En esta escena Gauguin se aproxima a otro de sus grandes maestros, Edgar Degas, especialmente en los temas empleados: mujeres desnudas en actitudes intimistas. Contemplamos a una joven, en absoluto idealizada como podía hacer Ingres, si no tal como es, sentada sobre una cama, cosiendo en la más absoluta intimidad incluso sin atender a que la observamos. La carga sexual de otras figuras femeninas desnudas se elimina totalmente en esta figura. Cuando el lienzo fue presentado en la sexta exposición de los impresionistas los críticos comentaron que se trataba de una escena cotidiana, del mundo cercano al pintor, alejándose de la mitología clásica para mostrar una imagen moderna. El excelente dibujo del cuerpo de la joven contrasta con la pincelada suelta de los paños de primer plano. Gauguin también se interesa por representar la figura a contraluz, dejando en semipenumbra el rostro y el pecho.
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El mismo año del matrimonio de Tintoretto con Faustina Episcopi, hija del Guardián Grande de la Scuola di San Marco -para donde pintó el Traslado del cuerpo de San Marcos y el Hallazgo del cuerpo de San Marcos- realizó esta Susana en el baño acompañada de sus damas mientras es observada por dos ancianos libidinosos. El mismo asunto será repetido por Jacopo en varias ocasiones más -actualmente esos lienzos están en el Kunsthistorisches y en el Prado- ya que suponía una perfecta excusa para presentar la anatomía femenina desnuda, en este caso ante un fondo de paisaje. Las figuras no están idealizadas, son personas de carne y hueso, destacando el estudio lumínico en el cuerpo de Susana. La diagonal y el escorzo de la dama son elementos típicos del Manierismo, mientras que el punto de fuga queda junto a los dos ancianos, simbolizados por las ranas que rodean el estanque. Los efectos de claroscuro y el empleo de una gama cromática de tonalidades oscuras -a excepción de las telas rojizas y la carnación perlada de Susana- ofrecen un aspecto de cierta inquietud y misterio a la escena que se refleja en la naturaleza.
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El tema de Susana sirvió en múltiples ocasiones para que los pintores introdujeran un desnudo femenino en un cuadro de temática religiosa. Cuando Susana iba a tomar un baño aparecieron dos ancianos jueces que le hicieron proposiciones deshonestas bajo amenazas de declararle adultera. Como la joven se negó los jueces iniciaron un pleito contra la bella Susana por falso adulterio, siendo condena a muerte. Daniel, por iluminación divina, desenmascaró a los jueces quienes fueron ejecutados en lugar de la joven ultrajada.Rembrandt ha elegido el momento álgido de la acción al mostrarnos a la mujer en el momento de entrar en el agua, cuando ya ha dejado sus vestidos y zapatillas en la balaustrada, ocasión aprovechada por los libidinosos viejos para salir de su escondite, intentando quitar uno de los ancianos el pañuelo con el que Susana trata de tapar su desnudez. El más rezagado la observa con mirada lujuriosa. Al fondo se divisa la silueta del palacio de Babilonia en el que felizmente vivían Susana y su esposo Joaquín. La escena está perfectamente tratada, destacando la intensidad dramática obtenida con las expresiones de las figuras: lujuria y deseo en los dos ancianos y miedo y terror en Susana, que nos mira solicitando nuestra ayuda. Debemos añadir que gracias a la luz, Rembrandt otorga un mayor dramatismo a la composición, iluminado a la bella joven como si de una estrella teatral se tratara. El cuerpo de Susana es similar al de Danae o Bethsabé: mujeres hermosas, con armoniosas proporciones, de carne y hueso, alejado totalmente de idealismos.La influencia de Pieter Lastman en esta obra resulta significativa, demostrando la elevada estima que Rembrandt sentía por el arte de quien le enseñó a pintar.
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La historia de Susana será de las más representadas por los artistas del Renacimiento y el Barroco al ser una perfecta excusa para estudiar la anatomía femenina, sin renunciar en esta imagen al interés por el color y la luz típicamente venecianos. Dos ancianos libidinosos espiaban a la casta joven mientras se bañaba, llegando a realizar proposiciones deshonestas que Susana rechazó por lo que fue falsamente acusada de adulterio, delito castigado en aquella época con la muerte. Gracias a la intercesión de Daniel la joven se salvó y los ancianos fueron condenados a la misma pena. Susana se presenta en la zona derecha de la composición, recibe un intenso rayo de luz que resalta la belleza de sus carnes, elaboradas con un exquisito dibujo al igual que los objetos que emplea para su aseo. Los ancianos se ubican en la zona de la izquierda, tras un seto de rosas que al prolongarse hasta el primer plano involucra al espectador en la acción. Al fondo observamos el paisaje difuminado por efecto de la luz, en una atmósfera que será una de sus principales aportaciones a la pintura barroca.
