Fotografía cedida por la Sociedade Anónima de Xestión do Plan Xacobeo
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contexto
La primera colonia española en América, la antigua Española, sufrió un anquilosamiento progresivo a lo largo del siglo hasta quedar convertida en una dependencia de su vecina Saint-Domingue, con la que tuvo finalmente que fusionarse. El proceso fue lento, sin embargo, pues las autoridades españolas se negaron a ver la realidad. Lucharon contra ella propugnando una política migratoria que no tuvo apenas resultados (llegaron 2.629 canarios entre 1700 y 1763), repoblando antiguos asentamientos o creando algunos nuevos como San Juan de Maguana, Neiva, Puerto Plata, Dabajon, Montecristi, Santa Bárbara de Samana, Sabana de la Mar, San Rafael, San Rafael de Angostura, Las Caobas, Dajabon y San Miguel de la Atalaya, sin comprender que no podrían subsistir sin un soporte económico adecuado y negándose numantinamente a definir la frontera con Saint-Domingue por temor a reconocer legalmente lo que ellos consideraban una usurpación. Sólo en 1776, el gobernador José Solano y el Conde de Annery llegaron a un acuerdo fijando la frontera por el río Dajabón en el norte y por el río Pedernales en el sur, lo que fue ratificado por el Tratado de Aranjuez de 1777. Por entonces, la población dominicana no llegaba a cien mil habitantes, mientras que la de la zona francesa la triplicaba. Los gobernadores dominicanos gobernaron poco. Fueron militares, pese a ser Presidentes de la Audiencia, y vivieron preocupados únicamente por contener al enemigo francés, sin preocuparse por robustecer la economía de sus gobernados. La agricultura fue decayendo, sobrepasada por la ganadería, que suministraba carne, cueros y sebo a la colonia francesa de la parte occidental de la isla. Sólo en el ultimo cuarto de siglo empezó a repuntar débilmente la agricultura exportadora, pero ya era tarde. En 1795 y por el tratado de Basilea, Carlos IV cedió a Francia Santo Domingo
obra
San Domingo, lienzo que Zurbarán realizó para el Monasterio de San Camilo de Lelis, Lima, representa a la Orden de los dominicos. Forma parte de una serie de cuatro santos representativos de aquellas Órdenes monacales que mayor repercusión tuvieron en las misiones americanas. Pintados probablemente por discípulos de Zurbarán, su estilo y cronología es muy similar a los santos de la serie del convento de San Francisco de Jesús en la misma Lima (ver Santo Tomás). Nuevamente encontramos una figura aislada contra un fondo de paisaje, plasmada con gran economía de medios y sosteniendo en las manos un objeto o atributo que identifica al personaje en cuestión. Los otros santos de la serie son San Francisco de Asís, fundador de los franciscanos, San Bruno que fundó la Orden de los Cartujos, y San Pedro Nolasco, el primero de los frailes mercedarios.
obra
Este fresco de Santo Domingo abrazando al Crucificado, era la obra de mayores dimensiones y de tema más importante que formaba parte de la decoración del claustro de San Marcos. Cinco lunetos más en otras tantas puertas completaban el conjunto. La participación activa del santo fundador en el episodio sagrado de la Crucifixión de Cristo servía de exhortación y estímulo a los frailes habitantes del monasterio, para desempeñar su importante papel como religiosos. El fresco presenta la figura muerta de Jesús, clavado en la cruz, siendo asistido por Santo Domingo, que se abraza al madero con actitud de pena y profunda desolación. La composición se recorta contundente sobre el fondo azul, quedando sólo como elemento espacial, el pequeño montículo desde donde se eleva la cruz. Fra Angelico confirió gran potencia a la expresión del rostro del santo. Pero, además, son impresionantes los detalles realistas de su mano derecha, donde se perciben claramente las venas, o el punteado de su barba, significando la incipiente barba de Santo Domingo. Si bien la figura de Cristo ejemplifica un buen conocimiento de la anatomía, el santo presenta unas características más terrenas. De esta manera, la cara de Jesús se muestra mucho más idealizada, casi sin signos de padecimiento, que la expresión y caracterización precisa de la de Santo Domingo. Pese a las pocas posibilidades que la técnica al fresco ofrece para el detallismo, Fra Angelico confirió a su santo patrón facciones muy realistas.
obra
En los dibujos realizados por Cano las líneas son seguras e incisivas, con acentuada continuidad de contornos, semejante a volúmenes escultóricos.
obra
En su afán por obtener dinero en un momento algo complicado - estaba pleiteando contra los patronos del Hospital de la Caridad de Illescas - El Greco pensó en reproducir algunos de sus cuadros de devoción más famosos, por lo que contrató al joven grabador flamenco Diego de Astor. Doménikos inició la ejecución de una serie de dibujos rápidos y nerviosos pero firmes y seguros para que el flamenco pasara a cobre sus trabajos. Sólo tenemos en la actualidad noticias de cuatro estampas, aunque en el inventario de bienes realizado a la muerte del pintor se mencionan diez planchas de cobre ya talladas. San Pedro y San Pablo, la Adoración de los pastores, San Francisco y el Hermano León y el santo Domingo de Guzmán que contemplamos forman esta sensacional serie donde copia modelos ya realizados en lienzo.
Personaje
Religioso
El fundador de la orden de los predicadores, conocidos como dominicos nació en Caleruega, Burgos. Rechazó cargos eclesiásticos en favor de la predicación de la fe cristiana. A lo largo de su vida fundó numerosos monasterios y se le atribuyen varios milagros. Se le atribuye la idea del rosario por comunicación de la Virgen. En 1234 fue canonizado. Su fiesta se celebra el 4 de agosto.
lugar
Santo Domingo de la Calzada se levanta sobre una extensa llanura a orillas del río Oja, que da nombre a la región. En el extremo occidental de La Rioja, a los pies de la sierra de la Demanda y a una altitud de unos 650 m., tiene una población aproximada de seis mil habitantes. El origen de Santo Domingo arranca de un mito del siglo XI, en el que se cuenta la existencia de un gran bosque de encinas a orillas del río que desciende desde la sierra de Ezcaray. En este bosque vivió Santo Domingo (1019 - 1109), un ermitaño que dedicaba su tiempo a ayudar a los peregrinos que viajaban hacia Santiago de Compostela; construyó un puente sobre las aguas del río, levantó un hospital y un templo para socorrer física y espiritualmente a los peregrinos, pasando a ser en poco tiempo un pequeño burgo en el Camino de Santiago. Santo Domingo vivió 90 años y, tras su muerte, quedó su legado material: un puente, una calzada, una iglesia, un hospital y un barrio viejo. Desde muy pronto, el burgo pasó a ser un asentamiento fijo, cuyos poderes públicos cedieron terrenos a todo aquel que llegaba, con el objetivo de repoblar la zona, y levantándose la catedral y amurallando el asentamiento. En el año 1333 la villa pasó a ser ciudad por Privilegio otorgado por el rey Alfonso VI, siendo amurallada totalmente la recién creada ciudad en 1367, bajo reinado de Pedro I; a finales del siglo XV, la ciudad ya había superado las murallas y abarcaba los arrabales cercanos. En el siglo XVIII se construyeron la torre de la catedral y la Plaza Mayor, donde está asentado el Ayuntamiento. En la actualidad sigue formando parte de los lugares indispensables a visitar del Camino de Santiago, habiendo sido declarado Conjunto de Interés Histórico - Nacional en 1973. Conserva el mayor recinto amurallado de toda La Rioja.