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La implicación de las topas americanas en Vietnam hasta el otoño de 1965 consistió principalmente en misiones de entrenamiento y en rápidas operaciones contra unidades irregulares de guerrilleros nordvietnamitas. Sin embargo, aquel año, la guerra estaba destinada a cambiar radicalmente: los regimientos regulares del ejército nordvietnamita, provenientes del sur se unieron a los guerrilleros y comenzaron a atacar a las tropas americanas en violentos encuentros. El jefe del Estado Mayor nordvietnamita, el general Chu Huy Man, encargado de las operaciones, decidió desencadenar una ofensiva en los altiplanos occidentales, principalmente en la provincia de Pleiku, dirigida a destruir los campos de las fuerzas especiales de Piel Me, Dak Sut y Duc Co y a la captura del jefe provincial. Este plan, incluido en la ofensiva "Dong Xuan" (invierno-primavera), tenía que ser llevado a cabo por el 32°, 33° y 66° Regimiento del ejército nordvietnamita, formado por veteranos de la batalla de Dien Bien Phu. El general William Westmoreland, comandante de las fuerzas americanas en el Sur de Vietnam, conocía por informaciones reservadas que la ofensiva enemiga en los altiplanos centrales se desencadenaría a comienzos de octubre de 1965. Por aquellas fechas debería tener a disposición para combatir a los comunistas una unidad verdaderamente especial: la 1? Cavalry Division (Airmobile). La famosa 1? División de caballería aérea disponía de 428 helicópteros y estaba organizada como una división normal, aunque al contrario que las otras que iban a la batalla a pie o sobre ruedas, ésta operaba siempre en vehículos aéreos de hélice giratoria. El comandante de la caballería aérea era el mayor general Harry W.O. Kinnard, uno de los principales teóricos del concepto de aeromovilidad. La división llegó a Vietnam del Sur en septiembre de 1965, formando su acuartelamiento en An Khe, una zona ideal tanto para el abastecimiento por mar (a través de Qui Nhon) como para realizar cualquier operación aérea en los altiplanos centrales. La movilidad aérea de los helicópteros fue un elemento sin duda clave durante las batallas en los altiplanos. El primer paso de la ofensiva nordvietnamita, el 19 de octubre, consistió en un ataque por parte del 33? regimiento el campo de Plei Me, 25 millas al suroeste de Pleiku, mientras que el 32? regimiento se preparaba para tender una emboscada a las fuerzas de apoyo. El hecho de que las fuerzas comunistas preponderantes no desencadenaran el ataque final en el campo hizo sospechoso al comando provincial survietnamita de Pleiku, que retrasó cuatro días el envío de ayuda para poder preparar una fuerte columna acorazada. El 23 de octubre, la columna se desplazó en dirección de Plei Me y, tal y como estaba previsto, fue atacada por el 32° regimiento, el cual sufrió graves pérdidas durante los violentos combates que duraron todo el día; al llegar la noche tuvo que abandonar y regresa a Camboya. El 26 de octubre fue liberado el campo por las fuerzas especiales y al mismo tiempo todos los regimientos norvietnamitas se dispersaron hacia el oeste. Westmoreland decidió que había llegado el momento de encontrarse con el enemigo, por primera vez en campo abierto, sobre bases más o menos igualitarias, por lo que ordenó a algunos hombres de la caballería aérea que localizaran la posición del enemigo. Después de cuatro días de búsqueda, al terminar un breve encuentro entre patrullas, se encontró en el cadáver de un oficial norvietnamita un mapa que indicaba la dirección y las vías de movimiento de los regimientos comunistas. La búsqueda se dirigió hacia una zona de bosque muy espesa en los alrededores de la frontera occidental con Camboya comprendida entre el río la Drang y la cadena montañosa del Chu Pong. Mientras tanto, el general Man había decidido intentar nuevamente el ataque, para lo que eligió como área de concentración y reorganización para sus propias fuerzas la misma área elegida por los exploradores del comando americano. El 33° regimiento, compuesto originalmente por 2.200 hombres, había sufrido 890 bajas y 500 heridos durante los encuentros en Plei Me, situándose ahora entre el valle del río la Drang y la cota 542, la más alta de todo el complejo montañoso. A 13 kilómetros se colocó el 32° regimiento y un poco más hacia el oeste, el 66°. El comando norvietnamita intentaba reforzar las propias fuerzas de ataque con morteros de 120 mm y ametralladoras combinadas de 14,5 mm, que todavía se encontraban de camino a través de Camboya en dirección del área de concentración. El 13 