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Una de las escenas bíblicas más representadas durante el Renacimiento y el Barroco es la de Susana y los viejos, ya que permitía a los artistas mostrar la anatomía desnuda del cuerpo de Susana sin preocuparse de las posibles persecuciones eclesiásticas. La historia recoge un pasaje del Antiguo Testamento: la joven Susana iba a darse un baño cuando fue sorprendida por dos ancianos que la hicieron proposiciones deshonestas; ella las rechazó pues estaba felizmente casada. Sin embargo, los viejos levantaron falso testimonio y acusaron a la joven de adulterio, castigado con la muerte según la ley judía. Daniel, seguro de su inocencia, defendió a la joven, consiguiendo demostrar la culpabilidad de los ancianos. Veronés recoge, como la mayor parte de los artistas, el momento en que Susana es sorprendida. La escena se desarrolla en el jardín de un palacio veneciano y los personajes visten a la moda veneciana. Y es que al maestro le gustaba trasladar las escenas a su mundo y representarlas como si estuviesen ocurriendo en aquel momento. De ahí la riqueza de las telas y el señorío de las figuras. El estilo de Veronés es típicamente veneciano, se interesa por el color y la luz, dando menor importancia al dibujo al emplear una pincelada rápida. La luz parece diluir los contornos, creando un efecto atmosférico en el que los venecianos serán grandes maestros.
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Esta composición pintada por Pieter Lastman en 1614 servirá como inspiración a Rembrandt en sus imágenes sobre este tema. Susana es sorprendida por los ancianos cuando procede a tomar un baño, haciéndole proposiciones deshonestas que la joven rechaza. Falsamente, Susana es acusada de adulterio - castigado con la muerte - por los dos viejos, salvando a la casta mujer Daniel gracias a la inspiración divina. Los ancianos recibirán el castigo por levantar falsos testimonios. Lastman ha situado a sus figuras ante un bello paisaje que nos permite contemplar al fondo el palacio donde habitaba la feliz joven con su marido, inspirado en Adam Elsheimer. La joven procura taparse con sus ropajes de la libidinosa mirada de los ancianos, vestidos con ricas y coloristas ropas orientales. La iluminación recuerda ligeramente a Caravaggio, especialmente por los contrastes de claroscuro que se crean. El exotismo de las figuras de los ancianos se refuerza por las aves que pueblan el jardín de Susana, símbolo de la lujuria que representan estos personajes.
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Susana era una bella mujer judía cuya historia se recoge en un apéndice del "Libro de Daniel". Fue sorprendida mientras se bañaba por dos jueces ancianos que, cegados por la pasión, hicieron a la joven proposiciones deshonestas que ella rechazó. Los despechados ancianos difamaron a la casta Susana, declarando haberla hallado en flagrante delito. Susana fue condenada a muerte pero se salvó gracias a la intervención del joven Daniel, ya que pudo convencer a la asamblea del falso testimonio de los ancianos gracias a la inspiración divina. La castidad de Susana simboliza la salvación del alma a través de la pureza.Esta temática bíblica será habitual en la pintura del Renacimiento ya que brindaba a los artistas una brillante oportunidad para representar un cuerpo femenino desnudo. Rubens también se interesará por esta temática y la tomará en varias ocasiones a lo largo de su vida -véase la Susana y los viejos de 1635- relacionando en estas composiciones con las figuras de Venus en las pinturas profanas.Susana se sitúa en la zona izquierda de la composición, intentando cubrir su desnudez, con gesto de temor ante la actitud de los ancianos que intentan despojar de los paños a la bella joven. Uno de ellos franquea la balaustrada para acercarse a Susana, destacando su potente anatomía en relación con las obras de Miguel Angel y la estatuaria clásica. Las figuras se ubican en primer plano, como si de un relieve romano se tratara, ocupando todo el espacio pictórico y reduciendo el fondo a una escasa franja. El detallismo con que están tratados figuras, elementos arquitectónicos y vestimentas es una característica habitual de la pintura flamenca. El contraste entre zonas de luz y sombra está inspirado en Caravaggio, manifestando Rubens en esta ocasión todos los elementos identificativos de su primera etapa.
