El baptistero de los Ortodoxos, el de la Catedral de Rávena, sigue el modelo clásico de planta octogonal con la pila baustimal en el centro rodeado de un deambulatorio también octogonal sobre el que se levanta un cuerpo con ventanas y coronado por una cúpula. Su rica decoración está plagada de motivos clásicos, destacando especialmente el espléndido mosaico del Bautismo de Cristo que se encuentra en la cúpula.
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El obispo Neón hizo construir durante el primer cuarto del siglo V el Baptisterio de los Ortodoxos en la localidad italiana de Rávena, dependiente del Imperio Bizantino. Hacia el año 450 se reelaboró la decoración interior, utilizándose estucos en relieve para la zona baja de la cúpula, entre las ventanas y el octógono, mientras la cúpula era decorada con mosaicos. El centro de la cúpula estaría ocupada por el bautismo de Cristo en las aguas del río Jordán; en el tambor podemos observar arquitecturas, jardines y altares con libros sacros, recordando al cuarto estilo de la pintura mural romana.
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El baptisterio de la catedral de Rávena, también conocido como de los Ortodoxos, adopta el modelo clásico en planta, que no es exactamente circular sino octogonal, con nichos semicirculares colocados con un ritmo armónico. La pila bautismal se sitúa en el centro rodeada de un deambulatorio también octogonal, coronado por una cúpula que destaca por sus espléndidos mosaicos decorativos donde se representa el bautismo de Cristo.
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El obispo Neón hizo construir durante el primer cuarto del siglo V el Baptisterio de los Ortodoxos en la localidad italiana de Rávena, dependiente del Imperio Bizantino. El baptisterio de la catedral de Rávena, también conocido como de los Ortodoxos, adopta el modelo clásico en planta, que no es exactamente circular sino octogonal, con nichos semicirculares colocados con un ritmo armónico. La pila bautismal se sitúa en el centro rodeada de un deambulatorio también octogonal, coronado por una cúpula que destaca por sus espléndidos mosaicos decorativos donde se representa el bautismo de Cristo.
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Cercano a la catedral, este baptisterio de Parma de planta octogonal y revestido al exterior con mármol rojizo de Verona, presenta ya la transición arquitectónica del románico al gótico. Consta de cuatro pisos de galerías que confieren al conjunto una ligereza extraordinaria en el arte románico. Tanto la balaustrada que corona el edificio, como los templetes terminados en agujas son de fecha posterior.
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El conjunto de Pisa, situado en la célebre Plaza de los Milagros, está formado por la catedral, la torre inclinada y el baptisterio. Se trata este último de un majestuoso edificio de planta circular que comenzó a construir Diotisalvi a mediados del siglo XII. Destaca la utilización de mármoles de Carrara que le confieren un hermoso juego lumínico, asi como las columnas monolíticas con capíteles muy trabajados.
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Este edificio de planta octogonal fue construido entre los siglos IV y XI, por lo que presenta una amplia variedad de estilos que no restan unidad ni elegancia al conjunto. En las fachadas norte, sur y este se abren tres portales monumentales con tres magníficas puertas de bronce. La puerta sur fue realizada por Andrea Pisano hacia 1330. Las otras dos son obra de Ghiberti. La puerta norte se ejecutó entre 1403 y 1423, representando en sus paneles diversos episodios de la Vida y la Pasión de Cristo. La que se abre frente al Duomo recibe el nombre de Puerta del Paraíso y en ella se muestran diez escenas del Antiguo Testamento. Es la obra maestra de Ghiberti.
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El interior del baptisterio recuerda, por su amplitud, al Panteón de Roma. La amplitud responde a las necesidades del edificio, que debía albergar grandes cantidades de visitantes ya que el bautismo sólo se administraba dos veces al año. Las paredes están decoradas con mármoles polícromos y los suelos se cubren de mosaicos, realizados en el año 1209. El mismo material se emplea para cubrir la cúpula. Este trabajo fue iniciado en el siglo XIII por artistas llegados de Venecia, finalizándose en la centuria siguiente, siendo mosaístas florentinos quienes acabaron los trabajos, entre ellos el propio Cimabue. El asunto de la decoración de la cúpula se inscribe en la representación del Creador con escenas del Génesis y de las vidas de Cristo, José y san Juan Bautista. En el ábside se representa el Juicio Final.