de noviembre se ordenó al teniente coronel Harold G. Moore, comandante del primer batallón del 7° de Caballería que realizara una misión explorativa en la zona. Una vez localizada la zona ideal para el aterrizaje de los helicópteros (LZ X-Ray) y una zona alejada para el apoyo de artillería, el batallón fue helitransportado al lugar. La fuerza disponible consistía en 20 oficiales y 411 militares. Cada soldado de caballería transportaba 300 cartuchos para el propio fusil M 16, además de dos bombas de mano M 26; los granaderos tenía 36 granadas para el lanzabombas M 79 de 40 mm, mientras que los hombres apostados en las ametralladoras ligeras M 60 de calibre 7,62 disponían de 800 cartuchos; además de esto, tenían lanzamisiles M 72 de 66 mm y algunos morteros de 81 mm. El 14 de noviembre, a las 10:30 horas, después de un fuego de preparación de artillería, los hombres de cabeza del 7° de caballería comenzaron a aterrizar, mientras que el batallón llegó en su totalidad hacia el medio día. Después de tomar la zona de aterrizaje y excavar las trincheras, algunas patrullas comenzaron a explorar la zona hacia las pendientes del complejo montañoso. A las 12,45, el primer y segundo pelotón, se convirtieron en blanco de un violento fuego de armas automáticas, comenzando a sufrir algunas pérdidas. Al cabo de un rato, incluso el tercer pelotón fue sometido a un elevado fuego enemigo por todas partes, mientras que los proyectiles de los morteros y de los lanzamisiles pesados B 40 comenzaban a ametrallar la zona de aterrizaje. Desde el propio lugar de mando situado casi en el centro de la zona X-Ray, el coronel Moore solicitó por radio una misión aérea de bombardeo y fuego de artillería contra las unidades enemigas que atacaban por el oeste y por el sur. El fuego de soporte se hizo casi totalmente ineficaz, mientras que la presión enemiga seguía aumentando. Los combates crecían de nivel mientras el rumor, el humo y la confusión envolvían totalmente el campo de batalla. La compañía C solicitó un nuevo "air strike", el cual esta vez sí que fue eficaz, inflingiendo duras pérdidas en las filas nordvietnamitas. La posibilidad de poder disponer de fuego pesado de soporte mediante la aviación y la artillería marcó la diferencia fundamental entre los americanos y los vietnamitas. Hay que hacer observar que aunque el 7° de caballería estuviera rodeado por fuerzas enemigas superiores, los pilotos de los helicópteros siempre trataron de aterrizar ignorando el violento fuego y llevando abastecimientos y medicinas. Éste es uno de los muchos ejemplos en los que los helicópteros, durante la guerra de Vietnam, demostraron su valor. Las pérdidas americanas continuaron aumentando, sobre todo entre los oficiales, los suboficiales y los operadores de radio. Se vio con claridad que los soldados de los tres regimientos nordvietnamitas estaban perfectamente entrenados, que sabían aprovechar al máximo sus AK 47, así como el armamento en general, y que tenían como primer objetivo eliminar a todos los "leader" enemigos. Entre las armas ligeras de que disponían podemos recordar la ametralladora PPS, un arma más bien rústica fabricada con láminas impresas, y dotada de culata plegable que encontró una discreta utilización en los encuentros a corta distancia. Entre las armas de soporte se puede citar la ametralladora ligera DP 28, claramente identificable por el cargador circular colocado en la parte superior y por el apagallamas anterior. El arma dispone de una empuñadura de pistola que hace más fácil su utilización y control durante la fase de disparo. El batallón consolidó la propia área de seguridad en la zona X-Ray; de todas formas, también ésta estaba sometida a un violentísimo fuego que provocaba cada vez más pérdidas. El enemigo, por su parte, parecía que no se daba cuenta de la mala situación en la que se encontraban los soldados de caballería. Después de un enésimo fuego de largo alcance de la artillería con proyectiles de fósforo y humeantes, a las 17:50 horas, la compañía B del 2° batallón consiguió aterrizar y llevar refuerzos a los asediados. A las 19:00 horas, cuando la zona comenzaba a estar envuelta por la oscuridad, los combates disminuyeron en intensidad: sólo se oía algún que otro tiro esporádico de "ciego". Cuatro mil disparos de artillería americana ametrallaron las líneas comunistas durante toda la noche. Aprovechando la oscuridad, los nordvietnamitas se acercaron al perímetro defensivo del batallón y allí, pacientemente camuflados, esperaron las luces del día para atacar las líneas enemigas con un preciso fuego a corta distancia. Al amanecer, los