Vivió una vertiginosa carrera política. Ocupó el puesto de Consejero de Estado y luego fue nombrado gobernador del Consejo de Hacienda. Bajo la monarquía de Carlos IV finalmente alcanzó la cartera de Justicia, con Godoy de nuevo en el gobierno. Como tal nombró el tribunal de la causa de El Escorial. También fue el encargado de perseguir a los elementos reformistas del equipo ministerial anterior. De talante afrancesado, dejó Madrid tras la batalla de Bailén. En Salamanca y Zamora, continuó desempeñando cargos públicos. José I contó con él para la creación del Código Civil español. Al no tener un sueldo mensual, fue recompensado con 500.000 reales en cédulas hipotecarias y cristal de la fábrica de San Ildefonso.
Busqueda de contenidos
obra
Durante el periodo de formación de Rafael realizó numerosos viajes por el norte de Italia, visitando Perugia, Padua, Venecia, Orvieto y Siena. En esta última ciudad estuvo trabajando hacia 1503 al realizar los diseños de los cartones para la Biblioteca Piccololomini cuya decoración debía elaborar su amigo Pinturicchio, ayudante de su maestro Perugino. Posiblemente Sanzio tuviera conocimiento de los cartones para batallas ejecutados en Florencia por Miguel Ángel y Leonardo destinados a la sala del Consejo del Palacio della Signoria, exhibiendo en esta escena su calidad como dibujante, interesándose por los escorzos de los caballos y del soldado cautivo. Los trazos firmes y seguros dominan una composición donde el movimiento, el ritmo y la intensidad dramática han sido sabiamente interpretados.
obra
Dentro del gusto por la ilustración de sagas y fantasías literarias góticas, Fohr realizó en Heidelberg -centro del romanticismo literario neomedieval- este paisaje nocturno con figuras al estilo de Altdorfer. El tema es un episodio del final de la novela caballeresca de 1813 escrita por el barón de la Motte-Fouqué, "El anillo mágico". El pintor logra crear una atmósfera de misterio y de ingenua fascinación que encaja en las expectativas del cuento.
obra
La afición por lo español en Francia creció durante el Romanticismo. El rey Luis Felipe de Orléans mostró al público en el Museo del Louvre su colección particular de pintura española, obteniendo un enorme éxito popular; este españolismo aumentó gracias al matrimonio de Napoleón III con la española Eugenia de Montijo. Por eso, todo lo relacionado con España va ser muy interesante para Manet. En sus frecuentes visitas al Louvre, siguiendo las indicaciones de su maestro - Thomas Couture - copió numerosas obras de artistas hispanos, sobre todo Goya y Velázquez. Para este lienzo se valió de una obra titulada Pequeños caballeros, de Juan Bautista Martínez del Mazo, erróneamente atribuida en aquellos años a Velázquez. A las tres figuras vestidas a la moda del siglo XVII, Manet añade un niño con una bandeja. Algunos especialistas quieren ver en este pequeño a la figura de León Köella Leenhoff, el hijo de Manet con su profesora de piano Suzanne Leenhoff. De esta manera, el artista uniría lo tradicional con lo moderno, en una síntesis muy habitual en el siglo XIX. Técnicamente, Manet recurre al abocetamiento también empleado en el Bebedor de absenta, aunque asome la buena base de dibujo que le enseñó su maestro. Los tonos empleados son los tradicionales de la Escuela barroca española, animados por el rojo. La sensación de perspectiva aérea que tanto preocupaba a Velázquez parece, asimismo, estar presente en esta escena, en el difuminado de los contornos de los personajes. El empleo de la luz también es un homenaje al sevillano, considerado por Manet el pintor de los pintores.