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obra
Las fachadas de la Aduana están articuladas gracias a pilastras, destacando la principal a través de frontones triangulares que rematan los flancos laterales. La balaustrada se remata con jarrones, influencia del barroco francés, al igual que la disposición de los elementos decorativos.
monumento
El conde Miguel de Roncalí, ministro de Hacienda de Carlos IV, diseñó los planos del edificio de la Aduana de Barcelona. Se trata de una construcción de amplias dimensiones con planta rectangular, distribuyéndose los espacios alrededor de un patio central que presenta arquerías en el primer piso y ventanales adintelados adornados con frontones en el segundo. Las fachadas están articuladas gracias a pilastras, destacando la principal a través de frontones triangulares que rematan los flancos laterales. La balaustrada se remata con jarrones, influencia del barroco francés, al igual que la disposición de los elementos decorativos.
Personaje
Pintor
Cuando finalizó la guerra franco-alemana, estuvo trabajando en el Ayuntamiento de París. Y con cuarenta años le concedieron una licencia para hacer copias de algunos cuadros que se encontraban en el Louvre. Cuando se jubiló de su cargo de funcionario se dedicó por completo a la pintura. La ingenuidad de sus creaciones le convirtieron en una de las figuras más interesantes de las vanguardias. Odilon Redon, Gaugin y Apollinaire le mostraron su apoyo desde el primer momento. Su aplicación del color, junto con esa esencia primitiva de sus pinturas, provocaron la admiración de todos sus contemporáneos y, especialmente, de los simbolistas. A lo largo de su trayectoria artística pasa de pintar composiciones planas en sus primeros tiempos a realizar composiciones bidimensionales. La peculiaridad de los colores que emplea es otra de las características que distingue su obra. Una de sus obras más conocidas es La cabalgata de la desolación. De su legado también cabe destacar obras como La calesa de papá Juniet; La gitana dormida o Selva virgen al atardecer. Estas composiciones recogen escenas oníricas precedentes del Surrealismo.
acepcion
Unión carnal voluntaria entre una persona casada y otra de distinto sexo que no es su cónyuge. Pena que el Corán castiga con cien azotes a quienes la han cometido, siempre que existan cuatro testigos que puedan aportar pruebas.
contexto
ADVERTENCIA AL LECTOR Adviértese al lector, que los dos libros precedentes se escribieron en latín, estando yo en el Pirú, y así hablan de las cosas de Indias como de cosas presentes. Después, habiendo venido a España, me pareció traducirlos en vulgar, y no quise mudar el modo de hablar que tenían. Pero en los libros cinco siguientes, porque los hice en Europa, fue forzoso mudar el modo de hablar, y así trato en ellos las cosas de Indias como de tierras y cosas ausentes. Porque esta variedad de hablar pudiera con razón ofender al lector, me pareció advertirle de nuevo aquí. LIBRO TERCERO CAPÍTULO I Que la historia natural de cosas de las Indias es apacible y deleitosa Toda historia natural es de suyo agradable, y a quien tiene consideración algo más levantada, es también provechosa para alabar al Autor de toda la naturaleza, como vemos que lo hacen los varones sabios y santos, mayormente David, en diversos salmos, donde celebra la excelencia de estas obras de Dios. Y Job, tratando de los secretos del Hacedor, y el mismo Señor, largamente respondiendo a Job. Quien holgare de entender verdaderos hechos de esta naturaleza, que tan varia y abundante es, terná el gusto que da la historia, y tanto mejor historia cuanto los hechos no son por trazas de hombres, sino del Creador. Quien pasare adelante y llegare a entender las causas naturales de los efectos, terná el ejercicio de buena filosofía. Quien subiere más en su pensamiento, y mirando al Sumo y Primer Artífice de todas estas maravillas, gozare de su saber y grandeza, diremos que trata excelente teología. Así que para muchos buenos motivos puede servir la relación de cosas naturales, aunque la bajeza de muchos gustos suele más ordinario parar en lo menos útil, que es un deseo de saber cosas nuevas, que propriamente llamamos curiosidad. La relación de cosas naturales de Indias, fuera de ese común apetito, tiene otro, por ser cosas remotas y que muchas de ellas o las más no atinaron con ellas los más aventajados maestros de esta facultad, entre los antiguos. Si de estas cosas naturales de Indias se hubiese de escribir copiosamente y con la especulación que cosas tan notables requieren, no dudo yo que se podría hacer obra que llegase a las de Plinio, y Teofrasto y Aristóteles. Mas ni yo hallo en mí ese caudal, ni aunque le tuviere, fuera conforme a mi intento, que no pretendo más de ir apuntando algunas cosas naturales que estando en Indias vi y consideré, o las oí de personas muy fidedignas, y me parece no están en Europa tan comúnmente sabidas. Y así en muchas de ellas pasaré sucintamente, o por estar ya escritas por otros, o por pedir más especulación de la que yo les he podido dar.