combates se reanudaron nuevamente con violencia y la situación para los soldados de caballería, atacados por todas partes, empeoró otra vez. Los soldados lanzaron bombas de humo para delimitar su perímetro y solicitaron nuevamente fuego de soporte artillero a corta distancia, lo que, unido al tiro combinado del armamento en dotación, tuvo efectos devastadores. Con elevadísimas pérdidas, a las 9:00 horas, la presión vietnamita disminuyó y, después de un último ataque, desesperado e inútil, cesó casi totalmente. A mediodía, el 2° batallón del 5° de caballería, helitransportado, desembarcó a tres kilómetros al sureste de X-Ray; después de una marcha forzada y un pequeño encuentro de fuego con algunos efectivos nordvietnamitas, llegó para reforzar a las tropas asediadas. A las 13:30 horas, la compañía B del primer batallón y la compañía A del 2° batallón avanzaron hacia el interior unos 300 metros: el área estaba completamente cubierta de cadáveres del enemigo, armas y piezas sueltas de los equipos. La jornada continuó sin otros acontecimientos de especial relieve, excepto un intermitente tiro de ciego que golpeaba las líneas americanas; durante las primeras horas del día siguiente se produjo un último ataque vietnamita que fue contestado con decisión mientras pilas de cadáveres postrados por tierra yacían frente a las trincheras como único resultado de los asaltos. Después de un masivo y concluyente bombardeo por parte de la US Air Force, la derrota de los nordvietnamitas fue completa; al general Man no le quedó más que ordenar a los supervivientes de los tres regimientos la retirada hacia Camboya. Las pérdidas de los nordvietnamitas superaron los dos mil muertos, además de un enorme número de armas y equipos abandonados en los alrededores del campo de batalla, mientras que el 7° de caballería contabilizó sólo 79 muertos, 121 heridos y nueve desaparecidos. La 1? Cavalry Division demostró en el campo el propio valor; el concepto de aeromovilidad apareció como un arma fundamental para las futuras batallas.
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La expansión musulmana no se frenó con la toma de Constantinopla en 1453. Bayaceto II convirtió la flota otomana en una elemento decisivo en la política mediterránea, amenazando las rutas comerciales que enlazaban el mundo cristiano con el oriental. Suleiman El Magnífico tomó la gran fortaleza de Belgrado y expulsó a los caballeros de San Juan de la plaza fuerte de Rodas. En 1526 aplastó a los húngaros, con lo que dejaba el camino franco hacia el corazón de Europa, siendo expulsado de Viena tras un largo asedio. Por mar, asentó el dominio musulmán tomando las plazas de Argel y Trípoli. En 1570 el virrey de Argel se apodera de Túnez y Selim II toma Chipre, lo que provocará la reacción cristiana ante el riesgo de invasión. Bajo el patrocinio del Papa Pío V, España, la república de Venecia y los Estados Pontificios forman la Liga Santa, reuniendo un total de 80.000 hombres y más de doscientas embarcaciones de guerra, congregadas en Messina bajo el mando de don Juan de Austria. El 15 de septiembre de 1571 la flota partió del puerto siciliano, dirigiéndose a la isla de Cefalonia tras recibir la noticia de que en el golfo de Lepanto se había reunido la flota turca, compuesta por unas 270 naves. Al amanecer del 7 de octubre de 1571 la flota cristiana avistó a la turca y don Juan dispuso sus naves en formación de combate. En el flanco derecho se situaron las naves venecianas bajo el mando de Andrea Barbárigo; en el izquierdo, la flota papal capitaneada por Andrea Doria, mientras que en el centro quedó el grueso de la flota con Don Juan de Austria al frente. En la retaguardia queda Santa Cruz. Los turcos inicialmente se dispusieron en forma de media luna, separándose rápidamente en tres secciones: en el centro la flota de Alí Pashá; Mohamed Siroco en la derecha turca y Ulach Alí en el flanco izquierdo. Don Juan abre la batalla disparando sus cañones contra las naves de Alí Pasa, cayendo rápidamente al menos siete galeras turcas. Los turcos responden haciendo avanzar su flanco central contra las naves de don Juan, produciéndose una encarnizada batalla. Tomada la nave capitana el centro musulmán se rompió y batió en retirada. El flanco derecho turco, por su parte, navegó cercano a las rocas para desbordar a las galeras venecianas de Barbárigo. Este fue rodeado por ocho galeras enemigas y su buque insignia fue tomado. La ayuda de la retaguardia cristiana provocó la derrota de Siroco y la huída del resto de su flota. La línea izquierda turca realizó una maniobra similar, intentando