DICTADURA FRANQUISTA Y TRANSICION DEMOCRATICA
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Datos principales
Desarrollo
1.El primer franquismo . La nueva España de Franco . La represión . Las fuerzas armadas . El principio de la autarquía . Franco y la Segunda Guerra Mundial . La tentación alemana . Tensión política interna . De la no-beligerancia a la neutralidad . Presión y nuevas estrategias políticas . La fase final de la Guerra Mundial . La metamorfosis del Régimen . El resurgimiento de la oposición . Las reformas de 1945 . Franco, aislado . La legitimación como Monarquía . La decadencia de la ofensiva de la oposición . El final del ostracismo . El Nacional Catolicismo . Economía: autarquía, estancamiento, desarrollo . Crecimiento desigual . Cultura y educación . Gobierno y diplomacia . Apertura al exterior . Las posesiones africanas . Los conflictos políticos de 1956-1957 . Hacia la tecnocracia y el autoritarismo burocrático . Falangistas y militares . Mayor control policial .
El Plan de Estabilización de 1959 . Tímida liberalización . Una nueva sociedad . Bibliografía sobre el primer franquismo. 2.El final del franquismo . España: un país industrial y de servicios . Las medidas preestabilizadoras . El Plan de Estabilización . El desarrollismo . La transformación social . Demografía y emigración . Estructura de clases y nivel de vida . Relaciones laborales y conflictividad social . La acción de gobierno . De las familias a las asociaciones del Movimiento . Los Gobiernos tecnocráticos . La democracia sindical . La política represiva . La institucionalización . La designación de un sucesor . La crisis . La crisis del Régimen . Los Gobiernos de Carrero Blanco . La Iglesia: crisis y cambio . La labor de la oposición . Los Gobiernos vacíos: Arias Navarro . La política exterior . El proyecto Castiella . La guerra ocultada .
La ofensiva europea . El amigo americano . La descolonización de Guinea . La cuestión gibraltareña . La diplomacia del tardofranquismo . El abandono del Sahara . La oposición democrática . Vieja y nueva oposición . Oposición y movimientos sociales . La oposición nacionalista . Auge y renovación del antifranquismo . Bibliografía sobre el final del franquismo. 3.La transición española . El comienzo del postfranquismo . La transición española en el marco de la "tercera ola" . La Monarquía de Juan Carlos I . Arias Navarro o la reforma imposible . El peso del franquismo . El fracaso de Arias . El Gobierno Arias en la historia de la Transición . La reforma se hace realidad . Una ley para el cambio político . Entre el terrorismo y el golpe militar . La legalización del PCE . Los partidos políticos y la sociedad española . Las izquierdas . Elecciones de junio de 1977 .
El consenso constitucional . El proceso constituyente . La Constitución de 1978 . Los nacionalismos y ETA . Hacia el final de la transición . El declive de Suárez . Voto de censura . El 23-F . La gestión del Gobierno Calvo Sotelo . Crisis en el centrismo . El PSOE, por el reformismo al poder . La otra izquierda . Los socialistas en el poder . Consolidación de una democracia con problemas . La política exterior durante la transición . Evolución económica . Cambio social . Bibliografía sobre la transición española.
El primer franquismo
Dentro del periodo del primer franquismo, se pueden distinguir, afortunadamente, dos momentos: en 1945 el régimen sufrió su primera metamorfosis para poder sobrevivir en la posguerra de la demócrata Europa occidental. La política económica se hizo algo más moderada, la economía por fin empezó a crecer, casi se acabaron las ejecuciones políticas y la represión se atenuó. En esta segunda fase, entre 1945 y 1959, se pueden rastrear las primeras huellas de la España contemporánea.
Más información La nueva España de Franco
Cuando Francisco Franco anunció el final de la guerra civil el 1 de abril de 1939, era más poderoso de lo que había sido ningún gobernante en la Historia de España hasta ese momento. El nuevo régimen de Franco era el más centralizado que había habido en el país. Tomó como modelo los nuevos Estados de un solo partido y su candidato principal era la Falange Española.
Más información La represión
La incorporación de casi un tercio del país al nuevo Régimen en los primeros meses de 1939 supuso la ola más grande de detenciones en la Historia de España. Al final de 1939 la población de prisioneros llegó a ser de 270.719, aunque en el transcurso de un año disminuiría considerablemente.
Más información Las fuerzas armadas
El protagonismo en el nuevo Estado no fue tanto para los falangistas como para las Fuerzas Armadas, que habían iniciado la rebelión del 18 de julio y habían salido victoriosos. Durante la primera fase de la posguerra, el Ejército jugó un papel más destacado que el partido único, ya que tenían puestos de mayor relevancia.
Más información El principio de la autarquía
Francisco Franco y sus ministros tenían su programa particular para llevar a cabo una política nacionalista y estatal, que fomentara un rápido desarrollo dentro de una estructura de propiedad privada, pero bajo un fuerte control del Estado y hasta cierto punto, de propiedad pública. Con este fin, el 5 de junio de 1939 Franco anunció que España debía llevar a cabo su reconstrucción sobre la base de la autosuficiencia económica o autarquía, lo que suponía un paralelismo con las políticas del momento en Italia y Alemania.
Más información Franco y la Segunda Guerra Mundial
En 1939 la política española estaba claramente orientada hacia Italia y Alemania, las dos potencias que habían contribuido a la victoria de Franco en la Guerra Civil. Eran los máximos ejemplos del nuevo sistema autoritario en Europa y constituían una nueva alineación cuya fuerza crecía de forma constante.
Más información La tentación alemana
La asombrosa conquista de Francia por Alemania entre mayo y junio de 1940 alteró drásticamente la política inmediata del Régimen. A mediados de junio casi toda la opinión política y militar en Madrid dio un giro de 180 grados hacia Alemania. La ambición española ahora era formar parte del nuevo orden victorioso y, más concretamente, establecer un nuevo imperio español en el noroeste de África.
