La fama como retratista de Sofonisba llegó a España por lo que Felipe II requirió sus servicios para la ejecución de los retratos de su familia. El soberbio lienzo que guarda el Prado nos presenta al monarca casi rozando los cincuenta años, vestido de negro, con los cuellos y los puños de encaje blanco. En su pecho apreciamos el cordero del Toisón de Oro y en sus manos sostiene un rosario, elemento identificativo de la piedad del monarca. La figura de medio cuerpo se recorta ante un oscuro fondo neutro, recibiendo un potente foco de luz procedente de la izquierda que resalta las calidades de las telas y la fisonomía del rey, siguiendo de esta manera las pautas indicadas en los años iniciales del Cinquecento por la escuela veneciana, especialmente Tiziano. La personalidad de don Felipe ha sido captada a la perfección por la pintora, ya que nos presenta a un hombre inteligente y vulnerable, con una mirada limpia y directa que se aleja de las imágenes de hombre oscuro y triste que nos presenta una importante parte de a historiografía. Felipe II era hijo de Carlos I y de Isabel de Portugal. Nació en Valladolid en 1527 y se convirtió en rey de España en 1556, manteniéndose en el trono hasta 1598. Estuvo casado en primeras nupcias con María Manuela de Portugal con la que tuvo un hijo, el príncipe Carlos de Austria, con el que protagonizó un conflicto poco antes de la muerte de éste en 1568. Otros tres matrimonios sucedieron al primero, con María I Tudor de Inglaterra, con Isabel de Valois y con su sobrina Ana de Austria, con la que al fin consiguió el heredero al trono, el que sería Felipe III. El Imperio Hispánico alcanzará su momento de esplendor en esta época pero también se empiezan a vislumbrar las primeras muestras de crisis -guerra en Flandes, bancarrotas, conflicto con Francia y los turcos, etc-.
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obra
Entre el mes de agosto de 1628 y abril del año siguiente, Rubens está en Madrid. El motivo de su visita no es de carácter artístico ya que viene por orden de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia para negociar una alianza anglo-española que pusiera fin al conflicto con los holandeses. Sin embargo, durante esta estancia realizó algunas obras, entre ellas el retrato ecuestre del rey Felipe II, ya que no existía un retrato de este tipo del monarca en la corte madrileña. Rubens tomó como modelo un retrato de Tiziano, tanto para el rostro como la armadura y la espada. La posición del caballo varía de la que encontramos en el retrato de Felipe IV ecuestre y parece inspirada en el Gattamelata de Donatello, aunque también se apunta como fuente una imagen de Carlos V en un tapiz diseñado por Jan Cornelisz Vermeyen, muy admirado por la familia real española. Los archivos de Palacio hacen referencia a que Rubens tuvo a su disposición las caballerizas y la armería, lugares que también utilizaría como fuente. Felipe II porta el bastón de comandante de los ejércitos ya que en el fondo se aprecia, según el marqués de Montesa, una escena de la batalla de San Quintín, importante victoria española sobre los franceses que tuvo lugar el día de San Lorenzo del año 1557. Sobre el rey observamos una Victoria alada que corona con laurel al monarca, figura que ha sido interpretada en algunos inventarios como la Fama.Si bien el estilo de este retrato no corresponde al habitual de Rubens en esta época, los expertos consideran que estaríamos ante un esquema más acorde con la época del retratado, quizá para adecuar cronológicamente el retrato a su tiempo.
obra
A la muerte de Tiziano, el 27 de agosto de 1576, quedaron un buen número de obras en el taller, algunas de las cuales fueron vendidas a la familia Barbarigo como ésta que contemplamos. Entre los especialistas no existe acuerdo sobre su autoría. El monarca aparece sentado, sujetando el cetro en la mano derecha y tocado con corona. Tras el monarca contemplamos un cortinaje carmesí, característico de los retratos de aparato. La libertad de ejecución hace pensar que estamos ante un estudio realizado del natural, elaborado posiblemente con motivo del primer encuentro entre Felipe II y Tiziano en Ausburgo, entre diciembre de 1548 y enero de 1549, aunque también podría corresponder a la segunda estancia del maestro en la ciudad imperial, entre 1550 y 1551. La corona y el cetro se consideran añadidos posteriores, apuntándose la fecha de 1554 ya que ese año Felipe fue nombrado rey de Nápoles y Milán con motivo de su matrimonio con María Tudor. También se apunta a 1556, año de las capitulaciones de su padre, Carlos V, que le convertían en rey de España.