rodear las naves de Andrea Doria y tomar su popa. No pudo hacerlo, atacando sin embargo el grueso de la flota de Doria y abriendo en ella un hueco que le permitió llegar al corazón de la flota cristiana. Desde la retaguardia, Santa Cruz acude en ayuda de la nave Capitana de los caballeros de San Juan, obligando a Uluch Alí a abandonarla. Entre tanto, las naves de Andrea Doria, duramente castigadas, resistieron hasta que acudió en su ayuda don Juan, tras haber asegurado el centro cristiano. Tras más de cuatro horas de batalla la victoria se decantó del lado cristiano, a pesar de haber perdido 17 galeras y 8.000 hombres. Las pérdidas turcas fueron más cuantiosas, siendo capturada la mayor parte de su flota y contándose al menos 25.000 muertos. Con esta derrota, el control turco sobre el Mediterráneo sufrió una grave merma y acabó con el mito de la invencibilidad naval musulmana. Sin embargo, gracias a la ayuda francesa, poco tiempo después una nueva armada turca volvió a dominar el Mediterráneo oriental.
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La expansión musulmana no se frenó con la toma de Constantinopla en 1453. Bayaceto II convirtió la flota otomana en una elemento decisivo en la política mediterránea, amenazando las rutas comerciales que enlazaban el mundo cristiano con el oriental. Suleiman El Magnífico tomó la gran fortaleza de Belgrado y expulsó a los caballeros de San Juan de la plaza fuerte de Rodas. En 1526 aplastó a los húngaros, con lo que dejaba el camino franco hacia el corazón de Europa, siendo expulsado de Viena tras un largo asedio. Por mar, asentó el dominio musulmán tomando las plazas de Argel y Trípoli. En 1570 el virrey de Argel se apodera de Túnez y Selim II toma Chipre, lo que provocará la reacción cristiana ante el riesgo de invasión. Bajo el patrocinio del Papa Pío V, España, la república de Venecia y los Estados Pontificios forman la Liga Santa, reuniendo un total de 80.000 hombres y más de doscientas embarcaciones de guerra, congregadas en Messina bajo el mando de don Juan de Austria. El 15 de septiembre de 1571 la flota partió del puerto siciliano, dirigiéndose a la isla de Cefalonia tras recibir la noticia de que en el golfo de Lepanto se había reunido la flota turca, compuesta por unas 270 naves. Al amanecer del 7 de octubre de 1571 la flota cristiana avistó a la turca y don Juan dispuso sus naves en formación de combate. En el flanco derecho se situaron las naves venecianas bajo el mando de Andrea Barbárigo; en el izquierdo, la flota papal capitaneada por Andrea Doria, mientras que en el centro quedó el grueso de la flota con Don Juan de Austria al frente. En la retaguardia queda Santa Cruz. Los turcos inicialmente se dispusieron en forma de media luna, separándose rápidamente en tres secciones: en el centro la flota de Alí Pashá; Mohamed Siroco en la derecha turca y Ulach Alí en el flanco izquierdo. Don Juan abre la batalla disparando sus cañones contra las naves de Alí Pasa, cayendo rápidamente al menos siete galeras turcas. Los turcos responden haciendo avanzar su flanco central contra las naves de don Juan, produciéndose una encarnizada batalla. Tomada la nave capitana el centro musulmán se rompió y batió en retirada. El flanco derecho turco, por su parte, navegó cercano a las rocas para desbordar a las galeras venecianas de Barbárigo. Este fue rodeado por ocho galeras enemigas y su buque insignia fue tomado. La ayuda de la retaguardia cristiana provocó la derrota de Siroco y la huída del resto de su flota. La línea izquierda turca realizó una maniobra similar, intentando rodear las naves de Andrea Doria y tomar su popa. No pudo hacerlo, atacando sin embargo el grueso de la flota de Doria y abriendo en ella un hueco que le permitió llegar al corazón de la flota cristiana. Desde la retaguardia, Santa Cruz acude en ayuda de la nave Capitana de los caballeros de San Juan, obligando a Uluch Alí a abandonarla. Entre tanto, las naves de Andrea Doria, duramente castigadas, resistieron hasta que acudió en su ayuda don Juan, tras haber asegurado el centro cristiano. Tras más de cuatro horas de batalla la victoria se decantó del lado cristiano, a pesar de haber perdido 17 galeras y 8.000 hombres. Las pérdidas turcas fueron más cuantiosas, siendo capturada la mayor parte de su flota y contándose al menos 25.000 muertos. Con esta derrota, el control turco sobre el Mediterráneo sufrió una grave merma y acabó con el mito de la invencibilidad naval musulmana. Sin embargo, gracias a la ayuda francesa, poco tiempo después una nueva armada turca volvió a dominar el Mediterráneo oriental.
