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acepcion
Al igual que Savitri, el nombre de Surya se emplea para nombrar al sol. Adorado desde tiempos inmemorables, el primero se utiliza para referirse a este astro cuando no es visible y Surya designa al sol cuando sí lo es. Dicen los libros sagrados que Aruna, que representa la aurora, es su auriga.
lugar
Fundada hacia el año 4000 a.C., Susa fue en su momento una de las ciudades más importantes del mundo. Entre el 3300 y el 3000 fue capital del reino de Elam, elegida por su privilegiada situación en una llanura bien regada por la cuenca del río Karun. Entre 2800 y 2375 a.C. fue controlada por los sumerios, lo que permitió a los elamitas adoptar la escritura cuneiforme. Hacia 2250 fue sometida por los reyes de Akkad y, hacia 2050, por los gobernantes de la III Dinastía de Ur. El rey elamita Shuruk Najjunte (1208-1171 a.C.) atacó y saqueó Babilonia, donde robó el Código de Hammurabi, entre otros trofeos de guerra. Hacia el I milenio a.C. fue objeto de los ataques asirios, siendo conquistada y asolada por Asurbanipal hacia el 647 a.C. Los aqueménidas la convirtieron en su capital entre los años 550 y 330 a.C., etapa durante la cual Ciro II, Darío I el Grande y Artajerjes I edificaron palacios y residencias. Fue Darío I quien eligió a Susa como su capital administrativa. La fundación de Persépolis, sin embargo, significó el comienzo del declive para Susa. Conquistada por Alejandro Magno en el año 331 a.C., continuó siendo importante tras la caída del Imperio persa, si bien más tarde cayó en el anonimato hasta que, con la invasión mongola, fue destruida y abandonada. Susa recuperó su sitio en la Historia a partir de 1851, cuando el británico Loftus la exploró e identificó con la bíblica Susan, palacio citado en los libros de Daniel y Ester. A partir de entonces, ha sido objeto de varias campañas de excavación francesas, que han hecho que muchos de los hallazgos se expongan en el Louvre y, más tarde, el de Teherán. La Susa aqueménida ocupaba tres montículos principales: el Apadama, la Acrópolis y la Ciudad Real. Actualmente es una superficie desolada, en la que tan solo quedan los restos de antiguos palacios, bases de columnas y un solitario capitel, con dos cabezas de animal. Destaca cerca del solar un mausoleo, del que se piensa que contiene los restos del profeta Daniel.
termino
obra
Buena parte de las obras de Mary Cassatt están protagonizadas por personas cercanas a su entorno - véase Lydia haciendo ganchillo o Alexander Cassatt e hijo -. En este caso se trata de Susan, posiblemente una prima del ama de llaves de la pintora. Susan se sitúa en un balcón, mostrándonos al fondo la ciudad de París. Viste un traje blanco, tocada con un vaporoso sombrero y en su regazo lleva un perrillo al que acaricia con una de sus manos enguantadas. La luz penetra con fuerza en el balcón y convierte las sombras en tonalidades de variados colores, preferentemente malvas como se aprecia en el sombrero o en la esbozada silueta de los edificios. Donde no incide con tanta fuerza la luz se oscurecen los colores - obsérvese el bello rostro de la joven o el hombro izquierdo -. Una vez más, Mary Cassatt vuelve a conjugar la pincelada suelta con buenas dosis de dibujismo, resultando un insuperable conjunto en el que se acerca más a Monet y se aleja de Degas, su principal mentor.
obra
En esta escena Gauguin se aproxima a otro de sus grandes maestros, Edgar Degas, especialmente en los temas empleados: mujeres desnudas en actitudes intimistas. Contemplamos a una joven, en absoluto idealizada como podía hacer Ingres, si no tal como es, sentada sobre una cama, cosiendo en la más absoluta intimidad incluso sin atender a que la observamos. La carga sexual de otras figuras femeninas desnudas se elimina totalmente en esta figura. Cuando el lienzo fue presentado en la sexta exposición de los impresionistas los críticos comentaron que se trataba de una escena cotidiana, del mundo cercano al pintor, alejándose de la mitología clásica para mostrar una imagen moderna. El excelente dibujo del cuerpo de la joven contrasta con la pincelada suelta de los paños de primer plano. Gauguin también se interesa por representar la figura a contraluz, dejando en semipenumbra el rostro y el pecho.
