La división del pueblo godo en dos grupos diferentes es conocida a partir de finales del siglo III, pero quedará definitivamente asentada a finales del siglo IV. Uno de los grupos recibía el nombre de Tervingi-Vesi y otro, conocido como grupo oriental, el de Greutingi-Ostrogothi. Los primeros pueden ser identificados con la cultura de Sintana de Mures, que hemos analizado precedentemente. Los segundos, los ostrogodos, responden a la cultura de Cernjachov. Las denominaciones de visigodos y ostrogodos surgirán a partir de Casiodoro, cronista de la corte de Teodorico, que utilizando la ubicación geográfica oriental correspondiente a los ostrogodos dedujo que los visigodos se hallarían en la zona occidental. Tanto en uno como en otro grupo existieron familias reales constituyendo clanes, que conocemos gracias a las narraciones épicas; sin embargo, cabe resaltar que la perpetuidad de las diferentes tribus godas fue posible porque estaba fundamentada en la saga o clan de los amalos. Jordanes habla de ambos grupos y relata su historia, pero explica antes cuándo se separaron (Getica V, 42): "En el tercer asentamiento, sobre el mar Póntico, ya convertidos en más humanos y prudentes, según hemos dicho antes, divididos los pueblos por familias, servían a la familia visigoda de los baltos, y a la ostrogoda, a los ilustres amalos". En otro momento de la obra, al hablar de Alarico, mostrará indirectamente su preferencia por los amalos: "...Alarico, que pertenecía a la segunda nobleza después de los amalos y al extraordinario origen del linaje de los baltos, el cual en otro tiempo, por la audacia de su valor, había recibido entre los suyos el nombre Baltha, esto es, audaz". El siglo IV d.C. fue un período que marcó el desarrollo y evolución de los godos. En primer lugar, destaca la concesión del status de foederati por parte de Constantino en el año 332, debido a los continuos ataques que habían realizado los visigodos al sur del limes danubiano. El emperador Valente, tras anular el subsidio concedido a los visigodos, se lo renovó en el año 376, concediéndoles tierras en la Tracia. Las desfavorables condiciones sociales y económicas obligaron a los visigodos a cruzar de nuevo la línea del limes y a asesinar al emperador Valente. La batalla de Adrianópolis del año 378, marca la victoria de la confederación goda frente a las estructuras imperiales. A pesar de esta victoria, las tropas volvieron a Tracia, donde Teodosio les renovó el foedus. Otro de los hechos significativos acontecidos en el siglo IV es la conversión de este pueblo al arrianismo, venida de la mano del obispo Ulfilas que tradujo el Nuevo Testamento a la lengua gótica. La labor misionera y la plasmación en el Codex Argenteus, efectuada por Ulfilas dieron lugar a la adopción del cristianismo arriano por parte de algunos sectores populares reducidos, pero no así de las altas clases dirigentes, que, temiendo las consecuencias de este cristianismo, efectuaron importantes persecuciones entrada la segunda mitad del siglo IV. Parece que la conversión de los visigodos precedió a la de los ostrogodos. La inestabilidad provocada por la presión de hunos, sármatas y alanos obligó a los godos a iniciar grandes migraciones, que tuvieron lugar a finales del siglo IV y principios del siglo V. Fue así como se estableció, durante unos veinticinco años y desde mediados del siglo V d.C., el reino ostrogodo de Pannonia (a caballo entre las actuales Austria y Hungría). En el año 489, enviados a Italia por el emperador Zenón para combatir como federados a las tropas de Odoacro, al mando de Teodorico, los ostrogodos iniciaban la construcción de su reino en unas nuevas tierras. Atanasio reconocerá años más tarde -en el 497- a Teodorico como nuevo rey. El otro gran grupo de godos, los visigodos, con las mismas motivaciones que los ostrogodos, antes expresadas, iniciaron también importantes migraciones. Los visigodos al mando de Alarico, que había sido nombrado por Arcadio magister militum de la Iliria, organizaron la primera gran incursión a Italia, donde llegaron en el año 408. El saqueo de Roma tuvo lugar dos años más tarde, y después