Piedra preciosa, de forma convexa, pulimentada y no tallada.
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acepcion
Cordel delgado confeccionado a partir de fibras de maguey, que empleaban los taínos en el arte de la pesca.
lugar
Cacabelos está situado entre los 500 - 700 m. de altitud, en el centro de la región leonesa del Bierzo. Cuenta con una población ligeramente superior a los cinco mil habitantes. Los datos más antiguos que se tienen sobre el poblamiento de Cacabelos se remontan al Paleolítico, ya que se han encontrado materiales líticos en las terrazas del río Cúe. También de la Edad del Bronce y de la segunda Edad del Hierro se han hallado restos abundantes de objetos metálicos. Los historiadores romanos Floro y Orosio relatan el intenso proceso de romanización de toda la zona leonesa y la aparición de Bergidum Flavium, ciudad que algunos sitúan a la altura de la actual Cacabelos; ésta era el centro administrativo de los numerosos yacimientos auríferos que los romanos explotaron en el Bierzo. En el siglo V, los suevos se asentaron al noroeste y, un siglo después, serán los visigodos quienes lleguen a la zona, pasando Bérgido a formar parte de la diócesis de Astorga. Cacabelos se menciona por primera vez en el siglo X, y, concretamente, en la donación de Vermudo II al monasterio de Carracedo. Durante toda la Edad Media Cacabelos fue creciendo progresivamente, gracias en gran parte al Camino de Santiago, aumentando su patrimonio religioso con la construcción de iglesias. A esto debemos añadir su riqueza agrícola y la concesión de Sancho IV, en 1291, de una feria anual de 15 días de duración. Durante la Edad Moderna, pasó a formar parte del Marquesado de Villafranca, heredero del Conde de Lemos, a quien el arzobispo Rodrigo de Luna había donado la villa en 1458. Durante estos siglos, Cacabelos fue una villa de alrededor de mil habitantes, con iglesias y hospitales encargados de ayudar a los peregrinos que viajaban a Santiago de Compostela. Fue una de las zonas de batalla franco - inglesas durante la guerra de Independencia y, de hecho, aquí murió el general Colbert. La desaparición de los Señoríos jurisdiccionales ha convertido a Cacabelos en municipio, que integran la villa y los pueblos de Quilós, Arborbuena y Pieros.
lugar
La zona arqueológica de Cacaxtla (en lengua náhuatl "lugar de los cacaxtli" o "el lugar del morral del mercader") está situada a escasa distancia de la población de San Miguel del Milagro, en el Estado de Tlaxcala (México). Las edificaciones de origen prehispánico se encuentran en lo alto de un cerro cuyas laderas tienen cortes artificiales, a modo de fosos, probablemente con fines defensivos. Las excavaciones han puesto de manifiesto un periodo de ocupación que abarca desde el 300 d.C. - 1100 , y cuya etapa más importante coincide con el lapso de transición del Clásico tardío hasta los principios del Postclásico o lo que es lo mismo, desde el 600 hasta el 900, siendo abandonada hacia el siglo XI. Alrededor del 800, cuando el poder de las ciudades mayas de etapa Clásica y Teotihuacan empezó a apagarse, en México central surgieron algunos centros donde se desarrollaron culturas de carácter regional, influenciadas por otras culturas. Quienes habitaron allí durante dicho lapso eran gentes de filiación olmeca-xicalanca, conocidos también como olmecas tardíos, comunidad de mercaderes y guerreros procedentes de la costa del Golfo. Éstos estuvieron asentados en la región desde mediados del 300 y, una vez consolidado su poder, establecieron la capital en Cacaxtla. Durante su apogeo se dio una dispersión de los habitantes, que se repartieron en 200 aldeas aproximadamente. Con esta división territorial surgieron los cacicazgos como forma típica de organización política regional, lo que supone la existencia de varios gobernantes con derecho de mando similar. Dicha polarización del poder derivó seguramente en conflictos internos, hecho que se advierte en la aparición de fortificaciones. El creciente militarismo institucionalizó la figura del guerrero, quien debió de adquirir una preeminencia social definitiva, como reflejan las pinturas murales en la ciudad. Las pinturas dejan entrever que la finalidad de la guerra era la de obtener el mayor número de prisioneros a sacrificar, análogamente a lo que sucedió durante la última fase de la civilización maya. Arquitectónicamente, se trata de una ciudad palaciega cuyo centro ceremonial mide alrededor de 1700 m. de largo por 800 m. de ancho y consta de varias plataformas amplias, altas y escalonadas para salvar los desniveles del terreno. Entre éstas hay fosos profundos cuya función sería defensiva y en cada terraza encontramos una serie de edificios. El Gran Basamento es una estructura piramidal con cinco pilares centrales y, dentro de él, cuenta con otras construcciones como el Patio Hundido, el Montículo Y, el Edificio C, las Conejeras y el Edificio B, cubriéndose estructuras de etapas anteriores. La importancia de Cacaxtla reside en sus magníficas y numerosas pinturas murales realizadas entre el 750 y el 850 por unos artistas que combinaban técnicas mayas y teotihuacanas y donde la figura humana ocupa un lugar central. La técnica utilizada fue el fresco mediante pigmentos de colores (azul, amarillo, rojo, blanco y negro). El ciclo de frescos más completo está dividido en dos partes por la escalinata del palacio del que formaba la rica ornamentación, y refleja escenas bélicas. Los guerreros, tanto vencedores como prisioneros, van suntuosamente vestidos y todos ellos están representados a tamaño casi natural. También hay escenas de carácter mitológico (hombre-pájaro y hombre-jaguar). Las pinturas murales denotan influencia de diferentes culturas, como la maya (pinturas de Bonampak) y motivos iconográficos de México central. Los símbolos de una escritura en glifos que adornan las imágenes presenta similitudes con los de Teotihuacan, con los zapotecas y los mixtecas de Oaxaca. Por el momento esta escritura no ha sido todavía descifrada. Una de las teorías más aceptadas acerca de las pinturas es que se trató de un lugar de reunión de los comerciantes que iban a la zona maya procedentes del Altiplano. Los murales parecen reseñar un cisma religioso, quizás producido por el choque de los grupos sureños con los del centro.
