Baena
Localización
Desarrollo
Importante y bellísimo pueblo blanco de la provincia cordobesa, típicamente andaluz. Está situado al sureste, entre la Campiña y las estribaciones subbéticas, a unos 62 km. de la capital . Su población actual ronda los veinte mil habitantes. Hablar de Baena es hablar de agricultura y, concretamente, del olivar, del que se obtiene uno de los mejores aceites del mundo y por el cual ya era conocida la zona durante el periodo de dominación romana. La ciudad, ubicada en un cerro, se extiende a través de sus laderas hasta el llano, formando un conjunto compacto de calles sinuosas y estrechas, con viviendas tradicionales y casas señoriales, en el que el casco antiguo lo constituye la parte alta y la ciudad moderna, la parte baja. Se cree que toda la región donde se asienta actualmente Baena estuvo ocupada desde época prehistórica. Su fundación se atribuye a los túrdulos, en el siglo VI a.C., bautizándola con el nombre de Martola. También se han encontrado gran cantidad de restos arqueológicos de ocupación ibero - romana. Diferentes historiadores la han identificado como la "Iponuca" (Hijo-nova) de Plinio , en el cercano Cerro de Minguillar. Con la dominación romana, Julio César la dignificó con el nombre de Julia Regia. Los visigodos destruyeron el asentamiento, reagrupándose los habitantes en la antigua villa romana. En el siglo VIII fueron los árabes quienes la conquistaron, identificándola con el nombre de Bayyana. Durante la etapa de dominación musulmana, la villa fue creciendo en torno al castillo y, en el siglo IX, será escenario de la rebelión muladí de Umar Ibn Hafsun , quién la llegó a conquistar.
En el siglo X alcanzó la categoría de capital provincial. En el año 1241 fue ocupada, mediante pacto, por Fernando III y, en 1394, pasó a ser dominio señorial de Diego Fernández de Córdoba, conde de Cabra, dinastía que, a mediados del siglo XVI, alcanzó el ducado de Sessa a raíz del matrimonio de Luis Fernández de Córdoba con la duquesa de dicho título, Elvira Fernández de Córdoba. Actualmente, son pocas las ruinas árabes que se conservan de lo que fuera en otro tiempo imponente fortaleza de los califas. Al otro lado de dichas ruinas se extiende la Baena moderna, con amplias avenidas y aspecto cosmopolita. Su larga historia ha permitido la conservación de gran cantidad de monumentos, especialmente, de iglesias. Llama la atención, por último, su Semana Santa, donde se sobrepasa lo estrictamente religioso, presentándose la integración simbólica de la comunidad, formándose dos bandos de judíos, los coliblancos y los colinegros, que tocarán sus tambores en diferentes ocasiones.
En el siglo X alcanzó la categoría de capital provincial. En el año 1241 fue ocupada, mediante pacto, por Fernando III y, en 1394, pasó a ser dominio señorial de Diego Fernández de Córdoba, conde de Cabra, dinastía que, a mediados del siglo XVI, alcanzó el ducado de Sessa a raíz del matrimonio de Luis Fernández de Córdoba con la duquesa de dicho título, Elvira Fernández de Córdoba. Actualmente, son pocas las ruinas árabes que se conservan de lo que fuera en otro tiempo imponente fortaleza de los califas. Al otro lado de dichas ruinas se extiende la Baena moderna, con amplias avenidas y aspecto cosmopolita. Su larga historia ha permitido la conservación de gran cantidad de monumentos, especialmente, de iglesias. Llama la atención, por último, su Semana Santa, donde se sobrepasa lo estrictamente religioso, presentándose la integración simbólica de la comunidad, formándose dos bandos de judíos, los coliblancos y los colinegros, que tocarán sus tambores en diferentes ocasiones.