La revista "Paris Illustré" encargó a Toulouse-Lautrec una serie de cuatro grisallas para ilustrar un texto de E. Michelet titulado "L´Été à Paris" publicado el 7 de julio de 1888. La primera comunión y esta imagen que contemplamos forman parte de la serie. La escena está ambientada en la terminal de ómnibuses de la rue des Martyres en Montmartre, mostrando una imagen típicamente parisina. Algunos especialistas piensan que la figura que se sitúa de espaldas en la plataforma podría ser el propio Lautrec. El dibujo seguro y firme es el gran protagonista, aplicando el óleo con una soltura que caracterizará la obra madura de Henri, existiendo cierta sintonía con Degas. Con estas obras, Toulouse-Lautrec se afianza como fotógrafo de la vida cotidiana de la burguesía parisina, identificado por algunos críticos como un "paparazzi" de su tiempo.
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Personaje
Militar
Político
Uno de los más grandes jefes indios, pertenecía a la etnia lakota oglala. Casado con una mujer cheyenne, su nombre, Caballo Loco, le fue dado por soñar con un caballo salvaje. Cuando los colonos y el ejército de Estados Unidos se lanzaron a la invasión del territorio indio en las llanuras centrales, Caballo Loco formó una alianza con otros pueblos indios para combatir a los blancos, junto con Toro Sentado y Nube Roja. Dotado de gran capacidad táctica y destreza en el combate, infligió una severa derrota a los soldados estadounidense en Fetterman, (1866). La presión de los colonos (buscadores de oro, cazadores de búfalos) y los constantes enfrentamientos con los indios que provocaba empujó al Gobierno americano a establecer un tratado de paz (Fort Laramie, 1868), por el que asignaba a lakotas y cheyennes terrenos propios bajo su jurisdicción autónoma. Sin embargo, Caballo Loco no aceptó el acuerdo, marchando con su pueblo fuera de la gran reserva Soiux fijada por el Gobierno. Para someter a este y otros pueblos situados fuera de los límites, el Gobierno emprendió una amplia campaña militar en 1876, en la que se produjeron las victorias indias de Rosebud River y Little Bighorn (1876), en la que moriría el famoso general Custer. La presión del ejército norteamericano obligó a Caballo loco a rendirse, siendo confinado en Fort Robertson. A las pocas semanas, el 5 de septiembre de 1877, murió asesinado a ballonetazos.
obra
Se piensa en la leyenda del hombre convertido en caballo que asesina la esposo de su amada y la rapta para convivir con ella para buscar una lógica explicación a esta bella estampa. El rostro alegre de la dama podría reafirmar esta hipótesis que en el dibujo preparatorio se aclara algo más al aparecer el cuerpo inerte del hombre. El dinamismo de ambas figuras trae a la memoria del espectador las estampas de la Tauromaquia. Al colocar Goya un paisaje desolador alrededor del caballo y la mujer, envuelve la escena de misterio y desolación, quizá aludiendo al pasado de la mujer que tiene ante si una nueva vida.
obra
Animal de larga cola, que representa al caballo salvaje típico de las estepas de Europa. Realizado con la técnica de la tinta plana, cuyo color quedó muy embebido en la superficie rugosa de la roca. Toda la sala de la cueva de Lascaux está decorada con temas análogos. Fechada en el denominado Estilo III.
Personaje
Militar
Nacido en Garci-Muñoz (Castilla) en fecha indeterminada, exploró y conquistó buena parte de la actual Costa Rica. Acompañado del franciscano Juan de Estrada Ravego, emprendió una expedición por la región de Veragua, estableciendo las poblaciones de Villa Rica de los Reyes y Castillo de Garci-Muñoz. Posteriormente ocupó, entre otros, el cargo de fiscal de la Audiencia de Confines, y más adelante el mismo puesto en la de México.
obra
Uno de los rasgos más significativos de la pintura de Fortuny será su seguridad en el dibujo, verdadero artífice de su preciosismo. Esta firmeza con el trazo la podemos hallar en esta acuarela que contemplamos, donde los tonos casi pasan a ocupar un segundo plano ante la fuerza del dibujo con que crea la arquería, la casa del fondo o las figuras. Respecto al tema, se trata una vez más de mostrar asuntos de la vida cotidiana con los que el maestro se identificará especialmente desde su llegada a Granada, deseando captar con sus pinceles todo lo que le rodea, preocupándose especialmente por la iluminación del sur de la península.
obra
Aunque ha quedado muy poco del carro que arrastraban los caballos, bastan éstos para captar no sólo el poderoso realismo de la obra, sino, sobre todo, la habilidad del escultor: éste consigue evocar, mediante el juego del sombreado y el claroscuro, la profundidad de la tercera dimensión en una placa que, en realidad, no pasa de ser un altorrelieve. Fueron hallados en el Ara de la Reina de Tarquinia.
obra
Las carreras de caballos serán uno de los temas favoritos de Degas. Su atracción por lo moderno le situaba en un estadio superior del Realismo, entroncando directamente con el Impresionismo. La hípica estaba muy de moda entre la burguesía parisina, que llenaba los hipódromos y participaba de las apuestas. Este mundo tendrá en Degas a su mejor "fotógrafo". Sin embargo, aunque parezca que el artista está presente en la escena, captando un momento determinado de la carrera, no es así; Degas compone sus obras en el estudio, recogiendo las impresiones de diferentes visitas e incluso modelos de otros pintores. Llegará a emplear caballos de madera para inspirarse y apreciar los juegos de luces en su taller, después de iluminarlos de diferente manera. Por eso la composición está perfectamente estudiada, equilibrados las masas de color y los otros elementos. No deja nada al azar, piensa sus obras como si se tratara de un asesinato, según el propio artista. Degas se interesa especialmente por los colores; contrasta dos colores primarios (amarillo y rojo) con sus respectivos complementarios (verde y morado). Recurre al blanco para resaltar la armonía de la escena, y lo emplea de manera equilibrada: las sombrillas de las damas combinan con las mangas de las camisas de los jinetes, incluso con los estribos de algunos de ellos. El cielo azul y las tonalidades ocres, en una rica escala cromática, completan una escena en la que no falta ningún detalle, hasta las chimeneas para dar el efecto vertical de la composición. Aun así, aunque contemplamos una obra salida de la imaginación del artista, tenemos que descubrirnos ante la frescura y autenticidad de la composición, en el más puro estilo impresionista.