de un largo asedio de cerca de un año en el que participaron no sólo las tropas visigodas sino también los esclavos bárbaros que se hallaban allí, la Ciudad Eterna se rindió definitivamente. El saqueo de Roma en el año 410 dio lugar a la pérdida de un símbolo, como era y había sido Roma, y produjo, a la vez, un cambio en el destino de los visigodos, que tras la firma de un pacto de federación se establecieron en la Aquitania. Podemos concluir, pues, que ante la inmensa extensión del territorio del Imperio y, tal vez por ello mismo, su debilidad en las fronteras, y la presión que sobre ellas ejercían los godos con su necesidad de expansión, debido al temor de otros pueblos, es evidente que ambos estaban condenados a establecer relaciones más o menos conflictivas, unas veces con enconadas luchas, otras en una coexistencia relativamente pacífica; especialmente desde que los visigodos penetraron en territorios imperiales, transgrediendo el pacto inicial. En cualquier caso, se había iniciado un proceso irreversible de aculturación para subsistir. Los visigodos llevarían consigo sus leyes consuetudinarias, sus propias normas para la regulación de su existencia en sociedad y la articulación interna de la misma; en tanto que duró la época de penetración, que terminó por concretarse en el establecimiento de un regnum o patria, las realidades de ambos pueblos -romanos y visigodos- serían bien distintas y, seguramente, encontradas y hostiles; pero, una vez conseguido el asentamiento, comenzaba, para bien y para mal, la obligada convivencia con las poblaciones romanas provinciales allí asentadas. A partir de aquí nuevos pactos o foedera, así como transgresiones a los mismos, se irían sucediendo durante la existencia de la pars Occidentis del Imperio y, después, con la oriental.
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lugar
En el cuadrante sudoriental de la provincia de Sevilla, dentro de la comarca de la Campiña y en las primeras estribaciones de la Sierra Sur nos encontramos el municipio de Osuna. Situada sobre una colina triangular rodeada de una florida campiña, la historia de esta villa se remonta a más de tres mil años, si bien existen vestigios de existencia humana en la zona durante el Paleolítico. Pueblos ibéricos fundan en este lugar la ciudad de Urso, denominación que alude la presencia de osos en la zona. De época ibérica nos han quedado importantes restos, entre los que destacan una magnífica serie de relieves que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y en el Museo de Antigüedades de Saint Germain-en-Laye. El papel de la villa en época romana será muy destacado, haciéndose referencia a ella en varias guerras: las luchas entre Roma y los lusitanos liderados por Viriato y las que enfrentaron a Pompeyo con César, siendo Urso el refugio final del primero. Para ello, las tropas pompeyanas reforzaron las defensas del primitivo poblado ibero. Será el propio César, triunfante en la lucha, quien afirme el rango de ciudad al conceder al poblado el título de Colonia Genitiva Iulia. Su esplendor militar, urbanístico y cultural se pone de manifiesto en los llamados Bronces de Osuna, códice legal otorgado a la Colonia que estaba expuesto en el foro urbano, el teatro, los restos de muralla y en la necrópolis del cerro. Recientes excavaciones han sacado a la luz numerosos silos que muestran el auge de la agricultura romana en la villa. Durante el periodo musulmán se denomina Osona. No disponemos de numerosos datos de esta época, si bien han quedado restos arquitectónicos que nos hablan de su papel como lugar fortificado, especialmente la Alcazaba y la Torre del Agua. Los ejércitos castellanos dirigidos por Fernando III el Santo toman la ciudad en 1239. Será entregada a la Orden de Calatrava en 1264, creándose la Encomienda de Osuna. Su situación estratégica convierte a Osuna en un punto de especial interés en la defensa de la inestable línea fronteriza con el reino nazarí de Granada. La ciudad está amurallada y cuenta con cuatro puertas abiertas a las diferentes vías, ante las que se abren amplias plazas. La historia de Osuna cambia cuando don