contexto
Con la llegada al trono de Felipe II, la alternativa clasicista que, breve y discontinuamente, se había formulado a lo largo del siglo XVI, se implantó definitivamente en los ambientes artísticos españoles como reflejo del arte oficial establecido en la corte, que a partir de 1561 tuvo en Madrid su capital permanente. A ello contribuyó decisivamente la educación del monarca, preocupado desde su juventud por los temas de arquitectura, su interés por la organización de las obras reales, con la reforma estructural del sistema administrativo relacionado con ellas, y el establecimiento de una arquitectura que encontró en el clasicismo el medio de articular un lenguaje oficial y representativo. Ya desde su adolescencia el príncipe Felipe manifestó un verdadero interés por los temas de arquitectura y por la cultura científica de su tiempo. Durante los años cuarenta, con anterioridad a su primer viaje a Europa, su biblioteca se fue incrementando con ciertas obras que, como las "Medidas del romano" de Sagredo, la "Arquitectura" de Durero, varios ejemplares de Vitrubio y el "Tratado" de Serlio, eran exponentes de los intereses estéticos del príncipe, que coincidían, por entonces, con la orientación clasicista de la corte. Por otra parte, las obras de Euclides, Sacrobosco y del matemático Fineo encuadraron esta formación en unas coordenadas estrictamente científicas, de las que no se apartaron las obras de ingeniería y arquitectura durante su reinado. No menos importante que estas primeras lecturas fue la influencia ejercida en la formación arquitectónica del príncipe por los viajes realizados, entre 1548 y 1551, a Italia y el Norte de Europa, ampliados más tarde con su visita a Inglaterra y una prolongada estancia en los Países Bajos. Allí se sintió interesado por los palacios italianos, las fuentes y jardines europeos y las residencias campestres inglesas, experiencias que acapararon su atención y la de sus arquitectos a su vuelta a España y que lógicamente inspiraron muchas de las soluciones que se dispusieron para los Reales Sitios en proceso de construcción. No obstante, el futuro monarca, después de la abdicación del emperador Carlos, decidió marcar un nuevo rumbo a las obras reales, de las que se venía ocupando desde hacía varios años. En 1537 se produjo la reorganización del cuerpo de arquitectos de la corte con el nombramiento de Alonso de Covarrubias y Luis de Vega como arquitectos reales. En torno a estos dos maestros se agrupó una primera generación de arquitectos como Hernán González de Lara, Gaspar de Vega y Francisco de Villalpando, configurando unas propuestas arquitectónicas que, centradas en las obras promovidas por la corona en Madrid, Aranjuez y Toledo, tienen su reflejo en otras construcciones encuadradas por Chueca Goitia en el denominado estilo Príncipe Felipe. En 1545, a instancias del príncipe heredero se creó la Junta de Obras y Bosques, organismo encargado de centralizar y controlar administrativamente el programa de construcciones reales. Esta iniciativa tuvo como consecuencia la profesionalización y burocratización de la figura del arquitecto -que abandona su mundo artesanal para instalarse en el mundo de la corte, considerado como un artista e intelectual- lo que permitió al monarca ejercer un mejor control de las obras patrocinadas por la monarquía, y paralelamente, establecer un proceso de selección entre las diferentes propuestas constructivas, encaminado a definir una arquitectura oficial basada en los principios del lenguaje clasicista. En este sentido, la orientación teórica de la arquitectura de Francisco de Villalpando, traductor del "Tercer y Quarto libro" de Serlio (1552), resulta bastante esclarecedora. Mientras que las intervenciones de Covarrubias en los alcázares de Madrid y Toledo se explican por la adecuación de su arquitectura a un continuo proceso de decantación purista, y el aspecto nórdico de algunas de las soluciones de El Pardo y Valsaín responde más a los deseos del rey que a los de su autor Luis de Vega, los edificios de Villalpando en Toledo manifiestan una sensibilidad y un refinamiento típicamente manieristas, que justifican la decisión de Felipe II de adjudicarle la construcción de la escalera imperial del alcázar toledano, realizada a su muerte por Juan de Herrera siguiendo sus trazas.
