Nacida en Ávila en 1515, de nombre Teresa de Ahumada, era hija de Alonso Sánchez de Cepeda y de Beatriz de Ahumada, y nieta de un judío converso dedicado al negocio textil que se había establecido en Ávila. Ya desde niña muestra su vocación religiosa y su carácter emprendedor, al convencer a su hermano Rodrigo para ir juntos a sufrir martirio en tierras de musulmanes. A la muerte de su madre, su padre le hace ingresar a los dieciocho años en el convento de las agustinas de Gracia, tomando los hábitos carmelitas en 1536. Una experiencia profunda le hará tomar un giro definitivo en su vida, al caer en coma durante cuatro días y ser desahuciada por los médicos. Amortajada, despierta delirando y pronosticando su futuro, curación que ella misma atribuirá a san José. A partir de entonces y durante los veinte años siguientes manifiesta repetidas veces estar en contacto con Dios y tener visiones, como la del infierno, que le empujan a observar estrictamente la ortodoxia de su regla. En 1562 funda en Ávila su primer convento reformado, en el que pretende restablecer y restaurar la entonces relajada regla carmelitana de 1247, postulando la oración y la contemplación como pilares básicos de la fe. No sin oposición, llega a fundar 17 conventos reformados, labor en la que es apoyada por san Juan de la Cruz. En 1582, desplazada a Alba de Tormes por requerimiento de la duquesa de Alba, fallece el 15 de octubre. Las crónicas devocionales le atribuyen virtudes de santidad, como el olor perfumado de su cadáver o la incorruptibilidad de su cuerpo, tras un año de enterramiento. En 1614 es beatificada por Paulo V, en 1622 canonizada por Gregorio XV y en 1970 es declarada doctora de la Iglesia. Gran mística, se distingue por lo elevado de su pensamiento y por la belleza literaria de sus escritos, como "Camino de perfección" o "Las moradas", entre otros.
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obra
Se trata de una majestuosa interpretación de la Trinidad, que Durero ejecutó con su habitual maestría. Nos muestra una visión celestial en la que Dios Padre recoge en un gesto patético el cadáver de su hijo tras la crucifixión. Los ángeles observan con gesto grave la escena y recogen los instrumentos de la Pasión de Cristo. El cuerpo desmadejado de Cristo parece resbalar sobre las rodillas de Dios, que lleva una capa pluvial. Los angelitos recogen los extremos de la capa, por lo que su aspecto es el de un baldaquino que arropa a Cristo.Durero realiza una composición en la que parece vibrar la lluz, con brillantes toques en los cuerpos, el halo resplandeciente de Dios y la paloma, aunque donde el contraste obtiene las cotas más hermosas es en las blanquísimas nubes que se rizan contra el fondo oscuro de la imagen.
obra
Las santas y mártires de Zurbarán han hallado gran fama a lo largo de los años, por la riqueza y la sencillez con que el pintor captaba a estas singulares mujeres. Santa Úrsula aparece sosteniendo con elegancia una flecha que apunta a su pecho, indicando cuál fue el tormento que sufrió por causa de su fe. Sin embargo, el rostro sereno y algo sonriente de la joven nada dice acerca de dolores ni martirios. Al contrario, podría parecernos el retrato de una noble dama o una princesa, ricamente adornada con una corona de oro, hileras de perlas y un riquísimo vestido con perlas de aljófar prendidas de las mangas. Como contrapunto cromático entre la figura y el oscuro fondo neutro, el manto de rojo veneciano atrae poderosamente la atención del espectador. Todos son recursos típicos del maestro, que ya los había aplicado con éxito a otras santas de su mano, como Santa Margarita, Santa Apolonia, etc.
Personaje
Militar
Político
Será uno de los participantes en la batalla de Junín junto a San Martín y Bolívar, convirtiéndose en el pacificador del Alto Perú. Será elegido presidente de la República de Bolivia en 1828, iniciando un gobierno de marcado acento dictatorial en el que destacan las mejoras en el campo económico y educativo, al tiempo que adoptó los códigos napoleónicos y reorganizó el ejército. Proclamó la Confederación peruano-boliviana en aras de acercarse a su vecino. Fue expulsado del poder y del país en 1839, intentando recuperar sus cargos cuatro años más tarde. El resultado fue un estrepitoso fracaso y en 1845 fue exiliado definitivamente, trasladándose a Europa.
