Proyecta las iglesias de los Teatinos y de la cofradía de las Llagas. Además se encarga de la fachada del palacio de Strozzi y los palacios Capponi y Marucelli de Florencia.
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Personaje
Político
Licenciando en Leyes, comenzó su vida política en 1869, en el grupo liberal conservador que dirigía Cánovas. Llamado "la daga florentina" por su mala intención oratoria, desempeñó el cargo de subsecretario de Gobernación, al tiempo que fue ministro con Romero Robledo. La incompatibilidad entre ambos llegó a ser absoluta. También fueron difíciles sus relaciones con Cánovas, a quien achacaba un amor invencible hacia los pillos. Por su parte, Cánovas pensaba de Silvela que poseía cualidades admirables amalgamadas con muy graves defectos. "Conozco pocos seres (decía el político malagueño) de voluntad más débil que él; cuando tropieza con algún obstáculo en su camino, desmaya y abandona toda empresa". La ruptura entre ambos se produjo en 1892. Desde el ministerio de la Gobernación, en 1879 y 1891, Silvela dirigió las dos elecciones con menor intervención del gobierno, probablemente, de toda la Restauración. Tras la muerte de Cánovas, dirigió el partido conservador y fue presidente del gobierno de regeneración de 1899. En 1903 proclamó a Antonio Maura como su sucesor y se retiró de la vida política.
Personaje
Literato
Político
Su educación discurre en Burdeos, Valladolid y Madrid. En 1863 inicia su actividad política como diputado. Defensor de la política de O'Donnell, ingresó en las filas de la Unión Liberal. Tras la Revolución de 1868, fue elegido por Prim ministro de Estado en 1869. Sin embargo, no permaneció demasiado tiempo en este cargo debido al fracaso de la candidatura al trono de Montpensier. Partícipe de la Restauración, Cánovas le nombró ministro de Estado en 1877. Desde 1884 se instala en París como secretario de la embajada Española. Como escritor cosechó importantes éxitos. Publicó artículos bajo el pseudónimo de Vellista.
Personaje
Científico
Literato
Al lado de su amigo Fernández de Moratín fue colaborador del ejército francés. Posteriormente, ambos se trasladaron a Burdeos y luego a París. Sin duda la repercusión de Moratín en todas sus obras es absoluta, como es puede comprobar en "Don Simplicio de Utrera" y "El reconciliador". Tras su muerte se publicó "Obras póstumas" y "Obras literarias".
Personaje
Político
Hijo de Manuel Silvela y sobrino de Francisco, ingresó en las filas del Partido Liberal. Durante el gobierno de García Prieto en 1918, encabezó la cartera de Instrucción Pública y en 1922 fue ministro de Marina. Un año después fue llamado a la Alta Comisaría de Marruecos para sustituir al general Burguete.
Personaje
Religioso
Llamado Roberto de Aurillac, el futuro papa Silvestre II ingresó en un monasterio cluniacense y se trasladó a España donde inició sus estudios de astronomía, filosofía y matemáticas, alcanzando un elevado nivel cultural. Desarrolló una serie de tratados matemáticos y geométricos con los que difundió la numeración arábiga en Europa. Su prestigio motivará los nombramientos de obispo de Ravena, consejero y preceptor de Otón III. Su elección como sumo pontífice en el año 999 trajo consigo su participación en la renovación imperial emprendida por Otón, a la vez que contribuyó en la difusión y consolidación del cristianismo en Hungría y Polonia y apoyó la reforma monástica de Cluny. Es considerado como uno de los primeros que planteó una Cruzada para la liberación de los Santos Lugares.
Personaje
Religioso
Gobernó entre 1105 y 1111, año en el que fue depuesto. Fue elegido como papa en oposición a Pascual II.
Personaje
Científico
En París tuvo como discípulo a Vesalio. Estando en Leiden, impartió clases de química. Entre sus aportaciones al estudio de la anatomía hay que destacar el descubrimiento de una pequeña cavidad entre las dos hojas del tabique transparente que desde entonces se denominó fosa de Silvio.
