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El arquitecto buscaba en esta fachada del templo un gran impacto dramático, y bien lo demostró con un dibujo que hizo de ella cuando estuvo a punto de morir en 1911. Bajo un atrio de columnas que recuerdan huesos, se relatan los hechos de los últimos días de Cristo. Gaudí hubiera escogido el estilo expresionista para dar el carácter conmovedor a éstas escenas pero no vivió el tiempo suficiente para realizarlas. En el año 1988 otro escultor recibe el encargo para realizar las esculturas de esta fachada. Se trata de Josep Maria Subirachs, quién ha dado cohesión a la narración de la Pasión de Cristo. Las imágenes se pueden leer siguiendo la forma de una "S" invertida: la Santa Cena, el Beso de Judas con un criptograma que alude a la edad de la muerte de Cristo, la Flagelación ocupando la parte central inferior, la Negación de Pedro, Jesús ante Pilatos, las tres Marías y el Cirineo, el grupo de la Verónica, el soldado Longinus a caballo y un grupo de soldados jugándose a los dados las pertenencias de Jesús, Cristo en la cruz y el Santo Entierro. El estilo del escultor se define con líneas y perfiles muy marcados, que dan un cierto esquematismo a las figuras pero a la vez las hace muy expresivas. Cabe fijarse en las imágenes de los soldados que nos recordaran a las chimeneas de la Casa Milà, la Pedrera, así como en los retratos de Gaudí (en el extremo izquierdo del grupo de la Verónica) y el del propio Subirachs en la escena del Entierro.
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Entra las obras maestras del Plateresco en Castilla destaca la fachada de la Universidad de Salamanca, fechada en torno a 1529-33, que costó la elevada cifra de 30.000 ducados. Sobre dos puertas gemelas escarzanas separadas por un mainel se desarrolla, a modo de enorme bastidor, todo el programa iconográfico, como si de un retablo se tratara. La fachada está constituida por tres cuerpos sobrepuestos, separados por sus correspondientes frisos El compartimiento inferior está dividido en cinco espacios, apreciándose en el central el retrato de los Reyes Católicos en un medallón, con una leyenda en griego en la que se lee: "Los Reyes a la Universidad y ésta a los Reyes". Los cuatro espacios restantes presentan una decoración vegetal, animal y humana. En la pilastra de la derecha, a la altura del primer cuerpo, se hallan tres calaveras, en una de las cuales encontramos la famosa rana. El segundo compartimiento también está dividido en cinco espacios: en el central, el blasón con las armas de Carlos I rodeadas del collar del Toisón. A la izquierda, el águila imperial bicéfala, y a la derecha, el águila de San Juan. En los medallones de los laterales encontramos la primera controversia entre los expertos: el de la izquierda podría ser Carlos I o Hércules, mientras que el de la derecha sería interpretado como Isabel de Portugal o Hebe. Las figuras que en una concha coronan cada uno de los medallones y escudos también presentan controversia. Las de la zona izquierda podrían ser Jasón y Medea mientras que en la derecha se ubican Escipión, Aníbal o Alejandro. El compartimiento superior es el que más problemas iconográficos presenta. En el centro encontramos un sumo pontífice sentado en su cátedra, rodeado de cardenales y otros personajes. Ha sido interpretado como Martín V, Benedicto XIII o Alejandro IV. En las figuras de la izquierda, Reyes interpreta que se trata de Eva rodeada de Caín, Abel y un ángel mientras que Sebastián y Cortés piensan que estamos ante las representaciones de Venus, Marte, Baco y Príapo, coronados por un relieve de amorcillos y delfines. En la derecha tampoco existe unanimidad; Sebastián y Cortés consideran que la figura central sería Hércules acompañado por Juno y Júpiter o Teseo y Fedra, también coronados por un relieve de amorcillos y delfines; Reyes piensa que se trata de Adán acompañado de sus dos hijas.
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La fachada de Santa María Novella en Florencia es una fachada a modo de telón, delante de una iglesia gótica. Estaba ya realizada la parte del basamento con los nichos de las tumbas, las puertas laterales e incluso los arcos ciegos del primer cuerpo. Alberti la tomará como punto de partida para construir el resto de acuerdo con el nuevo sistema. El comitente de la obra será Giovanni Rucellai, coleccionista y amante de las artes, cuyo nombre aparece, junto a la fecha 1470, en la inscripción del entablamento. La fachada se divide en dos cuerpos. El cuadrado, empleado como módulo para las proporciones, tiene una escala menor en el cuerpo inferior de la fachada, y toda ella se puede inscribir en un cuadrado. Ese motivo resulta dibujado en ambos cuerpos mediante la taracea de mármoles de colores, recurso cromático con el que se expresa esa armonía entre las partes que es fundamento de la arquitectura de Alberti. En esta fachada Alberti emplea las columnas con un claro sentido ornamental. Sirven, por ejemplo, para enmarcar la puerta y, por lo tanto, el eje central del edificio. Además de la columna, el empleo de un frontón clásico es otro elemento tomado del repertorio ofrecido por la Antigüedad, así como la entrada, que recuerda compositivamente al Panteón de Roma. La relación armónica entre el ancho cuerpo inferior y el, mucho más estrecho, cuerpo superior de esta fachada, la resolvió el arquitecto con dos aletones, motivo de gran repercusión en la arquitectura religiosa del siglo XVI. Lo que hace de esta fachada una obra emblemática del primer Renacimiento es que Alberti consiguió incorporar la tradición de un edificio gótico ya construido, integrando elementos como el rosetón o las puertas laterales, en un nuevo diseño caracterizado por la armonía existente entre las partes y de las partes con respecto al todo.