Más información Tensión política interna
A pesar de la prominencia de la guerra y de los acontecimientos internacionales, las dos crisis de 1941 y 1942 estuvieron motivadas por rivalidades políticas internas. Franco demostró su habilidad para maniobrar con astucia entre los sectores políticos que sustentaban el Régimen y, en general, fortaleció su administración con ministros nuevos que no sólo fueran completamente leales sino más eficaces política y administrativamente. El Ejército continuó con su papel protagonista, pero la FET -más servil ahora que antes- siguió teniendo cierta influencia.
Más información De la no-beligerancia a la neutralidad
El Alto Estado Mayor realizó un estudio de la situación militar europea el 19 de mayo de 1943 en el que llegó a la conclusión de que el final más probable del conflicto sería la derrota alemana y el dominio de la Unión Soviética en Europa. A medida que cambiaba la situación internacional, la presión de los Aliados sobre España se hizo más fuerte. Cuando los medios españoles informaron de la caída de Italia en septiembre, el 1 de octubre Franco, ataviado con su uniforme de Almirante en vez del atuendo falangista, anunció el final de la no beligerancia española y la nueva política de neutralidad vigilante.
Más información Presión y nuevas estrategias políticas
El cambio en el equilibrio del poder que se dio en 1942-43 y la presión interna contra el Régimen, trajeron como consecuencia el inicio de una redefinición de la política española. La innovación institucional más sobresaliente que hizo el Régimen fue la instauración de unas Cortes corporativas.
Más información La fase final de la Guerra Mundial
A principios de 1944 la política económica de los Aliados se hizo mucho más dura. Anunciaron la suspensión total de los envíos de petróleo a España hasta que se pusiera fin a la exportación de materias primas estratégicas a Alemania. En el verano de 1944 España se incorporó, de hecho, al entramado militar de los Aliados, a los que se concedió el derecho de sobrevolar el espacio aéreo español, de realizar controles antisubmarinos y de evacuar heridos de Francia pasando por España.
Más información La metamorfosis del Régimen
Durante la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial Franco había mantenido relaciones más cercanas con Alemania e Italia que con los Aliados, no sólo porque estaba a favor del Eje y creía que ganarían la guerra, sino también porque reconocía que una derrota del Eje podría tener consecuencias muy graves para el futuro de su Régimen. Tras la guerra, ninguno de los Estados occidentales vencedores estaba dispuesto a levantarse en armas contra el Gobierno de Madrid, pero se instaba a la oposición interna a que llevara a cabo la acción por su cuenta.
Más información El resurgimiento de la oposición
Los partidos republicanos más moderados en el exilio habían estado prácticamente inactivos durante varios años, pero recuperaron el entusiasmo con el cambio de situación que produjo el final de la Segunda Guerra Mundial. Se formó -en el extranjero- una nueva coalición de todas las fuerzas republicanas liberales y de izquierdas, menos los comunistas. Estos mientras tanto -el Partido Comunista Español- formaron su propio frente político armado en Francia y los anarquistas organizaron una agrupación diferente para pasar a la acción inmediata. La oposición monárquica lanzó su propia campaña el 19 de marzo de 1945, con el Manifiesto de Lausana que redactó don Juan desde Suiza.
Más información Las reformas de 1945
Francisco Franco era consciente de que se encontraba ante la coyuntura más crítica en la historia del Régimen y de que tendría que llevar a cabo ciertos cambios para sobrevivir en el mundo de la posguerra de la Europa occidental socialdemócrata. En la primavera de 1945 Franco ya había diseñado con bastante detalle sus futuras acciones. Habría que introducir nuevas leyes fundamentales para dar al Régimen un contenido jurídico más objetivo y proveerlo de algunas garantías civiles básicas.
Más información Franco, aislado
En el informe de un subcomité especial del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se decía que el Régimen de Franco era un régimen fascista y consideraba que era una amenaza potencial aunque no de hecho para la paz. El 12 de diciembre, la Asamblea General votó por 34 votos a favor y seis en contra, con 13 abstenciones, que no se reconociera diplomáticamente el Régimen español a no ser que se instaurara pronto un gobierno representativo. Esto trajo como consecuencia la retirada del embajador británico, el último representante destacado de la diplomacia internacional en Madrid.
Más información La legitimación como Monarquía
La primera estrategia del Régimen para adquirir legitimidad había sido acentuar sus características católicas, la segunda sería hacer mayor uso del monarquismo. El 27 de marzo estaba preparada la nueva Ley de Sucesión. En el primer artículo estipulaba que España, como unidad política, es un Estado católico, social y representativo, que, de acuerdo con su tradición, se declara constituido en Reino. En el segundo, que La Jefatura del Estado corresponde al Caudillo de España y de la Cruzada, Generalísimo de los Ejércitos, Don Francisco Franco Bahamonde. Se declaraba así que el Estado español era una monarquía que Franco podía gobernar hasta su muerte o incapacidad.
Más información La decadencia de la ofensiva de la oposición
La ofensiva que lanzó la oposición inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial tenía tres aspectos fundamentales: la organización de un maquis armado o guerrillas para atacar puestos de la policía en zonas rurales y robar bancos en las ciudades, la reanudación de la actividad huelguística en las zonas industriales y la reanudación de actividades organizadas por los grupos políticos clandestinos. Los tres tipos de actividad tuvieron su punto culminante en los años 1946-47. La oposición armada todavía tenía capacidad de acción y en varias ocasiones en 1948-49 hubo tiroteos en las calles de Barcelona por los guerrilleros anarquistas, pero estos brotes rebeldes eran cada vez más débiles.
Más información El final del ostracismo
El inicio de la Guerra Fría en Europa en los años 1947-48 preparó el camino hacia el final del boicot formal del Régimen. El presidente norteamericano Truman siempre fue hostil a Franco, pero la opinión pública en general estaba empezando a cambiar en Estados Unidos, especialmente entre el Ejército, que estaba buscando apoyo estratégico en el Mediterráneo. Tanto la política de las Naciones Unidas como la de Estados Unidos habían cambiado y en diciembre de 1950 se nombró, por primera vez en cuatro años y medio, un embajador en Madrid.