contexto
En el solar que ocupa la Cáceres actual ya estuvieron asentadas diversas poblaciones durante el Paleolítico Superior. Los restos más antiguos de ocupación humana son una serie de pinturas rupestres y útiles hallados en la Cueva de Maltravieso. En tiempos de los romanos, hacia el año 25 a.C., se funda una colonia, denominada Norbensis Caesarina, nombre debido al procónsul Caius Norbanus Flaccus. Tras la caída del imperio romano, la etapa visigoda nos resulta una incógnita, debido a la escasez de fuentes. Sí sabemos que las luchas familiares y políticas entre Leovigildo y Hermenegildo afectaron a la colonia de Norba, que debió empezar un periodo de decadencia. La invasión musulmana hace que la población pase a llamarse Al-Cazires o Quazris, constituyéndose en un importante baluarte en la lucha contra los cristianos. Durante la Reconquista, Cáceres es objeto de fuertes disputas. En 1166 es temporalmente tomada por Geraldo Sempavor. En 1169 es conquistada por Fernando II de León y, un año más tarde, se fundan los Fratres de Cáceres, orden de caballeros cuya misión es defender la fortaleza. En el año 1173 pasa de nuevo a manos musulmanas, conquistada por Abú Ya'qub. Éste ordena reconstruir sus murallas sobre los restos de los antiguos muros romanos. El 23 de abril de 1229 Alfonso IX conquista definitivamente la ciudad para los cristianos, siendo incorporada al reino de León. A partir de este momento, leoneses y castellanos se disputarán la posesión de la villa, confrontación que terminará con la unión de ambos reinos. La ciudad cristiana crece a medida que se va alejando la frontera de la guerra con los musulmanes: se edifican palacios y casas solariegas, principalmente en torno a la Plaza de Santa María y la Plaza de San Mateo, gracias a la llegada de gentes del norte peninsular. Durante la guerra civil castellana, las familias nobles se dividen entre los que apoyan a Juana y los que apoyan a Isabel. El triunfo de ésta tendrá como represalia que las torres de las casas y palacios de los seguidores de Juana sean desmochadas. El Cáceres medieval no puede entenderse sin tener en cuenta a su importante judería. Existe un barrio judío intramuros, ahora llamado "Judería Vieja". Y también un importante contingente mudéjar, cuya mejor muestra es la llamada Casa Mudéjar, del siglo XIV. El esplendor de Cáceres llegará durante los siglos XV y XVI, especialmente durante el reinado de los Reyes Católicos y Carlos V. El arribo de tesoros americanos -no debemos olvidar el hecho de que muchos conquistadores fueron extremeños- favorece el desarrollo de Cáceres. En consecuencia, surgen buena parte de los palacios y casas señoriales que podemos apreciar en la actualidad, todos ellos de marcado estilo renacentista, como el Palacio de los Toledo-Moctezuma, reformado con oro mejicano a finales del siglo XVI por los descendientes (Juan Cano Moctezuma), de la princesa azteca Isabel de Moctezuma y su esposo Juan Cano Saavedra. En 1780 Cáceres es favorecida por su designación como sede de la Real Audiencia en 1780. Durante el siglo XIX vive una existencia tranquila, sólo perturbada por el paso de la expedición carlista del general Gómez, en 1836. Unos pocos años antes, en plena remodelación administrativa de España, había sido nombrada capital de la Alta Extremadura. Ciudad Patrimonio de la Humanidad y una de las que cuenta con mayor patrimonio histórico-artístico de Europa, en Cáceres podemos ver un nutrido conjunto monumental. Del siglo I es el Arco del Cristo, construcción romana. Los árabes dejaron la Torre de Bujaco, el Arco de la Estrella o la Torre Desmochada. La iglesia de Santiago fue construida entre los siglos XII y XIII, siendo reconstruida mucho más tarde. También del XIII es su espléndida Concatedral de Santa María, reconstruida en los siglos XV y XVI, así como el Palacio Episcopal, éste con modificaciones realizadas hasta el siglo XVII. Del siglo XIV son las iglesias de San Mateo, con reformas en los siglos XVI y XVIII, o la Casa de Los Mayoralgo. Mayor representación artística dejaron el siglo XV y su sucesor, el XVI: la Torre de las Cigüeñas, las casas del Sol, del Molino, de los Pereros, del Mono, de los Golfines de Abajo o de los Carvajal. No podemos dejar de citar a la Casa de los Ovando, renacentista, de los siglos XVI-XVII; o el Convento de Santa Clara, barroco, o la Iglesia de San Francisco Javier, del siglo XVII.
