El Museo fue inaugurado el 19 mayo de 1980. Se encuentra instalado en tres edificios del barrio antiguo de Oviedo: el Palacio de Velarde, del siglo XVIII, al que está unido una construcción del XX, y la Casa de Oviedo-Portal, del XVII. El suntuoso Palacio de Velarde, uno de los más importantes de Asturias, fue erigido en 1767. Considerado como la obra maestra de su autor, esta construcción de tradición barroca, fue edificio-estandarte en Asturias de la concepción ilustrada de la arquitectura. El otro edificio del Museo, la Casa de Oviedo-Portal, fue elevado en 1660, siguiendo el estilo barroco. En el interior de la Casa de Oviedo-Portal despertará nuestra curiosidad el patio adintelado y sostenido en su parte baja por cuatro columnas de orden toscano. El rico patrimonio conservado en el Museo, configurado por más de 8.000 piezas inventariadas, constituye una de las mejores colecciones públicas de arte de España. En el Palacio de Velarde encontraremos pinturas de gran formato correspondientes a artistas asturianos y españoles de fines del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. También se encuentran obras, como el tríptico Mito de Prometeo y Campesinos de Gandía, a las cuales vale la pena dedicarles algún tiempo. En la planta primera nos sorprenderá la espectacular visión de dieciocho tablas del Retablo de Santa Marina, ordenadas según la disposición original que tenía esta obra de finales del gótico. No perdemos aquí la oportunidad de conocer también algo del arte del gran maestro veneciano Tiziano. En la sala siguiente para encontrará el muestrario de la rica colección de pintura barroca que posee el Museo. Conoceremos allí las obras de Carducho, Cajés, Bartolomé González, Francisco de Palacios -curioso pintor discípulo de Velázquez- y Murillo. Una buena propuesta es salir a las galerías altas del patio para apreciar otras expresiones pictóricas de los siglos XVII y XVIII. Nos atraerán sin duda las pinturas mitológicas del taller de Rubens. En las salas restante de la planta nos espera el arte del siglo XVIII. Las salas de la segunda planta son el marco del arte del siglo XIX y parte del XX, tanto asturiano como español. Allí figura un resumen de la pintura romántica y realista española con obras de Villaamil, Federico y Raimundo de Madrazo. En la Casa de Oviedo-Portal la primera sala de esta planta está dedicada monográficamente al pintor valenciano Joaquín Sorolla. Las salas delanteras nos permitirán entrar en contacto con el original y fantástico mundo de Aurelio Suárez, decano de los pintores asturianos.
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Fundado en el año 1948 teniendo como base las colecciones reales, el museo más importante de Rumania ocupa una de las alas del antiguo Palacio Real. Un recorrido por sus salas nos permite conocer la historia del arte rumano desde la Edad Media a la actualidad. Entre las piezas maestras que forman sus colecciones encontramos obras de artistas europeos de renombre como Rembrandt, Cézanne, Rubens, Renoir, Tiziano o El Greco, así como célebres artistas rumanos entre los que sobresale Brancusi.
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El Museo de Bellas Artes de Burdeos fue creado oficialmente por orden del gobierno consular francés el 31 de agosto de 1801, siguiendo una propuesta de Chaptal, que proponía el reparto de las obras del Museo Central en quince museos a lo largo del país. También debe su nacimiento al interés particular de un pintor Pierre Lacour (1745-1814), quien fue de hecho el fundador y su primer conservador. A partir de este momento inicial, el desarrollo del Museo se debe a su hijo Pierre, quien será el segundo conservador, entre 1814 y 1859. Al contrario de otras ciudades francesas y sus museos, el de Bellas Artes de Burdeos no se benefició en principio de obras provenientes de embargos realizados por los revolucionarios locales, y eso a pesar de la importancia de algunas colecciones de arte locales antes y durante la etapa revolucionaria. De este modo, las primeras obras del Museo fueron alguna antiguas de la Academia Real de Pintura, salvadas por Lacour, que se encuentran todavía hoy entre las colecciones del Museo. Entre éstas, debe ser destacada La crucifixión, atribuida a Francken. En abril de 1803 se produjo el primer envío de obras por parte del Estado francés, entre cuyas piezas se encontraban un San Bernardo, de Guerchin; El retrato de María de Médicis, de Van Dyck; El Martirio de San Jorge, de Rubens, así como otras obras de Tiziano, Bassano, Perugino, Coypel, Mignard, Veronés y Otto Venius. Gracias al prefecto Charles Delacroix, padre del pintor Eugene Delacroix, se realizó una segunda adjudicación de obras, entre las que destacan el gran Cristo en la cruz, de Jordaens, o la Caza de los leones, de Rubens. La historia del Museo presenta varias vicisitudes, como un incendio producido en 1870, a pesar de lo cual ha podido conservar en su interior excelentes piezas y obras de arte. Actualmente cuenta con unas instalaciones totalmente renovadas, con nuevos equipamientos, como una excelente biblioteca con más de 20.000 volúmenes.
