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Representa esta acuarela la costa de la península de Mönchgut, al sureste de la isla de Rügen. Fue realizada dentro de una serie de vistas a la acuarela de dicha isla que llevó a cabo entre 1824 y 1825, mientras se recuperaba de una dolencia, motivada por el intenso trabajo, que le impedía acometer obras más ambiciosas. Otra de ellas es la vista del Mar Báltico en Rügen y vista de Greifswald al fondo. Ambas están tomadas de su cuaderno de dibujo conservado en Oslo, realizado en 1806, durante la visita a Pomerania para restablecerse de una afección nerviosa. En concreto, esta acuarela reproduce un dibujo del 2 de julio de ese año, un día después del otro dibujo citado. Estas vistas de Rügen, en total de 37, debían aparecer en un libro de grabados al aguatinta, junto con ilustraciones folklóricas y un texto alusivo, pero no llegó a publicarse.
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Thomas Jones fue uno de los primeros pintores que trabajaron directamente del natural, a pesar de que lo habitual era realizar bocetos y dibujos al aire libre y luego emplear el óleo en el estudio. La mayoría de sus obras está realizadas desde su hogar, donde nació, en Pencerrig. La vista del monte Carnedde esta pintada con minuciosidad, alejándose de los aspectos románticos de otros pintores como Wilson, acercándose al naturalismo de Constable.
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La tabla central del llamado Tríptico de Modena - debido a su hallazgo en los sótanos de la Galleria Estense de esta ciudad italiana - consta de dos imágenes: esta Vista del Monte Sinaí y la Alegoría del caballero cristiano, en la que parece existir una premonición de la Alegoría de la Liga Santa que realizará Doménikos años después y ya en España. Parece ser que esta imagen procede de una estampa que adquirían los peregrinos que acudían al Monasterio de Santa Catalina en el Sinaí, poniendo de manifiesto la relación del pintor con las estampas en estos momentos. Sin duda, es la imagen más extraña del conjunto, presidida por la enorme altura del monte Sinaí en cuya cúspide contemplamos a Moisés recibiendo las tablas de la Ley. En la base del monte se observa el citado monasterio, al que llegan una serie de peregrinos. Estas figuras están totalmente esquematizadas, muy similares a las de los iconos bizantinos en los que Doménikos buscará su fuente de inspiración. Esta escena muestra una gran ausencia de influencias italianizantes, abundando las tonalidades oscuras y el modelado a través de la luz.
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En esta obra, El Greco repite la tabla central del reverso del Tríptico de Módena a pesar de encontrarse ya en Roma bajo la protección del cardenal Farnesio y tras haber pasado tres años de formación en Venecia, donde había acudido a los talleres de Tiziano y Tintoretto. El arcaísmo de esta imagen podría deberse al interés por el mundo bizantino desarrollado en el círculo de Fulvio Orsini - bibliotecario del cardenal, considerado como el primer propietario de la obra - al que pertenecían el artista y el sacerdote cretense Juan Nathanael. En la composición se reproduce una estampa de madera que era vendida a los diversos peregrinos que acudían al monasterio de Santa Catalina en Sinaí, mostrando una serie de figurillas en primer plano y la potente arquitectura del edificio al fondo, rodeado de gigantescas montañas. Un cielo anaranjado y una pincelada tremendamente empastada definen esta extraña composición donde El Greco pone de manifiesto su admiración por la repetición de los temas.