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Pantoja de la Cruz será el heredero del estilo retratístico impuesto en España por Sánchez Coello, estilo que en los próximos años cambiaría Velázquez. En esta fórmula de trabajo encontramos importantes influencias del arte flamenco, especialmente de Antonio Moro, para presentar unos retratos fríos y distantes, en los que el detallismo de las telas tiene más peso que la personalidad del retratado. Buen ejemplo de esto es el retrato de Felipe III que guarda el Museo del Prado.El monarca aparece en pie, vestido con elegante armadura, portando en su mano derecha el bastón de mando mientras la izquierda se apoya en la espada. En el pequeño mueble que aparece en la zona izquierda de la composición observamos el casco. La figura se recorta ante un fondo de paisaje en la derecha y ante un cortinaje oscuro en la izquierda, recibiendo un potente foco de luz desde la izquierda con el que se resaltan los detalles y los brillos de la armadura. La amplio y elegante gorguera enmarca la cabeza del monarca, en cuya mirada podemos apreciar ligeramente la personalidad de don Felipe, el único hijo que sobrevivió a Felipe II.Nacido en Madrid en 1578, gobernó el Imperio Hispánico entre los años 1598 al 1621. Se mantuvo muy al margen de los asuntos de gobierno dejando éstos en manos del Duque de Lerma, su valido, y después en las del hijo de éste, el Duque de Uceda. Se casó con Margarita de Austria y tuvo amplia descendencia, entre ellos el futuro rey Felipe IV y la reina de Francia Ana, esposa de Luis XIII y madre de Luis XIV. El monarca tendría 28 años cuando fue retratado por Pantoja.
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Bartolomé González destacó como pintor de retratos en las primeras décadas del siglo XVII. Nombrado pintor del Rey en 1617, fue el encargado de retratar tanto a Felipe III como a su esposa Margarita. El rey se presenta de cuerpo entero, ataviado con una armadura damasquinada, portando en su mano derecha la bengala de general y agarrando con la izquierda la empuñadura de su espada. Una mesa cubierta con tapete de terciopelo rojo sirve para depositar el casco. Al fondo se abre un paisaje y en la zona izquierda nos encontramos un cortinaje que otorga mayor empaque a la figura. El rostro del monarca está enmarcado por una inmensa gorguera muy de moda en la época, apreciándose en su pecho el collar de la Orden del Toisón. El estilo de González es algo tosco y rígido, siguiendo a Sánchez Coello y Pantoja de la Cruz al interesarse por la descripción casi fotográfica de los ropajes, dejando en este caso de lado la personalidad del modelo.