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La historia que aquí se narra es la de la joven Susana, que fue espiada por unos viejos durante su baño. Éstos le ofrecieron dinero para que cediera a sus demandas, a las que ella se resistió. Guercino nos describe el momento en que la joven, ignorante aún de la presencia de los viejos, es descubierta por éstos, que se disponen a asaltarla. Los dos viejos están en actitudes contrapuestas. El más avanzado mira a la muchacha mientras con un gesto parece indicarle a otro personaje que se esté quieto. Este personaje que no aparece es amonestado por el segundo viejo, que le ordena silencio. ¿Quién es el personaje? Tal vez un tercer viejo, o tal vez el espectador del lienzo, que de esta manera queda convertido en otro voyeur, según un juego ilusionista propio del Barroco. De esta manera, el espectador tiene la ilusión de que la escena se desarrolla ante sus ojos y de que participa en ella. Guercino emplea recursos caravaggiescos para plasmar a los viejos, que se encuentran en semipenumbra. El rostro del más anciano incluso se halla cubierto por la sombra que proyecta ese tercer personaje fantasma. La otra mitad del lienzo, ocupada por Susana, es de corte clasicista. La acción está ralentizada, se adivinan los suaves movimientos de la muchacha, que se apoya en unas construcciones clásicas de mármol. Más blanco que el propio mármol es su cuerpo, de proporciones igualmente clásicas, dibujado a la manera de una estatua. Guercino, pues, sintetiza con elegancia las componentes del Barroco italiano en esta obra.
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Si bien desde su larga estancia italiana entre 1600 y 1608 Rubens se había interesado por la pintura veneciana, admirando a Tiziano, Tintoretto, Veronés o Giorgione, será a partir de la década de 1620 cuando la luz y el color irrumpan con especial fuerza en su pintura, empleando la pincelada rápida y empastada que caracteriza a esta escuela italiana, así como su interés por las atmósferas. Esta influencia veneciana la podemos apreciar con fuerza en esta composición realizada en 1635, tomando un tema muy admirado en el Renacimiento ya que permitía a los artistas representar el cuerpo femenino desnudo.El pintor flamenco ya había utilizado el tema de Susana en 1610. La joven y bella Susana fue sorprendida un día mientras se bañaba por dos libinidosos jueces ancianos que le hicieron proposiciones deshonestas. Ante el rechazo de la joven, los ancianos decidieron difamarla, declarando haberla encontrado en flagrante delito de adulterio, castigado por la ley judía con la muerte. Susana fue condenada a muerte por la asamblea pero el joven Daniel consiguió, gracias a la ayuda divina, convencer a la asamblea del falso testimonio de los ancianos, salvando la vida de Susana, quien se convierte así en el símbolo de la salvación del alma a través de la pureza.En esta composición Susana aparece en la zona izquierda, cubriendo su desnudez y dando la espalda a los ancianos que la contemplan con cara de deseo. Incluso uno franquea la balaustrada para acercarse a la muchacha y un perrillo ladra para ahuyentar a los intrusos. La escena se desarrolla ante un fondo de paisaje donde podemos observar algunas arquitecturas, señal de la admiración del maestro flamenco por la cultura clásica. La luz baña el cuerpo desnudo de Susana, correspondiendo a las figuras de Venus de la pintura profana, interesándose también Rubens por el color. Esta escena servirá como precedente a Rembrandt para su famosa Susana de la Gemädelgalerie de Berlín.
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Al imponer de nuevo Fernando VII la ideología absolutista en 1823, tras el Trienio Liberal, Goya decide abandonar España e instalarse en Burdeos con sus amigos ilustrados. Para la ciudad francesa parte en junio de 1824, pasando allí sus últimos años. Cansado, con numerosas enfermedades y achaques - "el insulto" llamaba Goya a su enfermedad - va a seguir innovando, trabajando ahora sobre marfil o en litografías. De esta manera demuestra su genialidad el maestro. Fruto de estas innovaciones será la serie de miniaturas en marfil que el artista realizó. Susana y los viejos es una de estas pequeñas escenas, retomando Goya un tema clásico para representar a la mujer desnuda. La casta Susana fue acosada por dos ancianos que la hicieron deshonestas proposiciones que ella rechazó. Los viejos tomaron represalias contra la joven y la acusaron injustamente de adulterio, castigado por las leyes judías con la muerte. Daniel probó la inocencia de Susana, procediéndose al castigo de los ancianos. Susana intenta cubrir su sensual cuerpo mientras los ancianos la miran con gestos libidinosos, perfectamente captados por el maestro. Según Juliet Wilson- Bareau "Goya trabajaba sus miniaturas desde el negro a los claros, levantando o aligerando la primera base de negro de humo... araña con algún instrumento la superficie ya pintada, con gran libertad pero con maravillosa precisión, dejando al descubierto la blanca y traslúcida superficie del marfil para añadir luces, algunos acentos y conseguir las formas de las figuras".