Más información El Nacional Catolicismo
Uno de los aspectos más asombrosos de la España de la posguerra fue la nueva introducción de ritos religiosos en los aspectos más formales de la vida. Los años 40 trajeron consigo una vuelta a muchos aspectos de la vida religiosa. El número de personas que asistía a misa aumentó, se reconstruyeron muchos edificios religiosos y subieron todos los índices relacionados con la práctica religiosa. En 1942 estaban en pleno apogeo las nuevas misiones populares dedicadas a la cristianización masiva, que continuarían funcionando durante más de una década.
Más información Economía: autarquía, estancamiento, desarrollo
El Régimen de Franco empezó aplicando una política económica que se puede llamar fascista; es decir, fuerte control del Gobierno, regulación y estimulación de una economía basada en la propiedad privada. La economía estatal definía perfectamente el temperamento y las ideas de Franco. Era un ignorante del funcionamiento de la economía -como casi todos los dictadores- y creía que se podía lidiar con ella como lo hacía un general con su ejército: dando órdenes y directrices desde arriba sobre cómo debía comportarse.
Más información Crecimiento desigual
Las medidas económicas hicieron que el PIB creciera en un 7,9 por ciento entre 1951 y 1958, convirtiéndose en uno de los más altos del mundo. En siete años se dobló la producción industrial. Pero era un crecimiento desigual y poco profundo. Durante años el sistema sufriría enormes parones en el desarrollo, especialmente en la red de carreteras y el transporte. La energía eléctrica se extendió mucho, pero la demanda crecía más rápido. El consumo se mantuvo en unos niveles muy bajos por la productividad limitada y los bajos salarios. Además, la calidad de muchos de los productos elaborados bajo la protección estatal para captar el mercado interno era inferior.
Más información Cultura y educación
La victoria de los nacionales en 1939 trajo consigo un nuevo orden en la cultura y la educación española, que pondría todo su énfasis en el nacionalismo y la religión, dentro de un marco de autoritarismo cultural y tradicionalismo. evistas literarias y culturales falangistas como Vértice, 1937-46, y Escorial, que se empezó a publicar en 1940, jugaron papeles de gran importancia durante una época, y en ellas colaboraron figuras literarias falangistas como Dionisio Ridruejo, Pedro Laín Entralgo, Rafael Sánchez Mazas, Eugenio Montes, Agustín de Foxá y Luis Rosales, entre otros.
Más información Gobierno y diplomacia
En 1950 el Régimen de Franco estaba más asentado que en la década anterior. Había acabado con la oposición y no existía presión alguna para que se liberalizara el Régimen. Aunque Franco siempre sería persona non grata para la Europa occidental democrática, se estaban empezando a establecer relaciones normales con su Gobierno y la oposición interna comenzaba a desistir de que se le pudiera derrocar.
Más información Apertura al exterior
En estos años mejoraron paulatinamente las relaciones del Gobierno con El Vaticano, Estados Unidos y numerosas organizaciones internacionales. España entró a formar parte de la Organización Mundial de la Salud en 1951, en la UNESCO en 1952 y en la Organización Internacional del Trabajo en 1953. Las negociaciones militares con Estados Unidos seguían su proceso, y culminaron con tres acuerdos ejecutivos que conformaban el llamado Pacto de Madrid, que se firmó el 26 de septiembre de 1953.
Más información Las posesiones africanas
En marzo de 1956 Francia otorgó oficialmente la independencia a su zona de Marruecos y un mes después, el Gobierno español, ante los disturbios constantes en su Protectorado, no tuvo más remedio que hacer lo propio. La pérdida repentina del Protectorado fue un duro golpe para el orgullo del Régimen, aunque quedaban las ciudades de población española, Ceuta y Melilla en la costa norte, el enclave de Sidi Ifni al sur de la costa atlántica de Marruecos, y Cabo Juby y el Sahara español al sur del país, así como la Guinea española.
Más información Los conflictos políticos de 1956-1957
Entre 1956 y 1957 se produjeron incidentes de respuesta al régimen de Franco, mucho más importantes de lo que las respuestas de Franco parecían indicar, ya que fue la primera crisis interna de envergadura a la que tuvo que enfrentarse el Régimen en 14 años. Los acontecimientos demostraban que después de 15 años el Régimen estaba perdiendo el control de la juventud en las universidades más importantes, donde antes había tenido un apoyo limitado o, al menos, no había resistencia.
Más información Hacia la tecnocracia y el autoritarismo burocrático
En un memorándum, fechado el 26 de enero, Carrero Blanco insistía en que era necesario reforzar la autoridad personal de Franco después de los sucesos del año anterior -huelgas, disturbios entre los estudiantes, la pérdida de Marruecos y la frustrada reforma institucional. La elección que hizo Franco de sus nuevos miembros de gobierno suponía una nueva pérdida de protagonismo de la Falange y mayor preocupación por la preparación técnica de los mismos. El primero que entró fue Laureano López Rodó. Otros dos miembros del Opus Dei recibieron las carteras económicas más importantes. Alberto Ullastres sustituyó a Arburúa en el Ministerio de Comercio; Finanzas lo ocupó Mariano Navarro Rubio.
Más información Falangistas y militares
Francisco Franco se aseguró que hubiera cuatro falangistas en el nuevo gabinete. Después de 15 años decidió reemplazar al veterano Girón, sustituyéndole el veterano líder sindical Fermín Sanz Orrio, y otro sindicalista, José Solís Ruiz, tomó el puesto de Arrese como Secretario General. Fernando María Castiella vino a reemplazar a Martín Artajo en Asuntos Exteriores.
Más información Mayor control policial
La oposición izquierdista tradicional, desmembrada por los sucesos de finales de los 40 nunca llegaría a recuperarse. Sin embargo, se reforzó el control de la policía. Una ley del 22 de marzo de 1957, permitía que en actividades colectivas ilegales, como las huelgas, en que no se pudiera identificar a los responsables, se detuviera a aquellos con puestos de responsabilidad o de mayor veteranía entre los involucrados.
