Adorno típico de la arquitectura maya, situado sobre el techo de una construcción para dotarla de mayor verticalidad. Para ganar ligereza solía ser hueco o calado.
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acepcion
Adorno de labores caladas muy utilizado en el estilo ojival, que se colocaba en el borde de una techumbre y otras partes altas de los edificios.
Personaje
Religioso
Natural de Damasco, Andres de Creta fue elegido obispo de Gortyna (Creta) cargo desde el que participó en la herejía monoteísta durante un breve periodo de tiempo. Se le considera el introductor en Constantinopla de la liturgia de Jerusalén.
contexto
La isla de Creta se encuentra también en una situación privilegiada para entrar en contacto con los pueblos más desarrollados del tercer milenio, en las costas orientales del Mediterráneo. Las relaciones con Egipto, Chipre y Levante ponen las bases para un desarrollo cultural sobre la recepción de productos elaborados a cambio de exportaciones de madera para las construcciones del Egipto faraónico. En Creta se van configurando estructuras de poder en manos de quienes se muestran capaces de controlar los bienes ahora apreciados. El tercer milenio es, así, un período de transformaciones en que se introduce el uso de los metales controlados por grupos reducidos de la población que promueven el desarrollo desigual entre distintos puntos de la isla y dentro de las mismas comunidades. La zona más desarrollada en este período fue la de la costa oriental, además de algunos lugares del centro, en la costa norte, que pueden haber tenido desde entonces contactos con las Cícladas. Así, pudo influir también en la isla de Creta el apogeo del Bronce Antiguo en el Egeo a mediados del tercer milenio, hasta el punto de que, en algún momento, el desarrollo de la cerámica parece indicar una cierta homogeneización. A partir de un momento, en la costa sur, en que también aparecen signos de contacto con Libia, se puede hablar de una cultura minoica antigua difundida por la isla, aunque con rasgos heterogéneos. Las comunidades primitivas subsisten y dejan su rastro en los enterramientos, a pesar de que la introducción de la metalurgia introduce relaciones violentas entre las comunidades. Con el segundo milenio se notan de manera más aguda las consecuencias del cambio; por un lado, por la aparición de grandes conjuntos urbanos, de raíz agrícola, pues la agricultura experimenta los efectos de los cambios y los orienta hacia la nueva vida urbana. Por otro lado, el palacio como construcción y como institución aparece como reflejo de la capacidad acumulativa provocada por los cambios, vertida hacia una mayor capacidad para controlar las producciones básicas. La riqueza agrícola, el desarrollo de la metalurgia y los intercambios marítimos se convierten en los fundamentos para la creación de una cultura original altamente desarrollada, capaz de construcciones potentes y monumentales, destinadas no sólo a servir de utilidad, sino también a impresionar, como modo de representar el poder de quienes los hacen construir y los saben organizar. Paralelamente, parece desarrollarse la cultura espiritual, con una presencia religiosa cuya organización no parece ajena a la del poder político, en una figura que podría asimilarse a la de los reyes-sacerdotes del Próximo Oriente. Desde muy pronto, dentro del segundo milenio, se desarrolla también la escritura jeroglífica, que se continuarla en la lineal en los momentos de integración con los griegos de Micenas. También en el segundo milenio se revelan restos de intervenciones importantes en el exterior, gracias a los impulsos dados por contactos anteriormente llevados a cabo en posición subalterna. Ahora son los cretenses los que colonizan algunas de las islas Cícladas e, incluso, desde 1700 a.C., se detecta un asentamiento cretense en Citera, enfrente del extremo suroriental de la península del Peloponeso. En Melos hay un palacio minoico del Bronce Medio, en Egina restos de fortificación y en otras islas huellas de diverso orden. Da la sensación de que, en el segundo milenio, proliferaron entre las islas las acciones que pudieran calificarse de piráticas, consecuencia de los desequilibrios provocados por las nuevas formas de difusión de la riqueza, de modo que el legendario rey Minos se dedicó a limpiar el mar de bandidos, incluidos los carios, que poblaban entonces la isla de Delos, según Tucídides. El mismo autor habla de la talasocracia cretense, que llegaría a Atenas, para justificar la tradición según la cual los atenienses tenían que pagar un tributo humano, de jóvenes de uno y otro sexo en la edad de iniciarse en la integración colectiva, del que los libró el héroe Teseo, benefactor de la ciudad en lucha contra monstruos como el minotauro. Si en el minoico medio parece que la zona más avanzada fue en general la franja central de la isla, de norte a sur, a partir de 1600 a.C., en que se inicia el minoico reciente, el poder parece concentrado en un solo palacio, el de Cnosos. Aquí es donde el apogeo parece más definido y donde los rituales femeninos, relacionados con cultos zoomórficos vinculados al toro, representados en las figuras de Minos, Pasifae y Ariadna, se convierten en instrumentos de control ideológico, modos de utilización del mundo imaginario que, a pesar de haber surgido de los sectores más vinculados a la tierra y preocupados por la reproducción, quedan en manos, como todo control, del poder organizado, de tal modo que las mujeres de las clases poderosas y las diosas conservan en su nuevo papel una posición socialmente dominante. Tal era la situación cuando se produjo en Creta la irrupción de los griegos micénicos, que aprovecharon aspectos autóctonos como la escritura lineal A, que fue utilizada por el griego como lineal B, e introdujeron aspectos formales y culturales que trajeron desde el continente. Ahora Creta queda incorporada a la civilización micénica.