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La fachada del Colegio de San Gregorio de Valladolid es uno de los mejores ejemplos de fachada concebida independientemente de la arquitectura y como ornato para la calle. Su construcción debió finalizarse hacia 1499, vinculándose a Gil de Silóe como el autor. Dos contrafuertes divididos en tres alturas enmarcan la fachada. El vano de la puerta se cobija en un arco carpanel sobre el que encontramos un arco trilobulado con forma conopial en el lóbulo central. La parte superior está dividida en tres calles, con dos alturas en las laterales y una sola en la central. El conjunto se remata con una crestería. El cuerpo bajo de los contrafuertes está decorado con las figuras míticas de los salvajes, armados y con el cuerpo cubierto de vello. En el segundo cuerpo encontramos soldados mientras que en el tercero vuelven a aparecer los salvajes, en este caso vestidos y armados. La puerta de ingreso presenta jambas y dintel decorados con el motivo de la flor de lis. El dintel se cierra con dos enigmáticos personajes sentados que contienen una filacteria. En el tímpano se representa a San Gregorio recibiendo la ofrenda de fray Alonso de Burgos, fundador del Colegio, presentado por santo Domingo de Guzmán. Al otro lado se ubica San Pablo. Las dos calles laterales se inician con la representación de dos figuras simétricas que abren las fauces de un león. Sobre ellos se sitúan ángeles tenantes con la flor de lis y heraldos que visten dalmáticas con el escudo de España. En la calle central se presenta una fuente, en cuyo entorno juegan grupos de niños. De la fuente surge el tronco de un granado que en su parte alta muestra el escudo de los Reyes Católicos, sostenido por dos leones rampantes. De las ramas del granado cuelgan el yugo y las flechas, emblemas de los monarcas.
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Fue la primera del templo en acabarse y consta de tres grandes pórticos rematados por cuatro torres campanarios. Los pórticos hacen alusión a los dogmas del catolicismo y a los orígenes, infancia y adolescencia de Cristo. El pórtico izquierdo, el de la Esperanza, nos muestra las escenas de la Huida a Egipto y la Matanza de los Inocentes. Sobre este nivel y enmarcando el conjunto con un rosario, se observa la imagen del Niño Jesús con una paloma sujeta en las manos, mostrándosela a un sabio bajo la atenta mirada de san Joaquín y santa Ana. La escena superior narra los esponsales de José y María y sobre ella, el mismo José guía una barca con una farola de grandes dimensiones, escena que se ha interpretado como la conmemoración del nombramiento del santo como patrón de la Iglesia Católica. El portal de la derecha, el de la Fe, presenta las escenas de la Visitación de María a su prima Elizabet y la casa de Nazaret dónde María y José observan a Jesús trabajando. En el nivel superior el Niño Jesús flanqueado por Juan Bautista y Zacarías y finalmente, más elevada aún, la escena de la presentación de Jesús en el Templo. En los niveles superiores se representan los principales dogmas del catolicismo: una lámpara como símbolo de la Trinidad; la Inmaculada Concepción; la Eucaristía, representada por racimos de uvas y espigas, y la Providencia Divina, sintetizada con el símbolo de origen medieval de una mano con un ojo incrustado. El pórtico central, el de la Caridad, está flanqueado por dos columnas coronadas por palmeras y sostenidas por dos tortugas y nos muestra el portal de Belén, con las figuras de José, María y el Niño Jesús sostenidas por una columna donde se entrelaza la serpiente que indujo al pecado y una cinta con la genealogía de Cristo. A los lados, el grupo escultórico formado por los reyes magos y los pastores. Sobre la escena del Belén, ángeles cantores y músicos. La mayoría de estas esculturas fueron esculpidas por varios artistas bajo la tutela del maestro Gaudí. Entre ellos destaca Joan Matamala, su hijo Joan, Carles Mani y Ricardo Opisso. Más tarde realizaran las esculturas Jaume Busquets y el japonés Etsuro Sotoo, aún en activo. Sobre los ángeles, la escena de la Encarnación de María rematada por los signos del zodíaco, de claro signo pagano. En la cueva superior otra escena, la Coronación de la Virgen como Reina de los Cielos, también del escultor Joan Matamala. Jesús corona a María y a ambos lados, las figuras de san José y de un varón, tal vez el representante de la congregación josefina. Sobre ellos, el anagrama de Jesús con una cruz y las letras alfa y omega. Justo encima encontramos un huevo con el mismo anagrama recubierto de mosaico veneciano y un pelícano, cuyo mito cuenta que este animal desgarra su vientre para dar de comer a sus crías, símbolo del sacrificio de Jesús. Otro símbolo culmina el portal. Se trata de un ciprés, el Árbol de la Vida, que da morada a múltiples palomas. En su extremo superior y rematando el portal, la letra tau T de color rojo, con dos bandas doradas en forma de X, sobre la que descansa una paloma, imagen final de la Trinidad.
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