Más información El Plan de Estabilización de 1959
El Plan de Estabilización de 1959
En los años 1957 y 1958 se inició lentamente una serie de reformas económicas con el fin de equilibrar el presupuesto e introducir una política monetaria más sólida. Ullastres unificó los múltiples tipos de cambio pero no realizó una devaluación en toda regla, ni encontró el medio de poner fin a las numerosas restricciones todavía en vigor sobre el comercio y la inversión. Para intentar controlar la inflación Navarro Rubio, Ministro de Finanzas, subió las tasas de redescuento del Banco de España y fijó un límite al redescuento.
Más información Tímida liberalización
Con lentitud, Navarro Rubio, Ullastres y López Rodó empezaron a diseñar el esquema de un programa de liberalización y estabilización económicas. Este giro se consideró un gran éxito de los nuevos ministros de economía que se ganaron el sobrenombre de tecnócratas. Después de sus dudas, Franco dio todo su apoyo a esta nueva política. Durante la década que siguió a estos cambios, la economía española disfrutó de la mayor prosperidad de toda su historia, con una tasa de crecimiento sólo superada por la de Japón.
Más información Una nueva sociedad
Durante los últimos 15 años del Régimen, se le restó importancia a la ideología política más activamente que antes, y se puso toda la atención en el desarrollo y en la prosperidad material, como objetivos fundamentales. Los principios políticos de Franco nunca cambiaron, pero el Régimen se fue haciendo más moderado y relativamente más tolerante con la diversidad y el pluralismo, pero se seguiría reprimiendo cualquier intento de oposición política directa.
Más información El final del franquismo
Al final de los años cincuenta, el régimen instaurado tras la guerra civil va a sufrir importantes cambios que le alejan de sus orígenes y le permiten obtener mayores apoyos, aunque éstos sean pasivos. En el campo jurídico-político se cierra la etapa del desarrollo y se abre la de la institucionalización, que tendrá su máximo exponente en la Ley Orgánica del Estado y en la proclamación de don Juan Carlos como sucesor a la Jefatura del Estado.
Más información España: un país industrial y de servicios
Desde finales de los años cincuenta España sufre dos cambios fundamentales: un intenso y prolongado crecimiento económico y una profunda transformación social. Un tercer cambio, el político, va a seguir sin realizarse, pese a ciertas modificaciones habidas.
Más información Las medidas preestabilizadoras
El nuevo Gobierno salido de la crisis de febrero de 1957 había introducido en el área económica a una serie de tecnócratas que trataron con éxito de variar profundamente la política económica que hasta el momento se había venido llevando a cabo.
Más información El Plan de Estabilización
Durante 1960 se pusieron en marcha medidas reactivadoras que favorecieron la expansión de la economía española. Buena muestra de ello fue el cambio habido en el comportamiento de la banca, que a finales de año contaba con unas reservas de activos líquidos lo suficientemente importantes como para poder financiar el incremento de las demandas de inversión. En 1960 el superávit presupuestario fue de 5.600 millones, es decir, un 35,8% más que en 1959. Al mismo tiempo aumentaron las exportaciones, dando como resultado un hecho inusual en nuestra historia económica: el superávit de la balanza comercial de 1960.
Más información El desarrollismo
Desde 1960 a 1975 la Renta Nacional creció ininterrumpidamente, pasando de 568.243 millones de pesetas (en pesetas de 1958) a 1.562.071, es decir, casi se triplicó. También aumentó el Producto Interior Bruto (PIB) y la renta per cápita (en pesetas constantes de 1970) que pasó de 35.791 pesetas en 1960, a 83.238 en 1975. Estos datos ponen de manifiesto, que las medidas establecidas por el Plan de Estabilización al poco tiempo de su puesta en marcha permitieron un crecimiento intenso y prolongado de la economía española.
Más información La transformación social
Desde los años cincuenta los cambios experimentados en los fenómenos demográficos reflejan una población que abandona aceleradamente el campo para trasladarse a las ciudades o a países extranjeros. Ello supuso una profunda intensificación del fenómeno urbanizador, así como una variación de la estructura sectorial de la población activa, pasando en poco tiempo de ser un país rural a otro urbano, y de tener una economía de base agrícola a otra industrial y de servicios. Lo que llama la atención de los citados cambios es la aceleración con que se llevan a cabo.
Más información Demografía y emigración
A lo largo del siglo XX se produjo un profundo cambio demográfico en España. En los primeros ochenta años la población se duplicó, la tasa bruta de natalidad se redujo a menos de la mitad, y como consecuencia de ello se modificó la estructura de la población por edades, disminuyendo el porcentaje de jóvenes y adultos, e incrementándose el de mayores de 65 años, con el consiguiente envejecimiento de la población. Asimismo, la tasa bruta de mortalidad se redujo a menos de la tercera parte, a la vez que descendió drásticamente la mortalidad infantil, y la esperanza de vida se duplicó con creces
Más información Estructura de clases y nivel de vida
Desde la década de los sesenta, destacan dos hechos: la tendencia hacia una terciarización de la actividad y el dominio de los asalariados en la estructura productiva. La industrialización creciente supuso una fuerte demanda de trabajadores cualificados y un descenso en consecuencia de la proporción de obreros no cualificados. Dentro del proceso de terciarización, se observa la consolidación de un importante sector de autónomos y de trabajadores independientes en la industria y en los servicios, que se mantiene en torno al 11% de los activos durante la década de los sesenta y setenta.
Más información Relaciones laborales y conflictividad social
Desde comienzos de la década de los sesenta y hasta 1975 se produjo un alza en la conflictividad laboral, con diversas oscilaciones en función de la negociación colectiva y de los efectos de la represión.
Más información La acción de gobierno
La inesperada crisis de Gobierno de febrero de 1957, considerada como una verdadera crisis de Estado por los derrotados falangistas, trajo consigo una profunda remodelación de la clase política del régimen de Franco. No sólo cambiaron doce de los dieciocho ministros, sino que las salidas de Girón o Martín Artajo y la marginación de Arrese pusieron fin a toda una época.
Más información De las familias a las asociaciones del Movimiento
Con el transcurso de los años sesenta, se produjo la marginación o el pase a la oposición de fracciones de las familias franquistas tradicionales. Esto ocurrió sobre todo en el caso de los monárquicos y los carlistas pero incluso entre los falangistas y los católicos hubo una división respecto a su posición en el seno del régimen franquista.
