Tiene una forma muy particular de hacer temblar y zigzaguear las aguas de ríos y mares, de mostrarnos a la capital de Francia en un día de fiesta como el 14 de Julio o de hacer flotar los humos de la estación de Saint-Lazare. Sus delicadas manchas recorren el mar batido de las rocas del Estrecho de Belle-Ile o danzan en las pasarelas de flores de Giverny. En los años finales del siglo XIX, Monet pinta sobre la costa normanda en Pourville, cerca de Dieppe y en verano continúa el conjunto de obras sobre las "Matinées" sobre el Seine. En esa serie representa las brumas y la claridad de las mañanas sobre la orilla del río. Monet busca realizar las superficies con manchas muy finas y muy delicadas, a diferencia de las pinturas de la catedral de Rouen. Este tema continúa al año siguiente, serie que presenta al público en 1898 en la galería Petit.
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obra
La salud de la esposa de Constable empezó a debilitarse hacia 1824, víctima de la tuberculosis y de los continuos embarazos -recordemos que tuvieron siete hijos-. Maria se trasladó a Brighton y Constable acudía con frecuencia a esta localidad ya que seguía manteniendo la casa de Londres y la de Hampstead. En la costa no se encontraba cómodo ya que decía que "la playa es como Picadilly... pero en la costa" pero poco a poco empezó a interesarse por sus paisajes, especialmente los cielos -"no hay nada para un pintor excepto los rompeolas y el cielo, que han sido, de hecho, muy agradables y siempre cambiantes" comentó en una ocasión- y las nubes. Así surgen una serie de marinas como ésta que contemplamos en la que el color azul se adueña de la composición, empleando tonalidades negras para las siluetas de los barcos y de los personajes. Es una muestra más del interés del maestro por recoger con sus pinceles efectos lumínicos y atmosféricos cargados de naturalismo, sirviendo como un claro antecedente del impresionismo. Las pinceladas son rápidas y fluidas, posiblemente porque se trata de estudios pintados del natural, de ahí la frescura que transmiten.
obra
Las barcas serán para Monet una interesante fuente de inspiración desde los primeros momentos. No olvidemos que adquirió un bote en Argenteuil para realizar paisajes del Sena desde un punto de vista diferente. Al igual que en los trabajos realizados durante el verano de hacía tres años -véase Jovencitas en una barca- el maestro parece recuperar la forma y el volumen en la canoa y las dos jóvenes, mientras que en el agua y el follaje se aprecia una marcada tendencia a la abstracción. El interés hacia la luz y el color no se pierde como apreciamos en los trajes, la barca o incluso la atmósfera creada. Las pinceladas son tremendamente fluidas, en algunas zonas arremolinadas, siguiendo las estampas japonesas que también utilizará como referencia Van Gogh.
acepcion
Barca sobre la que se colocaba la capilla con la imagen de una divinidad, cuando era sacada en procesión. Según la tradición egipcia, navegaba de día de oriente a occidente y por las noches invertía el recorrido.
acepcion
Habitáculo ubicado en el interior de los templos egipcios, delante del santuario sagrado, donde se encontraba la estatua del dios.
obra
Durante el otoño de 1885 Monet estuvo en la villa del cantante Jean-Baptiste Faure en Etrerat. Ya había estado en este pueblo de la costa normanda a donde también habían acudido Courbet, Corot y Boudin impresionados por sus acantilados. Monet no dejó de pintar El Manneporte pero también se interesó por la playa en momentos de mal tiempo, cuando los pescadores no podían faenar y dejaban sus barcas varadas en la arena. La novedad técnica que se produce en estos trabajos será la finalización del cuadro en el taller, partiendo de estudios tomados a "plein-air". Una de las razones de emplear las barcas como motivo pictórico podría ser las acusaciones de pérdida de forma que recibía por parte de algunos compañeros del grupo. El cuadro se enmarca dentro de las características del Impresionismo, interesándose por efectos de luz y color. La iluminación de un día gris de otoño está captada a la perfección, produciendo tonalidades apagadas. Las sombras toman color, siguiendo de esta manera las teorías cromáticas de Delacroix. Las pinceladas son rápidas y empastadas, diluyendo los volúmenes a excepción de las barcas. Estos trabajos -especialmente las Barcas en la playa de Etrerat-llamarían la atención de Van Gogh.
obra
En el mes de junio de 1888 Vincent se recorrió los alrededores de Arles para buscar nuevos temas, llegando a Saintes-Maries-de-la-Mer, contemplando por primera vez el Mediterráneo. Se enfrascó en la elaboración de una serie de lienzos protagonizados por las barcas de pesca, bien varadas en la playa - Barcas en la playa - o en el mar como éstas que contemplamos. La oscuridad inunda la composición, resaltando las tonalidades malvas del fondo donde se recortan las siluetas de las embarcaciones. En primer plano apreciamos el intenso oleaje, ejecutado con una pincelada empastada, apreciándose con claridad los diferentes trazos, mezclando en la tela los colores para conseguir un efecto más atractivo. Malvas, blancos y verdes dominan una composición en la que el rojo de las barcas otorga una mayor viveza, sin olvidar el amarillo de una de las velas. El efecto realista conseguido por Vincent en este trabajo es sensacional.