Pedro Téllez Girón, Maestre de la Orden de Calatrava, recibe la villa en 1464. Sus descendientes, durante el reinado de Felipe II, toman el título de duques de Osuna. Desde ese momento se establecerá en la villa la capital de su señorío, siendo los principales promotores de la renovación urbanística que se produce en el siglo XVI, especialmente gracias a Juan Téllez Girón, IV conde de Ureña. El espacio que ocupaba la ciudad en época medieval queda reservado para los edificios representativos: la Colegiata, la Universidad y el palacio mientras que las casas se extienden hacia el llano, tomando las modernas calles como punto de partida las antiguas puertas. En la centuria siguiente se organiza un esquema urbanístico con forma de abanico que tiene su punto de partida en la calle Carrera -asentada sobre el primitivo camino de Écija y Sevilla- y que avanza en dirección a la calle Sevilla, eje direccional este-oeste. En el siglo XVIII se multiplican los conventos, las casas solariegas y las obras civiles, bajando la urbanización, si cabe, más hacia la llanura. La Plaza Mayor se conforma en el siglo XIX; allí se alza el Ayuntamiento para convertirse en el centro de la ciudad. En la primera mitad de la centuria siguiente se produce un significativo aumento de población y la llegada del ferrocarril, lo que obliga a nuevas transformaciones urbanas, especialmente con las nuevas barriadas residenciales que crecen en la periferia. Los últimos años han visto cómo se ha producido una importante promoción residencial en la zona del Ejido, que ha provocado el abandono de las casas del centro, más deprimido. En 1967 Osuna es declarada Conjunto Histórico-Artístico gracias a su amplio patrimonio artístico, uno de los mejor conservados de toda Andalucía.
Personaje
Militar
Político
A instancias del duque de Lerma recibió el título de virrey de Sicilia en 1610 y de Nápoles seis años más tarde. Desempeñó estos cargos con gran habilidad gracias al apoyo de su secretario Francisco de Quevedo.
Personaje
Otros
Educado en un ambiente problemático, tuvo una desdichada infancia al lado de su madre. Desde su juventud sufrió problemas de adaptación. Su personalidad revelaba una extraordinaria inteligencia acompañada de tendencia a la soledad. Instalado en su ciudad natal se siente atraído por los dogmas del comunismo. Siendo mayor de edad se alista en el cuerpo de marines, con el que se traslada a Japón. En esta época debe enfrentarse al tribunal militar por dos faltas. En este cuerpo sobresalió por su capacidad como tirador. Un año antes de su licenciatura abandona el ejército y se traslada a la Unión Soviética, movido por su defensa del marxismo. En Rusia vuelve a padecer una crisis y trata de suicidarse. Ante esta tentativa de quitarse la vida su tiempo de estancia en el país es limitado por el gobierno ruso. No obstante, antes de regresar a Estados Unidos en 1962 se casa con Marina Nitchilayeva Prusakova. Se instala en Dallas y desde allí se implica en actividades políticas a favor de Fidel Castro. Esta misma labor la continuaría en Nueva Orleans, donde fue detenido. En 1963 le contratan como bibliotecario en la Texas School Book Depository Co. En septiembre de este mismo año se traslada temporalmente a México donde se relaciona con personas pertenecientes a la embajada de la URSS. Poco después, era arrestado y acusado de asestar un disparo a Kennedy el 22 de noviembre desde la sexta planta de la biblioteca en la que trabajaba. No se pudo relacionar a nadie más con este asesinato. Tras el disparo mortal, el informe señala que cuarenta y cinco minutos después atentó contra la vida del agente de policía J. D. Tippin. El FBI encontró a Oswald poco después en un cine próximo al lugar donde acontecieron los hechos. A los dos días Jack Ruby, propietario de un club de Dallas, le asesinó. Por este hecho, Ruby fue condenado a cadena perpetua, muriendo más tarde de un cáncer repentino. Posteriormente se ha especulado con la posibilidad de que existiese una conspiración para acabar con la vida del presidente, una sospecha que cuenta con muchos adeptos y sobre la que se han escrito miles de páginas.