contexto
La expansión del poder silyuqí no se detuvo con la conquista de Bagdad en el año 1055 sino que continuó en época de Alp Arslan (1063-1072), hasta dominar toda Mesopotamia, Siria y gran parte de Palestina. Al mismo tiempo, el sultán ocupaba Georgia (1068) y vencía a los bizantinos en Mantzikert (1071), lo que abrió las puertas de Anatolia oriental a la entrada de grupos turcomanos mal encuadrados políticamente debido a la lejanía y marginalidad del territorio en que se instalaban. Damasco y Jerusalén fueron conquistadas ya en época de Maliksah (1072-1092), pero no Cilicia, el Taurus y las plazas de Edesa y Antioquia, donde gobernaba en nombre del Imperio de Constantinopla un armenio helenizado, Filareto. La época de Maliksah vio el apogeo del régimen silyuqí, que mantiene usos de gobierno de origen persa, según los refleja el "Siyasetnameh" o "Libro de Gobierno", compuesto por el visir Nizam. Pero los turcos seguían considerando su dominio territorial como una especie de patrimonio de familia divisible, aun reconociendo la hegemonía de Bagdad, a lo que se añadía la proliferación de concesiones de tierras en iqta a los turcomanos u oguzes y a otros miembros del ejército, y la independencia de hecho de diversos grupos tribales. Las disputas entre pretendientes fueron frecuentes desde finales del siglo XI, así como el gobierno de los territorios asignados en dote a miembros menores de la familia por jefes militares o atabeg, que a veces sobrepasaron su función de tutoría y se consolidaron en el gobierno, formando incluso dinastías provinciales. Así se consolidó en Mosul y Alepo la de Zengi (1128-1146), fortalecida por los éxitos del atabeg y de su hijo Nur-al-Din (1146-1174) contra los cruzados europeos. Mientras tanto, el Jurasan se independizaba bajo el mando de Sanyar, pero éste fue derrotado por los mongoles Kitán, que ocuparon Samarkanda y amplios espacios del Asia central islámica -por cierto que en este hecho tomó pie la leyenda del Preste Juan-. Después de la muerte de Sanyar, en 1056, el Jurasan padeció una época de desgobierno, dominado por diversos jefes guerreros oguzes; a finales de siglo, los gobernadores de Jwarizm consiguieron restaurar el orden y la unidad política en todo el Irán pero, a su vez, introdujeron como mercenarios a los Qipchaqs, cuyas correrías y devastaciones en los primeros decenios del siglo XIII fueron el precedente inmediato de las que produciría la invasión mongola. Mientras tanto, en Iraq subsistía el sultanato originario hasta finales del siglo XII, aunque el poder efectivo estaba en manos de los jefes militares dueños de territorios en iqta. Además, el califa al-Nasir consiguió liberarse de la tutela de los sultanes y gobernar efectivamente en Bagdad y su territorio, durante cerca de cuarenta años, entre los siglos XII y XIII, apoyado por los sectores de población que se agrupaban en movimientos de cofradía religiosa o futuwwa, y por las alianzas que buscó entre los cadíes y en las diversas familias religiosas del Islam, en especial -aparte de los suníes- entre los shiíes duodecimanos. Su proyecto político no tuvo continuación pero algunas de sus ideas y procedimientos serían recogidas por los turcos de Asia Menor. Los silyuqíes apoyaron decididamente al sunnismo, fundaron mezquitas y escuelas teológicas o madrasas, y protegieron asociaciones hospitalarias o piadosas de sufis (jangahs), porque fueron receptivos hacia las ideas sufíes tal como las expuso Gazalí (m. 1105). No persiguieron, sin embargo, al shiísmo, excepto a la rama de los "asesinos" o isma'ilíes hasissyyun, que seguían practicando el terrorismo político-religioso. Aquella ortodoxia ecléctica hacía más tolerable el régimen, basado en la fuerza militar de los turcomanos y de diversos mercenarios kurdos y de otras procedencias, a veces de origen esclavo, que ganaban en poder a medida que se fragmentaba el de los silyuqíes y aumentaba la importancia de la iqta. ¿Hubo transformaciones profundas en el régimen agrario como consecuencia de aquellos cambios políticos y del nomadismo inicial de los turcos? Es posible que a medio plazo así haya sido, pero los peores efectos se observan después de las depredaciones y conquistas de los mongoles en el siglo XIII, aunque las dificultades y la ruina de la agricultura sedentaria y de los regadíos comenzarían antes debido a los hábitos de pastoreo nómada de los nuevos dueños, al peso excesivo de los tributos sobre los cultivadores, y a la inseguridad política, que dificultaba tanto el ejercicio pacífico del comercio como el mantenimiento de las obras públicas indispensables. La consolidación política de los grupos turcomanos u oguzes instalados en Anatolia ocurrió a partir de sus propias formas tribales de organización y de su forma de vida nómada y pastoril. La relación con Bagdad quedó rota desde fines del siglo XI debido a la consolidación de poderes armenios y cruzados al sur de la cordillera del Taurus, a lo que se añadía la parcial recuperación por los emperadores de Constantinopla de las zonas costeras del oeste y sudeste, de Asia Menor. Así, a lo largo del siglo XII, llegaron a nacer poderes políticos más sólidos, entre los que destacó el sultanato de Rum, con capital en Qonya, en manos de una rama de los silyuqíes, iniciada por Sulayman ibn Qutlumus y continuada por Kilij Arslan (1092-1106) y Kilij Arslan II (1156-1192), que derrotó al emperador griego Manuel I en Myriokephalon (año 1176): aquello fue la ratificación del desastre bizantino de un siglo atrás, redujo definitivamente la presencia del Imperio en Asia Menor y, como contrapartida, ayudó a la consolidación turca: el mismo nombre, Turquía, aplicado al territorio, puede leerse ya en crónicas de los decenios siguientes, y los sultanes comenzaron a aceptar elementos de gobierno y administración de origen griego y persa, más adecuados a las nuevas formas que tomaba su dominio y que se consolidaron a comienzos del siglo XIII, debido a la ruina y división del Imperio y al repliegue de los cruzados en Palestina: los sultanes de Rum pudieron, así, afianzar su dominio en la costa sur de Anatolia y en las fronteras con Armenia y Siria en tiempos de Kaiqobad (1221-1237). Las conquistas mongolas sólo afectaron al sultanato de Rum indirectamente. Desde 1234, después de la derrota de Köseh-Dahg, hubo de aceptar el protectorado de los nuevos dueños pero mantuvo su autonomía interna, acogió refugiados y, con ellos, nuevos influjos de origen iranio que se manifestaron en el auge de movimientos místicos: Yalal al-Din Rumi fundaría, por ejemplo, la luego famosa cofradía de los "giradores" o derviches mevlevis, y se alzaron numerosas mezquitas, madrasas, hospitales y posadas o caravanserrallos. A partir de 1277, los iljaníes mongoles de Persia gobernaron directamente en Anatolia, pero su inmediata decadencia dejaría el camino abierto a nuevos poderes turcos en el tránsito al siglo XIV. Uno de ellos, de poca importancia al comienzo, sería el de los otomanos.