Más información Los Gobiernos tecnocráticos
El cambio de Gobierno de julio de 1962 supuso la desparición de los veteranos Arrese, Sanz Orrio o Arias Salgado, desgastado por el tratamiento informativo de Munich, mientras que la incorporación más importante era la de Manuel Fraga. El joven ministro había sido previamente colaborador de Joaquín Ruiz Giménez en Educación, de Solís en la Secretaría General del Movimiento y, sobre todo, de su amigo Castiella en el Instituto de Estudios Políticos.
Más información La democracia sindical
Tras el Plan de Liberalización y Estabilización Económica de 1959, José Solís intentó intervenir en el control de las consecuencias sociales de la nueva política económica. Durante 1960 Solís ordenó una modificación importante del reglamento de elecciones sindicales mediante el cual se ampliaba la representatividad de los cargos sindicales.
Más información La política represiva
El crecimiento de las protestas sociales, la apertura exterior y la diversificación de las formaciones opositoras tuvo una traducción en la política represiva de la dictadura. En mayo de 1963 el Gobierno de Franco aprobará la creación del tristemente famoso Tribunal de Orden Público (TOP).
Más información La institucionalización
Además de la reforma sindical, el Gobierno de 1965 emprendió tres medidas institucionalizadoras fundamentales como la Ley de Prensa, la Ley Orgánica del Estado y la definición de un sucesor a la jefatura del Estado.
Más información La designación de un sucesor
El 22 de julio de 1969, Franco pronunció un discurso ante el Pleno de las Cortes, preparado por el ministro Silva Muñoz, en el que anunciaba la decisión de nombrar sucesor al príncipe Don Juan Carlos, lo que suponía la instauración de una nueva monarquía del Movimiento y no la restauración de la monarquía liberal. Don Juan Carlos era nombrado sucesor bajo el título, sugerido por López Rodó, de Príncipe de España.
Más información La crisis
A la tensión en el seno del Gobierno por los proyectos de reforma sindical y de asociaciones del Movimiento, se unió el escándalo MATESA, que habría de resultar el detonador final de la crisis de octubre de 1969. Franco se vio impotente para arbitrar unas diferencias en el seno del Gobierno que tenían un aspecto de revancha. El vicepresidente Carrero consideró negligente y malintencionado el comportamiento de Fraga y de Solís, reforzando su anterior criterio partidario de su sustitución.
Más información La crisis del Régimen
Entre 1969 y 1975 el régimen instaurado tras la Guerra Civil muestra síntomas de agotamiento. El principal de ellos es el propio decaimiento físico del dictador, junto a las cada vez más visibles tensiones y divisiones en el seno del propio régimen, el creciente distanciamiento de la Iglesia y el aumento de la capacidad de presión de la oposición.
Más información Los Gobiernos de Carrero Blanco
El periodo que se abre con el nombramiento del nuevo Gobierno y se cierra tras el asesinato de Carrero, supone un cambio en la dinámica política de los años anteriores, y ello por varios motivos: el primero, por el creciente alejamiento de Franco de las decisiones políticas, debido a su estado de salud, y el cada vez mayor protagonismo de Carrero; en segundo lugar, por la creciente parálisis de la acción gubernamental, lastrada por importantes divisiones internas; y en tercer lugar, por la ampliación numérica de los actos de la oposición, su cada vez mayor audiencia y, lo que es más significativo, por el cambio cualitativo en su composición.
Más información La Iglesia: crisis y cambio
Uno de los apoyos más firmes que tuvo el "Nuevo Estado" fue el de la Iglesia, que aportó su poder ideológico y legitimador para la construcción y desarrollo del franquismo. Este apoyo no varió durante las dos primeras décadas del Régimen, pero desde los años sesenta se multiplican las actividades favorecedoras de ciertos cambios en un ambiente de crisis de identidad de la propia Iglesia y de sus relaciones con la sociedad.
Más información La labor de la oposición
La labor de la oposición a Franco se concretó en la creación e impulso de una serie de movimientos sociales estrechamente vinculados, que favorecieron la aparición de conflictos continuados de naturaleza política. Tres características definen a la oposición desde los años sesenta hasta la muerte de Franco: 1) Hegemonía de la oposición interior sobre la exterior. 2) La división dentro de la oposición. 3) Debilidad, tanto en el número de militantes como en la capacidad de movilización.
Más información Los Gobiernos vacíos: Arias Navarro
Las principales características de este periodo vienen marcadas en primer lugar por la creciente indefinición en la actuación del Gobierno, que se mueve a impulsos tan dispares como el endurecimiento de la represión y el aislamiento internacional que debe soportar durante los últimos meses de la vida de Franco; en segundo lugar, por la interinidad del Príncipe de España y el creciente deterioro físico de Franco; y en tercer lugar, por la mayor audiencia pública de la oposición.
Más información La política exterior
Durante la segunda mitad de los años cincuenta el régimen de Franco completó el ingreso en los organismos internacionales. Al retorno a la Organización Internacional del Trabajo en 1956 se sumó el ingreso en la Organización Europea de Cooperación Económica y el Fondo Monetario Internacional.
Más información El proyecto Castiella
La etapa ministerial de Castiella se extendió durante casi trece años. Una etapa en la que diseñó todo un programa de política exterior para España mediante el cual se pretendía incorporar a nuestro país a la corriente de unificación europea, sin descuidar las tradicionales relaciones con Iberoamérica y los países árabes.
Más información La guerra ocultada
En noviembre de 1956 cerca de 2.000 hombres armados de un Ejército de Liberación marroquí atacaron a las guarniciones españolas, que tuvieron que replegarse hacia los principales núcleos urbanos de la costa. Las últimas tropas españolas abandonaron las zonas del protectorado en Marruecos en 1961.
