Busqueda de contenidos
obra
La portada principal del edificio, coronada por el Escudo Real, se encuadra por bellas columnas pareadas y un ligero crescendo de movimiento hacia arriba a través del quebrado frontón. La escueta línea del entablamento fue enriquecida con un remate de balaustrada y adornos sobre pedestales. Los elementos decorativos, en su variedad y sutil dibujo, se inspiran en parte en la tradición local.
monumento
El edificio fue iniciado en 1726 por Ignacio de Sala, el cual estuvo al frente de la obra hasta 1731. Desde esta fecha la construcción corrió a cargo de Diego Bordick y Sebastián van der Bosh. Es un edificio de trazado rectangular, con rasgos arquitectónicos que acentúan su desarrollo en la horizontal y un volumen de gran poder expansivo. Su equipamiento espacial se verifica en respuesta a su función, con patios como patrón de las fuerzas de distribución y de la movilidad en varias direcciones de su planta. Al exterior el organismo ofrece una apariencia majestuosa palacial exhibiendo una independencia propia en su compacta simetría y en el alineamiento de sus vanos en ejes verticales coronados por frontón triangular. Su portada principal coronada por el Escudo Real se encuadra por bellas columnas pareadas y un ligero crescendo de movimiento hacia arriba a través del quebrado frontón. La escueta línea del entablamento fue enriquecida con un remate de balaustrada y adornos sobre pedestales. Los elementos decorativos, en su variedad y sutil dibujo, se inspiran en parte en la tradición local.
obra
La arquitectura holandesa de los años veinte y treinta constituye un capítulo excepcional en la construcción del Movimiento Moderno. Aunque las propuestas neoplasticistas y constructivistas son las más conocidas, no puede olvidarse la obra racionalista y funcionalista de los arquitectos Brinkman y Van der Vlugt, herederos tanto de la estética maquinista y fabril de un Gropius como de la vanguardia más radical. Su fábrica Van Nelle es una de esas obras imprescindibles para explicar la arquitectura del siglo XX en la que el lenguaje arquitectónico se ajusta rigurosamente al programa y a las funciones que en su interior se desarrollan, con un tratamiento de los materiales que nos hablan de la transparencia de la arquitectura y de las relaciones de producción.
obra
El magisterio de Behrens en la definición y planteamiento de los grandes temas de la arquitectura racionalista fue decisivo. La relación entre arte y técnica, la defensa de la objetividad y claridad del diseño, la estandarización y tipificación de la construcción, ocuparon sus preocupaciones. Participó de manera relevante en los debates del Werkbund, pero también persiguió la codificación de un lenguaje monumental para la industria, de un nuevo clasicismo que representase el nuevo estilo de la época. En este sentido, su fábrica AEG es una muestra palpable de la presencia de la memoria de lo clásico en un edificio que no necesitaba de esa apariencia, de esa máscara, con esquinas que representan pilastras almohadilladas, coronadas por un frontón poligonal.