Las formulas de retrato oficial impuestas por Jean Ranc en la corte de Madrid están tomadas directamente de Versalles, en concreto de Hyacinte Rigaud. No en balde, ni a Felipe V ni a su esposa le gustaron excesivamente los primeros retratos que les hicieron en España, legando incluso a excluir a su autor, Juan van Kessel, de la nómina de pintores reales. Este retrato que contemplamos es una réplica del que conserva el Museo del Prado. Ahora se ha eliminado la armadura, al tiempo que el pintor se ha acercado al personaje, que viste traje azul con delicados bordados en la manga y una capa roja, portando la banda del Saint-Esprit.
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obra
Con Jean Ranc se impone definitivamente en España el retrato de corte francés puesto en circulación por Rigaud en Versalles. En 1723 Ranc pinta su primer retrato del rey Felipe V aplicando una fórmula de Rigaud, con el personaje al aire libre vistiendo una armadura moderna. Esta fórmula todavía se seguirá cultivando tres lustros más tarde, al igual que el tono fuertemente militarista que se aprecia en este retrato, siguiendo también de cerca los modelos de Rigaud.
Personaje
Militar
Político
Hijo de Felipe IV y apodado Felipe el Largo, alcanzó el trono en 1316 al fallecer el heredero de la corona, Juan I, para lo que hubo aprobarse la ley sálica. Acabó la guerra contra Flandes e intentó unificar las monedas y medidas. Se enfrentó a los Estados Generales en su intento de reformar la administración pública.
contexto
Durante la Guerra de Sucesión el Gobierno de Felipe V llevó a cabo importantes reformas de carácter administrativo, la más importante de las cuales fue la supresión de la Corona de Aragón como conjunto orgánico-administrativo procedente de la Edad Media (Decretos de Nueva Planta). Las medidas reformistas afectaron también al sistema de gobierno por la introducción en 1714 de los secretarios de Estado, la desaparición de los Consejos territoriales, excepto el de Castilla, y la pérdida de poder de los restantes. Desaparecidos los reinos, el territorio será redistribuido en provincias. Desde el punto de vista administrativo, se crearán las intendencias y se extenderán los corregimientos a los antiguos reinos aragoneses. La misma uniformidad se impone en la administración municipal pero aquí los intentos reformistas encontrarán más dificultades. La llegada a España de una nueva reina, Isabel de Farnesio, propició la subida al poder del cardenal Alberoni, cuya política se orientó en varias direcciones: perfeccionar la nueva organización del Estado para conseguir la mayor centralización posible y, por lo tanto, mejor control para el monarca; proseguir los intentos de saneamiento del erario, iniciados por anteriores gobiernos, tratando de aumentar las rentas estatales e intentar la estabilidad monetaria mediante la revalorización de las monedas de oro. Su política económica es fuertemente proteccionista: impulsos a la producción nacional, creándose incluso una Real Fábrica en Guadalajara para fabricar tejidos de lujo que llegó a contar con varios centenares de telares y unos miles de trabajadores; estímulos al comercio interior, con la supresión de las aduanas internas, y del exterior, para lo cual se prohibe importar determinados productos (tejidos estampillados) o exportar otros (lana) y se crea una compañía mercantil privilegiada, la de Honduras, para comerciar en exclusiva con Centroamérica. Asimismo, en 1717 se trasladó la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz, cuyo puerto ofrecía mejores posibilidades al calado de los buques. Las medidas referentes al Ejército (1718) suponen la reorganización de la milicia dotándola de disciplina, buscando la profesionalización de sus miembros, estableciendo una sólida jerarquía en los cuadros y un método de reclutamiento obligatorio entre la población nacional. La Armada recibe una enorme atención, ordenándose la construcción de una base naval en Ferrol, mejorando la infraestructura portuaria de importantes ciudades, construyendo numerosos barcos y activando las industrias auxiliares de la navegación. En 1726, el nombramiento de Patiño acentuó este proceso de reconstrucción nacional en todos los aspectos y la realización de una política exterior realista. Supo rodearse de colaboradores eficaces y competentes como J. del Campillo, el marqués de la Ensenada y J. Quintana. Las medidas adoptadas en su plan de recuperación eran fundamentalmente económicas: expansión de la flota, mercante y de guerra; activación del comercio, nacional y colonial, y estímulos a la industria nacional. Para ello se crean varias compañías comerciales con América, se persigue el contrabando con severidad, se buscan nuevos mercados y se restringen los intercambios con Francia, en un proteccionismo a ultranza. La creación de nuevas industrias estatales, el apoyo a las iniciativas privadas, la introducción de técnicas modernas y el amparo a la producción nacional se traducen en una prosperidad general, que además se vio posibilitada por una reforma monetaria que revalorizó las monedas de plata y autorizó la acuñación del vellón. La política exterior felipista y su participación en el conflicto de sucesión polaco, que tuvo como consecuencia el reconocimiento del infante don Carlos como rey de las Dos Sicilias, acentuó las diferencias existentes con el Papado. La firma del Concordato de 1737 no logró resolver los problemas, ya que Clemente XII no había querido discutir los verdaderos puntos de fricción -inmunidad eclesiástica, sistema beneficial usado por la Dataria, control romano de los espolios, abusos de los tribunales inquisitoriales, titularidad en los clérigos de ingentes riquezas, Real Patronato...- reclamados por los españoles.