Más información La ofensiva europea
La ofensiva europea
El 9 de febrero de 1962 el Gobierno de Franco, a través del ministro Castiella, solicitó del Mercado Común una apertura de negociaciones para la asociación con vistas a una adhesión futura. La reacción de los Gobiernos ante la petición española fue positiva en los casos de Alemania y Francia, mientras que otras potencias europeas evitaron un pronunciamiento prematuro. Por el contrario, la petición de asociación desató rápidamente campañas de opinión antifranquistas. Por fin, en 1967, cinco años después de la primera solicitud española, la CEE ofreció un Acuerdo Preferencial.
Más información El amigo americano
Además de los sueños de una homologación europea, la otra gran apuesta de la gestión de Castiella para la normalización de España en Occidente fue la obtención de una relación más equilibrada con Estados Unidos que cubriese las necesidades defensivas españolas.
Más información La descolonización de Guinea
Tras el fracaso del proyecto de homologación europeo y de equilibrio con Estados Unidos, el ministro Castiella regresó a sus obsesiones nacionalistas. La política de prestigio con Iberoamérica y los países árabes cobró mayor importancia, sobre todo una vez que el ministro decidió plantear la cuestión gibraltareña en las Naciones Unidas. La internacionalización del problema de Gibraltar exigía resolver los restos de colonialismo español en África.
Más información La cuestión gibraltareña
Una vez que la diplomacia española se sumó al criterio descolonizador de las Naciones Unidas en septiembre de 1963, la cuestión de Gibraltar pasó a un primer plano de los objetivos del ministro Castiella. Además Castiella inició una política de bloqueo y sanciones hacia Gibraltar que entorpecía las actividades económicas de la colonia británica y el funcionamiento de la base militar. Esta política de enfrentamiento con Londres limitó las posibilidades españolas ante la OTAN y enturbió las negociaciones con los Estados Unidos.
Más información La diplomacia del tardofranquismo
Tras la caída de Castiella, el nuevo ministro de Exteriores, Gregorio López Bravo, intentó quitar hierro a la cuestión gibraltareña. Aunque la frontera siguió cerrada, el régimen franquista abandonó las campañas de prensa y no volvió a plantear la cuestión ante las Naciones Unidas.
Más información El abandono del Sahara
En 1974 España concedió cierto grado de autonomía al Sahara, impulsando un partido político prohispano que contrapesara la creciente influencia del independentista Frente Polisario. El contencioso hispano-marroquí se trasladó al Tribunal Internacional de La Haya. Los planes de descolonización de la administración española parecía que llegarían por una vez a buen puerto, pero la enfermedad de Franco precipitó la situación. Al mismo tiempo que el Tribunal Internacional fallaba favorablemente a las tesis españolas en octubre de 1975, el monarca marroquí Hassan II decidió aprovechar la coyuntura para montar la operación conocida como "la marcha verde".
Más información La oposición democrática
Durante el período de apogeo del poder de Franco, la repercusión de las actividades antifranquistas sobre la estabilidad de la dictadura fue mucho más reducida que durante la década de los cuarenta o de la que habría de alcanzar a partir de 1970. No obstante, la oposición mantuvo el papel de ejemplo moral y, además, desde 1956, se inició la prehistoria de lo que habría de ser el sistema de partidos existente con la restauración de la democracia. Por otro lado, la transformación de la sociedad española permitió el surgimiento de la protesta de movimientos sociales que, con el tiempo, alimentaría de nuevo las maltrechas filas de la oposición.
Más información Vieja y nueva oposición
Los primeros síntomas de los cambios sociales se produjeron desde 1956 con protestas universitarias y huelgas obreras todavía circunscritas, no obstante, a ciudades como Madrid o las áreas industriales y mineras del Norte y Noreste de España. Pero de estas luchas surgieron nuevos cuadros para la izquierda, la creación de nuevas formaciones antifranquistas y, sobre todo, el replanteamiento general de las políticas opositoras.
Más información Oposición y movimientos sociales
Durante el decenio de los sesenta los movimientos sociales tuvieron en el campo de la oposición un inesperado protagonismo. En realidad, la consolidación de Comisiones Obreras, la protesta nacionalista y el sindicalismo estudiantil fueron los hechos esenciales de la actividad opositora.
Más información La oposición nacionalista
Sin duda, la oposición en las nacionalidades históricas tiene un peso específico en la trayectoria del antifranquismo. En zonas como Cataluña o el País Vasco los partidos nacionalistas y sus plataformas unitarias. tuvieron una especial relevancia como posición a Franco.
Más información Auge y renovación del antifranquismo
Aunque la oposición política y los movimientos sociales no pudieron derribar al régimen franquista, su creciente implantación avivó la división de la clase política del mismo, restando posibilidades a los proyectos de reforma que no tuvieran como horizonte la restauración de la democracia. Por todo ello, el papel de la oposición en el final del Régimen radicaba sobre todo en la conformación de una cultura democrática en la sociedad, en la preparación de la representación de ésta y en el legado que la histórica conservaba en el plano de la legitimidad.
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sí como la guerra civil hizo nacer un régimen que duró hasta 1975, a partir de esta fecha se trató de fundamentar una nueva convivencia iniciando un camino nuevo. La memoria de la guerra civil, como catástrofe que era preciso evitar, contribuyó muy positivamente a la transición democrática que inauguró nuestra actualidad y lo hizo de un modo ejemplar para buena parte del mundo.
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La transición española se produjo en un momento en que era menos patente ese proceso de expansión de la democracia que luego los acontecimientos vendrían a confirmar. No existían modelos próximos que parecieran hacer posible el proceso sin una derrota externa. Sin embargo, el resultado fue positivo y resultó tan inesperado que durante algún tiempo despertó el interés en todas las latitudes.
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Sería muy incorrecto presentar como lineal el desarrollo de la democracia en el mundo. Por el contrario, lo característico de la misma ha sido un desarrollo mediante una sucesión de oleadas, la primera de las cuales se inició en el siglo XVII. La segunda fue consecuencia de la victoria de los aliados durante la segunda guerra mundial en 1945 y, en el Mediterráneo, produjo la democratización de Italia y la de Turquía. La tercera ola de democratización se inició en Grecia y Portugal, obtuvo en España el primer éxito importante, cruzó el Océano hasta la América española y logró un triunfo espectacular en los países del Este a partir de 1989.
