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obra
Van Gogh será un acérrimo defensor de la vida rural como bien lo demuestra en sus obras del periodo de Nuenen. Al llegar a París pudo contemplar directamente los problemas que acompañan a la industrialización y al progreso, recogiendo en esta escena las chimeneas de las fábricas de Asnières vomitando un intenso humo oscuro. En primer plano, en la zona del prado, podemos contemplar una pequeña figurilla, contrastando con la grandeza de las fábricas. Los cielos limpios y claros de otras composiciones - A las afueras de París, por ejemplo - dejan paso a unas tonalidades grisáceas y verdosas producto de la contaminación mientras que el campo mantiene su color amarillento, salpicado de toques de diversos colores. Los tejados rojos de las fábricas sirven como contrapunto alegre a las chimeneas, recortada su inmensidad ante el cielo. Vincent emplea una pincelada diferente dependiendo de la zona que trate; así el primer plano lo crea con toques de pincel contrapuestos sin una forma definida mientras que en las fábricas la pincelada crea los volúmenes. Una vez más, el interés hacia el color y la luz determinada acercan la obra de Van Gogh al Impresionismo, de donde parte para crear un estilo personal.
Personaje Militar Político
La honestidad demostrada por Luscino Fabricio le permitió ser elegido cónsul por los ciudadanos romanos en varias ocasiones. Desde su cargo pudo demostrar su valentía en los conflictos que tuvo que resolver como general. Quizá uno de los hechos más destacados de su vida sea la negociación con Pirro para recuperar los prisioneros conseguidos por el epirota en la batalla de Heraclea.
Personaje Pintor
El padre de Carel Fabritius - llamado Pieter Carelsz - era maestro, sacristán y primer cantor de la iglesia de Midden-Beemster, dedicándose a la pintura en sus horas libres. Esta afición por la pintura la heredarán sus tres hijos, destacando entre ellos Carel. En 1641 está documentado como carpintero, contrayendo matrimonio ese mismo año con Aeltge van Hasselt, trasladándose poco después a Amsterdam donde ingresó en el taller de Rembrandt junto a Samuel van Hoogstraten. Además de perfeccionar su estilo, Carel pudo colaborar con su maestro, especialmente en la ejecución de retratos. Tras el fallecimiento de su esposa en abril de 1643, Fabritius regresa a su ciudad natal, continuando los contactos con su maestro. A partir de 1645 empezaría a trabajar de manera independiente, tomando un estilo propio. En 1650 le encontramos documentado en Delft, casándose con la también viuda Agatha van Pruysen, ingresando en el Gremio de San Lucas en 1652; debido a su nada floreciente posición económica, tuvo que pagar la tasa de inscripción de 12 florines en varios plazos. Los agobios económicos - debía a Jasper de Potter 728 florines - le llevaron a realizar trabajos de segunda categoría aunque también recibía encargos importantes como decoración de habitaciones. Al final de su vida su forma de trabajar se alejará totalmente de Rembrandt para interesarse por la forma, el color y la luz, continuando su estilo Jan Vermeer van Delft. Las circunstancias de su muerte fueron tremendamente desgraciadas: su casa y su taller estaban situados cerca del polvorín de la ciudad. Hubo un accidente el 12 de octubre de 1654 que provocó la explosión del mismo, y Fabritius murió, declarándose un incendio que destruyó muchas de sus obras, atribuyéndosele en la actualidad no más de 14 cuadros. Esa explosión acabó también con la cuarta parte de la ciudad holandesa.
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Conocemos la identidad de este personaje gracias a la inscripción de la tablilla adosada al muro que aparece en la zona superior izquierda del lienzo. Allí se puede leer: "MDLVIII FABRICIUS SALVARESIUS ANNUM AGENS L. TITIANUS OPUS". La amplia figura se presenta ocupando la mayor parte del espacio, acompañado en primer plano por un sirviente negro. Tras Fabricio podemos observar un mueble alto donde se sitúa un reloj, señas indicativas de que nos encontramos con un personaje de alto rango. El lienzo fue cortado en la zona inferior y en la derecha, dotando así de mayor personalidad al modelo. La intensa iluminación empleada resalta el gesto del protagonista, cuya silueta se recorta ante el oscuro fondo neutro. Sus vestidos negros contrastan con los tonos dorados del traje del criado, acentuando el efecto cromático que se hace así más sugerente.