obra
El mismo año del matrimonio de Tintoretto con Faustina Episcopi, hija del Guardián Grande de la Scuola di San Marco -para donde pintó el Traslado del cuerpo de San Marcos y el Hallazgo del cuerpo de San Marcos- realizó esta Susana en el baño acompañada de sus damas mientras es observada por dos ancianos libidinosos. El mismo asunto será repetido por Jacopo en varias ocasiones más -actualmente esos lienzos están en el Kunsthistorisches y en el Prado- ya que suponía una perfecta excusa para presentar la anatomía femenina desnuda, en este caso ante un fondo de paisaje. Las figuras no están idealizadas, son personas de carne y hueso, destacando el estudio lumínico en el cuerpo de Susana. La diagonal y el escorzo de la dama son elementos típicos del Manierismo, mientras que el punto de fuga queda junto a los dos ancianos, simbolizados por las ranas que rodean el estanque. Los efectos de claroscuro y el empleo de una gama cromática de tonalidades oscuras -a excepción de las telas rojizas y la carnación perlada de Susana- ofrecen un aspecto de cierta inquietud y misterio a la escena que se refleja en la naturaleza.
obra
El tema de Susana sirvió en múltiples ocasiones para que los pintores introdujeran un desnudo femenino en un cuadro de temática religiosa. Cuando Susana iba a tomar un baño aparecieron dos ancianos jueces que le hicieron proposiciones deshonestas bajo amenazas de declararle adultera. Como la joven se negó los jueces iniciaron un pleito contra la bella Susana por falso adulterio, siendo condena a muerte. Daniel, por iluminación divina, desenmascaró a los jueces quienes fueron ejecutados en lugar de la joven ultrajada.Rembrandt ha elegido el momento álgido de la acción al mostrarnos a la mujer en el momento de entrar en el agua, cuando ya ha dejado sus vestidos y zapatillas en la balaustrada, ocasión aprovechada por los libidinosos viejos para salir de su escondite, intentando quitar uno de los ancianos el pañuelo con el que Susana trata de tapar su desnudez. El más rezagado la observa con mirada lujuriosa. Al fondo se divisa la silueta del palacio de Babilonia en el que felizmente vivían Susana y su esposo Joaquín. La escena está perfectamente tratada, destacando la intensidad dramática obtenida con las expresiones de las figuras: lujuria y deseo en los dos ancianos y miedo y terror en Susana, que nos mira solicitando nuestra ayuda. Debemos añadir que gracias a la luz, Rembrandt otorga un mayor dramatismo a la composición, iluminado a la bella joven como si de una estrella teatral se tratara. El cuerpo de Susana es similar al de Danae o Bethsabé: mujeres hermosas, con armoniosas proporciones, de carne y hueso, alejado totalmente de idealismos.La influencia de Pieter Lastman en esta obra resulta significativa, demostrando la elevada estima que Rembrandt sentía por el arte de quien le enseñó a pintar.
obra
La historia de Susana será de las más representadas por los artistas del Renacimiento y el Barroco al ser una perfecta excusa para estudiar la anatomía femenina, sin renunciar en esta imagen al interés por el color y la luz típicamente venecianos. Dos ancianos libidinosos espiaban a la casta joven mientras se bañaba, llegando a realizar proposiciones deshonestas que Susana rechazó por lo que fue falsamente acusada de adulterio, delito castigado en aquella época con la muerte. Gracias a la intercesión de Daniel la joven se salvó y los ancianos fueron condenados a la misma pena. Susana se presenta en la zona derecha de la composición, recibe un intenso rayo de luz que resalta la belleza de sus carnes, elaboradas con un exquisito dibujo al igual que los objetos que emplea para su aseo. Los ancianos se ubican en la zona de la izquierda, tras un seto de rosas que al prolongarse hasta el primer plano involucra al espectador en la acción. Al fondo observamos el paisaje difuminado por efecto de la luz, en una atmósfera que será una de sus principales aportaciones a la pintura barroca.
obra
Una de las escenas bíblicas más representadas durante el Renacimiento y el Barroco es la de Susana y los viejos, ya que permitía a los artistas mostrar la anatomía desnuda del cuerpo de Susana sin preocuparse de las posibles persecuciones eclesiásticas. La historia recoge un pasaje del Antiguo Testamento: la joven Susana iba a darse un baño cuando fue sorprendida por dos ancianos que la hicieron proposiciones deshonestas; ella las rechazó pues estaba felizmente casada. Sin embargo, los viejos levantaron falso testimonio y acusaron a la joven de adulterio, castigado con la muerte según la ley judía. Daniel, seguro de su inocencia, defendió a la joven, consiguiendo demostrar la culpabilidad de los ancianos. Veronés recoge, como la mayor parte de los artistas, el momento en que Susana es sorprendida. La escena se desarrolla en el jardín de un palacio veneciano y los personajes visten a la moda veneciana. Y es que al maestro le gustaba trasladar las escenas a su mundo y representarlas como si estuviesen ocurriendo en aquel momento. De ahí la riqueza de las telas y el señorío de las figuras. El estilo de Veronés es típicamente veneciano, se interesa por el color y la luz, dando menor importancia al dibujo al emplear una pincelada rápida. La luz parece diluir los contornos, creando un efecto atmosférico en el que los venecianos serán grandes maestros.