Batalla de Lepanto

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Lepanto

Desarrollo


Felipe II, sucesor de Carlos V, heredará los territorios de éste, excepto el Imperio, aunque añadirá más tarde Portugal. Rey poderoso, hubo de enfrentarse sin embargo a numerosos problemas, tanto internos como externos. En el interior, el principal será la Guerra de las Alpujarras, entre 1568 y 1571. En el exterior, el Mediterráneo es un campo de batalla, pues los corsarios berberiscos atacan desde el norte de Africa a las poblaciones cristianas del levante español, Cerdeña y Sicilia. En respuesta, España, Venecia y los Estados Pontificios forman la Liga Santa, reuniendo en Messina un total de 80.000 hombres y más de 200 barcos de guerra, mandados por don Juan de Austria. La gran batalla contra el turco se producirá en 1571, en el golfo de Lepanto. Al amanecer del 7 de octubre la flota cristiana avistó a la turca y se dispuso en formación de combate. En el flanco derecho se situaron las naves venecianas; en el izquierdo, la flota papal capitaneada por Andrea Doria, mientras que en el centro quedó el grueso de la flota, con don Juan de Austria al frente. En la retaguardia se situó el marqués de Santa Cruz. Los turcos inicialmente se dispusieron en forma de media luna, separándose rápidamente en tres secciones. Don Juan abrió la batalla disparando sus cañones contra las naves del centro turco, cayendo pronto al menos siete galeras turcas. En respuesta, los turcos hicieron avanzar su flanco central contra las naves de don Juan, produciéndose una encarnizada batalla.

Tomada la nave capitana, el centro musulmán se rompió y batió en retirada. El flanco derecho turco, por su parte, rodeó a las galeras venecianas, aunque la ayuda de la retaguardia cristiana provocó la huída de los otomanos. La línea izquierda turca realizó una maniobra similar, abriéndose un hueco que le permitió llegar al corazón de la flota cristiana. Desde la retaguardia, Santa Cruz acudió en ayuda de los cristianos, obligando a los turcos a retirarse. Tras más de cuatro horas de batalla, la victoria cayó del lado cristiano, contándose al menos 25.000 muertos entre los turcos. Además, el control otomano sobre el Mediterráneo sufrió un grave daño, aunque no pasarán muchos años antes de recuperar su poderío naval. El imperialismo de Felipe II le llevó también a chocar con Inglaterra. Contra ella partirá de La Coruña en 1588 una gran armada, llamada más tarde Invencible de forma irónica, que resultará desastrosamente derrotada. Francia será vencida en las batallas de San Quintín y Gravelinas, acabando el conflicto en 1598 con la Paz de Vervins. Sin embargo, la revuelta independentista en los Países Bajos será el mayor problema de la política exterior de Felipe II. La cuestión se convertirá en un verdadero quebradero de cabeza para el monarca y sus sucesores.

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