Busqueda de contenidos

obra
Desde los últimos años de la década de 1890 Renoir empieza a sufrir graves ataques reumáticos que le provocarán deformaciones en brazos y manos. Sin embargo, el maestro nunca renunció a pintar, obligando a que le ataran los pinceles a las manos para continuar con su trabajo. En 1909, fecha de esta obra, continúa pintando, a pesar de las dolencias, en su finca de Cagnes, al calor del Mediterráneo. Podemos observar que sus bañistas siguen manteniendo el modelado y la volumetría de la década de 1890 pero ahora encontramos mayores efectos atmosféricos, como si el maestro deseara recuperar su manera impresionista de trabajar. Así, en el fondo apenas encontramos referencias formales, acercándose a la abstracción, al igual que su buen amigo Monet, mientras que la figura de primer plano enlaza con Rubens por su aspecto. Lo más llamativo de las obras pintadas por Renoir a lo largo del siglo XX será el aspecto de tranquilidad y romanticismo que las envuelve, dando la impresión que nos encontramos ante imágenes arcádicas protagonizadas por ninfas y diosas de carne y hueso.
obra
En los primeros días del año 1880 Renoir se fractura el brazo derecho en un accidente e intenta desesperadamente aprender a manejar la mano izquierda para continuar pintando. Envía al Salón de París dos obras: Buscadoras de mejillones y este lienzo que aquí contemplamos, protestando, junto a su buen amigo Monet, por la mala colocación de los cuadros en la exposición, llegando a publicar una propuesta de reforma del salón oficial en "Chronique des Tribunaux" del 23 de mayo, obligando a Zola a intervenir en el debate. Sin embargo, Renoir no envía sus trabajos a la quinta muestra de los impresionistas, lo que nos indica que ya empezaba a estar disconforme con las propuestas de sus antiguos compañeros.Las figuras femeninas se convertirán en las protagonistas de la mayoría de sus trabajos desde este momento, bien vestidas y en un interior como en este caso o las famosas bañistas al aire libre, a diferencia de las de Degas. La joven duerme sentada en un sillón rojo con un gato gris en su regazo. Viste una falda azul y un corpiño blanco, cayéndose uno de sus tirantes para dejar ver parte de su hombro, haciendo más sensual y delicada la pose de la modelo. El fondo es casi neutro, reduciendo los elementos compositivos a la figura y el sillón rojo en el que también había posado Aline Charigot en la Muchacha leyendo una revista ilustrada. En este caso, la modelo es Angèle, resultando una obra cargada de dulzura e intimidad, relacionándose Renoir con los trabajos de Berthe Morisot o los futuros de Mary Cassatt. La forma, el volumen, el dibujo y el modelado empiezan a ocupar un papel determinante en la obra del maestro, dejando en un segundo lugar al color y la luz típicamente impresionistas.
obra
Morisot va a ser la pintora de la mujer, siendo las protagonistas de sus cuadros en diferentes actitudes: en una barca, leyendo o en el baile como en este caso. El ambiente femenino de fines del siglo XIX nos es mostrado por la artista, rompiendo con la temática paisajística de sus primeros años. Una bella muchacha en primer plano, vestida con sus mejores galas y acompañada de su abanico, espera su baile sentada en una silla. Sus negros y grandes ojos se convierten en el centro de referencia para el espectador. La virtuosa técnica que exhibe Berthe la sitúa en la élite del grupo impresionista, trabajando con largos toques de pincel y un colorido claro y alegre, sin olvidar el dibujo como hacía su gran amigo Manet.
obra
Nos encontramos ante uno de los primeros lienzos finalizados por Van Gogh. Los colores empleados por el joven artista son oscuros, característicos de la Escuela de La Haya al estar formándose Vincent con Anton Mauve, incorporando unas tonalidades vivas que son marca personal del maestro. La pincelada utilizada es muy empastada, llegando a ser en algunos lugares auténticas manchas. Van Gogh recurre a una perspectiva en la que encontramos una gran influencia de la fotografía, concretamente al cortar los planos como observamos en los árboles. Esta influencia se aprecia también en la pintura impresionista que el joven pintor empezaría a contemplar en Holanda. Claramente se observa la falta de fluidez en el dibujo de Vincent, más interesado en el color y en los efectos de luz. La temática paisajística le pone en contacto con la escuela realista del Barroco Holandés, aunque sea un paisaje impregnado de espíritu moderno.