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La situación no era desde luego nada confortable para su sucesor cuando se produjo el fallecimiento de Franco. Pero estuvo perfectamente claro desde un primer momento que Juan Carlos I sabía muy bien cuáles habían de ser los principios en los que había de fundamentar la convivencia nacional.
Más información Arias Navarro o la reforma imposible
Aparte de sus propias limitaciones personales, la indigencia de Carlos Arias Navarro se hizo especialmente patente porque el gabinete que formó le había sido impuesto y no pocos de sus ministros estaban muy por encima de él. Poco a poco, con el paso del tiempo se descubrió que ni tan siquiera era un gabinete propiamente dicho: "Aquí no hay orden ni concierto, ni propósito, ni coherencia, ni unidad", escribiría un desesperado Areilza en sus memorias.
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La primera decepción profunda en la opinión pública respecto a la persona del presidente del Gobierno se produjo en el mes de enero de 1976. Su discurso ante las Cortes consistió apenas en unas cuantas concesiones verbales inconcretas y demostró de manera fehaciente su incapacidad de trascender las pautas ideológicas del pasado.
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Desde la oposición se había utilizado el término ruptura para expresar la voluntad de modificación fundamental de las instituciones frente a los indefinidos propósitos del Gobierno identificados con una reforma. Sin embargo, las únicas posibilidades radicaban en un intento de reforma sustancial con el que llegar a la democracia, con o sin la colaboración de la oposición, o un retorno a la dictadura. A la altura de la primavera de 1976 Arias Navarro no podía ser el protagonista de ese intento.
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En los comienzos del verano de 1976 estaba claro que la ruptura era imposible, pero la ruptura pactada lo era todavía más y la reforma parecía casi irrealizable si dependía de un presidente de Gobierno como Arias.
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Si se puede considerar la etapa del Gobierno Arias como la fase final del régimen de Franco, la que se inició a continuación supondría el comienzo del camino hacia la democracia. En este momento, la elección de Suárez de entre los tres jóvenes ministros reformistas tiene una fácil explicación. Tenía unas características biográficas óptimas para conseguir la aprobación de una ley de reforma política y no levantaba prevenciones por la mezcla entre su aparente inanidad y su simpatía. Le ayudaba, en fin, su condición de persona de la misma generación que el Rey.
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A fines de verano se inició la redacción de una ley de reforma política en la que participaron, sobre todo, Fernández Miranda, Osorio y Lavilla. El proyecto, que fue objeto de varias redacciones, parece haber tenido siempre bien claros los propósitos fundamentales. La ley había de resultar aceptable para la oposición y conducir de manera rápida a unas instituciones de carácter democrático. El texto de la Ley de Reforma Política debía ser ratificado en referéndum nacional. Los resultados del referéndum, celebrado el día 15 de diciembre de 1976, con una participación un poco por encima del 77% tan sólo arrojaron un 2,6% de votos negativos y un 3% en blanco.
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Desde el momento en que los españoles aprobaron la Ley de Reforma Política hasta que se celebraron las elecciones de junio de 1977 transcurrieron muchas semanas y hubo momentos en que parecía que las dificultades iban a producir el colapso del programa reformista. Al menos hubo dos ocasiones en las que pareció que la reforma estaba en gravísimo peligro: la primera en el mes de enero de 1977, cuando la doble presión del terrorismo de distinta significación pudo provocar un enfrentamiento de los españoles, y la segunda en la Semana Santa, con la legalización del Partido Comunista.
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La matanza de los abogados de Atocha provocó numerosas muestras de solidaridad, a la vez que demostró que el PCE era capaz de controlar a sus masas y actuar de una manera extremadamente responsable. La legalización del Partido Comunista tuvo lugar el día 9 de abril de 1977, en plena Semana Santa. Desde diciembre de 1976, en realidad, el PCE estaba en una situación de tolerancia. En febrero de este año había regresado del exilio su principal dirigente, Santiago Carrillo, permaneciendo oculto aunque también mantenía contactos con la oposición.
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La opinión pública comenzó a centrar su interés más que en las dificultades del proceso de transición en la inminente campaña electoral que debí concluir en unas elecciones libres. Une vez legalizado el Partido Comunista, ya podía concurrir a ellas la práctica totalidad de los partidos políticos existentes. En e mes de marzo se aprobó una Ley Electoral que reunía las condiciones necesarias para ser aceptada por todas las fuerza políticas.
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Sin ninguna duda, el principal beneficiario de la situación del centro político fue el Partido Socialista Obrero Español. Los socialistas, dirigidos por Felipe González, no consiguieron unificar en las siglas del PSOE a la totalidad de quienes así se denominaban. El sector más importante que continuó su propio camino fue el Partido Socialista Popular de Enrique Tierno Galván. Las expectativas electorales del Partido Comunista eran grandes porque durante el régimen de Franco el propio sistema había identificado a toda la oposición con el comunismo.
Más información Elecciones de junio de 1977
Julián Marías, que tuvo una gran influencia durante la transición a la democracia, escribió que en esos meses "España había sido devuelta a los españoles". Sin duda la fecha de esta devolución sería la de las elecciones constituyentes, el día 15 de junio de 1977. La entrega a los españoles de su propio destino había comenzado el verano de 1976 con el proceso de liberalización, pero España no llegó a ser una democracia hasta ese día.
Más información El consenso constitucional
El consenso constitucional
Las elecciones del mes de junio de 1977 supusieron, en la práctica, la apertura de un proceso constituyente. La paradoja fue que las Cortes Constituyentes se encontraban con que no existía texto legal vigente que determinara la responsabilidad del Gobierno ante el Parlamento. Sólo en el mes de noviembre de 1977 se aprobó una disposición en este sentido que venía a servir, de hecho, como avance de la futura Constitución.
Más información El proceso constituyente
El problema de mayor trascendencia de todo el período fue la elaboración de la Constitución. En el proceso de redacción de la Constitución, la derecha y los comunistas desempeñaron un papel menor pero desde un principio quedó claro que no aceptarían que el texto fuera redactado tan sólo por UCD y PSOE.