obra
En la primera fase del siglo XVIII trabajó con gran eficacia Miguel Jacinto Meléndez, el asturiano que se asentó en la Corte desarrollando una actividad creciente. Pintor de Cámara de Felipe V, sus retratos cortesanos o sus temas religiosos le insertan en el campo de una pintura que demuestra la necesidad de su renacimiento, para lo cual sintetiza el pasado, lo mejor de la tradición y recupera flexiblemente el auxiliar foráneo que enriquece su color, su proyectiva composicional y presta mayor banalidad a su poética. Sus retratos reales (Felipe V, María Luisa de Saboya, Luis I) se atienen a la actitud, al atavío virtuoso y al significado psicológico de la figura. No es tanto el significado alegórico como la puntualización histórica. Se persuade de una iconología precisa que no irradia en exceso hacia lo adulatorio.
Personaje
Político
Nacido en Versalles el 19 de diciembre de 1683, es el primer Borbón de la línea dinástica española. Heredó el trono español del último descendiente de la casa de Austria en España, Carlos II, que murió sin descendencia directa. Este rey le nombró heredero y a su muerte en 1700, el duque de Anjou subía al trono con el nombre de Felipe V. Pero la proclamación de rey de España no fue asumida por Austria que consideraba más legítimos los derechos al trono de su archiduque Carlos, lo que provocó un enfrentamiento entre el emperador de Austria y el rey de Francia Luis XIV. En 1701 mientras Felipe V juraba ante las Cortes castellanas, Inglaterra, Holanda, Dinamarca y algunos príncipes alemanes se alineaban por la Paz de la Haya junto a Austria en contra de Francia, partidaria de que el duque de Anjou heredara la corona española y no el archiduque Carlos de Austria, lo que condujo a la guerra de sucesión española, más tarde Portugal y Saboya se alinearían con los aliados y los estados aragoneses también. Pero finalmente, tras una serie de victorias de Felipe V y la muerte del emperador austriaco -que llevó al archiduque Carlos al trono del Imperio, alejándolo de su pretensión a la corona española-, se llegó a la paz tras la firma de una serie de tratados que concluyeron con la primera guerra europea del s. XVIII. El comienzo de su gobierno se caracterizó por el desmembramiento de las posesiones españolas en Europa y por la influencia francesa en la política española. Tras la muerte de su primera esposa, María Luisa de Saboya, contrajo matrimonio con Isabel de Farnesio, quien cambió el influjo francés por el italiano, inspirando una política exterior agresiva e intentando la revisión de los tratados de Utrech y Rastadt para recuperar las posesiones italianas; dicha política fue llevada a cabo por el Cardenal Alberoni, lo que provocó nuevamente la intervención de la cuádruple alianza, en este caso, Inglaterra, Francia, Provincias Unidas y Austria, potencias a las cuales les interesaba mantener el equilibrio resultante de Utrech. En 1724 abdicará en su hijo Luis pero la muerte prematura de éste le llevó a un segundo reinado, caracterizado por el acercamiento a Austria, Inglaterra y Francia y una política de reorganización interna. El 5 de noviembre de 1725 firma el tratado hispano-austriaco de Viena, renunciando a sus aspiraciones al trono francés y reconociendo derechos comerciales similares a los de Inglaterra y Holanda a la Compañía de Ostende, para conseguir la recuperación de Gibraltar y Mahón. Además, nombra primer ministro al holandés Ripperdá (1725). La alianza entre españoles y austriacos provoca el rechazo de las potencias europeas, estableciéndose la firma de Herrenhauses entre Francia, Inglaterra, Prusia, Holanda, Suecia y Dinamarca. La guerra se desencadena en 1726. La llegada del Borbón supone reformas importantes para el país. Siguiendo el modelo absolutista, impone una centralización administrativa y política, suprimiendo la autonomía de Aragón y Cataluña y los fueros de aragoneses y valencianos. Excepto en Navarra y Vascongadas, las leyes castellanas se imponen en todo el territorio. Los últimos años de su reinado sufrió un desequilibrio mental que lo incapacitó para gobernar, muriendo en Madrid el 9 de julio de 1746 y dejando el trono a su hijo Fernando VI.
obra
Los retratos de Felipe V no sólo debían servir para dar a conocer la imagen de un nuevo monarca, sino también una nueva idea de la majestad, propia de la tradición de los Borbones y especialmente cuidada en los retratos de su abuelo, Luis XIV y que, además, también tenía que marcar las distancias con la tradición retratística y la idea de majestad de la casa de Austria. El retratado debe despertar la evidencia de su grandeza y de sus virtudes a través de sus actitudes y las poses de sus gestos y su figura. Por esta razón aparece en este retrato oval apoyando su mano en un libro, indicando su apoyo a la cultura y las artes, de la misma manera que su esposa, Isabel de Farnesio abre otro libro y nos muestra un grabado.
obra
La propia reina Isabel de Farnesio se interesó por el arte de la pintura y no dudó en recibir lecciones que le permitirán realizar este retrato al pastel de su esposo, don Felipe V, cuyo rostro se asemeja al pintado por Miguel Jacinto Meléndez.