Al sur de la iglesia se alza el claustro de San Fernando. Sus pandas se abrían al patio interior por arcos apuntados, que volteaban sobre columnas con capiteles de crochets. De todos ellos sólo se conservan tres, ubicados en el ángulo noreste, junto a la capilla de Belén, ya que los demás se macizaron con un muro, por amenazar ruina, en una reforma del siglo XVII.
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Al sur de la iglesia se alza el claustro de San Fernando. Sus pandas se abrían al patio interior por arcos apuntados, que volteaban sobre columnas con capiteles de crochets. De todos ellos sólo se conservan tres, ubicados en el ángulo noreste, junto a la capilla de Belén, ya que los demás se macizaron con un muro, por amenazar ruina, en una reforma del siglo XVII. Se cubre con bóvedas de ladrillo de cañón apuntado, dividido por arcos fajones que apoyan en ménsulas de ornamentación vegetal. En los plementos de dichas bóvedas todavía se conservan fragmentos de yeserías, de tradición hispanomusulmana, con decoraciones de lacerías, atauriques, temas vegetales, epigráficos y motivos heráldicos, con restos de la policromía original.
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Los frailes carmelitas regentarán este Monasterio que se inauguró el 27 de octubre de 1617, acto en el que participaron los propios reyes y buena parte de su Corte. La iglesia presenta planta de cruz latina, destacando su fachada construida en sillería. Está formada por tres cuerpos: en el inferior, dos pilastras dóricas arquitrabadas rematadas en un frontón triangular; una hornacina central con la imagen de la Santa titular; y en el superior, una ventana que permite el paso de la luz al coro alto. Los escudos de la Orden carmelita y los duques de Lerma decoran la fachada. Si bien el templo se emplea hoy como iglesia parroquial, el resto de las dependencias monacales, ubicadas alrededor de un claustro de dos plantas, sirven para dependencias municipales, la oficina de Turismo y la sede de los Juzgados.
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Situado en la provincia de Tarragona, en el municipio de Aiguamúrcia, el monasterio de Santa Cruces se fundó en 1150 por monjes procedentes de la Gran Selva, gracias a la familia Montcada. La iglesia se comienza en 1174 y en 1200 no estaba aún finalizada. Presenta planta de cruz latina, con tres naves y cabecera recta a la que se abren cinco capillas abaciales. En las cercanías del altar mayor se encuentran las tumbas de Pedro II el Grande, Jaime II y Blanca de Anjou, ya que el primero de estos monarcas convirtió el cenobio en panteón real. En el monasterio se conservan dos claustros. Uno de ellos fue mandado construir por Jaime II en el año 1313,sustituyendo uno anterior románico; destacan sus magníficos capiteles y la ligereza de sus tracerías que parecen adentrarse en el gótico flamígero. Este claustro sirve de eje para la ubicación de diversas dependencias como el dormitorio o la sala capitular, de época románica. El segundo claustro presenta planta rectangular y fue reconstruido en el siglo XVI, aunque la leyenda dice que se trasladó aquí desde el cercano monasterio de Bonrepòs de Montsant. A su alrededor se sitúa la cocina, el refectorio y el Palacio Real, edificio construido por Pedro II el Grande en 1280, destruido en 1325 al sufrir los efectos de una tormenta, reconstruido y ampliado en esa misma centuria. En 1835 el monasterio se abandona debido a los efectos de las desamortizaciones, lo que provoca el inicio del proceso de destrucción. Afortunadamente, en 1921 es declarado Monumento Nacional y diez años más tarde se funda un patronato encargado de su restauración.
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El monasterio de Santes Creus se fundó en 1150 por monjes procedentes de la Gran Selva, gracias a la familia Montcada.
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En el monasterio se conservan dos claustros. Uno de ellos fue mandado construir por Jaime II en el año 1313,sustituyendo uno anterior románico; destacan sus magníficos capiteles y la ligereza de sus tracerías que parecen adentrarse en el gótico flamígero. Este claustro sirve de eje para la ubicación de diversas dependencias como el dormitorio o la sala capitular, de época románica.
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Extramuros de Santiago de Compostela encontramos el Monasterio de Santo Domingo de Bonaval, fundado por santo Domingo de Guzmán en 1220 cuando llega a Santiago a orar ante el Apóstol. La denominación "Bonaval" se debe a la leyenda de Juan Tuorum, condenado injustamente a la horca. Mientras que era conducido a la ejecución invocó a la Virgen diciendo "ven e valeme" (Ven y ayúdame), cayendo muerto a sus pies. En las cercanías del monasterio se venera la citada VirgenEl edificio que hoy podemos ver se realizó en el siglo XVIII para sustituir a la primera edificación gótica. La iglesia, considerada obra de Juan de Orleáns, presenta planta basilical con tres naves y tres ábsides, de un estilo de transición entre románico y gótico. El conjunto monacal fue muy reformado en el siglo XVIII, sin perder la armonía. En la actualidad la iglesia acoge el Panteón de Gallegos Ilustres y en las dependencias monacales se ha constituido el Museo do Pobo Galego.
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El monasterio tiene antecedentes visigóticos, del siglo VII. En el año 1088 el abad Fortunio consagra un templo románico que desapareció casi completamente hacia 1751 debido a la reedificación y sustitución por un templo neoclásico con planos de Ventura Rodríguez. Afortunadamente nos quedó el claustro, de finales del siglo XI y todo el XII. Consta de planta cuadrada irregular y dos pisos de esbeltas arquerías sobre columnas pareadas. Además de la cuidada conjunción de pilares, bancos, arcos y columnas, lo más destacable es la calidad artística y simbólica de los 64 capiteles del claustro bajo, con una colección delirante de encestados, zarcillos, acantos, autariques, sirenas y grifos, leones y centauros, dragones y aves fabulosas. Una de las mayores originalidades del Claustro de Silos lo constituyen los grandes relieves que adornan las esquinas. Son portentosas escenas sobre la vida de Cristo: La Ascensión, Pentecostés, Muerte y Resurrección, Descendimiento de la Cruz, Discípulos de Emaús, Duda de Santo Tomás, Asunción y Coronación de María y el árbol de Jessé.