Más información La Constitución de 1978
La Constitución de 1978 consta de 11 títulos y 169 artículos a los que hay que añadir las disposiciones adicionales, transitorias y derogatorias. Una buena prueba de la dificultad del consenso reside en que una de estas últimas, relativa a la necesidad o no de disolver las Cortes constituyentes, motivó complicadas negociaciones entre los grupos políticos. El título preliminar avanza las características básicas definitorias del texto del que proporciona su primera definición.
Más información Los nacionalismos y ETA
La reivindicación nacionalista se inició en el País Vasco y Cataluña porque en ellas el sentimiento de peculiaridad estaba muy arraigado. El franquismo había sido socialmente minoritario en estas dos sociedades y, durante él, existieron en el exilio unos Gobiernos procedentes de las instituciones autonómicas creadas de acuerdo con la Constitución de 1931. Por ello es lógico que después de las elecciones de 1977 la reivindicación de la autonomía se hiciera especialmente presente.
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La aprobación definitiva de la Constitución de 1978 planteaba la posibilidad de la celebración inmediata de unas elecciones. Adolfo Suárez fue siempre partidario de llevarlas a cabo de modo inmediato. Los resultados de las elecciones de marzo de 1979 confirmaron las tendencias de 1977. El sistema de partidos siguió siendo polipartidista con variaciones mínimas pero significativas.
Más información El declive de Suárez
En el año y medio siguiente a las elecciones se produjo el declinar de Suárez como político y como presidente, sumido en la perplejidad como gobernante e incapaz de solucionar unas disputas en su partido que le tuvieron a él como principal motivo. Su primer error comenzó en el mismo debate de investidura para la formación de un nuevo gabinete. Es muy significativo el hecho de que pretendiera una votación sin debate propiamente dicho, lo que suponía un testimonio de sus temores a la actuación ante el Congreso.
Más información Voto de censura
Con ocasión de la presentación del nuevo Gobierno en el Congreso de los Diputados en mayo de 1980 el PSOE sometió a Adolfo Suárez a un voto de censura que jugó un papel fundamental en su declive político. Suárez, en otro tiempo tan brillante en la iniciativa, había demostrado una preocupante tendencia a la dejadez y la desorientación. Su respuesta ante el voto de censura fue tímida e insuficiente. Su presentación por parte de Felipe González supuso la potenciación, ante la opinión pública, de su personalidad política, que dio la sensación de tener la capacidad para desempeñar el gobierno de la nación.
Más información El 23-F
Mientras tenía lugar la segunda votación para la investidura del sucesor de Suárez, en la tarde del 23 de febrero de 1981, el teniente coronel Tejero, con los guardias civiles transportados en cuatro autobuses ocupó el Congreso de los Diputados, secuestrándolos. La sublevación fue derrotada por el escaso apoyo militar al golpe y la oposición firme del Rey y de las fuerzas políticas, así como de la inmensa mayoría de los ciudadanos
Más información La gestión del Gobierno Calvo Sotelo
El nombre de Leopoldo Calvo Sotelo para la Presidencia del Gobierno fue sugerido por el mismo Suárez. Colaborador estrecho de éste, el nuevo presidente nunca se adscribió a una tendencia en el seno de UCD. El Gobierno se encontró con una situación muy difícil agravada por la crisis económica y su propia fragilidad parlamentaria.
Más información Crisis en el centrismo
El resultado del deterioro de la UCD fue que un partido político que había jugado un papel trascendental en la transición española a la democracia concluyó su vida en las elecciones parlamentarias de octubre de 1982.
Más información El PSOE, por el reformismo al poder
La transformación experimentada durante los dos congresos celebrados en 1979 resultó esencial para el socialismo español. Desde unos planteamientos de carácter muy radical pasó a adoptar una postura reformista que conectaba mucho mejor con la actitud mayoritaria de la sociedad española.
Más información La otra izquierda
Paralelo al crecimiento del PSOE, el PCE experimentó una fuerte división interna, que permitió a los socialistas conquistar una parte del electorado izquierdista que hasta el momento les había resultado vedada.
Más información Los socialistas en el poder
Las elecciones generales de octubre de 1982 se pueden considerar, en cierta manera, como el momento final de ese proceso histórico que fue la transición española a la democracia. En el terreno institucional, la transición concluyó en diciembre de 1978, pero en términos de historia política se puede decir que finalizó en octubre de 1982.
Más información Consolidación de una democracia con problemas
La característica principal de la etapa de gobierno socialista ha sido la estabilidad. No sólo el presidente, Felipe González, ha sido el mismo sino que, además, la duración de las etapas ministeriales ha sido excepcionalmente larga: los ministros han durado, salvo caso excepcional, entre tres y cuatro años y las principales carteras han sido desempeñadas durante una década, hasta 1993, por tan sólo un par de personas (Boyer y Solchaga, la de Hacienda; Morán y Fernández Ordóñez, la de Exteriores).
Más información La política exterior durante la transición
La transición a la democracia supuso, como es natural, el predominio de la política interna sobre la exterior. Sin embargo, se debe tener en cuenta también que la democratización equivalía a europeización y a equiparación con el resto del mundo occidental por lo que, con muchos matices, se puede decir que los dos procesos resultaron paralelos. En términos generales, con la única excepción del ingreso en la OTAN, la política exterior española se desarrolló en el consenso y en un muy claro segundo término con respecto al resto de las cuestiones políticas.
Más información Evolución económica
Del período franquista la economía española surgió con una herencia que era, a la vez, la constatación de graves deficiencias y el testimonio de un cambio muy importante producido en un período excepcionalmente breve de tiempo. En 1973, con la crisis del petróleo, se planteó para una España que había cambiado mucho desde comienzos de siglo, una situación especialmente difícil.
Más información Cambio social
La transformación de España en el terreno económico no se puede disociar de ninguna manera de un cambio que ha tenido lugar al mismo tiempo en la sociedad. Esta afirmación no sólo vale para la etapa socialista sino también para la anterior de la UCD porque, en realidad, en este aspecto, como en tantos otros, la obra de los socialistas en el poder ha sido mucho más de continuidad con el pasado que de ruptura con él.
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