Personaje
Literato
Religioso
Político
Llamado Salomón ha-Leví, antes de su conversión al cristianismo había sido rabino judío. Su fortuna e inteligencia lograron que fuera nombrado obispo de Cartagena y, posteriormente, de Burgos. Su carrera política le llevó a ser canciller mayor del reino de Castilla y tutor de Juan II. Desde los cargos que desempeñó promovió la persecución de los judíos. Escribió, entre otras obras, "Las siete edades del mundo".
contexto
Importante puerto a lo largo de toda la Edad Moderna, los vestigios más antiguos que indican asentamiento humano datan de la época romana. Está documentado que en la Edad Media en su solar se asentó una población conocida Santi Emetherii, nombre que con el tiempo derivaría en Santander. En 1068 a esta población le fue otorgado concedido un privilegio por el rey Sancho II, gracias a su importante función portuaria. En el año 1187 nuevamente recibió la atención de un monarca, al serle concedido un fuero por parte del rey Alfonso VIII. Por medio de este fuero el señorío de la población le fue encomendado al abad de San Emeterio. Bajo el reinado de Enrique IV a punto estuvo de pasar el señorío a manos del Marqués de Santillana, en 1465, hecho que no se consumó ante la oposición de sus moradores. La Edad Media y, fundamentalmente, la Edad Moderna, son épocas de gran desarrollo para Santander. Poco a poco el papel de Santander como gran puerto del Cantábrico se va incrementando, gracias a la industria pesquera -favorecida por Alfonso VIII- y al comercio. El factor principal es su excelente puerto, salida "natural" de Castilla hacia el Cantábrico, que le permite competir con su rival, Laredo. Los productos castellanos, fundamentalmente la lana, salen de Castilla en dirección a Flandes, Inglaterra o Francia utilizando ambos puertos, lo que redunda en un rápido crecimiento de la ciudad. Aun por detrás de Laredo en los siglos XVI y XVII -Laredo es uno de los ocho puertos españoles, junto con La Coruña, Bayona, Avilés, Bilbao, San Sebastián, Cartagena y Málaga, a los que se permite romper en 1529 el monopolio de Sevilla en el comercio con América-, en el siglo XVIII ya puede participar plenamente en el comercio de Indias, siendo creado el Consulado del Mar y Tierra. El continuo crecimiento tanto económico como poblacional permiten que Fernando VI le conceda el título de ciudad. No obstante, la ciudad se ve fuertemente dañada por dos acontecimientos, que destrozan buena parte de su fisonomía urbana y obligan a una gran reconstrucción. El primero se produce en 1893, cuando explota el buque Cabo Machichaco; el segundo, en 1941, cuando un incendio de grandes proporciones destruye gran parte de la ciudad y de su patrimonio artístico. Ciudad señorial y elegante, junto a San Sebastián fue en los albores del siglo XX lugar de atracción para la aristocracia española, pues en ella veraneaba el rey Alfonso XIII. Las catástrofes antes citadas destruyeron buena parte del monumento histórico-artístico de Santander. A pesar de ello, aun pueden apreciarse buenas muestras de su pasado, como la Cripta del Cristo, del siglo XII, la Catedral, del XIV, la Iglesia de la Anunciación o de la Compañía, del XVII, o la Iglesia de la Consolación, cuyas obras comenzaron en 1772. Mucho más reciente, aunque de gran belleza y significación, es el Palacio de La Magdalena, de principios del siglo XX, residencia de Alfonso XIII y hoy sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
lugar
Importante puerto a lo largo de toda la Edad Moderna, los vestigios más antiguos que indican asentamiento humano datan de la época romana. Está documentado que en la Edad Media en su solar se asentó una población conocida Santi Emetherii, nombre que con el tiempo derivaría en Santander. En 1068 a esta población le fue otorgado concedido un privilegio por el rey Sancho II, gracias a su importante función portuaria. En el año 1187 nuevamente recibió la atención de un monarca, al serle concedido un fuero por parte del rey Alfonso VIII. Por medio de este fuero el señorío de la población le fue encomendado al