia. Meleagro, príncipe etolio, entregó a la joven la cabeza y la piel del animal, lo que provocó la envidia de los demás cazadores.
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William Tom Warner era de procedencia inglesa aunque estudió desde los 24 años en la "Académie Julien" de París. Se dedicaría al mundo del espectáculo como empresario y actor ocasional, visitando los locales nocturnos para conquistar a las artistas. Esa es la razón por la que protagoniza una escena de flirteo titulada El inglés en el Moulin Rouge para la que Toulouse-Lautrec elaboró este estudio de la cabeza del personaje, resultando un excepcional retrato donde se capta el carácter del inglés, concentrando toda la atención en el rostro. También existe una litografía protagonizada por este hombre.
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El rostro típicamente leonardesco de esta muchacha probablemente estaba destinado a formar parte de alguna composición mayor, al óleo. Encontramos cierto parecido con el hermoso ángel de la Virgen de las Rocas que se encuentra en el Museo del Louvre.Leonardo apenas ha esbozado la figura, concentrando toda su atención en el modelado del rostro, con un acusado sombreado que nos habla del inicio de los experimentos del maestro con el claroscuro. Esta técnica alcanzará un gran desarrollo apenas unas décadas después, practicada con asiduidad y maestría por el pintor barroco Caravaggio. Durero tuvo ocasión de contemplar el claroscuro en los grabados y dibujos de Leonardo, y trasladó esta técnica a su propia obra en Alemania.
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La importancia del retrato etrusco y su influencia determinante en la evolución del romano queda manifiesto en ejemplos como este o el llamado Bruto, ambos realizados por las mismas fechas. La conquista de Tarento por los romanos en el 272 a. C. permitió que los artistas itálicos conociesen los más célebres y elaborados retratos griegos, lo que influyó de forma determinante en sus obras. Sin embargo, y como muestra la representación de este muchacho, no se trata tan sólo de una mera copia de obras griegas, sino que se le conceden una identidad propia, que hará del retrato etrusco uno de las más importantes manifestaciones artísticas.