Personaje
Político
Nacido en 1578, el hijo de Felipe II y de Ana de Austria. En 1582 se le designó heredero al trono, cargo que ocupó sucediendo a su fallecido padre en 1598. Ese mismo año contrajo matrimonio con la archiduquesa Margarita, hija del archiduque Carlos y de María de Baviera, nieta del emperador Fernando I. Su afición a la caza le hizo delegar el gobierno en manos de los validos, el principal de ellos el duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval. Tradicionalmente se ha asignado a este rey y su valido una imagen de indolencia y dejadez hacia los asuntos públicos; sin embargo, sí que existieron algunas iniciativas emprendidas para reformar determinados ámbitos de la administración y de búsqueda de soluciones a los problemas de la nación, los más principales de ellos el deterioro de la paz interior, dificultada por las tensiones entre los distintos reinos; la caída del peso de España en el conjunto de las naciones europeas y la crisis institucional. En 1602 se realizó una visita para evaluar y conocer las deficiencias y problemas de la administración, demostrando la existencia de una amplia y generalizada corrupción funcionarial en el seno del Consejo de Hacienda. Se supo también de la deficiente organización de las instituciones, alguna de las cuales veían sus competencias poco o mal definidas, lo que provocaba recelos y una deficiente labor administrativa. Como solución, se fijaron nuevas ordenanzas para eliminar las competencias entre los distintos organismos que formaban el Consejo de Hacienda. Por otro lado, se intentó solucionar el retraso en las actuaciones administrativas haciendo que el Consejo de Indias dictaminase en días separados los asuntos relativos al gobierno, la guerra, la hacienda y la justicia. Para proteger el comercio con las colonias americanas y los cargamentos de oro y plata que de allí provenían, amenazados por la piratería y el corso, se creó la Junta de Guerra de Indias. Además de la Indias, surgieron también otras Juntas como las de Desempeño (1603), la de Hacienda de Portugal (1660), etc, que no supusieron una fuerte reforma de las instituciones y cuyo efecto más inmediato fue reducir las competencias de los Consejos. Algunas Juntas tuvieron una duración corta, mostrando que la solución que se quiso dar a los problemas no fue acertada y que, además de no agilizar la función pública, su influencia sobre ella fue perniciosa e incapaz de resolver los problemas. Con Felipe III las Cortes debieron ser convocadas con frecuencia para atender asuntos de fiscalidad -como los servicios de millones de 1601, 1608 y 1619-, con lo que su importancia creció considerablemente, así como su poder frente a la Corona. Se encargaban también de colaborar en la elaboración y vigilancia relativa del presupuesto de la Hacienda Pública, control que la Corona trató de evitar recurriendo a su poder sobre las ciudades mediante la distribución del patronzago y a su influencia sobre procuradores y poderes locales castellanos. En consecuencia, se intensificó el dominio efectivo del trono sobre el territorio, a pesar de la pervivencia de instituciones con las que en ocasiones competía, lo que derivó en una mayor capacidad de integración y la ausencia de repuestas en forma de conflicto. En 1619 el duque de Lerma es apartado del poder, y con él cae en desuso la figura del valido plenipotenciario, figura que aparece cuestionada a partir de entonces y sujeta a restricciones. El aumento del poder de la monarquía supone también un mayor grado de control sobre las Cortes y otras instituciones. La Corte se estableció en Valladolid entre 1601 y 1606. La crisis económica y el consejo de los arbitristas promovieron una política de no confrontación con el enemigo tradicional, Inglaterra, y con Holanda, quese plasmó en la paz con la primera, firmada en 1604, y en la Tregua de los Doce Años, con la segunda, firmada en 1609. La política pacifista se asentó también en una mejora de las relaciones con Jacobo I de Inglaterra y en una acertada política de enlaces matrimoniales, que unió a Luis XIII con una infanta española y al futuro Felipe IV con Isabel de Borbón. Sin embargo, pronto la tendencia se vio rota al observar el ventajoso aprovechamiento holandés del tratado de paz, a la "conjuración de Venecia", lo que abría un nuevo escenario de conflicto, esta vez en Italia, y al inicio de la Guerra de los Treinta Años. La difícl situación en Bohemia hizo que se dedicasen los esfuerzos militares hacia el Imperio, a pesar de los planes de Lerma de atacar Argel como continuación de la expulsión de los moriscos (1609). El final del reinado sucedió en medio de graves enfrentamientos con las Cortes, acaecidos por el control ejercido por éstas en las concesiones de servicios. Felipe III falleció en 1621.
obra
Será Pietro Tacca el encargado de realizar el proyecto de esta estatua ecuestre, ejecutada por Giambologna.
Personaje
Militar
Político
Hijo de Luis IX, gobernó Francia desde 1270 hasta su fallecimiento. Considerado por la Historia como piadoso, aunque de escasas dotes de mando, fue profundamente influenciado por su entorno político y familiar. Conocido como el Atrevido, fue derrotado en sus enfrentamientos con la corona de Aragón.