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El museo se encuentra ubicado una de las alas del palacio de los duques de Borgoña. Este edificio es del siglo XV aunque debido a la gran cantidad de alteraciones, modificaciones y ampliaciones apenas quedan restos de esa época. Más bien parece, según algunos críticos, una fábrica del s. XIX sin estructura definida. Nada más atravesar la puerta de acceso nos encontramos con un modelo a escala del Pozo de Moisés con el Calvario cuyos restos originales se conservan en la Cartuja de Champmol. Hay varias obras escultóricas de Jean de Marville y Claus Sluter. Estos catafalcos son los de Juan sin Miedo y Felipe el Atrevido, el último posee trazas de Marville quien no pudo llevar a cabo sus ideas, siendo Sluter quien agregó sus típicas esculturas de los plañideros (eran monjes en actitud de orar con grandes capuchas que cubrían sus rostros). Por otra parte, fue el español Juan de Huerta quien ejecutó una copia con grandes detalles del catafalco de Juan sin Miedo. La parte más importante pictóricamente hablando se puede visitar en la primera planta. Lo primero que apreciamos son muestras de pintura renacentista italiana, alemana y suiza que proviene de la colección Dard, donada en 1916 a la ciudad. En las restantes salas de esa misma planta destacan obras de las Escuelas holandesas y francesas, en especial las de tipo academicistas de los ss. XVII-XVIII. Este tipo de adquisiciones es muy probable que viniera motivado por el hecho de que existía en la región una Academia de Bellas Artes. Destacan obras importantes como La Virgen y San Francisco de Rubens, Retrato de caballero de Frans Hals, así como obras de Prud´hon ya que fue alumno de la academia de Dijon. No podemos olvidar a los artistas nacionales ya que ocupan un lugar importante en la colección como es el caso de Pompon, un escultor animalístico de renombre en la época. Por último hemos de comentar la exposición de creación un poco más reciente de las salas que albergan obras más modernas de la colección Granville. En ella vemos obras tan relevantes como la Edad de Bronce de Rodin; de Manet, como Ciruelas o el Retrato de Mary Laurent; o de Monet y su Étretat. También de Géricault, Delacroix y Víctor Hugo. La sala del s. XX es una gran muestra de pintores franceses o artistas que habían trabajado allí como el caso de Juan Gris, Kandinsky, algunos dibujos de Braque y Picasso... mezclados con la exposición de máscaras africanas que habían servido de musas a dichas obras.
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Se recogen obras de las tendencias europeas más importantes que tuvieron lugar entre los ss. XIV y XIX. Una muestra de ello son los cuadros de Goya, Zurbarán, Van Dyck. Destaca una Judith de Correggio y un boceto de Rubens. También se pueden observar pinturas holandesas del s. XVII de tema paisajístico, pintura francesa de los ss. XVIII-XIX y una muestra muy completa sobre naturalezas muertas.
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Instalado en el incomparable marco del Palacio de Carlos V que diseñó Pedro de Machuca en un estilo plenamente renacentista, sus salas se disponen alrededor del patio circular que define dicho palacio, instalado junto a la Alhambra. Sus colecciones guardan escultura y pintura, especialmente de la Escuela granadina, destacando el Bodegón del cardo de fray Juan Sánchez Cotán y la escultura renacentista del Entierro de Cristo de Jacopo Florentino, el Indaco.
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El Museo Provincial de Huesca alberga una destacable serie de retratos de Goya y la colección de los Toros de Burdeos.
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El museo se fundó en 1864. Posee cuadros de diferentes Escuelas europeas como la francesa, flamenca, española, alemana, holandesa e inglesa. También de artistas contemporáneos, esculturas, dibujos, grabados, estampas y colecciones numismáticas.
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En 1800 el gobierno francés abrió este museo de Bellas Artes en el antiguo edificio de la abadía de Saint Ouen. De este modo, se dio albergue a las numerosas obras de arte que las tropas napoleónicas expoliaron en toda Europa. Aunque al llegar la Restauración monárquica se devolvieron muchas obras a sus países de origen, la colección siguió incrementándose hasta el punto de que en 1887 se abandonó la sede de la abadía por un nuevo edificio de mayor tamaño. La principal orientación del museo son las artes decorativas y la pintura. Entre la primera sección se cuenta una de las más importantes colecciones de cerámica de Europa, puesto que Rouen poseyó una gran manufactura de cerámica. La zona de pinacoteca está introducida por la sala de pintura de finales del siglo XV, con tablas de Gerard David y Perugino entre otros. Las obras barrocas son de mano de Velázquez, Caravaggio, Guercino, Georges de la Tour, Ruysdael, Van Goyen, Jan Steen, Terborch, Rubens y Paul Bril. La pintura nacional se encuentra representada por los artistas Clouet, Poussin, Fragonard, David, Ingres, Géricault, de quien se recoge una amplia muestra, Sisley, Monet, etc. En las salas modernas el interés decae y sólo merecen mención especial la galería de retratos de personajes famosos (André Gide, Bergson, Cocteau, Paul Valery, Stravinsky) y las primeras obras de los hermanos Duchamp, que nacieron en Rouen.