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La temática prostibularia será una de las favoritas de Toulouse-Lautrec, teniendo como culminación El Salón de la rue des Moulins. Henri acudía con frecuencia a los burdeles, incluso permaneció refugiado en uno de ellos durante una temporada, llevándose a sus amistades y haciéndose unas tarjetas con la dirección del lupanar como su lugar de trabajo. Marcelle o esta mujer que contemplamos son retratos anónimos de pupilas del prostíbulo, tratadas por el pintor con el mismo cariño que si fueran nobles condesas. Las damas aparecen de perfil, recortados sus rostros ante un fondo neutro, destacando en este caso el vivo colorido junto a la seguridad del dibujo, características que hacen la pintura de Lautrec totalmente personal e identificable. Un entramado de líneas forma la pared del fondo mientras que los contornos de la figura están mucho más definidos. Como ocurre en la mayor parte de los retratos pintados por Henri, la personalidad, el carácter del modelo, es sacado a la luz por el artista, acercando el personaje al espectador. Debemos añadir que también existe en la mayoría de ellos un aspecto caricaturesco que los hace más llamativos.
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Edith Harms y Egon Schiele contrajeron matrimonio el 17 de junio de 1915. Ella era la hija menor de una familia acomodada de la clase media vienesa que vivía frente al estudio del pintor desde el año 1914. Egon cortejó a la joven enseñando sus dibujos a través de la ventana. La luna de miel duró tres días, pasados en el estudio del artista, ya que fue llamado a filas. El matrimonio no fue acogido felizmente por el pintor al tener la sensación de estar rompiendo con su anterior "modus vivendi", costándole verdaderos esfuerzos adecuarse a la nueva situación.Edith es la protagonista de este retrato, considerado el último de los realizados por Schiele. La modelo aparece sentada en una sillita que no apenas podemos observar, uniendo sus estilizadas manos con fuerza, con el torso de frente y las piernas y la cabeza giradas hacia la derecha. La joven está en una actitud relajada, con la mirada perdida, aludiéndose a una mayor armonía en el matrimonio. Viste un escotado jersey azul, una camisa blanca con cuellos de encaje y una falda en tonos grisáceos. Curiosamente, la intención de Schiele era pintar a su esposa con una falda escocesa, muy de moda en la Viena del momento; sin embargo, el director de la Galería Austríaca, doctor Martin Haderditzl, sugirió al pintor que la cambiara, ya que le parecía muy "proletaria". Schiele pintó una nueva falda ya que fue Haderditzl quien compró el retrato por 3.200 coronas. Algunos estudiosos consideran que el gesto enojado de Edith podría estar motivado por el obligado cambio de falda.El fondo neutro ante el que se recorta la figura está realizado con una factura empastada y rápida, en sintonía con la falda, uniendo las líneas del suelo y las paredes para evitar la sensación de vacío. El resultado es un gran retrato característico del estilo expresionista de Schiele.
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Desconocemos cuál puede ser el tema que Ribera quiso representar en esta composición protagonizada por una mujer que grita y se tira de los pelos. El estilo empleado por el artista corresponde a la etapa tenebrista en la que se interesa por captar las expresiones de sus personajes, de la misma manera que había hecho Caravaggio. Un potente foco de luz resbala por el manto de la mujer, iluminando parte de su desesperado rostro, quedando el resto de la composición en penumbra. Las tonalidades pardas empleadas refuerzan el dramatismo y la tensión de la escena, cuya misteriosa temática no podemos desvelar. El lienzo fue adquirido por Léon Bonnat, amigo de Degas durante algún tiempo, y gran admirador de la pintura de Ribera. Se guarda en el museo de Bayona que conserva su colección, del que no sale por voluntad testamentaria del antiguo propietario.
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Hacia 1891 Degas realizó una segunda serie de escenas de baño en las que una vez más se entusiasma con los contornos de las figuras, plenos de sensualidad, en el que encontramos la influencia de Ingres.
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Aparte de los cuadros de caballete, que sin duda los hubo, la pintura figurativa, desplazada de los muros del primer estilo encontró refugio temporal en los pavimentos de mosaico. Los diminutos cubos empleados entonces, de alrededor de un centímetro de lado (opus tessellatum), permiten cubrir de alfombras de mármol con fondos neutros y motivos ornamentales polícromos, los pavimentos de salas y corredores. Pero junto a eso, se inventa una novedad: la composición de cuadros originales, y de copias de cuadros, con teselas de hasta un milímetro de lado que llegan a imitar la huella de las pinceladas de una pintura. Es el opus uermiculatum, que se presta a confeccionar emblemas in situ, pero también sobre placas de mármol o terracota que se pueden transportar e instalar en pavimentos previamente dispuestos a recibirlos. Vistos a cierta distancia, estos mosaicos parecen cuadros al óleo.
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Esta figura desnuda fue realizada por Degas como uno de los estudios para su obra dedicada a Semíramis. En ella encontramos la manera de trabajar que hará famoso a Ingres ya que iniciaba sus figuras desnudas para luego ir vistiéndolas con los necesarios ropajes. Así se demuestra la afición por la forma que exhibirá Degas a lo largo de toda su carrera, sin renunciar a ella como hizo Monet.
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Los numerosos dibujos que realizó Degas a lo largo de su carrera tienen el sello de Ingres como podemos apreciar en esta ocasión. Esta imagen sería el primer paso al mostrarnos a la figura desnuda que más tarde - Joven semidesnuda - se va cubriendo de paños. La seguridad y elegancia del trazo se repiten en esta serie juvenil integrada también por Joven desnuda o Joven desnuda tumbada.