abad de San Emeterio. Bajo el reinado de Enrique IV a punto estuvo de pasar el señorío a manos del Marqués de Santillana, en 1465, hecho que no se consumó ante la oposición de sus moradores. La Edad Media y, fundamentalmente, la Edad Moderna, son épocas de gran desarrollo para Santander. Poco a poco el papel de Santander como gran puerto del Cantábrico se va incrementando, gracias a la industria pesquera -favorecida por Alfonso VIII- y al comercio. El factor principal es su excelente puerto, salida "natural" de Castilla hacia el Cantábrico, que le permite competir con su rival, Laredo. Los productos castellanos, fundamentalmente la lana, salen de Castilla en dirección a Flandes, Inglaterra o Francia utilizando ambos puertos, lo que redunda en un rápido crecimiento de la ciudad. Aun por detrás de Laredo en los siglos XVI y XVII -Laredo es uno de los ocho puertos españoles, junto con La Coruña, Bayona, Avilés, Bilbao, San Sebastián, Cartagena y Málaga, a los que se permite romper en 1529 el monopolio de Sevilla en el comercio con América-, en el siglo XVIII ya puede participar plenamente en el comercio de Indias, siendo creado el Consulado del Mar y Tierra. El continuo crecimiento tanto económico como poblacional permiten que Fernando VI le conceda el título de ciudad. No obstante, la ciudad se ve fuertemente dañada por dos acontecimientos, que destrozan buena parte de su fisonomía urbana y obligan a una gran reconstrucción. El primero se produce en 1893, cuando explota el buque Cabo Machichaco; el segundo, en 1941, cuando un incendio de grandes proporciones destruye gran parte de la ciudad y de su patrimonio artístico. Ciudad señorial y elegante, junto a San Sebastián fue en los albores del siglo XX lugar de atracción para la aristocracia española, pues en ella veraneaba el rey Alfonso XIII. Las catástrofes antes citadas destruyeron buena parte del monumento histórico-artístico de Santander. A pesar de ello, aun pueden apreciarse buenas muestras de su pasado, como la Cripta del Cristo, del siglo XII, la Catedral, del XIV, la Iglesia de la Anunciación o de la Compañía, del XVII, o la Iglesia de la Consolación, cuyas obras comenzaron en 1772. Mucho más reciente, aunque de gran belleza y significación, es el Palacio de La Magdalena, de principios del siglo XX, residencia de Alfonso XIII y hoy sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Personaje
Militar
Político
Desde el primer momento intervino en los conflictos independentistas y fue uno de los firmes defensores del sistema federal. Le será encomendada la defensa del valle del Cúcuta y de los Llanos del Casanare por parte de Bolívar. Su brillante participación en la batalla de Boyacá le llevará a ser nombrado vicepresidente de Nueva Granada. Santander será un convencido defensor de la Constitución de 1821 pero Bolívar se impondrá en la Convención de Ocaña de 1828. Entre 1832 y 1836 será presidente de Colombia, actuando en algunas ocasiones de manera dictatorial, aunque destacara por su respeto a la oposición y a la Constitución.
Personaje
Político
Miembro converso de una familia de origen judío aragonés, radicada en Valencia, su padre se enriqueció gracias a diversos negocios y la concesión de Juan II del arriendo de los derechos que debían pagar los genoveses asentados en Valencia. Juan II concedió a Santángel la recaudación de los intereses reales en Valencia, pasando a trabajar en 1478 directamente para la Corona. En 1481 alcanza el cargo de escribano de ración. Su influencia en la Corte hace que Fernando el Católico asuma su protección frente a la Inquisición, organizando, junto con Francisco Pinelo, la salida de carracas genovesas desde Cartagena cargadas de judíos con dirección a Italia y los Balcanes. Parece que su participación en la expedición de Colón fue fundamental, pues ya en 1486 había conocido al genovés, convenciendo a la reina Isabel de aceptar las pretenciosas condiciones impuestas por Colón en las Capitulaciones de Santa Fe. Así, asumió la dirección económica de la empresa, asegurando la parte que correspondía aportar a la Corona.