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El llamado Claustro de los Caballeros del Monasterio de Santa María la Real de Nájera se levantó entre 1517 y 1528 en una curiosa mezcla de estilos: gótico florido para las bóvedas, hornacinas y pilares; plateresco en las tracerías; y renacentista en los sepulcros murales. Cada uno de los 24 arcos está sostenido por tres altas y finas columnillas. El nombre se debe a ser lugar de enterramiento de numerosas familias nobles aunque hoy sólo podemos contemplar las tumbas murales.
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Cada uno de los 24 arcos que consta el Claustro de los Caballeros del Monasterio de Santa María la Real de Nájera está sostenido por tres altas y finas columnillas.
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El monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo es uno de los edificios emblemáticos del románico en Castilla. Fundado por el abad Opila en el año 882, a mediados del siglo XII es ya un boyante monasterio, siendo entregado en el año 1169 por el rey Alfonso VIII a los premostratenses, pasando a ser fundación real. El nuevo edificio se empieza a construir en esta centuria, siendo una magnífica muestras del estilo románico de transición, perteneciente al estilo languedociano. La iglesia presenta planta basilical, con tres naves, ábside central semicircular y absidiolos cuadrangulares -hoy sólo se conserva el correspondiente al lado de la Epístola-. Las naves se cubren con bóvedas de crucería, sostenidas por potentes pilares cruciformes. Al exterior destaca la portada abocinada, con tres arquivoltas sustentadas por columnas acodadas, coronándose el conjunto con una espectacular espadaña. Por esta puerta entrarían los fieles al templo. Los monjes accedían a la iglesia a través del claustro, otra de las joyas arquitectónicas del cenobio. Fue levantado en el siglo XIII y consta de dos plantas, la baja formada por arcos de medio punto que descansan sobre columnas con capiteles y cimacios. La Desamortización de Mendizabal supuso la ruina del monasterio, iniciándose ya durante la Segunda República una primera campaña de restauración. La definitiva tuvo lugar entre los años 1978 y 1987, un magnífico trabajo realizado por la Asociación de Amigos del Monasterio de Aguilar que le valió la Medalla de Plata concedida por Europa Nostra -grupo de asociaciones dedicadas a la protección y promoción del patrimonio europeo-. En la actualidad, el restaurado edificio del antiguo monasterio acoge el Instituto de Enseñanza Secundaria de Aguilar de Campoo y el Museo del Románico -situado en la iglesia-, y es la sede de la Fundación Santa María la Real.
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Los orígenes del monasterio de Santa María la Real de Gradefes se deben a doña Teresa Petri, quien al enviudar en 1164 decidió fundar un monasterio para monjas cistercienses en sus tierras de Gradefes. En 1168 llegaron las monjas que forman la primera comunidad, procedentes del monasterio navarro de Tulebras, siendo nombrada abadesa la propia Teresa Petri, quien ocupó el cargo hasta su muerte en 1187. En poco tiempo el monasterio debió alcanzar una importancia considerable, ya que de él salieron religiosas para dos nuevas fundaciones: en 1181, la de Santa Colomba de las Monjas, localidad próxima a Benavente, y en 1245, la de Otero de las Dueñas. Del monasterio primitivo sólo quedan la cabecera de la iglesia, parte de la estructura del claustro y la sala capitular. Desde sus inicios, en 1177, las obras sufrieron varias interrupciones, quizá por motivos económicos, lo que hace que en el monasterio de Gradefes haya varias etapas. A la primera, de finales del siglo XII y principios del siglo XIII, correspondería la cabecera de la iglesia, la sala capitular y parte del claustro; en el siglo XIV se realizó un amplio transepto que preveía una estructura de tres naves para el cuerpo de la iglesia; en época moderna se construyeron dos únicas naves: la sur y la central en la que en el siglo XVII se hizo el coro. La iglesia de Gradefes es una excepción dentro de las tipologías planimétricas de edificios cistercienses femeninos. Su novedad radica en la presencia de una girola. En España la tienen cuatro monasterios, todos ellos masculinos, relacionados cronológica y estructuralmente con Gradefes, aunque con disposiciones espaciales más desarrolladas -Moreruela, Veruela, Fitero y Poblet- que, como ha indicado el profesor Bango, constituyen interpretaciones locales e independientes de lo que fue un modelo a imitar -Claraval II-. A éstos podrían añadirse los gallegos de Osera y Melón, pero matizando diferencias en su origen tipológico. La iglesia de Gradefes, a pesar de tener un planteamiento arquitectónico similar al de las anteriores, sin embargo, no necesitaba un número excesivo de capillas por ser una comunidad femenina, de ahí que éstas se reduzcan a tres. El claustro mantiene la estructura primitiva -arquerías de medio punto volteando sobre pilares- aunque con modificaciones, siendo la panda oeste la única que se transformó por completo en el siglo XVIII. De las dependencias monásticas medievales sólo se conserva la sala capitular en la que destaca, por su originalidad, una entrada constituida por siete vanos, mayor el central, con arcos ligeramente apuntados y apoyados alternativamente en dos o tres columnas. Su construcción debe ser coetánea a la de la cabecera y es quizá la parte del monasterio que tiene mayor unidad.
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Fotografía cedida por el Servicio de Promoción e Imagen turística del Gobierno de Navarra.
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Al pie de la sierra de Montejurra, en las cercanías de Estella, se encuentra el monasterio benedictino de Santa María de Irache, fundado en el siglo X. La iglesia es de estilo románico pero ya presenta algunos elementos cistercienses del siglo XII. Este grandioso templo medieval está dominado por la torre de estilo herreriano, inspirada en las torres de la Basílica de El Escorial. Alrededor de tres claustros, uno de ellos de estilo plateresco del siglo XVI, se organizan las diversas dependencias monásticas. El edificio pertenece a la Comunidad Foral de Navarra y será la sede del Museo Etnológico de Navarra.