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acepcion
Figura de la mitología griega, procedente de las tierras vírgenes de los confines del mundo. Era mitad humano y mitad divino. Presentaban un curioso aspecto con la nariz aplastada y, orejas perforadas y una erección casi continua.
obra
En las tumbas toscanas se hallaron gran cantidad de valiosísimos cofres conocidos como cistas, de entre las cuales la más célebre es la conocida como Cista Ficorini. Este pequeño grupo de bronce procedente de Santa María de Capua Vetere, era el asa de una de estas cistas, observamos pues el enorme detallismo con el que se elaboraban estas piezas destinadas a guardas joyas y cosméticos de las aristócratas etruscas.
obra
Réplica del original griego atribuido a Praxíteles en el que observamos una figura masculina desnuda, de gran perfección anatómica. El sátiro, al apoyar su brazo derecho sobre un tronco de árbol y dejar caer el peso de su cuerpo sobre su pierna izquierda, deja ver en su pose la famosa curva praxítelica, tan característica del escultor griego.
contexto
El que antes desaparece de nuestras fuentes es Sátiro; y, sin embargo, aún llegó a firmar dos estatuas, hoy perdidas, con los retratos de Idrieo y Ada, los sucesores de Artemisia en Caria, obras que fueron enviadas a Delfos. De ahí que algunos estudiosos atribuyan a este arquitecto-escultor el Mausolo y la Artemisia del Mausoleo, que otros le otorgan a Briaxis. Y es lástima que no sepamos más de Sátiro como arquitecto, porque Piteo, mucho más conocido que él, y con una carrera más brillante, parece un gran teórico, pero excesivamente racional para ser un gran creador. En efecto, el templo de Zeus de Labranda, que se le atribuye y que puede fecharse entre 351 y 344 a. C., y el dé Atenea Políada en Priene, realizado inmediatamente después y objeto de un tratado suyo (Vitruvio, I, 1, 12), demuestran ser, en los detalles comparables con el Mausoleo (por ejemplo, los capiteles), obras un tanto frías, casi imitaciones sin vida. Pese a todo, y puesto que no podemos cuantificar el papel de Sátiro y de Escopas en la arquitectura del Mausoleo, ha de quedar Piteo como gran tratadista del orden jónico, digno aún de estudio en época romana, y el templo de Priene, con su planta reducible a un entramado de retícula y con sus proporciones sencillas (6 x 11 columnas; lado del plinto de cada columna = distancia entre plinto y plinto), como modelo de templos en la costa asiática.
obra
Posiblemente fue esta obra encargada por Felipe IV a Rubens para decorar alguna de las salas del Palacio del Buen Retiro de Madrid. Debido a los muchos encargos que tenía el maestro por esas fechas -1636/1640- contó con la colaboración de Jan Wildens para la elaboración del paisaje y Frans Snyders para los animales, demostrando la ingente labor del taller de Rubens en Amberes, uno de los más productivos de la historia. Como no puede ser de otra manera, Rubens tiene que imprimir una buena dosis de violencia a sus composiciones. Así, ha elegido el momento de uno de los múltiples ataques de los sátiros a un grupo de ninfas encabezado por Diana. Algunas de las ninfas huyen ante el acoso y otras luchan impotentes, mientras una de ellas ha cogido una lanza para defenderse. Los animales de primer plano sugieren que las ninfas acaban de llegar de una cacería. Los momentos de tensión los sabe representar el maestro como nadie, igual que se observa en el Rapto de Deidamia o en el Rapto de Proserpina, fundamentalmente por su atracción hacia los escorzos, las diagonales y el movimiento. Precisamente esas diagonales organizan la composición de la manera más barroca posible, con los faunos avanzando desde el fondo a los primeros planos. Resulta sorprendente el contraste entre los sátiros, con unos tonos de piel muy tostada por el sol, y las ninfas, con ese color perlado tan característico. Es éste un buen ejemplo del canon femenino que tan famoso ha hecho al pintor, hasta el punto de hablarse de belleza rubeniana: mujeres gruesas, rollizas, muy blancas, preferentemente rubias, que se suelen cubrir con gasas transparentes, siguiendo la Venus púdica clásica. La referencia a la Antigüedad viene también motivada por la similitud del lienzo con un relieve romano por su tamaño tan apaisado y las figuras tan volumétricas.