lugar
En el solar que ocupa la Cáceres actual ya estuvieron asentadas diversas poblaciones durante el Paleolítico Superior. Los restos más antiguos de ocupación humana son una serie de pinturas rupestres y útiles hallados en la Cueva de Maltravieso. En tiempos de los romanos, hacia el año 25 a.C., se funda una colonia, denominada Norbensis Caesarina, nombre debido al procónsul Caius Norbanus Flaccus. Tras la caída del imperio romano, la etapa visigoda nos resulta una incógnita, debido a la escasez de fuentes. Sí sabemos que las luchas familiares y políticas entre Leovigildo y Hermenegildo afectaron a la colonia de Norba, que debió empezar un periodo de decadencia. La invasión musulmana hace que la población pase a llamarse Al-Cazires o Quazris, constituyéndose en un importante baluarte en la lucha contra los cristianos. Durante la Reconquista, Cáceres es objeto de fuertes disputas. En 1166 es temporalmente tomada por Geraldo Sempavor. En 1169 es conquistada por Fernando II de León y, un año más tarde, se fundan los Fratres de Cáceres, orden de caballeros cuya misión es defender la fortaleza. En el año 1173 pasa de nuevo a manos musulmanas, conquistada por Abú Ya'qub. Éste ordena reconstruir sus murallas sobre los restos de los antiguos muros romanos. El 23 de abril de 1229 Alfonso IX conquista definitivamente la ciudad para los cristianos, siendo incorporada al reino de León. A partir de este momento, leoneses y castellanos se disputarán la posesión de la villa, confrontación que terminará con la unión de ambos reinos. La ciudad cristiana crece a medida que se va alejando la frontera de la guerra con los musulmanes: se edifican palacios y casas solariegas, principalmente en torno a la Plaza de Santa María y la Plaza de San Mateo, gracias a la llegada de gentes del norte peninsular. Durante la guerra civil castellana, las familias nobles se dividen entre los que apoyan a Juana y los que apoyan a Isabel. El triunfo de ésta tendrá como represalia que las torres de las casas y palacios de los seguidores de Juana sean desmochadas. El Cáceres medieval no puede entenderse sin tener en cuenta a su importante judería. Existe un barrio judío intramuros, ahora llamado "Judería Vieja". Y también un importante contingente mudéjar, cuya mejor muestra es la llamada Casa Mudéjar, del siglo XIV. El esplendor de Cáceres llegará durante los siglos XV y XVI, especialmente durante el reinado de los Reyes Católicos y Carlos V. El arribo de tesoros americanos -no debemos olvidar el hecho de que muchos conquistadores fueron extremeños- favorece el desarrollo de Cáceres. En consecuencia, surgen buena parte de los palacios y casas señoriales que podemos apreciar en la actualidad, todos ellos de marcado estilo renacentista, como el Palacio de los Toledo-Moctezuma, reformado con oro mejicano a finales del siglo XVI por los descendientes (Juan Cano Moctezuma), de la princesa azteca Isabel de Moctezuma y su esposo Juan Cano Saavedra. En 1780 Cáceres es favorecida por su designación como sede de la Real Audiencia en 1780. Durante el siglo XIX vive una existencia tranquila, sólo perturbada por el paso de la expedición carlista del general Gómez, en 1836. Unos pocos años antes, en plena remodelación administrativa de España, había sido nombrada capital de la Alta Extremadura. Ciudad Patrimonio de la Humanidad y una de las que cuenta con mayor patrimonio histórico-artístico de Europa, en Cáceres podemos ver un nutrido conjunto monumental. Del siglo I es el Arco del Cristo, construcción romana. Los árabes dejaron la Torre de Bujaco, el Arco de la Estrella o la Torre Desmochada. La iglesia de Santiago fue construida entre los siglos XII y XIII, siendo reconstruida mucho más tarde. También del XIII es su espléndida Concatedral de Santa María, reconstruida en los siglos XV y XVI, así como el Palacio Episcopal, éste con modificaciones realizadas hasta el siglo XVII. Del siglo XIV son las iglesias de San Mateo, con reformas en los siglos XVI y XVIII, o la Casa de Los Mayoralgo. Mayor representación artística dejaron el siglo XV y su sucesor, el XVI: la Torre de las Cigüeñas, las casas del Sol, del Molino, de los Pereros, del Mono, de los Golfines de Abajo o de los Carvajal. No podemos dejar de citar a la Casa de los Ovando, renacentista, de los siglos XVI-XVII; o el Convento de Santa Clara, barroco, o la Iglesia de San Francisco Javier, del siglo XVII.