obra
En los alrededores de 1500 Durero pintó varios retratos por encargo, como los del matrimonio Tucher y su propio Autorretrato como gentilhombre. El personaje aquí retratado es Oswolt Krel, comerciante afincado en Lindau. Durero ha elegido un formato que mantuvo a lo largo de toda su carrera, en el que combina elementos típicamente alemanes junto con características aprendidas de la pintura veneciana.El formato más frecuente en el artista es del modelo de medio cuerpo, girado levemente de tres cuartos sobre sí mismo, recortado contra una ventana sobre paisaje nórdico. Estos serían rasgos propios de la pintura alemana, a lo que añade el modelado de la luz, el color cálido y envolvente, y esa especie de dosel que respalda la figura, actuando como un telón que devuelve la mirada del espectador y la concentra sobre el retratado.En este caso, Durero ha dotado de cierta expresividad a su modelo, más lejos del acartonado rostro de uno de sus primeros retratos de encargo, el de Federico el Prudente. Pero lo que sin duda llama la atención, como lo hizo entre sus contemporáneos, es la prodigiosa captación de los materiales, sobre todo en el ribeteado de piel que casi puede acariciarse pelo a pelo.
obra
Aunque en Tahití se ha sentido francamente cómodo, Gauguin parece que desea regresar a París para encontrarse con sus amigos, comprobar qué impresión ha causado su pintura y vender algunos cuadros para sacar dinero. Poco antes de partir, en septiembre de 1893, realiza esta escena en la que observamos a una joven recostada en el suelo, como si la hubiera sorprendido en plena meditación. La excelente figura demuestra el interés del pintor por representar jóvenes desnudas, cuyo colorido oscuro contrasta con el fondo y el pareo rojizo que lleva. El enigmático título podría aludir a la soledad que va a inundar a las jóvenes tahitianas, entre ellas Tehamana con la que convivía, cuando el artista regrese a París. De todas maneras, Gauguin utiliza estos poéticos títulos para relacionarse con el Simbolismo literario que tanto le atraía.
Personaje
Arquitecto
Los Otamendi son una amplia familia de ingenieros y arquitectos entre los que destacan Joaquín, Miguel, Julián y el propio José María, quien inició los estudios de Ingeniería Industrial en Madrid, finalizándolos en 1908. Interesado por el urbanismo, junto a Julián creó en 1918 la Urbanizadora Metropolitana, adquiriendo buen número de terrenos en la zona de Cuatro Caminos, lugar al que ya llegaba el Metro, construido por su hermano Miguel. En 1936 Julián y José María fundan la Inmobiliaria Metropolitana y construyen el edificio Lope de Vega en la recién inaugurada Gran Vía. Sus próximas actuaciones inmobiliarias de importancia se producen en el entorno de la Plaza de España, donde levantarán el Edificio España (1947-53), rascacielos de 28 pisos realizado con estructura de hormigón armado. Al año siguiente superaron su anterior reto al construir la Torre de Madrid, con 30 pisos, que le convertían en el más alto de España en su tiempo.
lugar
Localidad situada en la cuenca de Pamplona, a unos 19 km. aproximadamente. Son muy pocos los datos recogidos a lo largo de los siglos acerca de Otano. En 1280 apareció nombrado por primera vez en los documentos de cuentas del Valle de Elorz, junto con otros pueblos, relacionados con testamentos, cesiones de tierras y cuentas. Perteneció a lo largo de la Edad Moderna a la Encomienda de Leache, con derecho de patronazgo parroquial. A mediados del siglo XX tenía 75 habitantes, pero ha ido despoblándose en el transcurso de estos últimos años. Desde el punto de vista patrimonial, destaca por su parroquia de la Asunción y el puente medieval a las afueras del pueblo. Todavía hoy, Otano pertenece a los pueblos navarros por los que atraviesa el milenario Camino de Santiago.