obra
Debido a su enfermedad, en el verano de 1880 Manet alquila una villa en Bellevue. Durante su estancia en este lugar realizará diversas obras protagonizadas por Marguerite, la hermana menor de la señora Guillemet. La figura aparece rodeada por las flores y árboles del jardín, sentada sobre la hierba mientras lee. Al fondo contemplamos la casa donde el artista vivía, que recibe la potente luz solar. La escena ha sido tomada directamente del natural, al aire libre, interesándose Manet por efectos lumínicos y cromáticos típicos del Impresionismo. La luminosidad conseguida es sorprendente, crea una perfecta y amplia gama de tonalidades verdes que, junto al amarillo y el rojo, dan plena vitalidad al conjunto. La pincelada es rápida y empastada, aplicada con una soltura similar a Monet y Renoir, enlazando también con Berthe Morisot por la espontaneidad con que representa a la joven. En estas últimas obras se aprecia claramente la evolución pictórica del maestro, que abandona el Realismo de sus primeros trabajos.
obra
Rembrandt será un gran amante de las escenas cotidianas e incluso algunas imágenes religiosas las trata como asuntos cotidianos como el caso de la Sagrada Familia. En este lienzo que observamos encontramos a una muchacha apoyándose sobre el voladizo de una ventana. Sin duda, estamos ante una obra realizada para el propio pintor o personas de su entorno ya que la pincelada empleada es muy suelta, sin apenas delimitar los contornos como podemos apreciar en la mano derecha de la niña. En relación con el colorido no se ha producido ninguna variación con obras anteriores, continuando con el uso de tonos oscuros que resaltan aun más al contrastar con el rojo brillante y el blanco. La luz deriva del gran maestro Caravaggio, aprendida indirectamente por Rembrandt a través de Pieter Lastman y Adam Elsheimer. Es una luz muy fuerte que provoca profundos contrastes entre los espacios iluminados y los ensombrecidos. Esa es la razón por la cual el fondo está oscuro, sirviendo para recortar la figura y otorgar una mayor sensación de volumen y de realismo a la composición.
obra
Las escenas y retratos de carácter intimista que ejecutó Rembrandt no son tan conocidas por el público como sus grandes composiciones - La ronda de noche o Los síndicos de los pañeros - pero posiblemente sean tan atractivas o más que las antes mencionadas. Numerosas ocasiones tomará como modelos a personajes de su entorno - Titus, Saskia o Hendrickje - aunque no es el caso que nos ocupa. Una adolescente anónima apoyada en el quicio de una ventana dirigiendo su vergonzosa mirada al espectador se convierte en la protagonista de una maravilloso lienzo. La luz impacta en la figura y deja el resto de la composición en sombra - recordando el tenebrismo de Caravaggio -, destacando los pliegues de la camisa blanca y la belleza de la joven. El gesto de sus manos refuerza su timidez, resultando una obra de sublime belleza.
obra
Delaroche y sus compañeros impusieron lo que será el gusto oficial del género de historia a mediados del siglo XIX. Pues bien, el justo medio de la pintura radicaba en el lugar de conciliación del historicismo romántico culto con una posibilidad de comprensión realista de los temas. Así, en sus lienzos prima el cuidado de la ambientación y el vestuario como en una escenificación teatral, se facilita la accesibilidad del asunto por la tematización de anécdotas, y la verosimilitud se rige por una especie de ilusionismo fotográfico, que naturaliza la escena histórica.
obra
Tratándose de un pintor en sus inicios, Van Gogh siente especial atracción en este trabajo por el movimiento, contrastando la figura estática de la muchacha con los carruajes que encontramos al fondo. La iluminación de atardecer envuelve la escena, resultando una sensación ambiental de gran fuerza. Los colores son aplicados con soltura, dejando de lado el dibujo sin menospreciar el volumen. La sensación de perspectiva creada demuestra sus progresos al lado de su tío Anton Mauve.