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Los cuadros de género no serán habituales en la producción de El Greco, si bien realizó algunas imágenes como ésta durante su estancia en Roma, consideradas por algunos especialistas como copias de la Antigüedad o ecfrasis. Así surgen las dos versiones del Soplón y las varias Fábulas existentes en el catálogo de Doménikos - el Museo del Prado guarda una imagen muy similar -. Un joven acompañado por un mono y un curioso personaje se afana por encender una vela con una candela, en una escena dominada por la iluminación artificial que tan de moda estaba en Venecia con Tintoretto y Bassano. La luz de la candela ilumina el rostro del joven, crea un aspecto fantasmal del que parece burlarse el hombre que contempla atento la operación. La pincelada rápida, los colores vivos empleados y la temática sitúan esta imagen a las puertas del Barroco.
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Ya en las primeras composiciones Klimt utilizará a la mujer como protagonista, como observamos en esta Fábula, personificada en la mujer desnuda que aparece en el centro de la escena, que deja resbalar la túnica por sus hombros para exhibir su cuerpo. Junto a la Fábula encontramos diversos animales: un león, dos cigüeñas, un zorro, ratones, sapos. La mujer parece sin vida debido a su postura estática, apoyando el peso sobre una de las piernas y con el tronco erguido. Los animales tampoco gozan de mucha más vida como podemos apreciar.Las figuras se incluyen en un paisaje que se abre en la zona de la derecha, mientras que en la izquierda se cierra el espacio con una roca. Abundan las tonalidades oscuras, contrastando con el color blanquecino de la mujer. La influencia del clasicismo de Makart se hace manifiesta, siguiendo Klimt las normas estéticas imperantes en la Viena "fin-de-siecle", tomando como fuentes las escenas venecianas de Tiziano, Correggio o Giorgione.
obra
Frans Snyders, autor de este lienzo, representó con frecuencia escenas de animales en actitudes naturales o en recreaciones fantásticas, como es esta fábula del perro. El tema era muy del gusto de la pintura barroca flamenca, dada a los refranes y las fábulas ejemplares. En este caso, muestra al perro que lleva un pedazo jugoso de carne en la boca, que al pasar por encima de un río queda confundido por su propio reflejo. Considerando que se trata de un rival que también posee un tesoro, le ladra furiosamente y consigue perder la preciada chuleta. Estas escenas fueron abundantemente representadas durante los siglos XVII y XVIII, prestándose además a ser la base para tapices decorativos de las fábricas de Brujas, Amberes y otras ciudades manufactureras.
monumento
Será esta la fachada más grande y espectacular de entrada al templo, de la cual sólo tenemos dibujos hechos por los discípulos de Gaudí. El acceso se hará por siete entradas sobre las cuales unas grandes nubes policromadas simbolizaran la expiación de los pecados después de la muerte y el Juicio, que nos llevarán a la Gloria. Sobre ellas, otras cuatro torres campanario.
video
En el centro de la villa palentina de Carrión de los Condes se levanta la iglesia de Santiago. Construida en el siglo XII, de esta época sólo se mantiene en pie su espléndida fachada, magnífico ejemplo de la influencia greco-romana en el arte románico. Consta de una portada con arco de medio punto y arquivolta figurada, que se apoya en dos columnas, rematado el conjunto por un magnífico friso que representa a Cristo y los Apóstoles. Cristo en majestad viste túnica y manto de ricas guarniciones; en su mano izquierda porta el libro, mientras que con la derecha, desaparecida, debía bendecir. El pantocrátor se rodea del Tetramorfos, los emblemas de los cuatro Evangelistas según la visión del profeta Ezequiel: el ángel de Mateo, el león de Marcos, el águila de Juan y el toro de Lucas. A ambos lados de esta escena se extienden los doce apóstoles en dos grupos, cada uno bajo un dosel trilobulado. La mayoría de ellos han perdido la cabeza, pero podemos observar su deformidad en las proporciones, lo que nos indica la presencia de dos maestros en su ejecución. En la arquivolta encontramos veintidós figuras que representan los oficios medievales. Se puede apreciar dos luchadores enfrentados, un zapatero curtiendo las pieles, un juez que porta una vara en la mano izquierda, un lector con el libro sobre sus piernas, un soplador de herrería con su característico fuelle y un personaje no identificado que levanta su mano derecha sobre el hombro contrario, por citar algunos ejemplos. El conjunto se remata con un león en cada extremo.