Personaje
Escultor
Pintor
Abandonó la carrera de Medicina para desarrollar su vocación con escultor. Tras tener que pasar por distintos trabajos para ganarse la vida, en 1935 emigra a America y recorre diversos países. En estos años impartió clases de cerámica, al tiempo de publicó varios escritos sobre arte. Antes de volver a España en 1949, fundó el grupo Espacio para animar a otros artistas a realizar ideas conjuntas. En su país natal participa las nuevas vanguardias que inundan el panorama artístico. En un principio se iba a encargar de las estatuas que adornarían la Basílica de Aranzazu, pero luego le retiraron de este proyecto. Es autor de un estudio sobre arte contemporáneo, titulado "Quo usque tandem...!" En San Sebastián creó el Grupo Fundacional Guipuzcoano, además de encabezar otros proyectos para promocionar el arte. A lo largo de estos años, su labor artística ha sido recompensada con varias menciones, como el Príncipe de Asturias de las Artes en 1988. Una de sus principales preocupaciones es el espacio. Nunca ha dejado de experimentar en sus obras. En la década de los sesenta deja a una lado la escultura y muestra un enorme interés por cine y la literatura.
contexto
Jorge Oteiza (1908) y Antoni Tàpies son los primeros en romper con la atonía del arte de posguerra en España y en conseguir reconocimiento internacional. Oteiza es un personaje inclasificable que no sólo ha hecho escultura y escrito poemas y otros textos toda su vida, sino que además tiene una actividad incesante como agitador cultural de su pueblo, el vasco. En Sudamérica hasta 1949, une el interés por las culturas primitivas -en 1952 publicó "Interpretación estética de la estatuaria megalítica americana"- como una posibilidad de recuperar la unión perdida con el entorno cósmico "para encontrar formas que tengan significado espiritual y universal", como ha escrito M. Rowell, con el interés por la vanguardia pictórica sobre todo (Gauguin, Cézanne, Mondrian y Malévitch por sus investigaciones geométricas). En 1953 proyecta las esculturas monumentales para la basílica de Aránzazu, que no se realizan hasta finales de los sesenta. Allí Oteiza mantiene los temas espirituales -un apostolado, una piedad-, que carga de contenido político pero estiliza las formas y despersonaliza a los personajes.El objetivo de Oteiza es "captar la esencia del vacío", y como él mismo ha escrito en "La ley de los cambios", de 1964: "En una primera fase (del desarrollo histórico del arte) se plantea el crecimiento de la expresión en una escala creciente a partir de cero, y en una segunda fase se completa la experiencia interna de la expresión hasta apagarse en la señal conclusiva de una obra vacía, en la que el cero de partida se ha vuelto negativo". Esa obra vacía es la que consigue en sus cajas metafísicas, hechas con planchas metálicas que sólo son receptáculos del vacío, en los que el espacio se desoculta, una idea que relaciona también con acontecimientos políticos, como la destrucción de la casa de Sabino Arana. "Se demolió la casa -escribe- del fundador del nacionalismo vasco y despertador de nuestra conciencia política, y no se permitió que el pueblo recogiera una sola piedra, hasta la tierra y el polvo se retiró custodiado en camiones. Y sucedió que el mismo enemigo había así construido, por una desocupación espacial perfecta, nuestro espacio vacío sagrado, un vacío-cromlech, la perpetuación estética de la memoria que se quiso borrar, en la naturaleza monumental y conmemorativa de nuestra más remota y sagrada tradición".