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monumento
Willa, madre del marqués Hugo de Toscana, fundó en el año 978 este complejo monacal para los monjes benedictinos. En 1285 la iglesia sufrió una importante transformación, llevada a cabo por Arnolfo di Cambio. La zona del ábside se sitúa hacia la via del Proconsolo mientras que el acceso se realiza por la zona opuesta, en el interior del complejo conventual. También en estas fechas se construye el campanille, iniciado en 1310 siguiendo las pautas del románico y finalizado veinte años más tarde, ya en estilo gótico. En el Quattrocento se pusieron en marcha importantes trabajos de ampliación del convento, especialmente en la zona del claustro de los Naranjos, obra de Bernardo Rossellino realizada entre 1432-38, y en el pórtico de acceso, trabajos dirigidos por Benedetto de Rovezzano en 1475, el mismo autor del vestíbulo realizado veinte años más tarde. El interior de la iglesia será reformado en 1627, siendo Matteo Segaloni el responsable de los trabajos. La planta inicial se transformó en una cruz griega, de nuevo se cambió la orientación y se construyó un coro sobre el atrio quattrocentesco. En el interior del templo se encuentra la Capilla Pandolfini que conserva la tumba de Giannozzo Pandolfini, realizada por el taller de Rossellino. Entre las obras maestras que se conservan destaca la Virgen apareciéndose a san Bernardo, de Filipino Lippi, y las tumbas de Bernardo Giugni y del marqués Hugo de Toscana, realizadas por Mino da Fiesole.
Personaje Militar Político
Durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial ocupó el mando de los ejércitos italianos, primero, como jefe del Segundo Ejército, y luego fue ascendido a Jefe del Estado Mayor el Ejército. De Badoglio no sólo hay que destacar su vertiginosa carrera militar sino su participación en la vida política. En 1923 fue elegido embajador de Brasil y desde 1928 hasta 1933 gobernó Libia. Tres años más tarde regresa al ejército estando al mando del Cuerpo Expedicionario en Etiopía. Esta campaña se saldó con la ocupación de Addis-Abeba, por lo que fue elegido virrey de Abisinia. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial mostró sus discrepancias al manifestarse en contra de la campaña de Grecia. Esta reacción le costó la antipatía de algunos dirigentes fascistas. En 1943 Víctor Manuel III, en un intento por acabar con el régimen de Mussolini, le llamó para que se ocupara de la Jefatura de Gobierno. Desde esta posición declaró la guerra a Alemania y trató de buscar el apoyo de los aliados. Un año más tarde de su nombramiento y coincidiendo con la liberación de Roma se retiró de su cargo. En 1946 salieron a la luz sus memorias "Italia en la II Guerra Mundial". Un ataque al corazón acabó con su vida a la edad de ochenta y cinco años.
contexto
Baelo comenzó su existencia en función del aprovechamiento de los recursos del mar y desarrolló una importante industria de salazón. Nace como ciudad en época de Augusto pero su auge corresponde al período claudioneroniano, tras recibir su estatus municipal. La ciudad tenía dos zonas diferenciadas: la industrial, junto a la playa y los edificios públicos, hacia el Norte, con el foro como elemento central de su urbanismo, donde se sitúan un ninfeo, varios templos, tabernae y la basílica en la parte sur del recinto forense. Hacia el Noroeste se construyó el teatro en tiempos de Claudio. Se han documentado también unas termas de época tardía en la parte suroeste del recinto.
lugar
Importante y bellísimo pueblo blanco de la provincia cordobesa, típicamente andaluz. Está situado al sureste, entre la Campiña y las estribaciones subbéticas, a unos 62 km. de la capital. Su población actual ronda los veinte mil habitantes. Hablar de Baena es hablar de agricultura y, concretamente, del olivar, del que se obtiene uno de los mejores aceites del mundo y por el cual ya era conocida la zona durante el periodo de dominación romana. La ciudad, ubicada en un cerro, se extiende a través de sus laderas hasta el llano, formando un conjunto compacto de calles sinuosas y estrechas, con viviendas tradicionales y casas señoriales, en el que el casco antiguo lo constituye la parte alta y la ciudad moderna, la parte baja. Se cree que toda la región donde se asienta actualmente Baena estuvo ocupada desde época prehistórica. Su fundación se atribuye a los túrdulos, en el siglo VI a.C., bautizándola con el nombre de Martola. También se han encontrado gran cantidad de restos arqueológicos de ocupación ibero - romana. Diferentes historiadores la han identificado como la "Iponuca" (Hijo-nova) de Plinio, en el cercano Cerro de Minguillar. Con la dominación romana, Julio César la dignificó con el nombre de Julia Regia. Los visigodos destruyeron el asentamiento, reagrupándose los habitantes en la antigua villa romana. En el siglo VIII fueron los árabes quienes la conquistaron, identificándola con el nombre de Bayyana. Durante la etapa de dominación musulmana, la villa fue creciendo en torno al castillo y, en el siglo IX, será escenario de la rebelión muladí de Umar Ibn Hafsun, quién la llegó a conquistar. En el siglo X alcanzó la categoría de capital provincial. En el año 1241 fue ocupada, mediante pacto, por Fernando III y, en 1394, pasó a ser dominio señorial de Diego Fernández de Córdoba, conde de Cabra, dinastía que, a mediados del siglo XVI, alcanzó el ducado de Sessa a raíz del matrimonio de Luis Fernández de Córdoba con la duquesa de dicho título, Elvira Fernández de Córdoba. Actualmente, son pocas las ruinas árabes que se conservan de lo que fuera en otro tiempo imponente fortaleza de los califas. Al otro lado de dichas ruinas se extiende la Baena moderna, con amplias avenidas y aspecto cosmopolita. Su larga historia ha permitido la conservación de gran cantidad de monumentos, especialmente, de iglesias. Llama la atención, por último, su Semana Santa, donde se sobrepasa lo estrictamente religioso, presentándose la integración simbólica de la comunidad, formándose dos bandos de judíos, los coliblancos y los colinegros, que tocarán sus tambores en diferentes ocasiones.
video
Pocas ciudades de España ofrecen un aire tan oriental como esta villa de origen romano. Olores de aceite recién prensado seducen el sentido del viajero que se encuentra en Baena. Figuras ilustres, como el político y educador Amador de los Ríos, son hijos de la localidad. Su castillo fue levantado sobre una torre romana. La iglesia de Santa María la Mayor llama nuestra atención por su bella portada labrada en piedra. No podemos dejar la villa sin aludir a sus coloridos festejos. Con el tambor como protagonista, la Semana Santa de Baena reúne más de 2.000 de estos instrumentos. Quienes los tocan son miembros de algunas de las hermandades que integran las cofradías, los llamados judíos coliblancos o colinegros.