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Felipe II, sucesor de Carlos V, heredará los territorios de éste, excepto el Imperio, aunque añadirá más tarde Portugal. Rey poderoso, hubo de enfrentarse sin embargo a numerosos problemas, tanto internos como externos. En el interior, el principal será la Guerra de las Alpujarras, entre 1568 y 1571. En el exterior, el Mediterráneo es un campo de batalla, pues los corsarios berberiscos atacan desde el norte de Africa a las poblaciones cristianas del levante español, Cerdeña y Sicilia. En respuesta, España, Venecia y los Estados Pontificios forman la Liga Santa, reuniendo en Messina un total de 80.000 hombres y más de 200 barcos de guerra, mandados por don Juan de Austria. La gran batalla contra el turco se producirá en 1571, en el golfo de Lepanto. Al amanecer del 7 de octubre la flota cristiana avistó a la turca y se dispuso en formación de combate. En el flanco derecho se situaron las naves venecianas; en el izquierdo, la flota papal capitaneada por Andrea Doria, mientras que en el centro quedó el grueso de la flota, con don Juan de Austria al frente. En la retaguardia se situó el marqués de Santa Cruz. Los turcos inicialmente se dispusieron en forma de media luna, separándose rápidamente en tres secciones. Don Juan abrió la batalla disparando sus cañones contra las naves del centro turco, cayendo pronto al menos siete galeras turcas. En respuesta, los turcos hicieron avanzar su flanco central contra las naves de don Juan, produciéndose una encarnizada batalla. Tomada la nave capitana, el centro musulmán se rompió y batió en retirada. El flanco derecho turco, por su parte, rodeó a las galeras venecianas, aunque la ayuda de la retaguardia cristiana provocó la huída de los otomanos. La línea izquierda turca realizó una maniobra similar, abriéndose un hueco que le permitió llegar al corazón de la flota cristiana. Desde la retaguardia, Santa Cruz acudió en ayuda de los cristianos, obligando a los turcos a retirarse. Tras más de cuatro horas de batalla, la victoria cayó del lado cristiano, contándose al menos 25.000 muertos entre los turcos. Además, el control otomano sobre el Mediterráneo sufrió un grave daño, aunque no pasarán muchos años antes de recuperar su poderío naval. El imperialismo de Felipe II le llevó también a chocar con Inglaterra. Contra ella partirá de La Coruña en 1588 una gran armada, llamada más tarde Invencible de forma irónica, que resultará desastrosamente derrotada. Francia será vencida en las batallas de San Quintín y Gravelinas, acabando el conflicto en 1598 con la Paz de Vervins. Sin embargo, la revuelta independentista en los Países Bajos será el mayor problema de la política exterior de Felipe II. La cuestión se convertirá en un verdadero quebradero de cabeza para el monarca y sus sucesores.
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Desde fines del s. XV los turcos habían estado presionando en el Mediterráneo occidental y sucesivos enfrentamientos se habían venido sucediendo, abanderados por una causa religiosa, que se denominaron Cruzadas. Felipe II de España emprendió la última Cruzada de la cristiandad. En 1571 las 3 potencias amenazadas: España, Venecia y Roma crean la Santa Liga al mando de D. Juan de Austria, hijo natural de Carlos I, quién el 7 de Octubre de aquel mismo año obtuvo en Lepanto la victoria frente a la armada turca, lo que supuso el fin de la dominación turca en el Mediterráneo Occidental. Dicha batalla fue plasmada en lienzo por G. W .Graesner.