Personaje
Literato
Apoyó a Pompeyo y luego a César. Es autor de una "Historia de las guerras de los romanos al mando de Pompeyo". De esta obra sólo se conservan algunos fragmentos.
escuela
<p>El arte de la civilización minoica en Creta durante la Edad de Bronce (2000-1500 a.C.) refleja su profunda admiración por el mundo animal, marino y vegetal. Estos motivos, presentes en frescos y cerámica, también inspiraron joyas, vasos de piedra y esculturas. Los artistas minoicos se deleitaban en diseños fluidos y naturalistas, logrando una vitalidad ausente en el arte contemporáneo del Oriente Próximo. Además de sus cualidades estéticas, el arte minóico nos ofrece valiosas pistas sobre las prácticas religiosas, sociales y funerarias de una de las primeras culturas del Mediterráneo antiguo.</p><p>Como pueblo navegante, los cretenses mantenían contacto con numerosos países alrededor del Egeo, lo cual se refleja en las influencias orientales, babilonias y egipcias visibles en sus primeras formas artísticas, así como en el comercio, especialmente de cerámica y alimentos. Intercambiaban aceite y vino por objetos preciosos y materias primas, como el cobre de Chipre y el marfil de Egipto. Los artistas minoicos estaban constantemente expuestos a nuevas ideas y materiales que utilizaban para crear su arte único.</p><p>El arte minoico no sólo era funcional y decorativo, sino que también cumplía una finalidad política, especialmente en las pinturas murales de los palacios, donde se representaba a los gobernantes realizando tareas religiosas para reforzar su papel como líderes de la comunidad. Es importante recordar que los objetos artísticos solían estar reservados para la élite gobernante, una minoría en comparación con el resto de la población, mayoritariamente compuesta por campesinos. Las obras de arte se convertían así en un medio para subrayar las diferencias sociales y el estatus político de quienes podían poseerlas.</p><p>La cerámica minoica pasó por varias fases de desarrollo. La primera fue el estilo pre-palacial, conocido como Vasiliki, con superficies decoradas en rojo y negro y elementos decorativos añadidos en relieve.</p><p>Posteriormente, encontramos la cerámica de Kamarés, probablemente originaria de Festo y perteneciente al periodo de los Primeros Palacios (2000 # 1700 a.C.). Su introducción coincidió con la llegada del torno de alfarero a Creta. Los distintivos de la cerámica de Kamarés son los patrones animados en blanco y rojo sobre un fondo negro. Predominan las formas geométricas, pero también hay representaciones impresionistas de peces y pólipos, así como figuras humanas abstractas. A veces se añaden pechinas y flores en relieve a los vasos. Las formas de recipientes más comunes incluyen jarras de pico, copas, píxides (cajitas con tapa), cálices y los pithoi (tinajas muy grandes hechas a mano, a veces de hasta 1,7 m de altura) utilizados para conservar alimentos.</p>
obra
Se aprecia en esta obra un cierto japonesismo y la influencia de los dibujos de Toulouse-Lautrec, pero todo ello al servicio de una visión personal que obedece al expresionismo característico de Nonell. En este caso, a medio camino entre el tenebrismo y un intento riguroso y científico de reflejar a los tipos deformados por el cretinismo. En la inmediatez y en la sinceridad de la imagen se aprecia el impacto sufrido. Nos habla de todo ello en un idioma universalmente comprendido: la espontaneidad del dibujo. Domina la línea, busca la vivacidad del trazo y la nitidez de los contornos que además, en su sinuosidad, se acercan a las soluciones formales de la plástica finisecular.
obra
Nos encontramos ante un estudio preparatorio para una de las figuras del lienzo Coleccionista de grabados dentro del más puro estilo Fortuny. La figura se ubica en el centro de la tabla, vistiendo la característica casaca, rodeado de numerosos pergaminos y objetos decorativos que recuerdan la afición coleccionista del propio pintor. La luz inunda la estancia para crear un efectivo ritmo al distribuir acertadamente las sombras y crear una sensación ambiental que recuerda a Velázquez o Murillo. El exquisito dibujo se compagina con una pincelada rápida y certera que repara en detalles a pesar de su fluidez, obteniendo un estilo personal y digno de elogio. Los colores elegidos forman una alegre gama cromática, ligeramente rota por la tonalidad rosácea de la levita, obteniendo las calidades de las telas con una maestría sublime. La tabla está dedicada a su querido amigo Moragas y fechada en 1870, aunque su ejecución sería anterior.
obra
Courbet empleó como modelos para esta obra de temática campesina a sus hermanas Zoé (la cribadora de espaldas) y Juliette (sentada), especulándose si el niño es el hijo del pintor, Desiré Binet. Las figuras se sitúan en una habitación a pesar de la potente iluminación que caracteriza la escena, destacando el colorido de sus vestidos que recuerdan a Las Hilanderas de Velázquez. Los sacos de trigo y la pared desconchada sirven de fondo a una composición en la que encontramos una estrecha relación con los trabajos de Millet. El dibujo es soberbio, destacando la volumetría de las figuras y los pliegues de las telas, sin virtuosismo pero también sin olvidar los detalles. El gesto de cansancio de la mujer sentada pone de manifiesto la capacidad como retratista de Courbet mientras que el contraste lumínico y cromático de la figura del niño y el aparato que maneja recuerdan a Caravaggio. Desconocemos el significado exacto de la escena, pudiendo aludir al progreso de las actividades agrícolas debido a la Revolución Industrial.