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En 1850 los Estados Unidos de América aun están en pleno proceso de configuración territorial. Tras la anexión de Texas en 1845, la llegada al Océano Pacífico se produce gracias a la colonización del territorio de Oregón en 1846 y la cesión por parte de México de una inmensa extensión al suroeste del país. En medio queda una amplia franja que, extendida de sur a norte, comprende las llanuras centrales, tierras ocupadas desde tiempo inmemorial por etnias nativas como los dakota, crow, cheyenne o comanche. A partir de 1853, las necesidades de comunicación entre las costas Este y Oeste plantean varias rutas de ferrocarril que atravesarán territorio indio y cuya construcción supondrá el exterminio de las manadas de búfalos, vitales para la economía india. Según un tratado firmado en 1868 entre el gobierno estadounidense y la tribu sioux, los territorios de las Montañas Negras y del Yellowston se cedían a perpetuidad a los indios, si bien en 1873 la entrada de buscadores de oro en su territorio acabó por desatar las hostilidades. El general Sheridan fue comisionado por el gobierno estadounidense para dirigir las operaciones, que se desarrollarán a lo largo de 1876, y que tendrán como objetivo reducir a la unión de indios sioux y cheyenne comandada por Caballo Loco y Toro Sentado. La Campaña de 1876 habría de consistir en el despliegue de tres columnas militares que, partiendo de los fuertes Ellis, Lincolny Fetterman caerían sobre Little Bighorn, el lugar donde estaban establecidos los indios rebeldes. Deseoso de dirigir su propia unidad, Custer recibió el encargo de adentrarse en el valle de Little Bighorn, a donde llegó tras una agotadora marcha nocturna. Sus órdenes eran esperar los refuerzos de Gibbon con vistas a atacar al día siguiente, si bien, tras avistar un campamento indio a 25 kilómetros, decidió emprender el ataque antes de que lo levantaran, estimando que apenas albergaría a 1500 guerreros. Organizó el ataque dividiendo sus fuerzas: tres escuadrones dirigidos por el comandante Reno atacarían el campamento por el sur; otros tres, a las órdenes del capitán Bentin marcharían hacia el sudoeste para atacar cualquier posición india que hallasen; el teniente MacDugall, con un escuadrón, quedaría en la retaguardia y el propio Custer, al mando de cinco escuadrones, marcharía hacia el norte y se ocultaría tras las colinas para atacar a los indios cuando estos marcharan sobre Bentin. Sin embargo, sus cálculos resultaron errados. Caballo Loco conocía la posición de Custer tras las colinas. Además, tras constatar que los indios no se disponían a levantar el campamento, comprendió que había dividido a su ejército para nada. Tras avistar las tiendas de los sioux, el comandante Reno ordenó un ataque pie a tierra, que fue rápidamente repelido y causó numerosas bajas. Ante el contraataque indio, se vio obligado a replegarse, encontrándose con los escuadrones de Bentin. Tras rechazar el ataque de Reno, los guerreros indios se reorganizaron para repeler la ofensiva de Custer. Así, al bajar desde su posición en las colinas, Custer se encontró cercado por unos 1500 indios y en terreno descubierto, lo que le obliga a adoptar posiciones defensivas, encaminando a sus hombres hacia la derecha para alcanzar una colina cercana donde parapetarse y esperar refuerzos. Perseguido por 1500 guerreros mientras realizaba la ascensión, desde la cima aparecieron otros 1500 comandados por Caballo Loco. Custer, atrapado en un círculo mortal no pudo evitar que sus tropas, divididas por el ataque de los indios, cayeran en menos de media hora. El 7? de Caballería había quedado deshecho, siendo su único superviviente "Comanche", el caballo de un oficial. Pese a su triunfo, los sioux y otras tribus indias nada pudieron hacer para contener el avance de los colonos blancos y el ferrocarril. Tras perder en dos batallas, Caballo Loco se rindió y fue confinado, falleciendo a bayonetazos unas semanas más tarde. Toro Sentado huyó al Canadá con unos pocos hombres. El acto final de resistencia india se produjo en la batalla de Wounded Knee, el 29 de diciembre de 1890, en la que las tribus indias resistentes fueron masacradas.